I. Gato Gris
La luz del sol que se filtraba por la ventana delante de su escritorio apuntó directo a sus ojos, HongJoong parpadeó varias veces y apretó el puente de su nariz con sus dedos, se talló los ojos y suspiró pesadamente estirando sus músculos, cerró su libreta y guardó sus útiles, ese era el único deber que tenía pendiente por hacer, ahora se iría a duchar para terminar de una forma más agradable su semana en el colegio, sin embargo, la voz de su madre resonó desde el primer piso, junto a ella, los ladridos de su perro doberman llamado Maximus.
— ¡HongJoong ya es tarde! ¡Apúrate o llegarás aún más tarde! —exclamó la señora Kim, a lo lejos se escucharon las pisadas de Maximus subiendo las escaleras.
HongJoong abrió sus ojos con sorpresa y miró la hora en su teléfono móvil para comprobar lo dicho por su madre, al ver que pasaba de la hora de entrada se paró rápidamente de su silla haciéndola rechinar y se dirigió hacia su armario buscando su camiseta con el logo de la institución, qué más daba si no llevaba el uniforme completo, de todas formas iba a la escuela a estudiar, o según la orientadora a quien HongJoong ya tenía harta por no cumplir con esa obligación, quedarse dormido en clases de filosofía —aunque sólo pasó una vez— y a saltarse las clases de educación física. Tomó su mochila corriendo hacia el pasillo y miró cómo es que Maximus apenas estaba llegando a la cima de las escaleras, HongJoong se detuvo y acarició la cabeza del perro quién movió su cola emocionado como respuesta, el chico bajó los escalones de dos en dos siendo seguido por un agitado Maximus, su madre le miró con el ceño fruncido.
— ¡No bajes las escaleras corriendo HongJoong, vas a tirar a Maximus! ¿Terminaste tú tarea? —cuestionó su madre.
—Sí, sí la terminé. —Respondió el chico con prisas. Maximus siguió al chico en todo momento.
— ¿Te pusiste el uniforme completo esta vez? Si te llaman la atención de nuevo por ello, no iré a firmar nada que pida la orientadora HongJoong, ¿Me estás escuchando? —le preguntó la señora Kim con los brazos cruzados, mientras miraba como el chico picaba rápidamente parte de su desayuno ya frío y metía a su boca una rebanada de pan tostado con mermelada, misma que dejó caer un par de gotas que acabaron en el suelo y los zapatos del muchacho, rápidamente Maximus olfateó y lamió aquellas que acabaron en el suelo.
—Sí madre, de todas formas ya sé falsificar su firma. —Bromeó HongJoong con voz distorsionada debido a la barra de pan tostado en su boca. La señora Kim le miró con sorpresa al entender medianamente lo que dijo, lo tomó del hombro cuando éste entre risas intentó huir.
— ¿Qué dijiste? —le cuestionó la mujer con una mueca burlesca, apretando su hombro levemente sin lastimarlo, solo con la intención de retenerlo. HongJoong se quitó el pan de la boca y relamió sus labios llenos de mermelada con una sonrisa nerviosa.
— N-Nada, ¡Ya me voy! ¡L-Llegaré tarde! —chilló HongJoong, zafándose del agarre de su madre y dirigiéndose a la puerta, dónde Maximus lo esperaba atento y meneando su colita, al abrir HongJoong la puerta el perro quiso salir, más el chico se detuvo y se agachó a su altura. —No Maximus, no puedes venir conmigo. —Dijo, tratando de apartar el hocico del animal que ya estaba a nada de robarle su rebanada de pan. —Vendré pronto, ¿Está bien? Prometo que jugaremos. —Dijo el chico, dejando que el perro lamiera la rebanada de pan, por un momento, HongJoong pudo oler la presencia de su mascota, haciendo que arrugue su nariz. — ¡Iugh! ¡Apestas Maximus, cuando regrese te daré un baño! —exclamó apuntando al apestoso canino.
—Y tú también bañate, hoy no pudiste porque se te hizo tarde, ¡Ya vete! —ordenó su madre acercándose a él y abriendo la puerta para darle un leve empujón. — ¡Y que no se te ocurra terminar de comerte esa barra de pan, ya la lamió Maximus! —le dijo, HongJoong volteó sus ojos levemente y salió corriendo hacia la acera con mochila y pan en mano.
Después de unos cinco minutos de trotar, HongJoong llevó a su boca la barra para darle una mordida, más al recordar lo mencionado por su madre se detuvo en seco, miró con pena y desesperación la barra de pan, no quería tirarla a la calle sin más, pero tampoco había un basurero cerca, HongJoong miró a su costado y sus ojos se toparon con el verde del pasto ¡Perfecto! El chico se acuclilló y recostó la pieza de pan en el césped, así, técnicamente no la estaría tirando, puesto que la dejó a la disposición de algún animal callejero que tuviera la fortuna de encontrarla para así alimentarse o también, para las hormigas trabajadoras que ahora que estaban por acabarse en su totalidad los días soleados, estarían trabajando con mucho más fervor.
Con el pensamiento de ser un buen samaritano para las hormigas, HongJoong retomó su carrera hacia su salón de clases.
Segundos después, el silencio de la calle fue interrumpido por el ruido de unos arbustos cercanos a la acera, de ahí salió un gato gris que caminó hasta llegar a la barra de pan y la olfateó, siendo que primero llegó a sus sentidos el olor del pan tostado, la mermelada de fresa, la saliva de un perro y... Oh por...
Las pupilas del gato se expandieron de golpe.
¡Ese es el olor que buscaba!
Sin esperar ni un segundo más el gato gris comenzó a seguir el rastro del olor y corrió en dirección a este.
[...]
HongJoong llegó a su salón de clases justo en el momento que su profesor de estadística se encontraba tomando la asistencia, después de pedir disculpas y dar su nombre para anotar su retardo, el castaño se dirigió al asiento más al fondo del aula en el que suele sentarse, sin embargo, ésta estaba siendo ocupado por una chica que habla con otras dos a sus costados, quienes al mirarle con caras de molestia y confusión le orillaron a buscar otro lugar por sentirse algo intimidado, lamentablemente encontró solo uno disponible, ese que hallaba justo al lado del grupo de chicos ruidosos de la clase.
Al parecer, la suerte no siempre está con los que no se bañan.
Resignado, HongJoong suspiró y se dirigió a ese asiento, con movimientos casi robóticos se quitó la mochila y se sentó, evitando en todo momento llamar la atención del grupo a su izquierda, sin embargo, cuando se percató de que estos ya no estaban emitiendo sus típicos sonidos molestos volteó automáticamente observando todas las miradas sobré él, dio un respingo y se enderezó en el banco queriendo prestar atención al profesor que estaba por iniciar una explicación, más alcanzó a oír los comentarios del grupo.
—Me da risa lo tímido que es. —Dijo uno.
—Se ve que es algo tonto. —Comentó otro.
— ¿Tonto? ¡Tiene las mejores notas en esta materia! —exclamó un tercero.
—Hay que hablarle. —Concluyó un cuarto.
HongJoong se petrificó ante lo último que dijo ese chico. Oh no... Personas nuevas se acercarían a él con intenciones desconocidas, ¿Por qué? ¿Querían convertirse en sus amigos? ¡Bah! HongJoong no necesita amigos nuevos, ¿Para qué? Está bien y está contento así... ¿Verdad? Además, nadie sería igual que él... Nunca.
Oh... Él.
¿Quién era él?
Un sentimiento desconocido le revolvió las entrañas, alguien... Algo... ¿A qué se refirió con "él"?
