CAPÍTULO 41: I NEED YOU TO FIGHT
—— I NEED YOU TO FIGHT ——
Mystic Falls, 999 d.C
Astrid caminaba por el bosque en completo silencio mientras cargaba en sus brazos varios tocones de madera que había ido a recoger.
—¿Qué sucede?— Preguntó la rubia acercándose a Henrik, el cual observaba como varios hombres, entre ellos Mikael, decidían si matar o no a un caballo muy mal herido.
—Van a matarlo.— Se limitó a decir el menor de los Mikaelson.
—¿Puedes llevar esto a Leo, por favor?— Le pidió mientras el chico cogía la leña y Astrid se acercaba al grupo de hombres. —¿Le vais a matar?— Preguntó la rubia con la voz algo temblorosa pero sabiendo que debía de mantenerse fuerte, así es como debía de mostrarse a todos aunque su mayor miedo fuera la muerte.
—No hay otra opción, Astrid. No hay forma de salvarle, tiene varios huesos rotos.— Dijo Mikael mientras agarraba la empuñadura de su espada.
—Puedo curarle.— Garantizó Astrid mientras miraba a todos, haciendo que los cuatro hombres se mirasen entre sí para luego mirar a Mikael el cual miró a Astrid, él sabía de lo capaz que era, todos lo sabían pero ¿merecía la pena?
—Hazlo.— Respondió Mikael haciendo que Astrid le dedicará una pequeña sonrisa en señal de agradecimiento, mientras se acercaba al animal para ponerse de rodillas, mientras le acariciaba para poder calmarlo. Una vez que parecía que el animal parecía estar más tranquilo, Astrid puso las manos sobre el pecho el animal mientras cerraba los ojos e intentaba mantener la calma, consiguiendo que el viento que aquella mañana hacía cesara en su continuo movimiento, a la par que las respiraciones del animal y de la bruja se sincronizaban. Ante aquello, en todo el poblado se hizo un silencio sepulcral, llegando a llamar la atención de muchos, entre ellos la atención de Ayanna y de Esther, las cuales observaban con atención lo que la joven estaba haciendo, para a continuación Astrid abrir los ojos al mismo tiempo que el animal soltaba un sonido y se ponía, con relativa facilidad, de pies. Haciendo sonreír a la rubia, al ver que había conseguido salvarlo, mientras reciba un gesto de aprobación y de enhorabuena por parte de sus dos mentoras. Pero ninguna acto o palabra se comparaba a como se sentía, ya que aquella había sido la primera vez, en mucho tiempo, que hacía aquella clase de magia, y estaba orgullosa con el resultado que había obtenido.
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Mystic Falls, 1001, d.C.
La bruja se encontraba sentada, con la mirada perdida en el horizonte mientras el sol se ponía tras la colina, frente a ella, en el lago se podía observar el cambio de color del cielo, así como sus incesantes intentos por realizar un hechizo que aquella mañana sus hermanos y ella habían empezado a practicar, pero ella era la única que no conseguía los resultados que quería y una parte de sí misma sabía que eso se debía a su drástica decisión de no hacer magia. Astrid estaba tan concentrada en lo que estaba intentando llevar acabo que no notó cuando otra persona se paró justo detrás de ella y colocó sus manos sobre los sus ojos, impidiendola ver nada. La rubia fue a quejarse cuando un soplo de aire frio llego a su oreja izquierda, enviando un escalofrío por toda su espalda.
—Para ya.— Se quejó Astrid, algo molesta pero también riéndose, ya que confirmaba que la mayoría de las veces era muy distraída y despistada. Ante su petición, aunque sonó a una queja el rubio se detuvo al instante y se sentó a su lado, dejando una pequeña mordida en el lóbulo de la oreja de la chica
—No he podido evitarlo.— Se defendió mientras alzaba las manos en señal de que no iba a hacer nada más, principalmente porque sabía que las cosas no podrían terminar nada bien para él si seguía incordiando a Astrid mientras hacía magia, la experiencia ya le había demostrado que en esos momentos no era bueno hacerla bromas.
—De verdad a veces eres insoportable.— Se quejó Astrid mientras intentaba volver a conseguir lo que llevaba media tarde practicando, pero se había desconcentrado y sabía que con la presencia de Klaus iba a ser más difícil, principalmente porque nunca la había gustado que la observarán mientras hacía magia, la hacía sentir incómoda y observada.
—Lo sé.— Respondió Klaus con tranquilidad. —Pero así te gusto más.— Añadió haciendo que la chica pusiera una mueca de burla ante su comentario, haciendo reír al rubio, para después ambos quedarse en silencio, y eso no era común en Astrid, pero todos se habían dado cuenta de que algo la pasaba, llevaba días demasiado rara. Sobretodo desde que decidió volver a hacer magia, y eso era raro en ella. Nadie sabía por qué no la practicaba, y tampoco sabían porqué ahora sí quería hacerlo. Pero aunque todos quisieran respuestas, Astrid no iba a dárselas, y nadie iba a adivinar lo que sucedía porque a todos les costaba saber que era lo que solía rondar por la cabeza de la joven.
