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CRÓNICAS DE UN
CASTIGO ANUNCIADO
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FILCH LLEVÓ A HARRY Y A VIOLET AL DESPACHO de la profesora McGonagall donde se sentaron a esperar; sin decir una palabra.
Excusas, disculpas y locas historias cruzaban la mente de Harry y Violet, cada una más débil que la otra. No podía imaginar cómo se iban a librar del problema aquella vez.
Estaban atrapados.
¿Cómo podían haber sido tan estúpidos para olvidar la capa? No había razón en el mundo para que la profesora McGonagall aceptara que habían estado vagando durante la noche, para no mencionar la torre más alta de Astronomía. Si añadía a todo eso Norberto y la capa invisible, ya podían empezar a hacer las maletas.
¿Harry pensaba que las cosas no podían estar peor? Estaba equivocado. Vieron que Filch entraba de nuevo al despacho y traía a Neville del cuello de su pijama, atrás de él entró la profesora McGonagall, y no venía sola.
Detrás de ella entraron los mellizos Malfoy, Draco cambió su cara de preocupación a una sonrisa maliciosa cuando vio a Potter y Lupin en el despacho.
Al final si atraparon a Potter, pensó. Mientras que su hermana ni siquiera se había atrevido a mirar al frente.
Cuando Harry vio a la rubia abrió sus ojos como platos, jamás creyó que la encontraría en esa situación.
¿Acaso ella intentó delatarlo? ¿Acaso se engaño a sí mismo todo ese tiempo y ella sí era como su primo?; se preguntaba a sí mismo.
—¡Harry! —estalló Neville en cuanto los vio—. Estaba tratando de encontrarte para prevenirte, oí que Malfoy decía que iba a atraparte, dijo que tenías un drag...
Al escuchar ese nombre Mérope alzó la mirada, encontrándose con Harry que negaba violentamente con la cabeza para que Neville no hablara de más, pero la profesora McGonagall lo vio. Lo miró como si echara fuego igual que Norberto y se irguió, amenazadora.
—Nunca lo habría creído de ninguno de ustedes. El señor Filch dice que estaban en la torre de Astronomía. Es la una de la mañana. Quiero una explicación.
Todos ahí se mantuvieron callados. Draco tuvo intenciones de hablar pero su hermana lo noto y le proporcionó un leve pellizco para que olvidara esa idea.
—Creo que tengo idea de lo que sucedió —volvió a hablar la profesora McGonagall—. No hace falta ser un genio para descubrirlo. Te inventaste una historia sobre un dragón para que Draco Malfoy y Pólux Lestrange salieran de la cama y se metiera en líos, pero si no me equivoco debió quedarse dormido como para no estar aquí, por lo cual el señor Malfoy terminó arrastrando a su hermana. Te he atrapado. Supongo que te habrá parecido divertido que Longbottom oyera la historia y también la creyera, ¿no?
Harry estaba tan pendiente al lío en el que estaba metido y en lo que le diría a James cuando regrese a casa con su baúl entre las patas, que ni siquiera noto que la profesora se había referido a Mérope como hermana de Draco, pero Violet si lo escuchó y abrió los ojos como platos, ella también pensaba que eran primos.
Harry por su lado captó la mirada de Neville y trató de decirle, sin palabras, que aquello no era verdad, porque Neville parecía asombrado y herido, Mérope que sabía la verdadera historia también miró al Gryffindor con lastima, se notaba que quería ayudar. Pobre mete-patas Neville, Harry sabía lo que debía de haberle costado buscarlos en la oscuridad, para prevenirlos.
—Estoy disgustada —dijo la profesora McGonagall—. Cuatro alumnos fuera de la cama en una noche. ¡Nunca he oído una cosa así! Violet Lupin, pensé que eras más parecida a tu padre que a tu hermano y tenías más sentido común. Y tú, Harry Potter, creía que Gryffindor significaba más para ti, ¿qué dirá tu padre cuando se entere lo que perjudicaste a su amada casa? Ya he restado los puntos a Slytherin, y en su caso se les quitaran cincuenta.
—¿Cincuenta? —resopló Harry. Iban a perder el primer puesto, lo que había ganado en el último partido de quidditch.
—Cincuenta puntos cada uno —dijo la profesora McGonagall, resoplando a través de su nariz puntiaguda-. Cien menos para Gryffindor y cincuenta menos para Hufflepuff.
