CAPÍTULO 49: THE RETURN OF THE MOTHER
—— THE RETURN OF THE MOTHER ——
—¿Qué es eso?— Preguntó Taylor mientras veía como su hermana cogía una pequeña caja de color verde. —¿Quien te va dejando regalos?— Preguntó con curiosidad mientras Astrid sonreía, para después ver que en su interior se encontraba un anillo de color negro, con un nudo. —Un anillo muy raro.— Observó la mujer lobo confundida.
—No es un simple anillo. Mi madre me enseño a hacerlos, son anillos de magia.— Explicó Astrid sorprendida de ver uno, ya que hacía siglos que no los veía y los hacía, de hecho dudaba que se siguiera acordando de como se hacían.
—¿Anillos de magia?— Preguntó su hermana confundida al no comprender lo que estaban diciendo.
—Sí, una bruja hechiza el objeto para que otra que es quien lo recibe sea la única que pueda verlo.— Explicó la rubia confundida al no saber quien se lo podía haber enviado, y eso solo despertaba en ella su inseguridad.
—Tal vez sea de Davina.— Sugirió Taylor creyendo que aquel hechizo era uno común que el resto de las brujas podían llegar a conocer.
—Yo no la he enseñado un hechizo así, y tampoco creo que quiera darme un mensaje. Creo que ha sido claro lo de que quiere ver muerto a cualquier Original.— Comentó Astrid mientras guardaba de nuevo el anillo en la caja y le dejaba encima de su mesilla de noche, para después las dos salir se la habitación.
—Vaya...— Murmuró Taylor mientras se acercaba corriendo a la mesa que había en el patio interior para empezar a comer la comida que había sobre ella. —Dime, ¿a que chef has obligado a preparar esto?— Preguntó con curiosidad mientras veía acercarse a Klaus.
—Reconozco que he utilizado esa baza alguna vez. Pero este no es el caso.— Alegó Klaus confundido ya que aquel gesto le parecía algo extraño.
—Tendremos que agradecérselo a Elijah.— Comentó Astrid mientras imitaba el gesto de su hermana y cogía algo de comida.
—Yo tampoco he sido.— Comentó Elijah acercándose a los tres híbridos.
—Entonces, ¿de donde sale esta comida?— Preguntó Taylor justamente cuando la bandeja que estaba sobre la mesa empezaba a moverse, haciendo que Astrid se acercara a ella y la destapara, haciendo que dos estorninos salieran volando. —¿Y eso que era?— Preguntó la híbrida confundida mientras Klaus cogía la nota que había en la bandeja.
—Una invitación de nuestra madre, está noche viene a cenar a las ocho.— Les informó el híbrido en señal de que eso no podía traer nada bueno.
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—¿Crees que el anillo ha sido hecho por ella?— Preguntó Taylor mientras miraba a su hermana, la cual miraba el anillo de forma meticulosa.
—Es la única explicación, y no quiero ni saber lo que dice el mensaje. Así que le quemare en cuanto tenga la oportunidad.— Se limitó a decir, mostrando que no quería saber nada de aquella mujer.
—En momentos como así, me alegro de no haber conocido a mi madre.— Suspiró Taylor mientras se tumbaba en su cama.
—Nos sobran los enemigos, ¿y ahora he de luchar por nuestro hogar contra mi familia?— Preguntó Klaus indignado por lo que estaba pasando.
—Tu querida madre y sus discípulas intentaron clavarle un cuchillo a nuestra hija.— Le recordó Astrid mientras intentaba realizar un hechizo con el que pudiera descubrir que había en el anillo.
—Una bruja más a la lista de víctimas.— Añadió su hermana en señal de que la iba a matar.
—No lo conseguiréis.— Intervino Elijah en ese momento. —Es una experta en el arte de la posesión, sabemos que cuerpo es el que habita ahora, descubramos que quiere antes de que cambie de huésped.— Alegó sabiendo que aquella era la oportunidad perfecta para saber que era lo que estaba planeando, y para adelantarse a su próximo movimiento.
