-30.
XXX :
TIEMPO EN FAMILIA
SI A HARRY LE PREGUNTARAN quién es el causante de su felicidad, en un gran porcentaje sería su padre. Ya había pasado un mes de vacaciones donde se habían quedado en casa con James, viendo series y comiendo pizza.
Harry definitivamente amaba a su familia. Era pequeña, sí, pero era más que suficiente. Su padre, su tío Remus y sus primos Violet y Romeo, definitivamente era todo lo que necesitaba a veces, y ahora sumaba a Hermione y Ron a esa felicidad.
Tal vez estuvo la mitad del año resolviendo un misterio terminando involucrado en una misión suicida, pero definitivamente había sido el mejor año de su vida hasta ahora, se sentía feliz de ser un mago, de estar en Hogwarts y esperaba que los demás años fueran más tranquilos, pero igual de felices.
James fue el conductor elegido para ir a buscar a los chicos a la estación, por lo que apenas salieron de King Kross afuera se encontraba parqueado un «Audi RS2 Avant 1993» de color negro, donde Remus y James subieron los tres baúles a la cajuela, luego ambos adultos ocuparon el asiento del piloto y el copiloto para que después los tres menores se sentaran atrás.
Romeo detrás de James, para que Remus pueda verlo del retrovisor, Harry detrás de Remus por la misma razón, ambos en las ventanas y Violet en el medio para ser vigilada por todos. Como siempre.
—Bueno niños, andando—dijo James antes de prender el auto.
—¿Podemos ir por helado?—preguntó Violet.
—No—se apresuró Romeo a responder.
—¿Y cómo por qué?—preguntó ahora Harry, ambos adultos solo compartían miradas.
—Tengo cosas que hacer al llegar—respondió alzándose de hombros, en realidad no. Hoy había luna llena y en comparación a su hermana, él sabía lo que significaba—. Y además papá tiene trabajo.
—¿Escribirle cartas a Marietta la Ravenclaw?—se burló la rubia.
—Con que Ravenclaws, ¿eh, hijo?—habló Remus en un tono algo burlón alzándole la ceja por el retrovisor
—¿Quién es ella?—preguntó Harry.
—Marietta Edgecombe—respondió Violet y Romeo rodó los ojos—, la verdad a mi no me cae muy bien, parece muy extraña y siempre está con una chica asiática.
—Marietta no es rara, me cae bien y solo somos amigos—habló Romeo—. Ella está en segundo año apenas, tal vez en el futuro.
—Nosotros sabíamos quién nos gustaba desde el primer año, ¿o no Remus?—contó James con una notable felicidad.
—¿Habla de mamá?—preguntó Violet, su hermano la pellizco, sabía que a su padre no le gustaba hablar de esa mujer—. ¡Auch!
—Romeo no pellizques a tu hermana—lo corrigió Remus—, pero si, James habla de su madre. De todos modos es la prueba de que no debemos cegarnos de amor desde un primer flechazo, es mejor que Romeo se de su tiempo para conocer a esa chica.
—¿Podría saber de quién me enamoraré en mi primer año?—ahora fue Harry quien preguntó, confundido.
—No necesariamente renacuajo—contestó su padre—, pero ya estás creciendo y seguramente estás empezando a conocer tus gustos. ¿Alguna pelirroja en la mira?
—¿Pelirroja?—Harry quedó pensando, él no conocía a ninguna niña pelirroja, y en caso de seguir los gustos que ha descubierto en sí mismo, Merope Malfoy definitivamente no es pelirroja—. ¿Por qué pelirroja?
—Eh...—balbuceó el pelinegro mayor y Remus lo miró con reproche—. Nada, solo una suposición Harry, te pueden gustar pelirrojas, pelinegras, castañas...
—¿Y rubias?—Harry se tapó la boca con una mano, todos lo miraban, había pensado en voz alta—. Es que papá no las mencionó.
—Si, rubias también—ahora fue Remus quien habló—. A medida que crezcan irán descubriendo "su tipo", si les gustan las relaciones serias o no, si les gustan las chicas o chicos. Son pequeños aún.
—¡Hey! ¡Ya cumplí 14!—reprochó el castaño menor.
—Estas grandísimo—dijo James con ironía.
—Yo cumplí 12, fue un lindo cumpleaños—intervino Violet—. Aunque extrañé mucho a papá y el tio James.
—Yo aún no cumplo los doce—dijo Harry algo decepcionado de ser el menor—. Espero este cumpleaños no estar en una cabaña en medio de la nada.
