Capítulo 89.
Jungkook sonrió al ver a su mejor amiga entrar en la oficina. Sun Mi venía ceñida en los papeles que traía en la mano mientras que hablaba en susurros, contando cuántas hojas venían. Una vez que al parecer tuvo sus pensamientos ordenados, se dirigió hasta el alfa. Jeon tenía en su rostro una sonrisa y sus manos entrelazadas a la altura de su boca.
—¿Pasa algo? —dijo con una ceja levantada, pues el mayor siempre tenía esa expresión cuando le iba a decir algo que lo hacía muy feliz.
—Vas a ser mi dama de honor. —se puso de pie viendo la mueca de la omega. —En la boda, vas a estar a mi lado.
—Pensé que nunca lo pedirías. —se acercó para abrazar al alfa, Jungkook la alzó en el aire y acarició su cabello.
—Bueno, no me aprietes tanto, me pegas tus senos, ew. —se quejó Jeon con una sonrisa. Sun Mi le dio un leve golpe en la cabeza y lo miró detalladamente.
—Ya vas a casarte, vas a formar una familia. Por fin Jungkook. —dijo fingiendo alivio. —Jimin está hermoso, ayer cuando lo vi fue impresionante. —sonrió. —Gordo y adorable. Lo inflaste muy bien.
—Lo llené como un globo. —admitió con diversión. —Sun... tengo miedo...—murmuró cambiando totalmente de humor. —Pronto llegará el día y y-yo...—se quebró.
—Oye... tranquilo Jungkook. —acarició su mejilla. —Deja ese pensamiento de lado. Jimin va a estar bien, independientemente de lo que pase.
—Sí, él va a ser Jeon Jimin para todos. —dijo sonriendo con los ojos aguados. —Mío.
Siguieron hablando sobre todo un poco. Ella le contó que conoció a un alfa hace unos días cuando salió de fiesta con Sofía para olvidarse del mundo. Resultó ser detective y un hombre encantador. Habían cambiado números y bueno, hasta la fecha se hablaban todos los días. Cameron mostró gran interés por la omega, cosa que hizo al alfa estar feliz por ella, pero sin dejar de desconfiar. Tenía que conocerlo primero.
Llegó la hora del almuerzo y Jungkook no pudo estar más feliz que cuando vio a Park entrando por las puertas de la empresa. Vestía una ropa simple, ganándose varias miradas curiosas. El omega sonrió y corrió hacia los brazos de su alfa. Muchos de los empleados veían embobados y con la boca abierta sin ninguna intención de disimular el enorme vientre del pequeño. Jimin no se sentía avergonzado o algo por el estilo, de lo contrario, se sentía orgulloso de llevar el hijo de Jungkook en su interior.
El alfa lo atrapó entre sus brazos. Jimin comenzó a repartir besos en el cuello del mayor, pues Jungkook lo había abrazado de forma que el omega escondía la nariz en su yugular y él le acariciaba sus rubios cabellos. La distancia de sus cuerpos no era como antes gracias al pequeño cachorrito. Ya no eran dos, ahora eran tres. Dos personas que se amaban y una era el resultado de ese amor.
Sus labios no tardaron en conectarse. El alfa sonrió e hizo que Jimin se volteara para comenzar a caminar con sus enormes manos en el vientre de su omega hacia la salida. Y una vez que estuvieron en el restaurante FOUR de nuevo, Jimin sintió como si todo comenzara desde el principio, sólo que esta vez junto a sus amigos y familia; las cosas pasaban en cámara lenta, Sun Hee y Chung Hee riendo, Yoon Gi y Nam Joon compartiendo un beso, Sun Mi bromeando con Jungkook.
Jungkook... Jimin sonrió viéndolo reír, sin darse cuenta las lágrimas de felicidad que corrían en sus mejillas. El alfa dejó de ver a su mejor amiga para ver a su omega. Le sonrió de una manera tan sincera que apretó su corazón, de una forma que le llegó en lo más profundo, porque con esa sonrisa pudo mostrarle su amor más sincero. Cerró los ojos ante la mano del alfa sobre su mejilla, buscando más contacto, más del hombre que se había enamorado profunda y dolorosamente.
