Capítulo 94.
Jimin no quería soltar a Jung por nada del mundo. Tae Hyung sólo sonreía al verlo. Jungkook los abrazaba a ambos con una sonrisa. Ho Seok se entretenía con sus dos hijos. Estaban en la casa de los chicos, habían dejado a pasar a su bebé antes de irse para su luna de miel. Chung Hee estaba en el auto esperando a los chicos, pero el omega le costaba dejar a su cachorro.
Jeon tocó el hombro de Jimin para poder decirle que si no se apuraban perderían el vuelo. El pelirubio perdió la cuenta de cuantos besos había dejado en la mejilla de su hijo. A duras penas se lo entregó al otro omega, Kim lo tomó con una sonrisa. Una vez en sus brazos, dejó que el omega acariciara su mejilla una última vez.
Jungkook tomó la mano de Jimin y lo condujo al auto. Una vez dentro, Chung Hee arrancó en ruta hacia el aeropuerto. Jimin suspiró viendo la casa de Tae Hyung desaparecer detrás suyo. La mano del alfa acariciaba el dorso de la suya, viendo con una sonrisa a su omega. Park bajó la mirada, no habían salido del país y ya estaba extrañando a su hijo.
—Bueno, escuché que Costa Rica es muy lindo. Ya que van para pasarla bien, tráiganme otro nieto. —dijo viendo el sonrojo de su nuero. —Es gracioso porque los espermatozoides de Jungkook son débiles, Jung es como verte más a ti Jimin, quiere decir que tus genes son más fuertes.
—Escucho todo, ¿sabes? —dijo Jungkook enojado.
—Esa es la idea. —se burló su padre. —Les decía, Jungkook no heredó eso. ¿Ves mi descendencia, Jimin? Todos salieron a mí. Bueno, Solo uno de los 3 es más a Sun Hee pero de ahí en adelante, es como ver mi pura imagen.
—Te voy a traer uno igual a mí y te vas a callar la boca. —gruñó, no sabiendo en qué momento terminó tomando a Jimin de la cintura, metiendo su mano bajo su camisa y sentándolo en sus regazos.
Jimin sonreía con la pequeña pelea que tenían esos dos. El clima estaba frío, por lo que ahora el omega se acurrucaba en el cuerpo del alfa. Una hora de viaje con sonrisas y caricias, ya estaban listos para el primer vuelo hacia Costa Rica. El alfa cargó todas las maletas mientras que Jimin sacaba los pasaportes. Se despidieron de Chung Hee con la mano y caminaron hasta el avión. La azafata los recibió con una sonrisa, revisando los papeles necesarios y verificando que todo estuviera en orden.
Una vez dentro sonrieron, había mucha gente y Jungkook notó lo nervioso que estaba Jimin, pues era la primera vez que se montaba a un avión. Jeon se aseguró de abrocharle el cinturón y que su omega tuviera comodidad. Besó sus labios, ganándose varias miradas curiosas y el sonrojo del pequeño. Luego se colocó su cinturón y esperó a que el viaje comenzara. Su mano fue a parar al regazo del pelirubio para acariciarlo, Jimin puso su mano sobre la del alfa para acariciarle el dorso tatuado.
Los ojos de Jungkook le transmitían la seguridad y tranquilidad que necesitaba. Hizo un puchero que el alfa no pudo evitar besar, ya estaba extrañando a su hijo y no habían ni salido. Jeon le acarició la mejilla para decirle que sólo eran tres días sin Jung, poniendo peor el ánimo del omega.
Avisaron por los parlantes que pronto iban a salir. Efectivamente lo hicieron a los diez minutos. En todo el viaje, la mano de Jimin no se separó de la de Jungkook. Casi entrando en pánico por la matutina turbulencia de los aviones. Al final de eso se durmió, iban a viajar por muchas horas. Muchos los veían y no les daban asco, ellos hacían linda pareja. El único sentimiento que inundaba al verlos era ternura.
♦♦♦
Llegaron al aeropuerto. Bajaron las maletas y Jimin casi se arrodilla para besar el suelo. Definitivamente no le agradaban los aviones. Pagaron un taxi hacia el hotel donde Jungkook se había registrado. Éste era enorme, al menos unos diez pisos con balcones, Jungkook podía ver la piscina desde donde estaba.
Hoy tenía planeado tener una noche muy especial con Jimin, iba a demostrarle el amor que le tenía y lo que quería, sólo que el pelirubio no estaba enterado de nada.
—Habitación 113. —dijo amablemente la recepcionista. Jungkook le sonrió y tomó las llaves.
