Segunda vez; crema dulce en los labios

Advertencia: La siguiente lectura debo informarles que es para público adulto joven mayores de 21 años en adelante, contiene temas de sexo explícito y uso de parafilias en algunos capítulos de la historia, lenguaje vulgar y altisonante que podría considerarse ofensivo, relaciones con menor entre escenas BDSM. Se prohíbe que los adolescentes lean los siguientes capítulos. Fanfic de Gravity Falls únicamente de lectura erótica y smut explícito.

Nota de la autora: Por favor no practiquen esto con sus parejas, cuiden de su salud sexual, los personajes son ficticios.

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Segunda vez; crema dulce en los labios

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Sabes muy bien que desde pequeña tu madre te regañaba por sentarte con las piernas abiertas, mientras llevabas un vestido muy bonito, la cual muchos podrían quedarte viendo. Te decía que no era correcto en una señorita tener las piernas abiertas y balanceándolas a los lados, como una forma de des aburrirse.

Y que estaba prohibido subirse a la mesada de la cocina, que no era un lugar para sentarse. Porque podría caerse o vencer el peso del mueble.

También estaba prohibido comer dulces antes de la hora de la cena. Porque se llenaría y no tendría espacio para lo primordial.

La joven adolescente no estaba obedeciendo todas esas reglas el día de hoy, ni mucho menos su acompañante quien fue el principal autor de sus crímenes.

La tarde rojiza de julio iluminaba los ventanales de la cocina, una luz tenue era lo que estaba encendido en la campana de la estufa entre un juego de cuatro luces vintage coronaba la mesada de la barra de madera lisa de roble de cerezo. Había utensilios de cocina esparcidos descuidadamente alrededor, a un lado de estos estaba el bol de porcelana negra con una especie de crema dulce a medio terminar, enseguida estaba el molde con la galleta triturada acomodada con la mantequilla derretida a medio esparcir, un plato de fresas frescas y moras azules recién cortadas, rodaron fuera y algunas estaban mordisqueadas.

No hay nadie más, solo dos personas encerrados en la cocina con el ambiente fresco del lugar.

El sonido húmedo y viscoso resonaba en las paredes de la cocina, un sonido similar como el chapoteo del agua en tiempo de lluvia. Provenía de la nívea entrepierna de una chica. Ella no sabía cómo podía comparar ese incesante ruido que escuchaba y la fricción de los dedos que entraban dentro y fuera de su pequeña abertura vaginal, con esa fricción que rozaba su carne semi humeda.

Solo el calor de su aliento y las lamidas que presionaban sobre sus labios vaginales eran el mártir de la pequeña adolescente, quien había insistido mucho en no tocarla ni mucho menos con la boca. Pero su amo el día de hoy no le importó su protesta cuando la atrapo con un agarre firme y autoritario. Sintiendo la rigurosa lengua húmeda tocar el centro de su ingle y frotar su clítoris como si se tratase de un caramelo interminable que quisiera saborear hasta la última lamida y dejarla hinchada. Provocaron que sus cabellos se erizaran de la emoción. Sus manos fueron llevadas a tomar los mechones rubios, tirando entre sus dedos y frotando sus yemas contra el cuero cabelludo del hombre. Era sedoso y muy cuidado en su higiene capilar, las hebras tan fuertes que sus dedos giraban cuidadosamente para aferrarse y envolverse. Sus piernas cubiertas por las calcetas negras rodeaban por encima de sus hombros siendo elevadas de su posición debido a su diferencia de estaturas, mientras las manos masculinas la sostenían; una amasaba su pequeño trasero redondo y otra sostenía el ritmo ligeramente rápido de sus dedos sobre su pequeño sexo rosado.

Mabel tenía sus ojos entrecerrados mirando el techo oscuro tan alto y con el contraste de las paredes de la cocina que eran un tono gris claro entre el viejo tapiz que dividía el comedor de la cocina. Su voz emitía sonidos muy indecentes y doloridos en su garganta, cada gemido y suspiro era una mezcla entre un nuevo placer y un dolor constante por la lengua del mayor y la penetración de sus dedos.

Y es porque él no paraba de lamer y untar más crema dulce en su centro. El choque de la cuchara con el plato daba indicar que nuevamente abandono sus dedos y unto más dulce en su entrada, antes de sentir la intensa penetración y su lengua y labios devorarla.

Ella gimoteo cuando el mayor tomo rapidez en sus lamidas dando en los puntos más sensibles, su uretra y su clítoris. Curvo sus dos dedos en forma de agarre hacía delante, empujando y arrastrando su carne del piso pélvico. Empuje tras empuje muy dentro y la fricción del guante llenándola. El dolor la invadió cuando fueron muy insistentes los empujes y su centro palpitaba dolorosamente.

No era porque estaba lo suficiente húmeda o no había logrado lubricarse a tiempo, fue porque la crema dulce que utilizo el mayor sobre su vulva había dejado un rastro pegajoso entre el azúcar y la crema, dejando secar una parte en su abertura vaginal antes de ser penetrada nuevamente por los dos dedos y dejar que la fricción secara creando ese doloroso placer al estirarse su piel perianal y parte sus labios menores.

No aguantaba más, su lengua era fresca y húmeda con cada toque sobre sus labios y parte de su clítoris. Pero sus dedos la lastimaban, más por el guante de cuero oscuro.

- - Bill... duele – La chica soltó un gemido adolorido. – Detente... por favor.

Bill no quiso prestar atención a su suplica, ella se estaba humedeciendo de poco a poco a los lados, dio una lamida recorriendo sus pliegues para recoger su lubricación. Sus dedos la cogían a un ritmo un poco más rápido y presionando alrededor de la pared carnosa de su hendidura yendo más fuerte cuando tocaron parte de la pared contra su vientre y hacer un arrastre contra su punto G insistiendo en repetidas ocasiones.

Mabel lloro y gimió extendiendo su cuello en un intento de calmar el palpitar y la sensación de la fricción seca y dolorosa por dentro. Su alivio vino cuando los dedos enguantados de Bill se cubrieron con aquel líquido acuoso manteniendo la fricción poco dolorosa, el sonido incesante de succión y chapoteo que la envolvieron, cuando Bill toco el punto de su uretra contra su lengua y chupaba simultáneamente su clítoris. Sus manos apretaron su cabello y los gemidos fueron tornándose en un coro bajo y alto.

Sus piernas se cerraban un poco sobre el rostro masculino, la lengua diestra de su amante se arrastraba por toda su hendidura hacia hacía arriba y terminaba descendiendo hasta tocar el punto intermedio entre su uretra y arriba de su clítoris.

- - Por favor... detente – Tirando de sus mechones rubios y suplicando en forma de ruego. – Por favor...

- - Señor... Bill – La menor apretó los mechones rubios y lloro cuando no pudo resistir más la palpites en su centro.

Un líquido blanco viscoso y denso volvía a caer en su vulva descubierta, combinado entre el aliento caliente de él, la castaña se restiro contra la mesada y las intensas lamidas cerca de la entrada vaginal la golpearon con fuerza como olas fuertes y violentas de placer. Los dedos iban siendo reemplazados por la lengua gruesa y húmeda del rubio, lamiendo y penetrando muy dentro en cuanto sintió el semen femenino fluir abundante.

Sus labios estaban cálidos sobre sus pliegues y su lengua succionaba sus jugos con avidez, excavando dentro con cada lengüetazo que penetraba dentro de su estrecha vagina. Mabel dejó escapar el primer gemido tan fuerte y largo de la tarde-noche. Su reacción sorprendió a ambos. Bill Cipher dejó de acariciar su vulva y miro un momento a su rostro rojizo cubierto de lágrimas.

Ella empezó temblar y empujar con sus manos lejos de su rostro intentando detenerlo y alejarlo.

- - Por favor, por favor señor Bill – Sus manos temblaban y el corazón de la chica latía con fuerza. No resistiría más. – Duele, por favor... déjeme ir a...

Bill no le dio opción y se inclinó a su centro, mientras ella suplicaba y sollozaba.

Dio una lamida a sus pliegues saboreando el rastro de fluido y parte del dulce que aún mantenía en los bordes suaves de sus labios. Esto fue doloroso para la menor, tanto que gimoteo y lloro un poco más fuerte en su lugar.

- - ¡Por favor! – Suplico sonrojada.

Alzo la mirada subiendo un poco, para tomar el rostro de la adolescente dejando caer sus piernas por el cambio brusco de altura. Beso sus labios escuchando un suave quejido por parte de la chica, con el cual fue intensificando el beso cuando empujo su lengua dentro de su boca.

La menor dejaba sus manos caer buscando un soporte en sujetarse de su camisa y tratar de calmar el beso profundo que recibía. Aun no se acostumbraba a los besos de lengua cuando él le gustaba chupar y lamer dentro de su boca. Casi no podía saber en qué momento la atraparía en un beso profundo y caliente. Odiaba que su corazón latiera con demasiada rapidez, le costaba respirar. En cuanto se separaron para tomar aire, vio los dedos enguantados del rubio moverlos un poco y retirarlos de su vagina hasta llevarlos a su boca, dando una lamida de su lengua levemente de tono azul pálido, viendo el rastro de colmillos afilados.

- - ¿P-Por qué los lames? – Menciono sonrojada de sus mejillas. – Está sucio.

- - Sabe delicioso cuando se combinan con tu rica miel. – Colocando una mirada profunda y seductora. – Y deja de decir que está sucio.

- - Eso no es miel – Sonando avergonzada.

- - ¿Y qué es? – Pregunto en un tono perverso en sus palabras, viendo cómo se incomodaba la menor. – ¿Qué piensas que es, Mabel?

- - No... no lo sé – Tiñéndose sus mejillas rojas, sus clases de sexualidad no le ayudaban mucho, solo le habían dicho del uso del condón y las pastillas, pero jamás exploraron sobre su cuerpo o el comportamiento que tendría durante las relaciones. Lo único que se le venía a la cabeza era la orina. – Pero no lo tragues, por favor.

- - Tranquila pequeña, es solo un poco de sexo oral. – Soltando una risa oscura.

"Nadie te lame abajo como un perro sediento y hambriento"

Bill soltó una risa de tan solo escuchar los pensamientos de la adolescente. Tan pura y tan inocente podría llegar ser, y a la vez tan vulgar en esa frase. Y es que asaltar a la joven Pines mientras preparaba el postre que le iba dejar para qué degustara junto con Pyronica, después de la cena, no lo dejaría con la duda de ver lo que preparaba con tanto esmero. Fue mala idea de la chiquilla darle a probar la mezcla de la crema dulce y hablar de donde se puede rellenar.

No había nadie en la mansión y fácilmente podría comérsela entre un poco de diversión. Cuando se acercó a la chica, pregunto; ¿Puedo comer un poco del postre?

La había agarrado desprevenida y catatónica en sus movimientos, cuando la abrazo y le pidió más del dulce. Tanto que ni protesto cuando le quito las bragas rápidamente de su falda en un ágil movimiento y la subió fácilmente a la mesada, mientras con un brazo apartaba los utensilios de cocina. La había atrapado con los besos hambrientos y las caricias en su intimidad. Envuelta en las sensaciones y emociones nuevas que la pequeña apenas lidiaba y conocía. Ella había tirado la pala plástica a la mesa y se agarró abrazando su cuello, acercándose lo más que podía hacia él.

Bill soltó una risa cuando ella pensó que solo se frotarían y solo serían los besos. Aunque la menor no pudo prever que este le dijo que se la comería de abajo.

El demonio vio la mezcla de crema dulce a su lado y le ordeno a la menor abrir las piernas mientras subía el borde de su falda, inocentemente obedeció confundida todavía con la idea de frotarse, antes de ver como bañaba su vulva rosada y lampiña con la mezcla de dulce. Un regaño por parte de la menor y su protesta de no hacerlo, le valió gorro al demonio.

El leve rastro de humedad entre sus pliegues apenas se había formado con las caricias. Se había acomodado para subir sus piernas a sus hombros y avisar que le comería su sexo. El resto era que la chica termino recostada disfrutando del sexo oral por primera vez. Quieta e inocente, dejando ceder un poco a las caricias.

- - Pines, Pines, Pines - Tarareo con una sonrisa colmilluda antes de acercarse y susurrarle al oído. – No puede ser que no conozca del fluido cervical.

