Quinta vez; quiero repetir

Advertencia: La siguiente lectura debo informarles que es para público adulto joven mayores de 21 años en adelante, contiene temas de sexo explícito y uso de parafilias en algunos capítulos de la historia, lenguaje vulgar y altisonante que podría considerarse ofensivo, relaciones con menor entre escenas Bondage. Se prohíbe que los adolescentes lean los siguientes capítulos. Fanfic de Gravity Falls únicamente de lectura erótica y smut explícito.

Nota de la autora: Mabel va descubriendo que Bill no es un humano, y Bill no es nada discreto en ocultarlo.

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Quinta vez; quiero repetir

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El arribo de la noche acabo cuando el amanecer toco la copa de los árboles de pino y cedro que cubrían el bosque. Una mujer de exuberante figura y camisón de pijama rojo carmín, balanceaba sus piernas como un péndulo de reloj, mientras comía una caja repleta de dedos humanos cubiertos de jalea envinada de cereza. Una copa rebosaba con una cantidad exagerada de vino tinto de color purpura y un tazón de uvas verdes.

- - Quiero decir... la pase bien anoche, pero no fue lo mismo sin la diversión que tenemos – Menciono mientras masticaba los dedos y bebía con avidez la copa. – Entiendes ¿Bill?

- - No pueden incendiar cosas mientras no estoy. – Sonó encabronado viendo el desastre que dejo en el pasillo y parte de la habitación de la diablesa. - ¡Mira eso! Es un desastre inmensurable que le llevara horas acabar, hay tanta sangre y cenizas.

- - ¡Tú te fuiste a una fiesta! – Acuso molesta y curvando la ceja de sus ojos. – Eso no estaba en la cita.

- - Ibas a pedir dulces y eso es todo. – Alzo las manos como señal para calmar su rabieta. – Ustedes hicieron la fiesta, ¡maldición Pyronica! Ella llegara y vera el desastre que hiciste.

- - Sigue siendo una fiesta al cual tú fuiste con ella, después de los dulces. – Continúo insinuando el problema al demonio.

- - Sí, pues... Estrella fugaz estaba muy callada acerca de la fiesta – Comento un poco molesto e irritado de recordar como la adolescente se cayó la boca y no menciono nada del asunto. – Esperaba que no me enterada de esto. Pero sus tíos la echaron de cabeza, junto a sus amigos.

- - Que mal... eso es traición jeje, bueno, bueno ¿Cómo fue la fiesta? – Pregunto Pyronica con las piernas cruzadas en la cama de Bill y viendo que este había acabado de bañarse por tercera vez en esta mañana, porque las primeras dos que se dio en el transcurso de la madrugada, seguía muy frustrado y alzado de su asunto de anoche.

- - Te lo he dicho – Secando su cabello. – Estuvo bien, demasiados humanos con falta de intelecto y hambre de aparearse y drogarse. En cambio esos sacos de carne, parecen no conocer la verdadera diversión y entretenimiento.

- - Veo que obtuviste dulces, más te noto frustrado aun. – Viendo la leve carpa en su toalla. - ¿Ocupas una ayuda? Aunque mis manos están filosas por estas bebés – Puliendo sus uñas largas y decoradas. - ¡Mira! Fui a una pedicurista y me hizo este fantástico trabajo en las manos y en los pies. Me ha exfoliado la piel muerta, ha limpiado mis garritas, hasta limado y tienen un trabajo tan excelente en crear diseños de escultura a las uñas.

- - Oh, vaya son un color rojo atardecer oscuro, como el Raromargedón. – Tocando el filo de las puntas.

- - Genial – Sonriendo. - entonces... ¿Quieres la ayudadita? – Haciendo una señal con su mano de mover de arriba hacia abajo.

- - No – Dijo molesto.

- - Acaso ella iba... con un traje provocador. – Sonrosándose de sus mejillas. – Dime que iba de diablesa o como una sirena algo con poca ropa. Es mi fantasía más loca desde que la vi.

- - No – Respondió con las mejillas rojas. – Fueron solo.... Celos, ella estaba celosa porque se me acercaron las tontas bolsas de carne con poco atractivo femenino. Odio que se acerquen esas chicas no vírgenes, apestan a feromonas de otro ser masculino o femenino.

- - Oh, ya veo. Ella se enojó y te la aplico – Frunciendo el ceño. – Bueno te lo mereces, eso y más.

- - Gracias por la ayuda – Gruño molesto.

- - Escuche en el pueblo que hubo muertes en esa fiesta. – Aclaro. – Nadie sabe cómo sucedió, se dieron cuenta muy tarde de los cadáveres cuando encendieron las luces y la fiesta acabo.

- - Culpable – Dijo entre una risa maldosa, mostrando sus colmillos mientras recordaba sus propios celos al ver a la gemela Pines bailar con un mortal. – Ella me provoco hacerlo.

- - Debe cuidar eso, Bill – Aclaro. – No pueden darse cuenta que usted, anda por aquí sin ser descubierto por Seis Dedos. En realidad el ni debe enterarse de estos acontecimientos, el camuflaje y la ilusión no son duraderos.

- - Ayer justamente hable con él – Secando su cuerpo, coloco la toalla en su cuello mientras iba tomando una camisa de vestir y pantalones. – Me invito a la mansión del viejo, tal vez a beber cerveza y charlar un rato como en los viejos tiempos. Tal vez no me quería cerca de su sobrina, ha de haber visto mis intenciones.

- - ¿Por qué sospecharía? No hemos dicho de más o actuado de forma... cercana a ella.

- - Le dije del proceso de divorcio – Aclaro. – No le gusto escuchar que pronto estaré soltero.

- - ¡Bill era un secreto! – Dijo emocionada la peli rosada. – Oh por Satán, esto es genial. Pero ahora andará como perro faldero detrás de nosotros, investigándonos. De seguro estará preparando sus armas contra nosotros.

- - Momento... - Parándose de la cama. - ¿Y si nos quita a Mabel? ¿Si ya no la dejan venir? ¡Ay no! No quiero que nos quite a la bella petite, me encariñado tanto con ella.

- - Tranquila, eso no pasara – Dijo Bill. – No puede prohibirle a Estrella Fugaz, llegar aquí a la mansión sin no ver a su queridísima mejor amiga. – Dando una mirada a Pyronica.

- - Claro, yo soy su mejor amiga – Soltando una risa. – Aunque, me gustaría jugar con ella como amante. Así que... jugar con ella.

- - ¿Puedo jugar con ella? ¿Bill? – Colocando una mirada amatista de sus ojos humanos. – Te prometo que solo será un juego. Solo uno.

