Capítulo 20.


Todos los trabajadores enfocaron su mirada en el omega que iba corriendo escaleras abajo hecho un mar de lágrimas. El pequeño iba esquivando personas, tenía la vista nublada y un dolor tremendo en la mejilla, ésta estaba completamente roja, el golpe había abarcado parte de su labio, por lo cual ahora se encontraba hinchado.

Cuando llegó al piso tres, disminuyó el paso mientras trataba de deshacerse de las lágrimas. Sollozos salían de la boca del menor, varias personas, por no decir todas, tenían los ojos en el omega. Habían dejado de pelear para ver al chico. Jimin iba apartándose de cada quien que estaba en el camino. Una mano tomó su hombro, el pelirubio miró a la responsable.

-¿Jimin, estás bien? -dijo Yang Mi mirándolo preocupada.

El pelirubio se soltó de su agarre y continuó con su trayecto. Quería que Suga lo sacara de ahí, jamás se lo esperó de Jungkook, su alfa. Él sólo quería sentirlo cerca, quería que lo consintiera, entendía si el pelinegro le decía que no era el mejor momento, pero pensó que quizás una caricia lo tranquilizaría. Grave error. Abrió la puerta de la oficina del ojimiel. Suga estaba hablando con otro empleado antes de ser interrumpido.

-¿Jimin? -preguntó preocupado.

"Por favor que no sea lo que pienso, por favor que no sea lo que pienso." Se decía el omega una y otra vez en la mente.

El omega le dirigió una mirada a Moisés, el beta, para darle a entender que dejara la habitación. El chico asintió y se retiró.

El pelirubio no dudó en correr a los brazos de suga. Se escondió en el pecho de éste y dejó salir un sollozo. El ojimiel le acarició el cabello para tratar de calmarlo. Susurrando un "shh" en su oído. No sabía qué pasaba con el omega, pero podía imaginarse algo. Se veía asustado, eso era lo que tenía. Estaba asustado.

-Jimin... ¿qué pasa? -dijo con cautela.

El omega alzó la vista, la boca de Yoon Gi casi se cae cuando vio la mejilla del omega completamente roja e hinchada, al igual que su labio. Jimin tenía ríos en los ojos, opacando sus hermosos orbes.

-¿É-Él... t-te...? -tartamudeó sin creerlo.

-Yo sólo quería una caricia...-lloró de nuevo.

-Tranquilo... llamaré un taxi para que vayas a casa. Dile a mamá que te enseñe a hacer tarta de manzana. ¿Te gusta la idea? -sonrió.

Jimin asintió dejando de llorar. Le gustaba cocinar con la Señora Min.

-Bien pequeño. -le acarició el cabello.

Un momento después ambos se encontraban caminado hacia la entrada. Un taxi estaba estacionado afuera del edificio. Jimin se despidió del omega aún estando triste, se subió al auto y Suga le dio la dirección y el dinero suficiente para pagarlo. El omega tanteó su mejilla, continuaba escociendo.

Su alfa. Lo había golpeado, y no sólo eso, lo había tratado feo. El corazón del omega se quebró de apoco. Estaba dolido y su parte animal resentida con el alfa. Se fue como perro regañado a la puerta del departamento de su amigo. La omega lo recibió al instante con una sonrisa y los brazos bien abiertos.

Eso era lo que necesitaba ahora.






♦♦♦







Jin estaba en su computadora revisando el perfil de Facebook de Jungkook. Joder, como lo odiaba, pero también le fascinaba. No entendía por qué el pelinegro no le daba una oportunidad, es decir, él era un alfa guapo, alto, con dinero y una futura compañía. ¿Qué más pedir?

La idea de que eran dos alfas no le importaba. Eso a sus sentidos era una excusa. Estaba indignado, la única semana que tuvo de noviazgo con el pelinegro no lo había ni siquiera dejado probar sus labios. Lo más lejos que habían llegado era a que Jungkook se recostara en su pecho cuando salían. Pero aparte de eso, nada.

Jodido idiota. Jin sabía perfectamente que lo había utilizado solo para su diversión. Aún así, no le importaba, quería a Jungkook.

Y si seguir jodiéndole la existencia hacía que le diera atención entonces estaba complacido de hacerlo.

Cerró su computadora y se dirigió a la oficina de Min Ho. Sí, Jin le había dado empleo al chico como repartidor de cartas con su propio espacio.

Llegó en segundos y entró viendo como el omega lo veía con una sonrisa en sus labios y un hermoso brillo en los ojos. El alfa cerró la puerta con llave detrás de él, se acercó a Min Ho y lo hizo sentarse en la mesa. El omega ya sabía lo que quería.

Jin le bajó los pantalones y se desabrochó los suyos juntos con los últimos tres botones de su camisa. Tomó su extensión entre su mano para estimularla y alinearla en el trasero del omega. Hundió su pene de golpe sacándole un gemido al omega, el pequeño escondió su rostro en el pecho de Jin mientras que sentía como su entrada era llenada con fervor.

El alfa comenzó a hacer movimientos rápidos y profundos, el omega apretó los dientes y la camisa del castaño. Jin tenía un pene grande, cosa que no sabía sí era bueno o malo. Las embestidas subieron de nivel. Si alguien pasara por ahí podría escuchar el sonido de ambos cuerpos chocando.

El alfa salía y entraba en el cuerpo del chico. A veces sacaba todo su pene y dejaba sólo la punta adentro antes de enterrarse con fuerza. No iba a mentir, una de las razones por las cuales contrató al omega era porque no le vendría mal polvos como los de ahora. Jin se apoderó de los labios de Min Ho y lo apegó más a su cuerpo, desapareciendo su pene en el cuerpo del omega.

