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HOGWARTS
EXPRESS
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1ro de Septiembre de 1991 - Estación King's Cross, Londres.
Harry se encontraba entre el andén 9 y 10. Por estar observando a la nada había perdido de vista a su padre, lo último que cree escucharle decir fue un "por aquí Harry" y luego simplemente lo perdió de vista.
—Genial, perdí a papá—dijo para sí mismo y empezó a caminar.
—Mm...disculpe, ¿sabe usted cómo puedo llegar al andén 9¾?—preguntó a un guardia de seguridad.
—¿9¾? ¿Te parece que tengo tiempo para bromas?—le respondió. Harry se dió un manotazo en la cara, fue estupido preguntarle a un guardia muggle por una plataforma mágica.
Siguió su camino pidiéndole a algún ser superior que lo ayudara a encontrar a su padre y se concentró en una conversación..
—¡Nueve y tres cuartos!—escuchó y supuso que era de una niña ni tan pequeña—Mamá? ¿no puedo ir..?
—No tienes edad suficiente Ginny, Ahora quédate quieta. Bien, Percy tú primero—dijo la señora, Harry empezó a buscar de dónde venía la voz cuando de repente escuchó una muy conocida para él.
—¡Molly! ¿Cómo estás? ¿Has visto a un niño chiquito, bajito, con gafas? Ya sabes, yo pero versión chiquita—preguntó James a la señora pelirroja.
—¿Cómo pierdes a tu hijo James Potter? Esto está hasta el borde de muggles, es peligroso—le regañó la señora.
Harry respiró; James Potter, andén nueve y tres cuartos, una señora diciendo "muggles", definitivamente alguien escuchó sus súplicas.
—¡Papá!—lo llamó.
—¡Por Merlín Harry, me diste un susto de muerte!—le dijo su padre acercándose a él—Ven, voy a presentarte a alguien. Ella es Molly Weasley, una vieja amiga.
—Mucho gusto, soy Harry—respondió.
—El gusto es mío, pequeño Harry—respondió muy amablemente la señora Weasley—¿Primer año cierto? Mi pequeño Ronnie también entra este año a Hogwarts.
—Me perdí, le pregunté a alguien por el andén y no lo sabía—dijo rascándose la nuca y su padre que se iba a burlar se detuvo por la severa mirada de Molly que pareció leerle la mente.
—No importa Harry, le puede pasar a cualquiera—dijo Molly—Ya Percy está adentro, tú mira y aprende.
»Fred, eres el siguiente—dijo señalando a uno de los dos gemelos.
—Él no es Fred, yo lo soy—le respondió uno de los pelirrojos idénticos.
—¿De verás, mujer? ¿te haces llamar nuestra madre?—dijo el otro gemelo.
—Lo siento George, cariño.
—Estaba bromeando, soy Fred—dijo el mismo, riendo y corrió hacia la pared.
Mientras James se reía del par de pelirrojos, Harry estaba esperando un golpe que nunca llegó, él chico solo desapareció. Igual su hermano gemelo que fue detrás de él.
—Es magia, Harry—le dijo su padre.
—Adelante Harry, tú padre irá detrás de ti y luego entraré yo con Ron y Ginny—añadió la señora.
—Ya escuchaste a Molly, ¿Listo? Entrarás sólo y yo iré detrás—dale volvió a hablar y Harry asintió—Si corres pega diferente. Bien, 1..2..3!
Harry corrió hacia la pared y como los pelirrojos anteriores cruzó la barrera y ahora se encontraba frente a un gran tren de color escarlata que decía en letras gigantes.
«Hogwarts Express»
También vio un par de letreros que avisaban que el tren salía a las 11h y todo estaba lleno de gente, a Harry le impresionó saber que todas esas personas eran magos y brujas.
—¿Y qué tal? ¿Genial, no?—le dijo su padre—Yo conocí a mis mejores amigos en este tren, a tu tío Remus por ejemplo.
—Genial, no puedo creer que estoy acá—le respondió.
—Pues créelo Harry, serás un gran mago, de eso estoy seguro y si no, bueno ya sabes que nuestra bóveda en Gringotts está llena y no morirás de hambre—le dijo y Harry comenzó a reír.
—Abuelita he vuelto a perder mi sapo—dijo la voz de un niño como de la edad de Harry. Ambos Potter se voltearon a ver quién era.