—¿En qué tanto piensas?— Preguntó él tras un rato en silencio, queriendo saber que era lo que podía provocar aquel extraño comportamiento en la chica, un comportamiento que les preocupaba a todos.
—En lo mucho que quiero hacer... Y por alguna razón... Quiero hacerlo todo contigo.— Confesó ella en un tono soñador, cualidad que siempre había compartido con su madre y que su padre siempre había incentivado, Klaus, por su parte, sorprendió ante aquella revelación, pero solamente se limitó a sonreír aún sabiendo que eso no era, del todo, en lo que Astrid estaba pensando.
—¿Ah sí? ¿Y podrías decirme alguna cosa que se te pase por la cabeza?— Preguntó con curiosidad mientras mantenía una media sonrisa en el rostro, queriendo saber cuál iba a ser la respuesta de Astrid.
—Pues, no lo sé.— Comentó mientras se encogía de hombros sin saber muy bien que decir. —Buenos momentos, paisajes bonitos...— Empezó a decir haciendo que Klaus hiciera una mueca de que aquello era algo que también quería, a fin de cuentas ambos eran dos soñadores que adoraban el arte en todas sus formas. —Y también me encantaría llegar a ser una buena madre algún día.— Dijo finalmente, sabiendo que eso, muy en el fondo, la daba miedo. Ella había tenido una madre, pero Carina no llegó a terminar de criar a ninguno de sus hijos, entre la muerte de Ragnar que la sumió en una depresión y su enfermedad, Astrid y sus hermanos se habían visto obligados a crecer sin una figura paterna, y aunque no habían salido mal, sabían que les faltaba los ejemplos y los apoyos que otras familias tenían, ellos tres siempre habían estado juntos contra el mundo y, tal vez era por eso, por lo que estaban tan unidos.
—Si quieres nos ponemos con eso ahora mismo.— Sugirió susurrando al oído de la chica antes de pasar a besar su cuello. Ante su acto Astrid rió para despues apartar ligeramente al rubio.
—Eres de lo que no hay.— Comentó riéndose mientras negaba con la cabeza divertida.
—Que raro.— Comentó Klaus mientras rodaba los ojos. —No me lo habias dicho nunca.— Añadió sarcásticamente para después dar un besó a Astrid con una sonrisa, gesto que ella correspondió encantada. —Serás una madre estupenda.— Susurro mientras ambos terminaban tumbados sobre la hierba.
—Apuesto a que tú también serías buen padre.— Afirmó la bruja sabiendo que uno de los mayores miedos que Klaus tenía era terminar pareciéndose a Mikael, y nadie le juzgaba el patriarca de la familia no era precisamente un amoroso padre de familia como Ragnar había sido, sino que era un hombre que exigía a todos sus hijos ser dignos de llevar el apellido Mikaelson, y tal vez al que más exigía, desde pequeño, había sido a Klaus y nadie llegaba a comprender porque era tan exigente y violento con él, ya que con el resto no era así.
—No creo lo mismo, amor.— Comentó Klaus mientras en su mirada podía verse aquel signo de miedo que tenía.
—Nunca serás como Mikael.— Le tranquilizó Astrid reconociendo a la perfección a que se debía aquella expresión de miedo.
—No lo sabes.— Puntualizó Klaus mostrando que la chica había dado con el punto de temor de él.
—No, no lo sé. Lo creo con firmeza. Tú nunca serás como él, tu no eres como él. De eso estoy completamente segura.— Le tranquilizó, haciendo que el rubio sonriera de lado al ver que ella creía ciegamente en que jamas se convertiría en la misma clase de monstruo que su progenitor podía llegar a ser con él.
—Yo también quiero hacer todas esas cosas contigo, y las haremos, no importa lo que me cueste, quiero hacer todo contigo, pasar mi vida a tu lado, por y para siempre.— Aseguró Klaus cambiando de tema de una forma un tanto descarada, para después besar a Astrid en señal de que iba a cumplir aquella promesa y todas las demás que la había ido haciendo. Le daba igual el tiempo que tardará, se iba a esforzar en ser la mejor versión de sí mismo por y para ella, y de lo que estaba seguro es que haría todo lo posible para no volverse como Mikael, quería ser siempre aquella versión que tanto Astrid como todos conocían.
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En algún lugar.
Taylor camino por la pequeña colina algo confundida, desde que se había despertado en aquel lugar una parte de ella se sentía extraña, como si aquel no fuera el lugar en el que debían de estar. Finalmente, y tras una larga caminata, la morena llegó hasta arriba de la colina, viendo que estaba en un acantilado y en el borde se encontraba una figura femenina que reconoció al instante: era su hermana.