- - ¿Un juego? – Pregunto en modo de sugerencia a sus intenciones.

- - ¿Se puede? – Mordiendo su labio inferior. – Quisiera jugar con ella hoy, un simple jueguito.

Bill se sentó a un lado a su cama poniendo atención a la diablesa de las llamas, la súcubo que dominaba el área de la tentación y la lujuria. Pyronica se animó a tomar un trago y agarrar una uva, mientras se acercaba y le contaba su plan.

- - Dime que tienes en mente, Py.

- - Quiero jugar a ver que tanto resiste Mabel – Soltando una risa. – Y cuanto puede mojarse, antes y durante el acto.

- - Escuche que el flujo cervical en un humano es diferente, es normal tener alrededor de media a una cucharadita de 2 a 5 ml diaria de secreción blanca o clara, también viscosa y prácticamente inodora. Así que quiero ver si ella hace más de 5 ml de su propia miel, mojando el piso. – Menciono en un tono travieso y perverso en sus acciones. – Me gustaría proponer la habitación del lado izquierdo, para su encuentro del día de hoy.

- - La que tiene mármol oscuro y la alfombra roja – Alzando una ceja. – No es una cama cómoda, su diseño es bastante minimalista y tiene un respaldo simple. Las cortinas apenas son oscuras con gasa, puede entrar mucha luz no es adecuado para esto.

- - Bill, Bill – Le regaño en tono divertido. – Hay que aprender a usar las habitaciones, no puedes simplemente cogerla en tú pieza cada que tengas ganas, solo porque es tú habitación. De qué sirve estar en Fearamid sin usar sus extensas habitaciones, el castillo necesita un poco de estímulo.

La mujer se levantó guiando al demonio de los sueños hasta la habitación al fondo a la izquierda. Abrió la puerta y le mostro el interior del lugar. Algo que no convencía al demonio aun de cometer un acto intimó.

- - Piensas que no es lo suficientemente discreto o seductor – Viendo la cama tamaño king y el edredón gris con sabanas blancas. – Sabes, hay algo que no conoces de nuestra pequeña Mabel.

- - ¿A qué te refieres?

- - La chica no se excita solo por ver colores brillantes o fuertes, como los de su burbuja. – Menciono. – En realidad, le gusta lo serio y la disciplina algo que le recuerde a sus temores y deseos profundos.

- - ¿Disciplina? – Soltando una risa. - ¿Quieres que sea duro con ella?

- - No has sentido, cuando se tensa cuando le hablas con tu voz seria y autoritaria – Colocando el ejemplo de su primera reunión. – El día que la regañaste porque se disculpaba tanto, estaba tensa y asustada te temía. Pero... tenía esa deliciosa mezcla de excitación como un recuerdo de su autoridad escolar o paterna. Que un adulto la reprima y la regañe, fue suficiente para hacerla temblar de excitación.

- - ¿Quieres que se asuste? – Dando una mirada de extrañez. – Sí muestro dominancia, ella hará qué...

- - Recuerde – Menciono. – Mírelo como un pequeño juego de rol y ventaja. Ella no se dará cuenta y podrá permitirnos realizar bien el trabajo.

- - Aparte me lo debe, mi tiempo – Dijo Molesta. – No crea que no me di cuenta que la beso. Usted no pone esa sonrisa después de una noche de frustración sexual.

- - Pyronica.

- - Tengo una idea, le llamare y le diré que no venga hoy.

- - ¿Qué? – Gruño molesto. – No hagas eso.

- - Ella vendrá el sábado – Menciono contenta. – Tenemos suficiente tiempo para preparar el escenario, y es un castigo para usted por besarla fuera de la mansión. Así que se aguanta. Sin masturbarse ni pensar en ella.

- - No sospechara que vendrá a una sesión de sexo intenso – Soltando una risa burlona y perversa al imaginarse a la pobre chica siendo penetrada en algunas habitaciones. – Es una trampa.

- - De eso trata el juego, es algo que ambos disfrutaremos – Sonriendo. – Quiero ver que tanto aguanta mi querida Mabel. Solo una cosa, Bill.

Caminando cerca del demonio mientras cambiaba su mirada a una seria y discreta.

- - El juego termina si ella presenta una sobreestimulación o se desmaya – Menciono. – No queremos que ella termine con traumas, aunque me encanta cuando tienen los adolescentes, el libido tan alto que parece una dulcería para mí. Dicen que aguantan mucho tiempo.

- - Pyronica, crees que ella aceptara.

- - Me encargare de no interrumpirlos, quiero ver cuánto dura.

- - Que juego tan pervertido, Pyronica.

- - Ven te enseñare lo que debes hacer, quiero que actúes bien tú papel con ella. – Cerrando la puerta de la habitación. – Por cierto – Se acercó a la cómoda a sacar un pequeño chocolate.

- - ¿Qué es eso?

- - Tranquilo, solo dáselo, evitara que le duela a ella.

- - ¿Chocolate? – Soltando una risa. – Un dulce la calmara.

- - Puedes comer un cacho, cuando fui a la tienda humana el vendedor dijo que era bueno, según su costo – Sugirió. – Sola la pestaña, nada de toda la tableta.

De repente escucharon el sonido de la puerta y a Kriptos con una expresión algo temerosa.

- - Señor Bill, creo que tenemos un problema. Te buscan abajo.

Pyronica y Bill no podían estar más sorprendidos, pensaron que a lo mejor la gemela Pines hubiera llegado lo más pronto posible. Ambos salieron y fueron a la planta baja antes de encontrarse con la visita de un oficial de la comisaria.

- - Señor Cipher – Mostrando su placa. – Tengo una orden de llevarlo a la comisaria a testiguar un hecho que paso anoche.

- - ¿Un hecho? – Pregunto el demonio.

- - Conoce a Mabel Pines – Menciono el nombre de la adolescente.

Fue suficiente para tener su atención y acercarse al oficial, sintiendo la preocupación y en él un maldito sentimiento que no sentía antes. Miedo de que le hubiera pasado algo a esa humana.

- - Sí – Respondió. – La conozco.

- - Anoche se presentó un incidente en la fiesta de la señorita Jiménez, estamos llamando posibles víctimas y sospechosos que estuvieran involucrados en el evento. – Aclarando su voz. – Seria tan amable de acompañarme, el grupo lo espera. Solo queremos tomar testimonio de anoche con la señorita Pines.

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Ford había bajado las hojas del periódico con una expresión enfurecida y colérica. Un atroz acontecimiento había sacudido el pueblo en una ola de terror, y había ocurrido frente a sus narices. La gente hablaba del extraño suceso en la fiesta de disfraces de la señorita Tambry Jiménez.