—Es el hijo de los Longbottom, pobre muchacho, pero bueno—añadió James.
—¿Por qué? ¿Le pasó algo?—preguntó el Potter menor.
—Definitivamente le pasó, no directamente a él pero si le afecta. Pero mi querido Harry esa es una historia para otro día, ya tienes que subir—dijo su padre.
—Está bien, me la contarás cuando vuelva—le respondió—Intentaré buscar a Violet o Romeo.
—Si, eso. Busca a tus primos—dijo James lara luego abrazarlo—Te amo mucho Harry, estarás bien, lo sé y harás de Lily y yo los padres más orgullosos.
—Lo prometo, haré todo lo posible padre—dijo el menor y terminó el abrazo—Al menos me hubieras enseñado un par de trucos.
—Lo que tengas que aprender lo harás en Hogwarts—le respondió—Recuerda que yo soy profesor de matemáticas, no de magia. Así pórtate bien y nos vemos el otro verano.
—¿No iré a casa en navidad?—preguntó.
—Dumbledore dijo que lo mejor será que te quedes en el colegio, no te preocupes por mí estaré con Remus, el director también le dijo que Violet y Romeo estarían mejor quedándose—le respondió James.
—Está bien—dijo restándole importancia y fue cuando la locomotora hizo un ruido—Adiós, papá.
Harry corrió hasta la entrada del tren.
Mientras del otro lado del andén una familia de rubios se daba palabras de despedida.
—¡Mis niños! Los extrañaré mucho a los cuatro, la casa no será lo mismo sin ustedes—dijo Narcissa a sus dos hijos y dos sobrinos.
—Estaremos bien, madre, te lo prometo—respondio Mérope a su madre.
—Lo sé, pero eso no quita que me hagan falta. Quiero que me escriban semanalmente—añadió su madre—Les enviaré dulces cada vez que pueda.
—¡Genial! Relájense, llegaremos, estaremos en Slytherin y todo saldrá de maravilla—dijo Draco a su tres contemporáneos.
—Draco tiene razón, los cuarto serán excelentes Slytherins como todos en sus familias, además debe mantener la compostura, ustedes son Malfoy, Black y Lestrange, porten sus apellidos con orgullo—dijo ahora Lucius.
—Y tú Venus, no estés nerviosa, entrarás a tercer año pero serás la mejor, eres muy inteligente—le dijo Narcissa a su sobrina.
—Es cierto hermana, estaremos bien, seremos los mejores y le enseñaremos a los demás que somos los mejores ¿no nos ves? somos hermosos—habló ahora Pólux.
—El tren ya está llamando, es hora de irse—dijo Lucius pero antes se agachó a la altura de sus dos hijos mientras Narcissa acomodaba la ropa de sus sobrinos.
—Escúchame Draco, quiero que cuides a tu hermana, y tú Mérope quiero que cuides de tu hermano, ustedes son mellizos, los primeros Malfoy así en mucho tiempo por lo que deben convencerse de que son mejor que el resto—les decía ahora a sus hijos—Ya saben lo que les he dicho todo el verano, lejos de...
—Los traidores de sangre, los mestizos que les guste ser mestizos y principalmente los sangre-sucia—dijeron ambos mellizos como si de una grabadora se tratara.
—Muy bien, veo que me prestaron atención—dijo y tocó el hombro de cada uno—Adiós niños.
—Adiós padre—volvieron a hablar al mismo tiempo. Se giraron hacia su madre pero antes Mérope regresó a donde Lucius mientras Draco ya había sido acaparado por Narcissa.
—Sé que las demostraciones de afecto nos hacen débiles—dijo la rubia llamando la atención de su padre—Pero te amo, padre. Te veré en navidad.
—Yo también te amo, Cissa—dijo sobando su cabello como única muestra de afecto, para Mérope eso era más que suficiente—Ahora ve con tu madre.
—Adiós mis niños, los amo mucho—dijo abrazando y besando la mejilla de los dos rubios.
—Nosotros a ti, madre—dijo Draco, deshicieron el abrazo y empezaron a caminar.
El grupo de 4 chicos se dirigió hasta el final del tren donde todos parecían ser de la casa Slytherin, ya sea por sus suéteres, bufandas o placas de prefectos en color verde.
