𝟏𝟔.
❝*¹⁶. ¿ᵖⁱᶻᶻᵃ?
𝑩𝒂𝒓𝒄𝒆𝒍𝒐𝒏𝒂, 𝑬𝒔𝒑𝒂𝒏̃𝒂
𝟎𝟑/𝟏𝟎/𝟐𝟐
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AÍDA
Maldigo a veces —esta es de esas veces— que mi hermana sea tan poco cortante. Ya sé que Pablo no me cae mal ahora, pero tampoco es la persona con la que elegiría pasar un buen rato, ¿o sí? Porque en Mallorca ya lo hice.
Da igual, la cosa es que no sé cómo iba a transcurrir la noche y estaba nerviosa. No sé por qué estaba nerviosa, pero lo estaba.
Entramos a mi casa, que Pablo ya conocía. Pero eso, obviamente, no lo iba a saber mi hermana.
—La pregunta es: ¿Qué hacemos de comer? —pregunté en alto, a ver si alguno de los dos respondía.
—¡Pasta! —exclamó Marlie.
Reí.
—Eso lo comimos en el almuerzo, peque.
Los tres nos pusimos a pensar.
—¿Pizza? —preguntó dudoso Pablo.
—¿Qué te parece, Marlie? —le pregunté a la pequeña.
Ella asintió decidida.
—Pero no del súper, la tenemos que hacer nosotros. —dijo ella.
Miré a Pablo en busca de aprobación.
—Me parece estupendo —opinó.
Sonreí.
—¡Pues manos a la obra! —exclamé—¿Alguien sabe hacer masa de pizzas? —pregunté.
—Yo —respondió el sevillano sonriendo.
—Vale. ¿Qué necesitamos, Pablo? —preguntó mi hermana mirándolo.
—Harina, huevos, levadura, leche, aceite y sal. —enumeró los ingredientes y rápidamente mi hermanita fue a buscarlos.
Reí cuando minutos después Marlie vino con todo, sin faltar nada.
Traí un taburete para que ella estuviera a la altura de la encimera.
—¿Quieres preparar la salsa de tomate? —le propuso Pablo a Marlie—. Yo le enseño a tu hermana la preparación de la masa.
Ella asintió rápidamente y cogió unos tomates. Después, Pablo le explicó detalladamente cómo hacerla.
—Ya la puedes ir haciendo tú sola bien, ¿no? —le dijo cuando le terminó de explicar.
—Sí, yo puedo. —respondió.
Yo reí con ternura. La escena de mi hermana encima del taburete triturando tomates junto a Pablo era curiosa.
—Perfecto —dijo Pablo, girándose hacia mí—. Ahora, rizos, te enseñaré cómo se hace la masa.
Asentí riendo.
—Está bien. ¿Cómo se hace?
Pablo me fue enseñando paso a paso y yo le fui escuchando atentamente.
—Pues ahora la tenemos que amasar —me explicó—. Venga, amasala tú.
—No sé hacerlo bien. —dejé en claro.
—Da igual, rizos.
—Qué pesado con rizos. No te vas a cansar, ¿no? —dije cogiendo la masa.
—Sabes que la respuesta es no. —rió.
Como pude empecé a amasar la masa.
—Así no.
—Te dije que no sabía, Gavira. —le recordé.
De repente sentí cómo se puso detrás de mí. Cogió mis manos y empezó a amasar la masa. Mi mente gritaba que me alejara, que lo empujara, pero por alguna extraña razón no lo hice. Mi cuerpo no respondió.
—Creo que ya está bien amasada. —dije cuando desperté de mi colapso.
—Sí, está perfecta.
Pablo era impredecible, tenías que tener cuidado con cualquier movimiento suyo. Siempre tenía la forma de conseguir algo imprevisto.
Al terminar la masa y la salsa, empezamos a colocar la Pizza. La hicimos de bacon.
La metimos al horno y nos sentamos en el sofá a esperar.
—Seguro que queda riquísima —opinó mi hermana, que miraba la Pizza desde lejos con ansias.
—Ya lo creo. —le siguió Pablo.
—¡Oye, Pablo! ¿Te puedo enseñar mi colección de cosas del Barça? Tengo muchas. —dijo Marlie levantándose.
—Claro que sí.
Pablo se levantó y la siguió. Yo me quedé en el sofá y recurrí a mi teléfono. Me metí a Instagram y empecé a ver historias, casualmente me salió una de Pablo.
Por mera curiosidad me metí a su perfil y lentamente fui viendo sus fotos. Todo de fútbol. No sé cuánto tiempo pasó, pero sin darme cuenta mi hermana y Pablo ya estaban a mi lado.
—Uy, qué stalker. —dijo el castaño al ver lo que transmitía la pantalla de mi teléfono: sus fotos.
—Solo era curiosidad, Gavira. No te emociones. —le aclaré apagando el teléfono.
—Sí, claro. ¿Me lo creo? —preguntó con sorna.
—Es lo que deberías hacer. Pero haz lo que veas conveniente.
—¡La Pizza ya está lista! —intervino mi hermana emocionada.
La sacamos del horno y tenía una pinta que flipas. La hicimos lo suficientemente grande para los tres.
Comimos, y la verdad, es que sí que había salido buena.
—Sí que estaba buena. —opiné.
—Pues sí. —me apoyó Pablo.
—Yo siempre supe que lo iba a estar. —dijo mi hermana, sentándose en el sofá—. ¿Vemos una peli?
—Por mi bien. —dijo Pablo, buscando mi aprobación.
—Perfecto. —apoyé la causa.
Acto seguido el castaño y yo nos sentamos en el sofá.
—¿Qué vamos a ver? —le pregunté a Marlie.
—Rapunzel. —dijo decidida y con Disney + la puso en la televisión.
Pasado un tiempo me quedé dormida, no sé cómo. Pero cuando desperté me sobresalté.
—¡Mierda! —exclamé cuando al despertar vi a Pablo mirándome, más cerca de lo debido.
—Shhh, que tu hermana duerme. —dijo, señalando a la castaña.
—Dios. ¿Pero qué hacías mirándome así? Parecías psicópata. —le reclamé.
—Solo te admiraba, guapa. —soltó de repente.
No pude evitar sonrojarme ante ese comentario.
—Que tonto eres, Pablo.
Él sonrió de lado.
—Solo digo verdades.
Me quedé callada y miré hacia otro lado. No podía cuando se ponía así.
De repente acarició mi mejilla y ante ese acto, sin poder evitarlo, lo miré con aturdimiento.
Tiene intenciones de besarte.
Dijo me subconsciente cuando vi que se acercaba más a mi cara mirando mis labios, a un paso lento.
Justo cuando nuestros labios rozaban puse mi dedo índice en los suyos abriendo el espacio entre los dos.
—Qué pillin, señortio Gavira.
Le cogí de la mejilla y acerqué su oído hacia mi boca. Hablando de nuevo, le susurré:
—Pero no te va a salir así de fácil.
Y con un «tengo que ir al baño» me alejé de ahí, dejándolo con una sonrisa de embobamiento.
Sabía lo que tramaba Pablo, y también sabía que me estaba gustando indagar más de lo que debería. Tal vez caiga en un pozo y no sé si me arrepentiré de ello.
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¡Muchas gracias por vuestro apoyo! Muak♡ (perdón por las horas)
Atte: Ari la anónima ᕕ( ᐛ )ᕗ
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