Capítulo 38.
Las luces del bar estaban apuntando a todas las direcciones. Había mucha gente ahí dentro, omegas bailando sobre la pista, alfas drogándose hasta la inconciencia, betas, de todo un poco. Jungkook estaba en la barra, era su quita cerveza y se podía decir que estaba un poco ebrio. Nadie se acercaba a hablarle por ahora, era sólo él y la bebida, su mente era una completa tortura.
Los recuerdos de Jimin no se iban a ningún lado, absolutamente todo era tan jodido, su alfa interior estaba llorando, pero su parte humana no dejaba derramar ni una sola lágrima.
Recordar los ojos opacados del omega le hería, sabía que había hecho mal con gritarle, pero fue algo que se le salió de las manos, el enojo de que Jimin le mintiera fue tal que llegó a hacer lo que hizo unas horas atrás.
Suspiró amargamente y se terminó la cerveza, pidiéndole al joven beta que le trajera otra.
El chico lo hizo sin protestar y le pasó la sustancia llena de alcohol. El alfa lo llevó a su boca sin vacilación y dio un profundo trago. La pregunta de Jungkook era: ¿Por qué? No entendía, sí admitía que estaba molesto por lo acontecido, odiaba que le ocultaran cosas, Suga y Jimin lo habían engañado.
Quería decir que entonces Jimin no era familiar del omega. Porque si venía de las calles, entonces debieron conocerse tiempo atrás, y si fueran familia, Jimin ni siquiera se hubiera molestado en ocultarle nada. Aunque era lógico, ellos dos no tenían rasgos similares. Apretó los puños del enojo, ¿cuánto más le habrían ocultado?
Un omega de las calles, Jungkook solo se imaginaba cosas desagradables con sólo pensar en eso. Pero las palabras de Jimin le dejaron un claro sentimiento de culpa.
Al alfa le era fácil abrir la boca porque nunca en su vida pasó ninguna necesidad, de lo contrario, en su vida siempre tuvo lo que quiso. Por eso era el imbécil que es ahora. Nunca pasó hambre, nunca se preocupó por dinero, ni menos que lo miraran con desprecio porque él era un alfa empresario muy importante. Muchas personas morían por estar con Jeon Jungkook por lo mismo, el pelinegro podía ofrecer mucho.
Y en su vida jamás estuvo enamorado como lo estaba de Jimin. Con solo cerrar los ojos lo primero que su mente proyectaba era el omega sonriendo, la mirada inocente que siempre tenía, sus hermosos dientes, su cabello suave, sus ronquidos cuando duerme, el brillo de sus ojos cuando lo ve luego de un largo día de trabajo. No, no se iba a permitir llorar ahí, donde las personas estaban follando prácticamente con ropa.
Dio otro trago.
Pronto sintió unas manos en su cintura y se giró lentamente por el efecto del alcohol.
—Nunca esperé encontrarte aquí. —Jungkook miró como Jin se sentaba a su lado sin quitar la mano de su cintura.
Rodó los ojos molesto y se removió quitándose la asquerosa mano del alfa.
—No estoy de humor Jin. —dijo tratando de sonar enojado, pero su voz delataba lo herido que estaba. Jin sonrió, era la oportunidad perfecta para él.
—Tranquilo Jungkook, sólo quiero beber algo contigo. —dijo con una sonrisa.
—Yo no quiero, estoy perfectamente solo aquí como para que me vengas a estorbar. —dijo enojado. Quería estar solo, Jimin era el que opacaba su cabeza.
El alfa lo ignoró y pidió una bebida cargada de alcohol. Pronto estaba bebiendo con Jungkook, el pelinegro le hablaba, bebería está última cerveza y se iría de ahí para no tener que verle la cara. Duró unos minutos, Jeon odiaba que Jin no le apartara los ojos de él.
—Bien, pedazo de inútil, gracias por venirme a cagar la noche y...
