Capítulo XVII: Lucky ones (*)
Tipo de narrador: Tercera persona
—Y creo que eso es todo— hablo Jane mientras se dirigía a su hermano.
Las maletas de todos estaban listas y estaban a minutos de partir rumbo a Hawkins.
—T-t-te v-voy a e-extrañar— tartamudeo Bill.
Jane abrazo a su hermano mientras Bill se limpiaba unas lágrimas de los ojos.
—Escríbeme, por favor— le pidió Bill mientras sostenía a la castaña de los hombros
—Lo hare— le aseguro Jane a su hermano menor por tres meses— recuerda que no estas solo, perdimos a Georgie, pero aun nos tenemos a nosotros
—Si, no estamos solos
Si tan solo los hermanos supieran que está seria la última vez que se verían...
Apenas Jane Hopper cruzará el limite de Derry, dejaría de estar bajo el control de Eso, por lo cual se olvidaría de todo lo que vivió al lado del único hermano biológico que tenía
Bill le había sugerido a Jane que se quedará en Derry, ya que quería estar cerca de ella, propuesta que rechazo al instante, ella volvería a su casa con su verdadera familia, la que ella había elegido, aunque también le dijo a Bill que si quería ir con ella, aun había espacio en el auto, sin embargo el tartamudo también se negó, después de todo quería creer que aun había una esperanza para mejorar la relación con sus padres y volver a ser unidos pese a la ausencia del menor de los Denbrough
Los demás perdedores se estaban despidiendo de sus demás amigos de verano, también ignorando el hecho de que no volverían a verlos ni a saber de ellos, ni siquiera en 27 años.
—Para el camino— Beverly le extendió a Max una caja de cigarros.
—Gracias— susurro Max mientras guardaba la cajetilla en las bolsas sus pantalones, si Lucas la veía seguramente la regañaría y no quería eso—Espero no dejarte sin provisiones.
—No, tengo más en el piso falso de mi casa— hablo la pelirroja de cabello corto y le guiñó el ojo a la otra
—Si vuelves a hacer llorar a Jane, volveré— hablo Richie hacia Mike Wheeler— Sin anteojos— el bocazas se quitó los anteojos y los tiro, pero se arrepintió a los dos segundos— ¡Mierda, Edds no veo nada!
Richie trato de buscar a Eddie pero termino picándole la cara a Dustin.
—Aquí tienes tortuga ciega— hablo el rizado mientras le pasaba los lentes a Tozier.
—Gracias ricitos— Tozier alboroto el cabello de Dustin mientras se ponía sus anteojos— Y se hizo la luz— alzo los brazos.
—Espero que la próxima vez me enseñes a jugar damas chinas— Liz le guiñó el ojo a Mike.
—Claro— sonrió el moreno—
—Espero que tengan buen viaje— sonrió Ben.
—Y yo espero que este viejo no cante en el camino— hablo Lucas mientras pasaba su mano por el hombro de Dustin.
—Gracias— hablo Dustin entrecerrando los ojos.
—Oigan no quiero presionar— Steve cerró la cajuela y miró al grupo— Pero es un largo camino y tenemos que fingir que aún están en el campamento.
—Cierto— hablo Robin— Solo dense prisa— apoyó mientras tomaba asiento en el copiloto
—Este es el adiós— hablo Will.
El grupo se junto y se dieron un abrazo muy grande, pues eran 14 personas.
—Fue un placer conocerlos— les dijo Eddie con una ligera sonrisa.
Liz, Will, Jane, Dustin, Lucas, Max y Mike se subieron al auto. Dustin adelante con Steve y Robin, Mike, Jane, Max y Lucas en los asientos traseros, y Liz y Will en la cajuela.
Steve encendió el auto y se despidieron con la mano por última vez antes que el auto arrancará.
~2 días después~
(...)
Alex Mortenson esperaba en el parque de Hawkins que llegara el autobús donde venía su hija junto con sus amigos. A él lo acompañaban Hopper y Joyce Byers, además de que por otro lado estaban las madres de Max, Dustin, Lucas y Mike.
Los niños tuvieron la suerte de que su campamento se retraso dos días, lo que les dio tiempo de llegar a Hawkins sin que nadie a sospecharan que realmente estaban en Derry.
Si sus padres se enteraban, los iban a mandar a otro campamento, solo que militar para servir a la gobierno de los Estados Unidos
Los camiones habían llegado y los niños empezaron a bajar, Liz y Will pudieron venirse en el autobús juntos esta vez y cuando el desorden se empezó a hacer pudieron tomarse de las manos para no perderse.
La rubia bajo del autobús sin soltarse del agarre del castaño mientras buscaban a sus padres con la mirada, pero más bien veían un océano de cabezas, algunos de niños, otros de adultos, vendedores ambulantes
La ojiverde a lo lejos divisó a su padre recargado en un árbol y con los bolsillos en sus pantalones
—¡Papá!— grito la rubia hacia el mayor.
