Capítulo 19.
—¿Es que acaso aquí nadie sabe cómo hacer las cosas bien? —preguntó enojado. El ambiente apestaba ira de alfa.
El asunto es que a Jungkook se le vinieron varios proyectos encima de repente.
Sí, por estar con Jimin había descuidado un poco los asuntos de la empresa. Su madre y su padre entraban cada cinco minutos gritándole que hiciera algo con los contratos que les aseguraban millones de dólares y buenas propuestas.
Por otro lado, las conferencias parecían no tener fin, el alfa trataba de poner su completa atención en lo que hablaban y dar soluciones pero tenía muchas cosas en la cabeza que no podía. Ni siquiera sabía por dónde empezar. Sus empleadas le traían papeles y más papeles para firmar. Sentirse estresado enojaba a jungkook.
La sala de conferencia estaba en silencio cuando el alfa pronunció esas palabras.
Desgraciadamente una de sus mejores empresas había cancelado un contrato, por lo que traía problemas, la molestia de Jungkook era por dos cosas: la primera era que nadie daba soluciones, sólo hablaban mierda y más mierda. Y la otra es que el contrato lo canceló la empresa Kim. Sabía que Jin estaba de por medio. Lo juraba por lo más precioso que tenía. Ese alfa se las iba a ver con él.
Suspiró y se frotó el rostro.
—Si no empiezan a buscar soluciones y hacer algo bueno por esta empresa entonces dense por despedidos para el final de la semana. —dijo enojado poniéndose de pie.
Muchas de las personas que estaban ahí se miraron nerviosas. El empleo era lo que los mantenía con vida, no tenían muchas opciones de trabajo. Todo estaba muy difícil hoy en día. La conferencia continuó sin el alfa mientras que los empleados se dedicaban a buscar alguna solución para que la rotura del contrato con los Kim no les afectara.
Jungkook caminó a su oficina. Varios empleados se habían acercado a hablarle para darle documentos o avisarle cosas pero no pudieron decir nada porque Jeon los mandó a todos a la mierda, amenazándolos con despedirlos y dejarlos en la calle. Sacó su teléfono y marcó el número de Kim.
—¿Ya me vas a dejar ponerte el anillo de matrimonio? —escuchó la voz del otro alfa llena de burla.
—No puedo creer que te comportes como un niño. —dijo hirviendo en ira. —Sé que lo hiciste al propio.
—¿Qué? ¿El ir donde mi padre y hacer que cancelara su mejor contrato? —dijo gracioso. —Te lo dije, déjame ser tu alfa y te prometo mucha más prosperidad.
—¡Já! —se burló Jungkook. —Sigues viviendo de tus padres, ¿cómo me darás eso? —rió. —No necesitamos sus inversiones Jin. Su contrato era bueno pero no nos generaba ni la mitad de lo que hacemos al año.
Jin comenzó a enojarse.
—Me das pena Jin. —y con eso colgó.
Entró a su oficina y comenzó a llenar papeles con su firma. Necesitaba liberar estrés. Se sirvió un poco de wiski que tenía en su escritorio y lo bebió con rapidez. Lo peor era que apenas eran las diez de la mañana.
♦♦♦
Luego de varias calles, Jimin llegó a la empresa de los Jeon Army. Odiaba recordarlo, pero conocía la ciudad, había ocasiones en las que el omega pasaba frente a ese edificio. No le daba mucha importancia, pero gracias al cielo sabía la dirección.
Llegó a las doce. El ambiente era diferente de otras veces en las que había estado en la empresa. Todos tenían mala cara, varios olores de omegas enojados llegó a su nariz. Quería saber qué los tenía tan agobiados pero sentía que si preguntaba le darían un golpe.