—Profesora... por favor...
—Y para asegurarme de que no se repita, los cinco recibirán un castigo—sentenció.
Malfoy que sonreía con malicia porque se les fueron quitados el triple de puntos que a ellos cambió su expresión por una de confusión. Mérope juntó las cejas y abrió la boca en una "o", no podía creerlo, sus padres la enviarían derecho a Beauxbatons.
—Disculpe profesora, tal vez escuche mal—habló Draco acercándose al escritorio—, escuché que dijo ¿los cinco?
—Creo que Draco se refiere a ¿por qué seremos castigados con ellos?—añadió Merope pues ya la profesora les había advertido de un castigo—. ¿No debe ser nuestro jefe de casa quien haga eso?
Mérope sabía que su padrino no sería tan severo, pero todas sus esperanzas se esfumaron.
—Escuchó bien señor Malfoy, a pesar de sus intenciones también estaba afuera de la cama a horas inadecuadas, y señorita Malfoy aunque sé como la arrastraron a este lio incumplias una norma—habló mirando a los mellizos, Harry tenía sentimientos encontrados, le alegraba el castigo de Malfoy pero no podía dejar de hacerse preguntas sobre la rubia—. Para ser justos de este castigo en particular me encargare yo, pues he sido quien los ha encontrado y todos recibirán el mismo.
Mérope estaba cada vez más nerviosa con la situación, no le preocupaba cumplir un castigo, más le preocupaba lo que pasaría en su casa cuando se enteren. Era cierto que Draco no la había arrastrado a nada, pero eso no le importará a sus padres cuando sepan que perdieron veinticinco puntos de sus amada casa.
—Usted, usted no...
—No me digas lo que puedo o no puedo hacer, Harry Potter. Ahora, vuelvan a la cama, todos. Nunca me he sentido tan avergonzada de los alumnos de Gryffindor—dijo mientras les hacía señas para que salieran del lugar—, y definitivamente Sprout y Snape tampoco estarán felices.
Los cinco salieron de la oficina y se prepararon para tomar cada uno dirección a su sala común. Mérope se dio cuenta que su acompañante animal no la había seguido después de su encuentro con la profesora.
—Gamora se fue—dijo Mérope a su hermano dejando de caminar, aun así Harry también freno su caminata—, cuando te encontré salió corriendo y ahora no se donde esta.
—Debe estar en la sala común, es una gata muy inteligente—la consoló su mellizo.
—Pero es una gata Draco, ¿como diría la contraseña?—respondió moviendo la cabeza de un lado al otro a ver si veía su silueta—, además le tiene miedo a la señora Norris, ¿quien no?
—Tal vez está en las mazmorras esperándote, vamos—Draco la tomó del brazo para empezar a caminar al escobero.
—Hey Malfoy—ambos se voltearon al escuchar la voz de Potter, Harry no sabía que acababa de hacer pero su impulso le ganó—, si llego a ver a tu gata te avisare, ¿como dijiste que se llamaba?
—Gamora, es negra y pelu...—iba a hablar pero su hermano la interrumpió.
—No necesitamos tu ayuda para encontrarla, Potter—dijo Draco colocándose junto a su hermana en posición protectora.
—Ignóralo Potter, y gracias por la ayuda—intervino Mérope, rápidamente haló a su hermano por el brazo y fueron hasta la sala común.
—Eso fue tan Malfoy de su parte—le dijo Violet a Harry—. Buenas noches Harry, no pienses mucho lo de los puntos y nos vemos mañana.
—Buenas noches.
Los Malfoy llegaron rápidamente a su sala común gracias a los atajos. Tal como Draco lo supuso, la gata estaba frente a la puerta y apenas sintió la voz de su dueña saltó hacia ella.
—¡Aquí estás!—dijo abrazando al animal-&. Sabía que te fuiste porque no querías ver a la fea gata Norris, aquí entre nos, a mi también me asusta.
—Ya deja de hablarle a tu gata y entremos—dijo Draco mirando a su hermana—. Basilisco.
—¿Puedes creer que su propia jefa de casa les quitó cien puntos? Mi padrino jamás haría algo así—mencionó la menor.
—Es cierto, a mi también me sorprendió, mañana todos los Gryffindor querrán matar a Potter y los de las demás casas le darán las gracias, será divertido de ver—se burló su hermano. Mérope rodó los ojos en respuesta.
