Capítulo XIII: You and I (*)

Tipo de narrador: Tercera persona

Will no había dejado de llorar en todo ese tiempo por su novia, aún tenía la camisa llena de sangre, pero se negaba a moverse hasta que alguien saliera de alguna de esas salas con la noticia de que Liz estaba bien, porque él no podía perderla,

Sus lágrimas y sollozos se complementaban muy bien con las del resto, ya que un pelirrojo y una rubia habían sido ingresados al área de urgencias casi sin vida, y nadie salía a decirles nada

Todos se levantaron de su respectivo asiento cuando un par de doctores se acercaron preguntando por la familia de los dos chicos malheridos

—¿Cómo está mi hija? ¿Cómo está Charlie?— preguntó Maddie mientras trataba de limpiar las lágrimas en su rostro debido a la preocupación por su hija

—Charles está bien, la bala no tocó ningún órgano vital, en un par de meses estará recuperado completamente— las palabras del doctor les tranquilizaron un poco

—Pero Elideth está muy mal— murmuró la doctora Torres, causando que más lágrimas envolvieran a todos en la sala de espera— la navaja perforó el bazo, necesito extirparlo, ¿dan su autorización?— pregunto hacia el matrimonio Mortenson

—Si— de inmediato respondieron, por lo cual les pasaron un formato que Alex firmó torpemente

—Preparare todo para la cirugía— la doctora Torres desapareció por el pasillo causándoles más incertidumbre a los hermanos

—Es mi culpa...— Francine jalo de su cabello mientras que sollozaba en una de las sillas de metal de la sala de espera— es mi culpa, ese maldito la apuñaló por mi culpa, por mi culpa mi hermana se está muriendo

—Francis, tranquila— Steve se acercó a Francine rodeándola con los hombros— nada es tu culpa, tranquila

—Tienes que estar bien— Will se volvió a sentar en su silla con las manos empuñadas sobre su regazo— tienes que estar bien, nada te puede derrotar, aun no...

—Tiene que estar bien— Eleven se acercó al lado de Will también hecha un mar de lágrimas, él le rodeo lo hombros con los brazos— no quiero perder a mi hermana

—No la perderán— Mike se acercó a los dos chicos hechos un mar de lágrimas— van a operarla, Liz estará bien y en menos tiempo del que esperan nos estaremos peleando de nuevo— les sobó sus respectivos hombros tratando de reconfórtalos, al menos los hizo medio sonreír

(...)

Will entró con algo de cautela a la habitación de la rubia, cuando la operación acabó, la doctora Torres dijo que extirpó el bazo con éxito, sin embargo la rubia aún seguía en un estado casi crítico, su estado era muy delicado ya que la navaja también había lastimado el hígado, por lo que le habían dado muchos sedantes que casi la tendría dormida todo el tiempo hasta que pudieran controlar la infección

Aun así la doctora les concedió el permiso de ver a Liz a sus padres, sin embargo Maddie y Alex también le dijeron a Will que pasara junto con ellos, creían que la visita de Will le haría bien a su hija, aún aunque estuviera bajo los efectos de los sedantes

Maddie y Alex miraron a su pequeña en esa cama con muchos cables conectados a su brazo, el tubo endotraqueal en su boca donde ahora respiraba, el vendaje en medio de su frente, las ojeras prominentes bajo sus ojos, y lo pálida que estaba su piel, no pudieron evitar las lágrimas

La doctora estaba terminando de examinarla, la cual fruncía las cejas cada vez que veía el aparato que marcaba su presión y latidos 

—¿Pasa algo, doctora? ¿Mi hija esta bien?— Alex preguntó preocupado a la mujer del estetoscopio 

—Si, de hecho— Torres descubrió un lado de la bata de la niña. Todos en esa habitación se tensaron al ver el gran vendaje en el estómago de Liz que suponían que la dejaría con una gran cicatriz— la herida está casi seca, es como... si se estuviera curando sola...

La doctora se fue luego de alejar el pensamiento de su cabeza, era imposible que una herida este regenerandose a solo horas de haberse provocado, pero el resto de las personas en esa habitación sabían que era posible, y solo soltaron un suspiro antes de girar su atención a su hija

—Mi cielo— Maddie le acarició la frente a su pequeña sin poder evitar las lágrimas— por favor, te tienes que poner bien, porque recuerda que si algo te pasa, yo me muero contigo

—Mi niña— Alex tomó la mano de su hija que estaba conectada a unos cables— si te recuperas, te prometo que te llevo a todos los conciertos que quieras, pero no nos puedes dejar solos, porque tú eres quien mantiene junta a nuestra familia

—Te tenemos una noticia— Maddie sonrió entre las lágrimas sin dejar de tocar el rostro a su hija— y no será lo mismo sin ti, y me vas a regañar y vas a decir que no quieres otro engendro del diablo, aunque te dije que no, te compraré el gato que me pediste la semana pasada. Tú eres lo mejor que me ha pasado

