Capítulo 76.
Los doctores salieron de la sala donde hace al menos una hora y media entró Min Ho. Jin se estaba mordiendo el puño con preocupación, se puso de pie y fue hasta donde lo que suponía, era un beta. El alfa tuvo que bajar su mirada para poder verlo a los ojos. Sólo sabía que la mirada del doctor no le daba un buen sentimiento.
-¿Cómo está mi omega? -dijo con los nervios hasta el tope. -Necesito saberlo.
Entonces el doctor sonrió y lo miró a los ojos.
-¿Por qué no se lo pregunta usted mismo? -dijo con una sonrisa. Jin sintió un escalofrío placentero recorrerle la espalda. Asintió frenéticamente y entró al cuarto.
Y nunca, jamás, en su vida, había amado el hecho de ver a Min Ho. El menor estaba sosteniendo un pequeño cachorro en sus brazos. Una bata cubriendo su cuerpo y lágrimas recorriendo sus mejillas mientras acariciaba el labio del pequeño con sus dedos. Había quedado hecho mierda.
La cesárea fue como si lo hubiesen atropellado y luego pisado por un grupo de niños. Pero había valido la pena, estaba sosteniendo a su hijo, había esperado tanto para este momento. Miró a su alfa que estaba petrificado en la entrada, con lágrimas amenazando salir de sus ojos.
Jin se acercó poco a poco, oliendo en el aire la esencia de un nuevo cachorro. Min Ho atrajo más a su hijo a su cuerpo y bajó la mirada al suelo cuando Kim los miraba con una expresión que no sabía cómo describir.
El miedo lo invadió un milisegundo cuando el alfa quiso tocar a su pequeño. En ese momento el omega no sentía desde su cintura hasta sus pies. Tenía poca fuerza en los brazos y su pequeño estaba sobre su vientre adolorido.
Las palabras estaban atoradas en la garganta del alfa. Sólo podía ver al niño con los ojos bien abiertos, quizás empañados por las lágrimas que quería liberarse.
-Oye...-dijo con la voz baja y aguda. -Estoy aquí...
Min Ho lo miró con un sonrojo en sus mejillas. Miró como su alfa se sentaba a su lado, sin dejar de ver al pequeño. Los ojos de Jin miraron a Min Ho con una mirada suplicante, pidiéndole permiso para poder cargar al niño. Con algo de inseguridad el omega cedió. Pronto las enormes manos del alfa estaban sosteniendo a su hijo. Kim lo analizó completo, el omega no se perdía ninguna reacción del castaño.
El pulgar del alfa delineó la mejilla del cachorro. Jin no dejaba de sonreír como un idiota. Min Ho podía ver su hilera de dientes perfecta. Luego observó como su alfa abrazaba al pequeño; llorando mientras que dejaba besos en las mejillas regordetas del niño.
-Hola mi pequeño...-dijo el alfa. -He estado esperando mucho tiempo para poder conocerte...
Min Ho acarició la mejilla del castaño. Jin se acercó a su omega y unió sus labios con amor y cariño. Sentir como el menor le correspondía hacía que pudiera volver a respirar con tranquilidad. No hubiera podido afrontar una mala noticia. Al menos ya todo había pasado. Ahora lo que les quedaba era disfrutar a su hijo.
♦♦♦
Yoon Gi miró como Jimin dormía tranquilamente en su cama. Suspiró y se rascó la nuca para salir del cuarto. El omega se había llevado la sorpresa de que el pelirubio llegar en la noche con dos juegos de ropa. Claramente le había preguntado qué sucedió, pero el otro omega sólo se echaba a llorar, así que no lo presionaba. Por fin había caído dormido. La Señora Min estaba en lo más profundo de sus sueños. Yoon Gi salió del cuarto y cerró la puerta detrás de él, cuando se volteó se llevó la sorpresa de su alfa mirándolo desde el inicio del pasillo. Nam Joon estaba sin camisa y con un short nada más. El omega caminó hasta él con la mirada en el suelo.
