-15.

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UN HALLOWEEN FUERA
DE LO COMÚN

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Mérope intentó ocultar el alivio que sentía de ver a Potter sentado en la mesa de Gryffindor como un día cualquiera.

Mientras ella recuperaba el aire que contuvo casi desde que se acercó al Gran Comedor, en la mesa de Gryffindor no pasó desapercibida la cara de Draco y Pólux cuando vieron al par sentados como si nada. Harry y Ron contenían las risas e intentaban "actuar natural".

Mérope no sabía cómo, si era que no había ido, o había ido y no lo habían descubierto. Tampoco le importaba, solo le satisfacía que no habría problemas para su hermano. Sí, porque la verdadera preocupación era su hermano.

—¿Puedes creer que Potter sigue aquí?—dijo Pólux.

—Tal vez no fue nunca, se acorbardó o yo qué sé—añadió Olivia alzándose de hombros.

—O si fue, y logró no ser visto—habló Mérope y todos la miraron con confusión—¿Qué? ¿Acaso no escucharon a Weasley? Estaba muy decidido de ser el segundo.

—Me quedo con la teoría de Olivia—dijo Draco—Es imposible que hubiera ido sin ser atrapado, seguramente fue un cobarde.

—Concuerdo con Malfoy, digo, con Filch y su horrible gata avisados no pudieron escapar—añadió Zabini.

—En realidad, sacando cuentas del que pudo ser su recorrido su única manera de escapara en caso de haber asístido era por el pasillo prohibido—dijo Theo—Así que apoyo a Malfoy.

—A ver, no fue capaz de ir al duelo ¿creen que se enfrentaría a lo qué hay en ese pasillo? Ridículo—dijo Pólux.

—Potter es un idiota, tarde o temprano haremos nuestro siguiente movimiento para molestarlo—añadió Draco—¡JA! Se metió con la gente equivocada.

—Está bien, dicho eso tiene sentido que no haya ido—se resignó Mérope (claro que no del todo)—Dumbledore dijo que los que iban ahí enfrentarían una muerte dolorosa.

Ella seguía sin estar convencida sobre que Harry no haya asistido al duelo, sin duda para ella el chico tenía una gran habilidad para librarse de los problemas.

—Y ahí viene Hades, así que para nosotros también hay correo—dijo su prima Venus juntándose a ellos para facilitarle el trabajo al búho.

—¡Golosinas!—dijeron Draco y Pólux al mismo tiempo, esos paquetes que traía el ave solo podían contener deliciosos postres y golosinas enviados desde sus casas.

Esta vez les habían enviado galletas, muffins, y chocolates caseros por parte de su abuela. Las recetas de Druella Black eran exquisitas.

—A Potter siempre le llegan golosinas extrañas—dijo Mérope viendo curiosa a la lechuza de Harry que venía guiando a seis lechuzas más.

¿Qué? La lechuza de Potter es casi la única lechuza blanca, casi todo el colegio la reconocía; o eso quería hacerse creer ella.

—Definitivamente no fue a ese pasillo, yo lo veo vivo, incluso está recibiendo un paquete—habló Zabini.

Definitivamente captó la atención, pues todos los que lograron escucharlo pusieron su vista en la mesa de Gryffindor.

Harry y Ron hablaban como por quinta vez en la semana del paquete que había sido llevado de Gringotts a Hogwarts, preguntándose qué podía ser aquello para necesitar una protección así.

Ellos solo sabían que el misterioso objeto tenía unos cinco centímetros de largo, no tenían muchas posibilidades de adivinarlo sin otras pistas.

Los intrusos de ese día no demostraron el menor interés en lo que había debajo del perro y la trampilla. Hermione se negaba a hablar con Harry y Ron, pero como era una sabihonda mandona, lo consideraron como un premio.

Lo que realmente deseaban en aquel momento era poder vengarse de Malfoy y Lestrange.

El correo llegaba al Gran Comedor, la atención de todos se fijó de inmediato en un paquete largo y delgado, que era llevado por seis lechuzas blancas.

