Capítulo XXII: Everybody wants to rule the world (*)
Tipo de narrador: Tercera persona
~Upside Down~
Francine sentía que con cada segundo que pasaba se le iba cortando más el aire, podría sentir como su garganta se cerraba con cada segundo mientras que las heridas en su abdomen chorreaba sangre ya que los murciélagos le picaba la piel de su estómago
Nunca pensó que su muerte fuera de una manera tan estúpida
Trataba de alzar la mano para tratar de ayudar a Steve, sin embargo estaba a varios metros de ella por lo que obviamente no podía alcanzarlo, sin embargo el agarre de los murciélagos que Harrington tenía enfrente se liberó un poco cuando Nancy Wheeler golpeó a una de esas cosas quitárselos de encima
—Hola— saludo la castaña mientras le quitaba a un murciélago de encima con un remo del bote
Apenas y pudo visualizar a Eddie y Robin también golpeando a los murciélagos que a ella le quitaban de encima por lo cual se levantó tambaleándose pero tratando de recuperar fuera lo más pronto posible para también empezar a golpear a esas criaturas asquerosas
Eddie le extendió a la pelirroja un trozo del remo con el cual pudo apuñalar al murciélago que tenía encima, lo mismo hacían el resto hasta que finalmente acabaron con las criaturas que tenían encima
—Eso fue asqueroso...— murmuró Francine mientras trataba de tomar aire
—¿Están bien? — se apresuraron a preguntar Nancy y Robin
—¡Qué carajos! — Eddie maldijo ruidosamente tirando uno de los remos al suelo
—¿Cómo están? — Nancy examinó a los dos chicos con las heridas más visibles
Francine aún le chorreaba sangre por la frente además de que ahora tenía un par de heridas abiertas en el abdomen y el cuello completamente rojo por el agarre de los murciélagos que casi la asfixiaban, Steve estaba igual con la excepción de que a él no le sangraba la frente
—Me quitaron un kilo de carne pero sin contar eso, mejor que nunca— respondió Steve mirando con una mueca su herida en el abdomen
—¡Solo tengo un zapato! — exclamó Frank mirando al suelo recordando que perdió un zapato
—¡Pelirroja, hay cosas más importantes que tu zapato! — le respondió Eddie igual de alterado
—Es que...— a Francine le empezó a temblar la voz y las manos captando la atención de todos— ¡tengo TEPT, no soy confiable en este momento! ¡y este lugar me da mucho asco, además de que soy judía, lo cual es irónico porque la mitad de mi vida la pase en la unión soviética, pero también es preocupante porque perder mi zapato es un presagio de muerte y si no me concentro en cosas estúpidas como mi zapato, me va a dar un ataque y no es agradable, pero tampoco quiero morirme porque eso es lo que significa perder mi zapato!
—Tranquila— Robin se acercó tomándole los hombros a la pelirroja que parecía empezar a hiperventilar y que hablaba tan rápido que apenas y pudo entender sus anteriores palabras— ¿quieres mis zapatos?
—Eso, me gustaría— respondió Frank torpemente, Robin se inclinó quitándose las botas mientras que Francine se quitaba sus Vans, cuando intercambiaron zapatos la pelirroja se relajó solo un poco de su ataque de pánico
—¿Frank estará bien? — preguntó Nancy hacía Steve con un tono de preocupación
—Sí, ya no está descalza— respondió el castaño con ironía
—¿Estos murciélagos tendrán rabia? — pregunto Robin mirando a los animales muertos a su alrededor
—¿Qué?
—Es que la rabia es mi mayor temor, —comenzó a explicar— deberíamos llevarte al médico pronto porque cuando presentes síntomas, ya estás muerto
—¿Rabia? — Frank la miró con los ojos abiertos, Steve la miró preocupado porque de nuevo parecía volver su pánico— nos picaron, Steve, no sé si es peor que nos de rabia o que nos convirtamos en vampiros interdimensionales, ¿de qué rayos nos alimentaremos? ¿Iremos a Hawkins a morder cuellos o qué carajos?