—Menos mal Dobby lleva el equipaje, no soportaría un minuto más con ese baúl—dijo Pólux—Drella, ¿crees que Greengrass esté por aquí?
—¿Primero Valka y ahora Dahpne? ¿Podrías no intentar querer ligarte a todas mis amigas? Como si algún día te prestarán atención—respondió Venus rodándole lo ojos a su hermano.
—Tienes que presentarme a tus amigas, Drella—habló Draco—Act dice que todas son bonitas, hasta Cissa conoce a Valka.
—Tú y Act estaban muy ocupados en el partido ese día, por eso no pudiste conocerla, y déjate de tonterías Draco son chicas dos años mayores que tú que probablemente buscan chicos mayores—añadió Mérope.
—Mi prima tiene razón, no es por nada pero ustedes parecen unos renacuajos en este momento, tal vez cuando estén en tercer año y les caiga la pubertad tengan oportunidad con alguna chica, pero no con mis amigas—dijo Venus.
—Pero si ya Draco trae a la hija de los Párkinson babeando y eso que parece un renacuajo, imagínate cuando no lo parezca, probablemente se lo robe—mencionó Polux entre risas.
—No es gracioso, Act—dijo Mérope seria, más bien celosa—Esa niña tiene problemas, ve a Draco y es como si viera al mismo Merlín, ¿qué tal lo hechice para enamorarlo o algo así un día de estos?
—Tranquila hermanita, nadie va a hechizarme mucho menos Párkinson y cuando tenga novia no debes ponerte celosa porque tú y Drella siempre serán mis chicas—le dijo a su hermana—Obviamente tú más.
—Digo lo mismo, ya que Drella es bastante celosa y no me deja celarla a ella, injusto—añadió el pelinegro.
—Es porque yo soy mayor, ya estoy en edad de al menos salir a citas y ustedes son unos bebés—dijo ahora la Lestrange mayor.
—No deberías salir con chicos, ni con chicas, ni con nadie. Miren, es la señora del carrito—dijo Pólux cambiando el tema—¿Quieren algo? Porque yo sí.
—Hola niños, ¿qué desean?—dijo la señora.
—Eres un hambriento Pólux, pero sí quiero algo—río Mérope—Yo quiero dos ranas de chocolate, unas tiras de regaliz, una pluma de azúcar y una manzana roja, por favor.
—Buena elección, hermanita—dijo Draco—Yo quiero dos ganas de chocolate, dos pasteles de caldero, una pluma de azúcar y una manzana verde.
Irónico, por su lado, Mérope ama las manzanas rojas y por el otro Draco que ama las manzanas verdes.
—Sigo yo. Quiero dos pasteles de caldero, tres ranas de chocolate, dos plumas de azúcar, tiras de regaliz y una caja de gagreas—ahora habló Pólux—¿Quieres algo, Drella?
—Claro que sí, mm...tiras de regaliz, tres plumas de azúcar y tres ranas de chocolate, por favor —respondió sonriente—Gracias, bueno ahora que tengo esto me despido, iré a buscar a Daphne.
—Debo buscar a Olivia más tarde—dijo la rubia.
—Y nosotros a Crabbe, Goyle y Nott—dijo Draco.
—Para que Goyle siga babeando por Mérope—se burló el pelinegro—Es un idiota, si se pasa contigo lo golpearía.
—Si te hace algo, le haré daño, mucho daño—advirtió Draco—Enserio no me importa si es mi amigo.
—Goyle es patético, si se atreve a acercarse más de metro y medio le daré un patada donde más le duele—dijo y añadió una sonrisa siniestra al final haciendo reír a su hermano y primo.
Aunque lo de que le harían algo si se le acercaban a la chica no era mentira.
Y así se pasaron todo el rato, entre risas, bromas y anécdotas que han pasado juntos, siempre los cuatro juntos.
No veían la hora de ir a buscar a sus conocidos, por sus padres ellos habían podido tratar con varios chicos de su edad y también estaban ansiosos de verlos.
Por el otro lado del tren, en los primeros vagones Harry iba solo, por fin había encontrado un lugar vacío y aunque le hubiera gustado compañía no se quejaba.
—Mm hola...¿Hay alguien sentado ahí?—preguntó un pelirrojo que Harry relacionó con la señora que su padre le presentó en el andén.
