-35.
Maratón 1/4.
XXXV:
EQUIPO DE
QUIDDITCH
MÉROPE PARPADEÓ VARIAS VECES porque pensó que sus ojos le mentían. Deseaba que en ese momento alguno más de sus amigos hubiera mirado a la ventana y visto lo que ella.
¿Un auto volador en medio de la vía a Hogwarts? Había que aceptar que era muy poco creíble, pero ella estaba segura de haberlo visto al menos por un momento.
El cielo se oscureció y la llegada a Hogwarts se hizo presente, lo que Mérope no sabía es que conocía a los pilotos de dicho vehículo.
Los Slytherin después del banquete ya estaban camino a su sala común, Mérope estaba muy ocupada hablando con Venus sobre algo relacionado a los gemelos Weasley que no notó que Harry no estaba.
—Mérope—la rubia se volteó y era su padrino quien lo llamaba—. Necesito que me ayudes con la preparación de la clase de primer año, te considero preparada para el papel.
—Claro que sí, padri...Profesor Snape—la rubia se corrigió, pero con gusto lo haría—. ¿Te sigo?
—Por aquí—respondió Snape. Mérope siguió a su padrino rumbo a su despacho, cuando de repente escucharon un ruido—. ¿Qué es eso?
—Padrino, ¿Se puede llegar en auto a Hogwarts?—Mérope se asomó al ventanal, donde ese mismo auto que vio durante su viaje en tren ahora conducía en dirección al sauce boxeador—. No quiero ver.
—¿Qué es esto?—exclamó el profesor.
—¿Iremos a ver?
—No. Los responsables deben entrar al castillo tarde o temprano.
Harry por su lado había aterrizado sobre el sauce boxeador y no había sido nada bonito.
—Estuvimos a punto de morir—le decía Ron a Harry mientras se escabullían por el castillo.
—Espero no se nos haga costumbre—respondió Harry recordando lo que había pasado el curso pasado.
—Antes de eso esperemos no ser expulsados.
—Para ahí—Harry frenó el paso porque sintió unas voces, pero luego siguió—. Un elfo doméstico apareció en mi habitación, no pudimos atravesar a la estación 9 ¾, y para colmo ¡Casi nos mata un árbol!
—El que sea que no quiera que vengas a Hogwarts está haciendo muy bien su trabajo—añadió Ron analizando la situación—. Ya estamos aquí, ahora solo intentemos ir a nuestra habitación.
—Mientras no nos encuentren Snape o Filch estaremos bien.
—Creo que hablaste muy rápido—dijo Ron viendo cómo frente a ellos había aparecido el conserje.
—Un par de traviesos niños que no fueron vistos en la cena, ni en el tren—el squib acaricio su garo con malicia—, creo que esta será su última noche en el castillo.
—Por favor, ya tuvimos un día bastante malo—suplicó Harry, pero para nada Filch los tomó a cada uno por el cuello de sus suéteres y los hizo caminar.
—El profesor Snape me ordenó vigilar quienes salían del auto volador—contó el conserje—. Con lo que los aprecia se alegrará que sean ustedes.
—Ay no...
Mérope estaba sentada frente a las escaleras para entrar a las mazmorras junto a su padrino. Al parecer el conserje había capturado a los responsables del accidente en el auto y los llevaría con él. La rubia no podía negar la inmensa curiosidad que tenía de saber quienes volaban el vehículo.
—Aquí están, profesor—se escuchó la voz de Filch y Mérope se volteó hacia el conserje llevándose una sorpresa.
Harry Potter y Ron Weasley eran los responsables.
—¿Ellos?—susurró hacia su padrino.
Harry alzó el rostro y se encontró con la expresión de sorpresa de la Malfoy, se puso rojo de la vergüenza al instante ahora ella sería testigo de su expulsión.
—Potter y Weasley, porqué diré que no me sorprende—sentenció el maestro—. Puedo llenar un pergamino más largo que cualquier trabajo que haya mamá dado a realizar en mis años de docencia para escribir la cantidad de reglas que han roto.
—Pero...
—¡Pero nada señor Weasley!—exclamó el maestro—. A mi despacho.