—Gracias, Robin— le dijo Steve a la rubia al ver como había hecho crecer el pánico en Frank que empezó a caminar en círculos tomando su cabeza
—Ay, hijos de puta, llamen a dios— murmuró Francine cuando su mirada fue al portal que en teoría los regresaría a Hawkins, pero que ahora estaba siendo custodiado por más murciélagos
—Bueno, no son tantos, — habló Steve mirando también el portal custodiado— podemos con ellos, ¿no?
La tormenta parecía enardecerse, la niebla se extendía, los rayos se propagaban con más facilidad,
—Al bosque— les dijo Nancy empezando a correr cuando sentía que la tormenta empezaba— vamos
Todos la siguieron rápidamente tratando de esconderse lo más rápido posible al oír los rugidos de los murciélagos esperando que no se les volvieran a ir encima
(...)
~Nevada~
—Hazlo— Amelia Hansson le ordenó eso a Twelve que se encontraba sentada con un casco que tenía varios cables conectados a la cabeza, tenía una lata de coca cola enfrente— cámbialo, hazlo
Hace unos días había intentado la teoría que tenía la pelinegra, ella creía firmemente que Twelve podía manipular la realidad, aunque hasta ahora no lo había demostrado, esta mañana había ideado una manera de hacerlo pidiéndole que cambiara una lata de Coca cola a una de Pepsi
Sin embargo aún no había nada
La rubia soltó un suspiro cuando vio como la lata de coca cola no cambiaba de ninguna manera, si se había aplastado de un lado era demasiado
—Decepcionante— murmuró Amelia haciendo que la rubia tirara la cabeza hacia atrás
—No lo creo, en serio— Twelve tomó la lata abriéndose y llevándola a los labios— ya te dije que nunca lo he intentado
—Yo creo que puedes— Amelia se acercó cruzada de brazos— necesitamos indagar más en el pasado, estoy segura que ahí está todo
—Ya me canse de eso— la rubia negó mientras se quitaba los cables de la cabeza
—Se supone que eres un mito— Amelia le dio un golpe en seco a la mesa haciendo saltar un poco a la niña— un ser que puede crear lo que sea, ¿Qué quieres? Usarlo para preparar el desayuno, ve más allá de la mediocridad
—¿Mediocridad?— la menor se levanto algo enojada hacia su mentora— mírame, soy la más poderosa, no soy mediocre, así no lo repitas
—No veo aquí al experimento más poderoso— la de pelo negro encaro a la rubia— ¿sabes lo que veo? Veo a una brujita bebé obsesionada con la literatura y con años de terapia en el futuro, ¿Qué paso contigo? Eres débil, porque sabes muy bien que tu poder no es tu problema es el conocimiento, cualquier persona sabría que hacer con el poder más que una mocosa de quince años como tú, ¿ o acaso estas haciendo una rabieta porque quieres que ten el libro de los condenados?
—Hija de tu...— la rubia alzo las manos dispuesta a golpearla, pero Amelia también saco una maquina para choques lista para electrocutar a la menor si fuera necesario
—Señoritas...— las dos mujeres bajaron las manos con sus respectivas armas cuando el doctor Brenner entro a la habitación, Amelia y Twelve se dieron una ultima mirada severa antes de mirar al hombre que hacia todo para parar las rabietas de ambas antes de que se fueran encima de la otra
El doctor Brenner ya se estaba cansando de ser el mediador entre las peleas de Amelia y Twelve, siempre tenían que llegar a tiempo o en una de esas se iban a morder
—Estás retrocediendo, — la rubia cerró los ojos cuando el doctor Brenner se dirigió hacia ella— vas hacia atrás, Twelve....
—A decir verdad, nunca lo he creído— murmuró la rubia— ¿alteración de la realidad? No sueño tan alto
—Mírame— pidió el mayor, al final la rubia levantó la mirada— ¿tienes miedo?