—La última vez que nos invito intento matar a toda la familia, demos por hecho que sus intenciones serán perversas.— Alegó su hermano dando a entender de qué Esther no podía estar yendo en son de paz, lo único que ella quería era verlos muertos.
—Muy bien, tenemos toda la tarde. Preparaos para lo peor.— Se limitó a decir el noble para después marcharse.
—Se acabo la buena vida.— Suspiró Klaus marchándose, haciendo que Astrid se acercara a la mesa donde había un mechero.
—¿Qué vas a hacer con eso?— Preguntó Taylor al ver las intenciones de su hermana.
—Destruirlo.— Respondió con obviedad.
—¿No sientes curiosidad por saber que quiere decirte?— Preguntó sorprendida de que su hermana solo tuviera curiosidad sobre algunas cosas, y no sobre otras. Sobretodo cuando, supuestamente, Esther la había dejado un objeto que solo un selecto grupo de brujas ya muertas conocían.
—Esa mujer se beneficio de mi confianza y me hizo entregarla el grimorio de mi madre, para convertirnos en vampiros. Lo único que se de ella, es que no promete nada bueno.— Sentenció, mostrando que lo único que quería era verla muerta. Puede que en una época pasada, hubiera querido a Esther como a una segunda madre, pero aquel sentimiento desapareció en el mismo momento que comprendió que únicamente la estaba utilizando para no sentir, nunca más, el dolor que suponía perder a un hijo.
—Tu debías de saber que existía.— Alegó su hermana creyendo que Astrid conocía cada hechizo del grimorio de su madre.
—No sabía que buscaba ese hechizo, tampoco que existía. Sólo sabía que en su interior había un hechizo poderoso y peligroso que creó un antepasado, Silas. Así que no llegue a pensar que fuera a convertirnos en vampiros sin saber si funcionaria o no.— Explicó sabiendo que su madre jamás les había dejado el grimorio, cuando aprendían magia sólo les enseñaba el hechizo que querían que practicarán, y cuando murió ninguno de los tres quiso saber que había en su interior por respeto a la voluntad y al deseo de Carina.
—Es bonito, está bien que vuelvas a dibujar.— Observó Taylor, cambiando de tema, y haciendo referencia al dibujo que Astrid había estado haciendo aquella noche. —Pero, ¿por qué un ciervo blanco?— Preguntó con curiosidad para después mostrárselo a su hermana.
—Cuando era humana, adorabamos al roble blanco, fuente de poder.— Empezó a decir Astrid dándose cuenta de que era la primera vez, en diez siglos, que dibujaba a aquel majestuoso y sagrado animal.
—El árbol que puede mataros.— Asumió su hermana.
—Sí, pero mi madre fue instruida con otras... creencias.— La aclaro mientras se acercaba a su hermana y dejaba a un lado el anillo y el mechero, para después coger el cuaderno y sentarse a su lado. —Nos decia que cuando soñábamos con él, cuando creíamos verlo o incluso cuando le dibujamos sin ser conscientes, es porque quería transmitirnos un mensaje. Era símbolo de pureza, de sabiduría, de protección.— La explicó recordando cuando le dibujo por primera vez y cuando su madre les habló a Leonidas y a ella de aquella criatura que siempre la había fascinado cuando era humana.
—¿Crees en ello?— Preguntó Taylor con curiosidad.
—Antes lo hacía, creía ciegamente en ello.— Garantizó Astrid mostrando que no siempre fue alguien incrédulo como posteriormente había llegado a ser. —Pero las deidades no existen, y de hacerlo no permitirán que pasarán cosas malas.— Sentenció mostrando que de alguna forma estaba resentida con aquella criatura, y seguramente se debía a todo lo que había pasado.
—¿Alguna vez le has visto?— Preguntó con curiosidad, haciendo que su hermana la mirase con una expresión de pocos amigos. —Oh, vamos, eres una persona muy incrédula. Si llegaste a creer en algo así fue por algo.— Sentenció la morena con obviedad.
