Capítulo 82.
Jungkook pensaba que uno de los más grandes misterios de su vida sería intentar averiguar como Jimin lograba que su cuerpo entero temblara de felicidad con sólo una sonrisa. El alfa le tendió su regalo al omega y Jimin no pudo evitar derramar lágrimas; sus ojos estaban siendo empañados con esa agua salada que no podía controlar, se llevó sus manos a la cara para cubrir su rostro lloroso, Jeon sonrió conmovido.
Mucha ropa de niño estaba en la bolsa, ropa para su bebé. Además de eso, Jungkook mandó a grabar sus nombres en dos anillos de oro puro, los cuales iban a compartir el resto de sus vidas, Jimin iba a llevar el nombre de su alfa en el dedo, entonces Jungkook también. Dulces, muchos a decir verdad, una fotografía de ellos dos juntos bien decorada y bordada en el cuadro. Globos con mensajes como: "eres el amor de mi vida", "te amo", "eres mi razón de ser", entre otros mensajes. Pero lo mejor para el omega fue el collar que Jungkook le puso alrededor de su cuello. Era una "JJ" de adorno, el alfa se colocó una "PJ" en su propio pescuezo.
—Jungkook...—dijo sin saber exactamente qué decir. —Mi alfa... gracias por t-todo...—dijo uniendo su cuerpo con el del mayor en un abrazo sincero. Sollozos abandonando su boca y mientras que sus manos se aferraban con amor a la espalda del alfa. Jeon sonrió conmovido.
—Vamos a empezar a planear la boda...—sonrió el pelinegro levantando el mentón de Jimin. —No creas que te vas a librar de eso, pequeño listillo. —el omega dejó un beso casto en sus labios.
—Te amo. —dijo sintiendo como los pulgares del alfa secaban sus lágrimas. —Te amo Jungkook... te amo tanto que siento que mi pecho va a explotar en cualquier momento.
—Sentimos lo mismo mi vida. —sonrió y atrajo a Jimin. —Ahora salgamos a almorzar y luego vayamos a la playa.
—Y-Yo... uhm... n-no... no quiero que huelan tu celo...—dijo sin verlo, cubriéndose su mueca berrinchuda a los ojos del alfa.
—¿Eh? —cuestionó confundido. —¿Por qué?
—Sólo... no quiero... es un olor sólo para... mí.
Jeon no pudo evitar tomar a su chico para unir sus labios en un beso posesivo y dominante. Pegó su cuerpo junto al de Jimin dejando que el omega disfrutara del olor que emanaba de su cuerpo, pero no con la fuerza que lo hacía unas horas atrás. Park metió su nariz en el hueco del cuello del alfa y comenzó a dejar mordidas.
—Mío. —dijo el pelirubio contra la piel del hombre que le pertenecía.
—Míos. —repitió el alfa en plural jugando con el ombligo del chico que estaba al aire.
Continuaron besándose un buen rato. Jimin sonrió al ver otra erección en el alfa pero Jungkook se negó a continuar anudando en su omega. Por eso es que iban a ir a comer.
Jeon medio convenció al menor que el bloqueador de sol más el aroma a bosque de Jimin le ayudarían a cubrir su celo. Además, era sorprendente que casi no hubiera nadie en la playa, por lo que Park pudo estar tranquilo.
Cuando llegaron a un restaurante en forma de cabaña, Jungkook ordenó la especialidad de la casa mientras que Park pidió algo relacionado con mariscos. Unas langostas con acompañamientos. El omega que atendía asintió y llevó las ordenes viendo un poco más de la cuenta el abdomen del alfa, quien recibía el sol del día y su piel dorada relucía con los rayos del sol. Jungkook veía el panorama a lo largo de la playa distraídamente pensando en Jimin. Casual.
Su mente más que todo estaba llenada en dejarle un hermoso día a su omega. Trataba con todas sus fuerzas ignorar el hecho de que el bebé continuaba lastimando al pelirubio, agradecía que a veces lo lograba, y optaba por actuar como si nada pasara y disfrutar de los dos niños.
El sonido de las bebidas siendo puestas en la barra lo sacó de sus pensamientos. Sonrió al ver el hielo llenando el vaso, pues hacía calor, tomó la cerveza y la vació en dicho contenedor para poder beber.
Sus ojos buscaron los de Jimin, frunció el ceño al ver como su omega no dejaba de matar al camarero con la mirada, sosteniendo una gaseosa entre sus dedos.
