Luna 6

El tren avanzaba a toda velocidad, surcando las vías con un ritmo constante que se convertía en un suave murmullo de fondo. En uno de los compartimentos, Tn estaba sentado, disfrutando de su bentō, el sabor de la comida llenando su boca mientras el silencio reinaba en el lugar. A su lado, Shinjuro lo observaba con curiosidad, una mezcla de incredulidad y admiración en su mirada. No podía creer que el joven frente a él, con su aspecto casi infantil, fuera realmente el cazador que había ahuyentado a una Luna Superior.

La atmósfera en el tren era tranquila, pero Shinjuro, incapaz de contener su curiosidad, rompió el silencio.

Shinjuro: Dime, Tn -comenzó, su voz grave resonando en el compartimento-, ¿ya estás casado?

Tn, sorprendido por la pregunta, casi se ahoga con un bocado de su comida. Se atragantó un poco, su rostro volviéndose rojo mientras tosía, tratando de recuperar el aliento.

Tn: ¡No! -exclamó finalmente, limpiándose la boca con la manga de su kimono-. ¿Por qué preguntas eso?

Shinjuro se cruzó de brazos, una sonrisa divertida apareciendo en su rostro.

Shinjuro: Bueno, por lo que vi en la casa de las mariposas, parece que tienes varias pretendientes.

La expresión de Tn cambió instantáneamente, sus mejillas ardían de vergüenza.

Tn: ¡Son demasiado hermosas! -respondió, mirando a Shinjuro con una mezcla de desesperación y asombro-. No tengo nada que ofrecerles.

La risa de Shinjuro resonó en el compartimento, un sonido cálido y contagioso que llenó el aire.

Shinjuro: Es gracioso verte desestimar tu propio atractivo -dijo, disfrutando del momento-. No te engañes, Tn. Eres un buen chico, y lo que has hecho habla por sí mismo.

Tn, sintiéndose aún más avergonzado, bajó la mirada y se concentró en su comida, como si eso pudiera ocultar su sonrojo.

Tn: No sé... -musitó, sintiendo que la conversación se movía en un terreno incómodo-. No entiendo por qué alguien querría interesarse en mí.

Shinjuro, con una sonrisa paterna, decidió cambiar el enfoque.

Shinjuro: Quizás es porque, a pesar de tu juventud, tienes un corazón valiente y una determinación que muchos desearían tener. Y eso, Tn, es más atractivo que cualquier apariencia.

Las palabras de Shinjuro resonaron en la mente de Tn, llevándolo a reflexionar sobre sí mismo. Mientras el tren continuaba su camino, la conversación se convirtió en un momento de camaradería inesperada, un lazo que se formaba entre el Pilar del Fuego y el joven cazador, mientras el paisaje se deslizaba a través de la ventana, un recordatorio de que estaban en un viaje lleno de desafíos y descubrimientos.

El tren continuaba su trayecto, la conversación anterior dejando una sensación de ligereza en el aire. Sin embargo, Shinjuro, sintiendo que era el momento de profundizar, decidió cambiar el enfoque del tema.

Shinjuro: Dime, Tn -comenzó, su voz más seria-, ¿por qué decidiste unirte a la cofradía?

La pregunta resonó en el compartimento, y Tn, al escucharla, tornó su expresión. Su rostro pasó de la ligereza a una seriedad y frialdad que sorprendió a Shinjuro, quien sintió un escalofrío recorrer su espalda. La atmósfera se volvió densa, como si una sombra hubiera caído sobre ellos.

Durante un momento, el silencio se instaló entre los dos, y Shinjuro se preguntó si había ido demasiado lejos. Pero en un instante, Tn se calmó, esbozando una sonrisa que se sentía falsa, casi forzada.

Tn: Principalmente... -respondió, su voz cortante y directa-. Porque me dan asco los demonios.

La intensidad de sus palabras dejó a Shinjuro sin aliento. La voz de Tn estaba impregnada de un odio palpable hacia aquellos seres que habían causado tanto sufrimiento. Cada sílaba resonaba con una convicción que no podía ser ignorada.

Shinjuro: Entiendo -dijo Shinjuro, sintiendo el peso de la respuesta. Aquel pequeño cazador no solo era valiente, sino que su determinación estaba alimentada por un fuego interno que ardía con la intensidad de su desprecio por los demonios.

Tn continuó, su mirada distante, como si recordara momentos oscuros del pasado.

Tn: No son solo monstruos. Son responsables de la pérdida de muchas vidas, de desatar el dolor y la desesperación. Cada vez que veo a uno, siento que lo único que quiero es acabar con ellos.

Shinjuro asintió, comprendiendo la profundidad del sentimiento que guiaba al joven cazador. Sabía que el camino que tenían por delante sería peligroso y lleno de obstáculos, pero también entendió que Tn llevaba consigo una razón poderosa para luchar, una motivación que lo empujaba hacia adelante a pesar de su juventud.

