Capítulo 77.


Al día siguiente, la familia Jeon se alistó como todos los días para un nuevo día de trabajo. Jungkook se estaba acomodando el traje frente al espejo. Se terminó de acomodar la corbata y prosiguió a buscar la colonia. Abrió el armario lleno de joyas y tomó la que olía más dulce. Hoy tendría a su omega de vuelta sí o sí.

Un solo día sin Jimin a su lado y ya estaba volviéndose loco. Le había ordenado a Yoon Gi que llevara a su pelirubio a la empresa. Una vez listo se fue hacia afuera. Subió a su auto y se fue a la empresa detrás del de sus padres, sólo que ellos tenían que pasar a dejar a los chicos a la escuela, por lo que él llegaría primero. 

El típico tránsito de la mañana ya se acumulaba en la carretera, el alfa no podía pensar nada más que en su pareja. No podía estar lejos de Jimin por mucho tiempo.

Solo esperaba que el pelirubio no lo odiara, tenía esa sensación en el pecho desde que se fue ayer en la noche.



♦♦♦



Jimin se despertó lentamente. Se frotó los ojos con el puño, como un niño pequeño. Frunció el ceño al ver que la habitación no era la de él. ¿Qué diablos sucedía? ¿Por qué su alfa no estaba en la misma cama, abrazándolo y haciéndole el amor mañanero? Oh, ese pensamiento le hizo recordar todo. 

Llevó su mano a su vientre instintivamente y acarició la piel de la zona. Dejó salir un suspiro. Jungkook había rechazado su hijo, recordar todo lo que había pasado le partía el corazón, por eso decidió pretender que nada había ocurrido. Al menos por ahora. 

Se quitó las sábanas de encima, salió del cuarto en busca del baño y de Yoon Gi. Cuando vio la puerta del baño, la abrió con la mirada en el suelo, justo cuando alzó la vista, deseó nunca haberlo hecho.

Había un hombre que no era su primo ahí metido, desnudo, secándose el cabello mientras lo veía con una ceja alzada. Lo reconoció al instante, era el alfa de Yoon Gi. ¡Mierda! El fuego no tardó en recorrer sus mejillas, se volteó rápidamente y salió corriendo hacia afuera, pero justo cuando dobló chocó con Yoon Gi. El omega también tenía su cabello húmedo y se sobaba la frente por el golpe. Quería decir que... oh carajo. Los cachetes del pelirubio no podían estar más rojos, quiso esconderse bajo una roca.

-Jimin, buenos días. ¿Cómo amaneciste? -sonrió el omega, su mandíbula calló al suelo al ver que Nam Joon salía del baño con la toalla en la cintura. -Mierda.

-Tu amigo no tocó, lo siento. -dijo el alfa. -Espero que disfrutaras, eso no se va a volver a repetir.

Un mini gruñido salió de los labios de Yoon Gi. No hacía Jimin, si no hacia su alfa. Nam Joon le guiñó un ojo y se fue a la habitación para vestirse. De cierta forma no le importaba que lo hubiera visto desnudo, se trataba de Jimin, y por muy feo que sonara, al pelirubio no le gustaría saber que él también había visto a Jeon desnudo, no por preferencia, sólo porque su jefe lo obligaba a mamársela cuando estaba estresado, ese era un dato que ninguno de los dos les interesaría saber y recordar. Pero si hubiese sido otro omega que hubiera visto a su alfa, lo mataría.

-N-No quise, lo siento. -dijo Jimin con vergüenza y nervios.

-Ay no te preocupes Minnie, a los alfas le faltan neuronas. -dijo lo suficientemente alto para que el mayor escuchara. -Ven, ven, hay que desayunar. ¿Qué se te antoja? Hay tocino, pan, jamón. Puedo hacerte un sándwich.

-¿Y la Señora Min? -dijo ya menos avergonzado.

-Ella consiguió un trabajo de medio tiempo en una repostería, pero esta semana es por la mañana. Así que se fue temprano.

-Ya veo... el tocino está bien. -sonrió y caminó a la nevera, la abrió y buscó algo de fresco de naranja. Yoon Gi sonrió al ver la confianza que había adquirido, ya no era ese omega con miedo hasta de su propia sombra.

-Jimin, ¿qué sucedió con Jungkook? -dijo de repente. El omega suspiró y cerró la nevera. Su mirada bajó a sus pies, alzó su mano para acariciar su vientre bajo la camisa.

-Suga...-dijo en un susurro. -Estoy embarazado de mi alfa. -dijo con una sonrisa y lágrimas formándose en sus ojos.