—Voy a tener un hijo, Jungkook. —soltó Jin de repente. El alfa se le quedó mirando asombrado. Jin iba a tener un hijo y eso eran buenas noticias, el alfa lo iba a dejar en paz.
—Vaya... ¿por qué no me sorprende? —sonrió con burla. —Al menos ya tienes a alguien con quien tener una vida.
—¿Y tú no? —Jin bebió del trago. —Si más no recuerdo me dijiste que tenías un "hermoso omega" —musitó haciendo las comillas con sus dedos.
Jungkook sintió una ráfaga de dolor al recordarlo, joder, añoraba con todas sus fuerzas ir a abrazar a Jimin, porque no importa lo que haya pasado, él seguía amándolo, amaba al pelirubio sobre todas las cosas. Jin aprovechó ver lo vulnerable que estaba para tomar al pelinegro de la cintura y acercarlo a su cuerpo.
—Ohh... ¿pasó algo entre ustedes? —preguntó fingiendo pena, oh sí, había soñado con tener a Jeon así por mucho tiempo.
—N-Nada...—dijo Jungkook, puso sus manos sobre las del castaño para tratar de alejarse pero su fuerza estaba casi nula. Jin lo atrajo de forma que quedara entre sus piernas.
—Los omegas hombres son unos traidores...—susurró Jin en el oído de Jungkook. El alfa le ponía atención. —Dejémoslos atrás Jungkook... puedo darte mucho, podemos ser felices sin la necesidad de omegas inútiles. —ronroneó el castaño.
Jungkook escuchaba todo sin decir palabra alguna. Miró a Jin y el alfa le sonrió. Kim fue acercando sus labios a los del otro alfa. Al ver que Jeon no hacía nada, sonrió y se acercó más, estaba a unos milímetros de los labios ajenos.
Pero Jungkook se apartó bruscamente antes de que los labios de Jin conectaran los suyos. Empujó al alfa haciendo que se cayera al suelo, llamando la atención de muchas personas.
—Yo amo a Jimin, amo a mi omega. No soy como tú, que siempre serás un perro arrastrado en busca de un amor que no te corresponde. —gruñó enojado. El silencio llenaba el bar y Jungkook se fue hacia la salida.
Juraba que algún día mataría a Jin. Lo odiaba tanto.
Llegó a su auto y abrió la puerta para entrar. Suspiró un momento, tenía que volver a casa, y ver a Jimin. Eso le alegraba a su alfa interior pero sin duda su parte racional no sabía qué hacer.
¿Debería de hacer lo que creía correcto?
♦♦♦
Jimin estaba en el suelo acostado, no dejaba de llorar. Le dolía el corazón. Sus lágrimas eran absorbidas por la almohada que tenía con él, y sus temblores los soportaba la cobija. Se había jurado nunca dormir en esa cama a menos que fuera con su alfa. Así que ahí estaba, como un cachorro abandonado, llorando y en espera de su dueño, con todo apagado.
La familia Jeon había detectado el aroma a tristeza del omega. No entendían qué sucedía, Sun Hee y Chung Hee habían llamado millones de veces a su hijo para ver dónde estaba, pero ninguna de todas las ocasiones contestó.
Las sirvientas no habían dicho nada al respecto de los fuertes gritos que escucharon en la tarde cuando el alfa llegó con el pelirubio entre brazos. Y por último los chicos no sabían nada.
Jimin no había abandonado el cuarto por la simple razón de que el olor de Jungkook estaba ahí, y le gustaba pensar que la almohada a la que estaba abrazando era el cuerpo de su alfa, que Jungkook continuaba ahí para él, amándolo. Como si nada hubiera pasado, pero era inevitable, dolía, dolía mucho para el omega, pero al fin y al cabo necesitaba a su alfa con él.
Sollozos salían de sus labios sandías.
—Q-Quiero a mi alfa...—lloró con dolor.
—Ya llegué. —la voz de Jungkook lo sobresaltó. Vio la puerta abierta y a un pelinegro en la entrada. Por estar llorando no se dio cuenta cuando la puerta estaba siendo abierta.