Encontraron cadáveres de adolescentes, sin pista ni huellas que no sean de las misma victimas era un enigmático problema caótico. Actualmente la chica y su novio Robbie Valentino están siendo investigados por la policía, al ser los principales sospechosos que hicieron la fiesta, posibles homicidas. Tomaron algunos ignotos que esperan su declaración para dar información del suceso.

Dipper y Mabel esperaban su turno junto con Pacifica, Candy, Grenda y Wendy. Estaban en la comisaria del pueblo para presentar su declaración de esa noche. El oficial Durland y el oficial Blubs los llaman por su nombre y les daba una duración de aproximadamente 25 minutos para explicar la situación y lo que hicieron, de uno por uno fueron llamándolos.

La puerta de la comisaria se abrió revelando al sujeto rubio entrar y caminar por el pasillo de la sala de espera, escoltado por uno de la comisaria, sorprendiendo un poco al comisario Darly Blubs al verlo presente en el lugar.

- - Señor Cipher, no esperaba encontrarlo en una fiesta de adolescentes y universitarios. Pensé que no era de su interés siendo... ya sabe, ¿otra clase? – Bajando sus lentes oscuros.

- - ¿Qué puedo decir? Era de disfraces y acompañaba a los chicos, fui a pedir dulces y a divertirme un poco. – Menciono, acercándose al grupo y tomando asiento enfrente de los gemelos Pines. – Parece un juicio.

- - Es un juicio – Dijo Ford molesto. – Un juicio de declaración, algo que no hicieron los chicos. Porque claramente son inocentes.

- - Tranquilo Ford, los chicos no hicieron nada. Solo quieren su declaración para su carpeta de investigación, ¿verdad oficial? – Menciono Stanley en tono calmado.

- - En realidad, esto es serio señor Pines – Hablo el comisario Durland. – Hubo como seis asesinatos, y todo fue durante el transcurso de la fiesta. Necesitamos recabar toda información de ellos, aunque los agentes del FBI no estén muy contentos con los hechos ocurridos ayer en la fiesta de Summerween. Parece ser que van con todo el peso de la ley y sus protocolos.

- - Sabemos que en Gravity Falls, ocurren muchas cosas. – Dijo el oficial de tez morena. – Pero... tenemos más casos de adultos jóvenes y adolescentes que han perdido la vida en estos meses. Y el número aumenta cada semana. –Entregándole una copia de la lista a Ford. – Ya no podemos mentir que son criaturas extrañas. Eso quedo en el pasado. Esto es serio.

- - No tenía en cuenta que los casos aumentaron – Dijo Ford viendo los casos en el bosque y carretera. – Esto... esto no es nada hecho por animales. Supongo que tendré que interrogar unos e ir a revisar el campo de protección.

- - Oficiales exageran un poco – Dijo Wendy. – Sí, hay muchas cosas que sucedieron en el pueblo. Pero tenernos en hora de queda, ¿Es necesario todo esto?

- - Señorita Corduroy, a usted no le afecta de que se queja.

- - ¿Hora de queda? – Pregunto Bill. - ¿Qué es eso?

- - Significa que menores de diecisiete para abajo no pueden estar afuera de noche.

- - Más que nada... hasta las seis de la tarde. – Dijo Candy.

- - ¡Oh, por favor! – Aludió la pelirroja molesta. – El festival Woodstick es en menos de cuatro semanas. Van a permitir no dejarlos ir.

- - Lo siento, Corduroy – Aviso el oficial Blubs. – Hasta que atrapemos el culpable, no irán al festival.

- - Pero... - Intentaron decir algo Mabel y Dipper pero un oficial del FBI salió a llamar el nombre de uno ellos.

- - Mason Pines – Llamo el oficial.

- - Ese soy yo – Admitió con vergüenza frente a sus amigos.

- - Dipper se llama Mason – Dijo sorprendida Pacifica. – No lo sabía.

- - Por eso prefiere su apodo – Dijo Wendy. – Aunque yo tampoco lo sabía, oh se me había olvidado.

- - Pensé que solo era Dipper – Dijo Grenda. – Vaya, algo de tiempo y aprendes algo.

Mabel estaba nerviosa, nunca le había tocado declarar. Lo único que podía recordar de esa noche, es como Bill y ella se besaron y bailaron un poco, antes de irse de la fiesta y estaban a punto de... hacerlo nuevamente. Ni enterada estaba de los cadáveres, solo recuerda que cuando regreso a la fiesta su hermano la recogió y se fueron caminando junto a sus amigos.

El demonio pudo notar esto y aprovecho para cambiar de lugar sentándose a su lado, para hablar con ella.

- - No es el mejor lugar para reencontrarnos – Soltando una risa el demonio. – Esperaba que fuera en la mansión, pero dado la circunstancia de este inconveniente problema deberá ser pospuesto.

- - ¿Qué quiere decir? – Pregunto Mabel confundida.

- - Pyronica iba llamarte, pero mejor lo hago yo para darte el recado. – Dijo Bill. – Te iba mencionar que hoy no fueras, tenemos unos cuantos planes que hacer y quería que fueras mejor un sábado libre y sin planes.

- - Sí – Respondió. – Aunque dudo que ahora pueda ir más tarde u otro día tras el toque de queda.

- - Sí, pero solo afecta la tarde noche – Menciono en un suspiro frustrado. – Es una lástima, cuando me empezaba a gustar de su compañía.

- - Tengo miedo – Menciono un poco asustada. – Nunca he declarado, es mi primera vez.

- - Oh, vamos chico – Colocando una mano en su espalda para calmarla. – Yo he declarado por cientos de incidentes como estos.

- - ¿Y cómo es?

- - Te miran a los ojos, quieren intimidarte, empezaran a preguntarte con quien ibas acompañado ese día, te preguntaran actividades todo lo que concuerde la hora y el lugar. Y si la persona con la que ibas acompañada o el mismo grupo coincide, serán libres. – Explico. – Pero... si esa persona dice lo contrario de tú declaración. Nos seguirán llamando tantas veces sean necesaria y empezaran abrir una breve carpeta de investigación. Entonces... seremos posibles sospechosos. Hasta podrían inculparnos por algo que no hicimos.

- - Bill... es decir ¿la verdad? – Dando una mirada llena de preocupación.

- - Sí – Dijo confianzudo. – Dirás la verdad, saldrás rápido de aquí.

- - Pero eso significaría decir... que tú – Sintiendo las lágrimas picar y el leve sonrojo. – No puedo.

