𝟎𝟑.
❝*⁰³. ᵠᵘᵉ́ ᵍᵘᵃᵖᵒ ˢᵃˡᵍᵒ, ¿ⁿᵒ?
𝑩𝒂𝒓𝒄𝒆𝒍𝒐𝒏𝒂, 𝑬𝒔𝒑𝒂𝒏̃𝒂
𝟏𝟕/𝟎𝟗/𝟐𝟐
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AÍDA
—Tú te colocarás donde te dije. Ya sabes, tú en los partidos solo sacas fotos. —me indicaba Bea mientras andábamos por las instalaciones.
Asentí a todo. El partido comienza dentro de media hora pero yo ya tengo que ponerme en mi puesto.
Me coloqué en mi lugar. Me ajusté la camiseta de staff de cámaras con el logotipo del Barça y la placa con mi nombre.
Saqué fotos al campo y a algunos fanáticos del equipo que más entusiasmo se les veía.
El partido comenzó pocos minutos después, el Barça se enfrentaba contra el Elche. Saqué fotos de todos los jugadores, algunas me encantaron.
Al acabar el partido, ya con la gente fuera del establecimiento, me dirigí hacia el estudio de edición. Tenía que elegir las mejores fotos y editarlas, tenía varias de cada jugador.
—¡Hey, Aída! —exclamó la voz de Bea.
Al escucharla me paré en seco con la cámara en las manos y me giré hacia ella.
—¿Cómo te ha ido? —me preguntó.
Ya estando ella a mi lado empezamos a caminar las dos juntas.
—Bien, Bien. Voy al estudio de edición, voy a escoger y a editar las mejores fotos.
—Perfecto. Recuerda enviármelas después por correo, hay que subirlas a la página web del equipo —me recordó.
Asentí. Ella sonrió y habló:
—Eres joven, pero eso no te impide tener tanta responsabilidad y talento —sonreí alagada—. En eso me recuerdas a Gavi. Los dos tan jóvenes y tan centrados y responsables en su trabajo.
Me dio unos toquecitos en el hombro y se marchó. No sé cómo es Gavi realmente, pero me parece alguien presumido, superficial. No sé si tendré la verdadera versión de él, pero es la impresión que me da.
Ya en el estudio de edición, me coloqué mis gafas. Al pasar más tiempo de lo devido frente a la pantalla me duele la cabeza, por eso tengo que llevarlas. Me senté frente a uno de los ordenadores, saqué la memoria de la cámara y la conecté al ordenador. Recopilé las fotos, elegí las mejores y empecé a editarlas.
—¡Hola! —exclamó una voz masculina.
Me giré sobresaltada: era Pedri.
—Joder, que susto.
—Perdón —rió —. No quería asustarte.
—No te preocupes, es que estaba muy concentrada.
Giré mi cabeza hacia la pantalla y seguí con lo mío. Concentrada en editar una foto de Lewandoski, le pregunté:
—¿Qué haces aquí?
Él se sentó en una silla que estaba a mi lado.
—Ver si me has sacado fotos. ¿Lo hiciste?
—Sí, de todos.
—Genial. Nuestro anterior fotógrafo personal solo nos sacaba fotos solo si marcabamos gol. Una mierda —me comentó—. ¿Puedo ver mis fotos?
Asentí. Salí de la edición guardando el proyecto.
—Todavía no están editadas. —la avisé.
—No te preocupes.
Abrí la carpeta y seleccioné sus fotos, mostrándole. Él se inclino un poco para verlas mejor.
De sus fotos, las que más me habían gustado era una que tomé cuando metió gol, que al final el VAR decidió que era fuera de juego. Aún así, la foto quedó genial.
También otra donde le cogía a él de espaldas, mostrando el número ocho de su camiseta. Se le mostraba abrazado a otros del equipo.
—La hostia. ¿Y todavía no las has editado? —preguntó.
Negué.
—Pues fotografías genial. Me encanta —me alagó.
—Gracias. —le agradecí con una sonrisa.
—Nada, hombre —dijo, levantándose.
Reprimí una risa al notar su acento proveniente de las Islas Canarias en sus palabras; Ali me habló de lo que le gustaba el acento de este chico.
—Me voy, gracias por mostrármelas.
—No hay de qué. Hasta luego.
—Chao.
Al marcharse seguí con mi trabajo. Media hora después ya iba por más de la mitad.
Me entró sed, así que fui a por un vaso de agua. Me paré en la primera máquina de agua que vi, no estaba muy alejada de mi lugar de trabajo, ya que estaba en un vestíbulo cercano.
Cogí uno de los vasos de plástico que colgaban de la máquina. Me serví agua fría, porque aunque ya estuviéramos a mediados de Septiembre, por el día todavía abundaba la calor.
