Capítulo 98.
Los días pasaron rápidamente y la navidad había llegado. Toda la familia se estaba preparando para una linda cena antes de ir a la sala y poder abrir sus regalos. Jimin miraba como Jung estaba más grande. Sonrió y abrazó a su retoño. La buena noticia era que ayer fue el último día de trabajo para la empresa Jeon Army. Así que el pelirubio podía disfrutar más de su alfa. Los fríos que hacía y un cariñoso mayor era lo que Jimin necesitaba para estar bien.
—¿Jimin? ¿Podrías ir por Jungkook? No entiendo por qué tarda tanto, ni siquiera sus hermanos lo hacen. —se quejó Sun Hee. Su nuero asintió y le entregó su bebé a Magdalin para que lo colocara en su sillita.
Comenzó a caminar con paciencia escaleras arriba. Arreglándose un poco el cabello cuando pasaba por un espejo. Iba perdido en sus pensamientos, últimamente Jungkook estaba un poco más feliz de lo normal.
Miró sus pies que traían unas pantuflas con forma de conejitos cuando llegó al último escalón. Fue hasta donde su alfa y abrió la puerta del cuarto. Jimin entró y vio a Jungkook colocándose un bóxer negro, se relamió los labios y cerró la puerta tras su espalda. El mayor sonrió y se acercó para poder abrazar a su esposo. Park besó sus labios castamente, acariciando su fornida espalda.
—Te esperan alfa. —dijo besando el pectoral ajeno y jugando con el elástico de la prenda del mayor. Frunció el ceño al no recibir respuesta. —¿Pasa algo?
Jeon lo miró a los ojos y Jimin vio como el labio inferior del alfa quedaba atrapado entre sus dientes. Jungkook volvió a abrazarlo fuerte y oler profundamente el olor a bosque fresco que tanto le encantaba. Jimin le devolvió al abrazo sin decir nada. Las enormes manos del alfa estaban bajo su ropa acariciando su vientre; más específico jugando con su ombligo. Jungkook le mordió la oreja ronroneando en su oído y provocándole cosquillas. Buscó más el contacto del alfa y dejó salir una risita. Jungkook parecía un pequeño cachorro jugando con su pareja.
—Amor... ¿qué sucede? —preguntó entre risas. Su semblante cambió cuando vio lo que Jungkook tenía en la mano. Lo miró a los ojos con cierto asombro.
—Necesito que te lo pruebes. —no podía borrar esa sonrisa de felicidad. Esperaba que funcionara.
—Alfa, p-pero...
—Tranquilo amor, es solo... solo pruébatelo por favor...
Jimin suspiró y tomó la prueba de embarazo entre sus dedos para verla mejor. Se mordió el labio y caminó al baño, Jungkook siguiéndolo por la espalda. El omega hizo la prueba frente a los ojos de su alfa. Luego de eso dejaron el pequeño aparato sobre el lavabo para ir abajo. Sun Hee lo mandó a llamar, no que duraran más de lo que deberían.
Los dos estaban listos, la familia completa y todos con un buen apetito. Los niños estaban en la sala jugando con sus carritos, balbuceando cosas entre ellos.
—Vamos, siéntense. —dijo la omega con una sonrisa en el rostro.
Un completo bufet estaba en la mesa. Jimin sonrió, pues él había ayudado a preparar cada platillo. La mesa era grande. Todos tomaron asiento como de costumbre. Un gran pavo, puré, pescado, y mucha comida más estaba servida y lista para comer. Bueno, no por nada la familia Jeon tenía un apetito enorme. Jimin le sirvió a su alfa lo que éste le había pedido. Ho Seok sonreía al ver a Tae Hyung pidiendo un poco de camarones con verduras bañadas en una salsa especial. Cuando todos tuvieron el plato lleno, uno de los chicos se ofreció para decir unas palabras.
—Bueno perros, digo familia. —quizás había tomado un poco de vino. —Son la mejor familia que pude tener y pues los amo, besos para todos. —carcajeó sacando una sonrisa en el rostro de los presentes. —Oh y gracias... ¿Santa? Por enviarnos a este hermoso omega. —señaló a Jimin. —Y a aquel precioso cachorro. Bueno, cachorros, los tres son hermosos. —fingió limpiarse una lágrima.