—Bien, jóvenes, abran su libro en la página ciento cincuenta y ocho. —La voz del profesor sacó a HongJoong de su repentina confusión, quién pestañeó extrañado por esa sensación de haber olvidado algo, no sabiendo qué fue, se decidió por prestar atención a las indicaciones del maestro.
[...]
HongJoong terminó de anotar el último dígito del último problema que el profesor había dictado para resolver en clase, dejó su lápiz sobre su banco y le dio la vuelta a la página para evitar exponer las respuestas a ojos curiosos. El castaño levantó la mirada y notó, que cómo casi siempre él había sido el primero en terminar, suspiró y relajó su postura sobre su pupitre, HongJoong pestañeó y cerró sus ojos sus ojos para descansar un momento, no se dormiría sólo descansaría, merecía descansar después de terminar los problemas ¿Verdad que sí? Sí... HongJoong sonrió para sí mismo con pesadez y sintiéndose somnoliento se cruzó de brazos, dejando que las consecuencias de haberse levantado más temprano para terminar ese tarea de filosofía se hicieran presentes.
Lamentablemente su tranquilidad duró muy poco puesto que una voz rasposa y profunda le llamó en voz baja, ocasionando que se sobresaltara y enderezara su postura en su pupitre haciendo a este rechinar.
—Hey, ¿Me prestas borrador? —dijo la voz, que resultó ser la del chico que comentó que deberían de hablar con él.
HongJoong tragó duró, no pasaba nada si le decía que no... ¿Verdad? Rápidamente la cabeza del castaño maquinó un escenario en el que el tipo ese se sentía ofendido por una respuesta negativa, le contaba a sus amigos y entre estos comenzaban a hacerle bullying por no tener amigos, con ese miedo en mente, HongJoong respondió rápidamente que sí, esperando haberse salvado de ese posible futuro que solo ocurriría en su imaginativa cabeza.
— S-Sí. —Respondió el castaño también en voz baja, con sus manos levemente temblorosas trasculcó con torpeza su estuche y cuando lo encontró, se lo tendió al chico sin mirarlo directamente a los ojos.
—Gracias. —Susurró el chico y borró inmediatamente el error en su libreta. HongJoong miró con nerviosismo cómo el chico seguía intentando resolver el problema, se percató de que éste lo resolvió correctamente, más le faltó la tediosa e importante justificación de su respuesta, por ende, no dudó en hacérselo saber.
—Te faltó la justificación. —Murmuró HongJoong, tan bajo que el chico no logró oírlo.
— ¿Perdón? ¿Dijiste algo? —Le preguntó el chico. HongJoong chilló bajito y nervioso volvió a repetir sus palabras, ahora tartamudeando.
— T-Te faltó l-la justificación del p-problema. —Repitió HongJoong en un tono un poco más alto que el anterior. El chico miró su libreta y abrió sus ojos dándose cuenta de ese detalle.
—Es cierto. —Ríe. —Gracias, ya estaba a punto de ir a revisarlo con el profesor. —Comenta, sonriéndole a HongJoong dulcemente, quién coloca una mueca que asimila ser una sonrisa, puesto que el chico mantenía su vista fija en su borrador, esperando que el chico se lo devolviera para así no tener que volver a hablar más con él, por lo que restaba de clase, y sí el destino era piadoso, lo que le quedaba del ciclo escolar.
El chico se percata de la mirada que tiene HongJoong sobre su pertenencia y es entonces que recuerda al verdadero dueño del objeto.
— ¡Oh, tu borrador! Aquí tienes. —Le dijo el chico, extendiendo dicho objeto. —Muchas gracias, HongJoong. —Agradeció de nuevo el chico, sonriéndole.
HongJoong se estremeció ante el sonido de su nombre saliendo de los labios del chico, se sentía sumamente raro escuchar su nombre saliendo de la boca de uno de los chicos más ruidosos de la clase, era como esa sensación de estar en una fila y poder sentir como la persona detrás de ti se desespera a sabiendas de que tú no puedes avanzar, en definitiva, incómodo y estresante.
HongJoong agradeció y se giró hacia la pizarra, evidenciando que no estaba dispuesto a seguir hablando con el chico, sin embargo, este no logró entender ese gesto, por lo que siguió mirando al castaño hasta que su vista paró en un llavero que yacía colgado de la mochila de HongJoong.
—Me gusta tu llavero. ¿Es un mando de Playstation verdad? ¿Te gustan los videojuegos, HongJoong? —preguntó el chico, acercando su presencia al castaño. A su vez, el bullicio del aula comenzaba a acrecentarse.
Dos.
Dos veces eran las que su nombre había salido de la boca del chico y HongJoong sentía que iba a explotar, en llanto o ira, le dieron unas ganas enormes de gritarle que se callara y lo dejara en paz, pero cómo no tenía la voluntad suficiente para hacerlo solo se limitó a asentir.
— ¿En serio? A mí también, ¿Cuál es tu favorito? —preguntó el molesto chico, casi encima de HongJoong, pues el tipo se había acercado para poder escuchar la respuesta del castaño.
—Humm... Pues... —HongJoong balbuceó, pensando en una respuesta que suene ruda, pues siendo sincero le daba pena responder que su juego favorito es Animal Crossing, así que pensó en un juego popular, sangriento, y de enfrentamientos violentos que pudiera gustarle al chico a su lado. — ¿Mortal Kombat? —dijo finalmente, sonando más cómo una pregunta.
— ¡Me encanta ese juego! ¡Mi personaje favorito es Scorpion! ¿Y el tuyo? —cuestionó el chico con un tono de voz elevado y entusiasmado, causando que alguno que otro alumno volteara a verlos. HongJoong se arrepintió de su respuesta, pues parecía haber animado aún más a ese chico, por lo que se sintió algo cohibido y se quedó callado, más al ver que aún esperaba su respuesta, el castaño no tuvo más opción que contestar.
— Sub-Zero. —Soltó HongJoong, y el chico asintió entusiasmado.
—Ese personaje es genial. —Dice. —Por cierto, me llamo MinGi. ¿Te gustaría sentarte con nosotros en el descanso? —le cuestiona.
HongJoong sintió un pánico terrible.
¿El y los malportados de la clase juntos? ¡Imposible! Bueno, no es que él fuera el más aplicado de la clase, pero aun así, sabe en dónde y con quién estar, aunque la mayoría del tiempo estuviera sólo...¡Pero eso no importa! Maldita sea, de nuevo sentía que si se negaba podría acabar siendo buleado, rápidamente pensó en una excusa que fuera creíble para evitar reunirse con ellos, ¿Irse temprano? No, lo verían entrar a las demás clases, ¿Hacer un trabajo en la biblioteca? No, probablemente le pidan ayuda con sus propios trabajos. ¿Firmar un reporte con la orientadora? ¡Por supuesto! La detestan tanto que se negarán a esperarlo, no por nada han sido regañados en varias ocasiones casi al borde de la expulsión debido a ella, ¡Maravilloso! HongJoong encontró la excusa perfecta y cuando estaba a punto de comunicárselo a MinGi la voz del profesor callando a la clase se lo impidió.
— ¡Jóvenes guarden silencio! —ordenó el profesor, y de inmediato todos los alumnos guardaron la compostura en sus asientos.
MinGi hizo lo mismo y HongJoong le agradeció a la vida por ello, pues por ahora, se había salvado de tener que responder esa pregunta. Sintiéndose tranquilo, se dedicó a escuchar las últimas indicaciones del profesor y recordó que la próxima clase era en otra aula, por lo que tomó sus cosas y salió inmediatamente detrás del profesor, sin detenerse en absoluto cuando escuchó a MinGi llamarlo.
[...]
