Capítulo 74.


-U-Usted acaba de decir que el bebé está bien...-dijo Jungkook tratando de analizar las palabras que la doctora había dicho. Sus manos temblaban.

¿Cómo que Jimin tenía embarazo de alto riesgo?

-El bebé está bien. Sin embargo, Jimin no lo está. Su hombre tiene dos meses de embarazo en este momento.

-Imposible... nosotros hemos tenido relaciones en dos meses y nunca... nunca me había rechazado el nudo...

-Eso pasa cuando el bebé es muy grande para el poco tiempo que tiene de formarse. Su cuerpo no asimila que el bebé está creciendo porque en su organismo no sucede nada. Cuando te aceptó el nudo, su cuerpo ya reconoció al bebé. Señor Jeon... si Jimin continúa con el embarazo... puede llegar a perder la vida...

-¡No! -gritó con lágrimas comenzando a asomarse. Fuera del consultorio se había escuchado el grito del alfa.

-Por favor tranquilícese...

-Escúcheme bien...-la miró amenazante. -Mi omega va a tener a mi cachorro, van a estar bien, yo los voy a cuidar.

-Es Jimin o el bebé...-dijo la doctora.

-Si no quiere que termine con una demanda, cierre la maldita boca. -Jungkook ya no podía dejar de llorar. -Jimin va a estar bien y va a tener a mi cachorro. ¿Entiende? No voy a dejar que nada les pase.

-No puede ir contra la naturaleza...

-¡Cierre la boca! -dijo golpeando la pared. La doctora ni se inmuto, ya había pasado por estas situaciones antes. Odiaba dar ese tipo de noticias, el niño casi nunca sobrevivía.

La seguridad entró en el cuarto. Se acercaron al alfa para poder tomarlo de los brazos y alejarlo de la beta. Jungkook estaba perdiendo el control, veía a la doctora como si fuera una presa que matar. Jimin no podía estar corriendo peligro, él estaba bien, su chico era fuerte. Su cachorro iba a nacer y ellos iban a ser muy felices.

Sacaron al pelinegro de la habitación. Jungkook se soltó de mala manera de las manos de esos tipos, que eran alfas de casualidad. Odiaba que trataran de ejercer dominio sobre él. Caminó hasta la recepción donde varias personas lo veían, pero sólo le importaba la mirada de Jimin. Su chico estaba preocupado y no sabía qué hacer para calmar a su alfa. Cuando llegó al cuerpo del pelirubio, estiró su mano en silencio, Jimin la tomó sin dejar de mirarlo preocupado. No pudo pasar por alto el recorrido de lágrimas que caían sobre las mejillas del alfa.

Salieron del hospital y se subieron al auto. El omega estaba nervioso, el olor a tristeza que emanaba el alfa lo estaba preocupando. Pero también tenía miedo de preguntar. Había escuchado los gritos de Jungkook en el consultorio, cosa que le asustó y preocupó mucho. 

No sabía qué hacer, su alfa estaba llorando, le apretaba el pecho verlo así. En pocos minutos se encontraría llorando junto al mayor.

-¿A-Alfa? -dijo en un susurro.

La voz de Jimin fue el detonante para que el pelinegro se lanzara a su chico y lo abrazara con todas sus fuerzas. Park le acariciaba el cabello tratando de tranquilizarlo. Los brazos de Jungkook temblaban sobre su cuerpo. Tomó el rostro del alfa y comenzó a dejar caricias, besitos llenos de cariño y limpió el recorrido donde el agua salada había dejado evidencia.

-Jimin... ¿s-sabes que te amo, verdad? -dijo con la voz un tanto quebrada.

-Lo sé alfa. -dijo rápidamente dejando un beso en su mejilla. Jungkook lo abrazó más fuerte, viendo a su chico con dolor.

-Sabes que haría cualquier cosa para protegerte... ¿no es así? -Jimin asintió sin dudarlo. -Si te pidiera algo sería porque es por tu bien, ¿lo sabes? -dijo acariciando la mejilla de su omega.

Las palabras del alfa sólo lograban confundir más a Jimin. Apretó los labios y asintió bajando la mirada. Jungkook no quería, él quería tener a ambos, pero no se podía. Su cachorro o su cachorrito estaban en juego. Y perder a Jimin lo mataría en todos los sentidos de la palabra. Por alguna razón que el pelirubio desconocía, el beso que compartieron era amargo, su alfa no dejaba esa tristeza de lado y él no podía estar más confundido.