En ese momento cierto animal negro y peludito se acercó a su dueña con un periódico envuelto en su collar.
—Espero profesor, mi gata me trajo algo—Mérope se agachó para quedar a la altura del animal y empezó a hacerle mimos en voz baja—. Hola mi hermosa gatita, ¿Cómo está mi reina?
Dónde estaba enrollado tenía una pequeña nota:
_________
¡A que no imaginas!
¡El profeta ha estado bien interesante esta noche!
Como siempre nuestros padres lo enviaron e íbamos a hablar de eso esta noche, pero no estás porque Snape te llamó así que te lo enviamos para que lo leas y cuando hablemos de eso después no te sientas perdida y también para que hagas crucigramas cuando te aburras de ayudar al profesor.
Con amor, tu persona favorita en el mundo:
Draco.
Buenas noches por si cuando llegas ya esté dormido.
Te amo
__________
Mérope sonrió por la nota de su hermano y sin pensarlo abrió el periódico. Cuando captó que su padrino estaba detrás de ella se arrepintió por completo.
—¿Me dejas ver eso?—le pidió su padrino. La rubia miró a Potter con un gesto de "perdón" que él no entendió. El profesor le quitó a Mérope el periódico de las manos—. ¡A mi despacho! ¡Ahora!
—Perdón—susurro Mérope a ambos chicos cuando empezaron a caminar, ambos seguían sin entender.
Ya en el despacho entendieron la razón. Harry decidió mantenerse callado ante la presencia de Mérope, no quería que ella pensara que era un grosero o algo así.
—¡Los vieron no menos de siete Muggles!—gritó Snape detrás de su escritorio—. Pusieron en riesgo el anonimato de nuestro mundo, sin mencionar el ataque al sauce boxeador...¡Que ha estado aquí desde antes que ustedes vinieran al mundo!
—Creo profesor Snape, que él nos hizo más daño a nosotros—dijo Ron con temeridad.
—¡Silencio!—dijo tan fuerte que hasta Mérope se sobresaltó—. Si estuvieran en Slytherin y mi futuro dependiera de ustedes. ¡Se irían esta noche en el tren de camino a casa! Se los juro. Me encantaría Potter, ver la cara de tu padre cuando llegues a su casa con tus maletas.
—No se irán—se escuchó una voz y todos miraron hacia el hombre que hacía acto de presencia.
—Profesor Dumbledore, profesora McGonagall—la paz invadió el cuerpo de Harry, tenía un rayo de esperanza.
—Estos jóvenes han roto la regla contra el uso de magia para menores—dijo Snape. Mérope frunció el seño ante la insistencia de su padrino en la expulsión de los chicos, empezaba a fastidiarla—. Deben irse.
—Tengo claras las reglas, Severus, yo he escrito varías de ellas—dijo el director con serenidad—. Aún así la profesora McGonagall como jefa de la casa Gryffindor es quien determinará el castigo.
—Le escribiré a papá para que me espere esta noche—dijo Harry, Ron asintió. Harry se giró hacia la rubia que lo veía sintiéndose mal y le regaló una media sonrisa para luego emular sin hacer ruido—. Estaré bien.
—¿De qué habla señor Potter?—dijo la profesora.
—Nos va a expulsar. ¿Cierto?—habló Ron sin ganas.
—Hoy no—respondió McGonagall y hasta a Mérope se le escapó una sonrisa—. Pero deben saber que lo que hicieron fue grave. Escribiré a sus familias y ambos estaban en detención.
Ambos chicos se miraron. Harry pensó en cuál sería la reacción de su padre, podía ser literalmente cualquiera y eso lo aterraba.
—Ahora vuelvan a su torre—ordenó el director. Harry miró por última vez a Mérope quien tenía una media sonrisa.
La rubia quedó sola con su padrino y empezaron a preparar todo para la clase de los de primer año.
—¿No crees que expulsarlos era demasiado?—dijo Mérope a su padrino.
—Esos dos solo aprenderán así—respondió con desgana—. Tú mantente alejada de Potter y todos los problemas que lo persiguen, Es igual a su padre.