Tres horas pasaron desde que MinGi se dirigió a HongJoong y este lo ignoró por completo. Faltaban pocos minutos para el descanso y el chico estaba más inquieto de lo normal, pues temía que el pelinegro le fuera a recriminar el hecho de que ignoró sus llamados, la pierna de HongJoong se movía rápidamente evidenciando su nerviosismo, el profesor estaba pasando la asistencia al último momento ya que esa era su rutina, tomaba asistencia y los dejaba salir al descanso, pero ésta vez HongJoong se percató de que hoy nadie había faltado, pues el salón estaba casi a reventar de alumnos, irónicamente también cayó en cuenta de que nunca había notado el detalle de que había tantos alumnos en su salón.
Faltaban menos de diez personas y el profesor les daría la salida, HongJoong estaba a nada de salir volando de su banco en dirección a la puerta del aula, pues no había volteado a ver a MinGi y su grupo en todo el tiempo que duraron las dos horas de clase y el castaño pensaba que apenas el profesor dijera: "Pueden salir jóvenes" éstos lo arrastrarían con ellos para llevarlo a la fuerza a comer, o en el peor de los casos, atacar con preguntas incómodas con la intención de intimidar por haberles ignorado.
Con ese pensamiento en mente HongJoong no se dio cuenta de que la última persona había dicho su nombre y el profesor los dejó salir, por lo que cuando todos se pusieron de pie para retirarse HongJoong pegó un brinco de su asiento y voló hacia la puerta empujando a un par de chicas que iban a salir primero, éstas lo insultaron, pero él no se detuvo a verlas siquiera, pues su prioridad ahora era escapar a la cafetería para comprar su almuerzo lo más rápido posible y esconderse en el patio lejos de esos molestos tipos.
Al llegar, cómo de costumbre estaba a reventar, HongJoong miró con horror como la fila era enorme, el castaño se quedó mirando ésta por unos segundos pensando en sí debería o no formarse, pues muy probablemente sí se formaba y esperaba podría ser sorprendido por MinGi y su séquito. Rápidamente la imagen de las máquinas expendedoras vinieron a su mente, por lo que con algo de dificultad debido al tumulto de gente, HongJoong salió de ahí casi siendo aplastado por una nueva horda de alumnos que se aproximaba a la cafetería, ¿En serio toda la escuela compra su almuerzo ahí o sólo era este un día donde su mala suerte se multiplicó? ¡Maldita sea!
Rápidamente HongJoong se dirigió al pasillo donde se encontraba la máquina expendedora más cercana, llegó a una que vendía golosinas, frituras y galletas; de pie frente a ella y con la respiración agitada el chico tanteó los bolsillos de sus pantalones tratando de encontrar su monedero y al no encontrarlo en ellos buscó en los traseros, más no encontró nada. Frustrado, HongJoong se quitó la mochila y buscó en ella su monedero encontrándolo después de buscar unos segundos, con las manos sudorosas HongJoong tomó unas monedas de mayor valor que las necesarias y presiona la combinación de números de las primeras galletas con empaque llamativo que vio, dos segundos después la máquina expendedora le devolvió las monedas de cambio sobrantes a la par que unas galletas de limón caían de la máquina.
HongJoong maldijo al universo.
¡Odiaba con toda su alma las galletas de limón!
Con una molestia creciente dentro de su ser, HongJoong se agachó para tomar las galletas y las monedas de la máquina expendedora, guardó su cambio en su bolsillo delantero izquierdo y se dispuso a comprar una bebida, pues aunque tenía una botella de agua con él —misma que sí tenía intenciones de consumir— las galletas de limón que compró accidentalmente y el hecho de que ahora estaba obligado a comerlas por su falta de dinero para comprar otras, siendo que estás le dejarían un mal sabor de boca, pensó que un refresco le ayudaría a engañar a su paladar sólo para complacer medianamente a su estómago, mismo que comenzaba a rugir recordándole que no había desayunado nada más que la mitad de un pan tostado con mermelada.
HongJoong tomó su cabeza entre sus manos y suspiró para calmarse, de nada le servía enojarse por cosas que no estaban bajo su control, eso pensaba él, irónicamente, el comprar las galletas de limón era algo que él sí podía controlar. Inhaló profundamente y exhaló, aún sintiéndose molesto tomó el camino a la máquina expendedora de bebidas más cercana, recordando al instante que ésta se encontraba del lado contrario al que estaba, cruzando la cafetería y el aula donde había tomado su clase anterior, pasar por ahí era un riesgo total, pero HongJoong era terco y algo quisquilloso para la comida que poseía ciertos sabores que no le agradaban, es así que se armó de valor y tomó el camino de vuelta a su aula.
Dando las zancadas que sus piernas —para nada atléticas— le permitían, HongJoong pasó volando entre los alumnos que también recorrían esos pasillos, casi chocando con algunos y esquivando a otros tantos, justo cuando pasó enfrente de la cafetería logró oír la voz de uno de los amigos de MinGi.
— ¿En verdad lo iremos a buscar? Parece que nos está evitando. —Dijo la voz del chico, su cuerpo se giró hacia el frente y para el infortunio de HongJoong el chico y él hicieron contacto visual, Kim frenó en seco y una oleada de pánico lo invadió. —Oh mira, aquí está. —Comentó el chico mirándolo de arriba a abajo. — ¡MinGi, lo encontré! —exclamó ese chico volteando su cabeza y la mitad de su cuerpo en dirección a la cafetería.
Rápidamente al oír ese nombre de nuevo, HongJoong no dudó ni un segundo en darse la vuelta y huir, ¡El refresco podía irse al carajo! Tomar agua era mucho más saludable, el paquete de galletas cayó al suelo y unos segundos bastaron para que HongJoong desapareciera de la vista del chico que mantenía su mirada dentro de la cafetería donde estaban MinGi y los otros, siendo el primero quien salió de ahí con su almuerzo en mano.
— ¿De qué mierda hablas WooYoung? —cuestionó MinGi con confusión, los demás integrantes del grupo uniéndose a ellos dos.
— ¡Encontré a HongJoong, estúpido! —respondió WooYoung. —Está ahí. —Señaló el pelinegro, más no había nadie y en su lugar su dedo apuntaba al extenso pasillo. — ¿Qué mierda? ¡Estaba aquí hasta hace unos segundos! —chilló WooYoung.
—Se volvió a escapar. ¿Acaso no ven que no quiere juntarse con nosotros? —Comentó un chico de cabello negro con las puntas rojizas.
—JongHo, sí HongJoong no quisiera juntarse con nosotros se lo hubiera dicho a MinGi cuando se lo preguntó o hubiera puesto una excusa. —Comentó el mayor del grupo.
—De hecho, SeongHwa, él no me respondió cuando se lo pregunté, el profesor de estadística nos calló y después en la otra clase, se sentó muy lejos como para hablarle. —Dijo MinGi, comenzando a creer que HongJoong si estuvo a punto de hacer algo de lo dicho por SeongHwa.
—HongJoong es difícil de tratar, es cómo un animal pequeño y asustado. —Comentó WooYoung, haciendo que los demás rieran.
—Tienes razón, hay que darle comida para que confíe en nosotros y nos siga cómo un perro callejero. —Bromeó JongHo, sacándole una carcajada a los demás y de la que él también formó parte al reír de su propio comentario. Dicho eso, el cuarteto se dispuso a seguir al chico, más el pie de JongHo pisó algo y al dirigir su mirada hacia el suelo se percató de un paquete de galletas de limón cuyas primeras galletas seguramente fueron convertidas en polvo gracias a la pisada del chico. —Hey, miren, se le cayeron a alguien. —Comentó, agachándose rápidamente para tomar el paquete. — ¡Bah! Son de limón. —Exclamó con disgusto.
