Capítulo XI: Dragon queen (*)
WILL BYERS
No podía, de verdad no podía dejar de pensar en Liz, no pude desde el momento en que la vi, no pude desde la primera vez que me habló, no pude desde que empezamos a conversar todos los días y me catalogo como su amigo, y ahora mucho menos después de lo que paso esta tarde
Ella fue mi primer beso...
Aun no me lo podría creer, porque no solo fueron los dos besos que me dio, también me dijo que me quería... nunca pensé que ella de verdad me querría, nunca pensé que le iba a provocar sentimientos a una chica que no fuera lastima
No sabía que hacer después de lo que había pasado, no quería ser solo su amigo, pero no sabía si era buena idea lanzarme de esta manera solo por un beso, un beso que para mí significó todo
Por ahora planeaba hacerle un regalo, le iba a regalar un dibujo, no sabía cuándo, pero lo haría, aun recordaba cuando me había dicho que le gustaba mucho como dibujaba. También me había dado cuenta que su color favorito era el rojo, siempre usaba ese color y decía que era perfecto para todo, por lo cual le estaba poniendo unos detalles con ese color junto con el morado que también creía que era de sus favoritos
No sabía si le gustaba el morado, pero ese color y el rojo eran con los que siempre se vestía, así que esperaba no equivocarme, sin embargo cuando me di cuenta de la hora, sabía que debía de dejar ese dibujo, aún tenía que hacer tarea
—Will, ya está la cena— mamá llego hasta la sala mirándome desde el sillón donde estaba sentado
—Voy en un momento— dije mientras volvía la vista a mi cuaderno
—¿Qué haces? — pregunto mientras se acercaba a donde estaba haciendo tarea
—Tarea
—¿Qué es? — Di un pequeño respingo cuando tomo el dibujo que estaba sobre mi cama escaneándolo por varios segundos— ¿Quién es el la princesa del dibujo?
—Liz— respondí sin despegar la vista de mi tarea debido a que no quería que notará mi cara roja, creo que ese término le quedaba bien a Liz "princesa" de verdad parecía una— y no solo es un dibujo, es real, es una amiga
—¿Y Liz, tiene apellido? — mamá miro el dibujo con una sonrisa
—Liz Mortenson— respondí ladeando ligeramente la cabeza
—¿Y cómo es ella? — mamá me miro recargando su mentón con su mano
—Tiene ojos bonitos...— respondí mientras despegaba la vista de mi cuaderno jugando con mi lápiz— bueno, todo en ella es bonito, es amable y buena amiga
—¿Y solo es tu amiga? — volvió a preguntar mi mamá, podía notar como su tono cambiaba a uno emocionado
—Si
—Está bien— mamá se levantó del asiento a mi lado con una leve sonrisa— me gustaría conocerla algún día
—Sí, algún día— dije sin importancia
Ahora no me dejará en paz hasta que conozca a Liz...
—¿Seguro que solo es tu amiga? — mamá me miro algo emocionada
—Mamá...— murmure con vergüenza
—Es qué— mamá siguió con la mano en su mentón— si vieras como te están brillando los ojitos en este momento, nunca te había visto así... ¿te gusta esa niña?— me quede en blanco ante las palabras de mi mamá— ¿o...te enamoraste...?
—No, es solo una amiga— me fui corriendo a mi cuarto con mi cuaderno
No quería que fuera solo mi amiga, pero tampoco sé si estaba listo para admitirlo en voz alta, y mucho menos en frente de mi mamá... porque no quería pasar vergüenza a causa de que tal vez estaba siendo un idiota al tener estos sentimientos cuando llevamos poco tiempo de conocernos
Me escondí en mi habitación esperando que mi mamá no me siguiera interrogando, no lo hizo, así que regrese a el dibujo que le haría, y pensándolo mejor, no podía imaginar a Liz como el primer dibujo que hice al día siguiente que nos conocimos, así que en su lugar, dibuje tres dragones detrás y ella con un vestido rojo con detalles negros y una corona dorado un poco mas grande, no era una princesa, era una reina dragón
—Hola, amigo— Jonathan me saludo desde el marco de la puerta, por su apariencia, acaba de volver de su trabajo de verano en el periódico del pueblo
—Hola— le devolví el saludo
—Mamá dijo que no quisiste cenar— era verdad, porque quería esperar a mi hermano para cenar y porque tenía pendientes con el dibujo
—Voy en un momento
—Okey, te esperamos— Jonathan se giro caminando de regreso a la puerta
—Jonathan— mi hermano dejo de caminar— yo... ¿Cómo sé si le gusto a una persona?
—Vaya— Jonathan se giro a verme muy sorprendido, nunca le había preguntado algo como esto — ¿a ti te gusta?