- - ¿Fluido cervical? – Pregunto con las mejillas enrojecidas.

Mabel se molestó al escuchar a Bill todavía riéndose y dándole esa mirada de superioridad y sabelotodo.

- - No, no sé – Sonando con la voz temblorosa y las manos apretando la poca tela que quedaba fija en sus dedos. – Lo admito, es la primera vez que lo veo. Cuando me toco o me beso, no se reconocer que es ese flujo cristalino y pegajoso que sale y mancha mis bragas. – Ladeando su rostro para ocultar su rastro de vergüenza que empezaba a carcomerla de sus nervios. – Me avergüenza cada vez que debo esconderlo de mis tíos y mi hermano, no me gusta traer la ropa mojada.

- - Y ahora que lo veo tragarlo, pienso... que está sucio. – Dijo con un hilo de voz que baja.

- - No es sucio, tampoco no es orina espesa lo que te imaginas – Colocando ambas manos a los lados del borde de la mesada, manteniendo cautiva a la gemela. – El líquido cervical de cada dama es diferente, puede ser acuoso, húmedo, aceitoso o lechoso. Tanto puede ser seco, elástico o como una cosa pegajosa como el moco. – Comento manteniendo su expresión seria. – El tuyo es núbil y virgen, es dulce y está en su punto. – Viendo el rostro ruborizado de la menor al escuchar las palabras. - Acaso no me dejaras continuar – Viendo como ella intentaba en vano ocultarse. – No quieres llegar a un rico orgasmo. Estabas a punto de tener uno muy delicioso.

- - No sé qué sucede en mi cuerpo – Sonando asustada ante la acción de acabar. – Yo por favor, disculpe pero quiero detener... duele mucho, me duele.

Hace rato tenían su sesión de besos, cada día lo tenían sin falta alguna antes de que ella se fuera. Hoy él quiso llevar un poco más de nivel y comenzar a reanudar las caricias pendientes. Vio el momento perfecto para hacerle un cunnilingus a la chica, sin que estuviera Kriptos o Hectorgon a su alrededor. Últimamente han estado actuando muy sobreprotectores de ella.

Él soltó un suspiro largo y se separó un poco. Se estiro para ver su cuerpo tensarse de momento, la gemela Pines menor tenía las mejillas arremolinadas en un rojo fuerte como el final del ocaso. Su mano volvió acariciar el muslo interno separando un poco y viendo su sexo semi húmedo, no mojado pero húmedo por las lamidas y la fricción del momento.

- - Noto que esto te lastima – Tocando la pala con la mezcla de crema dulce. - ¿No te sientes a gusto?

- - Es... rasposo y pegajoso – Dando una breve mirada a su guante. – La tela de eso... es extraño.

- - Fui muy grosero el no quitármelo –Viendo el problema en su mano, el cuero puede ser muy secante en el interior de su vagina. Tal vez era la razón de porque le dolía al movimiento. - ¿Quieres que me lo quite?

- - Yo... necesito... - Su voz sonaba apenada.

- - Es la primera vez que tienes sexo oral y sientes dolor – Tocando encima de su pubis hasta descender a los pliegues y frotar. – Algo te detiene, y sé que no es esto.

Indago un poco en su mente. Quería darle placer a la gemela Pines, pero algo detenía a la menor de terminar de excitarse. Ya no era la tela del guante, algo más impedía a la chica continuar. En cambio ella lo empujo suavemente evitando que continuara.

- - Señor Bill... la mezcla, yo debo terminar esto. – Cerrando sus muslos. – Es algo tarde...

- - De acuerdo – Retirando su mano de su muslo. – Por esta vez nos abstendremos a eso, es algo rápido para ti, Estrella fugaz. – Comento viendo la incomodidad de la chica en continuar. –Puede colocarse sus bragas, gracias por darme una probada del postre.

- - Ese no es el postre – Frunciendo el ceño. – Ni lo he terminado.

- - ¿Lo terminaras? – Dando una mirada seria. – Lo prometió mientras limpiaba la habitación del estudio.

- - Es tarde... - Pensando un poco en su promesa. Ella había insistido tanto en usar su cocina para hacer la tarta de frutos rojos con crema dulce y brillantina dorada. – Y quiero hacerlo.

- - Descuide, ya le había dicho que no me molesta – Curvando una sonrisa. – Voy a llevarla a su casa, estaremos en un santiamén. O como lo dicen esos molestos creyentes – Comento. – Pero quiero comer el postre, si es posible contigo.

- - Pero debe llevarme a mi casa después de hornearlo. Tal vez comer postre no pueda, lo siento señor Bill no puede pedir dos cosas – Bufo un poco calmado en esa situación. – Tal vez la crema no pueda usarse, no me dejo terminar de batirla y contamino la cuchara.

- - No hizo contacto contigo – Excusándose. – Solo lo vertí.

- - Igual no quedo muy denso como quería – Se quejó tomando el bol. – Voy a tener que tirarlo.

- - Mejor no – Quitándole la crema. – Me lo comeré.

- - ¡Está muy líquido y dulce! – Comento intentando recuperar el bol.

- - Dije que me la comeré junto a la tarta. – Frunciendo el ceño. – Es mío, usted lo preparo. Sería un desperdicio y una negación a algo que me gusta.

- - Se convertirá en un hombre de azúcar – Mofando las mejillas.

- - Ya quiero probar la tarta – Tarareo contento, mientras sacaba un cigarrillo de su bolsillo. - ¿Cómo en cuanto estará?

- - Solo me falta la mezcla de frutas y la mermelada que hice. – Viendo la cacerola con la mermelada de frutos rojos. – Es una pena no tener masa hecha para colocar una rejilla o...

- - ¿Hablas de esto? – Sacando del refrigerador una capa masa.

- - A veces pienso que tiene un portal o un agujero negro donde saca cada material que ocupo – Tomando el plato con la masa. – Gracias, esto ayudara.

- - La mermelada la colocare dentro de la costra de galleta. – Acercándose a la cacerola.

- - También hubiera sabido rico con eso. – Menciono con una voz divertida. – A que sabría en su...

- - ¡Me quemaría! – Protesto roja la chica, de tan solo imaginarse la mermelada recién preparada en su sexo. Como carajos explicaría en hospital sobre una quemadura en su área genital.

- - Yo iba decir una tostada dulce – Curvando una sonrisa divertida al verla roja. – Que pequeña pervertida.

- - Basta, mejor termino esto. – Tomando el molde en sus manos para acomodarlo y verter con cuidado la mermelada dentro junto a las fresas picadas y las moras.

Ella vio al mayor encender su cigarrillo y fumarlo mientras aspiraba el tabaco y la nicotina y lo exhalaba suavemente de sus labios de forma discreta. Siempre cuidando de no ser muy pronunciado el aroma, como si lo desvaneciera por otro lado.

- - ¿Es agradable? – Pregunto curiosa de ver al mayor fumar el cigarrillo.

- - Bueno Pines, después de pasar una eternidad sin nada que hacer y solo causar estragos por algunos lugares. Encontré esto como una de mis adicciones divertidas y relajantes, un simple y divertido placebo – Tomando otra calada a su cigarrillo. – También como una forma de abstenerme a otros placeres.

- - Es un tanto exagerado para decir que fuma desde chico o joven. – Colocando una expresión calmada en sus facciones y divertida por el comentario del adulto. – Pero también es peligroso fumar demasiado.

- - Hace 4 eones no me interesaba esto, solo veía a otros seres probarlo. Los humanos fueron tarde en descubrir esto – Viendo el cigarrillo. – Había otros vicios en ese tiempo. Unos que serían tabú ahora para los de tú especie.

- - ¿Cómo cuál? – Pregunto aun tratando de suprimir una risa por el comentario del chico. Le divertía cuando actuaba ajeno a ser humano, como si se creyese de un dios venerado.

- - ¿Quieres saber? – Dando una mirada de interés a la adolescente.

- - Sí se puede saber.

- - Te voy a decir solo un poco, Mabel Pines. Me gustaba el arte de la taxidermia, diseccionar los órganos y apilarlos para el estudio de la anatomía de los seres y me fascinaba coleccionar los ojos de mis víctimas, llevo un registro de interés en el nivel de escala de mis torturas cuanto dolor infligir, que causa un placer y que causa una agonía, su duración y aguante en sobrevivir, me fascina sus reacciones y lo que dirán en modo de súplica – Sonriendo y mostrando sus colmillos. – Hay una serie de lista de crímenes que he hecho y están guardadas como expediente con el bebé tiempo. Tomarla y sentarte a leerlas te llevaría un tanto de tú tiempo de tú existente vida.

- - Es entretenido cuando lees la vida de uno – Tomando una fresa para morderla y saborear su jugo. – Puedes verme y pensar que solo soy un adicto a la bebida alcohólica, el fumar grandes cantidades de tabaco y escuchar la música clásica y la opera. Que solo me dedico al negocio y ni tengo una pizca de interés de socializar con los humanos. Que solo ves un piano y te preguntas, cuando te tocare una melodía mientras bailamos al son del infierno en nuestra pasión.

Camino acercándose a la chica que lo miraba con esos ojos de arropía dulce de sus avellanados ojos, le encantaban le fascinaban tanto la curiosidad de la adolescente; fresca y hambrienta de conocimiento y caos.

- - Ahora dime, Mabel Pines – Tomando otra calada de su cigarrillo para empujar el humo lejos de ella. – Aun tienes curiosidad de mis vicios.

La menor solo hincho sus mejillas y puso una expresión de pocos amigos, sin saber si el hombre se estaba burlando de ella o le estaba contando alguna historia de un famoso asesino serial el cual nunca pudieron atrapar.

- - En ciertas palabras... - Tomando una inhalación para luego soltarlo.

- - Te gusta la cacería y la dominancia, eres un tirano con mente de un asesino – Fue su única conclusión. - ¿Y la señorita Pyronica lo permite?

- - Ella tiene intereses peores, mocosa – Comento sin tanto interés. – Pero si fuera a resumir; le gusta devorar sus víctimas y no dejar nada ni una evidencia.

- - ¿Se conocieron en una convención de terror? Cuénteme más esto es más interesante – Sintiendo la mano de Bill darle una palmadita a la cabeza.

- - Hey no olvides la tarta, estas muy preguntona – Sacando una venita de furia en su frente. – Se nota que no recuerdas nada.

- - Algún día me contara porque usted y Pyronica se casaron. – Bajando su mirada. – Si es un matrimonio por conveniencia, significa que están en proceso de arreglar algo.

- - Te lo diré en su momento, Estrella fugaz. – Viendo a la castaña realizar un puchero adorable. – Cuando todo esté en su lugar, te contare cada detalle y necesitare una respuesta tuya.

- - ¿Mía? – Sonando confundida. – Porque ocuparía una respuesta mía.

- - Es una decisión que tomaras. – Viendo el rostro de la menor sonreírle. – Mabel, te acuerdas de la burbuja en la que te encerraron.

- - ¿Qué burbuja? – Pregunto.

- - Durante el Raromagedón – Menciono de forma distorsionada la palabra.

Mabel se tambaleo un poco tras un recuerdo de una burbuja encima del puente, su cabeza dolía pero no podía pensar con claridad. Miro a Bill antes de responderle.

- - Lo siento... yo – Mirando su orbe ambarino. - ¿De que hablábamos?

- - De que ibas a meter al horno la tarta.

- - ¡Cierto! – Menciono contenta. – Solo colocare los ingredientes.

El demonio pensó un momento que aún era pronto para decirle. En su momento tendrá que recordar todo, recuperar los recuerdos es más difícil sin llegar a lastimarla.

- - Por cierto pronto iré con mis amigos a la siguiente actividad de verano – Comento en un tono alegre. – Se acerca una feria en el pueblo, va ser muy divertido.

- - ¿Divertido?

- - ¡Sí! Tal vez pueda usted y Pyronica salir a pasear... - Sintiendo la fricción en su sexo contra sus muslos. – Ahh...

Camino lentamente hasta la barra sintiendo la palpites y como sus labios rozaban entre sus muslos. Ella apretó sus piernas deteniéndose y frotando sus muslos lentamente, ese rastro húmedo y como sus labios se empapaban con la salida de un líquido muy denso que corrió por su pierna derecha fue un pequeño descubrimiento en la chica. Suspiro un poco contenta y agradable, algo que la delato ante la mirara del hombre.

