Capítulo 35.


Ahora estaban ambos chicos acostados. Jimin se había quedado dormido hace rato mientras que Jungkook lo abrazaba. El alfa tenía los ojos abiertos, estaba pensando acerca de todo un poco. Quería saber todo del omega pero dadas las circunstancias no pudo preguntar, ni siquiera le había podido dar su regalo. 

Miró las facciones del pelirubio durmiendo. Jimin era tan hermoso, incluso dormido. Se veía tan indefenso, como si necesitara protección. El tan sólo verlo le removía el estómago en un sentimiento de no querer alejarlo.

Mejor se llevaría a su omega a la empresa mañana. Jimin podía ser una buena compañía. Dejó un beso en los labios del chico, sonrió cuando el omega se removía buscando más, aún dormido sabía que se trataba de su alfa. Otro besito y el mayor cerró los ojos para poder dormir un poco.





♦♦♦






Jimin abrió sus ojos para encontrarse con un alfa sonriendo.

—Estas son las mañanitas...—cantó Jungkook. —Que cantaba el rey David...—el corazón de Jimin comenzó a correr con fuerza cuando escuchó la voz del alfa cantando, era perfecta.

—Alfa...—sonrió apenado el pequeño.

Jungkook plantó un sonoro beso en la mejilla del pelirubio.

—Buenos días mi rey. —dijo Jeon acariciando la mejilla de su omega con su nariz, como si fuera un cachorro. —Hay que levantarnos.

—¿Por qué? —dijo haciendo un puchero, quería quedarse con su hombre en la cama.

—Tengo que trabajar bebé. Y quiero que me acompañes. —besó la frente del omega. —Además...—tomó la barbilla de Jimin y lo hizo verlo a los ojos. —Tú y yo, tenemos una conversación pendiente.

La respiración del menor comenzó a irregularse. Sintió sus ojos aguarse y el alfa lo miró alarmado.

—Oye, oye... Jimin, ¿qué sucede? —dijo Jungkook confuso.

—Alfa...

—Sí, aquí estoy mi rey... no te preocupes, no pasa nada...—dijo abrazándolo. Jimin se refugió en su pecho desnudo y poco a poco se fue calmando.

El alfa decidió mantenerse callado, no quería alterar más a su omega. Le acarició la espalda unos momentos y besó su cabello y partes de su rostro varias veces, susurrándole lo hermoso que era, que él nunca lo dejaría.

Cuando el omega estuvo más calmado, Jungkook lo besó en los labios. Jimin le correspondió y acarició el pelo negro del alfa. El instinto del mayor nunca había sentido una sensación igual cuando comenzó a rascarle detrás de las orejas. Gruñó de placer y se subió sobre el cuerpo del pelirubio sin despegarse de esas gloriosas manos.

—Jimin...—dijo con un ronroneo. —Hay que d-ducharnos...—murmuró Jungkook. Dio un último suspiro cuando Park alejó su mano.

Jungkook quitó la cobija que los cubría y se puso de pie. Jimin mentiría si dijera que no amaba el cuerpo de su alfa. Lo vio desde arriba hacia abajo, sonrojándose al darse cuenta de que el mayor hacía lo mismo. Jungkook se acercó a su chico y lo cargó al estilo nupcial hacia la ducha.

—¿Jimin? —dijo el alfa cuando lo puso de pie sobre la regadera, tomó la barbilla y lo obligó a verlo a los ojos.

—¿Sí? —dijo con nervios, la mirada de Jungkook lo intimidaba.

—También te amo.





♦♦♦






—¡Suga! —gritaron.

—¡Ah! —dijo del susto. Se volteó rápidamente, casi dejando caer todas las copias que tenía en las manos.

—¡Te necesitan en la planta uno! —esa era la voz de Fatima, una beta.

—¿A mí? —frunció el ceño.

—Sí. El Señor Jeon te mandó a atender un asunto, creo que están contratando a alguien.

—¿Y por qué me manda a mí? —dijo confuso.

—Deja y le marco al teléfono. ¡Yo qué voy a saber! —dijo exasperada.

El omega bufó y fue a dejar los papeles a su oficina antes de acomodarse el traje y salir a la planta uno. Se acomodó la corbata y esperó a que el ascensor llegara. Una vez fuera se dirigió a la recepción donde estaba Dana, la omega.

—Hola Danu. —dijo el omega llamándola por el apodo de confianza. Sí bueno, todos en la empresa querían mucho a Suga. —¿Qué tienes para mí?

—Gracias al cielo llegas. —dijo ella pasándole un expediente. —Ese hombre lleva aquí como quince minutos. Está esperando a que lo llamen sentado en el sillón.

El ojimiel asintió. Le dio las gracias antes de irse al otro lado de las instalaciones, buscando la sala de espera. Miró una figura de un hombre, estaba de espaldas con un traje formal como el del omega. Sus zapatos casi no resonaban, los trabajadores y uno que otro cliente caminaban de aquí para allá metidos en sus asuntos.

Llegó al lado del hombre y abrió la carpeta que tenía en las manos.

—Disculpe... ¿usted es el que viene por el trabajo? —dijo Yoon Gi tratando de encontrar el nombre entre tantas hojas.

—Así es. —oh mierda.

Había reconocido esa voz. Se quedó estático unos momentos antes de girarse lentamente y encontrarse a un alfa de ojos azules. Y sí, recordaba muy bien ese rostro.

—Encantadora sorpresa verte de nuevo. —esa voz lo hizo flaquear. —Suga.

Oh por ahkmenrah. La forma en la que había dicho su nombre le provocó sin duda un escalofrío en su columna vertebral. Su instinto omega no duró ni un segundo en reaccionar.

—Eres tú...—dijo con la voz temblandole, el alfa no pudo pasar por alto que el tono del chico además de sorprendido delataba cierta emoción.

—Sí. —y demonios, el alfa volvió a matarlo con esa sonrisa.

—Estás contratado. —salió de la boca de Min. Al parecer había dicho en voz alta sus pensamientos.

—Pero tienes que...

—Contratado. No te preocupes. —sonrió con un brillo de felicidad en los ojos.

—Gracias...—al omega se le fue el aliento cuando apreció un sonrojo en el alfa.

—No es nada. —dijo sin borrar esa hermosa sonrisa dibujada en sus labios. —Tienes que conocer al jefe de todos, el Señor Jeon.

—Pensé que tú ibas a ser mi jefe. —habló el alfa mirando los labios del omega.

—Oh bueno... de cierto modo lo soy...—dijo apenado, bajando la mirada.

—Perfecto. —escuchó. —Espero poder estar contigo cerca todos los días. —y bueno, el omega casi se cae de culo, sus mejillas en llamas y su corazón queriendo abandonar su cuerpo. El alfa lo veía sonriente.

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