Capítulo 11.


Habían pasado tres días desde que Jimin conoció al alfa. Hoy tendría la cita con Jeon ya que era sábado. Suga se había encargado de comprarle un poco de ropa ya que sólo tenía los viejos y sucios trapos que había encontrado en la calle y por supuesto la manta que tenía como recuerdo de su madre. La Señora Min estaba feliz por Jimin. Ver un rostro tan inocente y puro como el que tenía el omega era simplemente un placer, el castaño tenía la habilidad de hacer sonreír a todos.

—¿Jimin? —habló Suga. —¿Estás listo?

El omega asintió con las mejillas sonrojadas.

Hoy Jungkook había sacado el día libre para poder salir en paz con el omega. Hoy tendrían la cita y mañana que sería domingo; Jimin conocería a su suegro, Chung Hee regresaba de América. Sun Hee había preparado una linda cena para ellos. Jimin le había entendido a Jungkook el jueves pasado, luego de una sesión de besos que el alfa le dio al omega como por media hora, que lo más seguro era que sus hermanas y tal vez su primo Harry estuvieran ahí.

Eso lo ponía incluso más nervioso.

—Bien, yo ya me tengo que ir a trabajar. —sonrió Suga. —Mamá te esta alistando el traje de baño. Supongo que Jungkook vendrá a recogerte.

—¿Traje de baño? —preguntó inocentemente.

Suga dejó salir una sonrisa.

—Sí Jimin, ¿creíste que se va a un spa a recibir sólo masajes? —preguntó divertido.

—Pues... sí...—susurró apenado.

—No creo que Jungkook deje que alguien toque su omega. —le guiñó un ojo y el pequeño se sonrojó.

Suga vio la hora en su reloj y se acercó al omega para abrazarlo y luego gritar a su madre que ya se iba. Jimin moría de nervios, no sabía a qué hora vendría Jungkook, sólo sabía que necesitaba estar listo. La Señora Min salió con un poco de ropa recién lavada y miró al omega.

—Jimin, corazón. —sus ojos ámbar rodaron hasta la Señora. —¿Qué dices sobre hacer pan casero mientras llega tu alfa? —sonrió con ternura.

A Jimin se le iluminaron los ojos y asintió repetida veces emocionado antes de ponerse de pie y seguir a la omega a la cocina.





♦♦♦






Ya eran las cuatro de la tarde, Jungkook no había llegado en todo el día. Hace unas horas habían terminado de hacer pan, el omega jamás había disfrutado tanto en cocinar. Pues Jimin pudo hablar un poco más acerca de él, en ningún momento lo vio con lástima o algo parecido, de lo contrario, se mostró tan comprensiva que hasta sintió ganas de llorar.

Hace tres años no sentía esa cercanía a una familia, hace tres años que no tenía esas cálidas charlas que se pueden tener con tu madre o cualquier tía. No sentía cariño, amor, todos los valores que abundaban en una persona con un techo. Ella también le había contado un poco más sobre su vida, el castaño entendió el porqué de que la Señora y Suga hayan pasado por necesidades.

El alfa que había embarazado a la Señora Min la había dejado cuando se dio cuenta de que tenía a un niño en su interior. Los abandonó en la calle, la pobre omega no tenía dónde trabajar, algún familiar que le ayudara, nadie, porque todos sus parientes estaban en Canadá. Así que tuvo que pasar momentos difíciles, luego vinieron los problemas legales. Le trataron de quitar a Suga más de una vez porque no tenía donde vivir, y un pequeño niño no merecía eso.

 Sin embargo, una alfa que terminó conociéndola por casualidad de la vida, la adoptó en su casa con su hijo. Ella trabajaba en una compañía y la Señora Min le ayudaba con los deberes de su hogar.

Luego la alfa tuvo que mudarse a otro país. Y ellos tuvieron que volver a la calle, pero fueron dos días de tragedia cuando vieron un anuncio de un departamento en alquiler gracias a un chico que trabaja en el cine.

Fueron ahí. Y es donde actualmente viven. Al día siguiente, Suga consiguió un trabajo en la empresa Jeon Army. Y con eso un nuevo comienzo.

Jimin estaba impresionado de como los alfas podían llegar a ser tan hijos de puta. Le daba coraje, si no fuera su instinto omega que lo obligaba a necesitar uno, entonces estaba totalmente seguro de que los odiaría.

Dejó salir un suspiro. El alfa no había llegado, lo había estado esperando por muchas horas. Jimin bajó la mirada hacia la bolsa que contenía dos galletas que él mismo le había preparado al alfa, aprovechando de que la omega le estaba enseñando a hacer un poco de todo.

—Jimin, ya vendrá. —sonrió la omega, le había llegado el olor a tristeza al cuarto donde estaba acostada.

—Pero...

—A lo que dice Yoon Gi, le gustas a Jungkook, mucho. ¿Crees que se olvidaría de ti?

Jimin se mordió el labio dudoso. Bueno, era obvio que Jungkook no se podía olvidar de él, pero quizás le haya salido una conferencia o algo más importante y por eso no haya podido venir.

—Quizás tuvo que...—el sonido de alguien tocando la puerta lo hizo callarse.

La Señora Min caminó hacia ésta y en unos momentos ya estaba abierta. Los ojos del omega se iluminaron al ver la figura del alfa mirándolo con una sonrisa.