- - Oh... yo ¿Puedo usar su baño? – Pregunto viendo que Bill solo le daba una mirada entrecerrada de su orbe.

- - ¿Es la urgencia que tenías hace un momento? – Dijo de brazos cruzados.

- - Sí, yo creo – Asintió, mientras tomaba su ropa interior. – Necesito usarlo, voy a limpiarme.

Nada puede engañarlo, ni siquiera la mentira falsa de la chica que estaba deseosa de continuar su placer sola en el baño.

- - Maldita mocosa – Menciono frustrado viendo sus manos cubrir su falda. – Acabas de llegar tú solita al micro orgasmo.

- - ¿Qué es? – Pregunto confusa y curiosa.

- - Dime hace un momento tenías ganas de hacerte – Alzando una ceja.

- - Sí... pero también dolía, porque sentía abajo palpitar fuertemente.

- - Eso era un orgasmo – Exhalando el humo. – Estabas teniendo uno.

- - Pero yo iba orinarme.

- - Te ibas a correr – Tomando su cigarrillo para apagarlo. – Ven aquí, Pines.

La llamo a su cercanía, Mabel estaba dudosa de acercarse pero lo vio caminar hacia ella y verlo inclinarse antes de acorralarla contra la mesada y su cuerpo. Una mano se adentró a su falda y se encamino al centro de su intimidad. Aquellos movimientos rotatorios en su clítoris y presionando en el centro de su sexo, fueron suficiente para robarle un suspiro hondo y largo a la chiquilla.

Dos dedos descendieron la penetraron en su interior, los movió de dentro hacia afuera, tornando un ritmo en su mano. Mabel llevo sus manos al torso masculino del rubio. La piedad no fue suficiente para detenerlo. Masturbo el sexo de la menor con un poco de rapidez y dureza, su otra mano tomo con un dedo parte de la mezcla y lo acerco a los labios de la chiquilla.

- - Lámelo – Gruño con una voz seria.

- - Pero... - Gimoteando en su voz.

- - Hazlo – Ordeno oscuramente a la chica, viendo la lengua rosada de la menor lamer su falange enguantado.

Se enganchó perfectamente contra su pubis y la jodió en todo el sentido de la palabra. La castigo por negarle el placer de ver su reacción. Sus movimientos duros y fuertes friccionaban lo lubricado de su interior, masturbando esa perfecta vagina apretada. Repitió la misma acción con su dedo para bañarlo en la crema y acercarlo a la chica.

Los dedos de Bill podían ser gruesos por el uso del guante y alargados, la fricción era menos dolorosa pero continuaba siendo un dolor placentero, lo suficiente para tener la sensación de palpites en su centro. Ella gimió adolorida contra su dedo y jadeando, sus piernas temblaban y sus manos comenzaron a empujar y tomar su brazo.

- - Ah, ah, ah – Mabel estaba embriagada por la nueva sensación, sus paredes apretando sus dedos y la fricción estirando su interior con un poco de dolor y ese entrañable placer que la hizo mover un poco sus caderas. – B-Bill...

El demonio sonrió perverso y se acercó a su oído a decirle de forma seductora aquellas dos palabras que la harían satisfacer un poco de su alivio.

- - Córrete, pequeña – Escuchando a la castaña soltar un grito ahogado y sollozar.

Sus piernas temblaron y su sexo pálpito con fuerza mientras sus muslos se bañaban en un líquido denso y abundante. Llegando por fin a mojarse en abundancia. El suelo se empapo con secreción femenil formando un charquito pequeño, antes de sentir como los dedos del rubio abandonaban su entrada, manteniendo el rastro de lubricación en un hilo.

Nuevamente ella vio al hombre saborear sus fluidos y degustar tal cual dulce o miel que tanto le gustaba. Tuvo que sostenerse para no caer y poder recuperar el aliento en sus pulmones.

Bill solo atino a mirarla poniendo una expresión de que no rompía ni un maldito plato. Mientras saboreaba su secreción y así un sonido de gusto.

- - Ahora sí – Dando una mirada llena de seducción. – Puedes limpiarte y ponerte las bragas, suficiente por hoy.

- - Espero que hayas aprendido lo que es tener un poco de orgasmo, así que no vuelvas a negarlo u ocultarlo. – Tomando el rostro de Mabel con su otra mano. - ¿Entendiste esta lección?

- - S-Sí - Soltando un jadeo.

- - No quiero que reprimas el deseo, Estrella fugaz.

| ⊱★⊰ |

El viaje en auto fue un punto estresante lleno por la adrenalina de tener a Bill al volante. Ella aun no puede acostumbrarse a la forma de conducir de su jefe, entre pasar por las calles del pueblo sin tener el temor de arrollar un peatonal. Arribaron a la cabaña del misterio, como siempre él estacionaria el auto a unos cuantos metros, solo para robarle un casto beso en sus labios.

Mabel siempre cuidaba de que nadie los viera, el pueblo a veces podía ser una caldera de chismes.

- - Ah, la mujer tempano de hielo vino a recogerte – Viendo a la pelirroja salir en busca de Mabel.

- - Wendy – Tomando su mochila, estuvo a punto de salir pero una mano la retuvo. - ¿Bill?

- - Olvidaba decirlo, preciosa. No vengas estos dos días, tengo un asunto que atender y Pyronica estará fuera. – Comento. – Solo por esos dos días.

- - De acuerdo – Asintiendo.

- - Procura no tocarte. – Sonando burlón. – Has tenido mucho en este día.

- - ¡Bill! – Protesto.

- - Hablo enserio – Frunciendo el ceño. – Se buena y tendrás una recompensa.

La soltó de su muñeca antes de que llegara Wendy y se acercara a Mabel.

- - Hey, gracias por traerla – Oblicuando sus cejas y dando una mirada de sospecha. – Es algo tarde otra vez, con esto es como la cuarta vez que llega a esta hora. ¿Qué tanto la hace trabajar?

- - Descuide, no es tanto el trabajo – Hablo con una voz serena. – Ella me prometió hornear una tarta que degustare regresando. – Colocando una sonrisa.

- - Últimamente le ha pedido dulces, casi obligándola a cocinar – Abrazando su amiga. – Debería descansar de los dulces, aunque si tanto le gusta. Compre en una pastelería o pedirle a su esposa que cocine la tarta. – Sonando un poco fría. – Ella se molestara si sigue haciéndolo, las mujeres son celosas, señor Cipher.

- - ¡Wendy! – Escuchando a su amiga hablarle así a Bill.

- - Estoy seguro que a Pyronica no le molesta, y si fuera a preparármela tendría que llamar al departamento de bomberos. – Agrego. – Prefiero la primera opción. Aunque no soy partidario de comprar algo hecho con maquina industrial. Sí puedo lo consigo casero. – Comento. – Aparte yo no obligo a Mabel a cocinarme la tarta, ella está en decisión de hacerlo. Y estoy seguro que es un postre que le aseguro que Pyronica y yo degustaremos y amaremos. Ya que ella es nuestra adicción a lo dulce.

- - Buenas noches, señor Cipher – Tirando de su amiga. – Procure conducir con cuidado y no traerla más tarde. La oscuridad es un peligro para nosotras.

- - Buenas noches, señorita Corduroy. – Viendo a la castaña. – Buenas noches, Mabel Pines.

- - Buenas noches, Señor Bill.

Se retiró en su vehículo dejando a las chicas a unos metros de la cabaña. La mirada desconfiada de la mujer pecosa era un aviso de que tuviera cuidado la próxima vez. No por eso era reconocida como el símbolo del hielo, fuerte y fría ante las situaciones.

Wendy tiraba del brazo de Mabel hasta la cabaña, soltándola cuando tocaron el porche.

- - ¡¿Qué fue eso?! – Protesto la castaña.

- - Una advertencia a ese sujeto – Dando una mirada exacerbada de pies a cabeza. – Muy tarde para limpiar.

- - La tarta tardo.

- - Mabel – Llamo a su amiga. – Más cuidado con Bill Cipher.

- - Fue solo un atraso.

- - Ya van varios días con el atraso – Aclaro. – No me gusta que te traiga tarde, puede que te hayan dejado pasar lo de la reunión que tuvieron. Pero recuerda que no está solo.

- - Lo sé... - Recordando su esposa.

- - Adentro, tú tío estaba preocupado.

- - Lo siento, no volverá a suceder.

- - Solo ten más cuidado – Viendo a la chica abrir la puerta y ocultar su expresión de tristeza.

Termino de entrar a la cabaña la adolescente, mientras que la mujer solo se frotaba el cabello ante la molestia que surgía en ella. Los celos nunca fueron de su agrado. Ser la mayor de tres hermanos menores nunca fue fácil, después de la muerte de su madre.

| ⊱★⊰ |

Eran las nueve de la noche cuando recogió su mochila y reviso por última vez su celular, vio a Dipper terminar el acomodar una caja de camisetas. Las ventas en la cabaña no habían bajado y tenían más visitas de turistas.

- - ¿Lista?

- - Sí, eso creo traigo todo; mochila, cartera y llaves. Oh y mi celular – Señalando el aparato en su mano. – Supongo que es todo.

- - Mi hermana está arriba dijo que tomaría un baño y se pondría la pijama.

- - Tan temprano – Menciono llevando sus manos a los bolsillos de su pantalón. – Es extraño que quiera irse a dormir, pensé que tendría más energía para desvelarse y ver la televisión.

- - Últimamente llega cansada de la mansión – Comento. – Puede que haya limpiado más de una habitación.

- - O posiblemente esté esclavizada haciendo de su cocinera.

- - ¿De qué hablas? – Acercándose a la chica. – ¿Cómo de cocinera?

- - El señor Bill Cipher dijo que Mabel le estaba haciendo una tarta – Dijo. – Mabel no hace tarta a un extraño si no es para vender, ella una vez me lo dijo.

- - Supongo que solo fue por esta vez – Soltando una risa. – Yo me preocuparía por la tarta, he convivido lo suficiente con mi hermana gemela para aprender la valiosa lección de tener cuidado con sus recetas raras.

- - ¿Por qué? Ella no cocina bien.

- - Lo contrario, cocina bien, excelente podría decirse. Pero tiene la maldita costumbre de llenar de chochitos, brillantina, confeti y colorante comestible, crema pastelera y dinosaurios de juguetes. – Sintiendo un escalofrío cuando comió un pastel de fresa con harto merengue y brillantina comestible. – Aun recuerdo el pastel de cumpleaños de mamá, tuvimos que congelar una parte por el harto merengue que dejo en la duya y la cantidad de pastel que hizo como para 25 gentes.

- - Vaya... - Colocando una expresión de culpa. – Y yo diciéndole a Bill que es un exigente, que obligaba a Mabel a cocinar.

- - Sí ella se ofreció o le dieron permiso de utilizar la cocina, entonces han desatado a una loca fanática de hacer dulces y cocinar con experimentación. – Mostrando una sonrisa. – De seguro la tarta no sobreviva esta noche, pero si ella hizo más de tres les dolerá el estómago.

- - Oh bueno... - Carraspeando su voz. – Si un día me lo encuentro le daré una disculpa.

- - No hay problema Wendy – Sobando su cuello. – No sabias de eso, pero Mabel suele ser muy fanática de hornear. Tanto que ni le molestaría.

- - Solo que... últimamente – Caminando alrededor de la tienda hasta posarse en el mostrador. – Lo he visto traerla, y como le hablas suena con tanta confianza... encuentro ese rastro de voz llena de...

- - ¿De qué? – Pregunto el chico.

- - ¿Cariño? como cuando suena uno que está interesado en alguien – Llevo una mano a peinar su melena. – Supongo que son ideas mías.

- - Yo creo que sí, ya que él es casado – Menciono. – A lo mejor ve a mi hermana como si fuera su hija.

- - Quiero pensar eso, solo eso. – Soltando un suspiro. – Mabel es joven, y tiene esa debilidad por los chicos bonitos y apuestos. Solo quiero que nada le pase y tenga cuidado.

- - Dudo que ella quiera al señor Bill. – Sonando confiado en sus palabras. – Vamos él es mayor que ella, y está casado. Jamás se fijara en mi hermana.

- - Tienes razón, debo de dejar de pensar en tonterías.

- - Bueno, me debo de ir – Despidiéndose. – Nos vemos mañana.