— ¡Yo me las quedo! —chilló WooYoung arrancando el paquete de las manos de JongHo, cayendo en cuenta de que era el mismo paquete que HongJoong sostenía momentos antes de desaparecer, una idea llegó a él. — ¡Pero miren, ya tenemos la comida con la cuál atraer a HongJoong! —bromeó y los demás rieron.
Por su parte, HongJoong yacía a unos escasos metros de la cancha de básquetbol de dónde podía escuchar las voces de algunos alumnos jugando, se detuvo a tomar aire y apretó su costado izquierdo tratando de respirar con normalidad, pero cada que lo hacía esa zona dolía, caminó con dificultad hacia la banca más cercana que observó y recargó su espalda en ella, sintiendo el contraste de los objetos en su mochila calar en su espalda, más no se movió puesto que estaba cansado, ya que había recorrido casi la mitad de la escuela, de verdad debería comenzar a hacer ejercicio...
HongJoong suspiró pesadamente tratando de regular su respiración y cerró sus ojos, reposó sus manos en la banca y fue ahí que cayó en cuenta de que el paquete de galletas ya no se encontraba con él, ¿Pero en qué momento se le pudieron haber caído? Miró rápidamente el camino por el que había venido y no había rastro de las galletas.
HongJoong suspiró totalmente frustrado.
Genial, dinero tirado a la basura, ya podía escuchar a su madre regañarlo y preguntarle qué había hecho con el dinero del almuerzo que le dio para ese día y el de mañana, ¡Maldita sea! ¿Es que acaso el destino se había vuelto contra él? ¡Todo llevaba saliendo mal desde que llegó a la escuela! HongJoong tomó sus cabellos entre sus manos y los apretó levemente, inhaló y suspiró las veces que le fueron necesarias hasta que su respiración se calmó totalmente y se sintió ligeramente más tranquilo, con resignación buscó de nueva cuenta su monedero y contó el cambio que tenía, con las ganas de llorar atoradas en su garganta, buscó la máquina expendedora más cercana y cuando la vio se dirigió a ella.
El castaño miró el aparador donde estaban los distintos productos con sus precios correspondientes, y chasqueó la lengua con molestia cuando observó que lo único que podía comprar era una barra de granola que ni siquiera serviría como snack de lo pequeña que era, ya rendido con la vida, HongJoong colocó una a una las monedas dentro de la máquina y presiona los botones cinco y dos, segundos después la barra de granola cayó y HongJoong la tomó con desgano. Estuvo a punto de volverse a sentar en la banca y comer ahí, pero impulsado por una extraña sensación de incomodidad, decidió buscar la sombra de un árbol y sentarse bajo ella, así, como mínimo, estaría en contacto con la naturaleza y tal vez así conseguiría mejorar su día un poco, pues el chico consideraba a los árboles unos maravillosos acompañantes cuando quería relajarse sobre la hierba.
Ante ese último pensamiento HongJoong rió sarcástico, ¿Acaba de pensar que los árboles eran algo así como sus amigos? Qué patético. Si tan sólo tuviera amigos... ¿Sería más feliz?
Ese abrupto pensamiento lo estremeció, ¿Por qué mierda pensó algo cómo eso? HongJoong se sentó de espaldas al tronco de un gran árbol alejado de la cancha de básquetbol, miró hacia la copa y frunció el ceño. ¡Él era feliz! Tenía a su madre, a su padre, a perro, a su abuelo, tenía buenos recuerdos con su abuela, recuerdos de su antiguo vecindario, su antigua escuela, su amigo de la infancia.
Su amigo de la infancia.
Amigo.
Fue entonces que lo recordó.
HongJoong tuvo amigos... Tuvo un amigo, de la misma edad que él, se divertían juntos jugando en el parque cerca de la casa en la que solía vivir, comían helado y miraban las estrellas con el telescopio que la abuela de su amigo le había regalado a él en su cumpleaños, ¡Comían galletas recién horneadas que la madre de HongJoong preparaba! ¡Ambos habían aprendido a andar en bicicleta al mismo tiempo! ¡Ambos eran inseparables! ¡Crecieron juntos y fueron a la misma secundaria! ¿Pero qué había pasado? Porque HongJoong y... HongJoong y...
¿Y quién?
No recordaba un nombre para su amigo, si es que siquiera existía, puesto que intentando ahondar más en ello, HongJoong no logró recordar ni un rostro o una voz, sólo recordaba momentos aleatorios que vivieron juntos, de niños y en la secundaria. ¿Qué carajos pasaba? ¡HongJoong no podía recordarlo! La frustración se apoderó del cuerpo del chico, que ante la desesperación de no poder recordar, comenzó a sentir sus ojos picar, inevitablemente unas lágrimas cayeron al pasto que sus lustrosos zapatos escolares pisaban.
¿Por qué? ¿Por qué no podía recordar el rostro de su amigo? Más lágrimas salieron, ¿Era verdad? ¿En verdad había tenido un amigo? ¡Era imposible que no pudiera recordar ni su rostro o su voz! Peor aún...
Su nombre.
¿Por el nombre de quién lloraba?
HongJoong no pudo responderse esa pregunta y comenzó a sollozar más alto, atrayendo sus rodillas hacia su pecho, ni siquiera sabía el porqué le dolía tanto no recordar a alguien que probablemente no fue tan importante en su vida, porque de haberlo sido, no lo hubiera olvidado ¿Verdad?
Meow.
Un repentino maullido asustó al castaño, al levantar la cabeza observó a un hermoso gato gris de ojos azules que le miraba atentamente, HongJoong dejó de sollozar de inmediato, la presencia de ese gato era sumamente... Extraña, su maullido se había sentido como un llamado, el castaño parpadeó tratando de quitar las lágrimas que se quedaron en sus pestañas, HongJoong no quería ni respirar o moverse por miedo de espantar al felino, lo único que se limitó a hacer fue a seguir observando esos hipnotizantes ojos azules que lo miraban sin ninguna expresión.
Un hormigueo le recorrió todo el cuerpo, casi como sí una ráfaga de aire caliente le hubiera cubierto por completo, prontamente los sonidos a la lejanía comenzaron a desaparecer, el silenció reinó y el mundo pareció detenerse en el resplandeciente azul de esos ojos pertenecientes al felino.
HongJoong movió sus labios para articular un sonido, pero de su garganta no salió nada, simplemente se quedó callado, observando de nueva cuenta al gato y el cómo es que este parecía un ser de otro mundo, pues la atmósfera había cambiado con tan sólo su presencia. De nueva cuenta, el chico volvió a hacer el ademán de querer hablar, ésta vez, sólo emitiendo un sonido con la garganta más alto que ni quiera llegó a ser una palabra como tal.
Cómo si el gato pudiera entender lo que HongJoong buscaba hacer, el felino comenzó a caminar en dirección al chico, llegando a su costado derecho y oliendo su chaqueta escolar, el castaño miró con sorpresa el comportamiento del gato, casi como sí de un instinto se tratase, llevó su mano a la altura de la cabeza del gato con la intención de acariciarlo, más se detuvo, pues temía que el gato no respondiera al gesto y terminara huyendo, por lo que HongJoong sólo mantuvo su mano en la misma posición sin tocar realmente al gato. Para fortuna de HongJoong, el gato alzó su cabeza chocando con su mano y después de olisquear unos segundos, este frotó su cabeza contra la palma del chico, aún con lágrimas en sus ojos, HongJoong mordió su labio inferior para no chillar de la emoción. ¡Era la primera vez en meses que un gato se acercaba a él! Cómo la mayoría del tiempo lleva con él el olor de su perro, casi siempre que busca acercarse a uno, estos huyen o sisean molestos. Con su dedo pulgar acarició la cabeza del gato y sorbió por su nariz.