♦♦♦
Cuatro meses después era el día de la boda. Cuatro meses de puro trabajo duro para la empresa Jeon Army, pues en esa época del año sus inversiones aumentaban, al igual que sus impuestos, sueldos y proyectos. Cuatro meses donde a un omega le creció el doble de su vientre y tenía un hermoso cachorro perfectamente formado. Desgraciadamente, como todo, traía sus consecuencias. Jimin estaba más pálido en todos los sentidos, sus labios ya no eran sandía, estaban grises, sin vida. Sus ojos estaban apagados y Jungkook se sentía perdido sin el hermoso brillo en los ojos de su hombre.
Había ido a caer tres veces al hospital, una de ellas estuvo internado una semana por problemas con sus riñones. Jungkook lo cuidaba, dándole dietas saludables y asegurándose de que se tomara sus pastillas. Nunca se apartó de su lado, a pesar de llorar en silencio cuando el pelirubio dormía, jamás se separó de Jimin u odió a su hijo.
Ahora ya estaba todo listo para hoy. Hoy se casaban, hoy iba a llamar a su omega definitivamente por su apellido.
El día había empezado tan ocupado. Una boda no era algo simple; fue el primer día que amaneció sin Jimin a su lado, eso había puesto triste a su alfa, pero se resistió, no importaba porque hoy ellos iban a sellar su amor, con el sagrado matrimonio. Entonces los chicos lo tomaron para poder ayudarlo a prepararse. Él estaba en un cuarto con su padre, Ho Seok y Nam Joon, ese último no sabía por qué estaba ahí, pero a lo que entendió, Yoon Gi le ordenó que fuera a ayudarlo a prepararse. Eran tres hombres y no sabían escoger un bendito traje.
—No, vas a ir de negro. —dijo Ho Seok enojado, Jungkook se quitó el bóxer y se metió bajo las sábanas. Sacándoles el dedo del medio.
—Hijo, no empieces con tus inmadureces. —murmuró el mayor.
—¡Pero no quiero ir de negro, quiero el canela! —se quejó enojado mirando mal el traje en las manos de hoseok.
—Con cualquiera se ve bien. —dijo Nam Joon, los otros dos lo miraron. —¿Qué? Deberían decirle lo mismo para que se apresure a vestirse, al pelirubio no le gustaría saber que está con las nalgas al aire.
—¿Si Jimin te dice que lo uses, lo usarás? —las orejas de Jungkook pusieron toda su atención. Ho Seok notó eso. —Lo harás. —afirmó con una sonrisa burlona.
—Maldito infeliz. Eres el peor padre, ¡eres un chantajista! —se quejó enojado. Pues tenía razón, él haría lo que su omega le pidiera, sin preguntar, sin objeción, punto.
Su primo lo ignoró por completo y marcó el número de su marido. Si bien no podían verse el día de la boda, no significaba que no podían hablarse. Tae Hyung contestó al momento, a través de la línea se escuchaban los alaridos de las damas por ir de aquí para allá. Jung no entendía por qué tanto escándalo y ellos sólo hablaban un poco. ¿Acaso en serio los hombres no servían para nada?
—¿Qué pasó Hobi? Estoy un poco ocupado ahora...—preguntó con dificultad.
—Te amo precioso. —dijo Ho Seok con una sonrisa. —Necesito que Jimin le diga a Jungkook que se ponga el traje, no quiere hacerlo.
—¿Por qué? —dijo confuso.
—Porque el negro no es su estilo. —contestó irritado. —Necesita de la orden de su omega, no le hace caso ni al tío Chung Hee. Casi me pega por decirle que no use el canela. ¿Puedes creerlo? Osea.
—Ay por el alfa, ya casi es la hora. —se quejó. —Bien, dame un momento, le diré que Jungkook está desnudo y no quiere usar ropa, así vendrá rápido. Obviamente es una broma.
—Jejejeje...—dijo Ho Seok nervioso viendo que Chung Hee luchaba por ponerle el bóxer a Jungkook, recordandole cuando eran niños. —Una broma, claro...
El silencio se hizo presente, dando a entender que el omega dejó el celular en algún lugar para poder ir por el otro integrante de la familia.
—¡Aléjate, sólo Jimin me puede poner ropa! —gritó lanzando otra almohada.