Harry estaba tan interesado como los demás, y se sorprendió cuando dejaron el paquete frente a él y Hedwig dejó caer una carta sobre el paquete.

Harry abrió el sobre para leer primero la carta y fue una suerte, porque decía:

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NO ABRAS EL PAQUETE EN LA MESA

¡Hola Renacuajo!

Minnie me lo ha contado todo y estoy molesto, ¿por qué no me habías dicho nada? llevo restregándoselo a Remus desde que me enteré. Sabía que podrías, eres un Potter y nosotros somos los mejores buscadores, seguro ganarás esa copa.

Claro que sé, que no tienes nada para jugar así que Minnie se puso en contacto conmigo para arreglar ese problema, te hemos mandado esto hoy para que puedas empezar a practicar y el resto del equipamiento te llegará un día antes del partido. Ojalá pudiera ir a verte.

Estoy muy orgulloso, sabía que te iría genial en Hogwarts, te amo.

De nuevo: NO ABRAS EL PAQUETE EN LA MESA.
(aquí deja de escribir el alumno favorito de Minnie y le da la palabra)

Contiene tu nueva Nimbus 2.000, pero no quiero que todos sepan que te han comprado una escoba, porque también querrán una. Oliver Wood te esperará esta noche en el campo de quidditch a las siete, para tu primera sesión de entrenamiento.

Profesora McGonagall y James Potter(su favorito).
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Harry tuvo dificultades para ocultar su alegría, mientras le alcanzaba la nota a Ron.

—¡Una Nimbus 2.000!—exclamó Ron—Yo nunca he tocado ninguna.

Salieron rápidamente del comedor con el paquete, antes de la primera clase, pero a mitad de camino se encontraron con Crabbe y Goyle, que les cerraban el camino. Malfoy que iba como siempre junto a su primo le quitó el paquete a Harry y lo examinó.

Mérope jaló a Olivia para esconderse detrás de una columna, no pensaba perderse la escena. Y claro, detrás de ella Zabini y Theo también frenaron, terminando los cuatro detrás de la misma columna: espiando.

—¡Shh!—siseó Mérope a sus amigos—Quiero saber que le dieron a Potter.

—¿Mucho interés, no Mer?—agregó Olivia, como siempre con sus cosas. Mérope solo rodó los ojos.

—Silencio Avery, aquí también nos queremos enterar—apareció Zabini.

—Es una escoba —dijo Draco devolviéndoselo bruscamente, con una mezcla de celos y rencor en su cara—Esta vez lo has hecho, Potter. Los de primer año no tienen permiso para tener una.

—No es ninguna escoba vieja—dijo Ron que no pudo resistirse—Es una Nimbus 2.000. ¿Cuál dijiste que tenías en casa, Malfoy, una Comet 260?—se burló—Las Comet parecen veloces, pero no tienen nada que hacer con las Nimbus.

—¿Puedo ofenderme? Yo tengo la misma escoba—susurró Mérope a los que estaban con ella.

—Ahora quiero una Nimbus—susurró Zabini—¿Ustedes no? A mí sí se me antojó.

—No quiero nada que separe mis pies de la tierra—susurró Olivia.

—Concuerdo con Avery—susurró Theo.

—¿Qué sabes tú, Weasley? Si no puedes comprar ni la mitad del palo—replicó Lestrange.

—Supongo que tú y tus hermanos tenéis que ir reuniendo la escoba ramita a ramita—atacó ahora Draco.

—Uuh, golpe bajo—exclamó Zabini, susurrando.

—Eso fue cruel, Blaise—susurró Mérope—A veces Draco y Acturus se pasan con sus comentarios.

—No os estaréis peleando, ¿verdad, chicos?—preguntó el profesor Flitwick con voz chillona antes de que Ron pudiera contestarle.

—A Potter le han enviado una escoba, profesor—dijo rápidamente Malfoy.

—Sí, sí, está muy bien —dijo el profesor Flitwick, mirando radiante a Harry—La profesora McGonagall me habló de las circunstancias especiales, Potter. ¿Y qué modelo es?

—¿Circunstancias especiales?—preguntó Zabini susurrando.