—Hola gatito. —Musitó HongJoong temiendo que este se asustara por el tono de su voz, más al ver que este ni se inmuta, el chico continuó hablando. —Eres muy lindo, ¿De dónde saliste? —preguntó dulcemente, con la voz distorsionada debido al anterior llanto. — ¿Sabes? Hoy me siento triste y ni siquiera sé por qué. —Comentó, el gato comenzó a ronronear. —Bueno, en realidad, sí sé porqué... Tuve un amigo, pero no recuerdo su voz, su rostro o su nombre. —Dijo HongJoong, y el gato dejó de ronronear abruptamente, subió su cabeza en dirección al rostro del castaño que mantenía su vista fija el frente, más al notar que los ronroneos del gato pararon, HongJoong posó su vista en el, sorprendiéndose cuando vio como esos orbes azules le observaban inmóviles. — ¿Qué sucede, bonito? —Cuestionó el castaño.
El gato gris se alzó en sus dos patas traseras y colocó las delanteras sobre las rodillas de HongJoong, quién las bajó de inmediato al entender la intención del animal, ¡Quería sentarse sobre su regazo! Encantado con el apacible comportamiento del gato, el chico lo dejó subirse encima de él y que le oliera a voluntad, probablemente descubriendo el olor de su perro y ahora que ese pensamiento cruzó por su mente, HongJoong se sintió culpable de acariciar a un gato pese a tener de mascota un perro, ¡Bah! ¡Qué más daba! En el corazón de HongJoong había espacio para los gatitos y los perritos. Con una sonrisa en su rostro, el castaño observó como el gato se alzaba de nueva cuenta y posaba sus patas delanteras en su pecho, como si quisiera acercarse a su rostro, HongJoong se tomó la libertad de tomar al gato por su costados y alzarlo un poco, ahora era turno de él de ser acicalado.
Las patitas del gato se posaron en el rostro del chico y dieron leves toquecitos, HongJoong rio ante la suave sensación de las patitas del animal, varios golpecitos más siguieron y segundos después los restos de lágrimas que estaban en rostro de HongJoong desaparecieron, era como sí el gato hubiese querido limpiarlas, con ese pensamiento en mente el chico le agradeció al animal.
—Gracias por limpiar mis lágrimas. —Dijo el castaño bajando al animal a su regazo, donde este empezó a dar vueltas y aplastar con sus suaves patitas el uniforme del chico, para después sentarse cómodamente.
HongJoong rio enternecido y siguió acariciando al gato durante unos minutos mientras este ronroneaba tranquilamente, cerró sus ojos sin dejar de mimar al felino y suspiró ahora más calmado. Hasta que una voz —lastimosamente— familiar le hizo dar un brinco del susto.
— ¡HongJoong, con que aquí te estabas escondiendo! —Exclamó la voz de MinGi a la lejanía, mientras este se acercaba con su séquito a sus costados.
— ¡Venimos a entregarte algo! ¡Mira! ¡Se te cayeron tus galletas de limón! —Exclamó WooYoung alzando el paquete al aire y agitándolo.
Maldita sea.
HongJoong se puso de pie de golpe mirando con horror las cuatro figuras que se aproximaban a él con paso veloz, como un grupo de cazadores a punto de atrapar a su presa, rápidamente HongJoong volteó al suelo para ver al gato, pues el castaño fue descuidado al ponerse de pie de esa forma y tenía que el animal se hubiese podido lastimar, más al girar la mirada HongJoong observó el pasto verde y ninguna señal del felino.
Eso fue raro.
Ni siquiera sintió el peso del gato.
— ¡HongJoong! ¿Qué haces aquí tú solito? ¿No te gustaría venir con nosotros? —preguntó MinGi acercándose a él y posando una de sus manos sobre su hombro.
Rápidamente HongJoong talló sus ojos y limpió su rostro con sus manos para eliminar así cualquier rastro de lágrimas. El mayor del grupo, SeongHwa pareció darse cuenta de ello y con algo de incomodidad trató de convencer a su grupo de alejarse.
—Chicos, no creo que sea un buen momento. —Expresó SeongHwa. Rápidamente HongJoong respondió apresurado.
— ¡No, no, no! ¡Está bien! N-No hay problema. —Dijo HongJoong nervioso. — ¿Había algo que querían decirme? —cuestionó, mirando a WooYoung, quién de inmediato le sonrió.
— ¡Sí, aquí tienes! —le dijo entusiasmado mientras le extendía las galletas de limón. —El idiota de JongHo las pisó antes de venir, una disculpa. —Comenta, causando leves risas en MinGi y SeongHwa, mientras que JongHo sólo les dedicaba una mirada seria.
— E-Está bien, no hay problema, de todas formas no me gustan tanto. —Respondió riéndose levemente incomodado.
— ¿No te gustan las galletas de limón? ¡Te las cambio por las mías! Son de chocolate, ¿Te gustan? —preguntó WooYoung acercándole el paquete de galletas, HongJoong alzó la mano con la intención de tomarlas, más al ver que el paquete estaba abierto se detuvo.
De nueva cuenta, HongJoong siendo quisquilloso con la comida, temió que algo hubiera caído dentro del paquete o peor aún, que ellos le hubieran puesto algo a las galletas, no creía que fueran a molestarlo por no haberles hablado durante la clase pasada, pero cómo uno nunca sabe... HongJoong prefirió cerciorarse de que su integridad física —o mejor dicho su estómago— no fuera a recibir algún daño.
—Están abiertas. —Señaló seriamente, WooYoung habló de inmediato.
—Sí, pero no te preocupes, acabo de abrirlas hace poco, no hace mucho desde que comí la galleta que saqué. —Respondió el pelinegro con coleta, HongJoong fue fácilmente convencido y tomó las galletas de chocolate dejando que el pelinegro tomara gustosamente el paquete con las galletas de limón y comiera enseguida los trozos de las primeras dos galletas del paquete.
—Bien, ¿A dónde vamos ahora? —cuestionó MinGi mirando a HongJoong, a quién le entró un pequeño pánico, puesto que ese "vamos" parecía incluirlo a él.
—Que sea al salón de clases, hoy está muy caluroso como para estar afuera. —Se quejó SeongHwa mientras se abanicaba.
— ¿Lo ven? ¡Les dije! ¡Cambio hormonal! —Exclamó MinGi estallando en una escandalosa risa que fue acompañada por WooYoung y JongHo. HongJoong no entendió a qué se refería.
— ¡Váyanse a la mierda! ¡Ya les dije que eran vitaminas, no hormonas! —Dijo SeongHwa molesto.
—Pues ese frasco era demasiado parecido a unas pastillas con estrógeno que toma mi mamá. —Respondió MinGi aún entre risas.
— ¡Tú mamá ya está en la menopausia, pedazo de idiota! De seguro las toma porque tiene la vagina seca. —Comenta SeongHwa y las risas de MinGi se detuvieron para dar lugar al estallido de risas de WooYoung y JongHo.
HongJoong se sentía demasiado incómodo, no sabía cómo decirles que quería estar sólo, ahora se arrepiente de haberle dicho a SeongHwa que estaba todo bien. Los comentarios que estos chicos soltaban eran demasiado incómodos, pero sólo eran eso, comentarios, ¿No? HongJoong pensó en dejar de lado sus prejuicios y darle una oportunidad a socializar, el castaño creía fervientemente que juzgar un libro por su portada era erróneo, así que sintiendo esa espinita de culpabilidad por ir en contra de una de sus creencias, decidió, por hoy, intentar algo nuevo.
