Capítulo 67.
Hyun mantenía un brazo alrededor del cuello del omega y otro tapando su boca. Jimin no dejaba de llorar. Miró con sus ojos al alfa que le dio la vida. Young Mi lo miraba sin expresión alguna, el omega no sabía cómo reaccionar a aquello, se quedó quieto viendo la figura de su madre; había cambiado un poco, ya no tenía el pelo tan largo, ahora sólo le llegaba a los hombros. Lo miraba como si todavía no se creyera que su hijo estaba frente a sus ojos, además de que podía ver todo el sufrimiento reflejado en los ojos del castaño, muchas veces se preguntó ella misma cómo estaría su hijo, pero terminaba importándole una mierda y ahora ahí lo tenía. Feromonas de miedo llenando el auto.
—Escúchame bien, mierda. —dijo Hyun en el oído de Jimin. —¿Sí eres tú el que se va a casar con el imbécil de Jeon Jungkook?
Jimin asintió contra su voluntad.
—Perfecto. —sonrió el alfa. Young Mi no decía nada, sólo los veía desde el asiento delantero. —Necesitamos largarnos para Japón, Jimin. Y tu alfa es lo único que nos lo impide.
El omega lo escuchaba con atención. Tratando de calmar sus propios llantos. Joder, la mano del alfa hacía tanta presión que estaba seguro de que cuando la quitara de su boca quedaría una buena marca.
—Así que esto es simple. Hay un contrato a nuestro nombre, los Lee. —dijo el alfa, los recuerdos de como sus padres decidieron conservar ese apellido sólo por el hecho de que los avergonzaba que él llevara el apellido Park llegó a su mente. —Vas a hacer que ese estúpido alfa lo apruebe.
Jimin negó repetidas veces, él jamás iba a traicionar a Jungkook. No mientras estuviera vivo. Trató de liberarse una vez más, pero lo único que logró es que el alfa le diera un golpe en su cabeza, dejando una fea sensación. Las lágrimas caían sobre la mano de Hyun, cosa que le daba asco, pero no dejaría que Jimin hablara.
—Sabía que ibas a negarte. —dijo el alfa. —No me dejas otro remedio que usar la fuerza.
Una pistola Calibre 45 fue puesta en la cien del omega. Jimin sintió un metal en su cabeza y lloró más fuerte al escuchar como el arma era cargada. Sentía que en cualquier momento se iba a desmayar del miedo y no podía, a menos si quería salir sano y salvo de ésta. Sus débiles manos no dejaban de aferrarse al brazo de ese alfa, como si fuera lo único de lo que pudiera salvarse.
—Escucha bien, pedazo de porquería. —Hyun puso la pistola en la frente de Jimin. —Vas a ingeniártelas para que Jeon apruebe nuestro contrato, nos dé el dinero y nos larguemos de esta mugre de país. Y si no, asume las consecuencias. ¿No querrás que tu alfa reciba un balazo en la cabeza, verdad? —sonrió con cinismo. —Puedo colarme muy fácilmente en esa empresa e ir a la oficina de ese estúpido alfa, y cuando menos se lo espere, caerá muerto en el suelo.
Jimin lloraba a un volumen ya muy alto. Con sólo imaginarse a su alfa siendo lastimado le rompía el corazón. Sabía que su padre era capaz de hacer eso y mucho más, no podía dejar que por su culpa su alfa pagara las consecuencias.
—¿Te quedó claro? —preguntó una última vez el alfa. Jimin asintió frenéticamente. —Bien.
Hyun dejó libre el cuerpo del omega para abrir la puerta y salir. Tomó a Jimin del cabello, sacandole un gemido de dolor, recordando los castigos que le brindaban cuando era joven. Lo sacó violentamente del auto y lo hizo mirarlo a los ojos.
—Me entero de que intentaste algo fuera del plan y te mato a ti también. —dijo con odio antes de alzar la mano y estrellar el mango de la pistola en el rostro del omega, haciendo que se cayera al suelo tomando de su mejilla.
Unos momentos más tarde, Hyun entró por el asiento de copiloto antes de que Young Mi arrancara el auto y se fueran de ahí, dejando al omega en medio de la carretera llorando y con el labio sangrando.
♦♦♦
—Sé que dicen que es bueno hacerlo cuando estás embarazado pero... ¿estás seguro Tae? —Ho Seok vio el cuerpo desnudo de su omega, un sonrojo en sus mejillas.
Tae Hyung era como ver a un pequeño oso gordito. Solía tener las caderas curveadas y una figura un tanto delgada. Ahora su estómago estaba bastante crecido y tenía el doble de trasero, cosa que había despertado cierta obsesión al alfa por tomarlo, cada vez que veía a Tae Hyung, sus manos picaban por agarrar esas pompas bien rellenas.
El omega desvió la mirada avergonzado, abrió más las piernas para darle a entender a su alfa que estaba bien. El pelirrojo suspiró y sonrió al ver lo tierno que su platinado se veía mordiéndose el puño y con una erección. Ho Seok se acercó para comenzar a dejar besos por su muslo, recorriendo con sus enormes manos las piernas del omega. Tae Hyung se mordió el labio inferior cuando su alfa tomó su erección al mismo tiempo que sentía los labios de éste en su estómago.
Ya los bebés reconocían la voz de su padre. Sólo que el menor nunca diría en voz alta el dolor que sentía cuando lo pateaban cerca de las costillas. Siempre que Ho Seok le hablaba a su panza era como tener una pelea de leones dentro de él, el hecho de que fueran dos no ayudaba. El omega se agotaba por todo, tenía constantes dolores de espalda y muchas nauseas. El embarazo lo tenía muy sensible, siempre le pedía a su alfa mucha comida chatarra y luego dulces y después frutas para terminar llorando en los brazos de Ho Seok por ser un comelón sin control y rogándole a su alfa para que no lo dejara.