—Pues claro, es la única manera de que se le permitiera tener una en primer año—respondió Theo en un susurro.

—¿Qué tramas, Harry Potter?—preguntó Mer para sí misma pero sus tres amigos la escucharon.

—Deberías dejar de mirar tanto a Potter, Draco se enojará—le susurró Olivia, su rubia amiga le dió una mirada severa.

—Una Nimbus 2.000, señor—dijo Harry, tratando de no reír ante la cara de horror de los primos—Y realmente es gracias a Malfoy que la tengo.

Harry y Ron se fueron por la escalera, dejando atrás a todos, contenían la risa ante la evidente furia y confusión de Malfoy y Lestrange.

—Ya por fin podemos salir—dijo Olivia saliendo de detrás de la columna—No aguantaba un minuto más con tan poco espacio personal.

—Que exagerada eres, Oliv—habló Mérope también saliendo del escondite—Y bueno Draco, creo que Potter te ha hecho tragar tus palabras.

—¿Cómo es que tiene una Nimbus 2000?—preguntó Draco enfadado.

—Cualquiera con dinero puede tener una, la verdadera pregunta es ¿a qué circunstancias especiales se refería el profesor?—añadió Pólux.

—Eso suena a chisme, algo deben estar planeando los Gryffindor, necesitamos saberlo—dijo Zabini.

—¿Qué haremos? ¿Seguirlo?—dijo Theo.

—Ni lo pienses, no gastaré mi energía persiguiendo a Potter—habló Olivia.

—Bueno, simplemente podemos esperar que alguien se dé cuenta y lo diga—añadió Mérope—Aquí la información vuela rápido, apenas alguien lo descubra será fácil averiguarlo.

—¿Ir por el chisme o esperar que el chisme llegue a ti?—preguntó Zabini.

—Esperar que llegue a ti—respondieron el resto al unísono.

Aunque Mérope se había quedado pensando que tal vez seguir a Potter un rato no era mala idea, al fin y al cabo era para él bien de todos, ¿no?

Harry y Ron se repetían entre sí una y otra vez la escena reciente, nunca olvidarían la cara de los primos Black cuando se enteraron de la Nimbus, ya querían verlos cuando sepan que Harry está en el equipo.

—Bueno, es verdad—continuó Harry cuando llegaron al final de la escalera de mármol—Si él no hubiera robado la Recordadora de Neville, yo no estaría en el equipo...

Ese día, Harry tuvo que esforzarse por atender a las clases. Su mente volvía al dormitorio, donde su escoba nueva estaba debajo de la cama, o se iba al campo de quidditch, donde aquella misma noche aprendería a jugar.

Mérope tampoco prestó mucha atención, en las clases que compartió con Gryffindor ese día estuvo pendiente a cada movimiento de Potter, incluso se sentó atrás por primera vez en las clases para poder detallarlo.

Harry notó el cambio de la rubia, pues él siempre se ponía detrás y diagonal a ella y ahora ella parecía buscar el asiento más atrás. Él pensaba que era inconscientemente el estar pendiente de la rubia o notar sus movimientos, pero en el fondo sabía que la niña le causaba mucha curiosidad, sí, curiosidad.

Durante la cena comió sin darse cuenta de lo que tragaba, y luego se apresuró a salir, tenía entrenamiento con Wood. Mérope lo notó, intentó convencerse de que no era una acosadora y se levantó de la mesa.

—Eh, voy a dar un vuelta por ahí, qui-quiero dibujar o algo así—dijo nerviosa a sus amigos.

—¿Te acompaño, Mer?—le preguntó Olivia.

—¡No! Estaré bien, quiero...quiero—respondió pensando en qué decir—¡Conectarme con la naturaleza! Sí, eso.

—Déjenla, puedes ir sola, Cissa—dijo su hermano—Hace mucho no pintas, espero me lo muestres cuando termines.

—Eh...si, claro—habló rápido—Ya me voy, los veo en el banquete.

Salió corriendo elegantemente del gran comedor y alcanzó a ver el final de la Nimbus 2000 doblando una esquina, así que tomó el mismo camino pero manteniendo la distancia para no ser notada.