- - Hasta mañana Wendy – Despidió el castaño antes de pensar un poco lo que dijo su amiga.

Él confió en que su hermana estaba bien. Sus planes para un verano perfecto seguirían en pie.

| ⊱★⊰ |

La suerte de Mabel no puede ser mejor, hoy era sábado y por fin pudo salir con sus amigas en un fin de semana exclusivo para chicas. Cuando ella aprovecho para hablar por teléfono de tener tiempo libre, Candy y Grenda no perdieron el tiempo para organizarse para tener una salida llena de compras, comida frita y una asegurada fiesta de pijama en casa de Candy.

Ella caminaba por la plaza comercial con un vestido azul claro y su suéter crema semi abierto, su cabello iba recogido en un molote suelto con una pincilla de flores. Luciendo su calzado blanco y su bolso redondo azul marino con hebilla de margarita, era entre la mezcla de lo coqueto y fresco en verano. Algunos chicos de su edad se habían fijado en ella y en sus amigas, quienes optaron por vestimenta de falda larga y corta.

Como dijo su tío Stan; la pubertad había hecho sus milagros y varios movimientos. Eso se dio cuenta en la estura de Dipper al medir ahora 5'6 pies unos centímetros más que ella. Lo único de lo que la gemela Pines se alegraba era de tener a Candy y a Pacifica de su misma altura... aunque la joven Noroeste, ya casi la deja atrás.

- - ¿Qué dicen de ir por unas hamburguesas? – Comento Candy.

- - Me parece buena idea, mi estómago ruge de hambre – Sobándose su vientre.

- - ¿No desayunaste en la mañana? – Pregunto la asiática de brazos cruzados.

- - Hey, tuve que salir a correr desde temprano. Siempre empiezo desde arriba la colina. – Menciono Grenda. – Me encanta ver el chisme de la mañana con los riquillos.

- - ¿Las residencias de Gravity Falls? – Pregunto Mabel.

- - Sí, y pude ver que esta mañana el loco del pueblo salió con tus tíos de pesca.

- - Dime algo que no sepa – Soltando una risa la castaña. – Mi tío Stan y mi tío Ford hicieron mucho ruido antes de irse, y parecía que su hermano no sabe mucho de pesca. Era como si fuera a cazar alien's, si fuera Dipper lo regreso a cambiarse.

- - Se han llevado bien – Comento Candy con una sonrisa.

- - Mi tío Ford ha querido acercarse más con Dipper, y no me molesta, yo también tengo mi espacio. – Embozando una sonrisa. – Antes ni me veía y solo se encerraba en el sótano. Después del apocalipsis pasa más tiempo de calidad con nosotros.

- - A propósito – Dando una mirada de pies a cabeza. – Estás muy bonita y arreglada, ¿soy yo o te veo más madura?

- - ¡¿Eh?! Sigo siendo la misma Candy – Haciendo un gesto apenado con sus manos. – Pero Pacifica es la primera en llamarme la atención cuando me ve usando mis calcetas de gato o mi suéteres coloridos con dibujos.

- - Tienes razón – Dijo Grenda. – Me agrada tú estilo, pero no perdamos mucho a nuestra Mabel.

- - Ahora vamos, que tengo mucha hambre. Yo tampoco he comido – Sobándose su estómago. – Anoche no pude comer por que andaba un poco incomoda.

- - ¿Incomoda? ¿en qué sentido? – Dijo Candy viendo a su amiga con sospecha. – Acaso el señor Cipher te sobreexplota con la limpieza.

- - ¡No, para nada! – Sonrojándose de sus mejillas de tan solo recordar la travesura que hicieron en la cocina. – Solo que... mi hermano y mis tíos han pedido tanta pizza que ya estoy harta.

- - Debes cuidarte de no comer tanta o engordaras – Dijo Candy. – Ponles un alto.

- - Créeme que he tirado cada número y he bloqueado las pizzerías de Gravity Falls.

- - De alguna forma lo obtienen –Dijo Grenda.

- - Soos – Dijeron las tres chicas.

- - Como sea, un poco de hamburguesa me caería bien – Comento la castaña caminando por el centro comercial hasta llegar al área de sodas.

El grupo visualizo a una rubia que degustaba contenta una hamburguesa doble con queso y papas fritas, acompañada de una malteada de fresa con extra crema batida.

La chica estaba tan agradecida de poder comer en esta hora del mediodía, acomodo su pashmina de color violeta y sus lentes de sol antes de mirar con ojos de enamorada su comida.

- - Ahora sí, ven con mami – Recogió la hamburguesa con sus manos importándole poco que arruinara su manicura y sus pulseras. Estuvo de atizarle una buena mordida.

- - ¡Hola Pacifica! ¡Mi amiga y compañera de trabajo! – Dándole una palmada amistosa a la rubia. – Es muy caluroso usar todo esto para disfrutar de la hamburguesa.

- - Mabel Pines... - Apretando la hamburguesa. - ¡Un solo momento quiero paz! ¡¿Acaso es imposible tenerlo?!

- - ¿También viniste por la hamburguesa de la promoción? – Sentándose a su lado. – Oye se ve delicioso. – Tomando una papa frita para comérsela.

- - Yo también pediré esa – Señalo Grenda. – La salsa especial es lo más deliciosa.

- - Hey combinamos con colores pastel y fríos – Dijo Candy tocando su pashmina. - ¿Puedo obtener una? – Tomando unas cuantas papas fritas.

- - Se nota que escapar un rato de la casa no sirvió tanto. – Rindiéndose.

- - ¿Día libre? – Viendo a la rubia asentir.

- - ¿Tú también? Veo que el señor Cipher te dejo ir.

- - Dijo que él y Pyronica estarían ocupados, que no podrían vigilarme por este día.

- - ¿Por qué rayos te vigilarían? Puedes limpiar y dejar la llave con el vigilante. – Dijo la rubia mientras comenzaba a morder su hamburguesa. –Mis sirvientas hacen eso.

- - La señora Pyronica dice que es peligroso quedarme sola en la mansión y el señor Bill no quiere que me lastime por lo de la última vez.

- - Te sobreprotege – Explico Candy antes de levantarse con Grenda a ir por el pedido. - Piensa que eres débil solo por un incidente.

Mabel quedo un rato sola con Pacifica mientras sus amigas iban por el pedido.

- - Tiene razón la rara – Hablo mientras degustaba de su comida. – Por una simple caída que a cualquiera le puede pasar, ya te tiene en la mira.

- - No creo que sea por eso, más bien fue... - Viendo su brazo donde recibió la quemadura del sujeto. – Solo no quiere dejarme sola, eso es todo.

- - Por cierto no lo he visto en la cafetería ni a él ni a su esposa, desde tú incidente – Dando dos mordidas a la hamburguesa para mostrar una sonrisa de felicidad. – A lo mejor la mujer aprendió a cocinar.

- - Bueno... siempre que voy a la mansión, ellos me han pedido de favor si les preparo algo. – Comento. – El otro día el señor Bill y la señorita Pyronica probaron un estofado que hice, jamás los había visto felices.

- - Okey sé que ellos no cocinan, pero mínimo yo cuando era de esa posición me hacía un maldito huevo. – Frunciendo el ceño. – Debe haber algo que haga esa mujer, no solo ser un adorno.

- - Ni lo menciones, ya vi que un día vi a Pyronica incendiar la cocina.

- - No están abusando de tú caridad ¿o sí? – Frunciendo el entrecejo. – Una cosa es limpiar y otra es que te usen de sirvienta.

- - Me gusta cocinarles y hacerles algo. – Sonando contenta. – Incluso Bill me deja experimentar, le gusta mis creaciones.

- - Allí está otra vez.

- - ¿El qué? – Sin entender su punto.

- - Lo llamaste como lo haría con un conocido o amigo, por su nombre, y tú al principio le decías señor Cipher – Dando una mirada interrogatorio a la castaña. - ¿Todo bien?

- - ¡Volvimos! – Anuncio Grenda.

- - Pacifica, aquí tiene más papas – Dejándole una orden. – Es por quitarte.

- - ¿Qué sucede? – Viendo a las dos chicas mirarse.

- - Todo está bien Paz – Mencionando calmada ante la situación.

La gemela Pines sabe a lo que se refiere su amiga con respecto llamar a alguien por su nombre de forma informal. Aun no se encontraba completamente lista para decirle a ella y a sus amigas, de que tenía una relación secreta con Bill Cipher. Un día su mentira caerá, pero por mientras podría mantener esto oculto.

| ⊱★⊰ |

- - Uhmm... esto esta delicioso – Dando una lamida a la crema dulce. - ¿Ella lo hizo?

- - Sí – Comento dando una mordida a la tarta. – Puedes creer que ella iba tirarlo.

- - ¿Por qué? – Se quejó con migas en la comisura de los labios.

- - Porque lo use sobre ella – Menciono con una sonrisa traviesa.

- - Oh, y que tanto avanzo con ella – Pregunto interesada antes de cortar una rebana de tarta. - ¿Ha recordado algo?

- - Supongo que su mente sigue nublosa, es como si no recordara la primera vez que lo hicimos en el castillo. – Recordando sus lloriqueos y sus suplicas. – Stanford debió borrarle la memoria bien. O tal vez es mismo efecto del bebé tiempo.

- - Bien señor Bill, le recuerdo que no estamos jugando a la casita – Dando una mirada frívola y mostrando su anillo de bodas. – Los muchachos han querido interrogarla, indagar en lo del último Raromagedón y Mabel Pines sigue llamando más pesadillas. – Dando una mirada al pasillo de la mansión que se había tornado oscuro y con un aspecto lúgubre. – Ella aun no puede verlo; la sangre y los cadáveres. Y Fearamid se está manifestando, cambiando el estilo de las habitaciones.

- - Ella sigue viendo hollín y polvo. – Comento Bill. – Estrella fugaz no puede ver aun el castillo, pero es divertido jugar a las habitaciones nuevas.

- - ¿No vendrá hoy? – Viendo que la mansión se volvía en un terrible caos.

- - No, le dije que estaríamos ocupados haciendo arreglos – Aclaro. – Hay que eliminar a las molestas visitas.

- - Sí... pobrecita, estará agotada cuando regrese. – Colocando una mueca de lastima. – Tendrá mucho que limpiar, que nos perdone por lo que haremos.

- - Descuida, tendrá una recompensa después de esto.

El par de demonios solo vieron a las criaturas indagar en la morada, iba a ser un fin de semana tedioso.

| ⊱★⊰ |

- - No puede ser que me hayan arrastrado a esto – Aventando su bolso de dormir al piso de la habitación.

- - Ni te quejes Pacifica, que tú misma estabas saltando de felicidad cuando le dijimos por teléfono a tu madre que vendrías a dormir a casa de Candy – Desempacando su bolsa de dormir.

- - Hoy esta noche la declaro como la pijamada real – Grito Candy con un micrófono conectado a la grabadora.

- - ¡Es una pijamada real, la pijamada real! ¡Sí! – Gritaron las chicas al unísono mientras se tumbaban al piso a reír.

- - Jaja, muy gracioso – Manteniendo su orgullo. – He asistido a suficientes fiestas para saber que se hace en una.

- - ¿Lo riquillos hacen? – Pregunto en tono de burla.

- - Sí, Candy – Sacando su pijama y su bolso con cremas y cuidado para el cabello. - ¿Tienes aquí un baño decente?

- - Esta en el pasillo – Tomando su pijama. – Debo lucir las mejores prendas.

- - Voy por los tazones y bebidas – Aviso Grenda.

- - Mabel pon música y saca los pintauñas.

- - Traje lo necesario – Sacando de su bolsa la brillantina y pintauñas.

Recostadas entre las almohadas y la alfombra afelpada, las chicas estaban terminando de pintar sus uñas y ver películas de comedia de romance. El plato de botanas estaba casi a medio terminar al igual que las bebidas y los dulces. Pacifica estaba trenzando el cabello de Candy mientras luchaba un poco con los mechones lacios.

- - ¿Segura que no te has hecho la permanente o la queratina brasileña? – Aplicando un poco de agua en las puntas.

- - Jeje, mi familia tiene el gen famoso de tener el cabello lacio – Aclaro. – No ocuparía una maldita plancha o secadora.

- - Una vez Grenda y yo intentamos hacerle rulos, pero su pelo parece que tiene vida propia – Rodando en el piso para tomar un chocolate.