—¿Y como es su padre?
—Un cretino, creído y arrogante—contestó Snape sin pensar—. Solo sirven para hacerle la vida imposible a las personas.
—Eso suena grave—Mérope quedó pensativa al respecto. No veía a Harry de esa manera, al contrario.
—Lo es.
▲•▼•▲『♡』▲•▼•▲
Mérope revisó tener todo listo para su clase de herbología. No era su materia favorita, pero siempre la llevaba alta lo que le ayudaba con su promedio.
—¿Tienes todo?—le preguntó a Olivia.
—Todo, todito—respondió la castaña—. Odio la herbología.
—Odias todas las materias—dijo mientras salían de la sala común—, odias la escuela en general.
—Es cierto, a veces no entiendo para que vengo—su amiga suspiró—. Al final viviré de una herencia.
—Probablemente yo igual, pero me gustaría hacer algo.
—¿Cómo que?
—Aún no lo sé, esperemos al menos los TIMOS—Mérope entró al invernadero y sonrió ante la presencia de Potter, una parte de ella se aliviaba de no haber sido expulsado, pero apenas cruzó miradas con él, el azabache miró a otro lado.
—¿Pasó algo?—preguntó Olivia al notar el cambio en el gesto de su amiga.
—Eh...no, nada—sacudió la cabeza y retomó compostura—. Solo que pensé que Draco, Act, Theo y Blaise ya estarían aquí.
—No me sorprende, odian esta materia tanto como yo—Olivia miró a todos lados buscando suficientes puestos para todos—. No pienso sentarme junto a Weasley, vamos de este lado.
—Está bien.
Mérope se sentó, quería buscar la mirada de Potter otra vez, pero su orgullo no se lo permitía. Aunque una parte de ella cree que Harry tal vez la culpaba por mostrarle el periodico a Snape.
Los chicos del grupo llegaron y tomaron asiento junto a ambas chicas, al rato una profesora de aspecto regordete y una gran túnica beige como la que llevaban todos en ese momento se hizo presente:
—¡Buenos días a todos!—la profesora sonó la varita para captar la atención de los menores—. ¡Buenos días!
—Buenos días Profesora Sprout.
—Bienvenidos al invernadero tres alumnos de segundo, acérquense todos—se dio la vuelta y trajo una maceta—. Hoy vamos a replantar mandrágoras. Alguien puede decirme las propiedades de la raíz de mandrágora.
Mérope y Pólux alzaron la mano, pero Granger lo había hecho más rápido.
—Señorita Granger—la maestra le dio la palabra. Mérope y compañía rodaron los ojos casi en sincronía.
—Señorita perfecta Granger, como siempre—se quejó Olivia y Mérope asintió.
—Por eso prefiero pociones—agregó Mérope.
—La mandrágula o mandrágora, se utiliza para regresar a los petrificados a su estado original. También es peligrosa, si la mandrágora llora es fatal para quien la escucha—contestó la hija de muggles.
—¡Excelente! ¡Diez puntos para Gryffindor!—exclamó la profesora, lo leonés exclamaron murmullos de celebración mientras las serpientes se quejaron con sonidos aburridos—. Como sus mandrágoras son aún muy jóvenes, su llanto no es mortal. Por eso les di orejeras a todos para que se protegieran. ¡Pónganselas de inmediato!
Mérope hizo caso, Harry la miró notando que sus orejeras eran diferentes a las de todo el mundo, estaba claro que no eran más que tomaban en la entrada del invernadero. Estas tenían un pelaje diferente, más fino y eran de un bonito color borgoña.
La rubia sintió la mirada de alguien y subió la suya para encontrarse con unos ojos verdes que apenas pudieron miraron a otro lado haciéndola sentir mal de nuevo. ¿Qué tenía Potter?
—Presiónenlas bien y obsérvenme—ordenó Sprout, todos hicieron caso—. Entonces toman su mandragora con firmeza y bruscamente la sacan de la maceta. Y la colocan en otra maceta para tomar arena y cubrirla.
Longbottom cayó al piso de un plomazo.
