Luna 3

Kimetsu No Yaiba

EPISODIO III

Ubuyashiki se sentó en su silla, mirando a Amane con interés.

Kagaya: Amane, ¿qué sabes sobre Tn? -preguntó, su voz suave pero curiosa.

Amane se inclinó ligeramente, respetuosa.

Amane: Tn entró a la cofradía hace menos de un mes, señor Ubuyashiki. Es realmente sorprendente que pudiera pelear contra una Luna Superior con tan poca experiencia.

Ubuyashiki asintió, impresionado.

Kagaya: Sí, es cierto. ¿Qué sabes sobre su relación con los demás cazadores?

Amane sonrió ligeramente.

Amane: Tn es bastante popular entre sus compañeros, señor. Es alguien gentil pero fuerte, y todos lo respetan por ello.

Ubuyashiki se inclinó hacia adelante, interesado.

Kagaya: ¿Y qué lo motivó a unirse a la cofradía?

Amane suspiró, su expresión volviéndose seria.

Amane: Tn perdió a toda su familia en una masacre por un demonio todavía sin localizar, señor. Eso lo llevó a unirse a la cofradía, para buscar venganza y proteger a otros de sufrir lo mismo.

Ubuyashiki asintió, comprensivo.

Kagaya: Entiendo, escuché que lo llamaban de una forma peculiar ¿Qué apodo tiene entre los cazadores?

Amane sonrió, orgullosa.

Amane: Lo llaman "Kokuryuu" -el dragón negro-, señor. Es un apodo que refleja su eficacia y letalidad para matar demonios. Todos lo respetan por ello.

Ubuyashiki asintió, impresionado.

Kagaya: Kokuryuu... es un apodo adecuado para alguien como él. Gracias por contarme, Amane.

Entré en la habitación de Tn, intentando no hacer ruido. Pero al verlo parcialmente desnudo en la cama, me sonrojé inmediatamente. Me detuve en la puerta, con una mano en la manija, y miré hacia otro lado, intentando no verlo.

Shinobu: Ah, lo siento... -tartamudeé, con una voz temblorosa.

Tn se sentó en la cama, con una expresión indiferente.

Tn: No pasa nada, Shinobu. ¿Qué necesitas? -preguntó, con una voz tranquila y serena.

Me sentí aún más avergonzada, pero intenté hablar con normalidad.

Shinobu: Alguien quiere verte en la sala... -dije, con una voz que aún temblaba un poco.

Tn asintió tranquilamente.

Tn: Está bien, iré en un momento.

Me di la vuelta y salí de la habitación, intentando no mirarlo de nuevo. Me sentí aliviada al salir de la habitación, pero también un poco confundida. ¿Por qué Tn no parecía afectado por mi presencia? ¿Por qué era tan indiferente?

Me detuve en el pasillo, intentando calmarme. Respiré profundamente y me di la vuelta para esperar a Tn. Cuando salió de la habitación, me miró con una sonrisa amable y se dirigió hacia la sala. Lo seguí, intentando no mirarlo de nuevo.

El Pilar de Sangre

En una sala iluminada tenuemente por la luz de las velas, el aire estaba impregnado de un aire de solemnidad y expectativa. Las paredes estaban adornadas con antiguas pinturas que narraban hazañas de antiguos cazadores de demonios. Tn, con una postura serena y una mirada analítica, se detuvo un momento al cruzar el umbral, sintiendo el peso de la historia que lo rodeaba. Era la primera vez que se encontraba con Ubuyashiki, el líder de la organización, y la atmósfera parecía cargada de significado.

Al entrar, Tn notó la presencia de Amane, quien, con su belleza etérea, parecía casi un reflejo de la tranquilidad que emanaba de la sala. Ubuyashiki, con su característico aire amable, sonrió al ver a Shinobu a su lado.

Amane: Gracias, Shinobu, por traer a nuestro joven héroe. Estoy ansioso por hablar con él.

Shinobu asintió con una ligera sonrisa antes de retirarse, dejando a Tn solo con Ubuyashiki y Amane. El líder de la organización, con su mirada profunda, se volvió hacia Tn.

Kagaya: Por favor, permíteme presentarte a mi esposa, Amane. Estoy seguro de que ambos tienen mucho que compartir.

Tn se inclinó ligeramente, mostrando respeto.

Tn: Es un honor conocerlos, Ubuyashiki-sama, Amane-san. He escuchado mucho sobre ustedes. -Su voz era suave, pero firme, reflejando su carácter gentil, especialmente hacia Amane, cuya presencia le resultaba cautivadora.

Ubuyashiki lo observó con admiración.

Kagaya: He oído que has realizado hazañas notables, como salvar a Kanae y enfrentarte a una Luna Superior a una edad tan joven. Debes sentirte orgulloso de ello.

Tn, con una tranquilidad que desafiaba la magnitud de sus logros, respondió:

Tn: No busco reconocimiento, Ubuyashiki-sama. La verdad es que la Creciente logró escapar. Mi acción fue solo un intento de proteger a los que me rodean.

