-26.

XXIV:
EXÁMENES Y MISTERIOS.

EL AÑO ESCOLAR EN HOGWARTS ESTABA CULMINANDO, pero antes de esa dicha los estudiantes deben cumplir con una de sus responsabilidades más importantes, los exámenes finales.

Hacía mucho calor, en especial en el aula grande donde se examinaban por escrito. Les habían entregado plumas nuevas, especiales, que habían sido hechizadas con un encantamiento antitrampa. Hasta ahora también tenían exámenes prácticos. El profesor Flitwick los llamó uno a uno al aula, para ver si podían hacer que una piña bailara claqué encima del escritorio.

Mérope, Draco y Pólux, por crianza eran muy estudiosos, serios y dedicados, pero definitivamente no podían decir lo mismo de sus amigos, exceptuando a Theo claro está.

—Mer, por favor tienes que tú darme en ese examen de pociones—rogó Olivia a su mejor amiga—. Te prometo que te regalo dulces o algo.

—Oli, mi abuelo es distribuidor, créeme que no necesito que me regales dulces—respondió Mérope con obviedad—. Solo te ayudaré porque no quiero que tu padre te envíe al internado mágico para niñas caprichosas o algo así.

—¿Te he dicho que eres la mejor amiga del mundo?—exclamó abrazando a la rubia—. Te prometo que prestaré atención en todo lo que me digas.

—Aún no se porqué te preocupas—habló la voz de Zabini que venía llegando al gran comedor con los demás chicos del grupo—, solo por ser Slytherin el profesor Snape da puntos en el examen.

—Si yo fuera tú no me fiara de eso Zabini—añadió Pólux dándole unas palmadas en el hombro al moreno—, ni ese incentivo es suficiente para ti si no ganas el examen.

—¡Y para mí tampoco!—chilló Olivia agarrando su rizado cabello—. Necesito ganar ese examen.

—Hablan como si pociones fuera la única materia que tenemos—habló Draco—. Dicen que el examen de transformaciones es una pesadilla.

—Yo apenas ayer logré convertir la cerilla en un alfiler, tuve que practicar demasiado—dijo Theo con desgano. ¿Cómo es posible saberme toda la teoría pero ni pizca de la práctica?

—Debes combinarlo todo—dijeron Mérope, Draco y Pólux al unísono, se miraron y rieron.

—Venus siempre nos dice eso, así es como ella lograba altas calificaciones en Durmstrang y aquí—dijo Pólux orgulloso de su hermana mayor.

—No es tan difícil como suena, si prácticamente la teoría es la práctica explicada en palabras—intentó explicar Mérope a sus tres amigos que veían con confusión a los primos Black.

—O es simple talento—dijo Draco mirando hacia otro lado—, claro no digo que ustedes no tengan, hablo por Crabble y Goyle que están desde que llegamos intentando convertir esa agua en té.

Los cinco restantes voltearon hacia donde Draco miraba, ahí los dos niños regordetes que estaban "estudiando" a un par de asientos del grupo. Movían su varita una y otra vez, intentando conseguir algún cambio.

De repente el líquido cambió de color y todos miraron asombrados. ¿Lo había logrado?, se rodaron el par de asientos que los separaban para ver la hazaña de sus compañeros.

—¡Mira Mérope! ¡Lo he logrado!—celebró Goyle emocionado, solo le importaba que la rubia viera que lo hizo—. ¿Quieres verlo de cerca?

—Parece que si lo lograste Goyle, a ver—respondió confiada, era la primera vez que se acercaba o aceptaba algo del chico, tal vez si había podido.

—Cissa, cuidado—dijo Pólux en un susurro a su prima.

—Si yo fuera ella, no me confiaría de eso—añadió Olivia con desconfianza.

—¿Tú crees que le puso algo?—cuestionó Malfoy colocándose en estado de alerta, viendo cómo su hermana recibía la copa del chico—. Algo como...¿una poción de amor?

—¿Existen las pociones de amor?—preguntó Zabini asombrado, Pólux y Draco rodaron los ojos.

—Claro que sí, Zabini—respondió Theo.