—Me agrada la idea de regresar al salón de clases, ahí dentro es más agradable por el aire acondicionado. —Comenta y las miradas de los demás se posan en él, HongJoong se muerde el labio arrepentido al instante de haber hablado.
Sin embargo, para sorpresa de HongJoong la respuesta a su comentario fue positiva, pues los cuatro chicos asintieron y emprendieron camino junto a él. Ya una vez ahí, comieron y charlaron de diversas cosas, como por ejemplo que a JongHo —el chico que pisó sus galletas— le encantaba participar en casi cualquier deporte, pero tenía una especial habilidad para el básquetbol, más estaba tratando de mejorar en el voleibol para poder ganarle al chico de otro grupo llamado Jeong YunHo, de quién HongJoong ya había escuchado hablar, puesto que muchos le consideran el mejor jugador de voleibol de la escuela.
También se enteró de que MinGi y WooYoung, aquel chico con el que intercambió el paquete de galletas, eran amigos desde la primaria, que SeongHwa, mismo chico que intentó alejarse con el grupo entero, sabía mucho acerca de productos para cuidar la piel y que inclusive se maquillaba, puesto que en medio de la plática que tenían MinGi, WooYoung y JongHo, que más bien parecía una discusión, sobre qué era mejor, si los Cheetos Flamin Hot o los Takis, SeongHwa sacó una cosmetiquera de tamaño mediano de su mochila y se aplicó labial tranquilamente, si bien HongJoong no era nadie para juzgar le pareció bastante inusual la cotidianidad con la que SeongHwa realizaba aquello, tanto así que no se percató que este le había regresado la mirada, HongJoong desvió la suya de inmediato.
— ¿Crees que es raro? —le cuestionó SeongHwa, mirándolo a los ojos con semblante serio. HongJoong no quería crear malentendidos o discriminar a nadie, el era curioso por naturaleza y está vez sólo sentía curiosidad por el maquillaje, nada más, levemente intimidado respondió con prisas.
— P-Para nada, es sólo que... —Se corta, pensando en cómo responder. —Bueno, he visto en internet como es que la gente se maquilla y me llama la atención, me parece bastante llamativo, es todo, me disculpo si te hice creer que te estaba juzgando con la mirada o algo. —Dice HongJoong mirando con una sonrisa nerviosa al pelinegro. Para su sorpresa, SeongHwa sonrió dulcemente.
—No te preocupes, entiendo que te resulte impactante. —Responde SeongHwa guardando el pequeño espejo con el que se estaba arreglando el flequillo, después de unos segundos, el pelinegro pareció meditar algo. —Dijiste que te llama la atención el maquillaje. ¿Verdad? —HongJoong asintió con honestidad. — ¿Te gustaría que te maquille, HongJoong? —preguntó SeongHwa con una dulce sonrisa. HongJoong sintió un ligero pánico, nunca antes se había maquillado, ¿Y si no le quedaba bien? ¿Qué tal si el producto le hacía daño en la piel? ¡SeongHwa le podría picar un ojo por accidente! Con ese ligero miedo en mente estuvo a punto de decirle cortésmente que no, más la voz de WooYoung se lo impidió.
— ¡Sí! ¡Maquillalo! ¡Hace mucho que no vemos uno de tus maquillajes! Ya no te maquillas como antes. —Exclamó WooYoung volteando hacía ellos, MinGi y JongHo se callaron por un momento.
—Sí, porque la última vez que me maquillé frente a ustedes me estaban haciendo burla. —Responde SeongHwa levemente molesto.
— ¡Oh vamos, SeongHwa! ¡Acéptalo! Esa vez parecías un pavo real con tanto verde y azul encima. —Comenta WooYoung riéndose.
—No olvides las pequeñas piedras y el delineador dorado. —Dijo JongHo, a lo que WooYoung asintió varias veces aún entre risas.
— ¡Oye idiota, que no se te olvide que aún sigues discutiendo conmigo! Aún no me has dicho porque los Doritos Dinamita son mejor que los Cheetos Flamin Hot. —Exclamó MinGi dirigiéndose a JongHo, quién inmediatamente volteó hacia él y siguió debatiendo.
— ¿No estaban hablando primero de Takis? —cuestionó HongJoong al aire, más WooYoung le respondió al instante.
—Sí, pero así son ellos, empiezan hablando de una cosa y terminan hablando de otra totalmente diferente, por eso me caen mal. —Bromeó WooYoung ante lo último, sacándole una pequeña risita a HongJoong.
— ¿Entonces? ¿Qué dices HongJoong, te maquillo? —insistió SeongHwa con calma.
HongJoong se tensó y apretó sus labios, el castaño comenzaba a sentirse incluido dentro de ese círculo, parecían ser personas agradables y no dudaba de que respetaran su decisión en el caso de negarse, sin embargo, pensó que sí quería empezar a conocerlos y formar una buena relación amistosa, actividades como ésta eran de suma importancia para llegar a ello, HongJoong suspiró y sonrió tímidamente.
—Sí quiero. —Respondió el castaño, WooYoung y SeongHwa sonrieron contentos, rápidamente SeongHwa empezó a sacar un montón de cosas de su cosmetiquera y HongJoong sintió cosquillas en las palmas de sus manos por los nervios, por otra parte, WooYoung vitoreaba alegremente y de inmediato le comunicó lo acontecido al par de simios que aún discutía sobre qué botana era mejor.
— ¡Idiotas, SeongHwa va a maquillar a HongJoong! —Chilló WooYoung emocionado, rápidamente MinGi seguido de JongHo se acercaron a los mesa bancos de los dos mencionados.
— ¡Ésto será genial, HongJoong! ¡SeongHwa sabe maquillar de maravilla! —Exclama MinGi con entusiasmo.
—Hipócritas. —Murmuró SeongHwa levemente sonrojado.
HongJoong sólo asentía con una sonrisa en su rostro, está vez no de incomodidad, ahora era una sonrisa cálida, pues el sentimiento de pertenencia crecía poco a poco dentro de su pecho.
Pasados unos minutos en los que SeongHwa estuvo moviendo sus manos de aquí para allá sobre el rostro de HongJoong causándole ligeras cosquillas al castaño, este al fin abrió los ojos después de que el pelinegro terminó de aplicarle una ligera capa de labial con gloss.
—Listo, terminé, ahora déjame pasarte un espejo. —Dice SeongHwa rebuscando en su mochila de dónde sacó un espejo del tamaño de una libreta. —Lo hice bastante ligero porque no sé si te iba a gustar, discúlpame si no fue lo que esperabas. —Dice el pelinegro extendiendo el espejo para que el castaño pudiera verse.
HongJoong tomó el espejo entre sus manos levemente temblorosas y lo alzó a la altura de su rostro para verse. Un sonido de asombró salió de su boca al verse, puesto que el maquillaje pese a ser ligero se notaba alrededor de sus ojos, con unas tonalidades más oscuras, su lagrimal estaba cubierto con lápiz negro y sus labios brillaban juguetonamente.
— ¡No te pases! ¡Se te ve increíble, HongJoong! —Exclamó WooYoung sorprendido. — ¡Necesito tomarte una foto! —Dijo, rebuscando entre su uniforme su teléfono celular.
—De nada. —Comenta SeongHwa mirando con orgullo, su pequeño trabajo.
—Woah... HongJoong... —Murmuró MinGi mirándolo directamente a los ojos. —Te ves bien, tus ojos... —Volvió a murmurar MinGi, HongJoong le miró también y sintió un leve sonrojo ante la mirada.
—Tus mirada se ve más profunda, te queda cool. —Comentó JongHo asintiendo con la cabeza en señal de aprobación.