Jimin lo miró con miedo y felicidad.
—Entra a la cama. —dijo Jungkook comenzando a quitarse la ropa.
El omega asintió sin dejar de llorar. Se metió a su lado de la cama, sin dejar de mirar al alfa. Jungkook dejó salir un suspiro cansado.
Tan solo unos segundos bastaron para que el mayor se lanzara a los brazos de Jimin y lo abrazara, permitiéndose a sí mismo dejar salir sus propias lágrimas. El omega se aferró a él con fuerza, tratando de calmar su llanto. Acarició el cabello del alfa, sintiendo las lágrimas de Jungkook rodar por su cuello.
Ambos se necesitaban, ambos estaban heridos de una forma u otra. Jeon buscó con desespero los labios que tanto amaba para unirlos en un beso lleno de amor, se transmitían tanto cariño, tanto afecto con el roce de sus labios que demostraba perfectamente, cuánto se amaban, sólo ellos se entendían.
Jimin sintió como Jungkook lo tomaba de la barbilla y lo hacía verlo a los ojos. Los mieles de Jimin liberaban el agua que contenía dentro, mientras que los ojos de Jungkook brillaban por las gotas que salían sin parar, haciéndolos ver opacados por un color rojizo.
—T-Te amo pequeño...—lloró el alfa. —No me interesa de donde vengas o quién eras cuando no nos conocíamos, pero ahora eres Jimin, mi omega, el hombre que me tiene hechizado. —las tibias gotas de agua caían sobre las mejillas del omega, combinándose con las suyas propias.
—A-Alfa...
—Lo siento, lo siento, lo siento...—decía el mayor aferrándose al cuerpo del omega. —Eres lo mejor que tengo, no quiero que eso cambie...
Las palabras del alfa iban reconstruyendo de apoco el corazón del omega. Los labios de Jungkook no dejaban de reclamar los de Jimin, eran su droga, eran el sedante que podían calmarlo, quitarle cualquier dolor y hacerlo desear más.
—Te amo Jungkook. —dijo el chico. —Te amo tanto...
—Yo más Jimin... mierda no sabes cuánto...
Sus pechos se ensanchaban, ya podían volver a respirar. Ya podían tenerse mutuamente, podían demostrarse lo que significaban para el otro.
Y quién diría, que un hombre que lo tiene todo, caería por otro que no tiene nada. El amor se presenta en muchas maneras, no hay que sorprenderse o enojarse de cómo la vida decida dárnoslo.
Pasaron horas besándose, horas donde los dos terminaron sin ropa y donde un alfa le hacía el amor a un omega. Su omega, eso era lo que existía entre ellos, amor.
No tenían sexo, ellos hacían el amor, no se besaban, se transmitían amor, no se querían, se amaban. Y nadie podía cambiar eso, aunque pocos se daban cuenta de lo que realmente sentían.
Jungkook abrazaba a Jimin mientras que sus caderas se impulsaban lentamente, se hundía en el omega una y otra vez, sus labios no se despegaban por nada del mundo. Algunas lágrimas continuaban cayendo, pero eran lágrimas de felicidad. Sus partes animales se regocijaban al mismo tiempo que sus cuerpos permanecían unidos.
—Jimin... quiero que...—gimió Jungkook al sentir el orgasmo formarse. —Quiero que aceptes mi nudo...
Jimin no dudó en asentir. Eso ni siquiera tenía que preguntarlo.
Abrió los ojos cuando sintió al alfa correrse en su interior, al mismo tiempo que el pene de Jungkook se hinchaba en su interior. Mordió su labio inferior cuando un dolor se instaló en su trasero y miró a su alfa. Quería guardar la imagen de su hombre cuando estaban compartiendo algo tan íntimo de una relación.
La mirada de Jungkook reflejaba amor. Mientras el alfa por nada cambiaría lo que sentía por Jimin. Él lo amaba.
Y estaba seguro que así sería por mucho tiempo más.
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