—Parece que Longbottom no siguió las instrucciones.
—No profesora, se desmayó—explicó un chico de tez morena, identificado como Dean Thomas.
—Estará bien, déjenlo dormir—dijo Sprout—. Ahora, ¡Adelante! Tomen sus mandrágoras y jálenlas.
Todos acataron la orden y un llanto colectivo llenó el invernadero. Las orejeras aplacaban todo el ruido por lo que los alumnos a duras penas escuchaban un leve chillido.
Mérope vio como Draco acercó su dedo a la mandrágora que sin pensarlo dos veces lo mordió.
—¡Auch! Planta tonta—dijo Draco lo suficientemente bajo como para que Mérope escuchara.
—¿Puedes dejar de ser tan necio una vez en tu vida?—se burló.
—¡La planta me atacó!
▲•▼•▲『♡』▲•▼•▲
La clase de defensa se había vuelto un martirio para Mérope, Lockhart le parecía guapo antes pero ahora solo quería lanzarle un jarrón.
El profesor acaba de hacerles un examen con solo pregunta de él mismo, cuestión de tiempo para que solo Hermione Granger haya contestado bien las preguntas.
—Esto es patético—se quejó—. ¿Quién hace un examen de preguntas sobre el mismo?
—Al parecer él, cómo dice es un libro abierto—respondió Olivia viendo su examen ya calificado—. ¡Oh mira! Adiviné la del tercer libro.
—Yo no le atiné a ninguna—habló Pólux.
—Ni yo—añadió Draco, los cuatro miraron a Zabini y Nott que se encontraban del otro lado del aula y el moreno hizo un gesto con la mano como si se cortara el cuello.
—Creo que a ellos tampoco les fue bien—ironizó Mérope—. Algo me dice que este no es mucho mejor que Quirrell.
—Por lo menos es guapo a la vista—dijo Oliva mirando al maestro.
—Si Granger sigue con su fanatismo, me ganará en el promedio solo por DCAO—Mérope pasó las manos por su cabello. ¿Cómo es que la irritante hoja de muggles iba a vencerla?—. ¡No me importa que loción para el cabello usa Lockhart!
—Busca otra forma hermanita, Granger es inteligente pero boba—le dijo Draco a su hermana—. Encuentra la forma de agradarle más a Lockhart y seguramente te calificará mejor que a Granger.
—Habrá que buscar la manera...
—Lockhart es un egocéntrico—habló Pólux—. Si le subes el ego estará agradado contigo. Aunque superar los suspiros de Granger está difícil.
—¡Perfecto alumnos!—la voz del maestro acabó con la conversación de los Slytherins—. Ahora les advierto armarlos contra las más tenebrosas criaturas conocidas dentro de la magia.
El profesor tocó con su varita una jaula cubierta que empezó a moverse. Harry miró a Ron con desconfianza.
—Esto ya no me gusta—Draco tragó en seco.
—Puede que aquí enfrente los miedos más terribles—Lockhart habló con misterio—. Pero pueden estar seguros que no les pasara nada conmigo como su maestro...Absténganse de gritar, por favor. ¡Pueden enfurecerlos!
Una carcajada conjunta invadió el salón de clases.
—¿Duendecillos de Cornell?—Seamus Finnigan se burló de los animalitos azules.
—Esto no me da buena espina—dijo Pólux.
—¡Duendecillos recién capturados!—exclamó el maestro—. Búrlese si quieres señor Finnigan, los duendecillos pueden ser muy engañosos y diabólicos. Veamos que pueden hacer con estos. ¡Salgan!
El profesor abrió la jaula dejando salir un montón de animalitos.
—¡Les dije que esto iba mal!—Pólux salió corriendo de su asiento seguido por su primo.
—¡Mérope hay que salir!—le dijo Oliva, pero la rubia solo podía concentrarse en el desastre que hacían los animales.
Fue cuando uno empezó a jalarle el cabello que reaccionó.
—¡Auch!—se volteó y ya sus amigos estaban llegando a la puerta del aula—. ¡No pues gracias! ¡Suelta mi cabello!