—Si hubiera habido un Ravenclaw con nosotros Slytherin quedaría de primero, pero fueron los únicos que no perdieron puntos hoy, pasan al primer lugar y nosotros quedamos de segundos—comentó Merope.
—Con el quidditch volveremos a estar de primeros, pero Gryffindor cayó en picada—respondió—. Bueno hermanita, extrañaba meterme en problemas contigo pero es hora de dormir.
—Si lo creo, descansa Draco—dijo dándole un abrazo y un beso en la mejilla a su mellizo—, yo también extrañaba esto contigo.
Ambos Malfoy subieron a sus habitaciones sin hacer ruidos y se dispusieron a dormir.
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Al día siguiente los Slytherin no dieron mucha importancia a veinticinco puntos, solo se preguntaban cómo es que Ravenclaw no había perdido ni uno, por el contrario los Hufflepuff no se explicaban su baja de cincuenta puntos, aun así no eran tan agresivos al respecto, pero en la casa de los leones todos notaron los cien puntos perdidos.
Eso situaba a Gryffindor en el último lugar. En una noche, habían acabado con cualquier posibilidad de que Gryffindor ganara la copa de las casas. Harry sentía como si le retorcieran el estómago. ¿Cómo podrían arreglarlo? James estaría decepcionado, hizo que su casa perdiera la copa en su primer año escolar.
Los mellizos se despertaron más temprano que lo usual, sus amigos estaban ansiosos por saber qué había pasado con el par de platinados esa noche, así que los seis se apresuraron a sentarse para escuchar la historia durante el desayuno. Crabble y Goyle anunciaron que tenían detencion por empujar unos hufflepuff y debían ir con la profesora Sprout.
—Y justo en ese momento me atrapó la profesora McGonagall—terminó de contar Draco su parte de la historia—, me regañó, me quitó quince puntos y luego me llevó hasta donde se suponía que estaban los demás.
—Ahí entro yo, luego de ir en busca de Snape y no encontrarlo...—mintió Mérope, ella sabía que ni toco la puerta del salón de maestros—...Salí en busca de Draco, iba caminando con Gamora cuando escuche su voz.
—Y ya estaba con la profesora—añadió Theo haciendo que todos corearon un «Oooh».
—Así es—respondió el mellizo mayor.
—Exacto, así que después de quitarme diez puntos, me llevo a mi también con ellos—tomó aire—, ahí fue cuando llegamos a su despacho y no estaba vacío...
—Para nada, en la entrada vimos a Filch cargar a Longbottom ¡del cuello!—se burló Draco, haciendo reír a todos.
—¡No me digas! Es por lo único que hubiera querido estar ahí, pagaría por ver su cara en ese momento—decía Pólux entre risas.
—Me lo imagino con los dientes hacia afuera y corriendo de Filch—se unió Zabini a la burla.
—¡Bueno ya!—los calló Mérope—. Seguiré con la historia...Cuando entramos, Potter y Lupin ya estaban ahí, pero no tenían el dragon asi que suponemos que ya lo habían entregado.
—¿Y que les hicieron?—preguntó Olivia.
—Bueno...—iba a hablar Mérope.
—Su propia jefa de casa le quito cien puntos—habló Draco y todos exclamaron «¿Que hizo que?», llamando la atención de más de uno.
—¿Estas diciendo que los misteriosos menos cien puntos de Gryffindor fueron por Potter y Longbottom?—dijo Theo sorprendido, igual que todos, sumados los chismosos que habían puesto su atención en ellos, grave error haber gritado.
—Así es, y bueno a Lupin también le quitaron cincuenta—añadió el rubio.
—Es por eso que ahora Ravenclaw va de primero—dijo Zabini—. Toda esta información es chisme de calidad
—Exactamente por eso, no había ninguno de ellos rompiendo reglas anoche—respondió Mérope.
—¿Y solo fue esa quitada masiva de puntos o algo más?-preguntó Polux, algo preocupado por sus primos—. Tranquilos, hablaré con Venus y mis tíos no se enteraran de esto.
—Gracias Act—contestó Mérope, enserio muy agradecida con su primo, si en su casa llegarán a saber sería todo un escándalo—. Bueno ojalá hubiera sido solo eso, nos castigaran a los cinco.
—¿Y porque ustedes también? Digo, si fueron a delatar a Potter—preguntó Olivia.
