XXIV:
ADIÓS PRIMER AÑO.
(este capítulo va dedicado a vpwhpx , las buenas vibras que me dan tus comentarios son inexplicables siento que comentas con tanto amor, haces que ame leerte, espero siempre sea así, tqm)

AL DÍA SIGUIENTE HARRY SE ENCONTRABA ROGÁNDOLE (de nuevo) a Madame Pomfrey, la verdad es que no soportaba un día más ahí. Estaba casi bien y en lo único que pensaba era en lo que extrañamente le había disgustado dejar de soñar con aquella voz, ah y un leve dolor de cabeza.

James había vuelto a Londres para continuar con su trabajo, tenía que realizar los exámenes finales de matemáticas de su secundaria muggle, pero mañana iría por Harry a King Kross.

—Quiero ir a la fiesta —dijo a la señora Pomfrey, mientras ella le ordenaba todas las cajas de golosinas—. Podré ir, ¿verdad?

—El profesor Dumbledore dice que tienes permiso para ir —dijo con desdén, como si considerara que el profesor Dumbledore no se daba cuenta de lo peligrosas que eran las fiestas—. Y tienes otra visita.

Era Hagrid, que lloraba desconsoladamente echándose la culpa de todo lo que Harry y sus amigos habían pasado, el menor intentaba convencerlo de que no era así, jamás lo culparía.

—Por favor, alégrate, Hagrid, salvamos la Piedra, ya no está, no la podrá usar. Toma una rana de chocolate, tengo muchísimas...

—Eso me hace recordar... Te he traído un regalo—Hagrid se secó la nariz con el dorso de la mano.

—No será un bocadillo de comadreja, ¿verdad? —dijo preocupado Harry, y finalmente Hagrid se rió.

—No. Dumbledore me dio libre el día de ayer para hacerlo. Por supuesto tendría que haberme echado... Bueno, aquí tienes...

Parecía un libro con una hermosa cubierta de cuero. Harry lo abrió con curiosidad...Estaba lleno de fotos mágicas. Sonriéndole y saludándolo desde cada página, estaban su padre, pero el veía fijamente a una pelirroja oscura que sonreía alegremente a la cámara, Lily...su madre.

—Envié lechuzas a todos los compañeros de colegio de tu madre, pidiéndoles fotos...y hablé con tu padre para que me diera las que tenía de tu madre, ya sabes, las mágicas—dijo Hagrid—. Él quería dártelo pero yo le insistí, ya que fue mi idea.

Harry no podía hablar, pero Hagrid entendió.

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Mérope y sus amigos hicieron acto de presencia en el comedor. Estaba decorado con los colores de Slytherin, verde y plata, para celebrar el triunfo de su casa al ganar la copa durante siete años seguidos. Un gran estandarte, que cubría la pared detrás de la Mesa Alta, mostraba la serpiente de Slytherin.

—Así debería verse este lugar todos los años, qué digo, todos los días—dijo Pólux con orgullo.

—Sentémonos aquí—habló Draco señalando una banca que tenía una panorámica vist de la mesa de los leones—. Quiero ver la cara de los Gryffindors mientras entran y ven el decorado.

—Yo solo me sentaré aquí porque puedo ver a todos los niños bonitos—añadió Oliva.

—¡Olivia!—exclamó Mérope con una leve risa—. Solo siéntate y esperemos que esto se llene.

Venus llegó más tarde con Adrian y Dahpne, sentándose junto a ellos.

Cuando Harry entró se produjo un súbito murmullo y todos comenzaron a hablar al mismo tiempo. Se deslizó en una silla, entre Ron y Hermione, en la mesa de Gryffindor, y trató de hacer caso omiso del hecho de que todos se ponían de pie para mirarlo.

Mérope lo miró y cruzó miradas con él, sonrojándose al instante pues no sabía si él recordaba todo lo que le dijo mientras estaba inconsciente. Por suerte, Dumbledore llegó unos momentos después.

—¡Otro año se va! —dijo alegremente Dumbledore—. Y voy a fastidiarlos con la charla de un viejo, antes de que puedan empezar con los deliciosos manjares. ¡Qué año hemos tenido! Esperamos que sus cabezas estén un poquito más llenas que cuando llegaron... Ahora tienen todo el verano para dejarlas bonitas y vacías antes de que comience el próximo año... Bien, tengo entendido que hay que entregar la copa de la casa y los puntos ganados son: en cuarto lugar, Gryffindor, con 312; en tercer lugar, Hufflepuff, con 352; Ravenclaw tiene 426, y Slytherin, 472.

