Capítulo 5.
Yoon Gi miraba con atención como Jimin comía de su sopa con rapidez pero a la misma vez con delicadeza. El pelirubio sentía la gloria, hace mucho que no probaba una buena sopa, ahora se sentía mejor, ya no tenía frío, ni hambre, incluso se sentía con energía. Había tomado una ducha caliente, por lo cual ya no olía tan mal y el ojimiel le había prestado algo de ropa. ¡También había podido cepillar sus dientes! Ya no estaban llenos de sarro y eso le daba una sensación placentera al omega. La madre del ojimiel lo miraba con ternura.
—Jimin, eres muy lindo. ¿Cómo terminaste en las calles? —preguntó la Señora mirándolo con atención, no entendía como ese niño había terminado en ese estado.
El pelirubio la miró con sus ojos cafés imperfectos, la Señora era una omega. Dejó de comer unos segundos bajando la mirada, la Señora Min se arrepintió de haber preguntado.
—No me gusta recordar la historia, pero todo empezó porque soy un omega. —habló con la mirada triste.
—Tranquilo, no tienes que decirnos si no te sientes cómodo. —dijo Suga sonriéndole para transmitirle confianza. Todo tenía sentido, con solo el hecho de ser un omega ya estaba jodido.
—Nosotros también estuvimos en la calle ¿verdad Yoon Gi? Fueron dos días. —habló con una amarga sonrisa al recordarlo. Jimin la miró.
—Yo llevo tres años. —dijo y luego bebió un poco del caldo de la sopa, la Señora Min casi escupe lo que tenía en su boca del asombro.
—Ay mi niño...—dijo en un susurro. —¿Cuántos años tienes? —su mirada era de total preocupación.
—Mamá...—dijo Suga en un tono algo duro para que su madre no molestara a Jimin.
—Sí, lo siento. —la omega bajó la mirada.
—Está bien. —sonrió Jimin, no veía nada de malo en conocerlos más, al fin y al cabo, lo habían sacado de la calle. —Tengo dieciocho.
Suga lo miró asombrado. ¡No parecía! Siempre pensó que el niño rondaba los dieciséis o algo por el estilo. Quizás porque sus facciones lo hacían ver un poco más joven, sus mejillas estaban un poco hundidas, sus brazos casi sin músculos. Al menos su cuerpo no estaba en huesos.
—Soy dos años mayor que tú. —le dijo Min y lo miró sorprendido.
—¿Tienes veinte? —dijo el castaño mirándolo.
—Casi los veintiuno. Los cumplo en dos meses. —susurró. Suga también estaba en una pijama. Comiendo al lado de Jimin.
—¿Tú cuándo los cumples? —preguntó la Señora Min. Jimin le sonrió.
—El trece de octubre. —dijo en un susurro.
—Falta mucho, pero recuérdame para poder hacer un pastel. —contestó emocionada.
Jimin asintió energéticamente. Los dos familiares lo miraron con ternura.
♦♦♦
—¿Jimin? —Suga lo miró y viceversa. Ya habían llenado sus estómagos, ahora estaban en el cuarto del ojimiel, tratando de dormir.
"Recuerda comprar una cama para Jimin." Se hizo la nota mental viendo al otro omega.
—¿Qué piensas sobre los alfas? —preguntó en un susurro.
Jimin se quedó mirando al techo pensativo.
—Creo que son un poco instintivos. —dijo inocente. —Otros son malos, otros buenos. —se encogió de hombros. —Igual siempre me he preguntado cómo sería tener uno.
"La santísima omega" pensó Suga. Tenía una oportunidad de conservar su empleo frente a sus ojos. Pero... ¿y si Jimin no aceptaba? Tenía miedo de asustarlo. El pobre chico apenas llevaba un día con él.
Pero su necesidad era grande. "¿Qué hago, qué hago?" se repetía en su cabeza cada segundo.
—¿Sabes quién es Jeon Jungkook? —preguntó cerrando los ojos, se iba a arrepentir de esto.
Ya no había vuelta atrás.
—Sí. —afirmó. —Es un alfa empresario más conocido de esta ciudad.
Suga se mordió la lengua.
