𝗖𝗛𝗔𝗣𝗧𝗘𝗥 𝗜𝗜𝗜. ❝TWO BIRDS ON A WIRE❞
➜ ᎒ ☈ ❁ ⸙͎۪۫ ⊰ CAPITULO III.
❝DOS PÁJAROS EN UN CABLE❞
— ¿Rusia? ¿De verdad tienen que ir tan lejos? — cuestiona Aleska al ver a Thena poniéndose su traje, la rubia se acerca descansando sus manos en sus hombros.
— Aleska, Ajak nos ha mandado a la mayoría del grupo porque son muchos Desviantes. Si algo ocurre allá y no estamos los suficientes, corremos riesgo de perder a alguien.
— ¿Por qué no puedo ir?
— Según Ajak, teme que pase algo grave y tengas que usar tu barrera para protegernos. Sabes lo que pasó la última vez, no quiere repetir eso, es peligroso para tí.
Baja su mirada asintiendo. Jamás niega nada de lo que dice Thena, ella es bastante sabia y tiene plena confianza en ella. La chica la abraza fuertemente con miedo de que vaya a aquella misión sin ella.
— Hazme un favor— Thena acaricia su cabello con dulzura — protege a los que se van a quedar y no dudes en contactarnos si las cosas se salen de control. Eres la más fuerte.
— ¿Y quiénes se van a quedar?
— Phastos, Sprite, Sersi y Druig.
— ¿Druig? ¿Es enserio? — rueda sus ojos fastidiada — no me dejan ir a las misiones y a él tampoco, es una tortura. Todo el día haciéndome cumplidos y tratando de sacarme temas de conversación. Ni siquiera es gracioso.
Thena ríe suavemente — a pesar de ser hija de la Diosa del amor, debes aprender mucho más sobre los enamoramientos, Aleska. Druig es pesado pero parece un buen muchacho, habla más seguido con él ¿de acuerdo?
— No lo creo.
— Me alegra que tengas confianza conmigo y charlemos tan abiertamente, con los demás apenas mueves la cabeza.
La castaña suspira profundamente. Se le pegó el carácter serio y callado de su padre Ares. El grupo elegido parten en el Domo hacia su destino dejando al resto al cuidado de la ciudad. Aleska siendo el reemplazo de Ajak.
— Bien, se han ido los mayores ¡hoy hay fiesta en la plaza! — grita Druig emocionado. Aleska vuela colocándose a su frente con seguridad.
— Ajak nos tiene prohibido hacer reuniones si no está para supervisar que todo esté bien.
— No seas amargada, mi Alesk. Las he hecho muchas veces a escondidas y jamás ha pasado nada grave. Serás mi invitada especial — sonríe, ella simplemente se queja.
— Nos vas a meter en problemas. Por favor, debes abstenerte.
Druig hace una mueca, sin embargo se va chiflando con felicidad. Aleska hace una mueca preocupada por lo que vaya a ocasionar.
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— Por favor, no corran por las escaleras. No se bañen en la fuente, podrían tumbar la estatua.
— ¡Demoré mucho construyéndola! — se queja Phastos.
La fiesta de Druig se salió de control. Hay adolescentes bebiendo, adultos haciendo de las suyas y música como en una disco de Las Vegas. El anfitrión quién sabe dónde estará, por lo que Aleska decide buscarlo, encontrándolo en la sala rodeado de mujeres. Se cruza de brazos hecha una furia por su culpa.
— ¡Oye! — llama su atención, él deja de reírse mirándola — termina todo esto ya mismo, por favor.
— Mi dulce Aleska — sonríe acercándose a ella. Agarra su barbilla con delicadeza — ¿aguafiestas es tu segundo nombre, cariño?
Le da un manotazo para que la suelte. Una par de chicas se aproximan al notar que su invitado no se apura.
— Druggie ¿ya estás libre?
— Debo atender un asunto.
Analizan a Aleska de pies a cabeza con una expresión no muy agradable. Si hay algo que a la diosa le moleste, es que unas humanas la juzguen. Todo dios tiene su signo de suficiencia y ego y que alguien lo dañe, es el peor error que puedes cometer. Con un movimiento de dedos las llena de nieve y después las moja. Se van corriendo casi llorando. Un buen resfriado les enseñará a respetar a su superior. Aleska sonríe orgullosa de sí misma pero desaparece su felicidad al notar que Druig sigue ahí.
— Ellas no te llegan ni a los talones, mi pequeña.
— Como sea... Si no detienes esto, lo haré yo. Ya han aplastado las plantas de la entrada, roto miles de jarrones y hecho grafitis en la casa de Ajak ¿Qué más esperas?
— Si tienes una cita conmigo tal vez lo reconsidere.
Rueda sus ojos cansada de la situación— mira, graciosito. He intentado evitarte durante más de dos mil años y créeme que es una tarea complicada. Estoy segura que soy mucho más madura que tú así que te diré esto clara y directamente: NUNCA me enamoraría de tí ni aunque Cronos me amenazara.
— Vamos a ver quién reirá primero — sonríe orgulloso.
— ¿Puedes hacerme caso por una vez en...?
Un hombre se aproxima, ebrio. Druig se distrae de Aleska (quien no para de insultarlo) observándolo a punto de tocar a su chica de una forma no muy agradable. Usa sus poderes controlándolo para después dormirlo.
—La fiesta se acabó — dice serio yéndose dejando a la diosa con las palabras en la boca y un tanto sorprendida por haber logrado su objetivo.
No tardó mucho para que todos se fueran a dormir con ayuda de las habilidades del telepata. Aleska se sienta con dolor de pierna en la orilla de la fuente observando el desastre que tiene que limpiar. Quizás Phastos la ayude pero lo duda ya que es una persona que se enfoca únicamente en su trabajo y Sprite ni siquiera tiene ganas de mover un dedo. Druig aparece y ella hace una mueca.
— No vengo a molestarte tanto esta vez — la tranquiliza sentándose a su lado — vine a disculparme. Fue grosero de mi parte no pensar en la responsabilidad que debes cumplir. Lo siento.
— Probablemente hubiese creado una tormenta para que todos se fueran corriendo porque pensé que sería más fácil que convencerte— lo mira de malas.
— No me soportas ¿cierto?
— Ni un poco.
Él ríe apoyando su mentón en su mano observándola. Ella trata de esquivar su mirada fija. De repente, fuegos artificiales iluminan el cielo estrellado. Aleska iba a pararse pero Druig la tomó de la muñeca.
— Deja, disfrutalos. Seguramente fueron unos chicos que andan por ahí o Phastos probando algún invento nuevo.
Ella asiente alzando su vista, sonríe levemente, nunca había visto algo parecido. Mueve sus ojos hacia su izquierda notando a Druig muy concentrado en mirarla.
— ¿Qué me miras tanto?
— Sólo estaba pensando en lo afortunado que soy de poder contemplarte cada día, mi Alesk.
Una pequeña parte del corazón de Aleska se aceleró de repente, sin embargo, la otra mitad se mantuvo estática como si fuese algo que escucha todos los días.
Se levanta yéndose con rapidez a su casa sin decir nada. Druig se acuesta en la orilla de la fuente para continuar disfrutando ese tonto y aburrido espectáculo en el cielo, sabiendo que lo único que quería ver ni siquiera le dirigía la palabra.
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