- - Contigo no hay tanto problema – Señalando a la gemela. – Tú cabello es manejable, brillante y sedoso. Lo malo es que te llenas de brillos y estambre.

- - Wendy dice lo mismo – Mostrando una sonrisa. – Dice que mi pelo es hermoso pero soy un desastre cuando trabajo con manualidades.

- - Yo lo tengo ondulado, pero el siguiente planeo cortarlo – Tocando su coleta. – Quiero darle una sorpresa a Marius cuando tengamos las vacaciones en Aspen.

- - ¿Aspen? – Colocando una media sonrisa traviesa Pacifica. – Escuchado que mis amigas de... ya saben de la otra clase, van a pasar mucho sus vacaciones en Aspen. Más los de primer año de prepa y regresan bien contentas.

- - Todas aquí somos menos que inocentes palomitas – Levantando sus manos al aire. – Leer novelas más allá que B15 y 18 años en adelante es lo de hoy.

- - Yo todavía debo ocultarlos de mi madre – Ruborizándose de las mejillas Grenda. – El último capítulo de la saga hombre lobo adolescente estuvo intenso.

- - ¿Cuándo Michael le dice a Clarice que es un licántropo de sangre roja? – Hizo hincapié la rubia.

- - ¡Sí! – Grito Grenda emocionada. - ¡Y lo hacen en el granero!

- - ¡AAH! – Gritaron las chicas emocionadas como fanáticas.

- - Yo tuve que leerlo a mitad de la noche – Comento Candy. – Releí el capítulo 12 y 14.

- - Yo tuve que pedirle a Serguei que me guardara los libros, pero si leí esa parte en mi tiempo de descanso – Comento Pacifica con un tono de voz animoso. – Tengo dudas sobre el acto, pero no está de lejos la imaginación.

- - Para mí fue difícil leerlo estando Dipper presente – Llevando sus manos al rostro. – La escena del nudo, no tomaba en cuenta que era.

- - Cállate la boca – Empujando a la castaña del hombro. – Hice el oso en buscarlo en internet.

- - No es cierto Grenda, que no usaste búsqueda incógnita.

- - ¡Claro que lo hice! – Sonando avergonzada. – Pero mi madre no dejaba de venir al cuarto a pedirme ayuda con subir las bolsas o las cajas de decoración de Halloween.

- - ¿Bueno y que es un nudo? – Pregunto Mabel roja de sus mejillas. – Solo sé que decía que le dolía y al final pedía más.

- - Tengo entendido que es algo que tienen los perros – Comento Pacifica. – Como un bulbo hinchado – Las chicas se le quedaron mirando de forma atónita y confusa. – Bueno es lo que decía en el apartado, un bulbo en la base testicular.

- - Yo vi la imagen y era una pelota en el miembro de los animales masculinos. – Aclaro Grenda.

- - ¿Dolerá? – Pregunto Candy curiosa. – En el libro de anatomía, en el capítulo reproducción decía que la mujer puede soportar la dilatación pero no más de 5 cm o lo siguiente seria desgarre muscular.

- - Haces que se le quite lo divertido al asunto, Chiu – Dando un golpecito amistoso a la asiática.

- - Bueno Pacifica, decir una pelota entrando a una abertura chiquita no tiene sentido – Levantándose a buscar su cuadernillo. – Todo lo que hicieron en el libro es irreal y ficticio.

- - Saben una cosa – Dijo Candy en tono sabelotodo. – La mujer solo aguanta 8 ml de semen dentro, eso es todo.

- - ¿No es poquito? – Viendo a sus amigas mirarla de forma acusatoria. – Bueno, no sé yo pensé que sería poquito.

- - Al contrario mi amiga Grenda – Continuo con su explicación. – 8 ml de semen es suficiente para sentir caliente y mantener vivo el esperma, de todos modos nuestro impulso por expulsar se generaría por la fuerza de la vagina. De todos modos derrama.

- - A parte ejerce presión en vejiga y el semen femenino junto con el masculino sería bastante líquido. – Tomando el cuadernillo. – En el libro dice que Michael expulsa hasta 25 ml de semen, eso es muy irreal cuando un hombre solo expulsa 3 a 5 ml.

- - Oh vaya – Sonrojándose de las mejillas. – no llegue a buscar tanto de eso.

- - Es parte de la lectora.

Mabel le quito el cuadernillo de las manos y hojeo algunas páginas, ignorando los dibujos calientes de su amiga. La cual ella le dio una mirada de no mencionar sus ships culposos. Llego a una sección de palabras y su significado solo lo referente al sexo.

- - Es una lástima que aquí no hay muchos chicos guapos o que roben la vista, siendo vacaciones de verano – tomando una papa frita del plato. – La fiesta en la piscina fue fracaso al final.

- - No tanto, pudimos divertirnos si no fuera por el señor Aguaclara y su hijo.

- - ¿Tiene un hijo? – Pregunto Pacifica. – ¿Es lindo?

- - No, solo es un rubio teñido bronceado, sin ofender. – Hablo Mabel viendo a Pacifica entrecerrar la mirada.

Candy y Grenda se dieron una mirada de complicidad al ver a su amiga con una sonrisa calmada.

- - Pero si no fueran los guardaespaldas del señor Cipher, uff hasta me diera un taco de ojo. ¿O no, Mabel? Esa reunión sí que hubo muchos chicos lindos.

- - ¿Qué reunión? – Pregunto la rubia. - ¿Hubo otra fiesta?

- - Mabel fue invitada a la fiesta de piscina que organizo Bill Cipher – Comento Candy con una sonrisa traviesa. – Fue un evento privado a como lo dijo Dipper.

- - No fue un evento privado – Protesto roja de sus mejillas la castaña. – Solo ellos quisieron hacerlo, yo no sabía que tenían una fiesta de piscina. Yo solo venía a trabajar después de mi lesión.

- - Admítelo Mabel, te gusto incluso regresaste con una sonrisa al día siguiente y con el señor Cipher preguntando si te divertiste.

- - Di nos ¿Cómo es el cuerpo del señor Cipher sin esos trajes tan ajustados? – Acercándose a la castaña que estaba completamente ruborizara del rostro. - ¿Es nacarado? ¿tiene músculos o solo la apariencia?

- - Jamás lo he visto ejercitarse, pero tiene un cuerpo que hasta me atrevo a decir que es ardiente.

- - Podríamos dejar de hablar de él – Tomando una almohada en forma de durazno.

- - Solo di nos – Insistieron.

- - Bueno... él tiene la piel un poco pálida, si algo nacarado tal vez por el sol de ese día. – Continuo. – Pero... sus brazos es como si tuviera un tatuaje de Blackout, de esos que utilizan los artistas. – Recordando las runas alrededor de su torso. – También vi unos que parecían runas en su pecho y seguían a su espalda. – Viendo la mirada atenta de las chicas. – Pero nunca se quitó la camisa, siempre la mantuvo puesta incluso cuando nado. Así que no puedo decir si tiene en la espalda. Ah, también en los muslos tiene tatuaje Blackout y por su pelvis, yo creo donde inicia el cinturón e adonis.

- - ¿Tatuaje blackout en esa zona? – Sintiendo un escalofrío. – Debe de doler.

- - Tal vez a su esposa le guste.

- - ¿Crees que tenga piercing abajo? – Pregunto la asiatica en forma de morbo. – Digo si tiene tatuajes debe de tener piercing en su amiguito.

- - ¿No viste de qué tamaño lo tiene? – Pregunto Grenda. –Con el traje de baño ceñido se nota.

- - No iba mirarle su entrepierna.

- - Papá dice que es grande, algo inhumano – Hablo Pacifica con sus mejillas en tono rosa. – Bill Cipher es el más hablado en su sociedad negocios del club campestre del pueblo.

Las chicas se acercaron a la rubia a continuar interrogándola.

- - Habla pequeña informante, es crucial para las mujeres de Gravity Falls. – Dijo Candy. – Puede ser información necesaria para el futuro cuando se divorcie de las pelos de chicle.

- - ¡¿Queremos saber cómo Pyronica lo obtuvo o sus gustos?! – Exigió Grenda.

- - Chicas, calmadas no deben ser exigentes – Dijo Mabel calmando a sus amigas. Aunque la curiosidad la mataba, no saber nada de Bill es como tentar a ciegas para conocerlo. Sin que este termine jugando con ella. – Aunque... ¿Qué dicen de él?

- - Muy ocupado en sus negocios y tratos, solo socializa cuando lo amerita y se ejercita cuando tiene ganas o está muy estresado.

- - Escuche que el ejercicio es una forma de aliviar el estrés sexual – Comento Grenda. – Incluso a la clase de Pilates que voy, va mucha mujer mayor estresada física y sexualmente. Tanto que prefieren al instructor de la tarde.

- - Algo así – Comiendo otra papita del bol. – La última reunión hombres que organizo mi padre, fue el señor Cipher con la señorita Areckva, creo que unas semanas antes que llegaran tú y Dipper al pueblo.

- - Menciono que se estaba tornando aburrido la rutina, mi padre fue muy imprudente darle mi mano en matrimonio de conveniencia. Lo cual lo encuentro absurdo siendo el un hombre casado – Dijo sin tanta importancia. – Tal vez como concubina.

- - ¿Se puede eso? – Pregunto Mabel.

- - Ser concubina sí, no lo ven a mal. Pero eso no es para mí – Soltando una risa. – Yo prefiero mi plan, aparte Bill Cipher nunca ha sido mi tipo.

- - ¿Por qué no? – Recostándose sobre su pecho la de lentes. – Yo lo veo atractivo y muy caliente cuando habla.

- - Vamos Chiu, es un hombre que le gusta beber y fumar, los juegos y de seguro muy metido en sus negocios – Mencionando sus defectos. – Muy alto y se nota que no le tiene cariño a su esposa.

- - De eso quiero hablar – Comento Grenda. – Los he visto muy apagado en su matrimonio, ya no son activos e incluso parece ya no tratar a su pareja.

- - Puede que este con disfunción eréctil de tanta bebida y alcohol. – Hablo Candy mientras se estiraba un poco en el piso. – Oh su esposa no aguanta la relación.

- - ¿De qué forma? – Pregunto Mabel confundida.

- - Es un hombre que trabaja al igual que la mujer, no se ven, descargan su deseo en actividades que lo cansan o están viendo alguien más. – Enumero Grenda sus motivos. - ¿Qué tal si tiene un amante? La mujer es muy atractiva no me sorprendería que se acostara con los hombres del pueblo.

- - Exacto – Dando la razón a su amiga. – Y el señor Cipher se rumorea desde hace tiempo que se acuesta con toda chica que fue contratada. Pero que ninguna ha durado debido a su alta actividad sexual.

- - Es cierto... no quería decirlo Mabel, cuando me dijiste que ibas a trabajar para ellos. Yo sabía de esos rumores – Aclaro. – Por un momento pensé que Bill Cipher aplicaría eso contigo, pero ya llevas semanas trabajando con ellos. Supongo que son rumores.

- - ¿O al menos que ya lo haya hecho...? – Dando una mirada divertida a la castaña. - ¿el señor Cipher te toco?

- - No, no lo ha hecho – Mintió viendo a sus amigas poner una cara de decepción.

Las chicas se soltaron riendo tras la acusación antes de acomodarse en sus lugares y restirar sus pies.

- - Él no se atrevería – Dijo Candy aliviada.

- - Cierto, no es tan tonto para arriesgar su matrimonio para hacer eso con ella – Dijo Grenda.

- - Claro, porque de ser así iría a la cárcel por abuso por menor – Comento Pacifica. – Mabel no es como las otras chicas que trabajaron ahí, ellas si tenían los dieciocho años cumplidos. Está mal visto que una chica de catorce tenga relaciones con alguien mayor.

- - Exacto es un riesgo para la salud de Mabel.

- - ¿Por qué dices que es un riesgo? – Pregunto inocente la menor. - ¿Qué trae algo que lastima o qué?

- - Mabel – Llamo su amiga sorprendida. – Tener relaciones con alguien mayor casi adulto no sería placentero. Por algo cuando salimos con chicos de nuestra edad, es porque su pene no está completamente agrandado o desarrollado.

- - Cierto.

- - Lo que hará Grenda en Aspen es adaptable – Dijo Pacifica en tono de broma.

- - Cierto.

- - ¡Oye! – Tomando la indirecta. – Marius no hará eso.