— ¡¿Verdad que sí?! ¡Se ve tan bien que quiero tomarle una foto, pero no encuentro mi maldito celular! —Exclama WooYoung desesperado, se paró de su asiento para buscarlo en su mochila y cuando se puso de pie el teléfono estaba sobre el asiento de su pupitre. — ¡Aquí estabas, maldito! ¡Rápido, pónganse todos para una foto! —Ordenó WooYoung.
Rápidamente WooYoung se colocó delante de ellos, SeongHwa se acercó al costado izquierdo de HongJoong y MinGi a su derecha, seguido de JongHo, la cercanía incomodó un poco a HongJoong, pero pensó en esa foto como una familiar, no tenía nada de malo, era una foto y ya. Así que suspiró para desaparecer esa espina de incomodidad, hizo el signo de amor y paz con sus dos dedos y sonrió ampliamente a la cámara del teléfono de WooYoung, quién contó hasta tres y tomó varias fotografías, después los demás tomaron otras poses y MinGi le indicó que sí podían formar un corazón, HongJoong aceptó y hasta ahí terminó la espontánea sesión de fotos, más antes de alejarse, MinGi le dijo algo en voz baja.
—Te ves muy bonito. —Murmuró el alto. HongJoong se sonrojó ante ello y respondió con un leve "Gracias" que fue acompañado de una tímida sonrisa, misma que fue correspondida por la enorme sonrisa de oreja a oreja de MinGi.
Después de eso siguieron hablando de varios temas hasta que el descanso terminó, y antes de retirarse hacia la próxima aula, WooYoung le pidió su número a HongJoong para enviarle las fotografías que tomó. Durante la clase el trato de ellos hacía él fue agradable y HongJoong sintió que podría formar una verdadera amistad con ellos.
Después de todo, intentar hacer amigos...
No fue tan malo.
[...]
Las demás clases transcurrieron con normalidad, con la excepción de que ahora HongJoong era constantemente incluido en las pláticas que MinGi y los demás tenían cuando el bullicio en la clase aumentaba por momentos. Inclusive un profesor llegó a llamarles la atención debido a las risotadas que soltaron ante un comentario gracioso de MinGi hacia WooYoung, HongJoong notó cómo es que el profesor le dedicó una mirada cargada de un sentimiento inusual, casi como decepción, sin embargo, el castaño lo dejó pasar y se dedicó a observar cómo es que MinGi y WooYoung se hacían gestos burlescos entre ellos.
La hora de despedirse llegó y los chicos acompañaron a HongJoong hasta la salida, de dónde el castaño partió en dirección a su hogar agitando su mano hacia la lejanía en forma de despedida, con tranquilidad HongJoong caminó las calles necesarias hasta llegar a su hogar, subió los escalones de la estructura en la galería y tocó la puerta tres veces, escuchando del otro lado los ladridos de su perro, unos segundos pasaron y para su sorpresa fue su padre quién lo recibió en la puerta.
— ¡HongJoong! ¡Hijo, pasa! —le invita su padre.
— ¡Papá, llegaste! —Exclamó HongJoong alegremente, el castaño abrió sus brazos de par en par y abrazó a su progenitor. — ¡Te extrañé mucho! —Dijo.
—Yo también. —Respondió el señor Kim, Maximus quién hasta hace unos momentos estaba esperando su turno para recibir afecto, se colocó en sus dos patas traseras y con sus delanteras se apoyó en el torso de HongJoong.
— ¡Maxi! —Exclamó HongJoong con voz chillona. — ¡Ya llegué! ¿Me extrañaste, perrito lindo? —Dijo HongJoong tomando al animal por las patas delanteras para bajarlo al suelo y después ponerse sobre sus rodillas para acariciar al animal, mismo que olfateaba y lamía parte de las manos y el rostro del chico.
— ¡HongJoong! La cena está lista, ¿Quieres que te sirva? —cuestionó su madre acercándose a la puerta para recibirlo.
— ¡Sí por favor! Tengo mucha hambre. —Comentó HongJoong poniéndose de pie para saludar de beso a su madre, quién al ver el atípico maquillaje de ojos que su hijo traía puesto encima no dudó en cuestionar por ello.
— ¿Y ahora tú? ¿Quién te maquilló? —cuestionó la señora Kim, mirando perpleja el rostro del chico.
Rápidamente HongJoong se apartó y miró asustado a su madre, puesto que se le había olvidado por completo que SeongHwa lo había maquillado, el castaño se puso nervioso y pensó que su madre podría enfadarse por algo tan inofensivo como ello, no precisamente por ser varón y maquillarse, sino por utilizar el maquillaje de alguien más ya que podría considerarse antihigiénico y demás razones absurdas que no podía imaginar, es así que decidió evadir el tema por completo.
— Y-Yo... Tengo que... —Balbuceó el chico, pensando en una excusa cualquiera, hasta que recordó el tedioso deber de duchar a su mascota. — ¡Tengo que bañar a Maximus! ¡Y-Y aparte tengo tarea que hacer! ¡Bajaré a cenar una vez que termine de hacer las dos cosas! —Exclamó de corrido, mientras subía las escaleras a toda prisa siendo seguido por Maximus.
Sus padres se miraron curiosos ante esa peculiar razón y no fue hasta que escucharon el azotón de la puerta de su cuarto que el señor Kim se aventuró a romper el silencio.
— ¿Desde cuándo HongJoong se maquilla? —cuestionó el señor Kim, extrañado.
—Desde nunca. —Respondió la señora Kim igual de extrañada. —Eso es inusual en él. —Comentó.
— ¿No será que lo maquilló su novia? —preguntó el señor Kim en tono burlesco, provocando en la cara de su esposa una mueca de desagrado.
—No tiene, y así fuera, yo lo sabría. —Respondió la señora Kim con seriedad. El señor Kim pareció meditar esa respuesta durante unos segundos y al pensar en cierta posibilidad, sus ojos se agrandaron.
— ¡¿Y sí HongJoong tiene novio?! —preguntó entre sorprendido y asustado el señor Kim.
La señora Kim se carcajeó.
[...]
Ya dentro de su habitación junto a Maximus, el chico dejó caer su mochila y se tiró a la cama, el perro se subió a ella y buscó con su hocico el rostro de su dueño, HongJoong se dio la vuelta y permitió que lo lamiera durante unos segundos hasta que ese peculiar aroma de su mascota inundó sus fosas nasales.
— ¡Ahg! ¡Apestas Maxi! —Le dijo HongJoong al can mientras apartaba su hocico con sus manos. — ¡Eres un perrito apestoso! ¡Apestas! —Dijo el chico al ponerse de pie y acariciar a su mascota. —Bien, hay que ponernos a trabajar, tengo mucha hambre Maxi. —Comentó.
HongJoong comenzó a quitarse de encima el poco uniforme que vestía y se colocó un cambio de ropa más cómodo que constaba en una camiseta con el estampado de alguna asociación de ayuda humanitaria cualquiera y unas bermudas holgadas. Estando ya cómodo, HongJoong bajó las escaleras rumbo al jardín trasero donde después de tomar una botella de shampoo especial para su mascota y jugar con él al mojarse ambos con la manguera, terminó al fin de bañarlo.
El chico pasó el dorso de su mano por su frente y ojos para quitarse el sudor y cuando lo observó se percató que el maquillaje que SeongHwa le había hecho se había corrido, un ligero pánico lo invadió puesto que HongJoong no tenía la menor idea de cómo desmaquillarse, ¿Bastaría con agua? No lo sabía, así que se resignó a enfrentar a su madre y preguntarle cómo debía de hacerlo.
HongJoong entró de nuevo a la casa y subió las escaleras siendo seguido por un Maximus mojado, al llegar a la puerta de la habitación de sus padres, HongJoong se mordió el labio y tocó tres veces, su madre le indicó que podía pasar.