—Tengo miedo de mi misma.
—Si quieres que Nina tenga éxito, no tienes que esconder la verdad, por más aterradora que sea
—Si de verdad hice eso... — cerró los ojos recordando a los niños muertos y la sangre en su ropa— Una parte de mi está segura que fue lo mejor.... Lo volvería a hacer... — resoplo pesadamente— lo que es hipócrita, tengo 3 hermanos y maté a los que tenía antes...
—Tú decides, — Brenner la tomó de la mano— la puerta siempre está abierta, este lugar no es una prisión, esto sí. — señaló su cabeza
—Twelve, decidiste confiar en nosotros, lo que es demasiado considerando nuestros antecedentes— le dijo Amelia, la menor la miró mal— por eso estamos aquí, hazlo de nuevo, viajemos al pasado por última vez
La rubia no le tenía miedo al pasado, al contrario, quería saber más de él, pero pensaba que era una pérdida de tiempo, desde que Amelia le dijo que pensaba que podría alterar la realidad, ella no se lo creía,
—La última— les dijo la rubia, los adultos asintieron mirando el enterizo blanco colgado en uno de los rincones
Ambos doctores la guiaron hasta el tanque después de que se haya puesto el enterizo blanco y el gorro donde le conectaron los cables y le inyectaron esa sustancia naranja en el brazo antes de ayudarla a ir hacia el tanque
—Lo necesitamos— le dijo Amelia antes de que se sumergiera por completo en el agua— alterar la realidad, encuéntralo.
—Lo haré.
La rubia se sumergió por completo en el agua con los brazos a los costados mientras cerraba los ojos al mismo tiempo que el tanque se cerraba
(...)
~Hawkins~
—¿Entonces qué hacían ustedes en el lago?
Rachel, Dustin, Lucas y Max estaban sentados en uno de los sillones de la casa de los Wheeler, enfrente tenían a unos policías y a muchos adultos esperando que respondieron la razón por la que estaban en el lago
—Fuimos a caminar— respondió Max, el resto lo imitó con una sonrisa convincente
—¿A caminar? A las nueve de la noche— les dijo uno de los oficiales
—Al lago— repitió Dustin aun con su sonrisa convincente— íbamos a nadar un poco, nadar de noche
—Dusty, acaban de asesinar a alguien ahí— le reclamó su madre con una voz preocupada
—Si
—No nos dimos cuenta hasta que llegamos— agregó Rachel aun tratando de sonar convincente
—Por eso no nadamos— agregó Lucas
—¿Y Nancy fue con ustedes? — les pregunto Karen Wheeler— ¿A nadar ahí?
—Si
—No
Dustin y Max se miraron por un segundo, a decir verdad debieron ponerse de acuerdo para la mentira
—Lo sabemos— corrigió Lucas
—Estaba con nosotros, luego se fue— explicó Rachel
—Es un poco confuso
—Ahí aparecieron ustedes— mencionó Max— y ellos me desafiaron a decir lo que dije
—Lo del asesino
—Por suerte no les dispararon— murmuró Ted Wheeler
—¿Han tenido contacto con Eddie? — les pregunto uno de los oficiales
—¿Ese freaky psicópata asesino? — Dustin negó rápidamente— Dios, no
—No, no sabemos nada de él — mencionó Max
—Apenas lo conocemos— hablo Lucas
—Yo ni siquiera sé quién es— agregó Rachel
—¡No digan mentiras de mierda! — Érica se acercó mirándolos acusatoriamente
—¡Érica! — la reprendieron sus padres
—¡Es que sus mentiras son estúpidas!— secundó Aarón apuntándolos fastidiado
—¡Lenguaje! — murmuró Alex hacia su hijo
—¡Es verdad! — hablaron Érica y Aarón
—¿Le estás mintiendo a la policía, Dustin? — le preguntó la señora Henderson a su hijo
—No— respondió el de rulos
—Mentirle a la policía es un crimen, hijo— murmuró el señor Sinclair
—No es mentira— mencionó Lucas
—¡Sus narices ya miden kilómetros!— Érica y Aarón volvieron a apuntar a los chicos en el sillón
—¡Érica!