Mientras hablaban, Tn notó un ligero cambio en la expresión de Amane. Sus ojos, que parecían llenos de compasión y comprensión, se aferraron a cada palabra que Tn pronunciaba. Aunque ella trataba de mostrarse serena, había una chispa de interés que no podía pasar desapercibida para aquellos que prestaban atención.

Ubuyashiki continuó la conversación, pero la atmósfera se volvía cada vez más tensa entre Tn y Amane, un tira y afloja silencioso que solo ellos podían sentir. Ella, fascinada por la audaz serenidad de Tn, se encontró atrapada en sus palabras, como si cada frase pronunciada por él fuera un hechizo que la mantenía cautiva. A medida que la conversación avanzaba, era evidente que, a pesar de la diferencia de edad, había algo en la forma en que Tn se comportaba que la atraía, un magnetismo que desbordaba de su personalidad amable y analítica.

Era un momento cargado de posibilidades, donde el respeto y la admiración se entrelazaban en un delicado juego de emociones, y Tn, sin darse cuenta, había comenzado a dejar una huella en el corazón de Amane.

El Pilar de Sangre

Tn: La noche se extendía ante mí como un manto oscuro, interrumpido solo por la tenue luz de la luna que se filtraba a través de las nubes. Mis pasos resonaban en el silencio, un eco de mis pensamientos en la soledad de la calle desierta. Caminaba sin rumbo, aunque en el fondo sabía que tenía un propósito: cazar. La caza se había convertido en una segunda naturaleza para mí, un instinto primario que había despertado en un mundo donde la luz del día ya no era un refugio seguro.

Antes de convertirme en cazador, mi vida era encantadora. Era un buen niño, con padres que todos desearían. Recuerdo sus risas, sus abrazos cálidos, y cómo siempre me decían que era especial, aunque nunca lo creí. En mi mente, era solo un chico ordinario que disfrutaba de los días soleados y las noches estrelladas. Nunca había tenido en mis manos una katana, ni había sentido la necesidad de hacer daño a alguien. Todo cambió el día que un demonio se llevó todo lo que amaba.

Esa noche fatídica, salí al aire fresco, sin saber que la oscuridad se cernía sobre mi hogar. Fue un error, un descuido que me costó caro. El demonio encontró su oportunidad, y cuando regresé, mis padres ya no estaban. La culpa me consumía, como un veneno que se infiltraba en cada rincón de mi ser. Si no hubiera salido, habría estado allí para protegerlos. Pero la verdad es que no busco venganza. El responsable ya está muerto, y con él, cualquier deseo de represalia se desvaneció. Ahora, simplemente me muevo en un mundo donde no tengo un lugar común, un vagabundo en la noche.

Mientras avanzaba, seguía el rastro de un demonio que, con cada paso, se alejaba más de su destino. Podía sentir su miedo, su desesperación. Era casi cómico, en cierto modo. Ellos, que habían hecho de la vida de los demás un infierno, ahora se encontraban en la cuerda floja, temerosos de la justicia que se les venía encima. Y aquí estoy, un cazador que, de forma irónica, es increíblemente bueno en esto. No puedo evitar sonreír ante la idea de que, a pesar de todo, me he convertido en un experto en eliminar demonios. Hay una divertida ironía en esto, ¿no? Si no hubieran matado a mi familia, quizás nunca se habrían cruzado en mi camino.

Ubuyashiki me había ofrecido el rango de Pilar tras sobrevivir al enfrentamiento con Douma. Un honor, sin duda, pero los títulos me importan un bledo. No los busco, ni los necesito para validar mi existencia. No aceptaré tal título hasta que asesine a una Creciente con mis propias manos. Ese será mi verdadero reconocimiento, mi medalla de honor en esta absurda guerra.

Finalmente, el demonio se detuvo, jadeando, sus ojos desorbitados llenos de pánico. Sabía que estaba acorralado, que no había escapatoria. Podía oír su súplica, un murmullo tembloroso que rompía el silencio de la noche. "¡Por favor! ¡Ten piedad! No quería lastimar a nadie..."

Pero la piedad no tenía cabida en mi corazón. El dolor que me habían infligido, las lágrimas que había derramado, todo eso pesaba más que cualquier súplica de un ser que se había alimentado del sufrimiento. Con un movimiento preciso, desenvainé mi katana, la hoja brillando bajo la luz de la luna. -No hay piedad para los que quitan vidas, demonio. No hay redención para ti.

Y con un solo golpe, la cabeza del demonio rodó por el suelo, un final abrupto para un ser que había sembrado tanto dolor. Observé su cuerpo caer, sintiendo una extraña satisfacción en el acto, casi como si fuera un juego al que me había vuelto adicto. En esos momentos, me sentía un ser frío y macabro para los demonios, pero no por venganza, sino porque he encontrado un propósito en esta locura. Cada demonio que cazo es un paso más hacia un mundo sin ellos, un mundo donde quizás, algún día, pueda encontrar mi lugar de nuevo.

CONTINUARÁ.

Ubuyashiki el Cuck. ¡Nah menti-

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top