7. Perdidos en el bosque
-Es tu culpa.-Me queje caminando hasta la orilla, titilando del frío.
-Mi culpa.-Riki me miró algo enojado para luego bufar y quitarse su abrigo mojado.
Mire hacia otro lado, algo molesta por su poca sensibilidad. Pero no pude evitar mirar por el rabillo del ojo su atlético cuerpo. La camiseta que traía hacía que se viera aún más guapo, sus bíceps se marcaban gracias a que la camiseta estaba mojada. Me quedé mirándolo un rato más hasta que me pillo.
-Deja de verme como si estuvieras a punto de desvestirme.-Me grito haciendo que lo viera con las mejillas ligeramente sonrojadas.
-Cállate.-Exclame en el mismo tono mientras me giraba hacia el lago, viendo como él vote se hundía hasta el fondo.
Genial, ahora sería imposible volver al otro lado.
Suspire y revisé mis bolsillos haciendo una mueca de disgusto al ver como el cupón se había desteñido por el agua. Ahora también me había quedado sin golosinas gratis, algo más podía salir mal ahora.
Bufe por lo bajo quitándome mi abrigo para envolverlo en mi cintura.
Observe como Riki me veía fijamente tragando duro, pero no veía exactamente mis ojos, más bien estaba viendo mi pecho, el muy perverso.
-Cúbrete.-Me ordeno lanzándome su abrigo con capucha.
-¡Pervertido!-Me queje abrazando su abrigo contra mi pecho.
-No es mi culpa que uses una camisa blanca y un jodido sostén negro.-Gruño por lo bajo mirando hacia otro lado.
-Eres un pervertido.-Le grité acercándome a él para dejar un golpe en su pecho.-Y un idiota, malcriado e irritante playboy.-Di otro golpe sobre su pecho dejando salir todo lo que quería decirle.
El pelinegro solo me veía con sus labios algo entreabiertos y una expresión confusa.
-Bien.-Murmuro Riki y con su abrigo comenzó a secar mi cabello haciendo que me quejara.
-Suéltame.-Le ordené sintiendo como revolvía mi húmedo cabello.
-Vas a resfriarte.-Me aclaro dejando su abrigo sobre mi cabeza. Lo miré con un leve puchero al ver que aún tenía esa expresión seria en su rostro.-En sí es tu culpa.-Murmuro viéndome de forma intensa.-Así que ahora seguirás mis órdenes.-Me explico cruzándose de brazos.
-No.-Exclame cruzándome de brazos también.-No voy a ir contigo a ningún lado.-Murmure entre dientes.
-Hace un rato, te veías muy decidida a seguirme.-Dijo con un leve toque de sarcasmo en sus palabras.-¿No me digas que volverás nadando a la orilla del otro lado?-Me pregunto en un tono sarcástico haciéndome bufar.
-Eres un idiota.-Le dije dándome la vuelta para comenzar a caminar dentro del bosque.
-Bethy, ven aquí.-Me grito haciendo que rodara los ojos.-Te daré un segundo para darte la vuelta.-Me ordeno haciendo que me detuviera de golpe.
-Jódete.-Le enseñé el dedo del medio para volver a caminar sin importarme sus reclamos. Se puede ir al infierno ese tonto, nunca más le hablaré.
Riki se quedó unos minutos más allí hasta que finalmente me siguió maldiciendo por lo bajo.
Estuvimos caminando exactamente por una hora y no sé si quizás era mi imaginación, pero comenzaba a sentir que habíamos pasado por el mismo lugar unas cuantas veces. Juraba que ese era el mismo árbol de hace diez minutos.
-Genial, ahora vamos a dar vueltas en círculos.-Gruño Riki mientras me seguía.-Pero como la señorita es la que manda aquí, que ella haga lo que quiera.-Sus palabras estaban cargadas de sarcasmo y solo me hacían rodar los ojos con molestia.
-Es tu culpa.-Le grité ya arta de su actitud.
-¿Mi culpa?-Me miro confuso frunciendo su ceño.
-Sí.-Lo empujé ligeramente hacia atrás haciendo que se tambaleara.-Desde hace semanas estás actuando de esa forma, ¿Que demonios te hice?-Le pregunte quedando a pocos centímetros de su rostro.
-Bethy yo...