Harry negó con la cabeza y el niño se sentó en el asiento frente a él, lo miró por 5 segundos y no dijo nada, solo empezó a mirar por la ventana.
El pelinegro tomó impulso, ¡él es un Potter! A los Potter no les da pena hablarle a la gente.
Era su oportunidad de hacer un amigo, pero cuando iba a hablar fue interrumpido por el mismo par de gemelos pelirrojos que había conocido porque lo ayudaron con su equipaje pero ahora están abriendo su puerta.
—Eh, Ron—dijo uno de los dos gemelos pelirrojos frente a él.
—Nosotros vamos a la mitad del tren, Lee Jordan tiene una Tarántula Gigante y vamos a verla—añadió el otro gemelo y Ron pareció estremecer.
—De acuerdo—respondió Ron en un susurro y con una cara de asco.
—Hey, Harry—dijo uno de ellos—¿Te hemos dicho nuestros nombres? Fred y George Weasley, y él es nuestro hermano Ron, nos vemos después.
—¿Dijeron Harry?—se escuchó una tercera voz que se asomó a la puerta y sonrió dejando ver los hoyuelos de Romeo Lupin—¡Enano! Aquí estás, veo que ya conociste a Ronnie, bueno te estuvimos buscando pero no aparecías hasta que los gemelos me dijeron que te ayudaron pero te perdieron de vista.
—Yo también los busqué un rato pero me rendí y encontré ese lugar vacío—le respondió—¿Y Violet?
—Siempre la has preferido a ella que a mí, lo sé pero bueno—dijo Romeo—Mira nada más tus gafas. ¡Oculus Reparo! Mi padre me dijo que siempre lo usaba con el tuyo y que seguramente lo necesitarías, no pensé que fuera tan rápido, enano—añadió y sacó su cabeza para mirar al pasillo—¡Hey Vi! Mira a quien me encontré.
—¿A quién?—dijo acercándose a su hermano—¡Harry! Te he estado buscando por todo el lugar—dijo su prima, Violet entrando y dándole un abrazo—¿Cómo estás?
—¿Bien y tú? Me alegra verte, si quieres te puedes sentar—le dijo Harr separándose y señalando el asiento a su lado.
—Yo estoy bien y claro que me sentaré—le dijo—¡Ron!—chilló abrazando al pelirrojo—Veo que no tuve que juntarlos yo misma.
—Bueno, nosotros tres nos vamos—dijo George.
—La araña de Lee no vivirá por mucho, así que es mejor verla ya—añadió Fred.
—Pórtense bien, papá no aguantará más cartas de Minnie, nos vemos en el gran comedor para su selección—finalizó Romeo—Aléjate de cualquier chico que no sea Harry o Ron, Vi.
Los tres chicos se fueron alejando y lo último que los tres presentes pudieron escuchar fue la voz de uno de los gemelos diciendo «Esperen par de tontos, miren lo que me acabo de encontrar» y luego más nada.
—¿Eres realmente Harry Potter?—preguntó Ron y Harry asintió con la cabeza—Pensé que sería una broma de Fred y George...Y ¿tienes la..ya sabes...?
—La cicatriz, oh si claro que la tengo, mira—dijo Harry y se levantó el flequillo dejando ver el rayo en su frente.
—Excelente—dijo Ron fascinado. Luego su mirada fue de la rubia al pelinegro—¿Y ustedes son realmente primos?
—No Ron, Harry y yo somos primos de corazón—respondió Violet—Pero nos queremos como si fuéramos de sangre.
—Oh, entiendo—respondió Ron.
—¿Y ustedes de dónde se conocen?—preguntó Harry.
—Bueno, en realidad conozco a Ron desde siempre, nuestros padres conocen a los suyos, Harry—respondió la chica—Pero la familia de Ron es completamente mágica, literalmente, entonces con todo eso de que era mejor alejarte de la magia nunca pudiste conocerlos.
—¿A Harry Potter lo alejaron de la magia? Wow—añadió el pelirrojo—¿Y cómo te enteraste?
—Yo también quiero saber cada detalle de lo que pasó el día de tu cumpleaños—dijo ahora Violet.
—Está bien—dijo Harry—La cosa fue así...
