Capítulo 31.
Jimin empezó a despertar de su sueño. No sabía qué hora era, sonrió cuando escuchó el agua de la regadera corriendo, sabía que se trataba de Jungkook. Su sonrisa se borró cuando un calor le recorrió el cuerpo y su entrepierna comenzó a despertar.
Su celo había llegado.
Abrió los ojos como platos y trató de pensar algo rápidamente. No, ¿qué iba a hacer ahora? No supo la respuesta, ya su cuerpo se estaba retorciendo en la cama, sintió su entrada lubricarse y se mordió el labio inferior. Necesitaba algo dentro de él con urgencia.
La ducha se detuvo, Jimin soltaba leve gemidos, sin dejar de restregarse contra las sábanas que tenían impregnado el aroma del alfa. Su entrada se lubricaba cada vez más. La puerta del baño se abrió y un Jungkook desnudo salió de ella, secándose el cabello. En cuanto el alfa abrió la puerta, una ráfaga de feromonas chocó contra su rostro. Sus ojos se dilataron y buscaron al responsable del olor.
Jimin lo miraba sonrojado, con lágrimas de placer en sus ojos, sin dejar de mover sus caderas sobre la cama. Eso fue más que suficiente para que el alfa se excitara, estaba cegado por el aroma del omega, su pene ya erecto hasta más no poder. Se quedó quieto unos momentos en la entrada del baño.
-A-Alfa...-gimió el omega al ver el cuerpo del pelinegro, sus ojos se dilataron. Jungkook tenía el cuerpo más perfecto y caliente que alguna vez había visto. Jimin al ver el enorme pene del alfa se le hizo la boca agua.
-Jimin que...-Jungkook dio una profunda respiración inhalando el aroma del celo del omega. -B-Bien hueles...-los ojos del alfa no se perdían ningún movimiento del omega, ver a Jimin llevar sus dedos a su entrada y acariciar alrededor de ésta lo enloqueció. El alfa sintió un calor recorrerle el cuerpo.
Jimin había hecho que su celo se adelantara.
Jungkook estaba siendo dominado por su instinto de alfa. Caminó hacia su omega, dejando caer la toalla, unas gotas de agua sobre su cuerpo hicieron al pelirubio babear. Jimin se estaba desesperando cada vez más, necesitaba algo que lo llenara pronto, o mejor dicho, necesitaba que Jungkook lo llenara pronto, porque eso era lo que quería, al alfa, que lo dominara, que se hundiera en su interior.
El alfa colocó una rodilla en la cama, no perdía la vista de su omega, observó como la entrada de Jimin se contraía, su corazón se disparó y se relamió los labios. Sus ojos claramente dilatados, el instinto alfa lo mantenía quieto, deleitándose con la vista.
-¿Estás mojado para mí? -dijo el alfa acercándose al omega.
-Alfa... l-lo siento... y-yo...-Jimin no pudo hablar cuando los labios de Jungkook se apoderaron de los suyos. Se colocó sobre el cuerpo del menor, metiendo su lengua dentro de la boca del pelirubio.
Por suerte no había nadie, a excepción de las sirvientas, que pudiera escucharlos, las chicas estaban en la escuela, sus padres en la empresa y ellos ahí. Jungkook tenía que trabajar hoy, pero le agarró un poco tarde, ya que había despertado con los brazos de su omega rodeándolo, le dio lástima despertarlo y alejarse, además, él era el jefe, podía llegar a la hora que quisiera.
Pero hoy se daría el gusto de tener a su omega para él.
Sí, Señoras y Señores, no iría a trabajar hoy, su prioridad ahora era atender el celo de Jimin.
El alfa estaba drogado con las feromonas que emanaba el omega. Jimin olía delicioso. Jungkook gruñó en satisfacción cuando las manos de su omega se movieron solas. El pelirubio le acariciaba el pecho, apretando los pezones dorados del alfa, luego se fue a la espalda de Jungkook, pasando los dedos por donde podía. Incluso su mano fue a parar a los testículos del alfa, acariciando y acunándolos con el pulgar. El mayor se separó del beso y gruñó más fuerte, provocando que el instinto omega de Jimin se regocijara de placer, amaba complacer al alfa.
Jungkook se acostó en el cuerpo de Jimin y el omega comenzó a restregarse contra él. Gemidos y lamentos de placer salían de la boca del menor, haciendo que el alfa se drogara más al escucharlo. El pene del alfa ya estaba soltando líquido pre-seminal, Jimin le rodeó toda su extensión y solito comenzó a restregarla en su entrada.
Jungkook gruñía de placer, Jimin lo estaba volviendo loco.
-Jimin, los condones están... oh mierda...-Jimin se había penetrado solito. Jungkook jamás había follado sin condón, decir que se sentía bien era poco.
La estrechez del omega invadió el pedazo de carne del pelinegro. Una que otra lágrima se le escapó al omega, oficialmente había dejado de ser virgen, y Jungkook como que no era de un tamaño muy adecuado para perder la virginidad.
El alfa estaba quieto, no quería dejar la sensación que le brindaba el omega, necesitaba controlarse antes de empezar con embestidas fuertes, como usualmente era. Respiró profundo, no podía comenzar a moverse todavía, se trataba de Jimin, de su omega, no era sólo su placer, si no el del pelirubio también.
El movimiento que Jimin empezó a hacer con sus caderas, introduciéndose el resto de su pene lo sacó de sus pensamientos, tomó la cintura de Jimin y dejó que su omega utilizara su cuerpo a su antojo. Joder, había esperado mucho tiempo para esto, y ahí estaba, uniendo su cuerpo con de el menor.
Jimin no se comparaba para nada a ninguna de sus otras folladas. Definitivamente este era otro nivel, y no se quejaba de eso. Jimin se movía tan lento y tan inexperto, pues lo único que podía concentrarse ahora era al alfa llenándolo, satisfaciendo su celo.
-Alfa... e-eres muy g-grande...-habló Jimin respirando agitadamente. Jungkook estaba siendo cegado por la lujuria. Jimin atrapaba y recibía su entrepierna muy bien.
-Jimin...-dijo Jungkook. -Te sientes malditamente genial. Oh mierda...-gimió cuando el omega volvió a penetrarse solo.
Ya no importaba el hecho de que estuvieran teniendo relaciones sin protección, ninguno de los dos, porque Jungkook no llevaba puesto condón y Jimin nunca en su vida había tomado supresores.
El aire apestaba a una combinación de sudor, feromonas y sexo. Si un alfa o un omega entrara en la habitación de seguro se desmayaría de la excitación. El ambiente era exquisito. Jimin no podía apartar su rostro del cuello del alfa, las feromonas de Jungkook eran su maldita droga. Hace rato el alfa había comenzado a moverse por su cuenta.
Jungkook tomó una pierna del omega y la subió a su hombro, dejando la otra estirada mientas que veía la reacción de Jimin al salir de él y volver a entrar. El pelinegro sentía su glande abrir paso en el canal del castaño antes de que el resto del pene pasara. El omega no podía aguantar sus gemidos, a pesar de haber compartido con Jungkook varias situaciones sexuales, jamás se imaginó que tener algo dentro de él era así de fantástico.
Y millones de veces mejor tener a su alfa llenándolo.
Eso era lo mejor de todo. Decir que el omega no lo estaba amando era una gran mentira.
El celo 7w7
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