-No, no me des una excusa. Ya no voy a escucharte.-Me queje sintiendo mis ojos picar.-Ni siquiera sé donde estamos y seguro nadie vendrá por nosotros. Ninguno de los dos trae el celular, me quedaré viviendo en el bosque por siempre y ya no podre volver a la civilización.-Había entrado en pánico y solo pude comenzar a llorar sentándome en el suelo con las rodillas recogidas.
Riki me observo con sorpresa intentando hacer algo, pero cada vez que intentaba emitir palabra se quedaba en silencio viéndome con preocupación.
-Quiero irme a casa.-Lloriquee sintiendo como las lágrimas caían por mi rostro.
Escondí mi rostro entre mis rodillas llorando en silencio. Parecía una tonta niña actuando así, pero no podía evitarlo, no quería quedarme aquí cuando comenzara a caer la noche.
-Bethy.-Murmuro Riki sentándose a mi lado en el suelo.-Está bien, volveremos al campamento.-Su mano acarició mi cabello con delicadeza tranquilizándome un poco.-No estés así, no me gusta verte triste.-Me dijo en un tono dulce abrazándome a su cuerpo.
Recosté mi cabeza en su pecho, comenzando a relajarme por sus suaves caricias. Estaba siendo tan dulce que me asustaba estar soñando, pero si solo era un sueño, entonces espero nunca poder despertar.
-Gracias.-Murmure con la vos algo ronca por estar llorando.
-Solo deja de llorar.-El pelinegro me sonrío acariciando mi mejilla.-Sigamos caminando.-Pidio dejando un beso en mi frente antes de levantarse del suelo.
Asentí levantandome tambien del suelo. Tome su mano como un jesto involuntario haciendolo reir por lo bajo.
-Pareces una niña pequeña, actuando así.-Se burlo haciendome sonrojar.
-Solo caminemos.-Murmure viendo hacia otro lado.
De tanto caminar la tarde comenzó a caer y con ello el clima se enfrió un poco haciéndome estornudar por el golpe de clima.
-¿Tienes frío?-Me pregunto Riki tomando mis manos entre las suyas.
Negué bajando mi mirada hasta nuestras manos con algo de vergüenza.
-Creo que deberíamos descansar un poco.-Murmuré.-No creo que caminar de noche sea buen idea.-Le explique algo preocupada.
Es un bosque, seguramente nos encontraríamos con alguna criatura y eso no me hace tan feliz que digamos.
-Está bien.-Riki accedió tomando mi mano para comenzar a caminar hasta un lugar tranquilo.
Nos sentamos en unos troncos caídos que había en el camino viendo como el sol se escondía poco a poco. Nos quedamos en silencio por un rato viendo hacia el frente mientras jugueteábamos con nuestras manos.
Lo admitía estar en esta situación, era mi culpa, pero no podía evitarlo, quería saber qué le sucedía a Riki, pero supongo que no tome las mejores decisiones.
-Perdón.-Murmure abultando mis labios ligeramente.-Tienes razón es mi culpa.-Admití viéndolo con una sonrisa.
-También es mi culpa.-Me dijo en el mismo tono mientras recostaba su cabeza sobre mi hombro, sorprendiéndome un poco por esta nueva faceta.-No debí tratarte así antes.-Admitió viéndome a los ojos de forma sincera.
-Supongo que ambos somos culpables.-Me reí llevando una mano a su cabello con algo de miedo de si hacerlo o no.
-Puedes.-Me aclaro con una sonrisa.-Ya sabes si quieres tocar mi cabello, solo hazlo y ya.-Me sonrío tomando mi mano para ponerla sobre su cabeza.
Comencé a dejar leves caricias sobre su cabello viendo como cerraba sus ojos y se relajaba. Se veía tan tierno actuando, así que juraría que no era la misma persona de hace un rato. ¿Acaso había logrado que Riki se abriera a mí hasta el punto de dejarme conocer un lado tan diferente de su personalidad como este? ¿Entonces si no estaba enojado conmigo, porque estuvo actuando a la defensiva todos estos días?
Debía preguntarle la razón de su anterior enojo o me volvería loca si no descubría el porqué.
-Riki.-Lo llame recibiendo un sonido de que estaba prestando atención de su parte.-¿Por qué estabas enojado?-Le pregunte dejando de acariciar su sedoso cabello.
El pelinegro me miro unos segundos para luego soltar una risita avergonzada confundiéndome un poco.
-Celos.-Dijo con simpleza encogiéndose de hombros.