—¿Entonces puedo lograr que cualquiera se enamore de mi y ya?—preguntó y los tres chicos asintieron con la cabeza, Olivia se mantenía mirando a su mejor amiga que veía la copa, al parecer lo habían logrado—. Digo, no es ya eso no es posible, soy irresistible.

—Según mi abuelo las pociones de amor no causan amor—dijo Pólux.

—Pero también dice que huelen delicioso, ¿olerán a uno mismo?—completó Draco.

—No sé a qué huelen, pero es cierto que causan algo como obsesión y no amor—dijo Theo orgulloso de lo que había leído el día anterior en un libro de pociones—. Pero si leí que son bastante difíciles de lograr, estamos en primero así que...

—Yo me refería más a que le explotara en la cara o algo así—habló Olivia rodando los ojos con burla ante lo que dijo Zabini—. ¿Acaso crees que Goyle tendría la habilidad y los ingredientes para hacer una poción de amor?

—Nunca se sabe—respondió Theo.

Los cinco amigos se quedaron mirando, decidieron acercarse para también ver hasta ahora el nuevo líquido no le había hecho nada a Mérope y ellos también querían ver que tan bien estaba eso.

Mérope observaba el líquido, en serio parece tomable y bien logrado, pero no era capaz de tomarlo ya le había dado mucho a Goyle accediendo a acercarse a ver el resultado de su hechizo.

—¿Te gusta? ¿Te parece que está bien?—preguntó Goyle—. Es que eres

—Oye pero yo tam...—iba a hablar Crabble, pero si amigo no se lo permitió.

—Cállate Crabble, deja que ella responda—lo cayó con un manotazo que hasta Mérope se exaltó un poco—. Dime, ¿te impresioné?

—Bueno, de que me impresionaste, me impresionaste—respondió la rubia aún con la copa en la mano, hasta que de repente el té empezó a burbujear y la copa a sentirse caliente así que Mérope la soltó de golpe haciéndola caer—. Pero...¡¿Qué?!

—¡Cissa! ¿Estás bien?—preguntó Draco preocupado acercándose a su hermana a ver si su mano estaba lastimada—. ¿Qué te ocurrió Goyle?

—Me-Mérope yo, no...—había entrado en desesperación, quería impresionarla y lo arruinó.

—Eh...chicos—fue Olivia llamando la atención de todos y señalando a la banca frente a ellos.

—Creo que eso no debería pasar—añadió Pólux cuando miró hacia donde su amiga señalaba, el líquido se había vuelto espeso, verde y había desintegrado parte de la madera—, par de idiotas.

—Wow Goyle, creo que superaste la estupidez que hizo Longbottom en el primer día de pociones—se burló Zabini haciendo reír levemente al resto.

Mérope se sobaba la mano que ligeramente se había enrojecido por sostener la copa de plata que rápidamente se había calentado con el líquido, no quiso decir nada y se iba a ir cuando sip arribó se hizo presente, es que el extraño líquido había empezado a oler horrible.

—¿Qué está pasando aquí?—exclamó su jefe de casa.

—Goyle hizo mal un hechizo y cuando se lo mostró a Mérope Malfoy la quemó—el que menos creían era quien había delatado a Goyle, fue Crabble quien en su miedo de ser castigado arrojó toda la culpa sobre su amigo. Los presentes se sorprendieron.

—¡Pero tú me ayudaste!—se defendió el más alto—. Le juro profesor Snape que no fue mi intención.

—No se le dan tus hechizos de práctica a nadie—espetó Snape con furia, aún más sabiendo que de nuevo su ahijada había salido afectada por un mal hechizo—. Señorita Malfoy, ¿está bien? ¿Necesita que avisen al profesor Binns que retrase su examen de Historia de la Magia para ir a la enfermería?

—No, profesor—respondió la rubia, no quería formar un alboroto por una mano enrojecida—. Estaré bien.

—De acuerdo—dijo secamente el profesor—, si llega a necesitar algún permiso no dude en ir a mi oficina.