—¡Aarón!
—Amenácenlos con ir a la cárcel, tal vez así quieran hablar— les dijo Ted
—¿Quieres que vayan a prisión? — preguntó indignada la señora Sinclair
El bullicio entre todos los adultos aumentó cuando todos empezaron a protestar sobre las mentiras de los chicos en el sofá, otros a reprender a los niños por su lenguaje y otros a protestar que no querían que nadie fuera a la cárcel
—¡Cállense!
Todos se callaron ante el grito del oficial, sin embargo las cosas estaban lejos de controlarse, por lo cual volvió a hablar
—Intentaremos un enfoque más civilizado, de a uno. — apuntó a Max— Tú primero
—¿Qué? ¿Por qué yo? — protesto la pelirroja
—Sígueme
—Ni siquiera estoy en el club Hellfire— Max lo miró incrédula
—¿Quieres que te espose? — la amenazó el oficial
—Oiga, no puede esposar a una niña— Maddie se acercó hacia el oficial— y no puede interrogarla sin un padre presente
—No está bajo arresto— aclaró el oficial
—Sigue siendo menor de edad— murmuró la rubia girándose hacia la niña— ¿Max, dónde está tu mamá?
—Tiene doble turno esta noche— respondió la pelirroja cabizbaja
—Okey, no vamos a molestar a Susan— Maddie volvió a mirar a la pelirroja— ¿Max, cariño, te sientes cómoda si estoy presente mientras los oficiales te hacen preguntas?
—Si— respondió Max rápidamente
La señora Mortenson acompañó a Max a una de las habitaciones donde al parecer la esperaban los oficiales, al menos eso les quitó las miradas de encima a Dustin, Lucas y Rachel
(...)
~Upside down~
Robin, Nancy, Eddie, Steve y Francine se refugiaban en lo que vendría ser la roca calavera en el Otro lado, cuando la tormenta cesó un poco, los cinco salieron de la roca
—Estuvo cerca, muy cerca— murmuró Eddie
—Nothing ever lasts forever— Frank empezó a cantalear lo que causó que Eddie y Robin la miraran con el ceño fruncido— Everybody wants to rule the world...
—¿Qué haces? — le pregunto Robin
—Estamos en su territorio— empezó a explicar la pelirroja con los ojos abiertos— y Vecna aún me la quiere tronar
Ambos apretaron los labios tratando de no reír ante su mala elección de palabras, Francine jugo nerviosa con los dedos de sus manos
—En fin, aquí no tengo mis cassettes de Cyndi Lauper, pero estoy tratando de cantar mi segunda canción favorita esperando que eso me salvé hasta que lleguemos a Hawkins y me pueda poner mis zapatos— término de explicar con una sonrisa fingida
—Eso tiene sentido— murmuraron ambos al unísono ladeando ligeramente la cabeza
Los tres miraron hacia la roca al notar como Nancy y Steve no se movían, luego se dieron cuenta que era porque Nancy le estaba haciendo un vendaje donde lo habían atacado los murciélagos
—¿Te duele mucho? — preguntó la pelirroja mirándolo con los ojos abiertos en una mueca de horror
—Solo cuando respiro— murmuró el castaño entre dientes mientras que Eddie y Robin se acercaban
—La buena noticia es que creo que el mareo no es un síntoma de la rabia, — le dijo Robin a Steve que hacía muecas de dolor mientras Nancy aseguraba el vendaje improvisado— pero si empiezas a alucinar o tienes espasmos, o te sientes agresivo como si quisieras golpearme, avísame
—¿Robin? —Steve la miro reprimiendo el dolor— creo que quiero golpearte
—Tu sentido del humor está intacto, —la rubia sonrió— buen síntoma
—Solo para aclarar— Eddie captó la atención del grupo— ¿Este lugar es como Hawkins pero con monstruos y cosas desagradables?
