Capítulo XI: Why are you hurting me? (*)

Tipo de narrador: Tercera persona

Will había dejado atrás a todas las personas que lo acompañaban en ese bunker comunista, le interesaba más encontrar a la chica poseída que era la mente maestra de todo lo que en este momento estaba pasando

Jugaba cada tanto tiempo con la jeringa escondida en el bolsillo de su sudadera y que la verdad esperaba no usar, porque no quería lastimarla, así fuera algo tan banal como una aguja, era nada en comparación al dolor que debe estar sintiendo al estar desollada

—¡Mamá!— un grito conocido vino de uno de los pasillos, se tensó al reconocer la voz pequeña de Aarón

Will corrió hacia esa sala y se encontró a la rubia, a su lado estaba un oficial que cargaba al pequeño Aarón mientras esté forcejeaba con el mayor, mientras que la rubia lo miraba con superioridad

Había caído en su trampa, pero esperaba que dejará fuera al niño, sin embargo cuando el castaño se trató de acercar al más pequeño, Mortenson lo interrumpió sacando una voz tan fría que hasta lo llegó a asustar

—Ni un paso más o el pequeño pagará las consecuencias— Liz levantó un dedo dándole la mirada más fría que Will le había visto a alguien

—Este no era el trato que teníamos— habló el castaño

—El trato solo te incluye a ti, solo tú te puedes salvar— la rubia soltó una pequeña risa sarcástica antes de tomarle la barbilla al rubio más pequeño— mientras que este mocoso, su existencia es tan irrelevante como una mosca— apretó el agarre en la barbilla de Aarón provocando un sollozo

La rubia movió los dedos mirando al oficial que salió de esa habitación como si fuera un robot, mientras que Will siguió a Liz que caminaba con desinterés con las manos escondidas en los bolsillos de su chaqueta

—Es la última vez que me vas a engañar— Will se dirigió a la rubia que seguía caminando varios pasos lejos de él

—¿Estabas hablando? De repente me pareciste aburrido— se burló sin dejar de caminar

—Debe ser frustrante, ¿no? Tener que usarla porque por ti solo no puedes lograr tu plan malvado— sus palabras sí que detuvo a la rubia

—Le puedo ganar si quiero— se giró a verla furioso

—Ya te ganó una vez y levantando una sola mano— la rabia empezaba a emanar de Liz, pero a decir verdad no sabía si estaba haciendo bien al provocar a la cosa que tenía frente a él— no eres rival para Liz

—Claro que lo soy, solo que no me interesa enfrentarla— soltó una pequeña risita ahogada desde el fondo de su garganta— pero juntos, somos más poderosos, es su destino, y me estoy encargando de demostrárselo

—Y aun así la tienes a las malas a tu lado— Will miró a la Liz de arriba abajo que ya se notaba como apretaba la mandíbula, furiosa— la obligas a estar a las malas, porque si te enfrentas a ella, jamás le vas a ganar y lo sabes

Esa provocación fue suficiente para hacer enfadar a la chica poseída, por lo que tomó del cuello de la camisa del castaño estrellándolo furiosa contra la pared, Will tuvo que contener el quejido de dolor por el golpe de la chica

—Te di una oportunidad para salvarte, William ¡pero solo la desperdiciaste!— la rubia apretó más su agarre, mientras que el castaño hacia lo posible para contener la mirada oscura que le daba— acabaré con todos ustedes, y mi Twelve, ¡le arrancaré el último rastro de maldita debilidad moral que le queda!

—¡Jamás le vas a ganar, ella es mucho más fuerte que tú!— Will logró quitarse a la chica de encima empujándola por los hombros también pegándola a la pared, pero la culpa lo invadió cuando de repente empezó a sollozar lentamente, su cara se puso colorada y sus ojos se lagrimearon en segundos

—Will, mi amor— Liz abrazó a Will y este se sorprendió al sentir que los brazos de la rubia lo rodearon, porque ese abrazo no le provocaba nada—ayúdame por favor... siento que me está quemando... ya me canse de luchar...— Will quería creer que esa era de nuevo la chica de la que se enamoró pero a la vez sabía que eso era demasiado improbable— libérame...

Todas las dudas de Will se desvanecieron en ese segundo al sentir el frío y el miedo otra vez, esa no era Liz, solo lo estaba tratando de confundir

—Todo estará bien...— susurro el castaño mientras le toca levemente el cabello a la chica que aún le rodeaba el tórax con los brazos

Will llevó la mano a su bolsillo sacando la jeringa que le dio Rachel, cerró los ojos para tomar la fuerza para lo que iba a hacer, clavó la jeringa en la yugular de la rubia que de inmediato lo empujo después de que le terminó de inyectar la droga de esa jeringa

—¿Qué me hiciste? — la rubia lo miraba con la cara repleta de lágrimas, antes de sacarse la jeringa de un tirón del cuello, de inmediato se notaba que estaba a nada de perder el conocimiento— ¿Por qué me lastimas?