Unos minutos más de fuertes embestidas el alfa estaba cerca del clímax. Tomó la cintura del omega cuando sintió el orgasmo cerca para que no se separara. La lujuria se apoderó de su cuerpo que ni siquiera se dio cuenta cuando su pene se hinchó en el interior del omega. Ambos abrieron sus ojos como platos, el nudo los tomó por sorpresa. El alfa hizo el intento de separarse pero el primer movimiento los hizo gemir de dolor. Fue como si les estuvieran arrancado toda la zona genital.

Al alfa no le quedó de otra que ver como el omega recibía el nudo. Min Ho lloraba, intuía que por el movimiento anterior, eso debió lastimarlo. Se quedaron quietos, el semen del castaño esparcido en el interior del omega. Al cabo de unos minutos, el omega sintió como una presión era liberada de su trasero por lo que pudo relajarse, Jin salió lentamente y lo miró con una expresión indescifrable.

-¿Acabas de... aceptar mi nudo? -dijo sin creerlo.

Y el omega asintió con lágrimas en los ojos. Lo había hecho, había aceptado a Jin como dueño de su cuerpo. Estaba apartado y eso lo mataba en el interior. Jin se acomodó los pantalones y salió con rapidez del lugar. Dejando a un omega con la entrada abierta, lágrimas en los ojos y los pantalones en los tobillos.







♦♦♦







-Sólo falta las manzanas. -dijo la Señora Min sonriendo. Jimin trajo las manzanas, verdes y rojas y comenzó a molerlas.

Ya la masa estaba hecha en un molde, Jimin aplastaba las frutas con una mirada triste. Sí bien, el cocinar con la omega le había ayudado a distraerse un poco pero aún así, su mente no sacaba a el alfa de ella.

Le mintió a la Señora Min diciéndole que chocó contra una pared en la empresa Jeon Army. No le gustaba mentir y no era bueno en ello, la mayor le creyó a duras penas, porque además de su rostro lastimado, se le veían los ojos llorosos.

Las manzanas estuvieron listas en unos momentos cuando estuvieron hechas una gran masa aguada y verdosa. Jimin se la entregó a la omega con una sonrisa. La mayor comenzó a esparcirla por sobre el molde, la puso en el horno y luego se volteó hacia Jimin.

-Estará lista en media hora. -sonrió. -¿Por qué no me cuentas cómo te ha ido con tu alfa? -preguntó con una sonrisa alegre.

El omega le regaló una sonrisa apenada.

-Bien. -dijo bajito.

Era verdad, todo iba excelente, hasta lo que había pasado hoy.

-¿Y la cena? ¿Conociste a su familia? -Jimin asintió.

-Todos son muy agradables... aunque el hermano me odia. -dijo triste.

-¿Eh? ¿Por qué lo haría? -dijo confusa. El omega se encogió de hombros con un puchero.

-Sólo porque no le besé la mano cuando lo conocí se enojó. Luego me trató mal. -susurró.

-Oh bebé, no le hagas caso, eso se llama inmadurez. -sonrió la omega. -El no es el rey de Inglaterra para que le besen su sucia mano.

El pelirubio dejó salir una risita al escucharla. Al menos ya estaba mejor.

-¿Señora Min? -dijo cuando la omega se acercó al horno a verificar cómo estaba la tarta.

-Dime cariño.

-Mi alfa quiere que... que viva con él...-dijo casi inaudible.

La omega lo miró con una sonrisa.

-¿Y eso te hace feliz? -cuestionó en un susurro.

Jimin asintió, él quería a Jungkook, quería despertar con él todos los días, sentirlo cerca, poder demostrarle lo feliz que estaba siendo su omega.

-Yo lo quiero mucho. -dijo viendo a la mujer.

La mayor se acercó para abrazarlo. El pelirubio le correspondió con cariño y la apretó un poco fuerte.

-Tienes que buscar lo que te haga feliz. -dijo con una sonrisa. -Y si tu alfa lo hace, entonces ve con él. Siempre serás recibido en esta humilde casa. -besó la frente de Jimin.

-Gracias. -dijo sin separarse de ese abrazo, la razón era porque le recordaba las pocas veces que su mamá lo había abrazado. Y quería sentirla cerca.

Al fin y al cabo todos necesitamos de una madre.







♦♦♦







Jungkook entró echando humo por las orejas a la oficina de su asistente. Yoon Gi lo miró nervioso.

-¿Dónde está? -dijo enojado. Min frunció el ceño al no saber de qué hablaba.

-¿Q-Qué cosa, Señor? -preguntó.

-Mi omega, tuvo que venir aquí. -acusó entrecerrando los ojos. -¿Dónde está?

-Él está en... mi casa. -murmuró con nervios.

-Cuando llegues dile que pasaré a buscarlo. -demandó con la voz dura.

-Señor... Jimin no se siente bien...-se atrevió a decir. El alfa se volteó hacia él y se acercó a su cuerpo.

Jeon tomó la corbata de su asistente y lo atrajo hacia su rostro. Las feromonas de enojo emanaban del cuerpo del alfa.

-Me vale una mierda como se siente, necesito a mi omega conmigo. -dijo con la mandíbula apretada. Yoon Gi lo miraba con miedo. -Dile que pasaré por él. Otra queja y te quedas en la maldita calle. -amenazo y salió de ahí.

Oh joder, ¿ahora? Yoon Gi no quería que el rubio sufriera, y sabía que estar cerca de Jungkook le iba a molestar. Se acomodó la corbata con la poca dignidad que le quedaba e hizo una llamada a su madre en contra de su voluntad.

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