Harry les contó todo, lo que había pasado el día de su cumpleaños, cómo se había enterado de la verdadera muerte de su madre y lo que su padre le había hablado sobre los Potter.
—...Y yo no sabía nada de la muerte de mi madre o Voldemort...—dijo el pelinegro, Ron y Violet pegaron un brinquito.
—Lo dijiste...—fue lo único que dijo su prima, pues le extrañó que su tío James no le dijera que es un tabú.
—¿Qué?—dijo Harry al ver las caras de ambos.
—Has dicho su nombre, el de quien-tu-sabes—dijo Ron, con cara de espanto—Yo pensaba que tu...
—¡No quiero hacerme el valiente ni nada al decir el nombre!—respondió el pobre Harry—Es que a veces se me olvida que papá dijo que no se dice. ¿Ven? Tengo tanto por aprender. Seguro seré el peor de la clase, el más lindo pero el peor.
—¡Eres un idiota, pero tranquilo Harry! Deja de ser tan dramático, te pareces mucho al tío James—le dijo con una media sonrisa y tocando su hombro—Cualquier cosa que necesites puedes pedirme ayuda y si es muy difícil le diremos a Romeo, pero no estás solo ¿ok?
—Gracias, Vi.
—No te preocupes. Hay mucha gente nacida de muggles y aprende rápido—añadió Ron—Al fin y al cabo tu familia es magia y también cuentas conmigo para lo que sea.
Al momento una voz alegre resonó en el pasillo y el compartimiento se abrió de nuevo.
—Hola niños, ¿Quieren algo del carrito?—dijo la sonriente señora.
—Estoy bien, yo traje comida—dijo Ron tímidamente mostrando una bolsita con aperitivos caseros.
—Yo si quiero algo, tal vez una ra...—Violet iba a pedir algo pero la voz de su primo interceptó su orden.
—Quiero todo—dijo Harry. Haciendo que Ron abriera los ojos como platos y Violet frunciera el ceño.
—Pero Harry, ¿el tío James te dio dinero para todo eso? Digo, debe ser bastante—le dijo su prima al ver cómo Harry empezaba a sacar todos los dulces del carrito.
—No importa, creo que tengo suficiente—respondió y sacó un saquito con un montón de galeones, tal vez James olvidó hablar del buen uso del dinero antes de dejarlo en el tren—Enserio, quiero todo.
—Está bien muchachito—dijo la señora del carrito y empezó a ayudar al pelinegro a poner todo tipo de golosinas sobre el asiento vacío junto a Ron.
—Lo compre para los tres, pueden comer—dijo mirando a su prima y a su nuevo amigo, su padre siempre le había enseñado a compartir y él sentía feliz de hacerlo con personas que le agradaban.
Ron no lo pensó dos veces y empezó a devorar todo lo que le podía entrar en las manos, Violet por su parte agarró todo aquello que dijera «chocolate» en su envoltura, un gusto heredado.
—¿Rana de chocolate?—dijo Harry abriendo una ranita que salió saltando.
—Es un hechizo simple, lastima solo salta una vez—respondió Ron.
—¿Quien te salio en el cromo? Romeo antes los coleccionaba, o eso dice él porque en secreto a veces llena su colección y siempre me quita mis cromos—le comentó Violet a los chicos.
—Me ha salido Dumbledore...esperen, se fue—dijo Harry algo sorprendido haciendo que sus acompañantes soltaran una risita.
—¿No esperabas que se quedara ahí todo el día, cierto?—dijo Ron—Es Dumbledore, tiene cosas que hacer.
Siguieron hablando de los cromos, las grageas y otros dulces del mundo mágico que Harry nunca había visto.
De la nada niño regordete que Harry enseguida reconoció cómo «el hijo de los Longbottom» bajo palabras de su padre, se acercó buscando un sapo y todos negaron haberlo visto.
Ron nos iba a mostrar un truco que le enseñaron sus hermanos gemelos, Violet puso las manos cerca a su cara por precaución, porque si eso era inventado por los gemelos seguramente estaba involucrado su hermano y cuando le hizo esa broma del hechizo falso a ella en el callejón diagon no salió nada bien, pero fue interrumpido.
—¿Alguien ha visto un sapo? Neville lo perdió—dijo una niña de cabello castaño alborotado y dientes más grandes que los del promedio, además usaba un tono mandón.