Shinjuro: Ese odio puede ser un arma -dijo Shinjuro, su tono más reflexivo-. Pero también puede ser un peso. Debes tener cuidado de no dejar que consuma tu corazón.

Tn lo miró, la seriedad en su mirada manteniéndose.

Tn: Lo sé. Pero mientras haya demonios sueltos, no puedo permitirme dudar. No puedo dejar que el miedo me detenga.

La determinación en su voz era inquebrantable, y Shinjuro no pudo evitar sentir un profundo respeto por el chico que tenía a su lado. En ese pequeño compartimento del tren, rodeados por el paisaje que se deslizaba a toda velocidad, dos cazadores se unían no solo por su misión, sino también por la comprensión de la lucha interna que cada uno enfrentaba en la guerra contra la oscuridad.

La noche había caído sobre la mansión, envolviendo todo en una suave penumbra que estaba marcada solo por la luz cálida que emanaba de la cocina. Kanae se movía con gracia entre los utensilios, preparando una tetera de té. El aroma de las hojas secas comenzaba a llenar el aire, creando un ambiente acogedor y tranquilo.

Sentada en un rincón, con la mirada fija en Kanae, estaba Kanao, la pequeña que había encontrado un lugar especial en su corazón. Sus ojos brillaban con curiosidad y admiración mientras observaba a su hermana mayor, quien parecía estar en su propio mundo, concentrada en la tarea de preparar la bebida.

Kanao: ¿Qué estás haciendo, Kanae? -preguntó Kanao, su voz suave como un susurro.

Kanae sonrió, girándose para mirar a su hermana con ternura.

Kanae: Estoy preparando un té especial, Kanao. Pero también quiero contarte un cuento mientras esperamos.

Los ojos de Kanao se iluminaron, y se acomodó en su lugar, lista para escuchar.

Kanae: Era una vez -comenzó Kanae, su voz suave y melodiosa- un valiente héroe que vivía en un mundo lleno de peligros. Este héroe era conocido por su valentía y su noble corazón. Un día, mientras caminaba por un bosque, se encontró con una hermosa mariposa atrapada entre las garras de un malvado demonio.

Kanao escuchaba atentamente, sus ojos grandes y brillantes, imaginando cada palabra que salía de la boca de Kanae.

Kanae: El demonio era astuto y temido por todos, pero el héroe no dudó ni un instante. Con su katana en mano, se enfrentó al demonio, luchando con todas sus fuerzas. A medida que la batalla se intensificaba, el héroe recordó lo importante que era proteger a los inocentes, a aquellos que no podían defenderse.

Mientras Kanae hablaba, su mente viajaba a ese momento crucial en su propia vida, cuando Tn había aparecido como un rayo de luz, salvándola de la muerte en el encuentro con Douma.

Kanae: A pesar de ser joven, el héroe mostró una valentía que asombró a todos. Con un golpe preciso, logró liberar a la mariposa, quien voló libre en el aire, agradecida por su valentía. Pero el héroe no solo salvó a la mariposa; también encontró en ella un destello de amor que nunca había sentido antes.

Kanao sonrió, sintiendo la emoción en la voz de Kanae, mientras esta continuaba.

Kanae: El héroe se dio cuenta de que, a pesar de su juventud, tenía un corazón lleno de esperanza y amor. Y así, ese héroe, con su espíritu indomable, se convirtió en el protector de aquellos que no podían defenderse, y en el guardián de la mariposa que había salvado.

Con cada palabra, Kanae se sumergía más en sus recuerdos, el rostro de Tn apareciendo en su mente, su sonrisa serena, su determinación. La conexión entre ellos había florecido en medio del caos, un lazo que se había formado en el fragor de la batalla.

Kanao: ¿Y qué pasó después, Kanae? -preguntó Kanao, ansiosa por saber más sobre el destino del héroe.

Kanae sonrió, sintiendo la calidez de esa historia que no solo era un cuento, sino un fragmento de su propia vida.

Kanae: El héroe siguió luchando, no solo por la mariposa, sino por todos los que amaba. Y aunque sabía que el camino sería difícil, nunca se rindió. Porque el amor y la esperanza son las armas más poderosas que uno puede tener.

La pequeña Kanao asintió, su corazón lleno de admiración hacia el héroe de la historia. En su mente, el héroe no era solo un personaje de un cuento, sino alguien real, alguien que había cambiado la vida de su hermana.

Kanae terminó de preparar el té, sirviendo dos tazas y entregando una a Kanao. Ambas se sentaron en la mesa, la calidez de la bebida en sus manos, mientras el mundo exterior se sumía en la oscuridad de la noche. En ese momento, compartieron no solo un cuento, sino también los lazos de amor y esperanza que las unían, un recordatorio de que, a pesar de las adversidades, siempre habría luz en medio de la oscuridad.

CONTINUARÁ.

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