—Es cierto, pero la profesora creyó que él se inventó la historia para afectarlos y así Draco y Acturus se metieran en problemas, pero terminamos Longbottom y yo ahí—hablo Mérope—. Así que tendremos que cumplir un castigo que no sabemos que es por el hecho de estar afuera tan tarde.
—Supongo que será limpiar algún aula, ¡aunque yo no sé ni barrer!—se quejó Draco—. Espero que sea solo eso.
—Solo queda esperar...
El rumor de cómo se perdieron los puntos se propagó rápido, bueno tal vez Mérope y Draco contándoles a sus primos y amigos ayudó a que todos se enteraran.
De ser una de las personas más populares y admiradas del colegio, Harry súbitamente era el más detestado. Los Hufflepuff le giraban la cara, porque todos habían deseado ver a Slytherin perdiendo la copa, aunque aún existía la posibilidad de que Ravenclaw mantuviera el primer lugar todos sabían que solo bastaban unas cuantas clases con Snape o un partido de Quidditch para que las serpientes superaran a las águilas.
Por dondequiera que Harry pasara, lo señalaban con el dedo y no se molestaban en bajar la voz para insultarlo. Los de Slytherin, por su parte, lo aplaudían y lo vitoreaban, diciendo: «¡Gracias, Potter; te debemos una!».
Sólo Ron y Hermione los apoyaban, porque si, en la casa de Violet aunque no eran tan directos como los leones tampoco estaban muy felices con ella, los únicos que no le mostraban ni pizca de molestia eran Rolf Scamander y Cedric Diggory.
—Se olvidarán en unas semanas. Fred y George han perdido puntos muchas veces desde que están aquí y la gente los sigue apreciando—intentó animarlo Ron.
—Pero nunca perdieron ciento cincuenta puntos de una vez, ¿verdad?—dijo Harry tristemente.
—Efectivamente no, enano—dijo una voz detrás de él, era Romeo—. Hemos intentado todo para que ya no te digan nada, y pobre del Hufflepuff que le diga algo a mi hermana, pero me encantaría saber como perdieron cincuenta puntos cada uno.
—Oh créeme, esa una larga historia—respondió Harry—. Solo no le digas nada al tío Remus, el le dirá a papá y me matará.
—Fue una travesura, no creo que el tío James se enoje por eso—le dijo el Lupin mayor a su primo—. Quitando el hecho de que le diste la victoria a Slytherin, puede que te felicite.
—No lo creo, pero bueno—dijo Harry con tristeza—. Te prometo que te lo contaré, ¡te juro que tengo una muy buena razón! Mientras caminaré un rato, los veo luego.
Caminó yéndose por uno de los pasillos, quería estar solo.
Mientras caminaba pensaba en cómo le diría a su padre que dejó a su casa en último lugar por andar deshaciéndose de dragón. Gran historia para su primer año ¿no?
También pensaba en Mérope, ¿ella sería igual a Draco? ¿Acaso ella estaba con él ahí porque también quería que lo expulsaran de Hogwarts? Eso le causo una gran decepción a Harry, él pensaba que le estaba cayendo bien a la rubia que tanta curiosidad le causaba,
Y entonces, las nuevas resoluciones de Harry de no interferir en nada que no le concierne sufrieron una prueba inesperada. Una tarde que salía solo de la biblioteca oyó que alguien gemía en un aula que estaba delante de él. Mientras se acercaba, oyó la voz de Quirrell.
Parecía que alguien lo estaba amenazando.
Al día siguiente, Quirrell salió apresuradamente del aula, enderezandose el turbante. Estaba pálido y parecía a punto de llorar. Harry estaba a mitad de camino para seguirlo, cuando recordó que se había prometido no meterse en lo que no le correspondía.
Al mismo tiempo, habría apostado doce Piedras Filosofales a que Snape acababa de salir del aula y, por lo que Harry había escuchado, Snape debería estar de mejor humor...Quirrell parecía haberse rendido finalmente.
Harry regresó a la biblioteca, en donde Hermione estaba pasándole Astronomía a Ron y Violet leía un libro de herbología. Harry les contó lo que había oído.
—¡Entonces Snape lo hizo! —dijo Ron—. Si Quirrell le dijo cómo romper su encantamiento anti-Fuerzas Oscuras...
—Pero todavía queda Fluffy —dijo Hermione.