Harry que veía todo desde la mesa de Gryffindor solo podía pensar en mil maneras de decirle a Gould lo estupido que era y tal vez uno que otro movie ir to a lo muggle, pero James le dijo antes de venir que no peleara a golpes en la escuela. Sintió el deber de ir y preguntarle si de verdad estaba bien, después de todo, ellos eran amigos.

Se relajó cuando Mérope expresó que no necesitaba ningún tipo de ayuda, tal vez si se la topaba por ahí le preguntaría cómo sigue, pero ahora Harry no sabía cómo se las estaba arreglando para hacer sus exámenes, cuando una parte de él esperaba que Voldemort entrara por la puerta en cualquier momento. Sin embargo, los días pasaban y no había dudas de que Fluffy seguía bien y con vida, detrás de la puerta cerrada.


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Ese día en la mañana la profesora McGonagall los observó mientras convertían un ratón en una caja de rapé. Ganaban puntos las cajas más bonitas, pero los perdían si tenían bigotes. Mérope estaba feliz, su cara incluso tenía brillitos, y las de su hermano y primo tenía lindos detalles mate, después seguía la de Theo y por último Olivia y Zabini lograron lo suficiente para ganar.

Snape los puso nerviosos a todos, respirando sobre sus nucas mientras trataban de recordar cómo hacer una poción para olvidar, ya sabemos a quienes les fue mejor mientras otros como Harry y Ron apenas y pasaron. Harry lo hizo todo lo mejor que pudo, tratando de hacer caso omiso de las punzadas que sentía en la frente, la verdad era que Harry se despertaba por culpa de su vieja pesadilla.

Tal vez porque ellos no habían visto lo que Harry vio en el bosque, o porque no tenían cicatrices ardientes en la frente, Ron, Hermione y Violet no parecían tan preocupados por la Piedra como Harry. El pelinegro se preguntaba qué pensaría Merope al respecto.

El último examen era Historia de la Magia y estarían libres durante toda una semana, hasta que reciban los resultados de los exámenes, Harry no pudo dejar de alegrarse con el resto.

—Esto ha sido mucho más fácil de lo que pensé —dijo Violet, echándose sobre el césped con los demás.

—No necesitaba haber estudiado el Código de Conducta de los Hombres Lobo de 1637 o el levantamiento de Elfrico el Vehemente—añadió Hermione recordando las preguntas del examen.

A Hermione siempre le gustaba volver a repetir los exámenes, pero Ron dijo que iba a ponerse malo, así que junto con Violet se fueron hacia el lago y se dejaron caer bajo un árbol. Los gemelos Weasley, Romeo Lupin y Lee Jordan se dedicaban a pinchar los tentáculos de un calamar gigante que tomaba el sol en la orilla.

—Basta de repasos —suspiró aliviado Ron, estirándose en la hierba—. Puedes alegrarte un poco, Harry, aún falta una semana para que sepamos lo mal que nos fue, no hace falta preocuparse ahora.

—¡Me gustaría saber qué significa esto!—estalló enfadado mientras se sobaba la frente, no podía más—. Mi cicatriz sigue doliéndome. Me ha sucedido antes, pero nunca tanto tiempo seguido como ahora.

—Ve a ver a la señora Pomfrey—sugirió Hermione.

—O deberías enviarle una carta al tío James—habló Violet, era como la quinta vez que intentaba convencer a Harry de que le contara a su tío sobre el dolor.

—No estoy enfermo—dijo Harry—. Creo que es un aviso...significa que se acerca el peligro y no quiero preocupar a papá, él también es profesor y en su escuela deben estar en exámenes finales.

—Harry, relájate, Hermione tiene razón, la Piedra está segura mientras Dumbledore esté aquí. Y Neville jugará al quidditch en el equipo de Inglaterra antes de que Hagrid traicione a Dumbledore—dijo Ron sin agitarse, hacía demasiado calor.

Harry asintió, pero no pudo evitar la furtiva sensación de que se había olvidado de hacer algo, algo importante. Cuando trató de explicarlo, Hermione dijo:

—Esos son los exámenes. Yo me desperté anoche y estuve a punto de mirar mis apuntes de Encantamientos, cuando me acordé de que ya habíamos hecho ese examen—dijo Hermione.

