Capítulo 17.


La cena había terminado hace unas horas. Ahora varios de la familia Jeon estaban en la sala, en realidad solo los chicos, ya que Sun Hee y Chung Hee se habían ido a su habitación. Necesitaban tiempo para ellos. 

Hace rato Jimin no dejaba de ver a Tae Hyung, mejor dicho la marca que estaba cubriendo su cuello. Eso quería decir que Ho Seok ya lo había marcado de por vida. El omega estaba reposando sus piernas sobre las del alfa y éste le acariciaba los muslos.

Se preguntó si algún día su alfa llegaría a marcarlo a él. 

Jungkook estaba acostado a lo largo de uno de los sofás, reposando su cabeza en la pancita de Jimin, el omega le acariciaba su cabello mientras que el alfa se dedicaba a revisar cosas en su teléfono.

Jung Hyun miraban la escena con una sonrisa. Ver al estúpido de su hermano siendo consentido por un omega tan tierno le provocaba azúcar en la sangre. El chico sabía que Jungkook era gay, por Dios, algo tan notorio no se preguntaba. Pero nunca había traído a un omega a su casa, por lo que el sabía que se trataba de una ocasión especial.

—Dime Jimin. —dijo el menor de los Jeon. Tanto el omega como el alfa le prestaron atención. —¿Cómo te conquistó este idiota?

Jimin frunció el ceño un poco molesto. ¿Por qué todos trataban mal su alfa? Eso le enojaba, él era un alfa bueno.

Al ver la mirada de Jungkook esperando una respuesta, sus mejillas se encendieron. Miró a la omega y sonrió.

—Me conquistó con su sonrisa. —dijo bajito y apenado.

J-Hope y Tae sonrieron y los vieron con ternura. Jungkook dejó un beso en su regazo y tomó la mano de su omega para que continuara acariciándole el cabello. Jung Hyun no supo qué decir ante esa respuesta, ¿cómo se respondía eso? No tenía idea, por lo que decidió sonreír y mirar a su hermano.

Ellos eran una pareja muy linda.





♦♦♦





Ya era tarde, J-Hope y Tae decidieron irse de una vez por todas. Tae le había pedido el número de teléfono al pelirubio, pero desgraciadamente no tenía ni siquiera un teléfono. El omega se sorprendió por eso. ¿Alguien sin un celular en pleno 2017? Increíble. Los hermanos del alfa ya estaban en sus dormitorios.

—¿Quieres quedarte? —preguntó Jungkook con una sonrisa. Jimin lo miró dudoso.

—¿No te... molesta? —preguntó apenado.

—Para mí sería un honor. —contestó el alfa.

—Pero Suga...—balbuceó.

—Le puedo enviar un mensaje, no te preocupes por eso. —el pelinegro lo besó.

—¿Y tus padres...? —dijo nervioso.

—Jimin, vas a vivir aquí, tienes que irte acostumbrando amor. —dijo tomando la barbilla del omega para verlo directo a los ojos.

—Bien. —sonrió. —¿Podré... dormir contigo?

—Por supuesto, ¿crees que no dormiré con mi omega? —dijo gracioso por la inocencia del chico.

Entonces no dijeron nada. Jungkook besó los labios de Jimin y lo cargó, haciendo que rodeara su cintura con sus piernas. El omega lo abrazó por los hombros mientras se dejaba cargar como un niño pequeño, mirando el recorrido que hacía el alfa escaleras arriba y a través de los pasillos. El pelinegro se detuvo en una puerta y la abrió con cuidado de no soltar al pelirubio, así lo hizo, entrando de una vez por todas.

El olor a alfa inundó la nariz de Jimin. Sintió su cuerpo temblar, joder, olía exquisito. Olía a Jungkook; a su perfume, a su esencia, a su champú. A todo él. Y eso era un mero placer para el instinto omega de Jimin.

La cama de Jungkook era enorme. Tenía un armario que abarca la mitad de la habitación. Un balcón afuera, un enorme espejo donde se veía cada movimiento que hacían, no estaba desordenada como el omega esperó. Quizás las betas que tenían como sirvientas limpiaban todo. Jungkook dejó el cuerpo de Jimin caer sobre la cama. Le quitó los zapatos y las medias.

El menor se dejaba hacer lo que su alfa quisiera. Sus ojos rodaron por todo el torso de Jungkook cuando éste se deshizo de su camisa. La sensación de probar esos tatuajes volvió y decidió desviar un poco la mirada.

—Amor. —llamó el alfa. —¿Quieres una pijama o...?

Jimin lo miró dudoso.

—Quiero dormir como tú duermas. —murmuró. Jungkook sonrió y no le apartó la mirada al omega cuando se deshizo de sus pantalones y unos segundos después sus bóxeres.

—Entonces empieza a quitarte esa ropa. —se metió al lado del pelirubio.

Jimin sintió su corazón comenzar a correr. Joder... ver el perfecto cuerpo de su alfa le despertaba cosas que jamás había sentido antes. Con los dedos temblorosos buscó el final de su camisa para poder quitarla fuera de su cuerpo. De pronto se sintió avergonzado, su cuerpo no eran tan lindo como el del alfa.

Jungkook miró como Jimin ahora trataba de ponerse su camisa de vuelta.

—Oye. —dijo mirando a su omega. —¿Qué pasa? —preguntó sentándose en el colchón.

—No tengo un cuerpo lindo que lucir... tú sí. —mordió su labio inferior.

—¿Qué? —dijo confundido. —Jimin, no digas eso.

El pelirubio hizo ademán de ponerse la camisa pero el pelinegro no lo dejó.

—¿No me pusiste atención? —dijo con un tono tosco. —¿Qué te dije sobre tu cuerpo? —tomó las manos de Jimin y las puso sobre su cabeza.

—Q-Qué... nunca te prohibiera verlo...—articuló a como pudo cuando Jungkook se colocó sobre él.

—¿Entonces por qué te atreves a desafiar mis reglas? —bien, ahora sí estaba asustado.

Con un movimiento rápido le quitó la camisa al omega. Jungkook pasó sus dedos sobre su pecho con una expresión de molestia en su rostro.

—Te hice una pregunta. —gruñó.

El omega tragó saliva y miró a Jungkook a los ojos.

—Perdón... no las estaba desafiando... lo juro alfa...—dijo con miedo.

—No sabes cómo me fascina tu cuerpo Jimin. —contestó buscando en botón de sus pantalones. El omega apretó los labios.

—Alfa...

El pelinegro acercó sus labios al ombligo del omega y dejó un pequeño beso ahí. Nunca soltó las manos del pelirubio, por lo cual Jimin no podía hacer nada. Sintió a su alfa bajarle la cremallera. Cerró los ojos y esperó a que el de ojos celestes le quitara el pantalón.

El aliento de Jungkook chocó en el muslo del menor, comenzó a morder juguetonamente la zona, lamiendo su blanquezca piel y viendo como ésta comenzaba a tener un color más rojo por estar succionando.

El alfa sonrió y se devolvió al cuello del omega, aspirando su aroma. El gemido que Jimin dejó salir fue la bomba para su pene, que ya estaba palpitando por atención.

—Vamos, hazlo. —dijo el pelinegro.

—¿Q-Qué cosa? —preguntó Jimin confundido y sonrojado.

—Quiero que tú te quites el bóxer.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top