- - ¿Qué sucede Pines? – Frunciendo el ceño. – Es parte de la declaración, no puedes maquillar un hecho. Debes ser clara y precisa al decirlo.

- - Sí, pero tú... no debes – Dijo molesta. – No lo entenderían.

- - Mabel Pines – Hablando en un tono autoritario y firme. – Ni se te ocurra mentir, o hablas o terminaras creando una carpeta de investigación. Tú decides, que yo diré todo esto.

- - Bill...

- - Tranquila preciosa – Dijo. – Aparte es confidencial. Si dices todo, no sospechara ni dirán que fuiste tú. Estarás libre.

- - No puedes decirlo – Sonando temerosa.

- - Mabel, no me obligues hacer algo que no quiero. – Estaba a punto de chasquear los dedos enfrente de ella. Pero el oficial llamo a Mabel Pines.

- - Mabel Pines – Llamo el oficial.

- - ¿Vas a mentir? – Frunciendo el ceño.

- - No – Dijo un poco firme en su decisión. – Hablare.

- - De acuerdo – Colocando una sonrisa. – Diles a esos oficiales lo que quieren escuchar.

La chica se levantó de su asiento y camino hasta los oficiales viendo a su hermano salir y ser acompañado por su familia. En cuanto entro a la oficina, pudo notar un ambiente viejo y en color sepia por la ventana poco iluminada y la luz del escritorio. Enfrente estaba dos agentes del FBI, una mujer de tez oscura y ojos cafés con el cabello rizado y un hombre de cabello castaño y ojos verdes.

- - Señorita Pines, tome asiento – Haciendo un gesto con su mano. – Descuide no mordemos ni mucho menos disparamos. – Sacando sus placas de identificación.

- - Agente Janneth y agente Thomas del departamento de FBI – Menciono la mujer. Sacando una carpeta nueva para llenarla de información personal de la chica, fotografías y hojas para escribir su declaración. – Si eres inocente será rápido. – Argumento. – Por mientras todos son sospechosos hasta que digan lo contrario o analicemos la información dada.

- - Mabel Pines – Revisando su expediente. – Adolescente de quince años de edad. Quién lo diría, ¿Qué hace una menor en una fiesta casi para adultos jóvenes? Acaso tus padres no te advirtieron que estos eventos suelen descontrolarse.

- - Fuimos invitados ese día a la fiesta de disfraces de Tambry, por el evento de Summerween.

- - ¿Summerween qué es? Lo siento, soy algo ajeno a esas tradiciones del pueblo. – Comento el agente. – Tengo entendido que Halloween se celebra cada 31 de octubre, ¿Por qué celebrar nuevamente Halloween temprano?

- - Bueno, también para nosotros era nueva la tradición. Cuando llegamos al pueblo, nuestro tío Stan comento que aquí se celebra Halloween dos veces al año durante finales de junio y octubre. Solo que como en junio no hay cosecha de calabazas, usan sandias para decorar y recordar que aún es verano.

- - Interesante.

- - ¿Quiénes iban contigo?

- - Mi hermano gemelo Dip... digo Mason, mis amigos Candy, Grenda, Wendy y Pacifica. Y también nos acompañaba un amigo más... Bill.

- - ¿Bill iba en su grupo? Era el adulto responsable de esa noche.

- - No, solo un invitado más, no tenía la obligación de cuidarnos.

- - Es raro, cuando un adulto va en plan de divertirse con jóvenes, en vez de ir con los de su misma edad. – Explico la agente Janneth. – Bueno continuemos, son amigos ¿desde cuándo?

- - Hace tres semanas – Dijo Mabel. – Él y Pyronica.

- - ¿Pyronica iba con ustedes?

- - No se quedó en casa – Dijo ella.

- - ¿Qué es Pyronica de Bill?

- - Su... su esposa – Menciono.

- - Su esposa no lo acompaño, pero se fue con ustedes a la fiesta y estuvieron alrededor entre las ocho y diez de la noche. – Hablo el agente Thomas. – Su hermano atestiguo que usted estuvo con Candy Chiu y Grenda Grounter en la pista de baile y platicando con algunos chicos.

- - Sí.

- - Bien coincide – Dijo la mujer.

- - ¿Bill también estaba con usted?

- - No – Menciono, recordando las mujeres y hombres que lo acorralaron en la esquina de la sala.

- - Continúe.

- - Él estaba... con un grupo de universitarios, posiblemente besándose. – Apretando los puños. – Yo me moleste y preferí seguir bailando con mis amigas.

- - ¿Solo eso fue?

- - Un chico creo de universidad... me invito a bailar – Dijo. – Acepte y baile con él durante esa noche. Más bien para dar celos.

- - ¡Ouch! Golpe bajo – Dijo Thomas. - ¿A quién? ¿un amigo tuyo o un chico de la escuela?

- - En realidad es a Bill – Dijo avergonzada de sus mejillas la adolescente.

- - Continua – Dijo Janneth. – Descuida todos lo hemos hecho en nuestra etapa de adolescentes. A veces nos gusta alguien y queremos darle celos para obtener su atención.

- - ¿Así? – Recibiendo un codazo de su compañera. – ¡Cierto! Yo también lo hice.

- - Sí, era para dar celos – Argumento. – Pero en cuanto termine de bailar con el chico, vi que se había ido y había llegado Bill a mi lado. Invitándome a bailar.

- - Wow, eso fue rápido. – Tosió el agente un poco sorprendido. – Continua.

- - Bailamos esa noche y... - Mordiendo su labio. – Puede que yo lo haya empujado al pasillo y haya querido besarlo.

- - ¿Se besaron? – Pregunto atenta.

- - No – Dijo desanimada. – Bill no quería besarme en los labios y desviaba mis besos, incluso me beso en la frente, mejillas y cuello y dijo que aquí no.

- - Tomo mi mano y salimos de la fiesta para perdernos al bosque, casi a la entrada de las residenciales. – Menciono. – Había mucha mezcla de emoción esa noche. Yo lo detuve y le dije que era algo tarde, le reclame porque no me besaba en los labios y él... dijo que le importaba un carajo y me beso. Se sintió muy dulce el beso, aunque algo culpable.

- - ¿Por qué culpable? – Pregunto el agente.

- - Es porque está casado, ¿no estas poniendo atención? Se besó con un hombre casado – Le respondió la agente femenina. – Jovencita, ¿estas sosteniendo una relación secreta con un hombre mayor y casado?

- - Sí.