—¡Nam Joon, ayúdame! —dijo Chung Hee con enojo.
—Lo siento jefe, yo no quiero problemas con el pelirubio.
—¡Hagan silencio! —se quejó hoseok al escuchar las voces de los omegas llegar hasta el teléfono.
—¿H-Hola? —hoseok sintió una fea sensación, la voz de Jimin se escuchaba apagada.
—Jimin, necesito que hables con Jungkook. —dijo rápidamente. Luego miró a Jeon. —Atrapa idiota.
Instintivamente obedeció. Jeon suspiró antes de llevarse el Iphone al oído.
—Ni...
—¿Qué sucede mi grandote? —susurró con la voz suave, haciendo que los músculos tensos del alfa por estar peleando se relajaran.
—Ellos me quieren poner el negro, no quiero ese. —dijo como un niño.
—¿Y cuál quieres mi chico rudo? —cuestionó con amor, lo que a Jungkook le hacía falta en ese momento.
—Otro diferente. Pero me da miedo que no te guste y...
—Usa el que quieras amor, no me va a importar, tranquilo. —dijo bajito, como las veces en las que él le daba caricias. —Haz lo que te guste bebé, no te preocupes, yo sólo quiero verte en el altar...
El alfa sonrió y aunque su omega no pudiera verlo asintió con una sonrisa. Le susurró que lo amaba antes de colgar. Suspiró sin poder creer que estaba a unas horas de llamar a su chico esposo.
Caminó idiotizado hasta el baño para poder comenzar a alistarse en serio.
♦♦♦
Habían pasado al menos tres horas. Jimin se sentía sofocado en medio de tanta gente. Las ganas de llorar lo habían invadido desde hace rato, por lo que salió corriendo hacia el patio trasero de la mansión. Magdalin le había preparado un batido; ahora Tae Hyung estaba caminando hacia él para poder dárselo. Escuchaba los sollozos del pelirubio y como sorbía su nariz.
Sonrió tocando la espalda del menor y Jimin vio hacia arriba con la vaga esperanza de que fuera Jungkook. Tae Hyung le entregó el batido y se sentó a su lado, frotándole la espalda.
—Da miedo cuando este día llega, yo estuve muy nervioso. —dijo con una sonrisa. —Pero créeme que vale la pena Jimin, cuando llegues ahí y te ponga el anillo...—TaeTae miró el suyo en su dedo del pie, donde lo había cambiado hace unos años. —Va a ser uno de los pasos más hermosos que vayas a dar.
Park bebió de su batido viendo el hermoso sol que hacía. Él estaba emocionado, pero muy en el fondo sentía algo que no sabía cómo clasificar. Una vocecilla que le decía: "Hoy es tu día".
—Tengo miedo, eso es todo. —murmuró tocando su vientre. El omega mayor lo vio y sonrió. Acercó su mano y acarició la enorme barriga del omega, mordiendo su labio al sentir un movimiento bajo su tacto.
—Se movió...
—Le dijo hola a su tío. —dijo con una sonrisa.
♦♦♦
Entonces a lo largo de la mañana logró calmarse y comenzar a alistarse. Para las dos con cuarenta minutos de la tarde estaba sentado, solito en un cuarto, rezando para que todo saliera bien. Deseando por primera vez que sus padres estuvieran con él, apoyándolo en un día tan importante. Sentía los minutos en cámara lenta, con su hermoso traje blanco, hecho a la medida y cubriendo su vientre. Miraba la habitación donde estaba, que no era nada más que la que compartía con su alfa. Estaba sentado a la orilla de la cama, con sus manos entrelazadas y con las piernas tocando el suelo. Veía con una sonrisa las fotografías que ellos tenían en los marcos sobre la mesita de noche, acariciándolas con sus dedos con tanta delicadeza y amor.
"—Porque te amo, amo todo lo que eres y representas. Porque amo tus virtudes y tus defectos. Amo tus perfectas imperfecciones. Y definitivamente amo lo que haces en mí y el hecho de que seas mi omega."
Recordaba cada palabra como si fuera ayer.
"—Tu eres perfecto. —dijo Jungkook serio. —Y si supieras valorarte como debes, entenderías el tesoro que veo en ti."