Vio con ternura como Jimin se entretenía tratando de cargar las maletas él solo, caminó hasta el omega, se las quitó para dárselas al botones que llegó apenas unos segundos después. Le pidió que las subiera a la habitación y se fue a ver el hotel con su omega.
—Es hermoso. —dijo Jimin viendo el panorama tropical del hotel. Además de eso se podía ver un poco la ciudad y los edificios.
El alfa lo rodeó por la cintura, planteando un beso en su mejilla antes de guiarlo. Ambos entrelazarlos sus manos, chocando sus anillos de compromiso sin querer. Una vez que terminaron de observar todo, fueron hacia arriba.
Querían descansar un poco.
♦♦♦
Min Ho miraba con atención la marca sobre su cuello a través del espejo del baño. Todavía estaba cicatrizando y la piel alrededor estaba un poco roja, no como hace unos días cuando el alfa lo marcó como su propiedad. Nadie más que ellos sabían de la marca de Jin. Y no pudo evitar sentirse feliz cuando fue al mercado y las personas se le quedaban viendo su cuello. Suspiró una vez más; salió del baño con una sonrisa amenazando con salir en sus labios.
Él sabía que Jin podía sentir esa felicidad. Y quería gritar de la emoción.
Miró a su bebe en su cama, jugando con sus manitas y tratando de hablar, pero sólo lograba balbucear. Su hijo estaba más grande, cada vez que crecía, podía ir notando como se parecía más al alfa. Suspiró y se lanzó al cuerpito del cachorro para poder abrazarlo y besar muchas veces su mejilla. Las orejas del omega se alzaron cuando escuchó la puerta principal abriéndose. Min Ho sonrió apenado cuando un sentimiento de felicidad, que no le pertenecía a él, lo invadió. Jin estaba feliz de estar en casa con sus retoños.
—Llegó papi. —dijo el castaño desde el marco de la puerta, viendo con una sonrisa a su omega y a su pequeño.
El menor ni siquiera entendía por qué demonios estaba sonrojado con una sonrisa de enamorado en su rostro. Trató de ocultar sus mejillas bajo el cachorro cuando la mano de Jin acarició su cabello. Sentía que estaba hirviendo y apostaría lo que fuera a que sus mejillas estaban más que rojas. El alfa sintió ternura al verlo.
—¿Y mi beso de bienvenida? —dijo juguetón en el oído de Min, mordiendo ligeramente el cuello expuesto de éste, haciendo el cuerpo del menor estremecerse. —O quizás... me acompañas a la ducha un rato...—ronroneó con una sonrisa.
—No se vale...—habló aún apenado. —Puedo sentir tu excitación... y haces que me excite...—dijo haciendo un puchero que el alfa no pudo ver.
—No sé si sentirme alagado o no. —murmuró alzando una ceja.
—Tampoco yo.
—Te amo.
—Te amo más.
—Los amo con todo mi corazón.
—También yo. —suspiró y atrajo a Jin para abrazarlo. —Gracias Jin, gracias por quererme.
—No amor, gracias por aguantarme. —besó sus labios. —Quiero bañarme junto a mis dos tesoros. —palmeó el trasero de Min Ho. —A la ducha enanos.
El omega negó con una sonrisa, besando una vez más los labios que tanto le encantaban antes de ponerse de pie y tomar a su retoño entre sus manos y caminar a la tina, escuchando las risitas de su hijo al jugar con Jin, quien venía detrás de ellos.
Se podía decir que todo circulaba bien.
♦♦♦
Y mierda, Jimin definitivamente amaba la comida. Jungkook miraba impresionado todos los platillos que su omega había pedido. Era adorable verlo comer, tomaba todo y lo probaba saboreándolo hasta el último trozo. Una surtida a su lado con dos enormes refrescos con al menos tres especiales diferentes.
—Come alfa, sino me lo acabo. —dijo en medio de comer un burrito. Jungkook tomó un nacho y lo llevó a su boca, acercando a Jimin a su lado y metiendo su mano bajo su camisa.
—Me pregunto cómo esto...—acarició su barriguita. —No crece con tanto que comes. —dijo divertido.
—¿Me eztaz diziendoh gordoh? —habló con la boca llena.
—No, eres un papu hermoso y relleno. —besó la mejilla de Jimin.
Continuaron comiendo, disfrutando de los lujos que podían darse. Jungkook quería llevarlo a la piscina y luego tener una noche especial. Sólo esperaba no asustar a su pequeño.
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