La rubia había caído en un sueño profundo debido a la droga, Will alcanzó a tomarla para que no llegará al suelo, pero de inmediato se tambaleo en su lugar debido al peso de su novia, por lo que casi también se iba al suelo

Los ojos los tenia cerrados, pero al verla de cerca, Will sintió una punzada en las costillas, las venas del cuello se le marcaban en un tono marrón oscuro, unas ojeras prominentes bajo los ojos, labios quebradizos y notó cómo su piel estaba roja y tan fría como si fuera hielo

—No te mereces eso— Will miró a la rubia en sus brazos, le daba tanto pesar verla así, porque él sabía cómo se sentía. Le apartó el cabello rubio de la frente con delicadeza esperando que pronto pudiera estar bien y que todo esto acabara

Will ya casi tenía entumecidos los brazos, sin embargo soltó un pequeño suspiro de alivio cuando vio corriendo por los pasillos a Jessie, Kali, Jane y Chandler se acercaron corriendo hacia donde estaba Will

—Joey se quedó buscando a Aarón y la única persona que tiene la fuerza para cargar a Liz es Chandler— aviso Jessie aun con la respiración entrecortada por el pequeño maratón que había corrido— ¿ya tiene la inyección?— pregunto al ver a su hermana en brazos de Will

—Sí, pero en cualquier momento puede despertar y no estará nada feliz— murmuró Will algo asustado

—Entonces no perdamos tiempo— habló Kali— Chandler— le habló a su hermano señalando a la chica en brazos de Byers

Chandler solo tuvo que acercarse a la rubia a medio morir, le paso los brazos por las costillas para alzarla y ponerla sobre su hombro con los brazos y la cabeza colgando

—Pesa menos que la última vez— murmuró el rizado con la rubia en el hombro

—La estas cargando como si fuera un costal de papas— Jessie miró mal a Chandler

—Entonces cárguenla ustedes, debiluchas— nadie le respondió al sarcasmo de Chandler, por lo que el de rizos empezó a caminar tranquilamente por el pasillo siguiendo a Kali, que al parecer sabía dónde estaba una cámara de calor que serviría para sacarle al desuellamentes

—Vamos a los hornos, ahí está el suficiente calor para sacarle esa cosa— aviso Kali mientras corría hacia ese pasillo

—¡Apúrate!— Jane apresuró a su hermano que parecía que caminaba más lento de lo normal

—Me siento como el padre Karras cuando va a sacarle el demonio a la niña poseída del exorcista— habló Chandler riendo levemente

—Cállate Chand— habló Jessie

Cuando al fin llegaron a dónde estaban los hornos, abrieron la puerta y para su sorpresa, se encontraron que ya había una silla de metal atornillada al piso que supieron que le serviría

—Ponla ahí— le ordenó Jessie a Chandler, el rizado obedeció colocando a la rubia desmayada en esa silla, por fortuna, había llevado una cuerda, así que con la misma le amarraron los tobillos y las manos a las agarraderas de las sillas esperando que la cuerda la detuviera, sabían que una vez prendieran los hornos, Mortenson empezaría a patalear y gritar sin control

—Eso no aguantara mucho— murmuró Kali mientras terminaba en nudo de las muñecas de la menor

—Pero nos dará tiempo— murmuró Jessie también terminando el nudo del tobillo

Cuando levantaron la vista se dieron cuenta que Liz había despertado y los miraba furiosa, Chandler se fue para atrás soltando un grito agudo que en otras circunstancias les hubiera dado risa, pero por esta ocasión, solo miraban asustados a la niña que los miraba furiosa

—Se alzaron solo para caer. Hagan lo que quieran, depúrenme de todos lados, pongan a mi estirpe en mi contra, no significa nada, cuando todo haya cesado no quedará nadie de su especie en este mundo— habló la rubia para luego sacar la risa más siniestra que le habían oído una vez a una persona

—¡Chuu!— Chandler lanzó un manotazo al aire mirando a la chica amarrada a la silla— araña, deja a mi ojitos, ¡chuuu!

—¡Ven acá, araña!— Jessie tomó del cuello de su sudadera a Chandler para prácticamente arrastrarlo fuera de esa cámara de calor— ¡¿Cómo te pones así con ella?!

—En mi mente era una buena opción— se excusó Chandler

—En tu mente afectada por el crack— le reclamó Kali por lo que Chandler lo miró ofendido

Miraban como es que Jane y Will veían por una pequeña ventana de la puerta como es que Liz lloraba y eso les hacía sentir mal, pero también sabía que era solo una manipulación, por lo que los tres mayores se miraron entre sí

—Hazlo— habló Jessie hacia Kali

La morena prendió la cámara de calor y lo puso en la temperatura más alta, casi al instante notaron por la ventana de esa puerta como la piel de su hermana se volvió roja y con bastante sudor, al igual que los gritos de dolor se desataron

—Solo unos minutos— susurro Jessie mientras juntaba las manos esperando que esos minutos pasaran de manera rápida

—¿Por qué están lastimándome?— sollozo la rubia, causando que todos se cubrieran los oídos para no oír esas súplicas falsas— me duele todo... ayúdenme... les juró que no he hecho nada

Se siguieron cubrieron los ojos y los oídos, porque el ver a la rubia así lastimaba a todos los presentes que la quería mucho, y si seguía suplicando de esa manera, era obvio que cederían

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—Ellis

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