—Le dibujaba.— Admitió finalmente.
—¿Con que frecuencia?— Preguntó viendo que el dibujo era demasiado perfecto y detallado como para ser la primera vez, su hermana era buena, pero aquel dibujo era demasiado específico.
—Demasiadas.— Admitió mientras soltaba un suspiró. —Muchas veces he dibujado de forma inconsciente, esos dibujos luego los retocaba o los perfeccionaba, pero cuando le dibujaba nunca quería alterar nada. No por qué no supiera lo que le faltaba algo, sino porque para mi no era necesario.— Explicó Astrid mientras cerraba el cuaderno, queriendo ignorar aquello.
—Es extraño.— Murmuró su hermana confundida.
—Lo extraño es que le haya dibujado ahora, hacia mil años que no lo hacía.— Admitió Astrid mientras pensaba en ello de forma nostálgica.
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Mystic Falls, 985 d.C.
—¿Qué es?— Preguntó una Astrid de ocho años al ver el dibujo que su madre la estaba enseñando a ella y a su hermano.
—Es el ciervo blanco, nos protege y nos guía.— Explicó su madre mientras los dos niños se miraban confundidos.
—¿Protegernos?— Preguntó Astrid confundida al no comprender cuál era la función del animal, si ya tenían al roble blanco.
—Es una criatura mágica, que brinda su apoyo, su protección y su conocimiento a aquellos que son fieles a él. Mi madre decía que solo se presentaba a aquellos con un corazón puro, a quienes eran capaces de demostrarle que podían hacer del mundo un lugar mejor.— Explicó Carina mirando a sus dos hijos, los cuales dejaban ver la expresión de emoción y de curiosidad que tenían hacia aquella criatura.
—¿Tu le has visto?— Preguntó Leonidas con curiosidad.
—Me temo que no, no de forma física.— Respondió su madre haciendo que los niños la mirasen con una expresión en la que no entendían nada.
—Lo que vuestra madre quiere decir, es que el ciervo blanco se presenta de muchas formas ante aquellos que le siguen. Tal vez ante sus ojos en la realidad, en un sueño, en un espejismo o incluso en su imaginación para que le dibujen.— Intervino en ese momento Ragnar haciendo que los dos hermanos comprendieran lo que quería decir.
—Como el dibujo de Astrid.— Alegó el menor de los hermanos con obviedad.
—Exacto, mi niño.— Respondió Carina con una sonrisa, ya que aunque Leonidas solo tenía seis años, era bastante inteligente para su edad.
—Yo no le he visto.— Negó la mayor, sin creerse que lo hubiera visto porque no se acercaba.
—¿Y por qué no has pintado al ciervo?— Le preguntó su padre mientras la mostraba un dibujo, donde podía verse una versión muy primitiva de un ciervo.
—No lo se.— Respondió mientras se encogía de hombros.
—¡Yo sí lo sé!— Exclamó Leonidas mientras alzaba la mano emocionado. —Astrid tiene la marca, la que decís que la hace especial. Tal vez el ciervo la lleve a una misión, como una valkiria.— Comentó mientras sus ojos se iluminaban por la emoción. —¿Sí te vas de misión puedo irme contigo?— Le preguntó a su hermana mayor.
—Ninguno va a irse de misión.— Intervino si madre riéndose.
—¿Y entonces solo aparece y ya? ¿No hay más?— Preguntó Astrid sin entender nada, ya que no recordaba haberlo dibujado, tampoco haberlo dicho, pero tampoco recordaba tener información adicional o que alguien la hubiera informado de algo.
—Todo llega con el tiempo, pequeña guerrera.— Respondió Ragnar sabiendo que la paciencia no era uno de los fuertes de su primogénita.
—Esperar es un aburrimiento.— Se quejó en ese momento la niña cruzandose de brazos.