-Ay Jimin... ay Jimin ay Jimin... ¡muchas felicidades! -el corazón del omega estaba corriendo. No perdió tiempo en ir hacia donde el pelirubio y abrazarlo con todas sus fuerzas. Jimin le devolvió el abrazo. De todos modos llevaba necesitando uno desde hace mucho.

-Tengo...-murmuró Jimin. -Tengo embarazo de alto riesgo. -y sintió el cuerpo del pelirosa tensarse. -Y Jungkook quiere que aborte al bebé.

Se separó del omega poco a poco. Su mirada cambió a una de pena, la cosa estaba difícil. Yoon Gi le acarició la espalda cuando las lágrimas de Jimin lo traicionaron y rodaban una tras otra sobre sus mejillas.

-¿Y tú qué quieres? -dijo bajito. Llevó un mechón de cabello de Jimin que sobresalía por detrás de su oreja.

-Quiero tenerlo Suga, es un hijo de Jungkook, es lo que más quiero en el mundo, él estaba muy emocionado con esto, pero cuando le dieron la noticia fue peor, ve a nuestro bebé como una amenaza, la razón por la que me vine fue porque su animal se salió de control. Quería deshacerse de mi hijo. Y-Yo entiendo que tiene miedo, yo también lo tengo, estoy poniendo mi vida en peligro, mi hijo está creciendo muy rápido y eso me va a llegar a matar...

-No digas eso. -lo cortó Min de inmediato. -Nunca, en tu vida, digas eso.

-No lo voy a desechar como si fuera algo de todos los días. Él no tiene la culpa, nosotros tampoco, pero si el bebé tiene que nacer, yo no soy nadie para impedirlo.

La situación estaba peor que resolver un crucigrama. Peor que un dilema o un código secreto para adivinar. Desgraciadamente no se podía tener ambos. Yoon Gi quería decirle que él también estaba esperando un hijo de su alfa, pero se sintió un poco mal por lo que Jimin llegara a pensar a ver que él estaba pasando un proceso muy complicado y él estaba sano. No era justo, así que como siempre, cerró la boca.

-Vas a contar conmigo para lo que sea, ¿oíste? -dijo acariciando la espalda de Jimin. -Aquí voy a estar.

-También yo. -una tercera voz salió detrás de ellos, se voltearon para ver a un alfa vestido con un traje. -No te conozco, pero eres amigo de mi chico, con eso basta para que me caigas bien. -sonrió Nam Joon. -Y si Suga te quiere mucho, supongo que debo comenzar a hacerlo también.

Y Jimin volvía a sentir ese ambiente familiar rodeándolo, sonrió y les agradeció de la forma más sincera que pudo. Los tres se sentaron a desayunar hasta que Yoon Gi volvió a hablar.

-Jimin, lamento esto, pero tengo que llevarte a la empresa por orden de Jungkook. -el pelirubio asintió sin siquiera importarle, de todos modos, también quería ver a su alfa.

Gracias al cielo Jimin no era un omega rencoroso.

Luego de tomar una ducha salió vestido sólo para encontrarse con Nam Joon y Yoon Gi abrazados. Ver como el alfa lo acariciaba y veía con un brillo inigualable en sus ojos le hizo recordar a su pelinegro. Lo extrañaba dolorosamente, aunque haya pasado sólo una noche, su cuerpo añoraba sentir las manos de Jungkook acariciándolo, sus labios besándolo, sus brazos abrazándolo, su voz diciéndole que lo ama. 

Desvió la mirada cuando Yoon Gi cruzó su mirada con él. Ambos varones ya estaban listos para otro día de trabajo. Jimin sólo tenía que colocarse sus zapatos y estarían listos para partir.

Cuarenta minutos más tarde se encontraban en la empresa Jeon Army. Nam Joon venía entrelazando manos con su chico, viendo con advertencia a los alfas que a veces se les quedaban viendo mucho. Y Jimin venía al lado de Yoon Gi. Todas las chicas brincaron a saludar al pelirubio, lo detuvieron como quince minutos para poder preguntarle cómo había estado, si ya la boda estaba lista, muchas cosas que el omega respondía sin necesidad de detalles pero con educación. 

Yoon Gi regañó a sus compañeras antes de tomar el brazo del pelirubio y guiarlo a su oficina. No pudieron ni sentarse cuando una llamada llegó al teléfono de Min, como era de esperarse, de su jefe. Rodó su dedo en la pantalla y contestó.

-Buenos días Señor. -dijo con respeto.

-Buenos días Suga, ¿cómo amaneciste? -el omega abrió los ojos confuso y miró el teléfono como si fuera el demonio en persona. ¿Desde cuándo mierdas Jungkook era así de educado con él?