Pero Harry estaba seguro de que aquella sensación inquietante nada tenía que ver con los exámenes, vio algo que le recordó al castigo en el bosque prohibido, pagaría por ver al semigigante regalando a Malfoy de nuevo, pero también le gustaría repetir ese rato de tranquilidad con Mérope. Hagrid nunca traicionaría a Dumbledore. Hagrid nunca le diría a nadie cómo pasar ante Fluffy...nunca...Pero...

Harry, súbitamente, se puso de pie de un salto.

—Harry, pero ¿qué te da?—exclamó Violet sobándose la cabeza, ya que ella estaba junto a Harry y le pegó cuando se levantó.

—¿A dónde vas?—preguntó Ron con aire soñoliento.

—Acabo de pensar en algo—dijo Harry. Se había puesto pálido—. Tenemos que ir a ver a Hagrid ahora.

—¿Por qué? —suspiró Hermione, levantándose.

—¿No les parece un poco raro —dijo Harry, subiendo por la colina cubierta de hierba— que lo que más deseara Hagrid fuera un dragón, y que de pronto aparezca un desconocido que casualmente tiene un huevo en el bolsillo? ¿Cuánta gente anda por ahí con huevos de dragón, que están prohibidos por las leyes de los magos? Qué suerte tuvo al encontrar a Hagrid, ¿verdad? ¿Por qué no se me ocurrió antes?

—¿En qué estás pensando? —preguntó Ron, pero Harry echó a correr por los terrenos que iban hacia el bosque, sin contestarle.

—Ahora si se nos enloqueció el muchacho—dijo Violet sonando como una tía criticona, sacudió su cabeza por su tono—. Lo mejor será que le escriba al tío James, o esto nos terminará metiendo en problemas.

Los tres salieron corriendo detrás de él. Harry vio a Hagrid que estaba sentado en un sillón, fuera de la casa.

—Hola —dijo sonriente—. ¿Han terminado los exámenes? ¿Tienen tiempo para beber algo?

—Sí, por favor —dijo Ron, pero Harry lo interrumpió.

—No, tenemos prisa—dijo el pelinegro secamente.

—Oye, yo también quería algo de beber—se quejó su prima, apoyando a Ron.

—Hagrid, pero tengo que preguntarte algo ¿Te acuerdas de la noche en que ganaste a Norberto?—volvió a hablar Harry ignorando a la rubia ceniza—. ¿Cómo era el desconocido con el que jugaste a las cartas?

—No lo sé —dijo Hagrid sin darle importancia—. No se quitó la capa.

—¿Nos estás diciendo que hiciste un raro trato con un tipo que ni le viste la cara?—añadió Violet con ironía, Hagrid vio que los tres chicos lo miraban asombrados y levantó las cejas.

—No es tan inusual, hay mucha gente rara en el Cabeza de Puerco, el bar de la aldea. Podría ser un traficante de dragones, ¿no? No llegué a verle la cara porque no se quitó la capucha.

—¿De qué hablaste con él, Hagrid? ¿Mencionaste Hogwarts?—Harry se dejó caer cerca del recipiente de los guisantes.

—Puede ser —dijo Hagrid, con rostro ceñudo, tratando de recordar—. Sí... Me preguntó qué hacía y le dije que era guardabosques aquí...

Hagrid les contó cómo el sujeto extraño había hecho un montón de preguntas, los tres chicos no podían creer la inocencia del semigigante mientras él lo contaba como si nada.

—¿Y él... pareció interesado en Fluffy? —preguntó Harry, tratando de conservar la calma.

—Bueno... sí...Es normal. ¿Cuántos perros con tres cabezas has visto? Entonces le dije que Fluffy era buenísimo si uno sabía calmarlo: tocando música se dormía en seguida...—Hagrid pareció horrorizado—¡No debí decir eso! —estalló—. ¡Olviden que lo dije! Eh...¿A dónde van?