—No más vino por hoy. —dijo Chung Hee.
Jungkook abrazó a Jimin por la cintura. Recuerda todo, los buenos y malos momentos que pasó desde que se conocieron. Recuerda la primera vez que se conocieron, como le había dado un hijo a su pelirubio, recuerda haber sentido esa pérdida en su corazón el día de su boda, recuerda cuando Jimin le dijo el primer "te amo" y la sonrisa de su omega cada vez que está lejos de él. Ah, él simplemente era un alfa enamorado, enlazado para toda su vida, con una familia como ninguna. La mano del omega sobre la suya lo sacó de sus pensamientos y sonrió, porque sabía que Jimin estaba sintiendo lo mismo que él en ese momento.
Amor.
Las luces del árbol de navidad alumbraba la sala. Los 3 cachorritos sonreían mientras que jugaban con las cajas de los regalos. Si alguien le hubiera dicho a Jimin que en el futuro él iba a ser feliz, le hubiera costado creerlo, pero sin duda tendría la fe de que se hiciera realidad. Él nunca olvidaría ese día oscuro donde un omega bondadoso lo ayudó. No negaría que gracias a Yoon Gi estaba donde ahora estaba y era lo que ahora es.
Compartieron historias felices, disfrutando ese cálido ambiente navideño y familiar; algo que Jimin creyó nunca experimentar. Jungkook besaba su cabeza constantemente, para el mayor no había ningún omega que se pudiera comparar con el amor de su vida.
Una linda canción navideña sonaba en la radio, Jeon besó a Jimin en los labios antes de llevar los suyos propios a la oreja del omega.
—¿Me concedes bailar contigo, mi rey? —pidió con amor. Park sonrió asintiendo, el alfa no perdió tiempo en tomarlo de la cintura y llevarlo hasta la sala, donde puso los tres retoños sobre el sillón.
—Juré que iba a morirme sin ver a Jungkook feliz. —comentó Chung Hee viendo a los dos chicos bailando lentamente sobre la alfombra de la sala. Su esposa estuvo de acuerdo al instante. Las feromonas del alfa estaban en toda la casa.
—Y Jin quería casarse con él. Já. —dijo irónica soltando una falsa carcajada. —Pobre el pendejo.
—Escuché que tiene un hijo. —dijo sin verla. —Supongo que debe de estar feliz.
—Porque dos alfas...
—No concuerdan. —finalizó su esposo con una sonrisa. Se acercó para darle un beso en los labios. —Después de ellos vamos nosotros.
A este punto Jimin estaba riendo de uno de los chistes de Jungkook, una sonrisa de verdadera felicidad en los labios del alfa, con una mano colocada en la cintura del omega y la otra entrelazándola con la suya. La nariz de Jungkook escondida en el cabello de Jimin, moviendo sus pies lentamente conforme los villancicos sonaban, ambos en pantuflas y una bufanda rodeando sus cuellos.
—Mi amor, te amo. —y nada podía ser más cierto que eso.
♦♦♦
El alfa mantenía veía con atención como Yoon Gi terminaba de preparar la cena. Una línea recta en sus labios. Seung estaba en el sofá viendo caricaturas, soltando risas conforme lo que Mickey Mouse decía.
—Nam...—susurró el omega. —Ya está la cena.
Por más que quiso mantener su seriedad, no pudo hacerlo; una sonrisa se disparó de sus labios. Miró una última vez a Yoon Gi y fue por su bebé, apagó la televisión y caminó hasta la mesa.
—¿Seguro que no quieres que te ayude en algo? —preguntó Nam Joon por quinta vez al ver a su omega fruncir el ceño cuando dejó los platos sobre la mesa.
Pero lo único que consiguió como respuesta fue un pequeño gruñido. El alfa sujetó con un brazo al cachorro y con el otro alcanzó al omega, atrayéndolo a él.
—No deberías estresarte por tanto. —besó cortamente sus labios.
Yoon Gi terminó y miró todo con una sonrisa de orgullo. Pronto llegaría la Señora Min y él quería que fuera una sorpresa para su madre.
—Los amo. —dijo el alfa, no había abandonado la cintura de su omega por nada del mundo mientras que Seung pedía los brazos de su papi.
