Capítulo 26.
Jimin sintió algo removerse en su interior. Y ese algo se llamaba instinto de omega. Se estaba removiendo de la felicidad. Jungkook lo miraba con una sonrisa.
Frente a sus orbes estaba un gran panda de peluche, esa no era la habitación de Jungkook, de seguro era otra de las muchas que habían en la mansión. Las paredes estaban decoradas de blanco y negro, una enorme cama en medio del lugar, con dos mesitas de noche a su lado. Lámparas, una televisión enorme. El cuarto tenía su propio baño. Sobre la cama estaba un reloj y Jimin sonrió apenado cuando vio dos enormes letras en el techo del cuarto.
Dos "J" enormes una sobre la otra, de esas que alumbran en la oscuridad. El alfa pensó que a su omega le gustaría verlas antes de dormir.
En fin, todo estaba decorado con dulces, pétalos de rosas y ramos de flores a lo largo de la cama y el suelo. El panda sostenía un cartel en sus brazos, el cual decía un: "bienvenido a tu nueva casa" muy claro. Los ojos del pelirubio se cristalizaron.
—Este va a ser nuestro espacio, amor. —sonrió Jungkook. —¿Te gusta?
El omega asintió, se acercó a su alfa para abrazarlo. El pelinegro se deleitaba con las feromonas de felicidad que consumían el aire. Sonrió y tomó la barbilla del pequeño para poder unir sus labios, lentos y contentos. Sus bocas juntas los hacían sentir una corriente entera atravesándoles el cuerpo. Jungkook lo pegó más a él mientras se dejaba besar con cariño.
—Gracias alfa...—susurró besando la mejilla de Jungkook. —Te quiero.
—Yo más bebé. —el alfa lo besó una vez más. —¿Estás cansado? —preguntó al ver como Jimin se frotaba un ojo con el puño.
El omega asintió.
—¿Qué dices si tomamos un baño caliente y luego nos acurrucamos hasta mañana? —ronroneó en el oído del menor.
Jimin sonrió y volvió a asentir. Besó los labios de su alfa unos minutos más antes de sentir cómo Jungkook metía sus manos por debajo de su ropa, tratando de quitársela. Jimin sintió un escalofrío y sus manos viajaron al cierre del pantalón del alfa con timidez.
Se deshicieron de la ropa de cada uno, Jungkook miraba a Jimin como si fuera un enorme tesoro, como si fuera lo más maravilloso que hubiera visto en sus veinticuatro años de vida. El pelirubio se sonrojó al ver como el alfa le analizaba su cuerpo desnudo de arriba hacia abajo, los profundos ojos del rubio lo ponían nervioso. Se encogió en sí mismo cuando supo que el alfa se detuvo en la zona genital.
—Eres perfecto, amor. —escuchó la voz de su alfa. —Demasiado perfecto.
Jimin sonrió apenado, abrió los ojos para ver a Jungkook con los brazos abiertos para que se acercara, con timidez miró alfa y el pelinegro sonrió.
—Ven aquí. —dijo Jungkook. Jimin no lo dudó y se dispuso a abrazar a su alfa con cariño, sintiendo el contacto de sus pieles desnudas.
Se mantuvieron en un abrazo tan lindo, Jungkook jamás había sido cariñoso con algún omega en su vida, muchas veces los veía como unos trozos de carne andantes. Pero ahora que tenía a Jimin, no podía evitar pensar diferente, su pelirubio lo volvía loco, le hacía decir cosas que nunca le dijo a nadie, con solo verlo le nacía abrazarlo y no soltarlo, cuidarlo, protegerlo, le removía su instinto de alfa. Jimin lo hacía feliz, esa era la palabra, lo hacía feliz.
Y en ese momento supo, que debía tenerlo con él por y para siempre.
Se acercó al omega y acarició su mejilla con una sonrisa. Lo tomó de la cintura e hizo que rodeara la suya propia con sus piernas. Besó los labios de Jimin y se encaminó a la bañera con el omega sobre su cuerpo. Entonces el omega se llevó otra sorpresa al ver una enorme tina, ya estaba llena de agua, sus ojos brillaron y miró a Jungkook con felicidad.