—Oye, bonito. —sonrió. Saludó a la omega y luego volvió hacia Jimin. —¿Estás listo?

Jimin asintió emocionado, tomando la mochila que Suga le había dado para poder guardar su ropa de repuesto. Se despidió de la omega con un beso en la mejilla. Jungkook se despidió de ella también tomando a Jimin posesivamente de la cintura.

Una vez cerrada la puerta, Jungkook se detuvo y observó que Jimin iba con un short corto, una camisa floja. Sonrió y lo atrajo a su cuerpo antes de llegar al coche. Tomó los labios del omega con los suyos y dejó varios mordiscos juguetones que Jimin trataba de corresponder.

—Hueles a felicidad. —dijo el alfa. —¿Me extrañaste?

Jimin asintió apenado.

—Pensé que no vendrías...

—Bebé, te dije que pasaría por ti a las cuatro...—sonrió el empresario.

Jimin hizo una mueca de confusión. ¿En qué momento se lo había dicho?

—No recuerdo...—contestó apenado.

—Es porque de seguro estabas más concentrado en mis besos que en lo que te decía. —sonrió Jungkook.

Ambos caminaron hacia el auto del alfa. Jungkook se fue al lado opuesto del auto para poder abrirle la puerta al menor. Jimin sonrió avergonzado y entró al auto. Aún no se acostumbrara a tanta elegancia o finura. Jeon volvió a su puesto de piloto y arrancó el auto.

—Podemos estar el tiempo que queramos, tú me dices cuando quieras irte. —miró al omega.

Jimin asintió mirando instintivamente el perfil de Jungkook. El pelinegro tenía un poco de barba, sus clavículas se marcaban perfectamente. Su piel se veía apetecible y suave, causándole deseos al omega de acariciarlo. Pudo divisar que el alfa tenía un piercing en su nariz. Era alto, aún estando sentado se le notaba, sus dedos apretando el volante lo hacían ver de una manera demasiado sexy. Ver como se concentraba en el camino hizo que se quedara más embobado.

No supo en qué momento el auto se detuvo y los labios de Jungkook sobre los suyos lo hicieron reaccionar. La cálida lengua del mayor rozaba ligeramente su labio, si el omega no fuera tan inocente se daría cuenta de que al alfa estaba pidiendo permiso para profundizar ese beso, pero sólo se dedicó a acariciar la mejilla de Jeon mientras los labios del anterior se adueñaban de los suyos.

—Vamos. —dijo el alfa, dio un último beso a sus labios y se dispuso a salir del auto. Jimin duró unos segundos en reaccionar y seguirlo.

Cuando estuvieron en la entrada, Jungkook caminó con la mano entrelazada de su omega. Habían varias personas acostadas mientras que les dedicaban un masaje en la espalda. Al castaño le llegaban una mezcla de olores tropicales que confundían el ambiente, por lo que no supo quién era omegas o alfas, pero el pensamiento de saber que todos eran betas lo ponía tranquilo.

Admiró todo con determinación mientras que Jungkook se quedaba hablando con la recepcionista. Era como estar en medio de la naturaleza, él amaba la naturaleza, más que todo porque varias veces le tocó dormir en parques y arbustos para mantener el calor. Una cascada estaba bajando desde quién sabe dónde, el lugar se veía inmenso.

Sintió una mano en su cintura y un beso en su mejilla, se volteó para ver a Jungkook con ojos emocionados. El alfa sonrió al verlo y lo tomó de la cintura para acercarlo a su cuerpo.

—Ya nuestro espacio está listo, vamos amor. —susurró en su oído. Jimin se sonrojó y se dejó guiar por el alfa.

Subieron unas escaleras y tomaron varias vueltas hasta llegar a unas habitaciones. Entraron a la que tenía el número uno, Jimin entró primero y Jungkook detrás de él.

El panorama era, en una palabra, asombroso.

Jimin miró como ahí adentro había un jacuzzi, varias plantas que adornaban la zona y unas candelas encendidas. No podía cerrar la boca de ver cuanta belleza y paz se reflejaba en un cuarto. Por fuera se veía pequeño, pero dentro era tan espacioso que el omega no podía creerlo. Sonrió como un niño pequeño y se volteó hacia el alfa para tomarlo de la camisa levemente y señalar el jacuzzi.

El alfa asintió y se acercó a su oído.

—Ve entrando al agua amor, tengo que usar el baño primero.

Jimin asintió, se quitó los zapatos al mismo tiempo que Jungkook entraba en el cubículo del baño. El omega se acercó al jacuzzi con una expresión de emoción plasmada, una sonrisa de felicidad de oreja a oreja. Él amaba el agua, ya había olvidado lo que era sentir estar dentro de una piscina.

Subió las gradas que estaban fuera del jacuzzi y se quitó la camisa, dejando a la vista su pálido abdomen. Sus dedos de los pies se movieron para tocar el agua tibia del aparato, cerró los ojos y dejó salir un gemido de felicidad cuando sintió la calidez.

Metió una pierna primero y luego la otra. Entró hasta que el agua le llegara al pecho y dejó salir un suspiro de placer. Joder, estaba tan feliz. Jungkook lo había traído a un lugar increíble.

Escuchó la puerta del baño abrirse. Esperó unos segundos antes de abrirlos y ver al alfa.

Su boca se abrió y sus mejillas se coloraron violentamente cuando un Jungkook completamente desnudo caminaba hacia donde él se encontraba.




UwU

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