Los cuatro habían salido disparados de ahí. Harry, Ron, Violet y Hermione no se hablaron hasta llegar al vestíbulo de entrada, que parecía frío y sombrío, después de haber estado en el parque.

—Tenemos que ir a ver a Dumbledore —dijo Harry—. Hagrid le dijo al desconocido cómo pasar ante Fluffy, y sólo podía ser Snape o Voldemort, debajo de la capa...

Miraron alrededor, como si esperaran que alguna señal se lo indicara. Nunca les habían dicho dónde vivía Dumbledore, ni conocían a nadie a quien hubieran enviado a verlo.

—¿Qué están haciendo los tres aquí dentro?—era la profesora McGonagall, que llevaba muchos libros.

—Queremos ver al profesor Dumbledore —dijo Hermione con valentía, según les pareció a Ron, Harry y Violet que hasta se sorprendió con la actitud de su amiga..

—¿Ver al profesor Dumbledore? —repitió la profesora, como si pensara que era algo inverosímil—. ¿Por qué?

Harry tragó: «¿Y ahora qué?».

—Es algo secreto —dijo Harry, pero de inmediato deseó no haberlo hecho, porque la profesora McGonagall se enfadó.

—El profesor Dumbledore se fue hace diez minutos —dijo con frialdad—. Recibió una lechuza urgente del ministro de Magia y salió volando para Londres de inmediato.

—¿Se fue? —preguntó Harry con aire desesperado—. ¿Ahora?

—El profesor Dumbledore es un gran mago, Potter, y tiene muchos compromisos...

—Pero esto es importante-añadió Violet.

—¿Algo que tú tienes que decir es más importante que el ministro de Magia, Potter?

—Mire —dijo Harry dejando de lado toda precaución—, profesora, se trata de la Piedra Filosofal...

Fue evidente que la profesora McGonagall no esperaba aquello. Los libros que llevaba se deslizaron al suelo y no se molestó en recogerlos. Los cuestionó por saber de la piedra y los envió a disfrutar del sol. Pero no lo hicieron.

Una vez que se aseguraron de que la profesora McGonagall no podía oírlos, Harry epezo a hablar de sus teorías de como Snape distrajo a Dumbledore y seguro iría por la piedra esta noche.

—Pero ¿qué podemos...?

Hermione tosió. Violet fue la primera en darse la vuelta, tosió también y tocó el hombro de Harry y Ron, se voltearon y Snape estaba allí.

—Buenas tardes —dijo amablemente con una rara sonrisa torcida. Lo miraron sin decir nada—No deberíais estar dentro en un día así.

—Nosotros... —comenzó Harry, sin idea de lo que diría.

—Deberían ser más cuidadosos —dijo Snape—. Si los ven andando por aquí, pueden pensar que vas a hacer alguna cosa mala. Y Gryffindor no puede perder más puntos, ¿no es cierto?-se dieron media vuelta para irse, pero Snape los llamó—Ten cuidado, Potter, otra noche de vagabundeos y yo personalmente me encargaré de que te expulsen. Que pases un buen día.

Se alejó en dirección a la sala de profesores. Una vez fuera, en la escalera de piedra, Harry se volvió hacia sus amigos.

—Bueno, esto es lo que tenemos que hacer —susurró con prisa—. Uno de nosotros tiene que vigilar a Snape, esperar fuera de la sala de profesores y seguirlo si sale. Hermione, mejor que eso lo hagas tú.

—¿Por qué yo?

—Es obvio —intervino Ron—. Puedes fingir que estás esperando al profesor Flitwick, ya sabes cómo—la imitó con voz aguda—: «Oh, profesor Flitwick, estoy tan preocupada, creo que tengo mal la pregunta catorce b...», y Violet siempre tiene algo para hablar con la profesora Sprout, algo como: Profesora Sprout que lindo se ve su cabello de lechuga hoy, ¿ha utilizado alguna nueva planta?

—Oh, cállate —dijo Hermione, pero estuvo de acuerdo en ir a vigilar a Snape.

—Y nosotros iremos a vigilar el pasillo del tercer piso —dijo Harry a Ron—. Vamos.