—Te aseguro que no, renacuajo—hablo James—. Petunia y Vernon están advertidos, no pueden salir de Privet Drive a ningún lugar que no vayan a volver en la tarde sin consultármelo.
—Tus cumpleaños volverán a ser como antes, Harry—dijo Violet.
—¿Qué haremos en estas vacaciones? ¿Iremos donde los abuelos?—preguntó Romeo, y los otros dos menores se emocionaron.
Lyal y Hope Lupin quizá no eran los abuelos de sangre de Harry, pero lo amaban igual a que sus otros dos nietos, y a James definitivamente como a un hijo. Hope prometió amarlos tanto como Euphemia lo hizo cuando su Remus era joven, y lo ha cumplido.
—Hablando de cumpleaños, sabemos que pudimos celebrar los suyos y Harry aun no cumple—empezó a hablar Remus.
—Hemos planeado algo para ustedes...—siguió James.
—¡Nos iremos de vacaciones!—dijeron los dos adultos al unísono.
Los tres menores se emocionaron al instante. Amaban viajar, y pensaron que por haber iniciado sus estudios en Hogwarts ya no podrías hacerlo. James aprovechó que acababan de llegar a un semáforo en rojo para darse un poco la vuelta.
—¿Enserio? Wow—dijo Harry claramente muy feliz.
—Eso suena genial.
—¿A dónde iremos?—preguntó Violet.
—Veanlo ustedes mismos—dijo Remus pasándoles un folleto.
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Los tres niños hicieron ruidos de emoción y celebración. Era genial ir a un parque de diversiones y más a uno que queda en otro país. Serían unas vacaciones geniales.
—¡Baile Merode...—Romeo se cayó de repente y todos incluso su tío James antes de arrancar pues el semáforo había cambiado lo miraron extrañados—. Eh...Baile de...me encanta.
—Ajá...
—¡Esto es genial!—celebró Violet—. La pasaremos increíble y podremos ver a todos los personajes de las películas.
—Me alegra que estén felices con la noticia—habló James—. Nos iremos a finales de mes, para que Harry pueda estar en casa de Petunia un mes exacto antes de su cumpleaños.
—¡Ron nos invitó a su casa!—exclamó el pelinegro—. ¿Puedo ir?
—Nosotros también, ¿verdad pá?—dijo Romeo.
—Todos los veranos se pasan una temporada ahí, este no sería excepción—contestó el Lupin mayor.
—Claro que puedes ir, Harry—dijo James mirándolo por el espejo retrovisor—. No tienes que pedirme permiso para ir a la casa de él que parecer ser tu mejor amigo.
—Pensé que me obligarías a estudiar pociones todas las vacaciones...por mis notas—dijo Harry con timidez.
—¡Oh Harry! Con Snape de profesor voy a celebrar el simple hecho de que apruebes—habló su padre con tono relajado.
—Ojalá papá pensará así de mis notas—dijo Romeo con ironía.
—Sabes que nunca he tenido problema con que tengas bajas notas en pociones, algún es como dice James, Severus es tu maestro—habló Remus a su hijo—, pero no estaré conforme hasta que subas tus notas en las demás materias.
—Pero pá...
—No creo que Minnie te odie, Romeo—reprochó Remus—. Eres muy inteligente, solo tienes que querer hacerlo.
—Es cierto, siempre nos ayudaste en nuestras materias y exámenes—añadió Violet.
—Parecías saberlo todo, pensé que eras de los mejores de tu clase—siguió Harry.
—¿Lo ves?
—Deja en paz a mi ahijado, Remus—reprochó James—. El sabe que debe mejorar, y lo hará. ¿Verdad Ly?
—Si, padrino...
Siguieron escuchando música y compartiendo entusiasmo por las increíbles vacaciones que se venían, los tres mejores se encontraban muy emocionados y James y Remus no podían sentirse más felices de poder complacer a sus hijos.
Al cabo rato James se detuvo frente a la casa de los Lupin, un lindo hogar, una casa de ladrillos beige y detalles en azul turquí y blanco. Contaba con cuatro habitaciones y un lindo jardín, aunque vivían casi el doble de personas que en la casa Potter era más pequeña, pero perfecta para Remus y sus dos adoraciones.
—Adiós tio James, adiós Harry—se despidió Violet dándole un beso en la mejilla a cada azabache—. Nos vemos.
—Adiós mi princesa—se despidió James y Harry lo hizo con la mano.
—Nos vemos enano—se despidió Romeo.
Cuando los Lupin bajaron todas sus pertenencias y entraron a su casa, James arrancó de nuevo el auto.