Definitivamente ser una Malfoy Black en este momento representaba una ventaja, a Mérope siempre se le enseñó a ser sigilosa hasta para correr. Ella hasta gritaba elegantemente, y eso sumado a lo distraído que es Potter la ayudaron a seguirlo hasta el campo de Quidditch sin ningún problema.

Se escondió entre las maderas de la parte posterior de las gradas, ella era pequeña así que no sería vista, le embobó ver cómo Potter volaba con habilidad encima de su escoba.

La Nimbus 2000 es preciosa, sí, la Nimbus. No viniste a ver su escoba, viniste a ver que trama; se dijo a sí misma.

Harry subió hasta los postes dorados y luego bajó con rapidez al terreno de juego. La Nimbus 2.000 iba donde él quería con sólo tocarla.

—¡Eh, Potter, baja!—gritó Olive Wood. Mérope lo miró con atención, sí que era lindo. Harry aterrizó cerca de él.

—Muy bonito —dijo Wood, con los ojos brillantes—Realmente tienes un talento natural. Voy a enseñarte las reglas esta noche y luego te unirás al entrenamiento.

Llevaba una caja grande de madera debajo del brazo, la abrió, dentro había cuatro pelotas de distinto tamaño.

—Bueno —dijo Wood—El quidditch es fácil de entender; aunque no tan fácil de jugar. Hay siete jugadores en cada equipo.

—Entonces es una especie de baloncesto, pero con escobas y seis canastas—dijo Harry, no se sabe quién hizo mayor cara de confusión, si Oliver o Mérope.

—¿Qué es el baloncesto?—preguntó Wood, y la verdad la rubia tenía la misma pregunta.

—Olvídalo—respondió rápidamente Harry.

Ambos quedaron con la duda, pero Oliver siguió hablando del juego, Mérope ya sabía todo eso pero era interesante escucharlo de alguien que le ponía tanta pasión, ese chico parecía tener un letrero en la frente que decía Quidditch.

—Bueno, el último miembro del equipo es el buscador. Ese eres tú. Y no tienes que preocuparte por la quaffle o las bludgers...—siguió Wood.

Con que eso era, todo el alboroto de Gryffindor es porque Potter sería buscador, incluso estando en primer año y para Mérope seguro sería muy bueno.

—Amenos que me rompan la cabeza.

—Tranquilo, los Weasley son los oponentes perfectos para las bludgers. Quiero decir que ellos son como una pareja de bludgers humanos.

Mérope se preguntó si Pólux algún día también podría ser llamado así. Wood buscó en la caja y sacó la última pelota. La snitch dorada, le explicó a Harry todo sobre la pelotita y cómo era tan importante para ganar.

Mérope y Draco tenían una casi igual en casa, la rubia sonrió al recordar todas las veces que jugaba con sus primos, Draco era el buscador, ella la cazadora y Pólux el golpeador.

Mérope vió que se empezaba a hacer de noche y notó que Wood le bajaba el ritmo al entrenamiento, así que empezó a caminar a las mazmorras. Con el debate mental sobre id debía decirle o no a sus amigos que Potter era el nuevo buscador.

¿Cómo les explicaré cuando me pregunten cómo lo supe? No puedo decirles que estuve espiándolo, y ¿qué tal intenten sabotearlo? Me sentiré tan mal como el día del duelo; iba haciéndose todas esas preguntas mientras caminaba.

Harry que se quedó en el aire alcanzó a notar la platinada cabellera, no sabe porqué pero sonrió, tampoco sabía que hacía ella caminando por los terrenos del colegio sola (ya que siempre estaba con su grupo), pero le dió ilusión pensar que tal vez lo pudo ver volando de la manera tan genial que lo hizo.

(...)

La noche de Halloween mil murciélagos aleteaban desde las paredes y el techo, mientras que otro millar más pasaba entre las mesas, como nubes negras, haciendo temblar las velas de las calabazas.

El festín apareció de pronto en los platos dorados, como había ocurrido en el banquete de principio de año.

Todos comían la gran variedad de comida y golosinas, cuando el profesor Quirrell llegó rápidamente al comedor; con el turbante torcido y cara de terror.