Sí, el pobre alfa sufría los cambios de humor constantes de Tae Hyung.
—Hola mis amores. —dijo Ho Seok besando la panza del platinado. —Papi está aquí...
Tae Hyung cerró los ojos en una mueca de dolor cuando sintió una patada. Ho Seok colocó su mejilla en donde estaban sus hijos, unos segundos más tarde sintió como la piel de Tae Hyung se abultaba y, fuera lo que fuera; una mano o un pie, sobresalía para poder sentirlo. Dejó escapar un gemido de felicidad.
—H-Ho Seok...—dijo Tae Hyung acariciando los cabellos de su alfa. —Por favor...
Kim asintió y besó los labios de Tae Hyung con cariño. Alineó su erección en el trasero del omega, pasó su glande y ambos gimieron, hacía al menos dos semanas que ellos no hacían el amor por los cambios en el autoestima del omega, además de los vómitos y los efectos del chico, al final Tae Hyung quedaba sin energía para nada. Sólo que ese día había amanecido deseando a su alfa en su interior. Ho Seok pues... no estaba seguro de la idea pero de cierta manera extrañaba la sensación de sus cuerpos unidos.
—Si te duele o sientes algo raro no dudes en decirme TaeTae. —dijo empujando sus caderas levemente metiendo el resto de su pene con cuidado. Tae Hyung gimió bajito.
Oh mierda, sí, ellos estaban necesitando eso desde hace mucho tiempo. Ho Seok abrazaba el cuerpo de su chico mientras que Tae Hyung trataba inútilmente de mover sus caderas. El alfa lo besó con cariño y comenzó con las embestidas profundas y suaves. Tae Hyung podía sentir como sus niños jugaban, sonrió, Ho Seok los había despertado de sus sueños y ahora estaban inquietos.
La boca del pequeño se abría formando una perfecta "o" cuando los testículos del alfa pegaban contra sus nalgas. Se dio el lujo de acariciar el pecho del rizado, delineando cada pectoral y apretando sus paredes para poder sentirlo mejor. Luego de unos minutos de acción se detuvieron recuperando el aire, el trozo de carne que Tae Hyung tanto amaba continuaba en su interior mientras que Ho Seok acariciaba su vientre. No podía esconder la sonrisa que se asomaba cada vez que sentía un movimiento.
Tae Hyung buscó su abrazo cuando el pelirrojo comenzó con las embestidas un poco más rápidas, anunciando que estaba cerca del orgasmo. Besó sus labios conforme sentía cada vez más el pene del mayor abriendo paso a través de su conducto.
—Te amo TaeTae. —dijo Ho Seok acomodando unos mechones de cabello, dio una última estocada y salió antes de que su pene se hinchara.
Se dio el gusto de correrse en el rostro de Tae Hyung, viendo como su omega lo tomaba de la erección ya hinchada y daba lamidas sacando hasta la última gota de semen. Los brazos del alfa se debilitaron y tuvo que sostenerse del colchón. Sonrió y acarició el cabello de Tae Hyung, quien no dejaba de lamer su potente erección.2
—Goloso. —dijo cuando el omega gimió al separarse, su pene estaba delicado.
—Te amo Hobi. —dijo Tae Hyung acariciando la mejilla del alfa con cariño. —Mucho.
♦♦♦
Jungkook estacionó su auto en el garaje. Suspiró con cansancio, joder, como la había pasado mal hoy. Primero su chico se desmaya, luego los socios de América vienen de improviso a joder las pelotas y peor, Jimin sollozando del miedo. Su día fue, en una palabra, pésimo. Todo el rato no pudo sacarse de la mente a Jimin, ese maldito sentimiento de que algo no estaba bien no se había ido. No siquiera incluso cuando ya estaba en su casa y Park lo estaba esperando adentro. ¿No es así?
Bajó del auto y caminó hasta la entrada, que era la parte trasera de la cocina. Miró a su familia viendo televisión y sonrió al ver a su madre acurrucada en el pecho de su padre, comiendo uvas. Les dio un rápido saludo y luego se fue hacia las escaleras. Hizo su trayecto hasta la habitación que compartía con su hombre, abrió la puerta sin encontrar a su pelirubio, frunció el ceño unos instantes antes de escuchar el agua de la ducha. Caminó hasta ahí y abrió la puerta viendo como el omega se lavaba el cuerpo lentamente y como el vapor nublaba un poco la vista. ¿Acompañarlo o no? Pfff, eso ni se preguntaba. Se deshizo de su ropa en cuestión de segundos, se quitó las medias para luego lanzarlas a la cesta de ropa sucia. Sintió un escalofrío cuando sus pies descalzos pisaron el mármol, por lo que se apresuró a meterse junto a Jimin.
Vio como el omega se sobresaltó por escuchar la puerta abrirse. Jimin quitó un poco de agua de sus ojos solo para encontrarse con el hombre que tanto amaba viéndolo con una sonrisa.
—Hola mi rey. —dijo el alfa, el castaño no dudó en lanzarse a sus brazos. Jungkook le rodeó la cintura atrayendolo a su cuerpo y besando sus labios con cariño. —Te extrañé.
Le pareció extraño que Jimin no le contestara. El omega continuaba refugiado en su pecho, recibiendo el agua tibia en su espalda. El menor no contestaba, simplemente aferraba sus brazos a la espalda del mayor. Jungkook le acarició la suya y abrazó más al omega cuando lo sintió temblar bajo su cuerpo.
—¿Jimin? —dijo confuso, los orbes del omega encontraron sus oceánicos.
—Háblame de los Lee...
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