—Ya le dijimos que no—respondió Ron, con tono de fastidio, a lo Violet lo miró mal.
—Ron quiso decir que el chico pasó por aquí hace un rato pero no hemos visto a su sapo, solo sabemos que se llama Trevor—dijo la chica rubia intento tapar la grosería de Ron—Si lo vemos te avisamos, es lindo de tu parte ayudarlo.
La castaña le sonrió a Violet por su amable respuesta y notó la varita en alto de Ron, no tenía intenciones de quedarse con la duda.
—¿Estás haciendo magia? Vamos a verlo entonces—dijo la castaña moviendo las golosinas para sentarse junto a Ron, a él no le gusto eso y Violet palideció mientras buscaba que decir para evitar el posible desastre.
—Eh...—iba a comenzar a hablar.
—"Rayo de sol dorado, color de mantequilla, convertir esta rata en amarilla"—recitó Ron y nunca sucedió nada, por lo que Violet suspiró de alivio, por rara vez había sido una broma inocente.
Tanto ella, como la castaña y Harry es sus cabezas lo compararon con una rima muggle.
—¿Estás seguro de que es un hechizo real?—dijo la chica castaña—Yo probé unos sencillos para practicar. Nadie en mi familia es mago por lo que leí todo lo necesario antes de venir. Soy Hermione Granger ¿y ustedes?
—Soy Harry, Harry Potter—respondió el chico.
—¡Caracoles hervidos! Eres Harry Potter, no puedo creerlo—exclamó la niña—¿Y ustedes?
—Ron Weasley—dijo el pelirrojo con la boca llena de chocolate.
—Un gusto Hermione, soy Violet Lupin—dijo la ojiazul—Me alegra conocer a una niña de mi edad.
—Bueno, un gusto conocerlos pero deberían cambiarse. Un hombre dijo que llegaremos en cualquier momento—prácticamente ordenó—Espero verte pronto Violet.
—Que hechizo mas tonto, seguro si era falso—dijo un decepcionado Ron—Sea cual sea la casa que me toque, espero que ella no esté.
—No seas tan duro, Ron—le recriminó Violet—Se ve que es una buena chica, merece una oportunidad, creo que seremos amigas.
—¿Por qué eres tan amable?—preguntó Ron, más bien se quejó—¿Contigo también es así? Merlín es tan tranquila que saca de quicio hasta a mis hermanos.
—Violet es un angelito ¿verdad?—dijo Harry apretando la mejilla de su prima—El tío Remus le dice princesa malvavisco, enserio es muy dulce.
—¡No me avergüences, Harry! No quieres que diga los apodos que te tiene el tío James—señaló con el dedo a su primo—Además Ron, siempre hay que ser buenas personas, así le demuestras a los demás que eres mejor que ellos, pero no te confíes sabes que cuando quiero ser mi otra yo perfectamente puedo hacerlo.
—Oh créeme que lo sé. Fred, George y Romeo tienen una apuesta sobre si quedará en Slytherin o Hufflepuff, ya perdieron la fe en que sea una Gryffindor—añadió Ron.
—Sigo sin entender lo de las casas—mencionó Harry.
—¡Ron! Dejen de apostar con eso, inmaduros—reclamó la chica—Tranquilo Harry, en la ceremonia lo explicarán mejor, mientras vamos a cambiarnos.
Mientras todo eso pasaba, en los vagones del final del tren una niña platinada no estaba para nada contenta con la compañía que había llegado al compartimiento en el que estaba con su hermano y primo.
—¡Malfoy, Lestrange!—dijeron dos niños que parecían un par de gorilas.
Mérope rodó los ojos al ver quienes eran, se cruzó de brazos y puso su vista en la ventana.
—Acá están, pensé que los había dejado el tren—dijo Draco al par.
—Estuvimos buscándolos un buen rato, hasta que alguien nos dijo que estaban aquí—dijo Crabbe y Goyle asintió.
—¿Han visto a Olivia o Theodore?—preguntó la platinada sin dejar de mirar a la ventana.
—No los hemos visto, deben estar juntos—respondió Goyle—Pero estoy muy feliz de verte a ti, Mérope.
Pólux se cambió de lugar y se colocó entre sus dos primos en el asiento frente a él, mientras Crabbe y Goyle se sentaron en la banca ahora vacía.