- - Bien. Ahora sabemos que no tiene nada que ver con todo esto – Menciono la mujer. – Pero lo suyo, es un problema grande que no nos entrometeremos aun. – Dando una tarjeta con un numero de celular. – Sí, alguna vez sucede algo de violencia, acoso o abuso sexual por parte de ese sujeto. Llama a este numeró. – Dando una mirada de confianza. – Con gusto te ayudaremos. Dime ¿él no te ha forzado o hecho daño?

- - No. – Admitió. – Solo... solo es una relación algo difícil. Entiendo a lo que se refieren.

- - De acuerdo – Soltando un suspiro. - ¿Algo más que decir de esa noche?

- - Al final cada quien se fue por su camino a casa, yo regrese por mi hermano y nos fuimos a casa, junto a nuestros amigos.

- - ¿Bill se fue a su casa? – Viendo a la chica asentir. – Bien, de acuerdo. Archivaremos esto.

- - Eres libre de irte – Dijo Thomas. – Solo no lo vuelvas hacer eso jovencita, es malo salir con alguien mayor que tú.

- - Sí. – Asintió antes de levantarse de la silla y salir.

- - ¡El siguiente! – Le dijo al guardia de seguridad.

- - Bill Cipher – Llamo el sujeto.

La puerta volvió abrirse entrando el demonio de los sueños a tomar asiento. Antes de que pudiera hablar los agentes, Bill chasqueo los dedos y envolvió a los dos sujetos en sombras.

- - Odio hacer esto – Caminando alrededor. – Pero no me dejan opción, arruinan mis planes que tengo en este miserable pueblo.

Le quito la carpeta a la mujer, la que iba archivar junto a la caja de descarte de sospechoso. Le dio una hojeada a la declaración y soltó una risa.

- - Ella dijo que quería continuar besándola – Colocando una sonrisa. – Un poquito más y me la devoro en la privacidad de mi hogar.

Soltando un suspiro mientras cerraba la carpeta.

- - Esto es lo que pasara. – Dando una mirada a ambos sujetos. – ¡Van a tomar toda esta estúpida investigación y se van ir por el maldito orto del demonio del que salieron! ¡Nadie vendrá aquí! ¡No lo harán ni hoy ni nunca!

- - Hay serias consecuencias en interrumpir mis planes – Tomando una apariencia piramidal grotesca y distorsionando su voz. – No espere lo suficiente para que una bola de imbéciles con estúpidos uniformes de ley y carácter duro, venga a entorpecer mis planes de conquista y tiranía.

Incinero la caja por completo con fuego azul y tomo a los sujetos entre sus manos aplastando sus cuerpos.

- - Van irse callados, dirán que fue una disputa y un maldito rumor. Que en realidad ellos simplemente se suicidaron en el acantilado quedando como una plasta de carne y sangre. – Mostrando sus fauces y su orbe oscuro con la pupila enrojecida. - ¿Entendieron?

Los dos sujetos estaban aterrorizados y muertos del miedo, el hombre se hizo en los pantalones y la mujer solo lloraba ante las sujeciones por las sombras. Bill cerró el puño y se escuchó un crujido de sus huesos mientras la sangre botaba.

Ambos agentes gritaron con fuerza y despertaron del ensueño encontrando a Bill sentado y esperando la declaración.

- - Agentes, ¿algo que declara? – Mostrando sus colmillos. – Si se pueden apurar con este proceso, enserio tengo planes y una linda chica me espera.

- - Estábamos muertos – Dijo Thomas, tocándose su cuerpo y sintiendo la sensación fantasmagórica de las manos sombra.

- - Usted era un monstruo. – Señalo la mujer. - ¡Es un monstruo! Ella no lo sabe.

- - El término monstruo no me queda y ni es de mi especie – Señalando con las manos. – Prefiero, demonio multidimensional euclidiano. Gracias y deje de señalarme es de mala educación.

- - Sí acataron el mensaje, entonces estamos en la misma sintonía – Levantándose de su asiento. – No será necesario pedir refuerzos Janneth. – Señalando el woki toki en su mano. – Baja eso y se irán sanos y salvos a sus patéticas vidas de oficina.

Bill camino seguro de sí mismo a la salida, en cuanto estuvo a punto de abrir la puerta se dirigió su mirada a la pareja.

- - Si me entero que siguen en el pueblo, mis hombres los buscaran y será peor, se los aseguro – Lanzando su amenaza. – No tienten su suerte. No doy misericordia dos veces.

En cuanto salió de la oficina fue recibido por la familia Pines y sus amigos, querían asegurarse que estuviera bien en el interrogatorio. No podía revelarles la sorpresa de que nunca habrá toque de queda, pero esperaría pacientemente a que lo anunciaran mañana o al día siguiente.

- - Sí que son tipos difíciles – Menciono. – Ya veo que intimidan a su manera.

- - ¿Cómo te fue? – Dijo Ford. – ¿Fueron insistentes en que hablaras?

- - Limpio, descuida nada de rastro de crímenes – Respondió. – Vamos Fordsy, soy inocente.

- - Espero que esta investigación termine – Dijo Wendy. – Enserio si quiero que vayan chicos.

- - Hay que esperar, a lo mejor atrapan al sospechoso – Dijo Stan.

- - Igual asegurare la protección del lugar, le pediré a Fiddleford que me acompañe. – Menciono Ford. – Stanley, tú puedes acompañarnos ocuparemos que nos lleves algunos lugares.

- - Oigan mientras hayan bebidas y lugares que relajarnos, claro que iré.

- - Bien – Dijo rendido. – ¿Te nos unes Bill?

- - Lo siento Stanford, tengo asuntos que atender – Dijo. – La señorita Noroeste sabe a lo que me refiero.

- - Oh yo dije que no iría a ese evento – Cruzándose de brazos. – Es una noche en que solo le gusta sacarse los ojos.

- - Sí, pero Prestón adora presumirte.

- - No tiene de donde hablar más – Menciono con una sonrisa que demostraba romper reglas. – Pero a ver si se atreve hablar cuando me escape de esa velada de alta clase.

- - ¿Te atreverías a pararle la boca, Elise?

- - Cállate que odio que usen el segundo nombre. – Se quejó con un rubor en sus mejillas.

- - Hablas de la fiesta que organizan arriba. – Dijo Wendy. – No estaría mal usar una vez vestidos elegantes y de coctel.

- - Solo entran con invitación.

- - Pensé que el anfitrión seria el viejo McGucket – Dijo Stan.

- - No, desde que lleno el jardín de zarigüeyas.

- - Como olvidarlo – Dijo Ford.

- - Salió en las noticias – Dijo Candy.

- - Muchos hablaron de esa fiesta alocada – Dijo Grenda.

- - Tal vez podríamos arruinarles la velada de esa forma, pero sería muy repetitivo – Dijo Bill. – Sugiero los fantasmas de la antigua mansión Noroeste.