-¿Celos?-Pregunte confusa.
-¿Te gusta Jake?-Me pregunto esta vez él acomodándose mejor a mi lado.
Lo miré con sorpresa. ¿Acaso todo esto se debía a causa de Jake?
-No lo sé.-Admití sin saber que más decir.
-¿Entonces?-Me miro en espera de una respuesta que nunca llego porque me quedé callada.
Ni siquiera yo misma sabia lo que sentía. Todo era tan confuso y cada vez estos dos se encargaban de confundirme aún más. ¿Me gusta Jake? No lo sé, por un momento me siento segura, pero luego llega alguno de los dos y vuelve a poner mi mundo patas arribas.
-Mejor olvida el tema.-Le pedí levantándome.
Riki tomó mi muñeca impidiéndome avanzar. Me giré para enfrentarlo, pero terminé siendo acorralada contra él y el árbol más cercano detrás de mí.
El pelinegro me miro intensamente logrando ponerme los nervios de punta. Sus ojos eran tan penetrantes en este momento que me preguntaba si estaba buscando la verdad en mis ojos.
Ahora que estaba tan cerca podía detallar su rostro a la perfección. Sus labios se ven tan suaves y finos, y esos lunares en su rostro lo hacen ver tan atractivo. Sobre todas las cosas, sus ojos eran lo que más me atraía, afilados y calculadores, en busca de los míos, con ese reflejo sombrío que demostraba lo mucho que estuvo conteniéndose todo este tiempo. ¿Y por qué demonios se contiene? ¿Por qué tiene que sentir celos? Acaso no se da cuenta de lo mucho que deseo que haga lo que quiera en este momento. Ni siquiera yo me entendía. Pero dios, era demasiado atractivo ante mis ojos.
-¿A dónde crees que vas?-Me pregunto con su vos ronca mientras pasaba su lengua por sus labios.-No puedo olvidar el tema simplemente y fingir que no me importa.-Admitió rozando sus labios contra mí poniéndome la piel de punta por ese simple roce.
-Solo olvídalo.-Le pedí en un susurro tembloroso por la cercanía.-Además, ¿Que pasa con Danielle?-Le pregunte frunciendo mi ceño. ¿Acaso sentía celos? ¿Por qué estaba preguntándole eso?
Riki se rio por lo bajo y me miro con burla.
-¿Celosa, pequeña?-Murmuro en un tono divertido, bajando su rostro a mi cuello y dejando un beso sobre este.
-Para nada.-Rodé los ojos intentando parecer sincera, pero mis ojos, yéndose a cualquier lugar lejos del rostro del pelinegro, hacían que se notara lo mala que era mintiendo.
-Mentirosa.-Se burló acercando una de sus manos a mi rostro para obligarme a que lo mirara.-Dime, ¿Qué tengo de malo yo para no gustarte?-Pregunta con una sonrisa arrogante.
Rodé los ojos y giré mi rostro en un intento de alejarme de su agarre.
-Eres la persona más molesta que conozco.-Admití sin verlo a los ojos.-Eres arrogante y coqueteas con todas por igual.-Riki se rio al escuchar lo último haciendo que lo mirara sin gracia.
-Y por eso no puedes admitir que te mueres de celos y que estás loca por mí.-El pelinegro me miro ladino sonriendo con diversión.
-No me gustas y no estoy celosa.-Murmure viéndolo seriamente, pero el chico solo sonreía haciéndome enojar un poco.
-Como digas.-El pelinegro sonrió con burla y empujo su rodilla contra mis piernas obligándome a que las abriera, presiono mi zona sensible haciendo que me sorprendiera por su atrevida acción.-¿Entonces porque pareces muy sutil ante mis toques?-Se burló haciendo un poco más de presión.
-No es verdad.-Suspire por lo bajo presionando las palmas de mis manos contra su pecho.-Solo piensas en sexo.-Me queje haciéndolo reír.
-¿Y tú no?-Pregunto presionando más sobre mi zona sensible, logrando que un jadeo escapara de mis labios.-Tomaré ese sonido como un sí.-El pelinegro se rio haciendo que lo mirara mal.
A quien engañaba ahora mismo mi ropa interior se está arruinando y no precisamente por haberse mojado antes en el lago. De igual forma seguiré mintiendo porque me niego a elevarle el ego a este idiota, demasiado lindo para mi gusto.
