Capítulo 1.
Jungkook salió de su oficina con cansancio. Dejó todo ordenado antes de comenzar a dirigirse a la salida del edificio. No había podido estar en paz toda la tarde, pensando en el omega que tenía que conocer, en los putos mensajes de Jin jodiéndole la vida y en los asuntos de la empresa. Le había dicho al alfa de la manera más clara posible que se olvidara de que existía, pero al parecer a el puto de Kim no le cabía en la cabeza.
"Tengo que cambiar de número." Pensó cuando iba abriendo la puerta del edificio, estaba todo solitario, y eso que sólo eran las ocho de la noche. Pasó por alto el saludo del guarda de seguridad, tampoco es como si le interesara, y caminó hacia su auto, uno que había comprado hace semanas atrás.
Quería ir a beber unas cervezas, así se la pasaría bien al menos un rato. Una vez dentro de su auto miró su móvil y observó las notificaciones de nuevos seguidores en instagram, sonrió con arrogancia, le gustaba ser el centro de atención de todos, tener millones de personas siguiéndolo y haciéndolo sentir más importante de lo que ya era. Por estar pensando en lo genial que se consideraba, casi olvida buscar algún contacto que saliera con él esta noche para pasarla bien. Vio su lista de contactos y frunció el ceño, pensando seriamente decirle a su última conquista, pero sabía que Josh no estaría con él a menos de que le diera indicios de algo sentimental, cosa que no pasaría ni en un millón de años.
Bufó con molestia al no encontrar a nadie interesante para su gusto. Encendió su hermoso carro para comenzar a conducir hacia su casa. Bueno, literalmente, la mansión de sus padres, que pronto, al igual que la empresa, sería suya. Compraría cervezas en una tienda y estaría desnudo en su cuarto mirando pornografía o haciendo cualquier otra cosa que se le viniera a la mente, no podía llamar a un prostituto porque la última vez lo habían descubierto y como resultado, lo tenían más vigilado.
Se detuvo en la primera tienda que encontró en el camino. Bajó del auto, acomodándose su lujoso y elegante traje de empresario, haciendo saber a las personas que se trataba de Jeon Jungkook, el hijo de dueño de las empresas Jeon Army. Se había acostumbrado a que lo traten con respeto y a conseguir a cualquier omega que se le antojara cuando le llegaba el periodo de celo. Se había acostado con infinidad de omegas, uno que otro beta, incluso cuando estuvo con Jin, mientras que le cancelaba alguna cita al castaño, estaba metiéndosela hasta el fondo a un omega cualquiera.
Buscó las cervezas y uno que otro paquete de frituras antes de ir a pagarlo. Miró con desprecio a la chica que se dedicaba a cobrarle, no tenía olor alguno, por lo que supo de inmediato que se trataba de una beta. Los betas estaban en el medio de sus razas, no poseían olor como los omegas o los alfas, por lo tanto no podían oler el olor que emanaban éstos, no ejercían dominio pero tampoco eran dominados. Y la mayoría de ellos se casaban con otros betas. Así que la chica miró sin expresión alguna a Jungkook, masticando su chicle con pereza mientras que se dedicaba a pasar con lentitud las cervezas por el sensor de precios. Jungkook gruñó para que se apresurara pero la chica continuó así hasta que le cobró al hombre y éste se largó enojado.
***
-Ay Suga... lo siento tanto...-habló su amiga Me Ji Woo. La chica lo atrajo a su cuerpo para abrazarlo. El omega se lanzó a ella para devolverle el abrazo antes de soltarse a llorar. Le había contado todo lo que pasó hace unas horas con el pelinegro.
-Estoy harto de que me trate a su antojo, sé que lo hace solo porque soy un omega. -hipó el chico. Ji Woo lo abrazó y le frotó la espalda.
Suga y Ji Woo eran mejores amigos. Ji Woo era una prostituta, pero no por elección, si no porque su madre los abandonó a ella y a sus hermanos cuando ella acababa el colegio. Nadie quiso aceptar a una pobre omega en algún trabajo, ya que no tenía nada de experiencia con ningún trabajo, así que luego de una semana de pasar hambre con sus pequeños hermanos y bajo la amenaza de la casera de echarlos a la calle, llegó a la zona roja coreana y empezó su nuevo trabajo vendiendo su cuerpo. Le daba asco su vida, pero se prometió a sí misma no hacer lo que su madre les hizo a ellos. Cabe decir que Suga y ella crecieron juntos en el mismo colegio, los dos eran vecinos, de los lugares más pobres de Corea del sur. Pero la diferencia es que Suga pudo entrar a una de las empresas Jeon Army luego de un día donde estuvieron buscando puestos para nuevos empleados, comenzó como un simple ayudante, luego pasó a mensajero, luego a recepcionista y actualmente a asistente de un imbécil.