- - Eso jamás, Dipper batallo para sacarlos – Soltando una risa.

- - Le quitas lo divertido Noroeste.

Mabel sentía un poco de celos a la forma en que Bill habla con normalidad a Pacifica. Como si se conocieran desde mucho antes. Casi como amigos.

Aunque Dipper se dio cuenta que su hermana quería irse, más cuando fingió un bostezo.

- - Tío Stan, tío Ford ¿podemos irnos a casa? – Colocando una expresión de cansancio. – No he dormido nada desde la fiesta de anoche.

- - También nosotras estamos cansadas - Dijo Candy, señalando a Grenda y a Pacifica. – Sería bueno irnos a nuestras casas.

- - Supongo que es parte de las vacaciones.

- - Pero me deberás ese día de trabajo chico – Le regaño Stan.

- - Estaré listo mañana. – Aseguro.

- - Pacifica tu residencia queda cerca, puedo darte un acercamiento. – Dijo Bill.

- - De acuerdo – Viendo a Dipper a Mabel. – Los veo después. Así no se desvían del camino.

- - Mucho cuidado, sé que conduce con velocidad – Dando una mirada fija a Bill.

- - Vamos Pino, no te molestes. Regresare sana y salva tu noviecita. – Haciendo burla.

- - ¡No te atrevas a chocar el auto, Bill! – Gruño molesto.

Mabel se quedó un momento extrañada por la forma familiar que le hablaba a Bill Cipher, y como Pacifica casi actuaba como su mejor amiga. Era la primera vez que su hermano le habla de esa manera.

- - Mabel – Le llamo Bill obteniendo su atención. – Te veo el sábado.

- - Sí. – Sintiendo ese sentimiento extraño en su pecho.

- - Quiero verte temprano.

Los recuerdos venían en su mente y notaba el ambiente de la comisaria deteriorado, cubierto de sangre y cenizas en el lugar. Bill llevando un traje amarillo y una galera oscura con su bastón. Cerro un momento los ojos y todo volvió a como era antes. Lo vio irse con su amiga Pacifica.

- - Habrá sido mi imaginación – Sonando pensativa.

- - ¿Lista para irnos? – Llamo su gemelo.

Todos se iban de regreso, en cuanto Pacifica subió al auto de Bill fue cuando la rubia cayo inconsciente golpeándose con el tablero.

- - Sí, lamento forzarte a que vengas conmigo – Dijo el demonio. – Pero ocupare una pequeña cuartada.

- - Pacifica Noroeste, ocupare mucho de tus servicios para a completar mis planes. – Soltando una risa. – Necesito que mantengas alejados a Pino y a Seis dedos. Si quiero tener a la Estrella Fugaz en esos días. – Dando una caricia en su cabello. – Vamos convence a Estrella fugaz, de que se quede.

Ella dormitaba en un sueño profundo siendo arrullada por el movimiento del vehículo. Nunca supo en que momento termino el viaje, cuando despertó se dio cuenta que estaba en su cama y sus padres contentos, como si hubiesen visto algo de interés.

•| ⊱★⊰ |•

Le despertó el grato aroma de la lluvia recién caía en los arboles del bosque. Los días pasaron volando y cuando menos se dio cuenta, era fin de semana. Se movió sobre el mullido lecho de cobijas y almohadones que tenía en el suelo de la sala, sin saber en dónde se hallaba, que parte de la cama inflable que pusieron anoche, pero sin sentir el menor temor. Se encontraba ella, su gemelo y sus tíos, su mascota Pato y bol de frituras y palomitas volcados en el piso de la sala.

Viejas películas de terror se reproducían en la videocasetera. Anoche tuvieron la familia Pines una pijamada improvisada. Era uno de los momentos más felices de la castaña. Esperaba la gemela encontrar una escena desagradable de barrigas peludas arriba y calcetines sudados con aroma masculino tirados por el suelo, pero estaba en un lugar agradable y alguien estaba esperándole en este día.

Recordó alistarse para ir a la mansión, estaba contenta de que quitaran el toque de queda. Al final llegaron a la conclusión de que el incidente de los cadáveres solo fue parte de una decoración de mal gusto, el pueblo lo olvido y misteriosamente no hay víctimas.

Ella se levantó con cuidado siendo seguida por su cerdito, le dio de comer y agua fresca. Mientras dejaba un desayuno agradable para su familia. Huevos estrellados con salchichas fritas y ensalada fresca. Se apresuró a llamarlos y comenzar a vestirse.

- - Oh, woow esto si es un desayuno – Dijo Stan. – Gracias calabaza.

- - Aun duele mi cabeza, demasiadas frituras de queso – Dijo Ford. – Un poco de café me vendría bien.

- - Te has vuelto blando, todavía puedo soportar un rever de soda azucarada y frituras engullidas en queso y dip de cebolla. – Viendo a su sobrina caminar apresurada con ropa. - ¿No desayunas?

- - Lo que sucede es que me invitaron al desayuno en la mansión – Sonando contenta. – Bill y Pyronica quieren hacer el desayuno.

- - Oh, qué bien – Dijo Ford. - ¿Quieres llevar el extintor o llamar a los bomberos?

- - Muy gracioso tío Ford – Llevando sus manos a la cadera. – Ten fe que cocinaran tan siquiera un simple huevo.

- - No lo se han salido en la noticias del pueblo – Dijo Stan con la boca llena. – Pero su esposa es un bombón asesino. Estaré listo cuando lo anuncien.

- - ¡Stanley! – Le regaño Ford.

- - ¿Anunciar qué? – Pregunto Mabel.

- - No es nada – Tomando un sorbo de café. - ¿Quieres que te de un aventón? Yo conduzco.

- - Mabel, ¿quieres ver maratón de viernes 13 cuando regreses?

- - Ya dijiste Bro-Bro, guárdame un lugar. – Dijo Mabel sonriente.

- - Okey, tío Ford estaré lista en 30 minutos.

- - Cielos porque las mujeres tardan mucho.

- - Oh ya sabes, para verse bonitas y tardar en arreglar su pelo, más que nada el cabello. – Dijo Soos entrando a la cabaña – Hola chicos.

- - ¡Soos! – Dijeron contentos. - ¿Cómo sigues de tu pierna?

- - Ya casi, esperemos mejorías. – Menciono. – Pronto podre relevarte Dipper, antes del concierto. – chocando puños con su amigo.

- - Okey, el doctor dijo no estar parado mucho tiempo sobre ese pie – Dijo Mel ayudando a sentar a Soos. - ¿Mabel tiene una cita?