—Las mejores cosas suceden con el tiempo, niños.— Les explico Carina esperando que lo comprendieran, no en ese preciso instante pero sí cuando fueran más mayores. —Cuando queréis que algo salga bien, lo preparáis meticulosamente, con cuidado de que no se estropee o falle, las revelaciones del ciervo blanco ocurren igual. Tal vez pase muchos años hasta que sepamos que mensaje la ha revelado a Astrid.— Explicó sabiendo que tarde o temprano sabrían que era lo que aquella criatura le había comunicado a la niña, lo que les hacía temer a ambos padres era el hecho de que aquello podría traer algunos problemas.
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Actualidad.
—Tal vez suene loco, pero si crees en él y de alguna forma es una criatura mágica que has visto, y que tu familia creía...— Empezó a decir Taylor haciendo que su hermana la mirase confundida al no comprender lo que estaban queriendo insinuar. —¿Y si el anillo no lo manda Esther, y si lo manda él? Una señal, tu madre era la que te enseño ese hechizo de comunicación, e intuyo que su madre se le enseñó a ella...— Prosiguió con su teoría, haciendo que Astrid la mirase con una expresión en la que, evidentemente, mostraba que aquello era una completa locura.
—Sería de locos.— Negó sin creerse lo que su hermana estaba sugiriendo.
—¿Estas segura? Porque después de todo lo que he visto, no me parecería raro que existiera un ciervo mágico de color blanco.— Comentó riéndose ya que si era verdad, tal vez sería de las cosas más normales. De hecho era más creíble su existencia, al hecho de que dos vampiros hubieran conseguido tener un hijo.
—Dicho así parece que llevo más bourbon encima que sangre en el organismo.— Observó Astrid viendo en aquel momento que aveces sonaba como si estuviera loca o borracha, o ambas.
—Iré a buscar a la bruja de Elijah.— Suspiró Taylor mientras ponía una mueca de desagrado.
—Bien, y yo a tener una de las clásicas cenas incómodas que terminan con alguien muerto.— Suspiró Astrid mostrando que no la apetecía nada estar presente en aquella cena, pero era necesario para que Esther no sospechara nada. —Me pregunto, ¿quien terminará esta vez con una daga y en un ataúd?— Preguntó con curiosidad, haciendo reír a su hermana por la pregunta.
★★★
Bueno he de decir que las entradas de Esther son bastante espectaculares, ya sabemos de donde las sacaron sus hijos.
El caso, no os niego que la escena del principio está influida por el gif, pero sí es cierto que necesitaba de alguna forma unir a Esther y a Astrid, es decir, ya que a fin de cuentas es tras Klaus, quien más la odia.
Con respecto a la escena con Taylor, la segunda..., bueno el tema de la magia y del grimorio de Carina es algo más... desconocido, por lo que quería ampliar de alguna forma los conocimientos sobre ello.
De ahí viene la creación del ciervo blanco y el flashback, la leyenda con el ciervo será, más adelante, una figura muy importante, así que no diré nada. Pero con el flashback sí, creo que es algo que todos necesitamos. Además de que amo hacer los flashback de Astrid con sus padres, me parece una contraposición perfecta a la infancia que los Mikaelson vivieron.
Ya con la escena del final, bueno es una unión a la escena anterior al flashback, así que tampoco hay mucho que destacar a ello. Pero sí voy a decir que me llena de ilusión que lleguemos a esta parte, ya que estamos más cerca de todo el drama familiar, y de verdad os digo que una parte de mi desea llegar a los capítulos de Ansel... a fin de cuentas va a conocer a su nuera sin que ella lo sepa. Jajajaja.
Una cosa que sí que quiero destacar es que me indigna que no hayan usado más el hecho de que los Originales, en versión vampiros, poseeyeran cuerpos, solo lo usaron con Klaus al principio y luego con Rebekah, pero es algo que me hubiera gustado ver de una forma más intensa, no tan superficialmente como hicieron, pero bueno.
Por cierto, estoy agradecida por el apoyo recibido y los votos, pero presiento que tanto en votos como en comentarios la cosa ha descendido y eso me preocupa cara al final de la historia y cara a Forever and Always.
Maratón 3/7
¿Qué os ha parecido el capítulo?
Os leo ♥️
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