La voz de Jungkook hacía eco en su cabeza conforme miraba cada fotografía. Acarició una donde fueron a la playa.
"—Y ahora te tengo a ti. —sonrió Jimin.
—Lamento todo...—dijo el alfa. —Lamento todo lo que te ha pasado, lamento no estar ahí pequeño...—dijo con tristeza.
—No importa, porque ahora estás conmigo...
—Y nunca te dejaré...
—Eres mi alfa...
—Y tú mi omega...
—Hasta la muerte. —dijeron al unísono. Sus voces combinadas sonaron al mismo tiempo creando un sonido hermoso."
Esa era la promesa de vida que habían hecho tiempo atrás, pero el pelirubio la tenía presente cada día. Los recuerdos lo invadían como olas de mar llegando a la orilla. Todos los buenos tiempos que pasó al lado de Jungkook, como su vida había cambiado por decir un "sí" a un chico que apenas y conocía. Sabía que su futuro iba a empezar, una palabra tan grande y preciada lo iba a cambiar todo.
Acepto...
Se limpió las lágrimas y sonrió respirando profundamente. Era la hora, Tae Hyung lo esperaba en el marco de la puerta con su traje y sus cachorros. Listos para irse a la iglesia.
♦♦♦
Era la sexta vez que Jungkook se arreglaba el traje. Le costaba respirar y sus manos temblaban un poco. Miró todas las personas sentadas; además de eso, de pie. Muchas celebridades mundiales estaban ahí adentro, esperando el matrimonio más deseado por todos. Muchas cámaras estaban afuera de la iglesia, grabando la llegada de los artistas y empresarios famosos. No obstante, todos continuaban esperando al omega pelirubio.
Ho Seok se acercó para frotar el hombro de su primo. Jeon lo miró esperando que se burlara pero Ho Seok sólo le sonrió y lo atrajo para abrazarlo. Eso era lo que necesitaba en ese momento, odiaba ser tan obvio con sus sentimientos, se trataba de su boda con el omega que amaba. No era cualquier cosa. Jung le dio palmadas en la espalda, se burló al escuchar a su primo murmurar cosas sobre no decirle a nadie que era un sensible y que se abrazaron. El alfa rodó los ojos rompiendo el abrazo.
—No pensé que viniera. —dijo Ho Seok viendo como Jin entraba a la iglesia junto a un chico, tomando asiento en unos de las primeras filas.
Jungkook se volteó para verlo. Ese día que lo llamó, Kim le había colgado la llamada luego de haberlo invitado, suponiendo que no iría, pero al parecer se equivocó y ahora los estaba acompañando. Había visto a ese omega un par de veces, sin embargo le restó importancia.
Miró la hora y respiró profundamente relajando su cuerpo. Cosa que no ayudó al escuchar unas trompetas anunciando la llegada del novio.
Tuvo que salir hacia el altar, luciendo su traje canela, haciendo una perfecta combinación de su piel. Un reloj dorado descansando en su muñeca izquierda mientras muchos aplaudían y silbaban con su llegada. Jin lo veía desde el asiento, abrazando a Min Ho con amor.
Las puertas de la iglesia estaban abiertas, el alfa trataba de calmarse para no mostrar sus nervios. Un auto se estacionó frente a la iglesia y todos se quedaron viendo ansiosos tanto desde adentro como desde afuera. Jungkook estaba de espaldas, con la única vista del padre. El momento era único, inigualable. La puerta se abrió mostrando a un pelirubio con vestimenta elegante. Segundos después la mano de otro individúo salió, mostrando el cuerpo de Jimin poco a poco, levantándose con ayuda de su amigo.
Su traje era blanco y envidiable. Unas hermosas cadenas decoraban su pecho y hombros cual príncipe. El pelirubio sonrió apenado al tener demasiados ojos sobre él. Personas que no conocía en lo absoluto pero dedujo que eran familiares de su alfa por la similitud rasgos. Además de que había muchas celebridades, luciendo como si fueran a dar un concierto, pero no, esa no era la ocasión.