Entró por las enormes puertas. El primer piso lucía normal. Subió al segundo y sintió la tensión en el aire. Pero cuando llegó al tercero, fue como contemplar una guerra en vivo. Omegas, betas y alfas discutiendo, hablando por teléfono, lanzándose papeles, apenas y no se golpeaban ahí mismo. Jimin sintió temor con solo pensar que tenía pasar a través de todos ellos para poder llegar a la oficina de Suga. Caminó nervioso, lo primero que vio fuer a Ailed y a Yon discutiendo por quién sabe qué. Quiso intervenir pero sabía que sería peor. Luego miró a Yang Mi puteando al teléfono que tenía en el oído, peleando con alguien. Casi todas las caras de las chicas que conocía estaban estresadas, algunas tomándose del cabello.
Se agachó cuando una carpeta llena de papeles voló por su cabeza. Apresuró el paso viendo hacia atrás, por menso chocó con alguien. Sabía que era un alfa, su altura y olor a enojado lo delataban. Dejó salir un gemido de miedo cuando la mirada del hombre conectó con la suya. Los ojos del tipo eran verdes y sus facciones eran jóvenes.
—¡Jensen! ¡Te dije que lo copiaras, no que lo renovaras! —gritó una chica. Jimin se escabulló lejos y por fin llegó a la oficina de su amigo.
Tocó la puerta y la abrió. Suga al verlo sonrió enormemente y se levantó para ir a abrazar a Jimin con cariño.
—¡Jimin! —exclamó alegre. —Estaba preocupado, ¿te... te quedaste con Jungkook? —preguntó con cautela. Jimin asintió sonrojado y con una sonrisa.
Suga sonrió pícaro y le revolvió el cabello.
—Supongo que la pasaste bien. ¿No es así? —cuestionó. —¿Cómo estuvo la cena?
—Bien, aunque me tendieron una trampa.
—¿Qué clase de trampa? —preguntó preocupado.
—El Señor Chung Hee fingió odiarme, pero fue planeado. —dijo con pena. —Creo que le agrado.
—Bien, vamos bien.
—Suga, ¡probé una langosta! ¡Y tocino! —exclamó alegre.
—¿Té gustó? —sonrió con ternura. Jimin se había convertido como en un hermano pequeño para él.
—¡Síííí! —exclamó feliz. —Cuando estaba en la calle, sólo podía ver a las personas comerlo, siempre me pregunté cómo sería probarlo.
Suga no dijo nada, sólo miró lo feliz que era el omega. Se preguntaba qué habría pasado si no hubiera topado con Jimin.
—¿Suga? —la voz del castaño lo sacó de sus pensamientos. —Tengo algo que decirte...
—Dime. —sonrió.
—Jungkook... él...—Jimin tomó una profunda respiración. —Quiere que viva con él en su casa.
La sangre del omega se congeló. ¿Qué? Pero... si él había adoptado a Jimin... era su... era su pequeño.
—¿T-Te irás a vivir con tu alfa? —dijo un poco impactado.
—Él quiere que lo haga. Pero yo quiero decirte a ti, ya sabes, por todo lo que haz hecho por mí...—dijo con una sonrisa apenada. —Te debo mucho, y si pudieras sentir cuan agradecido estoy contigo, entenderías.
—Pero... ya estaba planeando comprarte tu propia cama...—dijo triste.
El corazón de Jimin se apretó. Eso era lindo de su parte.
—No quiero que te molestes Suga. Me diste mucho con que me dejaras quedarme en tu casa y me alimentaras. —sonrió sintiendo como sus ojos se llenaban de lágrimas. —Me diste el amor que nadie nunca me dio. —sollozó.
Suga caminó hasta él y lo abrazó fuerte.
—Tranquilo...—acarició la espalda del omega.
—Incluso me diste un alfa...—Jimin seguía llorando.
El ojimiel suspiró. Jimin debía saber lo que hizo cuando aceptó ser el omega de Jeon. Suga tomó sus mejillas y limpió sus lágrimas.
—Jimin, cuando te adopté era porque quería protegerte, no soportaba saber que estabas rondando en la calle y esperando horas para esperar por sobros de comida. —dijo triste. —Pero... cuando te propuse ser el omega de Jungkook, fue porque él...
Jimin lo miró atento.