—Como no me va a gustar Liz— susurre bajando la cabeza para que no viera mi cara roja
—Espera, paso por paso— mi hermano tomo asiento en el borde de mi cama— ¿Liz? ¿Quién es Liz?
—La niña que me gusta
—Espera— alzó las manos deteniendo mis palabras— ¿apellido?
—Mortenson— susurre, como si eso fuera a desaparecer, nuestras diferencias se notaban desde nuestros apellidos
—¿Mortenson?— repitió Jonathan algo sorprendido— ¿es familiar del nuevo encargado de la planta de energía?
—Es su hija
—Will— Jonathan me veía con un deje de lastima, igual de Mike, estoy casi seguro que piensa igual que él, que Liz nunca se fijaría en alguien como yo— la familia de esa niña casi es millonaria
—¿Cómo sabes eso?
—Todos lo saben— me explico, claro que todos sabían nuestras diferencias— mi jefe en el Hawkins post no deja de hablar de eso, vienen de Texas y tienen mucho dinero
—¿Por que me estas diciendo la economía de su familia?— deje el lado el dibujo para mirar a mi hermano, sabía que pensaba en las diferencias sociales que teníamos— también crees que soy poco para ella
—Will...— Jonathan me miro arrepentido
—La familia de Nancy también tiene dinero y aun así ella está contigo— le dije con un tono a la defensiva
—Nancy es distinta...
—Y ni siquiera conoces a Liz— me exaspere— no es una niña rica cualquiera... bueno, solo es rubia y siempre usa guantes porque le da asco ensuciarse las manos, pero es una chica muy noble, es muy divertida... es como si fuera el sol...
—No dudo que ella debe ser distinta— Jonathan me veía con un deje de lastima, lo sabía— y si ella es linda y todo como dices, no lo dudo, pero puede que todos los pensamientos a su alrededor la hagan cambiar de opinión
—Liz no es de las que se dejan manipular— dije severamente— mas bien ella es la que manipula...
Jonathan me miro extrañado ante mis ultimas palabras, pero eso es lo que ella derrochaba, alguien fuerte que no se dejaba manipular, una prueba era la manera en que me defendiendo y que ni siquiera le haya afectado que ahora le dijeran bruja, ella era distinta
(...)
~Al día siguiente~
Llegue a la escuela y ya estaba ahí Liz, se veía algo cansada pero aún con ojeras se seguía viendo hermosa.
—Hola, Liz— la saludé mientras me sentaba a su lado a una banca de diferencia
—Hola— me respondió el saludo con una pequeña sonrisa, se veía cansada y recostó su cabeza en la mesa soltando un bostezo— tengo sueño
—¿No dormiste bien?— que tonto soy, si tiene sueño es obvio que no durmió bien
—No, tuve pesadillas toda la noche— volvió a reacomodar la cabeza en el pupitre— y tengo que ir al doctor al rato— rodó los ojos
—¿Por qué?¿ Estas enferma?— le toque la frente pero no tenía fiebre
—Estoy bien, pero ayer me tomé un medicamento por error y me hizo mal, así que mi papá quiere que me revise el doctor— se pasó las manos por la cara— ¿Me podrías matar?— dijo en tono de súplica mientras me agarraba el brazo
—Que humor tan raro tienes— la mire con los ojos entrecerrados
—Sí, ¿y?
—Nada, que me encanta— casi me quise morder la lengua cuando dije eso, pero ella me sonrió de regreso mientras que podría notar como su cara se ponía colorada
¿Cómo rayos espero darle a entender mis sentimientos si me pongo como tomate solo cuando la veo?
(...)
LIZ MORTENSON
Peter...
Ese nombre no dejaba de repetirse en mi cabeza desde ayer, desde que vi esos gritos, la sangre, los disparos, un cadáver de un hombre. Quien quiera que haya sido, murió, y de una manera que seguramente no se lo merecía
A causa de esas visiones no pude dormir en paz, todo se repetía en mi cabeza como VHS rayado, por lo cual no deje de moverme en mi cama toda la noche, cambie de lugar no sé cuántas veces, por poco me colgaba del techo cual murciélago, pero nada, así que hoy parecía muerto, mis ojeras volvieron, no tuve ganas de peinarme por lo que mi cabello parecía estropajo, no me tome tiempo vistiéndome y traía ropa ancha y arrugada, fácilmente podría pasar como un loquito del centro que le daba de comer a las palomas del parque
Cuando vi estacionado el auto de mi papá, tire la cabeza hacia atrás soltando un refunfuño, era día de mi consulta médica, lo que significaba exámenes médicos, agujas, máquinas de hospital y al final, helado hasta vomitar por dejarme hacer todo esto
Me adentre en el auto por la parte de atrás lanzando mi mochila en la cajuela mientras que me giraba hacia mi mamá que iba de copiloto
—Hola, mamá— salude mientras recargaba los brazos en los respaldos de los asientos de adelante para asomar mi cabeza— ¿y papá?