—¡Un trol...en las mazmorras! Pensé que debía saberlo—gritó y se desplomó en el suelo.

La cosa fue instantánea, toda la multitud empezó a gritar salvajemente. Dumbledore tuvo que recurrir a la magia para lograr el silencio.

—Prefectos—exclamó—Lleven a sus grupos a los dormitorios, de inmediato.

Percy estaba en su elemento, daba órdenes como si no hubiera un mañana. En la mesa de Slytherin, los prefectos Betty y Terence intentaban calmar a todas las serpientes que gritaban como locos.

—¡Narcissa vamos a morir!—gritaba Draco.

—¡Por Salazar, Draco!—le dijo su hermana—¡Nadie va a morir!

—Nosotros sí, así que empieza a correr—volvió a gritar el rubio—¡Mi padre se enterará de esto!

—¡Venus! ¡Venus!—gritaba Pólux corriendo por todos lados buscando a su hermana—¿Dónde estas? ¡No quiero morir!

—Aquí estoy, cálmate ¿si?—dijo abrazando a su hermanito—Ustedes cuatro, conmigo, nos vamos a la sala común.

Fueron de los últimos de su casa en salir, por lo que iban un poco atrás del resto.

—¿Es muy mal momento para decirte que necesito ir al baño?—le susurró Olivia a su mejor amiga.

—¿Hablas enserio?—dijo y su amiga asintió—Está bien, vamos.

—¿Cómo ha podido entrar aquí un trol?—preguntó Harry, mientras subían por la escalera.

—No tengo ni idea, parece ser que son realmente estúpidos—dijo Ron—Tal vez Peeves lo dejó entrar; como broma de Halloween.

Pasaron entre varios grupos de alumnos que corrían en distintas direcciones. Cuando un preocupado Romeo los interceptó, obviamente acompañado de los gemelos Weasley y Lee Jordan.

—¡Enano! ¡Harry!—dijo Romeo frenándolo—¿Has visto a Violet? Un chico de apellido Scamander me preguntó por ella, al parecer no asistió al banquete.

—No la hemos visto, ¿crees que se quedó en su sala común?—dijo Harry, ya soñando preocupado por su prima.

—¡No está ahí!—respondió alterado—Le pregunté a Sprout y dijo que ella misma se fijó que la sala estuviera vacía.

—¡Que tontos somos!—dijo George.

—Creí que eso ya lo sabíamos, no había que recordarlo, Georgie—respondió su gemelo.

—¡No, no! Lo digo porque estamos preguntando por alguien teniendo lo que ustedes ya saben—les recordó George.

—¡Por Merlín, George! ¿Ya te dije que te amo?—exclamó Romeo—¡Vamos!

Los cuatro chicos se fueron, dejando a Harry y Ron muy confundidos hasta que al azabache se le prendió un bombillo.

—Violet no estuvo...Hermione tampoco, ¡No saben nada del Troll!—exclamó buscando que Ron entendiera sus intenciones.

—Oh, bueno pero conste que lo hago por Violet—dijo fastidiado—Pero que Percy no nos vea.

Se agacharon y se mezclaron con los Hufflepuffs que iban hacia el otro lado, se deslizaron por un pasillo desierto y corrieron hacia el cuarto de baño de las niñas. Acababan de doblar una esquina cuando oyeron pasos rápidos a sus espaldas.

—¡Percy!—susurró Ron, empujando a Harry detrás de un gran buitre de piedra, al mirar; no vieron a Percy, sino a Snape.

—¿Qué es lo que está haciendo? —murmuró Harry—¿Por qué no está en las mazmorras, con el resto de los profesores?

—No tengo la menor idea.

Lo más silenciosamente posible, se arrastraron por el otro pasillo, detrás del profesor.

—Se dirige al tercer piso —dijo Harry, pero Ron levantó la mano.

—¿No sientes un olor raro?

Harry olfateó y un aroma especial llegó a su nariz, una mezcla de calcetines sucios y baño público que nadie limpia. Y lo oyeron, un gruñido y las pisadas inseguras de unos pies gigantescos. Ron señaló al fondo del pasillo, a la izquierda. Algo enorme se movía hacia ellos. Se ocultaron en las sombras y lo vieron surgir a la luz de la luna.