—Básicamente
—Cuidado con las enredaderas, — le dijo Nancy al ver como el de cabello largo literalmente estaba intentando bailar sobre las cosas en el suelo— es una mente colmena
—¿Una qué?
—Todo lo que se mueve por aquí son como uno mismo, — explicó Steve—si pisas un murciélago, pisas a Vecna
—Mierda— Eddie se quedó quieto esperando no pisar nada
—¿Pero lo de nuestro mundo sigue aquí, menos las personas? — pregunto Robin mirando a su alrededor
—Entiendo que si
—En teoría, podríamos ir a la estación de policía y robar armas, granadas y lo que necesitamos para volar a los murciélagos que custodian el portal— todos ladearon la cabeza ante la idea de Buckley
—Dudo que la policía de Hawkins tenga granadas, Robin, — mencionó Steve— pero armas, seguro tienen
—No tenemos que ir tan lejos por armas, — hablo Nancy ganándose la mirada de todos—yo tengo armas en mi habitación
—Tu, Nancy Wheeler, — Eddie miro a la castaña sorprendido— ¿Tienes armas? ¿En plural? ¿En tu habitación?
—Está llena de sorpresas — Robin sonrió ampliamente
—Una makarov rusa y un revólver— respondió la castaña
—Sí, casi me disparas con ese— le reclamó Steve
—Casi te lo mereces— contraataco la castaña
Steve y Nancy compartieron una mirada sonriente que por unos segundos hizo que Francine desviara la vista a sus zapatos, no podía negar que esa mirada... le hizo sentir como intrusa, ella sabía que ellos dos tenían historia... no sabía si soportaría ver como Steve se enamoraba de alguien mas
Eddie noto la mirada apagada de la pelirroja, así que en su afán de querer hacerle un favor, le lanzó su chaleco de denim a Harrington causando que la mirada entre él y Wheeler terminará
—Por modestia, Harrington— murmuró Munson mirando al castaño negando ligeramente la cabeza, acto seguido, le guiño un ojo a Francine, que se puso colorada
Su plática fue interrumpida cuando lo que parecía un terremoto sacudió por todo el lugar haciendo que los cinco se inclinaran cubriéndose la cabeza esperando que nada les cayera encima. Francine se lanzó a los brazos de Eddie rodeándole el cuello con los brazos como niña pequeña mientras que Eddie por inercia respondió su abrazo al igual de que paso su brazo por encima de los hombros de Robin también buscando que nada les cayera en la cabeza
<<Suéltala>> Steve se repitió eso muchas veces mientras veía a Eddie y Frank abrazados
—¡Mierda, que ya me la truene de una vez!— Francine maldijo ruidosamente haciendo musarañas con las manos para luego terminar de salir de la roca y correr por los arboles del bosque
—¿Te la truene? — Steve miró como Frank salió corriendo y no tenia intenciones de volver
—Síganla— Robin le siguió el paso a su amiga que corría por el bosque sin intenciones de detenerse, el resto la siguió diciéndole a Frank que dejará de gritar
(...)
~Nina, nevada~
—Buenos días, Niños
—Buenos días, papá
Los números estaban en una hilera frente al doctor Brenner, nadie se movía y hasta lucían un poco asustados
—La lección de hoy será sobre las reglas, para algunos, esto puede parecer un superfluo, — algunos de la hilera no pudieron evitar tragar en seco— pero otros necesitan un repaso. Eleven, pasa al frente, — la niña obedeció dando un paso al frente— anoche, su hermana Eleven sufrió un traumatismo mientras estaba sola en la sala arcoíris, ahora dice que no recuerda lo que pasó, pero estas lesiones no ocurren solas, alguien lo hizo, alguien que está aquí, ahora ¿Quién me dirá lo que pasó?