Una tormenta de vivas y aplausos estalló en la mesa de Slytherin. Harry pudo ver a Draco Malfoy y Pólux Lestrange golpeando la mesa con su copa. Era una visión repugnante. Aún así veía que Mérope solo aplaudía de manera delicada, le agradaba esa elegancia en ella.

—Sí, sí, bien hecho, Slytherin —dijo Dumbledore—. Sin embargo, los acontecimientos recientes deben ser tenidos en cuenta.

Todos se quedaron inmóviles. Las sonrisas de los Slytherin se apagaron un poco.

—Así que —dijo Dumbledore— tengo algunos puntos de última hora para agregar. Déjenme ver. Sí...Primero, para la señorita Violet Lupin, por tener un conocimiento en herbologia mayor a cualquier persona de su año, siendo capaz de vencer a una de las plantas más complicadas, un Lazo del diablo, cincuenta puntos a la casa Hufflepuff, lo que los deja con 502 puntos.

Se escucharon vítores y gritos de la mesa amarilla, todos felicitaban a Violet por su puntaje, la chica amante de la atención sonreía a todos. Hasta que el la mesa Gryffindor su hermano gritó «¡Esa es mi hermanita! ¿Oyeron? ¡Venció una planta diabólica!»

—Segundo para el señor Ronald Weasley...—Ron se puso tan colorado que parecía un rábano con insolación.—... por ser el mejor jugador de ajedrez que Hogwarts haya visto en muchos años, premio a la casa Gryffindor con cincuenta puntos.

Las hurras de Gryffindor llegaron hasta el techo encantado, y las estrellas parecieron estremecerse. Se oyó que Percy le decía a los otros prefectos: «Es mi hermano, ¿saben? ¡Mi hermano menor! ¡Consiguió pasar en el juego de ajedrez gigante de McGonagall!».

Por fin se hizo el silencio otra vez.

—Tercero... a la señorita Hermione Granger... por el uso de la fría lógica al enfrentarse con el fuego, premio a la casa Gryffindor con cincuenta puntos.

Hermione enterró la cara entre los brazos. Harry tuvo la casi seguridad de que estaba llorando. Los cambios en la tabla de puntuaciones pasaban ante ellos: Gryffindor estaba cien puntos más arriba.

—Cuarto... al señor Harry Potter... —continuó Dumbledore. La sala estaba mortalmente silenciosa—... por todo su temple y sobresaliente valor, premio a la casa Gryffindor con sesenta puntos.

El estrépito fue total. Los que pudieron sumar, además de gritar y aplaudir, se dieron cuenta de que Gryffindor tenía los mismos puntos que Slytherin, 472. Si Dumbledore le hubiera dado un punto más a Harry... Pero así no llegaban a ganar.

—¡Nunca había escuchado de un empate!—chilló Zabini.

—¡Esto es injusto!—se quejó Draco—. Nosotros luchamos todo el año y ellos lo consiguen en una noche.

—Pero estamos iguales—dijo Olivia, Mérope se mantenía callada, ella sí pensaba que eran puntos bien ganados, casi mueren.

—¿Crees que Dumbledore los dejará perder?—habló Theodore—. Igual si hay un empate se resuelve por Quidditch u orden alfabético y con las atrapadas de snitch de Potter es suficiente para ganarnos, a parte de que la G va antes que la S en el abecedario,

—Pero con esa lógica Slytherin jamás podría ganar un empate, todas las iniciales de las demás casas van primero—intervino Mérope por primera vez.

—¿Has escuchado ese mito que dice que los demás fundadores se llevaban mal con Salazar?—respondió Theo—. Bueno tal vez de ahí vino esa regla.

Dumbledore levantó el brazo. La sala fue recuperando la calma.

—Hay muchos tipos de valentía —dijo sonriendo Dumbledore—. Hay que tener un gran coraje para oponerse a nuestros enemigos, pero hace falta el mismo valor para hacerlo con los amigos. Por lo tanto, premio con diez puntos al señor Neville Longbottom.

—¡¿A Longbottom?!—exclamó Mérope indignada—. Bien por Potter y su trío de amigos, ¿Pero a ese? ¡Es patetico! ¡Seguro hasta fue un estorbo!

—Creo que alguien no ha superado la noche en el bosque—susurró Pólux a Draco quien asintió con la cabeza.

Alguien que hubiera estado en la puerta del Gran Comedor habría creído que se había producido una explosión, tan fuertes eran los gritos que salieron de la mesa de Gryffindor. Harry, Ron y Hermione se pusieron de pie y vitorearon a Neville, que, blanco de la impresión, desapareció bajo la gente que lo abrazaba. Nunca había ganado más de un punto para Gryffindor.