Le tocó a Tae Hyung entregarlo al alfa. Sun Mi, Ho Seok y Nam Joon estaba al lado de Jungkook, mientras que donde se supone que iría Jimin se encontraba Yoon Gi, Sara y faltaba Tae Hyung. Cada uno con una grada de diferencia. La decoración era hermosa, demasiado a decir verdad. Las enormes ventanas daban una visión óptica interesante, los arreglos florales y la música de las campanas, todo era perfecto.
Cuando llegaron a la entrada, los hermanos de Jungkook salieron con unos hermosos trajes y relucientes, cargando una canasta llenas de pétalos de rosas blancas. Todos estaban en un silencio matador, Jimin tenía la mirada baja, con su mano rodeando el brazo de el omega mayor y con una sonrisa apenada en el rostro, no era costumbre tener millones de ojos sobre él. Y fue algo sorprendente ver que era un varón, muchos pensaron que era una omega. Sinceramente fue impresionante. ¿Jungkook heterosexual? Era muy bueno para ser real. Jimin se había ganado la lotería con ese alfa.
Dieron su entrada lentamente, el enorme vientre del omega era motivo para que todos pusieran su atención, pero a cierto punto al pelirubio llegó a importarle menos.
Y cuando llegó la hora, todo era más que perfecto. Jungkook se dio la vuelta para ver a su omega llegando a las gradas, separándose de Tae Hyung, quien tomó camino al lado de los otros omegas. Jimin llevaba un ramo de flores entre sus manos, la vista en sus pies con cada paso que daba, justo cuando llegó al último escalón pudo sentir como su vida daba un gran paso. Porque cuando sus ojos se encontraron con los de su alfa, no hubo en la tierra sentimiento más puro que el de sus miradas conectarse. Jimin veía a Jungkook como si fuera el alfa de su vida, el único que existiera en el mundo y Jungkook veía a Jimin como si fuera la pieza de su vida, el único hombre al cual amar, el cual en serio le había robado su corazón.
El padre aclarándose la garganta fue el sonido que hizo a todos guardar silencio. Ellos no despegaban sus ojos de los del otro, era imposible. A este punto ambos estaban tomados de la mano, con una sonrisa en los labios, diciendo con la mirada todo.
"Lo logramos."
Era lo que ambos sentían en el momento en el que el padre comenzó a hablar, éste tenía una biblia en la mano, bien vestido como correspondía y con un bastón enorme del cual se sostenía. Dio la charla de siempre para presentar a los futuros esposos. Jungkook estaba muriendo por besar a Jimin. Unos minutos de palabras y llegó la hora de poner los anillos más los votos. El pelirubio sintió sus piernas fallar cuando reconoció quien estaba cargando los anillos. Sus ojos no podían creer lo que estaba viendo y su corazón comenzó a latir con fuerza.
—Jackson...—susurró con una mezcla de sentimientos, alegría, asombro, nervios. El alfa traía una sonrisa en su rostro, cargando la almohadilla en sus grandes manos, viendo a su hermano con orgullo.
Jungkook veía la reacción de su omega con cuidado, sonriendo al ver que no había nada malo en eso. Acarició el dorso de la mano del pelirubio con su pulgar para traerlo de vuelta, Park se volteó a verlo, mostrando lo asombrado que estaba. Jeon sonrió al ver que lucía como un niño pequeño, asintió para comprobarle al pequeño que no era una broma; su hermano estaba ahí, en carne y hueso frente a sus ojos, arrodillándose, alzando los anillos como si de príncipes se tratasen, con la mirada baja en señal de respeto a su hermano, doblando su rodilla en la grada ante ellos.
—Prosigan con los votos. —dijo el padre.
Jungkook tomó el anillo con su nombre grabado, aquel que le había dado hace un tiempo a su omega en la playa por su regalo de cumpleaños y por su propuesta en el parque. Sonrió hasta no poder más cuando tomó la mano de Jimin para alinear el anillo pero antes de meterlo lo miró a los ojos.
—Yo, Jeon Jungkook, pido tu mano, Park Jimin, para prometer cuidarte ante cualquier mal. Amarte en la salud como en la enfermedad, en la riqueza como en la pobreza, en la luz como en la oscuridad, ser tu alfa hasta el final de nuestras vidas, ante los ojos de nuestro creador, por los siglos de los siglos. —colocó lentamente el anillo en el dedo anular del pelirubio.