—¿Quisieras... ser su omega? —y los ojos de Jimin lo miraron.
♦♦♦
7:00 a.m.
Jungkook iba caminando hacia su oficina. Todos los trabajadores estaban ya en sus puestos comenzando otro día laboral. Miró a sus alrededores.
Hasta hoy tenía tiempo Yoon Gi para traerle un omega.
Decidido, se dirigió hacia el tercer piso para buscar la oficina de su asistente. En el trayecto le llegó una llamada. Rodó los ojos con fastidio cuando vio que se trataba de Jin. Atendió la llamada con todas las intenciones de putear al alfa.
—Antes de que digas algo, escúchame. —habló Jin. Jungkook apretó los puños, ósea, tras de que lo llamaba, ¿lo interrumpía sus maldiciones hacia él? Incomprensible.
—¿Qué putas? —dijo en tono enojado sin dejar de caminar.
—Mira, sé que soy un poco impulsivo, pero está en nuestra naturaleza. Lamento reaccionar así ese día, y... estuve pensando que... quizás los dos podríamos... compartir roles....—Jungkook se dio un tortazo en la frente con la palma de su mano.
—Eres un masoquista de primera. —escupió las palabras. —Yo no quiero nada que tenga que ver contigo.
Escuchó a Jin gruñir.
—¿Sabes? Puedo hablar con la prensa y decir sobre el beso que compartimos en París. —amenazó.
—¿Nos besamos? —dijo Jungkook confundido. No recuerda haberle cedido ni un solo casto beso al alfa.
—No, pero podría arruinarte.
—Oh por el alfa. ¡Me voy a quedar sin empresa y dinero porque le vas a decir una mentira a la prensa! No hay ninguna foto idiota. —dijo Jungkook con la voz cargada de burla y dramatizando que le importaba.
—No me voy a rendir, Jungkook. —dijo enojado. —Seré tu alfa cueste lo que cueste.
—Y yo tendré a Zayn Malik entre mis piernas cuando eso pase. —ironizó. —Déjame en paz de una vez. —dijo antes de colgar sin esperar respuesta.
El alfa retomó su camino. Divisó con la vista la oficina de su asistente, el cual se le podía ver sentado en su escritorio desde afuera. Caminó hasta llegar a la puerta, la abrió sin tocar o pedir permiso mirando como su omega asistente hablaba animadamente con un chico.
Sus miradas se conectaron. Lo primero que los ojos del alfa vieron fueron un par de rubís mieles, mieles con pequeños toques destellos verdes. Un olor se coló por sus fosas nasales, era un omega. El chico era pelirubio, estaba vestido con un traje elegante, como el que portaba el alfa. Lo analizó desde sus pies hasta su cabeza, poniendo incómodo al omega. Sonrió coqueto y se acercó.
—¿Es él? —preguntó el pelinegro provocando que el corazón del pelirubio se disparara.
—S-Sí...—murmuró Suga mirando como Jungkook se deshacía en nervios.
Jimin iba a hablar pero justo en el momento apareció Mariel, una beta que trabajaba con el grupo de chicas.
—Señor Jeon, su madre lo anda buscando, salió una conferencia de repente y lo necesitan en la sala tres. —habló con respeto y luego dejó la oficina.
Yoon Gi miró nervioso a su jefe y luego a su amigo.
—Bien hecho. —felicitó a su asistente.
Jungkook se volteó y tomó a Jimin de la barbilla para alzar su rostro y darle un beso en los labios, su instinto alfa lo obligó a tomarlo de la cintura y lamer su labio inferior antes de separarse.
—Cuando termine la conferencia haz que suba a mi oficina. —ordenó Jeon. Suga lo miró anonadado por lo que acababa de presenciar.
Asintió energéticamente.
Jungkook se volteó una vez más hacia el rubio y dejó otro beso rápido en sus labios, un pico que le dejó un cosquilleo al omega.
Jimin se llevó las manos a la boca, cubriéndola sin poder creer que un alfa acababa de besarlo.
Su rostro se coloró desde sus mejillas hasta sus orejas por la vergüenza y la sorpresa.
—Creo que... le gustaste...—dijo Suga tan impresionado como el rubio.
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Las amoo <3
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