La criatura insistía en tomar el cabello platinado. Harry vio lo que estaba pasando y como la Slyhterin luchaba con el animal.
—Espera un momento—le dijo acercándose—. Malfoy no te muevas.
—Está bien—Mérope se quedó quieta e instintivamente cerró los ojos cuando Potter alzó un libro para darle al animalito que no la dejaba en paz—. Oh por Merlín. Gracias.
—De nada—dijo con una leve sonrisa—. Será me not que salgas y si otro vuelve a molestarte me avisas. Tengo mi cuaderno.
El azabache batió el libro de Lockhart en su mano, tal vez le encontró un buen uso.
—Gracias de nuevo, Potter—dijo la rubia para salir, pero antes se volvió a dar la vuelta, una parte de ella no pudo evitar sonreír cuando los duendecillos subían a Neville Longbottom hasta el candelabro, iba a irse pero antes dijo:—Tal vez te vea en el campo.
Harry quedó pensando en eso último. ¿Acaso ella entraría al equipo? ¿Iría a algún entrenamiento? Dentro de poco lo averiguaría.
Mérope salió del aula y vio a sus cinco amigos aún luchando con algunos duendecillos que habían logrado escaparse. Ahí por fin algo iluminó su mente y la hizo recordar que era una bruja poseedora de una varita así que la sacó para decir:
—¡Immobulus!—exclamó y todos los animales parecieron quedar en cámara lenta.
—¡Oh Cissa siempre tan inteligente salvando el día!—Draco corrió hacia su melliza para abrazarlo sintiéndose salvado—. ¿Ya te he dicho que eres la mejor?
—Deberías hacerlo más seguido—Mérope obviamente lo abrazó de vuelta, podía negar todo menos un abrazo de Draco—. Gracias por la ayuda allá adentro ¿eh?
Que notable era su sarcasmo.
—Perdón, perdón—Olivia se lanzó sobre ella—. Esas cosas querían arruinar mi cabello y si eso pasaba sabes que no saldría una semana de esa habitación.
—¿Qué harán sin mi?—preguntó al aire.
—No lo sabemos—respondió Theo uniéndose al abrazo.
—Tampoco queremos pensar en eso—ahora se unió Zabini.
—Porque ese día nunca llegará Cissa—dijo ahora Pólux abrazando a su prima y finalizando el abrazo grupal.
Mérope no lo negaría, ella haría cualquier cosa por los que amaba.
▲•▼•▲『♡』▲•▼•▲
Harry estaba exhausto, todas las primeras semanas sin entrenar le afectaron, solo quería volver a su habitación para echarse a dormir, era su día con menos clases en la mañana y tenía que entrenar.
Ahora estaba de pie en los vestidores de Gryffindor viendo a Wood que sostenía un plano de un campo de quidditch, lleno de líneas, flechas y cruces en diferentes colores. Sacó la varita mágica, dio un golpe en la tabla y las flechas comenzaron a moverse como orugas. En el momento en que Wood se lanzó a soltar el discurso sobre sus nuevas tácticas, a Fred se le cayó la cabeza sobre el hombro de Angelina Johnson y empezó a roncar, mientras que Alicia Spinett intento recostarse en el hombro de George, pero este se quitó y se colocó sobre Romeo que aunque no jugaba estaba ahí como siempre para ayudar a Wood.
Le llevó casi veinte minutos a Wood explicar los esquemas de la primera tabla, pero a continuación hubo otra, y después una tercera. Harry se adormecía mientras el capitán seguía hablando y hablando, solo volvió a despertar junto con los demás cuando Romeo explicó la quinta y última, era tan carismático al hablar que le quitaba el sueño a todos.
—Bueno—dijo Wood al final, sacando a Harry de sus fantasías sobre los deliciosos manjares que podría estar desayunando en ese mismo instante en el castillo—. ¿Quedó claro? ¿Alguna pregunta?
—No creo que tengan suficiente energía para hacer preguntas—añadió Romeo viendo el panorama de todos adormilados.
—Yo tengo una pregunta, Oliver—dijo George, que acababa de despertar dando un respingo—. ¿Por qué no nos contaste todo esto ayer cuando estábamos despiertos?