—Yo...—dijo Jimin tomando el anillo con su nombre grabado, todos poniendo hasta la última gota de atención a sus palabras. —Park Jimin, prometo amarte a ti, Jeon Jungkook, hasta el final de mis días, serte fiel en las buenas y en las malas. En la salud y en la enfermedad...—dijo con una sonrisa, viendo como los ojos del alfa se cristalizaban. —Prometo darte lo mejor de mi humilde corazón ante los ojos de nuestro creador, por los siglos de los siglos.
—Y por el poder que me concede la iglesia...—sonrió el padre con ternura. —Yo los declaro marido y marido. Puede besar a su omega.
Los labios del alfa no tardaron en hacer caso, tomando el enorme vientre de Jimin con una de sus manos mientras que con la otra le acariciaba su mejilla, besándolo tiernamente. El beso duró un buen rato, todos los presentes se habían levantado de sus asientos, aplaudiendo a más no poder. Incluso Jin que veía con una mueca la forma como Jungkook reclamaba a Jimin. Porque muy, pero muy en el fondo, una parte de su corazón siempre le pertenecería a ese alfa, sin embargo en el corazón de Jungkook no había espacio que no fuera sólo para Jimin.
Juntaron sus frentes sintiendo sus respiraciones muy cerca de sus bocas, la distancia entre sus cuerpos debido a la hermosa barriga del omega. Oficialmente eran del otro, se pertenecían legalmente y nada podía hacerlos más felices.
♦♦♦
La música sonaba en el enorme salón donde muchas personas comían y bailaban. Había una zona donde podían sacarse fotos con los famosos. Sus Hermanos se había aprovechado de eso, así que ahora tenía demasiadas fotos junto a ellos. Varias personas estaban bailando en la pista, un poco de música lenta era lo que los oídos de Jimin necesitaban.
Estaba sentado en la silla al lado del alfa. Una mesa enorme donde toda la familia estaba compartiendo una hermosa fiesta. Park había preguntado sobre la presencia de su hermano, Wang estaba junto a él, con una sonrisa. Jungkook tomaba la cintura de su chico con posesividad, pues Jimin le estaba poniendo más atención a ese alfa que a su propio alfa. Eso le despertaba un poco celos.
En pocas palabras Jackson le pidió disculpas a Jimin por nunca haberlo defendido cuando eran niños, en sí nunca lo había odiado, pero sus padres le habían metido ese pensamiento que el pelirubio no merecía nada en el mundo. Ahora estaban que no se separaban y Jungkook quería a su marido para él.
Un rizado aclarándose la garganta llamó la atención de todos. Se voltearon para ver a un alfa en el escenario.
—Bien... gracias por su atención. —sonrió el rizado acomodándose su cabello. —Primero quiero que le den un aplauso a los dos esposos. —señaló a los chicos, todos los presentes comenzaron a aplaudir y a silbar con una sonrisa. Jimin se sonrojó. —Quiero felicitarlos, por ser la pareja más hermosa que todos hemos presenciado, chicos, esto es para ustedes. —les guiñó un ojo.
Unos chicos se colocaron en posiciones con los instrumentos necesarios. Le pasaron un micrófono al pelirrojo antes de conectar todo el equipo y sonreír cómplice. Los palillos del baterista eran la señal para que iniciaran. La voz de Ho Seok invadió todo el salón.
—Si pudiera volar... volvería directo a casa contigo...—sonrió viendo a la pareja. Los animó a venir a la pista con su mano. —Pienso que quizás desista de todo si me lo pidieras...—continuó cantando. —Empezaré a bajar la guardia, justo ahora estoy indefenso...
Jungkook se puso de pie e hizo una reverencia, pidiendo la mano del omega. Jimin sonrió y encantado la tomó sólo para sentir como su alfa lo guiaba a la pista para poder bailar. Todos se hicieron a un lado, dejándoles espacio sólo para ellos dos. Cabía decir que la voz de Ho Seok era muy linda, por lo que ayudaba perfectamente al momento.
—Porque cuando estés solo... y olvides quién eres,
echaré de menos la mitad de mí, cuando estemos separados...—todos ponían atención a la pareja bailando, Jimin dejándose guiar por las manos de Jungkook en su cintura. —Pude sentir tu corazón en mis manos, lo siento ahora... estoy perdiendo el control de mi mente, lo siento ahora... sé que estoy perdiendo el tiempo y yo... espero que no huyas de mí...—terminó con una sonrisa.
