Dilema 54

La luz resplandeciente lo estaba cegando mientras un dolor agudo continuaba azotándole la espalda, apenas dejando que se moviera con normalidad, siendo un buen recordatorio de lo idiota que había sido al perder el equilibro en la pared de la azotea.

La Luna había sido muy clara con su respuesta.

─Al menos una de tus dos neuronas funcionó para decidir el mejor lugar para caer─ exclamó Yoongi desde el sofá.

Jungkook levantó la mirada hacia él mientras bostezaba, dejando sobre la mesa su tableta gráfica junto a la computadora que resplandecía con lo que llevaba de la pieza publicitaria. Un pequeño respiro nunca venía mal.

─Tienes razón, pude haber muerto─ concede, encogiéndose de hombros por costumbre y lamentándose minutos después─. Un salto hacia atrás: la decisión más inteligente que podré tomar en mi vida.

Yoongi estira su mano, pidiendo a Jungkook que termine de recorrer el espacio que queda entre ellos. El chico gatea hasta él, bromeando un poco el exagerado movimiento de sus caderas, algo gracioso de comparar con un felino cuando su especie era tan diferente. Finalmente, la palma de Yoongi se coloca sobre la mejilla del Beta, acariciándolo con cariño, sus ojos tornándose ligeramente rojos y extrañamente suaves.

La puerta se abre en ese momento, casi en silencio.

─Kookie, estoy replanteándome la propuesta de salir contigo, ¿sabes?─ sonriendo con las encías mostrándose mientras sus pequeños ojos se convertían en finas líneas.

─¿Estás dejándome, Min Yoongi? ¡Yo creí que lo que teníamos era especial!─ el grito dramático del Alfa pelirrojo cruzó la habitación mientras ingresaba al lugar como un remolino de emociones.

Jungkook se separó de Yoongi tan pronto le fue posible, saliendo del camino de Taehyung. Mientras ambos Alfas luchaban sobre el sillón, uno por abrazar y otro por escapar, Jimin terminó sentado sobre las piernas de Jungkook, abrazándose a su torso como si su vida dependiera de ello.

─¿Algo cambió en la disposición de la ceremonia?─ pregunta el Beta, recostando su cálida mejilla sobre la cabeza del chico, dándose unos segundos para apreciar el olor de su cabello, algo suave y dulce.

─No, todo estará listo para dentro de una semana─ su voz amortiguada por la camisa de Jungkook─. Tengo sueño.

─Vamos a la cama, ya hiciste suficiente por el día de hoy, te mereces un descanso─ pide Jungkook, comenzando a acomodar al chico entre sus brazos para cargarlo.

Jimin se quedó quieto, esperando paciente, antes de hablar

─Quiero que te quedes conmigo unos minutos, ¿puedes?─ la pregunta llega cuando ya se encuentra de pie, ignorando los quejidos y pedidos de ayuda por parte de Taehyung.

El Beta solo necesita ver la hora en su computadora para contestarle, notando que aún le quedaban por lo menos veinte minutos.

─Claro que sí, todo por mi Omega favorito─ Jungkook intenta mantener calmado su ritmo cardiaco, aquellos signos que delataran lo alterado que se encontraba por la mera presencia de Jimin y Taehyung tan cerca de él─. Yoongi, ¿con quién hoy?

─Contigo─ responde antes de sacarse a Taehyung de encima de una patada─. La pareja destinada debe dormir en la misma habitación.

Un dato que a nadie le importaba, ya llevaban bastante tiempo compartiendo los tres una sola cama, pero esa era otra cosa que no debían contarle a nadie.

En silencio, Jungkook avanza por el pasillo con Jimin en brazos, el cuerpo del chico relajándose contra él mientras susurra algunas incoherencias. Llegan a la habitación con el corazón de Jungkook rebotando contra su pecho, Jimin escuchándolo como si se tratara de una dulce melodía.

─El lado derecho de la cama─ Jungkook piensa en voz alta mientras deja al chico extendido en ese lado─. Solo déjame ir por tu frazada amarilla─ se gira, sabiendo que la encontrará doblada en el armario de Taehyung.

Tarda poco en volver a su lado, tomándose la molestia de envolver al chico con suavidad y ternura, el cariño implícito en cada uno de sus movimientos, todo esto mientras los ojos del Omega lo siguen. Para Jungkook, la mirada de Jimin contenía todas las estrellas del firmamento, no cruzaba por su mente que el Omega pensara lo mismo de él.

─Te amo─ susurró Jimin mientras Jungkook se acostaba a su lado, tomando una de las manos del Beta entre las suyas.

Su corazón no tenía ni un solo descanso al parecer, pero intentó calmarlo con todas sus fuerzas, girando para quedar frente al dulce chico al que le pertenecía su corazón. Se negaba a dividirlo para ambos.