-Escúchame bien japonés pervertido.-Lo apunté con mi dedo haciéndolo reír.-Ni aunque fueras el único hombre en la tierra, iba a dejar que me tocaras.-Me quejé viéndolo con el ceño fruncido.-Ni aunque me quede virgen por siempre haría algo contigo.-Escuche su melodiosa risa haciéndome sonrojar.
-Entonces si ahora mismo te tocara por debajo de esos bonitos vaqueros, ¿No te mojarías?-Me pregunto con una sonrisa arrogante haciendo que entrecerrara los ojos con fastidio.
Si no tuviera el ego tan alto probablemente ya hubiera accedido, pero es tan irritante que me gusta verlo desesperarse.
-No.-Negué sonriendo con burla.-Sabes quién si me ha hecho babear y gemir como nunca.-Me acerque a su oído sintiendo como se tensaba ante mis palabras.-Jake.-Lo provoqué sonriendo con diversión.
Y por fin lo había conseguido, estaba cabreado, lo sabía, se moría de celos y extrañamente eso me divertía.
-Cierra la boca.-Me ordeno con la mandíbula apretada.
-¿Qué?, no puedes aguantar el hecho de que perdiste tu propio juego.-Me burle en un intento de llevarlo al límite.
Mis burlas fueron calladas de golpe por un beso del pelinegro. Sus labios se movían con fuerza sobre los míos y su mano había agarrado mi cuello con algo de fuerza dificultándome respirar. Me quejé arañando sin querer su hombro con mis uñas, pero eso solo lo divertido más. Comenzó a besarme como si fuera la última vez que lo haría, sus movimientos eran rápidos y desordenados mientras yo intentaba mantenerme estable y seguir el beso a su ritmo.
Mordió mi labio inferior, provocándome un gemido de dolor por la fuerza ejercida, aprovechando esa oportunidad para comenzar a recorrer mi cavidad con su suave lengua. Envolví mis brazos detrás de su cuello, llevando mis manos a su cabello y halándolo ligeramente.
Cuando estaba con Riki sentía fiebre y él lo sabía por la forma en que su mano libre recorría desde mi cintura hasta mi espalda baja y volvía a subir tanteando en meterse debajo de mi blusa blanca.
-No que.-Murmuro apartándose ligeramente de mis labios.-Yo no te provocaba nada.-Se burló en un tono ronco metiendo su hábil mano bajo mi blusa, comenzando a tocar mi abdomen, subiendo un poco más hasta tocar mi sujetador con la punta de sus dedos.
-Quizás solo quería hacerte enojar.-Admití sonriendo ligeramente.
-Y lo conseguiste.-Admitió dejando mis labios de lado para comenzar a dejar besos húmedos sobre mi cuello sensible.-Apuesto lo que sea a que Jake no puede hacerte temblar como lo hago yo.-Ronroneo contra mi cuello.
Sus avilés manos bajaron hasta mis vaqueros abriendo la cremallera de estos. Deslizo su mano por debajo de estos tocando mi centro por encima de mi ropa interior logrando que se me escapara un gemido que callo contra sus dulces labios. Presiono sus dedos contra mi clítoris vestido logrando que me removiera en mi lugar soltando gemidos ahogados contra sus labios.
Se separó un poco de mí, viéndome con ojos hambrientos como si estuviera pidiendo permiso para continuar. Y no iba a negarme, a la mierda todos mis miedos, estaba demasiado caliente como para pensar con claridad. Asentí frenéticamente haciéndolo reír por lo bajo.
Su mano se deslizó por debajo de mi braga, encontrando mi clítoris sensible con la punta de sus dedos. Sus dedos pasaron por toda mi humedad recogiéndola en estos. Saco su mano y se río mostrándome como mis fluidos cubrían sus dedos logrando que me avergonzara.
-¿Ahora quién tiene razón, bonita?-Se burló metiendo sus dedos a su boca y lamiéndolos lentamente.-Mm, eres dulce.-Me sonrió con diversión mordiéndose su labio inferior.
Le di una palmada en su hombro sintiendo mi rostro arder de la vergüenza.
-No es gracioso.-Me queje haciendo un puchero.
-Lo que tú digas.-Se burló uniendo sus labios con los míos nuevamente, haciendo que probara mi propia esencia.