Los ojos de Jimin liberaban lágrimas a más no poder, abrazando a su alfa con todo el cariño que le podía tener. Jungkook lo había salvado, él lo había amado y siempre estaría agradecido por eso. Sus labios conectaron como la señal para sellar ese trato, hasta el último día de sus vidas.
Y todo hubiera sido hermoso si el jadeo de las personas no se hubiera escuchado. Si Jimin no se hubiese comenzado a sentir mal y si la sangre que se escurría por sus piernas manchando su traje blanco no hubiera aparecido. Había roto la fuente.
Jungkook sintió su corazón comenzar a correr cuando el omega cayó en sus brazos sin fuerza en sus piernas.
—¡Llamen una ambulancia! —gritó alguien entre tanta gente. Jeon comenzó encaminar a su omega a la salida para llevarlo al hospital con el corazón en la boca.
Dolores estaban atacando las entrañas del pelirubio, con cada paso el omega gritaba de dolor y agonía. Su hijo exigía salir y el cuerpo de Jimin no estaba preparado para hacerlo. Las manos del alfa temblaban del miedo. Algunos alfas se habían acercado a ayudar mientras que todos veían con nervios la escena.
Muy en el fondo ellos sabían la verdad. El día había llegado, para el bebé y para Jimin.
Las sirenas comenzaron a sonar a lo lejos y Jungkook agradeció que fuera pronto. Ellos llegaron a la salida para esperar la ambulancia. Jimin lloraba, sentía su sistema como si se rompiese por dentro, como si tuviera una bomba creciendo cada vez, lista para explotar.
—Tranquilo amor, aquí estoy...—dijo Jungkook acariciando la mejilla del pelirubio, viendo con atención y dolor como se sostenía el vientre.
—Jungkook...—murmuró en medio del llanto.
—No hables mi amor, todo va a estar bien, no te preocupes.
—N-No... t-tengo que decirte...—dijo con dificultad, le estaba faltando el aire. —Y q-quiero decirte... las palabras que nunca dije desde el principio...—lo tomó de la mano y lo miró directo a los ojos, Jungkook también lloraba. —Y recuerdo todo... desde cuando éramos dos desconocidos...—sonrió en medio de tanto dolor.
La ambulancia llegó a tiempo y Jungkook pidió que instalaran todo lo necesario dentro. Jimin estaba en proceso de parto, llorando y con un dolor horrible en su cuerpo.
Sosteniendo la mano de Jungkook junto a la suya.
Los paramédicos hacía lo posible para ayudarlo, pero nada funcionaba, necesitaba una cesárea en ese momento. Jungkook lo miraba con tanto dolor, no podía irse, no el día de su boda. No el día que oficialmente él era Jeon Jimin. Jimin no perdía contacto visual con el amor de su vida, no perdía ese brillo en sus ojos, esa sonrisa rota en sus labios. Lo amaba, lo amó desde el primer momento que lo vio y no se arrepentía de nada.
"—T-Te amo pequeño...—lloró el alfa. —No me interesa de donde vengas o quién eras cuando no nos conocíamos, pero ahora eres Jimin, mi omega, el hombre que me tiene hechizado."
El omega llevó su mano a la mejilla de Jeon, recibiendo feliz su muerte, con la imagen de su alfa. Ya no era el rostro lloroso de Jungkook, sólo era su sonrisa, contra la puesta del sol en la playa, viéndolo sólo a él, apreciando cada rasgo de sus facciones. Al menos le dejaría un hijo.
—Cuídalo bien...—le susurró antes de cerrar sus ojos por completo, no aguantando el dolor.
Ni siquiera se dieron cuenta cuando ya estaban ingresando al hospital.
—Aquí estoy Jimin...—lloró el alfa con fuerza. —Estaré contigo desde la noche hasta el amanecer... bebé estoy justo aquí...—le acarició la mejilla, viendo que el rostro pálido del omega no respondía.
Entraron a la sala y fue como llevarse su alma junto al sonido que todos odiaban.
"Beee..."
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