—Escúchenme todos—les dijo Wood, con el entrecejo fruncido—, tendríamos que haber ganado la copa de quidditch el año pasado. Éramos el mejor equipo con diferencia. Pero, por desgracia, y debido a circunstancias que escaparon a nuestro control...
Harry se removió en el asiento, con un sentimiento de culpa. Durante el partido final del año anterior, había permanecido inconsciente en la enfermería, con la consecuencia de que Gryffindor había contado con un jugador menos y había sufrido su peor derrota de los últimos trescientos años.
Wood tardó un momento en recuperar el dominio. Era evidente que la última derrota todavía lo atormentaba.
—De forma que este año entrenaremos más que nunca... ¡Salgan y pongan en práctica las nuevas teorías! —gritó Wood, cogiendo su escoba y saliendo el primero de los vestuarios. Le siguió el equipo.
Habían permanecido tanto tiempo en los vestuarios, que el sol ya estaba bastante alto. Cuando Harry saltó al terreno de juego, vio a Ron, Hermione y Violet en las gradas. Romeo tomó su lugar en el campo y Harry se acercó a sus amigos.
—¿Aún no terminan? —preguntó Ron, perplejo.
—Aún no hemos empezado —respondió Harry, mirando con envidia las tostadas con mermelada que sus amigos se habían traído del Gran Comedor—. Wood nos ha estado enseñando nuevas estrategias.
—¿Es que acaso harán TIMOS de Quidditch o que?-ironizó Violet—. Wood necesita una novia.
Harry se alzó de hombros y montó en la escoba y, dando una patada en el suelo, se elevó en el aire. El frío aire de la mañana le azotaba el rostro, consiguiendo despertarle bastante más que la larga exposición de Wood.
Mérope había madrugado a petición de Draco y Pólux, era su prueba para el equipo aunque la rubia sabía que entrarán gracias al generoso regalo que su padre le había comprado al equipo, para Flint el capitán, sería imposible decir que no.
Le sorprendió ver que Olivia también se había levantado.
—¿Tu madrugando?—ironizó viendo a su castaña amiga—. Ojala así hicieras los días de clases.
—Madrugar para ver chicos lindos sobre escobas, sí—respondió Olivia con burla—. Madrugar para ver profesores amargados hablar de cosas que me dan sueño, no.
—Eres un caso, Oliv—Mérope se volteo hacia su peludo animal que empezó a ronronear en su pierna—. Buenos días Gamora de mi vida. ¿Vienes conmigo?
La gata negó con la cabeza y se acurrucó entre las almohadas de su dueña, Mérope la acarició y salió con su amiga, afuera estaban Pólux y Draco, tenían el uniforme del equipo y a su lado estaba un saco lleno de escobas.
—¿Esas son?—preguntó Mérope y Draco asintió—. Un boleto directo al equipo.
—Tu lo has dicho hermanita, con esto no podrá negarse—presumió Draco.
—Es mejor que nos vayamos ahora o ya no encontraremos a Flint—dijo Pólux, haciendo que las dos chicas y su primo lo siguieran.
—¿Dónde están Theo y Blaise?—preguntó Olivia.
—Nott fue a la biblioteca a buscar algo antes de ir al campo y Zabini pidió cinco minutos más de sueño—respondió el platinado.
Caminaron hasta llegar al campo donde el equipo de Slytherin hablaba de algo que no alcanzaban a escuchar. Flint alzó la cabeza y los miró con el ceño fruncido.
—Malfoy, Lestrange, las pruebas son pasado mañana—sentenció el mayor.
—Nosotros no necesitamos una prueba—respondió Pólux.
—¿Ah no?
—Con lo que trajimos no podras decirnos que no—Draco puso el saco entre Flint y ellos—. Solo podrán darles uso si nosotros entramos de primera línea al equipo, es bien sabido que uno de tus cazadores y tu buscador se graduaron el año pasado.
—No lo sé, ¿que traen ahí?—Flint se agacho para revisar el saco.