Harry, sin dejar de vitorear, dio un codazo a Ron y señaló a Malfoy, que no podía haber estado más atónito y horrorizado si le hubieran echado el maleficio de la Inmovilidad Total. Quedó serio cuando vio la cara de Mérope, parecía muy molesta, su nariz estaba roja, sus cejas juntas y rodaba los ojos casi que involuntariamente, ¿Le habrá afectado tanto que les dieran puntos?

—Lo que significa —gritó Dumbledore sobre la salva de aplausos, porque Ravenclaw y Hufflepuff estaban celebrando la derrota de Slytherin—, que hay que hacer un cambio en la decoración.

Dio una palmada. En un instante, los adornos verdes se volvieron escarlata; los de plata, dorados, y la gran serpiente se desvaneció para dar paso al león de Gryffindor. Snape estrechaba la mano de la profesora McGonagall, con una sonrisa forzada en su cara. Captó la mirada de Harry y el muchacho supo de inmediato que los sentimientos de Snape hacia él no habían cambiado en absoluto.

Aquélla fue la mejor noche de la vida de Harry, mejor que ganar un partido de quidditch, o que la Navidad, o que hacer que se desmayara el monstruo gigante... Nunca, jamás, olvidaría aquella noche.

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Los resultados de los exámenes habían llegado. Ya era el último día en Hogwarts y Mérope no podía estar más satisfecha con sus resultados, excepto por una materia que le atormentaba. A Olivia le había ido bien, y Venus fue la mejor de su año, solo le faltaba saber cómo le fue a sus chicos

—¿Cómo te fue?—le preguntó Mérope a su hermano, sentándose junto a él en uno de los sillones de cuero.

—Bien, fui el tercero, ¿y tú?

—La segunda, todo por herbología—suspiró—. Al menos en lo que le interesa a nuestro padre, todo está bien.

—Execpto que el primer lugar fue Granger—dijo un box detrás de ellos, era Pólux—. Yo quedé de cuarto, supongo que ustedes dos arriba de mí y la única persona con capacidad de superarnos aunque sea una sangre-sucia es Granger.

—Es cierto—respondió Mérope—. Pero nadie en casa tiene que enterarse que ella es el primer lugar.

—¿Se te olvida que nuestro padre está en el comité?—le recordó Draco.

Los primos Black suspiraron, se vendría un sermón este verano.

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Harry casi no recordaba ya que tenían que recibir los resultados de los exámenes. Para su gran sorpresa, tanto él como Ron pasaron con buenas notas. Hermione, por supuesto, fue la mejor del año. Ellos confiaban en que suspendieran a Goyle, que era casi tan estúpido como malo, pero él también aprobó. y como dice Ron, no se puede tener todo en la vida.

En un abrir y cerrar de ojos todos se encontraban a punto de bajar del tren, ya en Londres, ya en King Kross. Listos para comenzar el verano.

—Me gustaría que algún año se olvidaran de darnos estas notas—dijo Fred Weasley aún viendo su boletín.

—Mira Harry, estos dos años papá se contuvo porque tú no sabías de la magia, pero ahora...—suspiró Romeo Lupin mirando a donde estaba su padre y tío platicando esperando por ello—, ahora verás al lobo que me enfrento cuando vea este boletín.

—¿Lobo? No exageres—respondió Harry, su tío Remus era muy sereno.

Harry y sus primos corrieron hasta sus padres. Se saludaron con amor y luego los Weasley hicieron presencia.

—¡Niños!—dijeron los dos hombres.

—Espero que hayas tenido un buen primer. año mi princesa, aunque tú tío me lo contó todo—dijo Remus abrazando a su hija menor, y luego volteándose a su hijo mayor—. Y tú jovencito, espero que lo del inodoro haya sido una metáfora y que ese boletín esté como acordamos.

—Te lo dije—le susurró Romeo a Harry haciéndolo reír levemente.

Se escuchó una voz aguda que se acercaba y acercaba. Ginny Weasley, la hermanita de Ron, pero no señalaba a su hermano.

—¡Harry Potter! —chilló—. ¡Mira, mamá! Puedo ver...

—Tranquila, Ginny. Es de mala educación señalar con el dedo—la regañó mientras se acercaban, Romeo se fue con los gemelos a "una junta" y la señora Weasley se dirigió a Harry con una sonrisa—. ¿Un año movido? —les preguntó.

—Mucho —dijo Harry—. Muchas gracias por el jersey y el pastel, señora Weasley.