Silencio sepulcral...
—Quizás se cayó...— murmuró Two
—¿Se cayó? — preguntó el mayor
—La has visto papá, — empezó a explicar el pelirrojo—es torpe, estúpida
Algunos de los números mayores reprimían las carcajadas
—Eleven, vuelve a tu lugar— ordenó el mayor por lo cual la niña obedeció— Two, pasa al frente, — el niño así lo hizo— pónganle el collar
Uno de los enfermeros le pasó un collar eléctrico que pusieron alrededor del cuello del menor que ahora miraba asustado al doctor
—¿Crees que por haber demostrado talento eres inmune a las reglas?
—No, papá
—¿Qué las reglas no se aplican a ti como a tus hermanos y hermanas?
—No, papá
—¿Por qué atacaste a Eleven?
—¿Te dijo eso?
—¿Quién está haciendo las preguntas? ¿Tú atacaste a Eleven?
—Si te dijo eso, te está mintiendo, —Brenner saco un control remoto causando que Two comenzara a sudar frío— papá por favor, tienes que créeme, Twelve estaba ahí, te engaña
Grave error para Two, ya que un dolor incesante lo envolvió, y no solo por la descarga eléctrica que le daba el collar, también lo que le provocaba la niña rubia que no le quitaba la mirada de encima con una mueca de satisfacción
—¿Ahora, probamos de nuevo? — Brenner aún no quitaba el dedo del botón del control remoto— ¿Qué pasó?
—Fue un accidente
Twelve era la única de los niños que no estaba asustada, sino todo lo contrario, para ella, Two se lo merecía, era lo mínimo. Sorbo un poco de su nariz para que nadie notara el rastro de sangre que escurría de esta, era arriesgado, pero no perdería oportunidad para su pequeña venganza
Aunque claro que el enfermero de cabello bonito que nunca despegaba los ojos de Twelve, si se dio cuenta de que estaba usando sus poderes causándole dolor a Two, cuando la niña levantó la vista, compartió con ella una sonrisa ligeramente orgullosa
La práctica terminó y con ellos los niños tuvieron su hora de descanso en la sala arcoíris, el cual la mayoría de los niños miraban a Eleven y Twelve con odio, Eleven trataba de ignorar las miradas de odio enfocándose solo en los juegos de las fichas rojas, mientras que Twelve estaba sentada con su rompecabezas y cuando levanto la vista y vio las miradas de odio, les saco la lengua a los mayores con una mueca para luego volver a su rompecabezas
Le faltaba un par de piezas para terminar el rompecabezas, llevaba ya varios días que lo había acabado y después de la segunda vez perdió el interés, pero era el único juego que la mantenía entretenida más de cinco minutos, esperaba que papá le trajera uno nuevo para des aburrirse. Sé dio cuenta que le faltaba una pieza para completarlo, y como ya había visto de reojo al hombre de blanco, se giró ligeramente molesta hacia Peter Ballard extendiendo su mano
Él siempre le quitaba las piezas del rompecabezas, y eso a ella le daba dolor de cabeza
—¿Quieres probar algo más desafiante? — el rubio acomodó la pieza faltante para luego extender la mano hacia la niña
—Quiero leer— le dijo— aun no hemos terminado Lolita, quiero que leas
—No podemos leer hasta que estés sola, lo sabes— su respuesta la hizo arrugar las cejas ligeramente ofendida— ven, te enseñare algo
Peter le extendió la mano, ella dudo un poco antes de extender su mano hacia mayor que la guio hasta otra de las mesas de los niños más grandes donde estaba un tablero de ajedrez
Había jugado ajedrez un par de veces con Six, pero se cansó después de que logró predecir sus movimientos y le terminó ganando siempre. No había jugado desde la muerte de la última
Sin embargo se sentó frente al único enfermero que la trataba bien y miro con una ligera sonrisa el tablero con las piezas acomodadas
—Cuéntame un secreto...— pidió la rubia empezando a mover los caballos del tablero