Los mayores tuvieron que girarse a la puerta cuando la enferma tocó en señal de que se les acababa el tiempo

—Will, te dejamos un momento para que hables con ella— Alex le dio un pequeño apretón al menor

—Gracias— Will ni siquiera miró a sus suegros, ya que toda su atención estaba en la chica en esa camilla que un respirador mantenía con vida. Se acercó con algo de cautela tomando su mano dejando un beso en su dorso, mientras que Liz odiaba sus manos, Will le dejaba un beso en su dorso cada que podía, a él nunca le asustaba el poder que salía de sus manos, busco alguno de los tantos anillos que ella usaba, solo que no había nada— sé que aún estás ahí... y quiero creer que aún me escuchas

Will se limpió una lágrima que salió por su ojo izquierdo, mientras que seguía mirando con atención a su chica, rogaba con todas sus fuerzas verla abrir los ojos, pero solo veía las ojeras y lo demacrada que la había causado el estar desollada

—No te puedes rendir tan fácil, te has enfrentado a cosas peores y una simple navaja no te puede derrotar— Will acaricio la mejilla de Liz— Antes de que llegaras nada me hacía feliz, varias cosas perdieron sentido. Mike y Lucas sólo salían con El y Máx, Dustin se le pasaba en el trabajo de Steve, me sentía muy solo, y cuando oía esas cosas sobre el amor pensé que no eran para mí, hasta que llegaste tú— Will le dio un beso a la mano de Liz— ese día que entraste al salón creí que eras una princesa, aún lo creo— rió— No me dejes ahora que mas te necesito, te prometo que cuando despiertes vamos a adoptar el perrito que siempre quisiste y le vamos a poner Freddie. 

Will sintió un ligero apretón en la mano que estaba sosteniendo a la de Liz, sonrió ante esto. El castaño siguió mirando a su novia, no se quería ir de su lado, si era necesario se quedaría ahí toda la noche, o hasta que la enfermera viniera a correrlo, lo que pase primero

—Perdóname si alguna vez dude de lo que sentía por ti...— le dijo sin dejar de mirarla— pero ya no tengo ninguna duda de que te amo, te amo y quiero casarme contigo, quiero tener hijos contigo, quiero que tengamos nuestra casa en las montañas alejados de todo, que al fin estemos en paz, y morir cuando seamos viejitos, que solo seamos tú y yo 

La enfermera se volvió a asomar por la habitación diciendo que la hora de visita había terminado, por lo cual era momento en que debía irse. Will le dio un último beso a los nudillos de la rubia antes de dejar su mano encima de su cama antes se seguir a la enfermera a la salida

Él castaño no sabía que aun así Liz estaba teniendo un sueño muy lindo

(...)

Todo se veía de un color cálido, era algo parecido a El vacío, pero era diferente, ya que este lugar si reflejaba tranquilidad, enfrente de Liz había un joven rubio de cabello rizado, se fue acercando ya que ese chico le causaba cierta familiaridad

—Yo... ¿Te conozco?— preguntó Liz mientras se acercaba al joven rubio.

—Somos muy cercanos, de hecho—respondió él.

—Porque eres... porque eres Aarón— la rubia sonrió y se acercó a su hermano, no era como ella lo recordaba, ya era un joven muy apuesto.

—Hola, hermana.

—Aarón... wow. Supongo que funcionó— sonrió Liz algo melancólica.

—Sí, funcionó para mí— ambos rieron— pude vivir, crecer. Pero de ti... No puedo decir lo mismo...— Liz bajo la cabeza, una lagrima se deslizó por su mejilla al sentirse tan lejana de todo

—P... perdón, es que... creo que tal vez tomé una muy mala decisión. Me da miedo haber cometido un error. — habló la rubia para soltarse del agarre de su hermano

—Lo sé, y sé que para ti va a ser difícil dejar ir. Pero si alguien tenía que hacer eso para que... el resto de nosotros pudiéramos...

Un silencio sepulcral se sembró entre los dos hermanos

—Estoy orgulloso de ti... y triste. Igual que todos, soy fuerte y feliz, y adoro haberte tenido ese tiempo y que tú estuviste ahí para mí. Hasta que ya no pudiste estarlo...— el más pequeño de los Mortenson soltó un par de lágrimas

—Si tú eres feliz, yo soy feliz— Liz tomó las manos de su hermano y les dio un beso.

—Te amo, hermanita— ambos se abrazaron, la rubia le dio un beso en la mejilla a Aarón.

Y yo te amo tres millones...— susurro Liz en la oído de su hermano.

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les dejo al Aarón crecido en multimedia :3


—Ellis

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