—Gracias por ser tan especial con mi hijo Molly—agradeció James con todo el corazón.

—Oh, no fue nada—respondió con amabilidad.

—Señor Potter, debe dejar que Harry venga a nuestra casa durante el verano—pidió Ron con algo de timidez al padre de Harry—. Puede venir con Violet y Romeo.

—¿Puedo?—preguntó Harry.

—Claro que sí, renacuajo—respondió desordenando su cabello—. Mientras no incumplamos ese mes en casa de Petunia, ya sabes que no puedes.

Harry asintió y su padre y tío se despidieron de los demás Weasley y tomaron sus equipajes para llevarlos al auto. Harry y Violet esperaron para despedirse de Ron y Hermione.

—Nos veremos durante el verano, entonces—habló Violeta sus amigos.

—Espero verlos pronto—dijo Hermione—. Harry que ese mes en casa de tu tía sea bueno, ya sabes, que pase rápido.

—Oh, lo será—dijo Harry, y sus amigos vieron, con sorpresa, la sonrisa burlona que se extendía por su cara—. Ellos no saben que no nos permiten utilizar magia en casa. Voy a divertirme mucho ese mes con Dudley.

Los cuatro amigos rieron y se despidieron con un abrazo. Hermione fue la primera en irse, detrás de ella Ron y por último Violet, que no entendía porque Harry no se movía.

Y es que Harry miraba a Mérope bajar del tren, podía jurar que cuando la escuchó hablar con su amiga castaña en el tren soñaba igual a la voz de su cabeza.

Mérope iba con Draco y Pólux, ya previamente se había despedido de sus amigos que ya habían tomado sus propios caminos.

—¿Irán a casa estás vacaciones?—preguntó Pólux a sus primos.

—Creo que sí, aún no está confirmado el viaje a Irlanda—respondió Draco.

—Y no tendremos lecciones, así qué hay tiempos de todas maneras—añadió Mérope.

Al rato una cabellera platinada y otra castaña hicieron acto de presencia frente a ellos. Narcissa Malfoy y Druella Black habían ido por sus menores a la estación.

Mérope miraba todo a su alrededor, es lo más cerca que estaría a algo muggle y también agradeciendo internamente por estar en Hogwarts. De repente su mirada se sostuvo con la de cierto pelinegro que ya la estaba mirando.

Mérope sentía el calor en sus mejillas, pero notó que las de Potter hacía lo mismo y eso la tranquilizó un poco.

—Cissa, ya no vamos date prisa—era la voz de su prima Venus que había llegado segundos después.

—Oh sí, ya voy—dijo sin despegar la mirada de Harry, pero era hora de irse.

Así que se despidió con la mano y siguió a su prima.

—¡Renacuajo!—llamó James a su hijo, Harry espabiló y le devolvió la despedida a Mérope antes de que se diera la vuelta—. ¿Estás ahí? Tierra llamando a Harry.

—Eh...si, vámonos—dijo reaccionando.

—¿Estás bien?

—Completamente.

Parecía que la vida iba a volver a la normalidad en el año próximo, o a la normalidad típica de Hogwarts. Un año había terminado, y ah! Mérope Malfoy se había despedido de él.

[~]
Maratón: 1/3.
¡Espero lo hayan disfrutado!

¿A qué no adivinan?
¡Es el último capítulo de este acto!

Depende su cantidad de comentarios lanzo el prefacio del tercer acto ;) amo hacer esto porque comentan con emoción jajaja.

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PERO ANTES TENGO ALGO QUE DECIR:
No sé si se han dado cuenta ya, pero desde el momento en que empecé a escribir este fic he tenido planeado que sea largo, porque está no es solo la historia de amor de Mérope y Harry, es su historia individualmente, son mis versiones de un universo donde Harry hubiera crecido con James y Draco hubiera tenido una melliza, por lo que ellos tiene su historia propia, además de su historia de amor.

Por eso es que mis fanfics comienzan narrando eventos de la vida de mis personajes, lo qué pasó incluso cuando eran bebés porque hace parte de su historia y como se irán desarrollando gracias a esa versión de los hecho que yo cree.

Siempre la imagínate así, larga, slow burn y con mucho drama familiar que vendrá poco a poco, todo a su tiempo.
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Espero que les haya gustado el maratón. Obviamente le dediqué los capítulos a algunas de ustedes para destacar, porque en el fondo cada letra que escribí va dedicada a esas que votan, comentan.

Gracias por leerme. Espero sigan votando, comentando y siguiéndome.

Por cierto, les recuerdo mi instagram @/ela_scamander13

Xoxo, Ela. <3
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