Pero aquella parte del plan no funcionó. Tan pronto como llegaron a la puerta que separaba a Fluffy del resto del colegio, la profesora McGonagall apareció otra vez, salvo que ya había perdido la paciencia.

Harry y Ron regresaron a la sala común, escabullendo a Violet en el proceso.

-Puedo apostar tres ranas de chocolate que Hermione vendrá por esa puerta, antes de que cante un gallo-dijo Violet para sí misma, sin que Harry o Ron la escucharan.

Justo cuando Harry acababa de decir: «Al menos Hermione está detrás de Snape», el retrato de la Dama Gorda se abrió y apareció la muchacha.

—¡Lo siento, Harry! —se quejó—. Snape apareció y me preguntó qué estaba haciendo, así que le dije que esperaba al profesor Flitwick. Snape fue a buscarlo, yo tuve que irme y no sé a dónde habrá ido Snape.

—Bueno, no queda otro remedio, ¿verdad?-dijo Harry y los otros tres lo miraron asombrados. Estaba pálido y los ojos le brillaban—. Iré esta noche y trataré de llegar antes y conseguir la Piedra.

—¡Estás loco! —dijo Ron.

—¡No puedes!-exclamó la Lupin—. ¡Les dije que se había vuelto loco!

—¿Después de todo lo que han dicho Snape y McGonagall? ¡Te van a expulsar!—dijo Hermione

—¿Y qué? —gritó Harry—. ¿No comprenden? ¡Si Snape consigue la Piedra, es la vuelta de Voldemort! Y estará muy furioso con papa por no haberlo matado cuando pudo.

—Lo peor es que el renacuajo tiene razón —dijo Violet, asintiendo y colocando una sonrisa burlona luego de ver la cara de disgusto que Harry le lanzó.

—Voy a llevar la capa invisible —dijo Harry—. Es una suerte haberla recuperado.

—Pero ¿nos cubrirá a los tres? —preguntó Ron.

—¿A... nosotros tres?

—Oh, vamos, ¿no pensarás que te vamos a dejar ir solo?-cuestiono Violet.

—Por supuesto que no —dijo Hermione con voz enérgica—. ¿Cómo crees que vas a conseguir la Piedra sin nosotros? Será mejor que vaya a buscar en mis libros, tiene que haber algo que nos sirva...

—Pero si nos atrapan, también nos expulsarán a nosotros-dijo el pelinegro.

-Harry pero acabas de decir que voldemort volverá si no vamos-se quejó la rubia ceniza-. ¿Sabes qué significa es? ¡Que tú morirás y no habrá escuela para que nos expulsen!

—Violet está en lo cierto—dijo Hermione con severidad—. Y lo de la expulsión puedo evitarlo, Flitwick me dijo en secreto que en su examen tengo ciento doce sobre cien. No me van a expulsar después de eso.

▲•▼•▲『♡』▲•▼•▲

Durante la cena todos estuvieron muy callados, Violet se sentó en su mesa para no levantar sospechas de estar tramando algo con sus amigos. Harry no podía dejar de pensar en la piedra, pero tampoco en si Merope recordaba algo de aquella noche en el bosque. Así que cuando la cena se acabó decidió interceptarla.

Harry se escondió detrás de una columna, Ron y Hermione se adelantaron para escabullirse a Violet en la sala común, mientras que el pelinegro se quedó ahí esperando que la platinada pasara por ese pasillo. Merope por su parte se había quedado por un momento hablando con Rolf Scamander por lo que se atrasó con sus amigos.

Pss, pss.

Sintió que alguien hacía un ruido de llamado, pero volteó y no vio nada.

Pss, pss.

De nuevo, vio por todas partes y vio una túnica que le pedía acercarse, así que con desconfianza se acercó a la misteriosa columna.

—¿Hay alguien ahí?—preguntó Mérope un poco asustada.

—Malfoy, soy yo Potter—dijo la, ¿la columna?

—¿Potter? Puedes salir, no hay nadie por aquí—respondió y Harry salió de su escondite con una media sonrisa.

—¿Por que tu manera de hablar conmigo es como si fuera ilegal?—cuestionó divertida, alzando una ceja y esbozando una sonrisa.