Aquello había sido tan sucio. Pero no pude evitar disfrutarlo, cada una de sus acciones solo lograba hacer que delirara más por su toque.
Su mano volvió a hacer contacto contra mi centro, estremeciéndome por la forma en que sus dedos hacían círculos contra mi clítoris. Llevo uno de sus dedos hasta mis paredes, rozándolas levemente hasta que introdujo su dedo por completo dentro de mi pequeño agujero, bombeándolo y arqueándolo dentro en busca de encontrar mi punto de éxtasis. Dolía como nunca y me resultaba algo incómodo al inicio por el estiramiento, pero a la vez se sentía bien, así que solo seguí besándolo mientras movía mis caderas hacia adelante en busca de un poco más de estimulación. Comenzó a penetrarme con su dedo de una forma ruda, disfrutando de mis gemidos y lloriqueos, mientras adentraba un segundo, haciéndome gritar por la sorpresa.
Mi mente se sentía nublada y el calor que emanaba de nuestros cuerpos solo me hacía pensar que deseaba correrme tanto bajo su delicioso toque. Con algo de timidez llevé mi mano a su entrepierna tocando sobre sus pantalones esa zona que comenzaba a crecer como una montaña contra mi mano. El pelinegro gimió contra mis labios haciéndome estremecer, así que solo pude sonreír haciendo presión sobre su erección mientras sentía como sus caderas se frotaban contra mi mano.
-Mierda.-Maldijo una vos conocida para nosotros, haciéndonos gritar de la sorpresa cuando el foco de una linterna nos enfocó.
-Maldita sea, tenías que aparecer ahora.-Maldijo Riki mientras sacaba sus dedos de mi interior haciéndome hacer un puchero por perder ese delicioso placer, estaba tan cerca.
-Perdón.-Se disculpó el chico con pecas mirando hacia otro lado avergonzado.-Todos los estaban buscando.-Murmuro jugando con la cinta de la lámpara.
Suspire mientras acomodaba mi ropa para luego sonreírle a Riki que solo me veía lleno de frustración. Lo sé, yo también estaba algo molesta por la interrupción.
-Bueno, está bien.-Le sonreí al chico acercándome a él.-Lo mejor será que volvamos, ya hace algo de frío, gracias por tu ayuda Félix.-Le agradecí en un intento de romper la tensión.
-Ahora.-Gruño el pelinegro a mi lado confundiéndome cuando se acercó al más bajo.-Si abres tu bocota y le dices algo de esto a alguien te mato.-Lo amenazó el pelinegro tomando de la camisa al pobre de Félix que asentía con algo de miedo.
-Ya déjalo.-Le pedí separándolo de Félix.-¿Estás bien?-Le pregunté al chico que aún miraba con temor al más alto.
-S-sí...-Me aseguro recomponiéndose un poco.-El profesor nos espera, vengan los llevaré hasta la camioneta.-Murmuro el chico comenzando a caminar.
-Idiota.-Le pegué en el pecho a Riki haciendo que se quejara drásticamente.
-Solo cuido tu privacidad.-Se encogió de hombros caminando a mi lado.
Rodé los ojos y me reí caminando a su lado tranquilamente. Supongo que ahora estoy más tranquila al saber que no estaba enojado de verdad. Aunque, ahora me sentía mucho más confundida que antes.
Cuando llegamos a la camioneta el profesor nos reprendió por irnos sin decir nada y luego de unos minutos finalmente comenzamos a conducir hasta el campamento. Me sentía cansada, así que solo recosté mi cabeza en el hombro del pelinegro, recibiendo leves caricias de su parte sobre mi cabello. Finalmente, me quedé dormida y ni siquiera supe cuando llegamos al campamento hasta el día siguiente, en el que seguramente me esperarían muchas preguntas de parte de mis amigas.
Volviii
¿Qué les pareció?
¿Creen que vamos muy rápido?
¿Creen que Félix le va a ir de chismoso a todos con lo que sabe?
Dejen en los comentarios su opinión
Recuerden que sus votos y comentarios me ayudan a seguir con este fanfic.
Así que si te está gustando no te olvides de dejar una estrellita y comentar tu opinión.
🧡
Preguntas randoms👀
¿Cuál es su bias de Enhypen?
¿Les gustan los shipps?
¿Canción fav que me recomienden?
¿Cómo se imaginan a la prota?
¿Qué team son hasta ahora? ¿Team Riki o Team Jake?
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top