—Tal vez Snape descubrió cómo pasar ante él sin preguntarle a Hagrid — dijo Ron, mirando a los miles de libros que los rodeaban—. Seguro que por aquí hay un libro que dice cómo burlar a un perro gigante de tres cabezas. ¿Qué vamos a hacer, Harry?
—Si investigamos sólo un poco...
—No —dijo Harry en tono terminante—: ya hemos investigado demasiado.
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A la mañana siguiente, llegaron notas para Harry, Neville, Violet, Draco y Mérope en sus mesas del desayuno. Eran todas iguales.
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Su castigo tendrá lugar a las once de la noche.
El señor Filch los espera en el vestíbulo de entrada.
Profesora McGonagall. .
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—¿Casi medianoche? ¿Vestíbulo de entrada?—preguntó Mérope cuando termino de leer la nota.
—Ay Mer, me gustaría acompañarte—le dijo Olivia.
—Tranquila Oliv, solo espero que no sea tan grave el castigo—respondió la platinada.
—Tal vez los harán barrer la entrada de Hogwarts sin magia—dijo Theo.
—Yo nunca he tocado una escoba si no es para volar—se quejó Draco.
—Nunca había agradecido tanto quedarme dormido—mencionó Polux.
—¿Saben? Como que ya no me quejaré nunca más por no ser parte de la acción—añadió Zabini.
Tipo diez y media de la noche Merope y Draco salieron de la sala común, encontrándose con su prima mayor en toda la entrada de las mazmorras.
—Así que castigados, ¿eh?—se cruzó Venus de brazos frente a sus primos menores.
—Drella, mi prima favorita, ¿no dirás nada cierto?—dijo Draco con una sonrisa que cautivo a su prima al instante, aunque no tenía intenciones de decir nada su primito robaba toda su atención.
—Tranquilos, Act habló conmigo y no iba a decir nada de todas formas—le respondió la pelinegra.
—Gracias, Drella—habló Mérope—. La verdad si estamos algo nerviosos, un castigo a esta hora no debe ser nada bueno...
—Tranquilos, si alguno de esos Gryffindors les hace algo solo díganme—se puso a su altura—. La verdad yo tampoco los soporto, menos a esos Weasley.
—¿En serio?—preguntó Mérope, su prima no era de demostrar rabia hacia la gente y no tenía idea que se llevaba mal con los Weasley—. No sabía que tenías problemas con ellos.
—A ese par de comadrejas repetidas les encanta molestarme, pero bueno, a veces se me sale lo Lestrange y los pongo en cintura—respondió Venus, guiñando un ojo.
—Así debe ser Drella—habló el platinado mayor—, y tranquila, si te siguen molestando podemos desquitarnos con su hermano, el de nuestro año.
—No sabía que te molestaban, creo que no debí ser tan amable—dijo la menor.
—Ser amable con ellos no me sirvió de nada, tal vez su hermano sea distinto aunque no lo creo—suspiro la pelinegra—. Creo que ya deben irse, mucha suerte.
—Adiós Drella—dijeron al unísono.
Ambos recibieron un beso en la mejilla por parte de su prima, mientras ella entró a las mazmorras el par de platinados tomó camino a la salida del castillo.
Llegaron antes de lo planeado gracias a los atajos creados por su jefe de casa, ahí ya estaba Filch esperandolos.
—Son los primeros mocosos en llegar—les dijo con su normal desprecio.
—Entonces, ni Potter, ni Lupin, ni Neville están aquí—habló Mérope en voz baja. Draco iba a responderle.
—Esos Gryffindor siempre tan impuntuales—se quejó el conserje.
—Lo dijo él, no lo dije yo—le susurró, Draco a su melliza. Mérope solo lo miró con sorna y se dispuso a esperar.
A las once de aquella noche, Violet y Harry se despidieron de Ron y Hermione y bajaron al vestíbulo de entrada con Neville. Filch ya estaba allí y también los Malfoy. Harry no soportaba a Draco, pero no le molestaba compartir castigo con Merope, necesitaba saber si ella pensaba delatarlo.
—Síganme —dijo Filch, encendiendo un farol y conduciéndolos hacia fuera—. Seguro que lo pensarán dos veces antes de faltar a otra regla de la escuela, ¿verdad?—dijo, mirándolos con aire burlón—. Oh, sí...El trabajo duro y dolor son los mejores maestros, si quieren mi opinión...es una lástima que hayan abandonado los viejos castigos...colgarlos de las muñecas, del techo, unos pocos días.