—Fue por tu hermano— se recargo en la cabecera del asiento— me duele horrible la cabeza— dijo tomando su cabello entre las manos
—A mí también— me acosté en el asiento descansando mi cabeza— Tuve pesadillas toda la noche y me duele la cabeza
—Tu papá quiere que te saquen sangre para ver si no estás baja de hemoglobina y también un electrocardiograma— levanté la cabeza asustada
Le tengo mucho miedo a las jeringas, cuando estaba en el laboratorio me picaban casi todos los días con jeringas enormes.
Además que otro de lo que me parecía incomodo era el soplo cardiaco que tuve desde bebé, no entiendo bien que tiene que ver, se supone que en cualquier momento me puede dar un infarto, aunque yo siempre me he sentido muy bien y ni siquiera tengo síntomas de esa cosa que se supone que tengo en el corazón
—Mamá, el soplo se fue hace años, estoy bien— le dije— y no quiero agujas, tampoco tengo anemia, otra vez
—Solo va a ser un piquete pequeño— mamá se giró a verme con una sonrisa de lado
—Siempre dices eso y me sacan dos tubos— parece que es una niña de 5 años con la que están hablando, pero le tengo mucho miedo a todos los doctores
—La doctora Torres es muy buena— me informo el nombre de mi nueva doctora, aunque que fuera mujer ayudaba, los doctores daban miedo, pero a las doctoras le tenía una línea menos de terror— además, después de eso iremos por sushi y helado
Suspiré y me trate de calmar, pero mi tranquilidad fue interrumpida cuando mi hermanito entro al auto y se aventó encima de mí haciéndome hacer una mueca debido al dolor
Maldito enano
—Me vas a desbaratar, Aarón— bufé mientras me lo quitaba de encima
—Floja, son las 3 de la tarde para que estés durmiendo— me dijo entre risas mientras que se sentaba en el auto, le cubrí la cara con mi mano empujándolo lejos con una mueca
Cuando papá encendió el auto rumbo al hospital, solo me quede mirando el techo esperando que todo pasara más rápido y pudiera volver a mi casa a dormir
La doctora Torres nos recibió en su consultorio apenas llegamos al hospital, me pareció un poco agradable, al parecer a ella también le parecía extraño lo que tenía el corazón, ya que según ella, no había razones para decir que tenía un soplo, mi ritmo cardiaco era normal y cuando siguió revisándome, dijo que todo estaba normal, pero pese a que la doctora parecía agradable, de nuevo me altere cuando menciono que me tenían que sacar sangre y mucho más cuando menciono que iba a ser en este momento
—Hija, ya, estoy aquí— me dijo mi papá tratando de que quitará las manos de su camisa que tenía hechas puños mientras prácticamente me arrastraba hasta la habitación donde me picarían— nada va a pasar, solo será un momento
Me senté y me dieron una pelota para apretar pero en vez de usar la pelota apretaba el brazo de mi papá.
La doctora saco la jeringa y se acercó a mí, mi respiración se empezó a agitar y apreté más el brazo de mi papá mientras que cerraba los ojos recordando todo lo que pasaba cuando se me acercaban con jeringas
Papá dijo que estaba enferma pero que me iba a curar, me dijo que yo era especial y que tenía que ayudarlo a curarme.
Estábamos en mi cuarto, me había castigado porque cuando entre al tanque la última vez vi un monstruo y me asuste mucho.
—¿Me vas a ayudar, Twelve?— tengo miedo del tanque, pero tengo que obedecer a papá
—Tengo miedo, me asusto la última vez— dije abrazando mis piernas
—Te vamos a curar, Twelve— dijo tocando mi cabeza que estaba rapada— Eleven está enferma también, vamos a curarlas a las dos ¿Quieres que tu hermana siga enferma?
—No, yo amo a mi hermana
—Entonces hazlo por ella
—¿El tanque?— pregunte a punto de llorar
—Si, el tanque— dijo tocando mi cabeza
—Si, papá— me ayudó a bajarme de mi cama y nos fuimos a ver el tanque...
—¡NOOOO!— grite al sentir la aguja en mi brazo
Empecé a patalear tan fuerte que empuje al enfermero y también los gritos que me salían de la boca y la cara donde me escurrían las lágrimas, me levante rápido de la silla donde me tenían, corrí hasta la salida, pero papá me detuvo antes de que saliera
No espere ni medio segundo para abrazar con fuerza a mi papá, él me rodeo la espalda mientras que me repetía muchas veces que todo estaba bien, aunque eso no me calmaba
No quería recordar, no quería, el pasado era doloroso, pero esa maldita cadena del masado la tendría hasta el día que deje de respirar
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-Ellis
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