No podía evitar decírselo siempre. Nam Joon pensaba que se iba a quedar solo en la jodida vida, cuando entró a la empresa Jeon Army estaba teniendo problemas económicos por no tener un trabajo y sus padres eran como sacados de un ejército: estrictos y dominantes. Así que ni siquiera les importó el estado de su hijo porque ya era un alfa adulto con veinticuatro años. Y mierda, si no fuera por Yoon Gi no sabe dónde estaría.
Por eso es que también lo amaba, no sólo le complementaba a su alfa, no sólo le demostraba que lo amaba. Yoon Gi lo ayudó cuando lo necesitó y sin duda no podía agradecerle más por eso. Sin embargo, reclamarlo como suyo fue algo que se le escapó de las manos, él simplemente no podía permitir que alguien más llegara a la vida del omega para que lo hiciera feliz.
Yoon Gi rio ligeramente cuando los dientes del alfa mordieron juguetonamente su oreja. El menor lo abrazó y acarició sus abdominales por debajo de la camisa.
—Mamá llegará pronto, todavía falta poner la comida. —dijo el omega acariciando la mejilla de Nam Joon. —Anda amor, suéltame.
—Mi suegra puede esperar, desde el momento en que te anudé, pasaste a ser mío. —dijo con una sonrisa.
—¿Te digo un secreto? —sonrió Min.
—¿Tienes secretos conmigo? —el alfa parecía ofendido.
—Cuando me anudaste por primera vez... me dolió...—sus mejillas estaban encendidas y no veía los profundos ojos del alfa.
—¿Por qué no me dijiste? Hubiera parado...
El omega sonrió una vez más. Nam Joon lo había sentado sobre sus piernas, Yoon Gi sostenía levemente a su hijo.
—No quería arruinar tu rostro de felicidad al anudarme, además, no es como si nos pudiéramos haber separado. —besó sus labios. —Pero no te preocupes, ser anudado por ti es un placer, literalmente.
—No quiero que me ocultes nada. —hizo un puchero.
—No lo hago, sólo fue eso. —suspiró. Pronto se escuchó la puerta principal siendo abierta. La Señora Min entró tiritando de frío.
—¡Me congelo! —exclamó tratando de llevarle calor a sus manos. El omega presente le pasó un abrigo y unas pantuflas para que se quitara los zapatos.
En eso el alfa aprovechó para tomar todos los manjares que su futuro esposo hizo para llevarlos a la mesa. Yoon Gi le reprendió con la mirada y su madre miraba todo con una sonrisa. Su hijo había hecho galletas con forma de muñequitos y chocolate caliente. Una vez listos, Nam Joon dejó a Seung en su pequeña silla que se encontraba a su derecha, se levantó y corrió la silla para que su novio pudiera sentarse. La adulta felicitaba al alfa con la mirada cada que hacía eso. Le dio una última sonrisa al de ojos verdes pensó en la forma correcta para poder alimentar al bebé sin que fuera un desastre como todas las veces que le daba de comer.
Comenzaron con una pequeña oración antes de comer durante una amena charla. El sentimiento hogareño que se sentía provocaba que el mayor se sintiera afortunado de encontrar a los omegas de su vida; a los que ahora eran su nueva familia. Besó a sus retoños antes de continuar comiendo. Siempre iba a estar agradecido en el fondo. Y a Yoon Gi le hubiera gustado que su primo castaño los hubiese acompañado, pero bueno, ya ellos tenían sus vidas con sus alfas.
♦♦♦
Al día siguiente en la mañana, Jungkook entró en la habitación. Jimin estaba jugando en la computadora que Sun Hee le había regalado hace tiempo. El alfa no podía dejar de sonreír con lo que traía en las manos.
—Jimin...—murmuró desde la puerta.
—¿Sí, amor? —dijo sin verlo.
—Salió positivo.
El omega despegó su vista de la computadora unos segundos para verlo, llevando sus manos a su cabeza con una sonrisa de completa felicidad. No podía creerlo, un mini Jungkook venía en camino. O al menos eso fue lo que le dijo el mayor antes de caminar hacia su chico y abrazarlo con todas sus fuerzas.
Ese fue su regalito de navidad.
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