—Papá...¿Cuándo podré sentarme en el asiento del copiloto?—preguntó Harry, ya que su padre siempre lo hacía ir en los asiento de atrás aunque estuvieran los dos solos—. Romeo ya se sienta adelante en el auto del tío Remus.
—Cuando cumplas doce años y medio, es la ley—respondió con simpleza—. ¿Qué quieres cenar hoy?
—¡Pizza!
—Perfecto, pediré una pizza de pepperoni, pero antes...—dijo James desviándose de la ruta que Harry tenía casi memorizada de la casa de los Lupin hasta su casa.
—¿No iremos a casa?
—Primero iremos a Blockbuster a rentar el vhs de ChiPs, ¿te aparece?—contó y Harry asintió por el retrovisor con una gran sonrisa—. Me negué a vérmela mientras no estabas, así que tendremos que ponernos al día con muchos capítulos.
—Amo la idea.
Luego de llegar al local y rentar la cinta con los capítulos de la última temporada de esa serie que a los Potter tanto les gustaba, James emprendió camin la su casa la cual estaba bastante cerca.
—Llegamos.
Ambos azabaches bajaron del auto, Harry pidió las llaves de la casa a su padre. Se acercó a la puerta de color blanco que daba entrada a la casa de ladrillos marrones con detalles blancos y otras tonalidades de marrón.
El pequeño dejó la puerta abierta para que padre entrara detrás de él y lo primero que hizo fue darse cuenta de la cantidad de fotografías que ahora estaban en su casa. La mayoría tenían movimiento como esas del álbum que le dio Hagrid.
—¿Y todo esto?—preguntó a su padre cuando escuchó el cerrar de la puerta.
—Son fotos, recuerdos—dijo James con simpleza y una media sonrisa—. Cuando no podías saber de la magia tuve que guardar todas estas fotos con movimiento, pero ahora que lo sabes ¿por qué no tenerlas en nuestra casa? Le di las de tu madre a Hagrid para que las pusiera en el regalo que te hizo.
—¿Por qué preferiste dármelas y no ponerlas en la casa?—volvió a preguntar y si padre se agachó frente a él para quedar a su altura y hablarle a los ojos, los ojos de su madre.
—Porque que tu madre sea tu madre, es lo único que nadie nunca te podrá quitar en el mundo, aunque ella no esté aquí con nosotros para recordárselo a los demás—dijo James con una sonrisa nostálgica, él amaba a Lily y superar su muerte fue muy difícil.
—Entiendo papá, ella siempre está conmigo, con los dos—dijo Harry a su padre, abrazándolo.
James sintió una lágrima caer con su mejilla, sentir a su hijo le hizo entender que todo pasa por algo, que Lily definitivamente fue la mujer más valiente, y sabía que con su sacrificio se iría, pero sin dejarlo solo en este mundo. Le dejó a Harry, para que lo cuidara como ella hubiera querido hacerlo.
—Te amo muchísimo, Harry.
—Lo sé papá, yo a ti.
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El día de irse de vacaciones había llegado, las maletas estaban listas y los Potter estaban esperando que los Lupin lleguen en el auto de Remus para irse al aeropuerto, debido a que viajarán a Francia a lo muggle, ya lo había hecho antes debido a lo específico que fue Dumbledore sobre qué el menor no supiera de la magia.
toc, toc, toc.
—Vamos Harry, es hora de irnos—dijo James del otro lado de la puerta luego de dar unos toquecitos—. Remus me avisó que están cerca, debemos bajar para no perder el vuelo.
—En un segundo estoy listo—respondió Harry viéndose al espejo y suspirando, le había escrito a Hermione y Ron varias veces, pero ninguno le había contestado, eso lo hacía sentir triste, pues la ilusión de su amistad se esfumaba—. Vamos, aplánate...
Para Harry era casi imposible domar su cabello.
—Está bien—dijo James aún del otro lado, respetaba mucho el espacio de Harry, pero se preocupaba que últimamente se veía decaído en comparación a sus primeros días en casa cuando no dejaba de hablar de sus amigos y de Hogwarts.
—Estoy listo—habló Harry en voz alta, pe antes le dio un vistazo a su habitación, preocupándose de que se mantuviera en orden o si no, James no lo dejaría subirse al auto hasta que la dejara limpia.
No era el cuarto más grande pero definitivamente no era pequeño, quedaba en la parte casi más alta de la casa, lo hacía parecer que su cama quedaba en una azotea. Las paredes son blancas, y sus muebles son azules y su cama roja.