Era una visión horrible. El troll estaba frente a ellos. El monstruo se detuvo en una puerta y miró hacia el interior. Agitó sus largas orejas, tomando decisiones con su minúsculo cerebro, y luego entró lentamente en la habitación.

—La llave está en la cerradura —susurró Harry—Podemos encerrarlo allí.

—Buena idea—respondió Ron con voz agitada.

Del otro lado del pasillo, Mérope y Olivia caminaban en dirección al baño.

—Este es el peor momento para ir al baño, Oliv—dijo Mérope—A este punto estamos lejos hasta del escobero de este piso.

—Lo siento, enserio tengo muchas ganas—respondió Olivia—¿No te huele horrible?

—Si...—habló Mérope agudizando su olfato—Oliv-Olivia, ¿ves eso?

—¿Ese es Weasley?—dijo mirando la cabellera pelirroja.

—Yo me refería a lo que acaban de encerrar en el baño, pero sí, esos son Potter y Weasley—respondió nerviosa.

De un gran salto, Harry pudo empujar la puerta y echarle la llave.

—Estoy segura que fue idea de Weasley encerrar a ese monstruo en un baño—dijo Olivia rodando los ojos.

—¡Potter!—gritó Mérope llamando la atención ambos niños—¿Qué les hace pensar que encerrar a un monstruo en un baño donde pueden haber chicas es buena idea?

—¿Baño?—dijeron los dos al mismo tiempo.

Dicho eso se escuchó un grito agudo y aterrorizado, que procedía del lugar que acababan de cerrar con llave.

—Oh, no—dijo Ron, tan pálido como el Barón Sanguinario—¡Es el cuarto de baño de las chicas!

—¡Claro que es un baño Weasley!—gritó Olivia—Vámonos Mérope, a nosotras no nos van a expulsar.

—Pero Oliv...—Mérope iba a proponerle ayudarlos pero ya la llevaba del brazo camino al escobero—¿Ya no tienes ganas de ir al baño, cierto?

—Para nada—dijo mientras llegaban a la mazmorra y se paraban frente a la pared con las antorchas más bajas—Serpentortia.

Entraron a la sala común y Draco, Pólux, Theo y Blaise se les tiraron encima, además de Venus que con los brazos cruzados y la expresión sería miraba a su prima.

—¿Dónde estabas, Narcissa?—la regañó—Estábamos con el basilisco en la garganta.

—¡Es cierto!—habló Draco—¿Cómo le iba a explicar a padre y madre que un troll te mató?

—Definitivamente mi padre no se enterará de esto—respondió Mérope—Tranquilos, estamos bien.

—¿Qué fue lo que pasó?—preguntó Zabini muy interesado. Mérope y Olivia empezaron a contarlo todo.

De vuelta al baño...

—¡Hermione y Violet!—dijeron al unísono.

Harry empujó la puerta y entraron corriendo. Ni loco iba a dejar a su prima ahí, Romeo lo mataría y luego en Inglaterra el tío Remus lo terminaría asesinar, si eso era posible.

Ahí estaban Violet y Hermione arrinconadas contra uno de los baños individuales. Definitivamente el Troll iba a atacarlas.

Con ayuda de valentía, un Wingardium Leviosa y una varita en la nariz, lograron derrotar al monstruo.

Finalmente el troll terminó inconsistente y los cuarto chicos con cuatro profesores al frente. El lado bueno es que Hermione se echó la culpa y les dieron diez puntos a Gryffindor y cinco a Hufflepuff.

Desde ese día los cuatro se volvieron muy amigos, aunque Violet estuviera en otra casa siempre estaba presente y disfrutaban del tiempo juntos.

§
No me pareció necesario contar todo lo del Troll, eso nos lo sabemos de memoria.

En este capítulo tuvimos un poco más de Harope, ternuritas.

Cada vez falta menos para acabar este año.

Espero les guste. Voten y comenten.

Xoxo, Ela.
§

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