—Bueno...no creo que a tu hermano le agrade mucho que te llame—respondió Harry con una leve risa—. Quería preguntarte algo, bueno...dos cosas.

—Claro Potter, cuéntame—contestó amablemente.

—¿Cómo está tu mano? Vi que en el desayuno alguien de tu casa te lastimó con algo que salió mal—preguntó con timidez, él iba a apreguntarle sobre algo más importante pero de nuevo sintió la necesidad de preguntarle.

—Estoy bien, solo se enrojeció—dijo mirándose la mano que ya se veía muy bien—. ¿Y la otra cosa?

—Es sobre la noche del castigo, ¿qué recuerdas? sobre lo que Firenze dijo mientras estaba dormida y eso—preguntó aún más tímido, temía que ella se enojara.

—Oh sobre eso, ¿te digo la verdad?—sus mejillas se enrojecieron demasiado, no quería que Harry pensara que era una chismosa—. Recuerdo todo, pero puedes estar tranquilo, no se lo conté, ni contaré a nadie, supongo que es algo muy personal.

—¡Muchas gracias por eso!—dijo animado y también enrojecido—. Bueno, no creo que algo tan grave sea personal, pero me alegra que guardes el secreto.

—Lo seguiré haciendo, son tus cosas no mías—respondió Mérope con sinceridad, a pesar de que ella y sus amigos eran amantes del cuchicheo, no quería que Harry cambiara su imagen de ella—. Bueno creo que ya me tengo que ir, buenas noches Potter.

—Buenas noches, te veo luego—dijo Harry y luego se quería dar un manotazo a sí mismo, ya las clases habían terminado, los exámenes igual y no estaban en la misma casa—. Digo..y-yo.

—Nos vemos luego, Potter—habló Mérope interrumpiendo su balbuceo, tal vez no sería tan malo verse después—. Y tranquilo ¿si?, puedes confiar en mí.

Se terminó de despedir con un gesto con la mano. Y Harry la vio alejarse, su cabello platinado bailaba al compás de los brinquitos que daba cuando caminaba, no miro atrás y Harry agradeció por eso porque la vio hasta que cruzó por el pasillo.

—Yo se que sí—respondió para sí mismo a lo último que ella le había dicho. Le alegraba conocerla y ahora sabía que ella guardaría su secreto.

Mérope camino hasta las mazmorras por los atajos de Snape, sonrió antes de entrar a su habitación. Harry confiaba en ella, y ella en él. ¿Es el primer paso para ser amigos, no?

Se quedó un buen rato hablando y escuchando a Olivia quejarse de algo que le había pasado cuando se encontró a Weasley, o algo así.

▲•▼•▲『♡』▲•▼•▲

Harry llegó a la sala común, y se sentó con sus tres amigos, lejos de todos. Nadie los molestó: después de todo, ya estaban acostumbrados a ver a Violet ahí y ninguno de los de Gryffindor hablaba con Harry, pero ésa fue la primera noche que no le importó. Poco a poco, la sala se fue vaciando y todos se fueron a acostar.

—Será mejor que vayas a buscar la capa —murmuró Ron, mientras Lee Jordan finalmente se iba, bostezando y desperezándose.

Harry corrió por las escaleras hasta su dormitorio oscuro. Sacó la capa y entonces su mirada se fijó en la flauta que Hagrid le había regalado para Navidad. La guardó para utilizarla con Fluffy: no tenía muchas ganas de cantar...

Regresó a la sala común, esperando el momento para irse a la arriesgada aventura. ¿Y cómo no? Con la leve esperanza de que después de salvar la piedra podría hablar con Merope una vez más, y podían considerarse amigos ¿cierto?.

§
Jejej. Nuevo cap, primero de los tres últimos del acto.

Espero les guste, vamos avanzando en el Harope.

¿Ya vieron la nueva portada y el gif? ¡Esta preciosa! Venus si estas viendo esto te amo con todo mi corazón.

Voten, comenten y síganme. Amo leerlas.

Xoxo, Ela.
§

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