-Lo siento...-dijo en un susurro bajo la mirada demandante de Nam Joon. El problema no era que Jimin llegara en la noche, si no que Yoon Gi tuvo que irse de los brazos del mayor para atender a Jimin.
Y es que el alfa le había dejado en claro cuánto le molestaba despertar sin su omega. Se había levantado buscando el calor de Yoon Gi y no encontró nada.
-T-Tuve que atender a Jimin... l-lamento no haberte avisado...
-Ven aquí. -dijo serio. Yoon Gi bajó la mirada al suelo e hizo lo que le indicó.
Nam Joon lo guío hasta la sala. Se sentó en el sofá y atrajo a su chico hacia él. Yoon Gi lo miraba nervioso, las veces en las que su alfa se ponía serio le daba cierto temor. Sintió los brazos kilométricos del mayor rodeando su cintura y unos besitos en su mandíbula. Colocó la mano en el pecho del alfa sintiendo su piel, tersa y hermosa, trazando círculos en ella.
-Tenemos solo tres reglas en la cama, ¿Cuáles son? -dijo acariciando el muslo de Yoon Gi.
-Llamarte alfa cuando hacemos el amor, abrazarnos cuando dormimos y no irme de tu lado cuando duermes a menos de que te avise.
-Ese es mi chico. -sonrió el alfa. -No importa que me despiertes, es mejor que despertar sin ti en mis brazos.
-Lo siento...
-¿Qué sucede con el omega del jefe? -dijo poniendo su mano sobre el vientre de Yoon Gi, éste se tensó. Pues aún no le daba la noticia a su alfa.
-No lo sé... no me lo dijo... sólo lloraba y lloraba.
Nam Joon frunció el ceño. Era muy extraño todo. Sus ojos se encontraron con los del omega. Lentamente se acercó a los labios del menor y los unió en un beso. Yoon Gi lo abrazó con cariño y se dejó llevar por esos labios. La forma en la que su cuerpo se relajó le comprobó al alfa sus sospechas. Se separó a duras penas mientras que veía la mueca de confusión del omega.
-¿No piensas decirme? -preguntó con un tono suave. Los nervios comenzaron a atacar al pelirosa.
-¿Q-Qué cosa? -trató de fingir.
-Algo te tiene mal, algo te estás guardando y no quieres decirme. ¿Qué sucede Suga? ¿Estás...? -y el corazón del chico no podía latir más rápido. -¿Estás tratando de d-dejarme?
-¿Eh? -dijo confundido. -¿Por qué haría eso? -lo miró con cierto enojo. Tan solo pensar que su alfa, al único hombre que le había aceptado su nudo, creía que lo engañaba, le daba cólera.
-Estás distante, últimamente te quedas callado si no hablo. Ya no me besas como antes, ahora parece que andas con cierta inseguridad cuando estás conmigo. N-No puedo evitar pensar que ya no me quieres...
Y sí, ese era un punto para el alfa, Yoon Gi no podía negarle nada. Bajó la mirada, viendo su abdomen y el vientre del alfa desnudo. Las manos de Kim lo acariciaban con ternura y reconforte. Quería transmitirle a su chico que podía confiar en él sin importar qué.
-Yo nunca haría la estupidez de alejarte de mi lado, porque te amo. -dijo sin verlo. -Y quiero amarte de la misma forma en la que tú haces conmigo.
Nam Joon tragó saliva sonoramente. Miró con atención como Yoon Gi lo miraba con los ojos llenos de lágrimas.
-Tranquilo... yo te amo, nunca voy a dejarte, no ahora que encontré a mi omega. -dijo acariciando la mejilla de Min.
-Sé que lo haces, pero...-se mordió el labio inferior. -No te preocupes, todo viene a su tiempo. Jamás vuelvas a pensar que quiero dejarte, ¿bien? -dijo con una sonrisa. Sorbió su nariz y besó la del alfa.
-Siempre voy a estar aquí para ti. -y unió sus labios con los del omega. -Supongo que ahora tenemos que hacer el amor.