—No me importa que te alegre verme, Goyle—dijo la niña con voz fría—Y no me digas Mérope confianzudo, dime Malfoy o simplemente no me hables.
—Tus deseos son órdenes—dijo mirándola embobado pero enseguida cambió su gesto cuando vio la ceja levantada de Pólux y las cejas juntas de Draco.
—Como sea, hay reglas aquí para ambos y todo el que quiera entrar en nuestro grupo—dijo ahora Pólux, su prima solo estaba conteniendo la risa.
—Nosotros dos mandamos, ustedes obedecen—habló Draco—Número 1. Ni Pólux ni yo vamos a arriesgar nuestra cara, mucho menos a ensuciarnos las manos, ustedes serán la fuerza—siguió—Número 2. Nada de sangre-sucias, ni traidores. Tal vez podamos tolerar algunos mestizos.
—Número 3–dijo ahora Polux—Nott no mata ni una mosca, será el cerebro, él piensa y analiza la situación, nosotros damos las órdenes y ustedes usan la fuerza—siguió—Número 4. Nosotros nos movemos y ustedes se mueven, es así, en caso de que no los queramos ahí les avisaremos, igual si ustedes necesitan tiempo a solas o yo qué sé, también deben avisar.
—Número 5, esta es sobre las chicas del grupo—dijo el rubio—Mérope y Olivia son las reinas, ellas no cumplen ninguna función pero lo que ellas quieran lo tendrán, además deben ayudarme a cuidar de mi hermana.
—Además, Venus mi hermana no creo que esté nosotros pues es dos años mayor, pero ella también entra con Mérope y Olivia, si ellas quieren que vayamos a la cocina por comida, se hará—habló el pelinegro—Hay que marcar territorio, seremos la sensación de Slytherin.
—Una cosa más, Nott nos presentará a su mejor amigo, se conocen de años y es un sangre pura, así que es casi seguro que entre en nuestro grupo, aún no tiene un papel pero estoy seguro de que no será parte de la fuerza—comentó el platinado—Creo que eso es todo.
—Ustedes son de lo que no hay—dijo Mérope dejando escapar su risa—Tienen reglas y todo ¡que tierno! Bueno, me temo que estoy de acuerdo con la parte en la que dijeron que soy la reina, pero sé cuidarme sola y Oliv también, no somos damiselas en apuros.
—Ya sé que no lo eres, Cissa—Draco rodó los ojos—Pero padre dijo que debía cuidarte, entonces te dejas.
—Yo...digo nosotros, si si Crabbe y yo estaremos encantados de ayudar en eso—balbuceaba Goyle—Todo por ti...digo, por ambas...si, Olivia y tú.
—Ajá...que tonto eres Goyle, pero acepto que me reí de tu balbuceo, entonces te la dejo pasar—respondio Mérope.
Una voz dijo que se encontraban a pocos minutos de la escuela, además de que no era necesario cargar con el equipaje.
Mérope salió del vagón y se dirigió a los baños a cambiarse. Al salir y acercarse al vagón donde estaba sintió que le faltaba algo, por instinto se tocó su cabeza y se dio cuenta que ya no tenía su cintillo.
—¡Ay no! Mamá se enojará y era mi favorito—susurró para sí misma, le dolía perderlo—¿Dónde estas pequeño cintillo? Piensa Mérope, si tú fuera un cintillo ¿dónde te esconderías?
—Eh...una pregunta...—sintió una voz detrás de ella y como alguien tocaba muy suavemente su hombro—¿Hola?
—¡Oh! Hola...mmm este, si tienes una pregunta soy de primer año y no creo poder ayudar mucho—dijo volteándoselo para ver quién le hablaba—Además estoy buscando algo.
Cuando lo detalló se dio cuenta que estaba frente a un muchacho de ojos azules y cabello castaño, se rascaba con nerviosismo la nuca y tenía cabeza agachada como si quisiera decirle algo.
El chico alzó la mirada y no podía negar que estaba frente a una niña muy bonita, ahora sus nervios se dispararon el doble y solo pensó en qué habría hecho su abuelo en esa situación.
—¿Es esto lo que buscas—dijo mostrándole el cintillo—Este...yo yo, yo vi como se te ca-cayó esto—balbuceaba el castaño—Y quise entre-entregártelo antes de llegar.