—Oye. —llamó acariciando el muslo de Jimin. —¿Qué sucede?
—Que debiste usar camisa. ¡Te está mirando! —apuntó al omega que estaba en la cocina hablando con el chef.
—Jimin bebé, no exageres. —la mirada del pelirubio lo puso nervioso.
—Te come con la mirada. —dijo sin dejar de ver al omega que deseaba matar con sus manos.
—¿De qué te preocupas? Sólo Park Jimin puede ver lo que hay debajo de esta ropa. —sonrió al ver como el omega relajaba su espalda tensa. —Mi amor, no te enojes, mira ven aquí. —el mayor tomó la cintura del pelirubio y lo sentó en sus piernas.
Pronto el mesero se acercó a ellos sonriendo, pero al ver al pelirubio sobre las piernas del alfa, con la mano de Jungkook en la cintura de éste y sobre el vientre ajeno. Llenando de besos y mordiendo juguetonamente el lóbulo de la oreja del menor, ver como conectaban sus labios varias veces, le borró la sonrisa de inmediato. Ahora estaba un poco apenado por querer sonreírle al alfa de otro omega.
—Sus comidas...—dijo viendo como cachorro regañado a ambos varones. —¿Puedo ayudarles en algo más? —preguntó tratando de que su voz no sonara temblorosa y delatara cuan nervioso estaba por la mirada de Jungkook sobre él.
—Dejar de ver a mi alfa, sí. —gruñó Jimin viéndolo con recelo, Jungkook escupió la poca cerveza que había tomado.
—¡Jimin! —dijo entre enojado y sorprendido. —Lo lamento, estamos bien, gracias. —se apresuró a decir. El camarero asintió con las mejillas completamente rojas y se fue. Jeon vio como Jimin bajaba la mirada.
No podía creer que su omega llegara a ser tan irrespetuoso. Esto era merecedor de unas buenas nalgadas.
—Oh no Señorito, no vas a actuar así. —dijo Jungkook abrazándolo más fuerte. —Tienes que controlar esos celos porque de lo contrario...—un pequeño sollozo lo hizo callarse.
¿Qué? ¿Primero se enojaba y ahora lloraba? Jungkook sentía que estaba viviendo algo nuevo. La duda se le coló en la cabeza. ¿Acaso Jimin estaba sufriendo los famosos cambios hormonales? Jungkook recordó las ojeras de Ho Seok y quiso llorar.
—P-Pero te estaba v-viendo...—lloró acuchillando un trozo de langosta con el tenedor. —N-No conmigo enfrente...
—Jimin... ¿cómo si quiera piensas en que tengo ojos para alguien más que no seas tú? —acomodó un mechón de cabello de su chico tras su oreja viendo el recorrido de las lágrimas en las mejillas del pelirubio.
—Mi alfa es muy lindo... me puede cambiar...
—Já, ni muerto haría eso. Cuéntame otro chiste. —dijo un poco molesto por que Jimin creía que lo cambiaría.
Ahora que lo tenía no iba a dejarlo ir. Jimin no lo sabía, pero si todo salía bien, si su bebé nacía y ambos sobrevivían, su idea era tener al menos cinco hijos. Quería procrear con Jimin cuanto más pudiera, quería dejar una linda descendencia, un futuro a sus hijos, los que algún día heredarían la empresa Jeon Army. El japonés estaba muy equivocado si creía que escaparía de sus manos.
Comieron en medio de besos y caricias. Jimin decidió ignorar al camarero que a veces llegaba a ofrecerles algo o a petición de alguno por más bebidas y marcar territorio. Jungkook le parecía extremadamente tierno pero innecesario los celos del menor. Una vez que terminaron, el alfa pagó la cuenta y se fue entrelazando su mano con la de Jimin hacia la arena.
En un lugar un tanto apartado. Jungkook se sentó y atrajo al pelirubio para que se metiera entre sus piernas. Acostándose en su pecho y disfrutando del mar como en la noche anterior. Jimin sintió como la piel del mayor estaba caliente, pero no necesariamente por el sol, pues hace rato había bajado un poco. Ambos estaban en sus trajes de baño, con el torso desnudo al igual que sus pies. El omega dejó caer su cabeza sobre el hombro del alfa, usándolo como almohada. Jungkook le había dado unos lentes de sol junto al regalo, por lo que ahora los estaba usando. Tenía sus piernas estiradas, casi alzando las de Jeon mientras que veía el anillo sobre su dedo anular. Ese mismo anillo que el pelinegro le dio junto a su propuesta en el parque.