Peter sonrió cuando notó como ella empezaba a entender su palabra clave que le había enseñado para que sus conversaciones se quedaran entre ellos dos
—Two sigue en la enfermería— murmuro el rubio moviendo uno de sus peones en el tablero— fue arriesgado
—Se lo merecía— murmuró la niña moviendo uno de sus caballos
—Lo están vigilando ahora, pero cuando salga, él y los otros trataran de matarte— movió una de sus torres— a ti y a Eleven, aquí, en esta sala
—Si alguien me toca, lo mato— respondió la niña analizando por unos segundos su siguiente movimiento, al final movió al caballo
—Papá lo va a permitir, dejará que pase, de hecho quiere que pase, lo está planeando desde hace un tiempo— Peter siguió hablando y moviendo las piezas en el tablero— hay una razón por la que Two y los demás pudieron salir de su habitación— la niña fingió ya no concentrarse en el juego cuando el hombre le dijo eso— por las que las cámaras estaban apagadas, por la que papá castigo a Two hoy— el rubio siguió moviendo piezas después de que Twelve moviera con estrategia sus torres, era buena, lo sabía— él los mueve como las piezas de este tablero, los lleva a hacer exactamente lo que él quiere, que es— Peter dejo la palabra en el aire quitando uno de los peones de Twelve
—¿Por qué?
—Te tiene miedo— le dijo el mayor— sabes que eres la más poderosa y que no podrá controlarte, lo que quiere es el control, supuse que eso pasaría y trate de ayudarte— la rubia recordó como lo vio en el suelo mientras lo electrocutaban— pero empeoré las cosas
—No tenías que hacerlo— murmuró moviendo uno de sus alfiles— solo papá te lastimo
—Por eso debes de escapar de aquí— su propuesta hizo que la niña arrugó las cejas— hoy
—No voy a dejarla— su mirada se tornó severa, sabía que se refería a Eleven
—No la dejarás— le respondió rápidamente— si quieres que ambas salgan de aquí, tienes que hacer lo que te diga, ¿entendiste?
—Huir es para los cobardes...
Peter se quedó pensando en las palabras de la niña que menos noto cuando su movimiento en el tablero rodeo a su rey, y en el siguiente solo basto que la niña moviera al peón que estaba frente al rey de su oponente derribándolo en el tablero proclamando la victoria de su reina
—Jaque mate— Twelve lo miró con una sonrisa
—Eres una reina asesina— le dijo Peter con una ligera sonrisa
—Te gane— era la primera vez que Twelve reía, y Peter no pudo evitar mirar con adoración a la niña que tenía las mejillas pronunciadas y los ojos entrecerrados a causa de la risa de la pequeña
Siempre tuvo una hermosa sonrisa... Porque era igual que ella...
—No me importa que tú me ganes, bonita— el rubio extendió su mano tocando la mejilla de la pequeña que se apartó después de unos segundos
—Que te he dicho— su sonrisa desapareció pasando a la confusión absoluta— no me gusta que me toquen si no les he dado permiso, las enfermeras no me piden permiso y no me gusta que me toquen a la fuerza
—Lo lamento— el rubio apartó la mano y luego señaló su cabeza— ¿me dejas tocarte?
Twelve asintió lentamente dejando que el extendiera su mano acariciando su mejilla por unos cuantos segundos antes de que ella le regalara la sonrisa que siempre arreglaba sus desdichas
—Quiero que me lleves a leer.— le repitió sin borrar su sonrisa
—Esta bien— el enfermero ni siquiera dudo en cumplirle su capricho
En ese momento le enseñó algo importante, no se necesitaba entrar en la mente de alguien para manipularla...
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TEPT: Trastorno caracterizado por la imposibilidad de recuperarse después de experimentar o presenciar un evento atemorizante.
—Ellis
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