—¡Oh, si es mi cintillo! ¡Muchísimas gracias!—dijo con una amable sonrisa recibiendo el accesorio—Pensé que lo había perdido, en serio gracias
—No agradezcas, era lo mínimo y pues como ya estamos por llegar hubiera sido más difícil dártelo después—le respondió el niño.
—Creo que tienes razón—añadió Mérope—Bueno, yo debo volver a mi vagón con mi hermano.
—¡Espera!—exclamó el castaño y la rubia se dio la vuelta, el niño la miró por unos segundos, respiró hondo—Soy Rolf Scamander, ¿y tú?
Ella enseguida reconoció el apellido, ¿cómo no? si su familiar era el autor de uno de los libros que le pidieron para la escuela, él debía ser algo de Newt Scamander.
Mérope no quiso preguntarle si era algo del magizoologo, no quería que él sintiera que lo reconocería por eso y no por sí mismo, ella a veces se sentía así con su apellido.
Todos decían «la hija de Lucius Malfoy» y algo le decía que eso no cambiaría nunca.
—Soy Mérope Malfoy—dijo regalándole una sonrisa—Un gusto conocerte, Rolf.
El chico tampoco le dijo nada por su apellido, era de las pocas personas que luego de decir su nombre no había contestado con un "¿eres familiar de Newt Scamander?", el no sabía la razón pero eso le agradó, claro que el también reconoció el apellido de la niña pero supuso que ella se sentiría igual si preguntaba.
Mérope sonrió una vez más y con la mano hizo el típico gesto de despedida, se dió la vuelta y volvió a su vagón dejando a un castaño con una sonrisa tonta. Lo último que escuchó fue un «el gusto es mío», antes de ya no escuchar nada.
—¿Por qué tardaste tanto?—le preguntó su hermano al llegar.
—Había dejado algo en el baño, también conocí a alguien—respondió.
—¿A quién?—preguntó de nuevo.
—A ti no te interesa conocer a más nadie que no sea de tu pandilla, entonces la verdad no te interesará.
El tren empezó a bajar de velocidad.
—Dejen de pelear que ya llegamos—dijo Pólux a sus primos rubios—Ustedes dos, muévanse.
Unos estudiantes mayores con insignias de «prefectos» se encontraban colgados de las puertas indicándoles el camino.
—¡Primer año por el primer sendero a la derecha!—gritó un chico.
—¡Caminen hasta encontrar a Hagrid!—gritó esta vez una chica.
—¿Esto es Hogwarts?—dijo Goyle, mirando alrededor.
—Obviamente no, por algo se llama estación de Hogsmeade, ¿no crees?—respondió Mérope con el tono de fastidio que usaba con el chico.
—Gracias por responderme, Mérope—dijo embelesado.
—No te acostumbres—finalizó.
—¡Primer año por aquí!—gritaba el semigigante que Mérope reconoció como el mismo del callejón diagon.
Se preguntaba: ¿será peligroso? ¿por qué mamá me dijo que me mantuviera lejos de él? no parece peligroso.
Ella se limitó a seguirlo en compañía de los cuatros niños, pasó todo el camino preguntándose dónde estarían Olivia y Theodore.
—Aquí es, cuatro por bote—dijo Hagrid.
—Uno de ustedes dos vaya y busque otro bote—dijo Pólux al par de niños gorilas.
—Con permiso—dijo Mérope tomando asiento elegantemente en el bote.
—Crabbe tú busca otro bote—habló Goyle empujando al otro y la rubia rodó los ojos, esperaba librarse de él un rato.
—El que sea, pero arriba rápido—ordenó Draco tomando asiento junto a su hermana.
En la tabla de atrás se sentó Pólux junto a Goyle. Los botes se empezaron a mover y luego de una rato tuvieron la magnífica vista del castillo.
Oficialmente estaban en Hogwarts.
§
Antes que nada...
Ross Lynch
is
ROLF FIDO SCAMANDER
§
Nuevo personaje incluido, don't forget him.
Y bueno, ya llegaron al colegio señoras y señores. También celebramos los:
¡10 primeros capítulos!
Ya tenemos más de ¡300 leídas! No puedo creerlo, gracias gracias gracias ❤️
Voten, comenten y síganme. Espero la estén disfrutando.
Xoxo, Ela.
§
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