Perdido en sus propios sentimientos y pensamientos, Jungkook no consiguió comprender la verdad detrás de sus palabras, el tono desgarrador que se ocultaba en la pronunciación de dos palabras y una sonrisa resplandeciente.

─Yo también te amo─ pronunció despacio en un susurro, su voz temblando levemente por la intensidad del sentimiento que golpeaba en su interior.

Lo haz dicho miles de veces, se recordó, lo tomará de forma fraternal.

Pero sus recuerdos hicieron flotar aquel momento de forma traicionera: El corto beso que había compartido con Jimin durante el celo. Sus mejillas no tardaron en tintarse de rojo, agradeciendo no haber encendido la luz al ingresar a la habitación.

Las manos del Omega buscaron su rostro, tocándolo con el cuidado con el que se toma al ser más preciado, acercándose a él de forma un poco dudosa hasta que se encontraron a unos centímetros de distancia, cambiando su dirección en el momento exacto para dejar un pequeño beso sobre la punta de su nariz.

Frenéticos, ambos corazones latían desbocados, las mejillas tintándose de rojo mientras se alejaban. Vaya maraña de pensamientos en la que ambos cayeron.

─Buenas noches, Jiminie─ fueron las palabras inconscientes de Jungkook antes de que el grito de Taehyung los hiciera dar un salto sobre la cama.

Deja vú, el Beta se burló del momento mientras se levantaba de la cama con cuidado.

─Voy a ver que no se maten antes de la ceremonia, ¿sí? Descansa─ pidió, sus pasos alejándolo cada vez más de la verdad que el Omega quería soltarle en ese momento.

Te amamos, fueron las palabras que quedaron atrapadas en sus labios sellados, Taehyung y yo te queremos a ti.

Cuando Jungkook llegó al salón principal no pudo evitar que una sonrisa le estirara los labios, haciendo un alto contraste con el tono rojizo de su rostro.

Finalmente, luego de miles de intentos por parte de Taehyung, el Alfa pelirrojo consiguió tener a Yoongi abrazado entre sus piernas. Puede que Jungkook estuviese enamorado de Taehyung, pero sentir celos por una cosa así era absurda, en realidad amaba cuando esos dos se daban muestras de afecto físico. Sin que lo notara, el chico deslizó su teléfono entre sus manos para tomar unas cuantas fotografías.

─Te equivocas de persona, TaeTae, es a Jungkookie a quien quieres abrazar de esta forma─ intentando apartarse, Yoongi forcejea unos cuantos segundos─. ¿Sabes qué? Me rindo, amo el aroma a Alfa, ya para qué quejarme.

La risa del chico se escapó entonces, llamando la atención de Taehyung y Yoongi, que giraron la cabeza en su dirección.

─Ustedes son la pareja más tierna que vi en la vida─ suelta, dirigiéndose a pasos ligeros hacia su computadora sobre la mesa─. Ya vuelvo.

Dos pares de ojos rojos no tardan en brillar.

─Se puede saber, ¿a dónde vas tan tarde?─ pregunta Taehyung, su barbilla abriéndose espacio en el hueco del cuello de Yoongi, acercando la nariz al nacimiento del aroma─. Voy a matar a Yugyeom quiere salir tan tarde contigo.

─Voy a la azotea─ responde, girando los ojos─, quiero ver las estrellas un rato.

─Lleva abrigo y bufanda─ le recuerda Yoongi, que ahora parece demasiado manso entre los brazos de Taehyung.

Mío.

Un pequeño fuego se enciende en su interior y nada más al notarlo decide ignorarlo, desechando la agria emoción. Toma el abrigo que Taehyung había usado para salir y se enrolla alrededor del cuello la bufanda rosa que Jimin llevaba esa mañana. Sale sin ver hacia atrás, sus instintos encendiéndose mientras corría grácilmente en dirección a las escaleras que daban a la azotea.

Se sintió completo cuando el gélido viento le azotó el rostro, cerrando los ojos con fuerza mientras inhalaba profundamente, sus brazos extendiéndose a los lados y su sonrisa deslumbrando a la enorme luna que dominaba el cielo.

Extrañamente, Jungkook sentía como si recibía un abrazo del cielo al hacer eso. Sintiéndose renovado, el chico abre los ojos para observar a la madre de todos los lobos, saludándola con una graciosa reverencia antes de correr de nuevo a la pared, esta vez frenando el intento de subir. Su espalda aún se encontraba resentida del pasado golpe.

Su mente, contrario a lo que pensaba que le sucedería, se encuentra tranquila, embotada en felicidad mientras un vaporoso manto se diluye de forma serena. No fuerza a las imágenes para llegar a él, simplemente deja que se muestren en el orden que desean.

Si la Luna desea que vea algo, lo veré, piensa, dejándose envolver en el pasado.

Nunca pensó que podría tener buenos recuerdos guardados dentro de él.