—Astrid.— Taylor llamo a su hermana esperando que esta hiciera algun gesto o reaccionará, pero no hizo nada. Se mantuvo en el mismo lugar, dejando que el aire alborotara su pelo y su vestido.
—Debes de irte.— La indicó en señal de que aquel no era su lugar. —Debes de volver.— Añadió la híbrida, haciendo que su hermana fuera consciente de que ambas habían muerto. Por lo que aquel lugar, de alguna forma, debía de tratarse del Otro Lado, o de la propia paz.
—No voy a irme. No sin ti.— Alegó Taylor en señal de que no iba a abandonarla, hacía muy poco que había recuperado a su hermana como para permitirse el lujo de perderla, nadie quería y podía perder a Astrid menos aún su hija.
—Tienes que irte.— Insistió Astrid sin darse la vuelta.
—No, no voy a irme. Tu tienes que luchar, necesito que luches por tu vida, por tu hija. Esa niña necesita crecer con su madre, no con recuerdos. No puedes rendirte con tanta facilidad, Astrid. Tu nunca te rindes. No has luchado por nada estos nueve meses, has sobrevivido a todo, no puedo creerme que te dejes ganar por qué te hayan clavado una estaca. Por amor de Dios, eres un Original, la híbrida Original. No debes de mostrar debilidad ante nadie, menso ante esas brujas y ese grupo de humanos que han conspirado en tu contra.— Alegó Taylor sabiendo que en aquellos momentos solo ella podría hacer entrar en razón a su hermana, y lo iba a conseguir. Porque no iba a permitir que su hermana se rindiera, no cuando estaba en juego algo mucho más importante que todos ellos. Estaba en juego la vida del bebé. —Debes de luchar por tu hija, impedir que ese grupo de brujas locas y endemoniadas la usen como sacrificio únicamente para obtener más poder. ¿Quiere que ella corra el mismo destino que corrió Tyrion, o el que han corrido Lexi y Eliana?— Ante las palabras de su hermana pequeña, Astrid soltó un suspiró de frustración mientras cerraba con fuerza sus puños, en señal de que aquella pregunta la había molestado, pero sabiendo que su hermana tenía razón aunque no la gustará admitirlo.
—No.— Negó con firmeza mientras se daba la vuelta y miraba a Taylor con seriedad, mostrando en aquellos momentos que lucharía por su vida, por la de si hermana y por la de su hija, ya que en aquellos momentos muchos habían conseguido a un enemigo que no pararía hasta ver saciada su sed de venganza, y en el caso de Astrid aquella sed de venganza parecía ser que estaba muy agrandada, ya que en su mirada podía verse el gran deseo que tenía de matar a todos aquellos que les habían traicionado y les habían hecho daño, sobretodo con el pequeño e insignificante detalle de que la habían matado. Y ese era un detalle que no iba a dejar pasar. La venganza era un plato que se servía frío, y Astrid llevaba nueve meses esperando poder matar a todas las brujas que habían conspirado en su contra.
★★★
De verdad no os podéis hacer una idea de las ganas que tenía de publicar este capítulo.
Primero por el guiño a Hope, de verdad que lo hice por eso mismo. Para crear de alguna forma un paralelismo entre ellas, y creo que ha sido una buena decisión. También quería hacerlo para mostrar el poder que Astrid poseía, un poder que bueno... iguala al de la trihibrida, pero también para mostrar la confianza que Mikael tenía en ella. Se que no es un buen hombre, pero confiaba en ella a muerte, o por lo menos eso era lo que intentaba mostrar.
Por otro lado, la escena de Astrid y Taylor, bueno necesitaba de alguna forma que alguien motivará a Astrid para luchar, y creía conveniente que fuera Taylor, puesto que esta también muerta. Que la diga que luche por su hija... bueno a fin de cuentas quieren protegerla, y saben que solo con ella tendrían alguna oportunidad. Con respecto a Taylor... bueno ella quiere vivir y es entendible que incite a su hermana a luchar, al final proviene de su línea de sangre. Ahora sí, puedo deciros que Hayley es híbrida por Hope, y Taylor lo es por Astrid.
Y para el final la escena Klastrid, de alguna forma necesitaba hacer una escena de ellos dos así. De verdad no se que destacar, pero quería recalcar aquellos planes de futuro que ambos tenían y que el vampirismo cambió, planes que bueno al final se hacen realidad. Con respecto a ellos..., bueno espero haber mantenido la inocencia de Nik y bueno el espíritu soñador de Astrid, aunque eso es algo diferente, más que nada por que me salen sus personalidades vampiricas.
¿Qué os ha parecido el capítulo?
Os leo ♥️
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