—Deja de hacerte el difícil, Flint—Mérope le quitó el saco antes de que pudiera revisarlo y habló irritada de la situación. Si les dan el lugar por eso lo harán y ahora—. Son tantas Nimbus 2001 que hay hasta para los suplentes, en tu vida tendrás una igual y puede ser tuya solo si entran al equipo. ¿Tanto te cuesta decir que sí?
—Esa es mi amiga—celebró Olivia.
Flint abrió el saco que Merope recién soltó para revisar, y efectivamente la rubia no mentía.
—Está bien, están dentro—Flint tomó las escobas y empezó a repartirlas—. Me gusta tu ferocidad, niña. ¿Sabes jugar?
—Uno, no me digas niña, dime Malfoy...—suspiró y Draco la interrumpió.
—¡Y si!—Draco respondió la segunda pregunta por ella—. Es una excelente cazadora, solo que no puedo convencerla de entrar al equipo.
—¿Tienes equipamiento?—preguntó el capitán. Mérope no supo de dónde, pero Draco sacó todo un equipamiento para ella—. Vístete, quiero verte jugar.
Olivia, Pólux y Draco la miraron con expresión que a Merope hasta la llegaron a asustar, todos asienten frenéticamente con sonrisas enormes para que accediera a jugar.
—Está bien, aunque aclaro que esto es en contra de mi voluntad.
—¡Genial!--exclamó el capitán—. Entrenaremos hoy mismo.
—Escuche que Gryffindor apartó el campo—habló un chico que gracias a Drella sabía que se trataba de Adrian Pucey—. Y no solo esta mañana, sino todo el día.
—Eso no será problema—hablo Polux—. Dile a Snape que nosotros tres—recalcó la palabra nosotros—, entramos al equipo y necesitamos entrenar, estamos seguros que no dirá que no.
—Hazle caso—agregó Olivia.
—Bien—dijo Flint—. Todos prepárense mientras voy por algo que invalide el permiso de los Gryffindor.
Los del equipo empezaron a admirar las escobas y colocarse su equipamiento. Merope se giró hacia su mellizo, su primo y su amiga.
—Creo que tienes que ir a vestirte—dijo Pólux con voz cantarina.
—¿De donde sacaste todo esto Draco?—dijo seca mirando a su mellizo con el ceño fruncido.
—Lo compré mientras no veías—respondió con sorna—. Haría todo para que estés en el equipo.
—Les recuerdo que solo hay dos cupos y ya los tienen ustedes.
—Amiga hermosa—habló Olivia—, no es por nada pero unas Nimbus 2001 desbancan a cualquiera.
Mérope solo suspiro, a veces odiaba como a Draco se le hacía tan fácil salirse con la suya hasta con ella misma.
Tomó a Olivia del brazo y la arrastró hasta los vestidores femeninos de Slytherin los cuales estaban vacíos ya que no era costumbre chicas en el equipo de las serpientes.
Cuando estuvo lista se vio al espejo y notó que tal vez le gustaba como se le veía el uniforme, se hizo una cola alta que por su cabello corto algunos mechones rebeldes salían por los lados.
—¿Cómo me veo?—Olivia se dio la vuelta para ver a su amiga.
—¿Has pensado en dejar la escuela y ser jugadora? Yo podría representarte y así ambas no tendríamos que estudiar—respondió la castaña emocionada—. ¡Así como te ves serias la portada de todos los afiches! ¡Seremos más millonarias!
—¡Olivia!—dijo Mérope entre risas por lo que su amiga decía—. Gracias por los halagos, pero terminaremos la escuela así que camina.
Olivia bufó. Las dos chicas se reunieron con los Slytherin y empezaron a caminar hacia el campo.
§
¡Volví! Después de un tiempo en hiatus para concentrarme en la universidad principalmente y preparando algunas de mis novelas les puedo traer este súper maratón en agradecimiento por tanto apoyo al fic.
Esto es grandioso para ambos, ya que avanzará la historia, tendremos más Harope y podremos pasar al acto que he estado preparando hace mucho.
Gracias por tanto y perdón por tan poco.
¡Espero lo disfruten!
Xoxo, Ela.
§
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top