Todo en la habitación combinaba, a Harry le sacó una sonrisa cuando vio su escoba perfectamente puesta sobre el espaldar de su cama, junto con un letrero de Gryffindor que su padre había puesto ahí.
Salió de su habitación y bajó las escaleras, ahí estaba James terminando de acomodar algunas cosas antes de irse.
—¿Ya llegaron?—preguntó desde la escalera llamando la atención de su padre.
—Ya casi Harry, no debe de...
bep, bep, bep.
—Y ahí están—dijo James, tomando las maletas y llamando a Harry con la cabeza—. Vámonos renacuajo, es hora de las vacaciones más increíbles.
—Yo sé que sí, además siempre la pasamos bien con Violet, Romeo y el tío Remus—respondió Harry saliendo de casa detrás de su padre y cerrando la puerta detrás de ambos.
—¡Hey! ¡Dense prisa!—gritó Romeo Lupin desde el auto.
—Ya vamos.
Luego de subir las maletas todos fueron rumbo al aeropuerto, agarraron su avión y llegaron al hotel.
Listos para unas geniales vacaciones.
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Las vacaciones había ido de maravilla, todo era simplemente genial en aquel parque de diversiones.
Se había tomado fotos con Mickey, Minnie y las princesas. Romeo había obligado a su padre a subirse a un montón de montañas rusas y se había reído como nunca.
—¡Mira! ¡Otra princesa!—dijo Violet cuando vio a una mujer de vestido azul y cabellos rubios.
—Juls, ya nos hemos tomado fotos con todas las princesas—se quejó Romeo.
—No con Cenicienta—sonrió inocentemente.
—Pero yo quiero ir a la Space Mountain—volvió a quejarse su hermano.
—Yo puedo ir con Vi a tomarnos una foto con cenicienta, igual no podemos subir a esa atracción por nuestra estatura—dijo Harry, acabando la discusión de los hermanos.
—No tienen que pelear, no pienso subirme a otra montaña rusa así que yo los llevo—habló Remus ya cansado de las atracciones extremas a las que su hijo lo había orillado.
—Yo iré contigo Romeo—añadió James que si disfrutaba las atracciones extremas—. Nos encontramos en un rato frente al castillo de...
—¡La bella durmiente!—completó la rubia ceniza.
—Eso...andando.
Luego de tomarse foto con Cenicienta, se encontraron con el hada madrina.
—Yo pensaba que la magia se veía cómo está señora—dijo Violet—. Antes de que papá me explicara todo.
—Está mujer parece el director Dumbledore versión mujer—dijo Harry con algo de burla y Violet le dio un codazo—. ¿Dirás que no? ¡Se ve igual!
—Solo que ella cumple deseos—añadió Violet.
—Puedes cumplirte tus propios deseos, ¡Eres una bruja!—lo último tal vez lo dijo muy alto, llamando la atención de la mujer disfrazada y de su tío Remus.
—Harry...
—Oh querido, no debes decirle que es una bruja—habló con voz de cuento, Remus se encontraba tenso y Harry y Violet intentaban mantener la sonrisa—. Ella es una bella princesa.
—Así es hada madrina, yo no tengo nada de bruja—contestó Violet y Harry asintió frenéticamente.
—Las brujas pueden ser muy buenas o muy malas, solo que a veces no siguen su corazón.
—¿Por qué no se toman la foto? Romeo y James ya debieron salir de la montaña rusa—se apresuró Remus a hablar.
Violet y Harry estuvieron de acuerdo, se tomaron la fotografía y salieron de ahí a comprar todas las que se había tomado. Para luego encontrarse con Romeo y James.
Esperaron hasta la noche para ver el espectáculo de fuegos artificiales. Los cinco habían encontrado un bueno lugar para sentarse, se abrazaron como la familia que eran.
James y Remus no podían estar más felices. Se consideraban hermanos, y amaban que sus hijos compartieran esa hermandad.
Para que fuera perfecto, solo faltaba uno más, ¿o dos?
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Habían vuelto a Europa, a Londres y más específicamente a La Hilandera. Harry estaba cerrando su baúl, decidió llevarse todos sus útiles escolares para adelantar deberes y estudiar un poco antes de su segundo año.
—Odio este día—dijo cuando vio a través de su espejo a su padre entrar a su habitación—. ¿En verdad tengo que ir?
—Sabes que sí, Harry—respondió James sentándose en la cama—. Todo estará bien, iré por ti para tu cumpleaños y podremos celebrarlo en el callejón, invitarás a tus amigos...