Harry se sorprendió con esas afirmaciones, así que anoto mentalmente preguntarle a James si cuando él asistió a la escuela mágica sus castigos eran así, su padre le contó que fue algo travieso en la escuela y no le gustaba la idea de su padre en esos castigos de los que hablaba el conserje. Violet lo miró, al parecer habían pensado lo mismo.
Marcharon cruzando el oscuro parque. Neville comenzó a respirar con dificultad. Harry y Violet cuchieaban preguntándose cuál sería el castigo que les esperaba. Merope se mantenía callada, intentando pensar en algo bonito, como un partido de las arpías o una linda diadema. Draco solo se aferró a la mano de su hermana, no le gustaba para nada como pintaba esto. Debía de ser algo verdaderamente horrible, o Filch no estaría tan contento.
La luna brillaba, pero las nubes la tapaban, dejándolos en la oscuridad. Delante, pudieron ver las ventanas iluminadas de la cabaña de Hagrid. Entonces oyeron un grito lejano.
—¿Eres tú, Filch? Date prisa, quiero empezar de una vez.
Draco seguía igual de asustado. El corazón de Harry y Violet se animó, Mérope suspiro aliviada: si iban a estar con Hagrid, no podía ser tan malo. Su alivio debió aparecer en su cara, porque Filch dijo:
—Supongo que creen que van a divertirte con ese papanatas, ¿no? Bueno, piénsenlo mejor, mocosos...es al bosque adonde irán y mucho me habré equivocado si vuelven todos enteros.
Al oír aquello, Neville dejó escapar un gemido de terror y Draco se detuvo de golpe, haciendo también frenar a su hermana.
—¿El bosque?—repitió Draco, y no parecía tan indiferente como de costumbre—. Hay toda clase de cosas allí...dicen que hay hombres lobo.
—Cálmate Draco, no nos pasara na...—Mérope tenía la intención de calmar a su hermano que ya le estaba cortando la circulación de la mano.
Neville se aferró a la manga de la túnica de Harry y dejó escapar un ruido ahogado.
—Hay más que hombres lobo en ese lugar, te lo puedo asegurar—dijo Filch, con voz radiante—. Pero eso es problema suyo, ¿no? Tendrían que haber pensado en los hombres lobo antes de meterse en líos.
Hagrid se acercó hacia ellos, con Fang pegado a los talones. Llevaba una gran ballesta y un carcaj con flechas en la espalda.
—Menos mal—dijo—. Estoy esperando hace media hora. ¿Todo bien, Harry, Violet?
—Yo no sería tan amistoso con ellos, Hagrid—dijo con frialdad Filch—. Después de todo, están aquí por un castigo.
—Por eso llegan tarde, ¿no?—dijo Hagrid, mirando con rostro ceñudo a Filch—. ¿Has estado dándoles sermones? Eso no es lo que tienes que hacer. A partir de ahora, me hago cargo yo.
—Volveré al amanecer —dijo Filch—, para recoger lo que quede de ellos—añadió con malignidad. Se dio la vuelta y se encaminó hacia el castillo, agitando el farol en la oscuridad.
Entonces Malfoy se volvió hacia Hagrid.—No iré a ese bosque—dijo, y Harry tuvo el gusto de notar miedo en su voz. Mérope le apretó la mano para que no hablara más, fue en vano.
—Lo harás, si quieres quedarte en Hogwarts —dijo Hagrid con severidad—. Hiciste algo mal y ahora lo vas a pagar.
—Pero eso es para los empleados, no para los alumnos. Yo pensé que nos harían escribir unas líneas, limpiar o algo así. Si mi padre supiera que hago esto, él...
—Lucius ¡cállate!—le ordenó Merope a su mellizo en un grito susurrado.
—Te dirá que es así como se hace en Hogwarts—gruñó Hagrid, y Mérope dio un paso hacia atrás por la forma que habló el guardabosques, tanto Draco como ella apretaron su agarre en la mano del otro—. ¡Escribir unas líneas! ¿Y a quién le serviría eso? Harán algo que sea útil, o si no se irán. Si crees que tu padre prefiere que te expulsen, entonces vuelve al castillo y coge tus cosas. ¡Vete!