Mientras bebía tranquilamente miré los grandes ventanales que tenía en frente, daban vistas al campo y a las gradas.
Fruncí el ceño cuando me asomé: había alguien entrenando. Me extrañó, el partido había acabado hace más de una hora.
Me fijé bien para ver de quién se trataba. Había unos pocos de jugadores, que aunque todavía no me sabía bien sus nombres, sí les ponía cara a todos.
Al enfocar bien la vista supe rápidamente de quien de trataba: Gavi.
Supongo que se sintió vigilado, porque miró hacia mi dirección con agilidez encontrándose con mi mirada. Rápidamente, avergonzada, me retiré.
—Mierda, que vergüenza... —murmuré en alto mientras caminaba para el estudio.
Me senté y volví a lo mío. En ese momento, justamente, editaba una foto del mismo. De Gavi.
Tenía que admitir que era guapísimo, pero aún así, mi opinión de él no cambiaba. Siempre rodeado de ese aire de superior.
———♡———
PABLO
Después del partido, en vez de irme a mi casa, quise entrenar algo más. Me apetecía. Estaba intentando hacer un truco que vi en Internet, pero derrepente me sentí observado.
Miré hacia arriba, donde había unos grandes ventanales que desde dentro podías ver perfectamente el estadio. Allí vi quién me observaba: Aída.
Llevaba unas gafas de vista, le quedaban muy bien. Tenía una coleta alta e iba vestida con el uniforme de staff de cámaras; Una camiseta azul con el escudo del Barça y unos pantalones que siempre me han recordado a los que llevan las trabajadoras del Mercadona era el resto de su vestimenta.
Cuando ella vio que la pillé mirándome salió rápidamente de la escena.
Reí.
Decidí entrar y ver qué estaba haciendo allí dentro. Pasé por la sala de los ventanales y me encaminé a la sala de al lado. Allí la encontré, en el estudio de edición.
Reprimí una sonrisa cuando vi que estaba editando una foto mía.
—Qué guapo salgo, ¿no? —dije detrás de ella.
Ella se giró, me miró y se giró de nuevo volviendo a lo suyo. Aún así, habló:
—¿Qué haces aquí? Deberías de estar en tu casa.
Me senté en una silla de escritorio de ruedas, igual que la suya que había a su lado. Me senté mirando hacia ella.
—¿Tanto te desagrada la idea de que esté aquí?
Ella se me quedó mirando unos segundos. Sonreí leve.
—No es eso, solo que me extraña la idea de que sigas aquí.
—Simplemente me apeteció entrenar más —le expliqué—. Ahora, dime: ¿me estabas espiando?
Ella soltó una sonora carcajada.
—Quisieras. Solo me asomé y te vi. Apenas te estuve viendo dos segundos. Deja tu aire de presumido, por favor.
—Lo que digas. Y no tengo aire de presumido.
Ella sonrió y asintió.
—Ya veo que estás editando las fotos que me has sacado. —dije, inclinándome hacia la pantalla.
—Sí. —afirmó.
—Déjame ver. —dije y puse mi mano en la suya, la cual cogía el ratón.
Sobre su mano arrastré el ratón, guardé el proyecto y me metí a la carpeta de fotos. Pinché las mías y las observé.
—¿Te puedes apartar? —preguntó con miseria.
Levanté las cejas, cualquiera quisiera estar más de un minuto a mi lado. En cambio, ella no.
—Están increíbles —opiné—. ¿Me las pasas?
—Supongo que no hay problema. Mientras no las compartas antes de que salgan en la página web.
—No lo haré. Pásame tu WhatsApp.
Negó.
—Te las enviaré por correo.
Puse una cara de pesimismo, pero cedí; le di mi correo.
—Listo, ya te las envíe. —dijo levantándose y cogiendo su bolso.
—¿A dónde vas? —pregunté.
—Ya acabé con mi trabajo. Me voy a casa.
—¿Me puedes llevar? —pregunté, repentinamente.
—¿Qué?
—Es que no tengo coche.
Ella rió.
—Está bien. —dijo, asintiendo.
Me levanté y la seguí.
—¿Para qué llevas gafas?
—Me duele la cabeza cuando paso mucho tiempo con la pantalla. —me explicó mientras se las quitaba y las metía en su funda.
—Te quedan muy bien.
—Gracias, supongo. —rió, mirándome.
Era la primera chica que desde mi fama no me mostraba ni un atisbo de atención. Pero ella iba hacerlo, sabía que sí.
Espero les guste este capítulo de nada más 1368 palabras:D
Atte: Ari la anónimaᕕ( ᐛ )ᕗ
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