- - Pero las hormonas ganan, acuérdate de mí Watson – Menciono la rubia con una sonrisita. – Mis amigas todas regresan con la cadera ancha.

- - Recuerden chicas usar condón – Dijo Candy.

- - No me importaría recibir un poco de leche – Menciono Grenda en tono burlón.

- - Que asco Grenda.

- - Pero si es del señor Cipher, no gracias – Dijo. – Eso debe saber amargo

- - ¿Amargo?

- - La bebida y el fumar hace que su semen sea horrible – Colocando una expresión de desagrado. – No me sorprendería que ella no haya querido estar de intimas con él.

- - Cierto cuando fue la última vez que se la chuparían – Rompiendo una carcajada la chica de lentes.

- - No lo sé, pero debe saber horrible – Dijo Pacifica entre risas.

- - Sera atractivo pero tienes razón, a lo mejor los vicios ya acabaron con su actividad sexual.

Mabel no podía decir mucho, pero tampoco recuerda mucho si alguna vez Bill ha tenido deseo sexual, siempre la tocaba y quedaba satisfecho con lo que hacían. No quiso indagar mucho en sus recuerdos ya que podría delatarla.

| ⊱★⊰ |

Hoy se trabajaría en la mansión, en cuanto llego vio el terrible desastre de hollín y una nueva mancha que parecía un líquido oscuro, tan espeso con aroma a oxido. Kriptos estaba a su lado con un balde de agua y jabón de pastilla combinado con vinagre. Habían llevado la mitad de la mañana quitando la suciedad del piso y las paredes del pasillo.

Mabel soltó un comentario respecto a lo del fin de semana, lo cual Kriptos no dudo en responder aprovechando que estaban solos.

- - Los señores se entusiasmaron demasiado el fin de semana – Viendo a la menor tallar. – Por poco y morimos incendiados por culpa del señor Bill.

- - No preguntare que clase de actividades tienen. – Enjuagando la espuma negra. – Mi mamá una vez me dijo que es de mala educación preguntar por actividades que no me conciernen. Pero... la curiosidad mata. – Viendo al peli azul mirarlo con interés. - ¿Alguna fiesta o reunión de negocios?

- - Una ejecución – Respondió en tono serio. – Algunos quisieron revelarse y no verlo más como nuestro líder.

- - Cierto – Agachándose a su altura. – Esto es como cuando su burbuja se convirtió en su pesadilla. Lo recuerda... el Raromagedón.

- - Mi... Mi burbuja – Repitió la palabra. – Hacía frio y yo estaba sola... - El brillo en sus ojos se había perdido y el cepillo cayó de sus manos.

- - No estaba sola, el señor Cipher estuvo con usted. – Continuo. – Él siempre iba a verla, cada momento era importante para él, eras su preciado juguete. Podía durar horas y horas contigo y no aburrirse.

- - Su juguete... yo lo era...

- - Recuerdas la vez que jugabas con él a las escondidas, las noches de cartas y el ajedrez.

- - Yo era mala en ajedrez, siempre me ganaba – Sintiendo su mirada pesada. – Bill...

- - Eras tan linda e inocente, cuando el amo Bill te ponía de rodillas y... - Se acercó lo suficiente para susurrarle en su oído.

- - No... yo no... - Sintiendo su cabeza punzar.

- - Todas esas veces en tú burbuja, eras una puta sumisa.

- - Bill...

- - Dime Mabel – Hablo en un tono firme y frío. – ¿No quieres regresar a ese lugar?

- - ¿Dónde estaba su burbuja? – Insistió en su cuestionamiento. – ¿Dime dónde?

- - Estaba encima del puente – Respondió.

- - ¿Recuerda el sello donde estaba?

- - Sí... - Sintiendo el mareo golpearla en su estómago. – En las dos entradas clausuradas del ferrocarril.

- - Perfecto – Alejándose de la menor. – Que tanto le costaba dar la primera ubicación.

Bill iba entrando al pasillo y vio a Kriptos acomodar su abrigo antes de verlo sonreír.

- - La Estrella fugaz nos dio la primera ubicación – Comento. – Iré por el sello.

Ella se recargo en la pared y quedo en estado de somnolencia.

- - ¿Qué hiciste? – Recogiéndola en sus brazos la cargo.

- - Descuide solo está dormida un poco, jamás lastimaría a su preciado juguete.

El chico desapareció dejando a la pareja solos. En cuanto escucho a la niña toser la abrazo contra su pecho y soltar un suspiro aliviado.

- - ¿Qué sucede? – Pregunto viendo al rubio mirarla con preocupación.

- - Creo que te cansaste – Sintiendo a la chica removerse y pedir que la bajara.

- - ¿Y Kriptos?

- - Salió.

- - Que pena si me vio dormitar.

- - No fue mucho tiempo – Yendo por el balde y el cepillo. – Has trabajado bastante, Pines.

- - Estaba muy sucio.

- - Lamento el desastre, pero teníamos una plaga que exterminar.

- - Espero que no sean ratones.

- - Posiblemente.

- - Deben contratar a un buen exterminador.

- - Lo dudo, se perdería muy fácilmente esos mortales.

Mabel le invadió un poco los recuerdos de una habitación de castillo de princesas en penumbra oscura, ella en un camisón rosa pastel con diseño de estrellas y nubes. Un sujeto rubio en traje elegante estaba sentado a la orilla de su cama y le llamaba con un dedo enguantado.

Se veía a ella subiendo el camisón y retirando sus propias bragas mientras extendía sus brazos al hombre.

- - ¿Qué sucede? – Viendo el rostro ruborizado de la adolescente. - ¿Tienes fiebre?

- - No es nada... - Sonando en un tartamudeo.

Bill leyó un poco su mente y se dio cuenta que había regresado una parte de sus recuerdos, algo corto y agradable, era riesgoso activar el recuerdo. Pero saber que ella lo deseaba y quería recordar lo de la burbuja, fue una idea que no dejaría pasar. Era la oportunidad que buscaba.

- - Mabel, requiero tú compañía.

Tomo su mano y se encaminaron hasta la segunda planta de la mansión. Había embozado una sonrisa y la invito a pasar, como parte de su trato.

Encerrados en un estudio diferente que se encontraba en la planta alta, la castaña admiraba la nueva habitación oculta entre casi medio del pasillo. Paredes rojizas con la combinación de color perla en las otras dos paredes para dar un efecto de luz suave. Estanterías llenas de libros y una mesa fuerte y gruesa de madera de roble con patas de metal oscuro. La alfombra era de tono sencillo pero suave en cuanto vio el pelaje blanco. Lo que más llamo la atención fue un gabinete rustico con dos puertas y 3 cajones con el diseño de la empuñadura en flor de loto. Y otro mueble de madera con cuatro cajones y con la misma empuñadura.

- - Pyronica usa esta habitación cuando hace tratos con la gente. – Aclaro entrando.

Un sofá de cuero oscuro estaba en medio del escritorio y enseguida un libro pequeño con unas llaves enseguida.

- - ¿Qué hacemos aquí? – Revisando la amplia habitación que aún faltaba muebles.

- - Hoy vamos a resolver un problema. – Dejando una botellita liquida de color rosa cerca de la mesita que estaba a lado del sofá.

- - ¿Un problema? – Viendo como toma las llaves y se acercaba al mueble abrir una de las puertas y sacar un metrónomo. - ¿Vas a tocar música?

- - Posiblemente – Comento. – Pero esto nos ayudara con el problema que cargas.

Coloco el metrónomo en el escritorio apuntando a vista de la chica.

- - El metrónomo ​​es un aparato utilizado para indicar el tempo o pulso de las composiciones musicales. – Explico mientras se recargaba sobre el escritorio. – También nos ayuda a mejorar el pulso constantes y los movimientos a la hora de ejecutar una buena obra.

- - Suena bien, para no perder el ritmo – Comento interesada. - ¿Lo usan mucho?

- - Pyronica le encanta utilizarlo, cuando ocupa enseñar a los hombres a comportarse – Recordando lo que hacía el súcubo con él. – Pero hoy lo conocerás, Pines.

- - ¿Me enseñaras a tocar un instrumento? – Pregunto curiosa.

- - No – Soltando una pequeña risa. – Hoy te enseñare a correrte en su momento. Aprovechando que no hay nadie hoy.

Debió sospecharlo en cuanto dijo que hoy no hay nadie en casa. Aunque ella había quedado de no huir y enfrentar sus miedos. Se le hacía imposible quedarse más sola con Bill sin saber que pasaría después de las caricias y los besos, que más seguía en una pareja de amantes.

- - Me hubiera gustado que anduvieras en falda – Viendo los pantaloncillos violetas de la adolescente, y las tobilleras rosas. – Pero también no lo ocuparíamos.

- - Pensé que hoy seria limpieza del pasillo únicamente.

- - En otro momento, aunque solo faltaba un pedazo ya llevas casi terminado – Caminando hasta la silla del escritorio. – Estrella fugaz, ven aquí.

Nuevamente esa pulsación en su mente hizo que ella recordara un poco el escenario. El estudio con la chimenea y a un sujeto con traje de Frack amarillo y galera oscura sentado en un sillón oscuro hecho de esqueletos. Fue una fracción de unos segundos antes de regresar a la realidad.

- - ¿Qué sucede? Acaso no te dije que vinieras – Llamo el rubio colocando una semblante serio en su orbe. – Ven aquí.

Mabel camino atrás del escritorio para reunirse con Bill. Este admiro su pequeña figura contra la luz del sol del mediodía, tan pura y tan inocente su pequeña traidora. Atrajo a la menor abrazando su figura de la cadera y doblegándola a sentarse de horcajas contra su regazo.

- - No rehúyas – Musito el mayor contra sus labios, rozando y presionando sus labios contra los de ella. Fue correspondido al beso de la joven menor quien apenas seguía un poco sus movimientos.

Bill pudo notar otra vez ese comportamiento y como ella de momentos se negaba continuar, los rastros de excitación y deseo eran nublados por los pensamientos de miedo de la castaña. Por eso hoy trabajaría en la actitud de la gemela Pines y en aclarar un poco el miedo de sus sentimientos.

- - Recuerda no comer muy rápido – Viendo a la chica sonrojarse cuando recibía los besos. - Despacio pequeña, yo te diré cuando ir a su ritmo.

- - Sí – Asintió antes de volver a ser besada por él. Dejo que el ritmo lento de sus labios se acoplaran y rozaran lo suficiente para disfrutar un poco más el sabor de sus labios.

El sabor de la nicotina mentolada y el vodka de la mañana no eran tan desagradables para ella, por alguna razón su aroma no era tan penetrante como el perfume del bosque y la madera combinado con el fragante aroma del tabaco y azahar del naranjo. El hombre llevaba una camisa negra de algodón y unos pantalones de vestir casual en color gris claro. Sus mechones rubios estaban peinados ahora y reunidos a un lado donde estaba cerca de su parche. Entre los besos que se iban poco a poco tornando juguetones cuando empezaron los pequeños y cortos roces. Mabel no pudo evitar soltar una pequeña risa de relajación.

- - ¿Te gusta? – Sintiendo los labios de la gemela rozar con los suyos.

- - Es rico y cosquilludo jeje.

- - A mí también me gusta pero... - Atrapando en su agarre a la chica y colocando una mano atrás de su nuca, la beso profundo tomándola de sorpresa creando ella abriera su boca y le permitiera adentrar su lengua y saborear su cavidad.

Dulce, fresco como la menta y la limonada de fresa, posiblemente la chica habría bebido un jugo antes de venir a su mansión. Su pequeña lengua rosada siendo acariciara por la suya, la mantuvo firme sin separarse. En cuanto la menor se a cohibió sobre su agarre, el péndulo doble empezó a moverse y el sonido del pivote contra el péndulo dio indicar el sonido de un beat bajo.

El beso era despacio y la lengua del mayor acariciaba la de ella con total calma sin el ritmo fuerte. Mabel por un momento no se sintió presionada o que debía hacer ante esta situación. Dejo que la guiara con cuidado y disfrutara del roce. Sus bocas resonaban y el chasquido húmedo de sus besos era lento y dulce.

Se separaron un poco para recuperar el aliento, y ella pudo verlo. El metrónomo estaba moviéndose pero lento muy lento con cada golpe.