- - Ja, si el trabajo fuera cita, ya sería – Dijo Stan. – Va a la mansión Cipher Areckva. Tiene un trabajo de limpiadora, pero veo que ahora va más como visitante.

- - Bill y Pyronica la han tratado tan bien, que la consideran su amiga – Dijo Dipper. – Hoy la invitaron a desayunar, supongo que rezare para que no incendien la casa.

- - Es cierto los rumores de que la mujer cocina terrible – Sentándose en la mesa plástica junto con ellos.

- - Dicen, más no me ha tocado – Comento el gemelo.

Mientras tanto Mabel estaba decidiendo que ponerse, si un cárdigan con vestido o falda. Si fueran a comer en el jardín no le gustaría pasar frío por la lluvia que hubo en la mañana. Opto por una blusa de manga corta color durazno, falda blanca y cárdigan rosa pastel tejido. Unas calcetas altas para a completar su vestimenta y tenis lilas. Su cabello lo llevaría en una trenza con moño. Un poco de perfume y bálsamo labial. Estaba lista para su cita.

Ford se sonrojo en cuanto vio a su sobrina bajar por las escaleras, iba tan preciosa que hasta parecía ir a dejarla a una cita con un muchacho. Un sentimiento le decía: no dejarla ir y convencerla de quedarse con ellos. Pero por otro lado solo era su parte reprimida de su vieja adolescencia que convertía esto en un caos de celos. Por pasar tiempo con su sobrina nieta.

Tal vez no valoro el tiempo o no le presto atención en su momento. Luego le sugeriría un tiempo tío y sobrina para que le enseñara crochet o una forma de vestirse correctamente para sus próximas citas.

- - ¿Lista? – Extendiendo su mano.

- - ¡Lista! – Aviso la menor contenta.

•| ⊱★⊰ |•

Sabes que dejas a tu sobrina en una pequeña trampa elaborada por una pareja que sostenía una sonrisa envidiable en sus rostros. Ford debió reconsiderar su oferta antes de dejar a Mabel con ellos. Más cuando Pyronica anuncio de recogerla a las siete.

- - Aquí estaré para recogerte.

- - Le aseguraremos cuidarla – Dijo Pyronica abrazando a Mabel de su cintura y teniendo a Bill a un lado.

- - Nos vemos Mabel.

El autor de los diarios solo vio su reloj viendo que apenas eran nueve de la mañana. Suficiente tiempo para hacer mandados y hablar con su amigo Fiddleford, y tal vez continuar con sus investigaciones de las anomalías.

•| ⊱★⊰ |•

El corazón de Mabel Pines brillaba como el sol cuando sacó la bandeja de tostadas con galletas de mermelada dulce del horno, llenando la cocina con el olor más delicioso que el hombre conoce. Tarareó una melodía mientras dejaba la bandeja con un ruido metálico, mirando los bocados para inspeccionar su consistencia. Se veían bien, afortunadamente. Se quitó el guante de cocina y lo volvió a colgar, el sonido de los pies arrastrando los pies atrajo su atención detrás de ella. Cuando se dio vuelta para mirar, vio a la pareja a su lado admirando su trabajo.

- - Oye, que bien huele ahí – Reflexiono Hectorgon con una sonrisa. - ¿Cuál es la ocasión?

- - Mabel nos ha venido a visitar – Explicó Bill con una enorme sonrisa que no había podido borrar de su rostro en todo el día. Pyronica se rió cálidamente y lo mimó un poco, pasándole una mano por el pelo y quitándole un poco de pasta de galleta suavemente sobre su mejilla, para su disgusto.

- - Que dulce de tu parte, Bill. Pero me temo no poder acompañarlos en este desayuno. – Aviso mientras se daba la vuelta para marcharse, cogiendo su bolso y su abrigo.

- - ¿Saldrá? – Viendo a la peli rosa caminar. Mientras acomodaba la bandeja en un lugar estable para que terminara de enfriar las galletas.

- - Sí, pero tranquila regresare – Colocando un beso en su mejilla. – Por favor cuídame a Bill – Le susurro en el oído. – Disfruten esto.

El rubio había acomodado su delatan y había colocado los ingredientes a cocinar. Haría Mabel el desayuno que les hizo a sus tíos abuelos y a su hermano. Era sencillo y nada complicado para Bill, terminarían en un santiamén.

Escucho la puerta principal cerrarse, dejándolos solos en la mansión. Por alguna extraña razón esto se tornó un poco incómodo. Primero; por su pequeña disputa en la fiesta y los celos que se armaron, segundo; habían sido llamados a testiguar algunos hechos, debatiéndose entre decir la verdad de lo que hicieron o mentir. Y tercero; Bill se había ofrecido a llevar a Pacifica a su casa. Cree que no está celosa o hará de la vista gorda.

Bill comenzó a preparar la ensalada tal como seguía los pasos de Mabel, teniendo cuidado de no maltratar las hojas de lechuga o cortar de más el pepino. Mientras ella freía los huevos estrellados a modo tierno en la yema.

- - La señorita Noroeste vive cerca de la residencia, es normal que le dé un acercamiento y a que tú tío gaste en el viaje. – Aclaro, mientras cortaba en cortes diagonales las hojas de lechuga con el cuchillo. – No hablamos más que del asunto de la fiesta y si se atrevería a faltar a la reunión.

- - Yo no pregunte por eso – Cuidando el cocimiento del huevo.

- - Sus padres... fueron una molestia, me arrepentí de llevarla a su casa – Continuo. – Prestón tenía la maldita expresión de felicidad, pensando que algún día me interesaría por su hija. – Colocando una expresión de desagrado. – Me da asco cuando venden a sus primogénitos, Elise la tiene difícil. Espero que tú hermano sea decidido. A este paso le ganara el sentimiento a tú amiga y las obligaciones.

- - Dipper es decidido, le gusta a Pacifica. Solo que tiene miedo de no ofrecerle lo que quiere – Comento. – Empezando por las expectativas y la vida que tiene, piensa que no le dará el lujo que tiene ahora.

- - ¿Es importante el dinero en la relación? – Soltando una risa. – Quien soy yo para decirlo, cuando Pyro y yo nos casamos para obtener esta mansión, solo porque un viejo dueño no quería que alguien solitario lo tuviera. – Dando una mirada a Mabel. – Quería una pareja joven y que iniciara su vida teniendo hijos.

- - Es una suerte que el anciano murió, ya no tenemos a nadie que nos vigile. Aparte el plazo inicio y los papeles ya están en marcha – Sacando un sobre para extenderlo hacia la menor. – Que tal si lo lees mientras desayunamos, y quitas esa expresión de tristeza y enojo.