-Que romántico me saliste. -rio con diversión. -A menos que quieras que mamá te saque a escobazos, no creo que podamos. Debes portarte bien, ¿ya olvidaste que casi nos mata cuando te vio salir sin camisa de mi cuarto? Mejor nos acurrucamos.
-Podemos acurrucarnos mientras estoy en tu interior. -besó juguetonamente sus labios. -Eso no se vale, ese día no hicimos nada.
-No trates de combatir la mente de un adulto. -dijo rodando los ojos. -Además...-se sonrojó violentamente. -Sabes como grito... no podemos, sólo en tu departamento.
-Bien, pero eso no significa que no me puedas ayudar con tu boca. -dijo abrazándolo y cargándolo a la habitación. Cerró la puerta y se deshizo de toda su ropa.
Yoon Gi sonrió y negó. Amaba cuando el alfa se ponía en modo descarado. Quizás sí aprovecharon el resto de la noche para meterse entre sus piernas y disfrutar del caramelo que el alfa tenía solo para él.
♦♦♦
-Sólo dilo Jungkook. -dijo Sun Hee viéndolo preocupada. El alfa lloró más fuerte.
La omega suspiró y acarició el cabello de su hijo. Por la puerta entró Chung Hee con un helado. Jungkook lo miró sin dejar de llorar, preguntándole con la mirada lo que su boca no podía decir. Su padre fue quien llevó en auto a Jimin hasta la casa de Yoon Gi a petición del pelirubio. Jungkook le había rogado que se quedara con él, pero el miedo dominaba el cuerpo del omega en ese momento que sólo pudo negar muchas veces. Chung He asintió y le dio el helado.
-No quiere decir...-le dijo Sun Hee a su esposo. -No podemos forzarlo a hablar.
-Jungkook, hijo, dinos que pasó. -sonrió Chung Hee al ver a su hijo tratando de lamer el helado. -Vamos campeón, tu lindo cachorro se fue triste. Dinos qué pasó.
-¡No ayudas! -se quejó Sun Hee.
Justo cuando el alfa iba a protestar, la voz de Jungkook los interrumpió. Ambos adultos pusieron hasta el último pelo de atención en él.
-M-Mi Jimin... él... él está mal...-dijo con la voz quebrada.
-¿Qué tiene Jimin? -preguntó la omega con cautela.
-Mi omega tiene embarazo de alto riesgo... no quiero perderlo, no ahora...-y las lágrimas volvieron a traicionarlo.
Como todos los demás, tanto el omega como el alfa se quedaron en shock. No sabían qué decir. Ya medio iban entendiendo el asunto. Les partía el corazón ver a su hijo así, peor saber que el pobre de Jimin estaba sufriendo. Entonces Jungkook había tenido un ataque contra el pequeño. Las piezas iban encajando, mas no sabían cómo ayudar en esta situación.
-Le dije que iba a pagar una operación para que lo abortara... yo no quiero perder la razón de mis sonrisas, no quiero perder mi alma gemela...-se sorbió la nariz. -Pero se negó a toda costa.
Saber lo fiera que se había puesto Jimin acerca de su hijo les hizo sonreír.
-No puedes quitarle el cachorro a su madre Jungkook...
-Es hombre.
-Bah, tú entendiste, el punto es que no puedes pedirle eso a Jimin, menos si el niño es tuyo.
-Entendemos por lo que estás pasando hijo, pero hay decisiones que debemos tomar, y si Jimin lo quiere tener, deberás afrontarlo. -habló Chung Hee amargamente. -Mañana hablarás con él, lo apoyarás a pesar de todo y dejarás que el tiempo haga lo que tenga que hacer.
Jungkook estaba en desacuerdo con las palabras de su padre, sin embargo prefirió quedarse callado. Por un lado no quería ver morir lentamente a su omega, pero por otro no quería que Jimin lo alejara de esto. No ahora, su corazón dolía con solo la idea de que tenía que resignarse, que Jimin lo dejara era peor que un disparo al corazón.
No le quedaba de otra más que respetar la decisión del amor de su vida.
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