—Mis amigos—dijo Harry con nostalgia, soltando un suspiro—, no creo que vayan, ellos no me han escrito en todas las vacaciones.
—Tampoco he escuchado a Violet mencionar cartas del niño Weasley y la chica Granger, tal vez no han podido—James intentó animarlo, él tampoco entendía porque sus amigos no le habían escrito.
—Hermione lo único que ama más que leer, es escribir y Ron al menos se reportaría—habló Harry aún desanimado.
—Puedes llevarte a Hedwig donde los Dursley, así si se llegan a reportar podrás responderles, ¿Si?
—Está bien—contestó tomando la jaula para que el animal que estaba parado en un pequeño parque que James le compró—. Vamos Hedwig, será un largo mes.
—Pasará rápido Harry, ya lo verás—dijo el Potter mayor dándole unas palmaditas en el hombro a su hijo.
—Solo espero que no me secuestren esta vez—recordó tomando sus cosas y dirigiéndose a la puerta de su cuarto.
—Te salvaré de todas formas—se burló y Harry lo miró rondándole los ojos—. ¡Oh renacuajo! ¡Era un chiste!
Para Harry el camino a casa de sus tíos fue más corto de lo que esperaba. Cuando se descuidó ya estaba frente a su puerta en Privet Drive.
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Había sido definitivamente los días más aburridos, pero gracias a Merlín el mes había pasado bastante rápido, ya era su cumpleaños y aunque los días ahí eran un infierno estaban por llegar a su fin.
Hoy su padre iría por él como cualquier cumpleaños normal e irían derecho al callejón diagon para celebrarlo con sus primos, si tenía suerte tal vez se encontrara a Ron y Hermione.
Probablemente les pediría una explicación. Aunque la pasaba mal sin saber de ellos, definitivamente su pobre lechuza era quien peor lo llevaba, sus tíos no lo dejaban salir ni de su jaula.
La poca tranquilidad de Harry se esfumó cuando sintió a su primo pasar frente a su habitación, la cual tenía su puerta abierta. Justo cuando estuvo a punto de rodarle los ojos para dejarle claro que no quería ser molestado se dio cuenta de unos grandes ojos verdes que parecían mirarlo desde la oscuridad.
—Sé qué día es hoy—canturreó Dudley, acercándose con una marcha ridícula para Harry.
—¿Qué? —preguntó Harry, sin apartar la vista del lugar por donde habían ahora desaparecido aquellos ojos.
—Sé qué día es hoy —repitió Dudley a su lado.
—Enhorabuena—respondió Harry con notable sarcasmo—. ¡Por fin has aprendido los días de la semana!
—Hoy es tu cumpleaños —dijo Dudley con sorna—. ¿Cómo es que no has recibido postales de felicitación? ¿Ni siquiera en aquel monstruoso lugar has hecho amigos?
—Procura que tu mamá no te oiga hablar sobre mi colegio —contestó Harry con frialdad.
—¿Por qué miras el seto? —preguntó con recelo, subiéndose los pantalones.
—Estoy pensando cuál sería el mejor conjuro para prenderle fuego —dijo Harry con ironía y una sonrisa burlona.
—No..., no puedes... Papá dijo que no harías ma-magia... Ha dicho que te echará de casa..., y no tienes otro sitio donde ir..., no tienes amigos con los que quedarte...—tartamudeó con notable miedo en su rechoncha cara, echándose para atrás.
—¡Abracadabra! —dijo Harry con voz enérgica—. ¡Pata de cabra! ¡Patatum, patatam!
—¡Mamaaaaaaá! —gritó Dudley, dando traspiés al salir a toda pastilla hacia la casa—, ¡mamaaaaaaá!
Aunque se llevó un buen regaño por parte de sus tíos, la cara de su primo hizo que valiera por completo la pena. Su tía lo llamó para cenar ya que tendría que desaparecer por un buen rato por una importante cena de negocios de su tío, luego de la comida subió con cuidado y subió de puntillas a su dormitorio.
Se echó en su cama a esperar que su padre viniera por él, solo había un problema. Había alguien sentado en la cama.
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Para saber el baile al que se refería Romeo tienen que leer Lover Of Mine ;)
En multimedia les dejé un poco del aesthetic de la casa Potter.
Espero les guste, es un capítulo muy tierno, lo ame mucho.
¡Primer capítulo del segundo acto!
Perdón si a veces demoro en actualizar, pero voy en la universidad y agh, hago lo posible.
¡Espero les guste mucho!
Voten comenten y síganme. Ya tengo TikTok y pues aparezco con el mismo user.
Voten y comenten :)
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