Una vez que llegaron a casa, ellos se quedaron acostados en la cama. Jimin le brindaba amor a su alfa, estaba encima de su cuerpo, acariciando sus tatuajes, sus labios, incluso sus mejillas antes de dejar besos castos sobre éstos. Jungkook sólo lo abrazaba, tratando de no seguir derramando lágrimas, ya se había calmado un poco pero el dolor continuaba ahí.

Y no se iría en al menos un buen tiempo.

La enorme mano del alfa se colocó en el vientre de su omega. Su parte humana amaba a su hijo, por otro lado, su animal interior estaba comenzando a odiar el feto que Jimin tenía. ¿Cómo se supone que un alfa deba reaccionar si le están haciendo daño a su omega? ¡Y nadie tenía la culpa! ¡Jimin no tenía la culpa, Jungkook tampoco y el bebé menos! Era algo que se estaba saliendo de sus manos.

Pero tenía que tomar una decisión pronto.




♦♦♦




Mucho, pero mucho tiempo había pasado desde que Jin se llevó a Min Ho a su casa. Había que admitir que el omega al principio estaba un poco asustado de que en algún momento el alfa perdiera el control. Pero no, Kim se había comportado como un total caballero desde que lo trajo a su mansión, exactamente hace tres meses y medio. 

El omega no trabajaba, sólo se quedaba en la mansión del alfa todo el día, quizás ayudando a la empleada a limpiar o cocinando. Ufff, Jin le había comprado kilos de comida, frutas, verduras, incluso dulces por si llegaba a antojarse. Pero se podía decir que su vida llevaba un buen camino; ya que estaba viviendo como un rey. Además, el omega estaba en las últimas de su embarazo.

Su estómago era enorme, ya se había acostumbrado a sentir las fuertes patadas de su hijo. Jin siempre que lo veía luego de un día de trabajo corría a abrazarlo y acariciar su estómago por al menos una hora. En todo el tiempo que llevaban juntos el omega había dejado que Kim le hiciera el amor una vez. Le divertía secretamente ver como el alfa se aguantaba su frustración sexual sólo por él. 

Era común que Jin caminara con una erección todo el tiempo, cada que se duchaban, dormían o estaban en la piscina. Min Ho sólo se reía, bueno, a veces sí atendía a su alfa, bajándole la calentura con su mano. El punto es que sólo una vez habían tenido relaciones.

-Quiero pastel de chocolate. -dijo con un puchero.

Pero le cansaba sólo el hecho de pensar que tenía que preparar todo. Así que sí, se resignó a comerlo. Terminó de lavar uso platos y se fue a sentar al sofá, encendió la televisión y buscó algún programa emocionante.

Media hora después, la puerta principal se abrió y de ahí salió un alfa con su traje y su portafolio. Jin sonrió cuando sus ojos encontraron los del omega y caminó hasta donde estaba. Se agachó a la altura de los labios de Min con un puchero, el menor le besó los labios con un lindo sonrojo. Kim se dio el gusto de besarlo más de una vez.

-Te extrañé. -dijo acariciando su mejilla.

-Yo también. -sonrió viendo esos mieles que amaba. Jin se acostó a lo largo del sillón en el que Min Ho estaba.

Una vez que se acomodó llevó sus manos al estómago del omega como de costumbre. Min Ho amaba la forma en la que las enormes manos de su alfa abarcaban casi todo su vientre. Jin pasó la nariz por la piel dura donde estaba su hijo con una sonrisa. Dejó varios besos en el lugar y acarició las caderas del menor.

-¿Dónde está mi pequeño? -dijo con voz juguetona. La patadita que sintió hizo que sus ojos brillaran de amor y emoción. -¿Está escondido? No lo encuentro. -volvió a hablar. Otras dos pataditas se sintieron.

-Jin...-dijo con un leve dolor en la voz.

-Lo siento amor. -se disculpó. -Sabes que amo la forma en la que me reconoce.

El omega sólo sonrió. Acariciaba el cabello castaño del alfa mientras que lo veía jugando con su vientre. Pero un dolor se instaló en su vientre, un dolo que lo hizo gritar, alarmando al alfa. Jin se movió rápidamente, sus ojos llenos de preocupación. Min Ho sintió otra punzada, a este punto ya estaba llorando. Miró a su alfa con miedo. Trató de ponerse de pie, solo para llevarse con la sorpresa de que el sofá estaba totalmente mojado. Sangre y agua saliendo de su entrada.

Su hijo estaba listo para venir al mundo.

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