-Puedes quejarte...-dijo su mejor amiga en el oído del omega.
-¿Estás loca? -preguntó alarmado. -Si me quejo lo más seguro es que me echen a la calle, no puedo hacer eso, no ahora que mamá a comenzado a librarse de las deudas.
-Suga, no puedes dejar que ese alfa te haga como quiera, no solo porque eres un omega puede hacer eso.
-Por Dios Ji Woo, pareciera que no vives en este mundo. ¡Nosotros los omegas hombres somos basura! -exclamó molesto. -¡Ni siquiera el derecho del seguro social tenemos!
Me Ji Woo se mordió el labio inferior, desgraciadamente su mejor amigo tenía razón. Las omegas eran lo que los alfas buscaban, pero los omegas hombres eran lo que detestaban. Rara vez es que habían excepciones, y como no, criticadas por el planeta entero.
-¿Entonces qué piensas hacer? Dime como te puedo ayudar Yoon Gi...-pidió Ji Woo acariciándole la mejilla.
-No hay nada que puedas hacer Ji Woo, no conozco a ningún omega hombre. Pero si no consigo a uno, entonces seré hombre muerto. -susurró.
-Aquí hay muchos omegas Suga, ¿por qué no lo intentas? -propuso su amiga. Suga alzó una ceja sin creerlo.
El bar donde estaban estaba lleno de personas. Muchos olores se mezclaban, olores de alfas, omegas, alcohol, drogas y sudor. Miró alrededor de la sala, todos bailaban, bebían y se besaban vulgarmente.
-¿Y qué se supone que les diga? Algo como: "Oye, mira, mi jefe quiere un omega para el fin de semana o sino seré un chico desempleado." ¡Por favor Ji Woo! -exclamó.
-No seas tan idiota Suga. Sólo di que es para el imbécil del empresario Jeon Jungkook y verás como caen en un solo momento.
El omega se lo pensó unos segundos. La idea era buena, pero no veía a nadie solo, todos estaban acompañados y follando con ropa, metidos en sus asuntos.
-¡Eh, puta! -gritó un hombre adulto, no había que ser tonto para saber que se trataba de un alfa. -¡Ven aquí y pon a trabajar esa boca!
Ji Woo bajó la mirada avergonzada, odiaba cuando Suga presenciaba como la trataban. Su mejor amigo se levantó con todas las intenciones de ir a pelear con el alfa pero su amiga fue más rápida y lo tomó de la mano, deteniéndolo.
-Está bien. Sé cómo lidiar con estas cosas. Ve a casa Suga, descansa un poco y no te metas en problemas. -besó la mejilla de su amigo.
Luego de eso comenzó a caminar hacia donde el alfa la había llamado, el aire se llenó con el olor de alfas excitados. El ojimiel miró con preocupación a su amiga, prefirió hacerle caso, no podía aguantar ver como la humillaban y no poder hacer nada. Salió del bar por la puerta trasera.
Muchas personas estaban afuera besándose a más no poder. Miró con disgusto como un alfa penetraba a una omega una y otra vez sin importar que los miraran. Caminó lejos de ahí y se acomodó el traje. Tenía miedo, no quería ser despedido, es decir, se había esforzado mucho para poder estar donde estaba ahora. No podía creer que su trabajo dependiera de encontrar un omega, siempre pensó que sería por hacer algún error grave o algo por el estilo.
Ya una vez lejos del bar, caminó por los oscuros callejones. Sabía como cuidarse solo gracias a muchos años viviendo de la calle. Sus sentidos se enfocaron en el ruido que provenía de la oscuridad. Sacó su teléfono rápidamente, abriendo el foco e iluminando los contenedores de basura. Pudo ver como un chico de cabellera rubio rebuscaba en las bolsas de basura, tal como si fuera una rata. Cuando se dio cuenta de la potente luz que lo apuntaba, se dio la vuelta con miedo y miró a Yoon Gi.
-Por favor no me lastimes, solo quiero comida. -habló con miedo.
-Tranquilo...-susurró con la voz calmada, pudo ver que los ojos del chico eran cafés con un toque de verde. -No te dañaré... ¿por qué rebuscas en la basura? -preguntó con cuidado.
-Porque vivo en la calle. -habló como si fuera lo más común del mundo.
Suga se acercó un poco más y analizó al pequeño que tenía enfrente. Tenía la ropa sucia, al igual que su cuerpo. Pero no fue eso lo que lo distrajo, un olor se coló por sus fosas nasales. Miró al chico con pena.
Era otro omega.
El castaño al ver que Suga continuaba acercándose se hizo hacia atrás. Suga se detuvo y lo miró.
-¿Cómo te llamas? -preguntó con sutileza.
El otro omega se debatió entre si decirle o no hacerlo, pero al final dejó salir un suspiro antes de susurrar:
-Jimin.
***
Espero que disfruten la adaptación :3
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