-B-Bien... ¿y usted Señor? -Jimin estaba mirando por la ventana, Nam Joon gruñó, sí, estaba celoso de la forma en la que su omega tenía que llamar a su jefe.

-Igual o bueno, eso intento. -suspiró a través de la línea. -Trajiste a... ¿trajiste a mi cachorro? -y el omega juró que la voz del alfa estaba más que débil. Miró a Jimin, preguntándose cómo había logrado que Jungkook se mostrara tan vulnerable por su culpa.

-Sí...

-¿Podrías traerlo? -pidió bajito. Asintió y se volteó a Jimin.

-Vamos para allá jefe. -dijo con una sonrisa. Colgó y miró al otro omega. -Jimin, tu alfa te reclama. -dijo divertido, sacándole una sonrisa al omega por primera vez en el día.

Salieron hasta el quinto piso en busca del pelirubio. Jimin iba viendo el suelo, Yoon Gi trataba de darle comentarios de apoyo moral para que no se entristeciera. En menos de lo que pensaban estaban frente a las puertas de cristal pertenecientes a la oficina del alfa, viendo las dos enormes iniciales de platino pegadas en cada puerta. Tocó levemente antes de entrar con Jimin detrás. El alfa estaba de pie, viendo por la ventana, sin dirigirles la mirada. Yoon Gi miró al pelirubio y asintió antes de volver a salir.

El silencio se hizo presente junto a la tensión. Jimin suspiró y caminó hasta donde estaba la figura del alfa. No tardó en rodear la cintura del mayor con sus brazos. Los músculos de Jeon se relajaron bajo su tacto. Se volteó para poder abrazar a su omega.

En el momento que sus ojos se conectaron, pudieron ver lo destruidos que estaban. No por ellos, si no por la situación en la que estaban pasando. Jeon tenía los ojos empapados en lágrimas y un tanto hinchados. No era fácil ver como el amor de tu vida muere poco a poco mientras que quieren tener a su pequeño. La vida era muy injusta.

Mucho menos hablar cuando los labios de Jungkook reclamaron los del pelirubio. Las piernas del omega flaquearon y se aferró al cuello de su alfa. Sus labios se movían en una sincronía lenta, con inocencia, nada de dominación o sumisión. 

Era sólo un beso tierno, uno donde se mostraban lo que sentían sin necesidad de palabras. Sus pulmones podían volver a respirar y sus corazones a latir. No fueron necesarias las palabras por todo el rato donde se besaron, donde Jungkook abrazaba su cintura con posesión, como si Jimin lo fuera a dejar, besaba al omega con un toque de arrepentimiento. 

Ninguno abría sus ojos para ver como el otro lloraba, estaban concentrados en los labios ajenos, sus lenguas conociéndose de vez en cuando como si fueran dos desconocidos. Nunca, en lo que llevaban de relación, sintieron esa hermosa aura donde mostraban todos sus sentimientos sin tener que decir nada. Tomó la barbilla de Jimin, separándose luego de un largo rato en busca de aire, lo miró directo a los ojos y pegó sus frentes, cerrando los ojos.

-Perdóname...-dijo contra los labios de su omega. -Mi amor... perdóname...-y sus dedos tantearon el vientre de Jimin, como con cierta inseguridad. -Minnie... l-lo lamento...

Jimin tomó la mano de Jungkook, alzó su camisa y la dejó reposando en su estómago, haciendo contacto con su piel. Abrazó a su alfa sin decir nada. El pulgar de Jeon acariciaba su ombligo mientras dejaba besos en su cabello.

-Vamos a tenerlo, ¿sí? -Jimin lo miró a los ojos. -Vamos a tener a nuestro cachorrito. Si eso te hace feliz, puedo soportarlo.

-Te amo. -esa fue la respuesta del omega.

-Yo te amo más. -sonrió. -Los amo a los dos, son todo para mí. Entiende que estoy asustado, Jimin, eres lo mejor que tengo y no quisiera perderte.

-Pero yo también quiero un hijo tuyo. Es nuestro bebé...

-Lo sé amor. -el alfa cargó a Jimin hasta el sofá. -Lamento perder el control, no pude hacer nada...

-No importa, olvidémoslo. -dijo buscando más caricias del alfa. -¿Jungkook? -susurró con la voz baja.

-¿Sí?

-Sea lo que sea que vaya a pasar, no olvides que eres mi alfa y que te amo como a nadie en este planeta. ¿De acuerdo? No quiero que olvides lo afortunado que soy por tenerte.

El alfa asintió. Abrazó a Jimin con amor y lo besó otro buen rato. Pero... ¿por qué sus labios sabían a despedida...?

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