- - Nada mal – Dijo viendo como ella aprendía rápido. – Despacio y cuando estés lista podrás tomar el ritmo.

- - Me gusta – Viendo el aparato ser detenido por la mano del rubio, para acomodar el tiempo y balance.

- - ¿Lista? – Dando una mirada a la castaña, que asintió tímidamente ante su acción.

Beat del péndulo aumento a 60 PPM yendo a un ritmo un poco rápido, en cuanto la beso Mabel se aferró a su camisa como forma de seguridad y siguió su ritmo, el beso profundo era un poco más pronunciado con forme iban escuchando el péndulo golpear. La gemela pronto agarro gusto y dejo al mayor explorar y acariciar su lengua, chuparla y rozar más sus labios.

El aparato sonaba y resonaba en las paredes, tan caliente para ella, por un momento era divertido y muy sexy. Tal como Candy y Grenda le dijeron, estando a gusto con su amante o novio siendo seguida y dejara que el ritmo llegara en su momento. Sus labios fueron abandonados pero lo suficiente para darle tiempo a recuperar el aliento, aunque los besos de Bill fueron cayendo sobre su rostro y por debajo de su quijada.

El toque húmedo y el sonido de su respiración chocar con su piel, era estimulante en sus sentidos. Su mano acariciando su cadera y su mano que se encontraba posada en la nuca recorriendo su columna lentamente conforme descendía.

Ella quería sentir más, más de su toque. Pero su mente le decía; "Mabel basta es un hombre casado que juega contigo". Mordió su labio con picardía y le valió mucho la advertencia, le estaba gustando esto. Tomo el dobladillo de su suéter de lana y lo retiro dejando al descubierto su piel rosada y pálida. Traía su remera negra y su brasier azul cielo que realzaba sus senos de señorita.

Escucho un suave gruñido de contestación cuando sintió los besos sobre su piel expuesta en la clavícula y casi en su escote. Ella sonrió y echo su cabeza hacia atrás sintiendo sus besos, como revoloteo de mariposas.

Las manos masculinas acariciaron en forma contorneada su cintura y pararon a su cometido, eliminar el short violeta y abrir el botón.

- - Señor... Bill – Viendo como abría su short y tiraba de la cremallera, avisando a la castaña de lo que haría.

- - Hoy no será únicamente sesión de besos – Menciono. – Me debes mi postre.

La levanto un poco de su trasero y tiro de la prenda junto a sus bragas, mostrando el rastro de humedad alojada en su vulva. Ella soltó un chillido de sorpresa, y antes de que ella pudiera levantarse fue nuevamente atraída al regazo de Bill.

- - Hoy vas a aprender a correrte como se debe.

Hábil y diestro con las manos, ella fue sujetada con delicadeza en su agarre mientras los besos y caricias reanudaban con intensidad. Un movimiento abrazo su piel y los guantes de cuero acariciaban con hambre cada centímetro de su piel, buscando su calor.

Atenta miro como sus dedos tocaban sus labios y frotaba contra la hendidura húmeda de su vagina. Un dedo se deslizó dentro, acariciando entre sus labios empapados, cubriéndose con sus jugos. Su respiración se entrecortó ante la frialdad del guante contra su piel.

Él la penetró, su dedo deslizándose fácilmente hasta el segundo nudillo. Pero dudaba la menor que esto terminara allí. Él curvó su dedo, encendiendo algunos nervios dentro de ella y ella se sacudió contra su cuerpo. Ella arqueó sus caderas, el movimiento casi involuntario mientras su cuerpo ansiaba más, su clítoris hormigueante ansiaba ser tocado.

Solo era un dedo el que añadió Bill y ya gemía con fuerza. Entraba y salía siendo succionado por su apertura, Mabel estaba muy sensible por lo que sucedió hace unos días, los recuerdos venían pero la otra mano acaricio su vientre con una caricia cafuné en su piel.

- - Relájate – Fue lo que le dijo para evitar que se tensionara en el momento.

Añadió un segundo dentro de su apertura y comenzó a moverlo al ritmo del metrónomo. Sus dedos se empujaron más profundamente. Su pulgar rodeó su clítoris y ella se apretó alrededor de los dedos dentro de ella. Comenzaron a moverse, lentamente dentro y fuera de ella, enroscándose y retorciéndose. El fuego en su interior comenzó a crecer de nuevo y un suave ruido se le escapó.

- - Ahh... - La menor apretó sus manos.

El sonido del metrónomo golpeando en el péndulo, dio una mirada antes de ver que había cambiado el número y el ritmo 60 PPM. Conforme cada golpeteo o sobada contra su interior era exactamente el ritmo del metrónomo.

Dejo caer su cabeza contra el pecho del rubio y abrió más sus piernas permitiéndole continuar, despacio, disfrutando del frote y las caricias en su interior. La lubricación era suficiente para moverse sus dedos, los besos profundos y calientes eran un dulce sedante para excitarse.

Bill abrió su orbe antes de cambiar el ritmo de sus empujes, rodando sus falanges enguantados empezó a penetrarla y empujar hacia arriba de su piso pélvico, tocando el punto G de la menor. Ella intento retroceder pero no se lo permitió, la mantuvo en su agarre y su mano se movió con intensidad.

- - Tranquila, te gustara esto - Ladeó la cabeza, por lo que su voz sonó oscura en su oído. Sintió que las palabras brillaban en su pecho, cuando la pequeña estaba absorta a la nueva caricia sobre su sexo. – Se buena chica y deja que te lleve.

- - S-Sí – Susurro ella, respirando con dificultad contra su pecho. – Bill...

Su vulva chapoteaba ante la succión y la rugosa fricción de su carne contra la tela del guante, sus muslos intentando cerrarse y la menor gemía con dificultad. Los golpeteos del metrónomo resonaban un poco más de los 80 PPM y los besos sobre su cuello resonaban contra su piel.

Se le escapó un grito cuando el fuego empezó a extenderse, sus caderas se sacudieron contra sus dedos. Nunca había tenido un orgasmo antes, pero quería llegar a ese límite. Quería saber cómo era. Y cuando lo hizo, todo se desvaneció a su alrededor excepto su toque. Su cuerpo temblaba, su cabeza nadaba en una neblina. Mabel Pines entrecerró la mirada cuando su vulva emitía un sonido vulgar con cada movimiento de penetración.

Un pequeño rastro de orgasmo la hizo venirse y empapar los dedos enguantados. Un beso apasionado disfruto al sentir la respiración del hombre sobre ella. Se miraron un momento al rostro.

Su respiración se calmó un poco y volvió a tomar conciencia de lo que la rodeaba. Del hombre que se encontraba sentado con el regazo ocupado con ella. Fue como un golpe frío de realidad al saber que solo esto fue una masturbación. La realidad de lo que acababa de suceder. Aliviada, notó que sus dedos ya no estaban dentro de ella.

Vio al rubio lamer sus dedos con gusto y darle una mirada seductiva. Peino sus cabellos hacía atrás y arreglo un poco su pequeña coleta.

- - No hemos terminado – Tan rápido como se levantó de la silla, tomo a la chica subiéndola al escritorio y abrió sus piernas cual flor en primavera.

Mabel se levantó sobre sus codos y miro a Bill, quien este acerco la botellita y he hizo aparecer un cuenco pequeño con papel film. Ella vio que había una especie de crema como el que preparo ella, solo que más liquida y pegajosa. Vertió el dulce sobre su pubis robándole un gemido lleno de sorpresa.

- - Bill tú... - Viendo el dulce caer sobre su área genital. - ¿Cómo?

- - No me iba quedar con las ganas.

Sabía a donde iba esto, el rubio se acomodó en el centro de su entrepierna. Mabel subió sus piernas hacía sus hombros y se recostó cuando sintió sus labios tocar la piel de su pubis y lamer su clítoris erecto. Esta crema era sedosa y solo ayudaba a humedecerla, no como la que preparo que hizo que el azúcar cortara y resecara su piel.

Lamida tras lamida acariciando y recorriendo sus labios al ritmo del metrónomo, la pequeña apretaba sus manos y gemía despacio con sus frotes.

PV Mabel

Dios... esto, esto es lo más rico que he sentido en toda mi vida. Las revistas de moda para adulto tenían razón, cuando un hombre hace eso con su lengua. ¿Por qué a Bill le gustara? ¿No sería al revés? ¿Cómo sería con un hombre? Yo preguntare la próxima vez a Candy y a Grenda como era mamar un pene.

La pequeña se sobresaltó cuando sintió las mordidas alrededor de sus labios, no encajaba los dientes pero fue suficiente para provocar un cosquilleo en su centro. Sus manos se dirigieron a tomar los mechones de su cabeza y acariciarlos conforme iba lamiendo toda su hendidura.

- - Bill... Bill... - La succión sobre su perla y los dedos del mayor acariciando y palpando su humedad fueron una pequeña adicción, su cuerpo temblaba deliciosamente.

- - Estas muy mojada pequeña Estrella - Deteniéndose un momento para cogerla nuevamente con su mano. - ¿Acaso te gusta?

- - Sí – Sonando apenada. – Yo... a mí me gusto.

Las lamidas del mayor iban tornándose más húmedas recorriendo los pliegues y tocando aquellos puntos que la hacían saltar de emoción. Nuevamente sentía su clítoris palpitar y la sensación de ir al baño. Su mano lo detuvo un momento, insegura de continuar.

- - Señor Bill... - Viendo la mirada del rubio. – Yo...

Él sonrió, entendiendo lo que ella le estaba pidiendo.

- - Mabel Pines, simplemente recuéstate y disfruta. Yo haré el trabajo – Comento en tono firme. – Y deje de decir que es sucio.

Ella obedeció, intentando y fallando en recostarse cómodamente sobre la dura madera debajo de ella, con las piernas colgando del borde. El escucho su incomodidad y agarró sus piernas y las envolvió alrededor de él, aliviando la tensión en su espalda y ella enganchó sus pies alrededor de cada uno sobre sus hombros, el movimiento lo acercó más.

Él se rió entre dientes, admirado de lo buena chica que puede ser la gemela Pines. Lamiéndose los labios, sus ojos recorrieron su cuerpo, observándola. Ella se sintió incómoda bajo su mirada, sintió que la estaban juzgando y que la encontrarían deficiente.

Mi cuerpo... mi cuerpo no es como el de mis amigas, el cuerpo de Pyronica es hermoso y tan atractivo.

- - Hermoso – Halago viendo su abertura rosa y sin rastro de vello púbico, con lo húmeda que estaba. - ¿Qué sucede? – Había leído ese último rastro de su pensamiento.

- - Bill... no mires – Sintiendo su mirada picar y el rubor expandir en sus mejillas.

- - No sabes cómo me gustas, pequeña Pines – Colocando un beso en su pubis. – Ahora se buena niña y deja que continúe.

Mabel sintió su corazón saltar y nuevamente el placer la invadió por completo. La lengua de Bill acariciándola y sus dedos cogiéndola a un ritmo suave contra su lubricación. Todo era una experiencia nueva y muy placentera. Sus colmillos rozaron contra sus labios mayores y los chupetones alrededor solo provocaban que temblara ligeramente. Ella se movió contra la cara cuando comenzó a cogerla un poco más de rapidez, forzando a sus labios vaginales a separarse y frotando su pequeño clítoris contra la nariz, gimiendo al ritmo de sus embestidas que aumentaban.

PV Normal

La menor comenzaba a gemir con más fuerza y sus manos se aferraron al rostro del hombre. Una mirada de su orbe dorado y oscuro se reflejó demostrando su deseo y su hambre. Mabel tuvo un escalofrío pero lo suficiente para continuar.

De repente sintió la tibia mezcla bañar su vulva y lamer con intensidad sobre su hinchado e irritada perla, la joven adolescente se estremeció ante la fricción y la mezcla de saliva y lubricación sobre su vulva contra su aliento caliente. Sus pies apretaron contra sus omoplatos y la menor chilla ante la cogida intensa de sus dedos.

Su boca se abrió y jadeo cuando no podía soportar más la fricción y la estimulación, ella rodo un poco sus caderas e intento apartarse, pero el agarre del hombre fue intenso.

Nuevamente la sensación de palpitación intensa en su vulva y clítoris la tomaron por fuerza, lloro y sus paredes se contraían apretando el agarre en sus dedos.

- - Bill... Bill... Bill... - Ella repitió su nombre como mantra antes de suplicar. –Detente... detente por favor.