Era dorado como el oro, en su circunferencia estaba el nombre completo del alfa.
Lo acarició con cariño y buscó el pecho del mayor para dejar un beso sobre sus pectorales.
—¿Cómo quieres que se llame? —dijo viéndolo a los ojos. Jungkook sonrió y acarició su ombligo.
—Si es niña... me gusta el nombre Young Mi. —sonrió de forma divertida.
—¿Y si es niño? —preguntó trazando círculos alrededor de los botones oscuros del alfa. —Podemos ponerle tu nombre.
—¿Jungkook? —dijo no muy convencido.
—Jungkook. —sonrió el omega. —Suena lindo.
—¿No te gusta Leo? —dijo acostándose completamente sobre la arena y disfrutando sobre las caricias del omega sobre su piel.
—En la escuela le harán chistes. —hizo un puchero. —Le dirán: "¿Cómo te llamas?" nuestro hijo dirá: "Leo" y los niños se reirán diciendo: "¿Qué lees?"
Jungkook frunció el ceño.
—¿De dónde sacas todo eso? —dijo viéndolo a los ojos.
—Déjame, es la verdad. ¿Te gusta Hwan? —el mayor negó. —¿Jeong? ¿Seok? ¿Yong?
—No sirves para esto mi rey. —se burló con diversión.
—Tú no ayudas.
—¿Qué dices sobre ponerle... Min Kook? —Jimin se mordió el labio inferior.
—¿Min Kook?
—Piénsalo, nuestros nombre juntos. Jeon Min Kook
—Si a ti te gusta por mí está bien. —sonrió con un rubor en sus mejillas.
Sus labios se volvieron a conocer, la lengua del alfa acariciaba la del omega con amor. Sus brazos rodeaban con posesión al pelirubio mientras que Jimin le acariciaba la mejilla. Tuvo que romper el beso al sentir un bulto formarse. Le guiñó un ojo al mayor fallando en el intento y cerrando ambos párpados.
Luego se enderezó y gateó hasta quedar en los pies de su alfa y comenzar a jugar con la arena, haciendo castillos sobre Jungkook.
Miró divertido como el pene de Jungkook comenzaba a salirse por debajo de su pantaloneta y el mayor trataba de calmarse. Jungkook era suyo y de nadie más, Jungkook lo amaba como a nadie más, Jungkook era el dueño de sus pensamientos, sentimientos y corazón. Era el padre del hijo que estaba esperando. Y él bueno, era la razón de ser para el alfa.
El tiempo pasó entre juegos de parte del menor; Jimin escondía los pies de Jungkook bajo la arena tratando de formar algún castillo, pero luego venía el mayor y movía sus dedos derrumbando la arena y haciendo que el omega tuviera que empezar de nuevo. Jungkook se entretenía tomando el sol y riendo de las muecas del pelirubio cada que le destrozaba un castillo. La tarde pasó así, eran sólo ellos dos, viendo el horizonte, disfrutando un poco de los lujos que podían permitirse. Jimin se rindió una vez más que el alfa le destrozó el castillo y se lanzó al cuerpo de Jungkook.
—Eres malvado. —dijo con un puchero.
Jeon sonrió y dejó a Jimin acostarse sobre la arena. Sus labios volvieron a unirse, sintiendo como en segundos sus corazones perdían el ritmo de palpitación. El alfa se puso de pie, haciendo lo mismo con Jimin.
Y cuando los orbes del omega encontraron los de su alfa, no pudo evitar que unas lágrimas se formaran en sus ojos. Su sueño se estaba cumpliendo; Jungkook estaba frente a él, tapándole el sol para tener una mejor vista de sus ojos mientras que los rayos relucían contra la piel dorada de sus hombros. La sonrisa del pelinegro era más que suficiente para que el omega estuviera feliz, saber que él era la razón le removía a su omega de felicidad.
Grabó cada detalle del rostro de su alfa, jurando que iba a mantener ese lindo recuerdo por siempre, hasta el día de su muerte.
—Jeon Jungkook, te amo como a nadie en el mundo.
—Park Jimin. —sonrió repitiendo. —También te amo como a nadie en el planeta.
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