Enormes arboles se extendían en la lejanía, cortando la vista del cielo grisáceo encapotado. Jungkook lo contemplaba con anhelo, sabiendo que si el cielo comenzaba a llorar no le quedaría de otra más que pasarla con Yugyeom.

El nombrado toma su mano en ese momento, apurándolo a caminar en dirección a su hogar justo como el resto de la manada que huía sin prestarles atención.

─Vas demasiado rápido─ se quejaba entre risas.

─Tú eres más veloz de yo, mueve las piernas─ le seguía Yugyeom, que extrañamente parecía más el de ahora que el adolescente de su recuerdo real.

Al momento en que el Alfa giro para sonreírle Jungkook nota que chocarían contra uno de los ancianos. Cuando frenó para tirar de su novio secreto ya era demasiado tarde, el cuerpo del anciano congelándose en el lugar.

─Lo siento mucho, señor─ apresuró a disculparse el joven lobo, su rostro entero tornándose rojo─. Estábamos huyendo de la lluvia y no lo vimos venir.

Los ojos del anciano no veían a Yugyeom, sino a Jungkook. El chico sabía que se trataba solo de un recuerdo, nada más que eso, pero comenzaba a tener la sensación de que eso se encontraba sucediendo en ese instante. El viejo rostro de ese anciano le era familiar, pero a la vez no recordaba si se encontraba en el Consejo de su manada o si se trataba de uno de los que conoció mientras Jimin y Taehyung preparaban la ceremonia con Seung.

Aquel viejo se acerca a él ignorando completamente a Yugyeom, su mano huesuda y morena acercándose a su rostro lentamente, los ojos centellando en un tono rosado.

¿Rosado?

Cuando lo toca, todo a su alrededor desaparece, quedando únicamente ellos en medio de lo que parecía ser el Bosque Sagrado. La voz ronca del Alfa comienza a resonar dentro de su cabeza, hablando con firmeza.

─Eres de ambos, Jeon Jungkook, el punto medio entre el principio y el fin. La representación del balance que el mundo necesita recuperar.

Aquel rostro que creía conocer lentamente se corre hacia un lado como si se tratase de un trozo de seda, descubriendo la verdadera identidad de quien le daba el mensaje.

Sus ojos se abren bruscamente antes de comprenderlo, quedando de nuevo frente a la Luna, mientras en su cabeza el pasillo aparece paulatinamente, aquella extraña alfombra desenrollándose unos centímetros más, a medio metro de tocas las puertas.

Las manos rugosas de la mujer se mueven inquietas sobre las páginas amarillentas del cuaderno que apoya en el escritorio, sus ojos marrones buscando entre las líneas alguna palabra clave que fuese la pieza que le faltaba al rompecabezas.

─Karrell, cálmate, está bien si no recuerdas donde lo apuntaste─ intenta consolarla el Alfa del otro lado del escritorio, que también sostenía un viejo cuaderno lleno de garabatos desordenados─. Sabemos lo necesario, podríamos preguntarle para comprobar si es lo que pensamos.

─Tú y yo conocemos muy bien lo que es esto, Namjoon─ murmura la mujer, inmersa en sus propios recuerdos escritos─. Solo nos queda una semana y creo que decidió dejarlos ser felices sin él.

Con un suspiro, el Alfa deja ese cuaderno cerrado sobre el escritorio, rindiéndose sin decirlo en voz alta. Llevaban buscando esas memorias desde hace dos meses, pero parecían haberse esfumado.

─Sabrá qué hacer cuando llegue el momento─ le asegura─. Cuando intenten tocar el vínculo... Él sabrá qué hacer.

─Puede qué, pero quiero estar preparada para lo peor sin importar lo que creamos─ con manos temblorosas, Karrell desata la bufanda que siempre llevaba enrollada alrededor del cuello.

Namjoon solo puede observarla con pesar antes de tomar otro cuaderno.

¡Yoooh! Un Clearke con el Dilema 54 por aquí (˵ ͡° ͜ʖ ͡°˵)

¿Qué les pareció este Dilema? ¿Se sintió más largo o corto? ¿No tenemos suficiente TaeGi y YoonKook aún? ¿Algo que decir sobre el intento de declaración de Jimin? ¿Qué les parece este nuevo recuerdo? ¿Alguna idea de lo que buscan Karrell y Namjoon?

Ahora la pregunta importante: ¿Qué tal si le dedico el próximo Dilema a la primera persona que vote este capítulo?

Esta semana vamos a tener dos capítulos ✌🐺 así que nos vemos mañana con el Dilema 55, cada vez más cerca de la ceremonia.

¡Y oficialmente nos encontramos a 11 Dilemas de terminar esta historia!

Cuídense mucho y nos vemos en el próximo Dilema❁

∆Clearke Al Poder∆

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