—¿Ves? ¿Acaso quieres que mi padre se entere que su delicada Cissa está en el bosque prohibido en medio de la noche por seguir a su hermano mayor que debe estar cuidando?—le susurró de nuevo.
—Ya Cissa, ya entendí. Mi padre no se enterará de esto—respondió un poco más alto haciendo que Harry captara el apodo.
¿Cissa? ¿Por qué le dijo así?; pensó Harry.
Draco no le respondió al semejante. Miró con ira a Hagrid, pero luego bajó la mirada. Merope también lo miró mal, a pesar de que tenía razón no le agradaba que alguien que no fuera ella o alguien de su familia le hablara así a su hermano.
—Bien, entonces—dijo Hagrid—. Escuchen con cuidado, porque lo que vamos a hacer esta noche es peligroso y no quiero que ninguno se arriesgue. Síganme por aquí, un momento.
Los condujo hasta el límite del bosque. Levantando su farol, señaló hacia un estrecho sendero de tierra, que desaparecía entre los espesos árboles negros. Una suave brisa les levantó el cabello, mientras miraban en dirección al bosque.
—Miren allí—dijo Hagrid—. ¿Ven eso que brilla en la tierra? ¿Eso plateado? Es sangre de unicornio. Hay por aquí un unicornio que ha sido malherido por alguien. Es la segunda vez en una semana. Encontré uno muerto el último miércoles. Vamos a tratar de encontrar a ese pobrecito herido. Tal vez tengamos que evitar que siga sufriendo.
—Y en un caso hipotético ¿qué sucedería si el que hirió al unicornio nos encuentra a nosotros primero?—habló Mérope intentando sonar lo más serena posible, pero lo más probable es que en su mano quede una marca.
—Tal vez, esta sea la única vez que esté de acuerdo con alguien apellido Malfoy—le susurró Violet a Harry—, pero me temo que estoy pensando lo mismo que ella.
Harry asintió con la cabeza, intentaba decirse a sí mismo alguna frase de James; Los Potter volvemos el miedo: fuerza. Se repetía una y otra vez.
—No hay ningún ser en el bosque que los pueda herir si están conmigo o con Fang —dijo Hagrid—. Y sigan el sendero. Ahora vamos a dividirnos en dos equipos y seguiremos la huella en distintas direcciones. Hay sangre por todo el lugar, debieron herirlo ayer por la noche, por lo menos.
—Yo quiero ir con Fang —dijo rápidamente Malfoy, mirando los largos colmillos del perro. Mérope se dio un golpe en la frente, obviamente lo más seguro era ir con Hagrid, pero su hermano siempre se adelantaba a las situaciones—. Y quiero que Mérope venga conmigo.
—Muy bien, pero te informo que ese perro es un cobarde—dijo Hagrid—. Entonces yo, Harry y Violet iremos por un lado y los dos Malfoy, Neville y Fang, por el otro. Si alguno encuentra al unicornio, debe enviar chispas verdes, ¿de acuerdo? Saquen sus varitas y háganlo ahora...está bien...—dijo cuando vio que los cinco lo dominaban—. Y si alguno tiene problemas, las chispas serán rojas y nos reuniremos todos...así que tengan cuidado...en marcha.
Empezaron a caminar hacia la oscuridad, la neblina cubría la mitad de su campo de visión y los únicos sonidos que se escuchaban provenían de aquel bosque al que se dirigían. ¿Tenían miedo? Sí, pero una parte de Harry intentaba mantenerse valiente, Violet se aferró al brazo de su primo, dándose apoyo. Neville no tenía ningún problema en demostrar lo asustado que estaba y Mérope intentaba mostrarse fuerte ante su hermano, y aunque Draco parecía querer hacer lo mismo no sabía disimular su miedo.
Entre mas rapido entraran, saldrían de ahí lo antes posible. Sin más vueltas cuando alzaron sus miradas ya estaban dentro del bosque.
§
Doble capítulo. ¿Por qué? Porque se lo merecen.
Los tortolitos tuvieron otra conversación, que emoción.
¡Gracias por tanto apoyo y amor!
Ya somos más de 5k leídas y 500 votos. Wow.
También hay triple actualización en REWRITE THE STARS. El fic de Ron lo estaré actualizando en la semana.
Espero les guste. Voten, comenten y síganme. Las veo por aquí y por @/ela_scamander13 en Instagram.
Xoxo, Ela.
§
©️ ela_scamander13 | 2021
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