—Má... —Le llamó HongJoong, la mujer que estaba recostada en la cama le miró con una ceja alzada. El chico se percató que la presencia de su padre hacía falta en ese lugar y al no recordar haberlo visto en la planta baja preguntó por él de inmediato. — ¿Dónde está papá? —HongJoong entró a la habitación y cerró la puerta.
—Salió a comprar tu refresco favorito para la cena, hice spaghetti. ¿Te sirvo ya? —preguntó la señora Kim.
—No aún no, quiero bañarme primero, quedé muy sucio después de bañar a Maxi. —Dice HongJoong y señala sus ropas mojadas. La señora Kim asiente y el silencio se hace presente. HongJoong aprieta los labios, nervioso por no saber cómo pedirle orientación a su madre, sin embargo, la señora Kim es más perspicaz que su amado hijo.
— ¿Quién te maquilló HongJoong? —Le cuestiona su madre.
—Un amigo. —Respondió al instante HongJoong.
—Tú no tienes amigos. —Dijo su madre, severa.
—Empecé a hablar con ellos apenas hoy. —Comentó HongJoong. La señora Kim frunció su ceño al oír "ellos". El chico se percató de eso y adivinando los posibles pensamientos de su madre, comentó: —No mamá, no son drogadictos o ladrones. —Su madre soltó una carcajada.
—Está bien, está bien, ¿A qué has venido? Es inusual que hayas venido solo a preguntar por tu papá. —Dice la señora Kim. A HongJoong le toma por sorpresa que su madre haya descubierto sus intenciones, así que algo apenado señala sus ojos.
— ¿Con qué me puedo quitar esto? —HongJoong talla uno de sus ojos y le muestra a su madre el polvo negro que mancha sus dedos. Su madre se ríe y HongJoong se sonroja, la señora Kim se pone de pie y se dirige hacia su peinador de dónde tomó una botella con un líquido rosa y unas toallitas de algodón.
—Toma, mojas una de estas toallitas con lo que tiene la botella y te lo pasas por los ojos hasta que quedes limpio. —Le indicó su madre, HongJoong asiente. —Ten cuidado, si te cae en los ojos te puedes quedar ciego. —Le dijo, una mueca de terror se dibujó en el rostro de su hijo y la señora Kim se carcajeó. —Estoy jugando, a lo mucho te puede irritar y ya. —Concluyó, HongJoong miró a su madre con ojos acusadores y esta lo sacó de la habitación. —Bañate rápido, que no tarda en llegar tu papá. —Le ordenó, HongJoong obedeció y se encaminó a su habitación.
HongJoong se desmaquilló como su madre se lo indicó, preparó su cambio de ropa y se metió a la ducha, unos quince minutos después el chico bajó y saludó a sus padres de nuevo, con los platos sobre la mesa los tres se dispusieron a comer y entre una amena charla liderada por su padre, HongJoong terminó su plato más rápido de lo habitual, por ende aprovechó para escaparse con la excusa de que tenía tareas por hacer —cosa que era verdad— cuándo su madre volvió a preguntarle por esos nuevos amigos que había formado.
Con el atardecer cayendo y en la calma de su habitación, HongJoong se permitió estirarse y levantar su mochila de dónde lo había dejado tirada al llegar del instituto, arrastró la silla frente a su escritorio, se sentó y buscó entre sus carpetas y cuadernos aquella perteneciente a la materia de economía, cuando la encontró buscó en ella el problema que el profesor asignó y se dispuso a resolverlo.
[...]
Tres horas pasaron desde que HongJoong empezó a terminar sus tareas y adelantar otras, cuando miró el reloj en su pared eran las 11:45pm, bostezó cansado y se estiró en su asiento, cuando terminó de guardar sus útiles, se dirigió al baño donde realizó sus necesidades antes de irse a dormir. Buscó y alistó su uniforme para evitar que mañana estuviera a las carreras buscándolo, pues HongJoong se conoce muy bien y sabe que si no fuera porque ese día la pidió a su madre que lo despertara para terminar esa tarea de filosofía, probablemente hubiera llegado aún más tarde de lo que llegó.
Unos minutos después su madre pasó por su habitación a desearle buenas noches, HongJoong hizo lo mismo y al fin se acostó en su cama, Maximus subió de un brinco a ella y se acurrucó al lado del chico, quién bostezó y abrazó a su mascota con un brazo, sonrió y cerró sus ojos tratando de conciliar el sueño.
No supo cuánto tiempo pasó, pero conforme más intentaba dormir, menos lo conseguía, se sentía cansado, pero no lograba quedarse dormido, adormilado, llamó a su mascota con la intención de observar si el perro ya se había dormido.
—Maxi. —Lo llamó HongJoong, el doberman subió sus caídas orejas y soltó un bufido, el chico soltó una pequeña risa. — ¿No te conté lo que me pasó hoy, verdad? —Sin esperar una respuesta que evidentemente no se le daría, HongJoong siguió hablando. —Hoy hablé con unos chicos de mi clase, creí que serían molestos, pero resultó que no, bueno, con lo que poco que los he tratado, eso parece ser, aún me falta tratarlos un poco más. SeongHwa me cayó muy bien, el fue quién me maquilló, ¿Crees que me miraba muy bonito Maxi? Sí, yo sé que sí. —Dijo HongJoong, acariciando la cabeza de su querida mascota. —WooYoung también me cayó muy bien, creo que es una muy buena persona, JongHo es más callado, pero aún así, defendió a capa y espada su punto de vista sobre por qué los Takis son mejor que los Cheetos. —Ríe. —Y MinGi... —Se pausa, recordando como el alto le había susurrado el oído lo lindo que se veía. —Creo que también es lindo. —Confiesa soltando una leve risita y un ligero sonrojo se pinta en su rostro. — ¿Maxi, crees que el haberlos conocido a ellos sea...? —se cortó, dejando que el sueño le ganara, cerró su ojos y se acomodó en su lugar.
— ¿Una nueva oportunidad?
HongJoong abrió los ojos y se paró de la cama de golpe, desorientado parpadeó varias veces mirando hacia la pared, con el ceño fruncido intentó adivinar si lo que había oído fue real, más la misma voz volviéndole a hablar desde su costado izquierdo le confirmó que lo que había oído era real.
—Aquí, en la ventana. —Dijo la voz, misma que sonaba profunda, pero apacible.
El miedo le recorrió de arriba abajo, con terror, HongJoong se giró hacia la venta y ahí lo vio.
Un gato cuyos ojos azules resaltaban como dos hermosos zafiros entre la penumbra de la noche, ambos, puestos fijamente en él mientras meneaba lentamente su larga cola de un lado a otro.
HongJoong parpadeó y sintió como las lágrimas se le empezaban a formar del miedo, el gato dio un paso adelante y gracias a la luz de la luna que entraba por su ventana HongJoong pudo verle por completo, percatándose con horror que ese gato que hasta hace unos segundos le había dirigido la palabra, era el mismo gato gris con el que se encontró en el instituto, aquel que había limpiado sus lágrimas.
—Buenas noches HongJoong. —Le saludó el gato en un tono amable que contrastaba con lo grave de su voz.
HongJoong se desmayó del miedo.
Sé bienvenidx a este nuevo fanfic mío ♡
Espero que este capítulo haya sido de tu agrado, así como también espero que puedas quedarte a leer el final de este fanfic.
Te lo dedico a ti, Gigie, porque literalmente sin ti, este fic no existiría, tqm. 💕
Ahora bien, ¿Les doy un consejo?
No sé encariñen con Maximus.
Adiós.
Muchas gracias por leer. ✨
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