Las manos de Jungkook lo colocaron sobre el agua tibia. Entró unos segundos después de dejar a su omega dentro y sonrió al ver como Jimin lo miraba con tanto cariño. Jamás lo habían mirado de la forma en la que el omega lo veía. Ahora ambos estaban en la tina, besándose lentamente, las manos del alfa en la cintura del pequeño. Pecho contra pecho mientras que Jimin le acariciaba la mejilla. Sus bocas se movían en un compás hermoso, sus lenguas acariciando la del contrario, sus partes animales se regocijaban de felicidad.
Y era oficial, alfa y omega estaban juntos, viviendo en la misma casa. Los dos se mantenían besándose, de una manera tan linda que era imposible separarse, sus corazones estaban acelerados, sus feromonas inundando el ambiente.
Todo pasaba en cámara lenta, sólo existían ellos dos, su amor. Ciego todo aquel que no viera el amor que existía entre estos dos hombres. Porque un amor más hermoso y tierno como el de Park Jimin y Jeon Jungkook no se encontraba en ningún lado.
Prosiguieron a lavarse el cuerpo, Jungkook decidió recostar su pecho en la tina, mientras que Jimin pasaba una esponja con jabón sobre su espalda memorizando cada centímetro de ésta. Se tomaron todo su tiempo, no había prisa para nada. Jimin le besó la espalda a su alfa y le lavó el cabello cuando Jungkook se enderezó, sentándose en las piernas de su omega, quedando frente a frente para tener más facilidad. Los dedos del pelirubio masajeando su cuero cabelludo; lo hacía soltar ronroneos de placer. Las manos del alfa fueron a parar a los pectorales del omega, con tal de sostenerse mejor. El omega sólo sonreía al ver como su alfa disfrutaba de sus gestos.
Luego fue el turno de Jimin. El pelinegro le lavó el pecho con una sonrisa, pasó la esponja sobre la clavícula del menor, el omega se sonrojó cuando Jungkook pasó el jabón por sus partes nobles, gimió en respuesta y desvió la mirada de su alfa. El mayor hizo lo mismo con su omega, lavó su cabello, sus piernas, besó los lunares que había encontrado en el camino, cosa que lo hizo desear más a Jimin.
Cuando terminaron, salieron de la tina. Las manos de Jimin secando el cabello del alfa, y viceversa. La simple imagen era como llevarse un bote de azúcar a la boca y tragarla. Caminaron desnudos y fueron a la cama, no hicieron nada más que abrazarse toda la noche mientras que se besaban, acariciarse la piel del otro, memorizar cada detalle de sus cuerpos, quizás una que otra marca de amor en sus cuellos, hasta que se quedaron profundamente dormidos.
♦♦♦
La mañana se colaba en la casa de los Jung. Ho Seok abrió sus ojos y miró el panorama, no fue otro más que el trasero de su omega al aire. Sonrió al recordar los sucesos de la noche anterior, le había hecho el amor a Tae Hyung. Se acercó al cuerpo del menor y sonrió al escucharlo murmurar cosas sin sentido. Acarició la espalda del omega. Tae Hyung comenzó a despertar poco a poco, los dedos de su alfa en la espalda le hicieron soltar un suspiro y se volteó con una sonrisa mostrando su hilera de dientes perfectos.
—Hola. —saludó con una sonrisa el omega, se giró y vio el cuerpo desnudo de su alfa frente a frente.
—Oye. —sonrió Ho Seok. Se acercó a su chico y besó sus labios.
—Quiero ver a los chicos. —dijo Tae Hyung en un susurro.
—¿Quieres ver a Jungkook y a Jimin? —dijo el alfa con una sonrisa.
Tae Hyung asintió y se acurrucó en su pecho.
—Quiero conocer mejor a Jimin. —murmuró con inocencia.
—Entonces vamos hoy. —dijo acariciándole la mejilla.
Tae Hyung se acercó una vez más al rizado y conecto sus labios con los de su alfa en un rápido beso. Ho Seok sonrió en medio del beso y pasó sus manos por la cintura del omega antes de cargarlo haciendo que rodeara su cintura con las piernas para luego dirigiéndose a la ducha.
Si hay algún error ortográfico, lo corregiré al finalizar la adaptación :3
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