Liz soltó la mano de Will y corrió a abrazar a su padre.
Alex la recibió con los brazos abiertos y levantó ligeramente a su primogénita, aunque se arrepintió al poco tiempo al recordar que Liz pesa más que él.
—Te extrañé— hablo el mayor mientras tocaba las mejillas de la rubia.
—También los extrañe— Liz se recargo en el hombro de su padre— ¿Y mamá?— preguntó mirando a sus costados notando la ausencia de su madre
—En la casa, te está preparando lasagna— dijo el rubio mayor y Liz hizo una cara extraña.
—Extrañaba las comidas de mamá— sonrió la rubia menor mientras tomaba su maleta del suelo que su padre la ayudo a arrastrar— y espero que no se haya estresado y ahora tengamos una panadería en la sala
—Seguramente hay una que otra galleta y pay por la casa— admitió Alex, después de todo era imposible por algunos días controlar la paranoia de Maddie, por lo cual la señora Mortenson descaraba sus frustraciones prendiendo el horno y sacando su recetario de postres
Además de que Liz ya se estaba hartando de la comida enlatada que comía en Derry, nada se comparaba con la pasta que preparaba su madre.
—Vamos si quieres pero despídete de tus amigos— Alex dirigió su mirada donde los demás se estaban reencontrando con sus familiares.
Liz se alejó de su padre para ir a despedirse de sus amigos, aunque seguramente los vería todos los días y más cuando volvieran a clases.
Liz vio que Jane abrazaba a su papá y no lo quería soltar por lo que prefiero mejor no acercarse. Tantas cosas había pasado su pobre hermana en este verano, no solo lo ocurrido el cuatro de Julio, también el hecho del hermano que acababa de dejar en Maine, sabia que necesitaba de su padre en este momento
También diviso al resto de sus amigos reuniéndose con sus familias en grandes y largos abrazos, por lo que prefirió no interrumpir y dejarlos, solo se acerco a Will que estaba reunido en un abrazo largo con su madre, se separo del agarre de Joyce para acercarse a Liz que lo miraba con las manos escondidas en sus bolsillos
—Me tengo que ir— le dijo a su novio— ¿nos vemos mañana?
—Si, te tengo una sorpresa antes de que inicien las clases—
Ambos adolescentes giraron a ver a sus padres que los miraban fijamente. Ellos entendieron la indirecta dándose la vuelta para que así ellos se pudieran despedir con un pequeño beso en los labios de menos de tres segundos
Una regla que les había puesto Alex, ya que dijo que si Will quería besar a Liz, le evitaran un infarto y lo hicieran cuando ellos no veían
(...)
—¡Mamá!— Liz corrió hacia su madre quien se encontraba en la cocina.
—¡Liz!— la mayor la recibió y la abrazo— No te vuelves a ir a un campamento, te extrañe mucho.
—Esta bien— Liz rio mientras se separaba por completo de su progenitora— ¿Dónde está Aarón?.
—Afuera, ve por el para que coman— Maddie le dio unos golpes en el hombro a Liz.
La ojiverde salió por la puerta de la cocina hacia el jardín en busca de su hermano menor, que se encontraba en una casa hecha de sábanas a mitad de su jardín.
—A comer... enanito de Blancanieves— la rubia dio unos aplausos mientras se sentaba en frente de la casa improvisada con las piernas cruzadas— ¿quieres comer?— preguntó mientras miraba su muñeca imaginando que había un reloj.
—Alimentame o te vuelo en pedazos— el rubio más pequeño salió de las sábanas mientras apuntaba a su hermana con una pistola de juguete.
Liz abrió los brazos recibiendo a su hermano que se le fue encima por lo que ambos terminaron en el pasto riendo levemente ante el reencuentro de los hermanos
Mentiría si dijera que la manera en la que Jane le lloró al pequeño Georgie, no se le hizo un hueco en el estomago imaginándose algún día estar en su lugar... Ahora solo podría pensar en lo afortunada que era, aunque seguro se acabaría cuando su enano sacará la parte chismosa que corría por sus venas y dijera algo que a ella no le convenía
—Te extrañé mucho— hablo Liz mientras se reincorporara con el niño en sus brazos que aun le rodeaba el cuello, le acomodaba el cabello de la frente mirándolo con melancolía y agradeciendo a las fuerzas mayores en tenerlo sano y feliz
—También yo— sonrió el pequeño.
—¿Estas pensando en comer? Te daré un montón de grillos cubiertos en lechuga.
—No— el menor arrugó la nariz.
—¿Y de dónde sacaste esto? Esto es mío— hablo la rubia al sosteniendo la pistola de juguete.
—En el garaje.
—¿Entraste ahí a buscarlo?— Liz enchinó los ojos.
—No, solo lo encontré.
—Si, lo encontraste, te gusta ir a garaje, igual que a mí— Liz imitó la voz de su hermano. Deposito un beso en su mejilla para cargarlo y meterlo a su casa.
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-Ellis
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