—Porque me iba a despedir si no le llevaba un omega. Nunca me dijo para qué, pero salvaste mi trabajo pequeño. —sonrió sincero. —Me salvaste de volver a caer en la pobreza y buscar otro empleo. Pero si Jungkook te hace feliz, entonces no voy a impedir que estés con tu alfa.
El omega lo abrazó fuerte, refugiándose en el pecho de Suga. No, no estaba enojado, quizás fue una coincidencia de la vida de que se conocieran, de que el ojimiel lo adoptara y que él fuera el omega de Jeon. Los dos se debían mutuamente.
Duraron varios minutos abrazados. Ellos eran como dos hermanos perdidos. Jimin fue el primero en separarse. Ya sentía un peso menos al hablar con Suga. Prefirió no decirle que el hermano de su alfa lo odiaba, eso lo habría preocupado. Pero necesitaba a Jungkook. Quería que lo consintiera y lo abrazara todo el rato, que le susurrara que era hermoso.
Ji Hyun lo odiaba. Y no sabe si fue la seguridad con la que el chico hablaba que lo hizo dudar de su alfa. Había que ser sinceros, los alfas eran unos hijos de perra. No quería que Jeon fuera uno de esos luego de que unieran sus cuerpos. Tampoco es como si pudiera dudar mucho, Jungkook se había comportado tan dulce y tan paciente con él que lo hacía sentir especial.
El teléfono de la oficina de Suga sonó. Se levantó rápidamente para atender la llamada. Era su jefe.
—Señor. —dijo con cuidado, hoy Jungkook andaba pero insoportable.
—Escucha pedazo de omega inservible. —Suga bajó la mirada. —Consígueme las copias de los últimos contratos que se han hecho. —habló Jeon.
—Sí Señor. —dijo el omega. —¿Alguno en específico?
—¿Eres tonto omega? —dijo con enojo. —Todos, los quiero todos para ya. Date prisa.
La línea murió y Suga bajó la mirada. Siempre que Jungkook se enojaba le sacaba a relucir que era un omega. Suspiró tratando de no pensar en las groseras palabras de su jefe. Iba a hablar pero se dio cuenta de que Jimin ya no lo acompañaba en la oficina.
"Ay la puta... que no vaya para donde Jungkook." Pensó preocupado. No podía imaginar a un Jimin inocente y a un pelinegro enojado.
♦♦♦
Jimin abrió la puerta de la oficina de Jungkook sin pedir permiso. Miró como su alfa se sostenía el cabello con fuerza, se le veía frustrado. Entró
—Y-Yo quería verte alfa...—susurró.
—Creo que escogiste el peor momento. —se frotó los ojos. —No puedo atenderte ahora.
El corazón de Jimin se aceleró. Se acercó más a Jungkook y lo miró a los ojos, intentó acariciar la mejilla de su alfa pero éste se alejó.
—No es el momento dije. —murmuró. Se puso de pie y miró por la ventana.
El pelirubio caminó hasta él, quería olvidar las palabras de el chico. Jimin volvió a tratar de acariciar su rostro, notó la espalda del alfa tensa y quiso calmarlo a petición de su instinto. Jungkook se alejó, comenzaba a emanar esencia a enojado. Gruñó.
—Jimin, no. —dijo apretando los puños.
El pequeño sólo quería acurrucarse en su alfa. Trató de tocar a Jungkook otra vez.
Y pudo esperar de todo; un grito, otro alejamiento, una mirada de desaprobación o incluso algo peor. Pero no la mano del alfa estrellarse con su mejilla. Los ojos de Jungkook echaban fuego. Calló al suelo sin equilibro y se tocó la zona lastimada. Joder... eso había sido fuerte.
—¡Te dije que no! —gritó con su voz de alfa. —¡Vete! ¡No tengo tiempo para ti! ¡Lárgate!
Los ojos de Jimin hace rato empezaron a soltar lágrimas. Se levantó de prisa para ir a la puerta y salió de una vez por todas.
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