El chico negó, sabe que está en el clímax de su orgasmo. No la dejara ir hoy tomaría de ella lo que se le negó.

Con un grito tan adorable que se le hizo al demonio, metió su mano entre su abertura y la masturbo con intensidad frotando y penetrando su pequeña vagina. Mientras un chorro de líquido brotaba de dentro de su pequeño cuerpo juvenil. Empujo su mano mientras ella perdía el control de sus músculos y comenzaba a correrse con fuerza sobre él y el metrónomo solo continuaba con el sonido de sus golpeteos. Beso su vulva y lamió toda su esencia, abriendo su boca y recibiendo todo lo que esta pequeña niña mortal podía darle.

"Dulce esencia, como ese verano"

La castaña solo escuchaba como sorbía y su lengua golpeaba contra la humedad congestionada de su vagina, y sus dedos hacían el sonido de succión y fricción. Sus mejillas enrojecieron cual tomate maduro y su entrepierna goteaba junto con la mesa del escritorio. El sonido del beap del metrónomo se acoplaba con su cansada respiración.

Lejos de terminar de su orgasmo, Bill tiro de ella y a otra posición de la mesa y escucho la descomprensión de los pantalones masculinos. El cuarto se tornó oscuro con las cortinas cerradas a media mitad y solo dejando la rendija de luz iluminando un poco la habitación.

Sus caderas fueron atraídas y su ingle descubierta rozo contra la tela de su bóxer. Ella no sabía que sucedía o lo que haría, solo dejo que continuara.

Los golpeteos de su pelvis contra su pubis mojada, la fricción del bulto contra su perlita y escuchar la voz masculina jadear, fue suficiente para la gemela Pines. Abrazo su torso y enrollo sus piernas contra la cadera del rubio gimiendo sin control y siendo embestida con roces pronunciados en su centro.

- - Bill... - Llamo viendo al rubio jadear cerca de su rostro.

- - Eso preciosa, muévete conmigo – Atrayendo sus caderas y presionando su erección.

- - ¿Así? – Menciono tímidamente mientras sus caderas se frotaban de arriba hacia abajo contra él.

- - Sí – Colocando un beso en sus labios.

La adolescente jamás había escuchado gemir con fuerza al hombre, solo los besos y el tocamiento era lo que habían hecho. Su centro palpitaba y la dulce fricción solo era el inicio de su tortuoso juego. Sus ojos se abrieron cuando sintió que algo rozo contra sus labios y sus muslos se cerraban alrededor de un grosor.

Bill se deslizo contra sus labios mojados y bañados en su lubricación, se froto robando gemidos y jadeos contra la gemela Pines. Se separó un poco para tomar una posición en que pudiera atrapar sus muñecas contra una mano y la otra atraerla. Tan fácil que podría atarla, pero no quería asustarla.

El metrónomo ya no sonaba bajo, era fuerte con cada embestida contra su desnuda vulva. Ella se removió cuando pataleo y sintió el impulso de alejarse, mas no se lo permitiría.

Mabel Pines grito con fuerza y se dejó caer sobre la mesa ante el intenso orgasmo que sobrevino con el squirt que chorreo en el escritorio y salpico el piso. La castaña miro al rubio mostrándose enrojecida y sedienta.

- - Bill... - Suplico la nínfula adolescente siendo lo más exquisito para él demonio de los sueños. - ¿Q-Qué fue eso? – Pregunto jadeante y curiosa de lo que acababan de hacer.

El sonido incesante de los gemidos femeninos, los jadeos violentos de la menor en cuanto alcanzo su orgasmo, fueron la gota que derramo el vaso para el demonio.

Mabel no tuvo tiempo de recuperar el aliento, había sido levantada con brusquedad de la mesa y la llevo al sofá arrojándola. Las cortinas se habían cerrado completamente y la penumbra de la habitación había quedado en oscuras. Ella iba levantarse, pero unas ataduras la tomaron de las manos y los pies, quedando encorvada y con el trasero al aire. Era extraño la sujeción, como sé movió para atarla.

El cuerpo masculino la cubrió y el agarre en sus caderas fue suficiente para alertar a la castaña, un empuje y sintió encima de sus labios el grosor y la longitud masculina del rubio o es lo que pensaba cuando se froto contra ella nuevamente.

- - B-Bill... - Hablo entre un gemido ansioso.

- - Shh... - La acallo besando sus labios. – Quiero más.

- - ¿Tú no? – Viendo a la chica asentir con ansiedad del momento.

Mabel jamás se imaginó llegar a estas condiciones con Bill. Su cuerpo ardía, estaba cansada de tanto gritar y sus pulmones necesitaban más aire para recuperarse. Pero su vagina clamaba, clamaba por ser cogida por primera vez, se había corrido en su boca, en el escritorio y se había derramado en el maldito piso junto a la alfombra. Fluidos que seguían siendo un maldito enigma, pero tan delicioso la liberación.

Así que no le importaría que Bill por fin tuviera relaciones con ella, su mente lasciva pensaba si lo harían en posición de perrito y si dolería la primera vez. Aterrada y excitada, pero lo suficiente para conocer más del sexo.

El pene masculino de Bill, ¿cómo era? solo había comenzado a frotarse contra ella, era largo y grueso. Quería tocarlo pero sus manos estaban atadas. Y él nunca le permitió tocar. Se presionó contra su entrada, pero sin llegar a penetrarla, solo una probada dándole indicar que podría meterse. Pero entre más recorría su hendidura, menos sabia. La menor solo gimoteaba despacio, su vulva congestionada por el orgasmo anterior y el semen femenino. Los roces tocaban mucho su clítoris hinchado y sus labios enrojecidos.

Endurecido y con bordes similares a una cresta. Ella no podía ver con la maldita oscuridad, solo escuchar al rubio suspirar y jadear en su oído. Sus muslos se juntaron atrapando el miembro y permitiendo tener más contacto en su fricción. La pelvis masculina golpeando sus mejillas y el agarre de sus manos en su vientre, demasiado estimulante y embriagante, sus labios se empapaban más y más con cada frote en su sexo.

- - ¡Ah, ah, ah, ah! – Ella gemía con fuerza, cada momento en que estaban muy cerca de su rostro. Sentía los labios de Bill besarla de forma apasionada. Mientras que él le susurraba en su oído lo bien que disfrutaba del momento y la sensación.

Ella reposo la cabeza contra el sofá de cuero y dejo que sus labios suspiraran erráticamente y jadeara con fuerza. El sonido viscoso se hizo presente resonando y sus gemidos fueron a cortados a gimoteos intensos, de pronto la oscuridad ya no le pareció tan intimidante, le empezaba gusta el ambiente y el sonido del metrónomo ir con más rapidez a los 190 PPM solo era muy estimulante y seductivo.

La fricción de las embestidas simuladas sobre su vulva fue deleite y una probadita de lo que pasaría si él la cogiera en ese mismo instante. Pero como todo... hay un límite en su cuerpo.

Los tres primeros orgasmos la dejaron agotada y su sexo ardía con la fricción y la sobre estimulación.

Sus pies temblaron, su cuerpo lo invadió un escalofrió y el calor la ahogo por completo al aumento de temperatura. Los gritos de su inminente estimulación la hicieron recaer en el sofá y su aliento golpeo contra el cuero negro. Su pequeña vagina se había corrido mojando su miembro erecto, antes de ser salpicado por el blanco semen cayendo los restos en el sofá y la menor terminara desplomándose en los cojines.

Bill abrió el orbe y vio a la castaña respirar agitada y enrojecida, por un momento fue un lapso muy sexy y coqueto, pero por otro preocupante cuando no respondió a su llamado. La joven hizo caso a su segundo llamado cuando llamo al sujeto con los brazos extendidos.

- - Estrella fugaz – Llamo Bill al ver a la castaña con sudoración y temblando. - ¡Mabel! – Sintiendo los brazos de la chica abrazarlo y atraerlo a su cuerpo.

- - Bill... - Sonando rasposa de su voz. – Podemos... descansar un poco.

- - Mabel – Soltando una exhalación de alivio al ver que solo fue cansancio lo que le gano a la adolescente. – Preciosa.

- - Me tiembla el cuerpo – Sonando preocupada.

- - Jejeje ¿solo eso? – Besando su coronilla.

- - Bill – Tanteando con sus manos su abdomen marcado fue descendiendo hasta ser detenida por la mano enguantada del rubio.

- - No continúes – Amenazo con una voz ronca. – Oh no me contendré de lo que haga.

- - S-Sí... - Alejando su mano de la zona.

La acomodo cercanamente a su pecho dejándola recostada encima de su cuerpo. Ella dormito suavemente una vez relajada tras su orgasmo, abrazo su cuerpo de forma protectora dejando que la misma oscuridad de la habitación los invadiera.

| ⊱★⊰ |

Cuando despertó estaba cubierta con una manta que cubría de su cadera para abajo. Su ropa estaba doblada a un lado de ella junto con su calzado. Bill estaba sentado en el escritorio con el metrónomo apagado y bebiendo un vaso de vodka.

Era un pequeño dolor de cabeza para la adolescente cuando se levantó de su lugar. La luz del sol daba indicar que aun parecía las tres de la tarde, cuando en realidad en verano son las cinco de la tarde. Se había quedado dormida alrededor de dos horas

- - ¿Te duele? – Viendo a la chica asentir y colocar una expresión de malestar. – No fui nada cuidadoso cuando te moleste en tú trabajo.

- - No me iba a perdonar por lo del postre.

- - Exacto – Levantándose de su asiento y dejando el vaso de vodka, se acercó a la chica colocando su brazo contra el respaldo del sofá. – Buenas tardes, Mabel – Besando sus labios. – Deberías cambiarte.

- - ¿Puedo obtener mi ropa? – Viendo el rostro masculino mirarla con intensidad como si un depredador fuera acechando a su presa.

- - Claro que puede – Pasando sus bragas y entregárselas mientras esperaba atentamente a que se quitara la manta del regazo.

- - Volveré a preguntar y no quiero otra mentira, ¿te duele? – Viendo que ella retiraba la manta y volvía asentir con vergüenza.

- - Bien, tengo algo que te gustara y te aliviara para calmar el dolor – Mostrando un ungüento. – Se buena y abre las piernas a tu amo.

- - Sí...

- - Prometo dejarte a casa después de esto – Sonriendo de forma seductiva.

| ⊱★⊰ |

Un golpeteo había avisado a la puerta del sótano advirtiendo a Stanford. El grito para que pasara antes de ver a Wendy pasar y ser invitada a sentarse.

- - A señorita Corduroy, ¿Qué sucede? – Dijo el hombre dejando de soldar una pieza de su monitor. - ¿Hay problemas en la tienda? ¿Están salió y los dejo solos a ustedes?

- - No, no es eso – Rascando la parte de la nuca de su cabello. – Señor Pines lamento molestarlo, pero hay algo que no he podido estar a gusto y me preocupa demasiado.

- - ¿Qué es Wendy?

- - Bueno no sé si usted podría hablarme un poco más de él. Y ya sé que parezco una grabadora repetitiva pero... – Comento preocupada. - ¿Conoce a Bill Cipher?

- - ¿Qué sucede con Bill?

- - Siento que... últimamente se ha comportado extraño con Mabel. – Llevando sus manos a su regazo. – Es como si él... estuviera interesado en ella.

- - Tal vez podría hablarme un poco de la relación de Bill y Pyronica.

- - Wendy tranquila, él está casado y ya sé que parece no mostrar completo cariño a su esposa. Pero te aseguro que no tiene un interés en Mabel.

- - Lo sé... quiero creer en eso pero...

- - ¡Wendy estas abajo! – Grito Dipper desde las escaleras. – Necesito ayuda en la caja registradora.

- - ¡Diablos! – Apretando los puños.

- - ¿Todo bien? – Viendo a la chica tensarse. – Wendy ¿Qué sucede?

- - Yo... - Viendo el rostro preocupado del anciano. – Luego hablamos. Debo ayudar a Dipper.

La pelirroja camino subiendo las escaleras, aunque los recuerdos de un mundo post apocalíptico y un sujeto rubio vestido de traje de Frank amarillo aparecían como imágenes borrosas de su mente. Entre ellas a Mabel siendo aprisionada dentro de una burbuja.

- - ¿Qué carajos está sucediendo?

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