Mabel acomodo los huevos en el plato y prosiguió con las salchichas de pavo, para terminar de freírlas. Estaba a punto de tomar el sobre, pero fue detenida por la mano enguantada del rubio.

- - No lo abras aun.

- - Bill...

- - Mabel escúchame, y entiende esto. – Viendo a la menor a sus ojos. – Te aseguro que nada paso entre Pacifica y yo, tampoco estoy en un situación con Pyronica – Tomando su mano. – Eres libre de juzgar, Mabel Pines. Pero dame la razón de defender mi punto contigo.

- - Sobre tu hermano – Dando una mirada seria. – No lo subestimo ni pienso que su estatus detenga su relación con Noroeste. Si es listo y persistente, continuara cortejándola. Te aseguro que Pacifica Elise Noroeste no tiene interés en estatus económico o una vida lujosa. Ella solo quiere llevar algo normal y estar con alguien que la aprecia y la quiera.

- - Jamás subestimo las habilidades de Dipper en conquistar – Dijo. – Yo le enseñe. – Mostrando una sonrisa.

- - Entonces me aseguras que eres la maestra del coqueteo y las relaciones – Embozando una sonrisa de interés. – Quisiera verlo en práctica.

Un sonido de chisporroteó sonó en la salchicha llegándola a torcer graciosamente en la sartén, sacando a Mabel y a Bill de su pequeña y amena conversación. Ella se apresuró para sacar las salchichas y acomodarlas en el plato junto a los huevos. Lo paso hacia el sujeto para que terminara de colocar la porción de ensalada; con manzana, pepino y tomatillo entre nueces y arándanos. Una creación única y sugerida de Mabel.

Prepararon pan tostado, jugo especial de la castaña de un color rosa brillante y acercaron una cafetera llena de café para acompañar las galletas. Todo esto en la mesa de madera que estaba en la cocina, junto al ventanal.

Bill se apresuró a abrir la silla y acomodar a su acompañante, mientras que él se sentaba a su lado, cerca para escucharla mejor en su conversación.

- - Esto parece como un desayuno de señoritas – Dijo Mabel mientras tomaba una galleta y saboreaba el dulce de la mermelada de fresa. – Falto los sombreros.

- - ¿Esto tiene etiqueta? – Soltando una risa burlona. – Debo usar mi galera – Sacando una pequeña galera pequeña de copa oscura. – Mucho mejor.

- - Woow, te queda bien el estilo señor Cipher – Viendo el atuendo del rubio, un camisa blanca con chaleco amarillo ocre en bordado oscuro, pantalones corte Slim de tono negro y una corbata oscura. La galera era como un anillo al dedo para su atuendo elegante del brunch en la cocina.

- - Esta bebida me encanta – Viendo el color rosa brillante y los dinosaurios de plástico. - ¿Se come?

- - Los dinosaurios no, son plástico – Mostrando una sonrisa.

- - Asombroso – Tomando un bocado del huevo y la ensalada. – Ese concierto que iras... ya no tendrás problemas.

- - No, es bueno que quitaran el toque de queda – Soltando un suspiro despreocupado. – Por un momento pensé que lo vería por la tele o simplemente desde la ventana del desván.

- - ¿Tienes vista del concierto?

- - Sí – Soltando una risa. – Pero no es lo mismo, que ver a tus artistas en vivo y en directo, escuchando sus canciones y coreándolas.

- - ¿Quién fue el de la idea de tener esta lista de eventos?

- - Wendy – Respondió. – Quería que tuviéramos el mejor verano de todos. Y experimentáramos muchas cosas antes de sepáranos a nuestra obligaciones escolares.

- - Veo que este asunto de la escuela y sus asuntos sociales son importantes.

- - Es porque una vez entrando a la preparatoria, las cosas se tornaran un poco difíciles para regresar al pueblo. – Comento. – Mis padres... mis padres están este verano tomando terapia de pareja, es la segunda separación que tienes y quieren ver si puede arreglarse su relación.

- - Dipper me dice que no me preocupe, que entienda sus sentimientos y que no me agobie todo este asunto. – Apretando un puño. – Solo que... son mis padres y han estado juntos desde su noviazgo, mi madre me ha contado que conoció a mi papá a los dieciséis, y han tenido muchas aventuras juntos, pero.... Pero también dice que... ya casi el afecto que le sentía antes, ya no es el mismo.

- - Mabel – Hablo Bill. – Debes entender que entre los humanos existe una relación al vínculo emocional y la dependencia en afecto. El humano es complejo antes sus emociones y necesidades, cuando conoce a su acompañante y decide quedarse a su lado, debe entender que su pareja tendrá las mismas atenciones y necesidades. Deberán aprender a comprender y compartir sus intereses como sus propias metas.

- - Tus padres solo están pasando por el periodo de recuperación – Tomando su mano. – Pero entiende esto, no todo puede enmendarse. Los sentimientos cambian y es mejor tomar la mejor decisión para evitar el daño.

- - ¿Qué quieres decir? Bill – Sintiendo las lágrimas picar en su mirada.

- - Que deberás respetar la decisión que tomen tus padres. – Menciono. – Entiendo, tienes afecto a tus padres. Pero si lo amas, tomaras la decisión correcta y apoyaras en su decisión.

- - Quisiera que fuera fácil – Las lágrimas roda por sus mejillas y deja que la mano enguantada de Bill limpie el rastro, antes de levantar su rostro y agradecerle. – Gracias Bill, por escucharme.

- - Ahora – Tomando una galleta y dando una mordida, antes de tomar el sobre y extenderlo hacia la joven. – Te toca escucharme.

- - ¿Qué es esta carta? – Tomando el sobre para ver como el rubio le indicaba que la abriera.

Ella abrió el sobre para sacar una notificación de proceso de divorcio, en donde venía con letra y firma los intereses de Bill y Pyronica, su acuerdo y el proceso de envió y recibido a su petición, aclarando que se estaba ya realizando los trámites y sus próximas citas para finalizar el compromiso.

Estaba helada y sin aliento, por un momento sus manos temblaban y por otro lado... un pequeño rastro de felicidad caía en su corazón. Como una noticia sorpresiva.

- - Pyronica ha sido la primera en celebrarlo – Comento. – Hizo hasta una fiesta a la cual no fui invitado, y... dejo hecho la casa un desastre. Necesitare de tu ayuda para limpiar unas cuantas habitaciones.

- - Bill...

- - Descuida ella no le deje exonerado de limpiar, no se me hizo justo que te dejara bastante trabajo, por lo que me ayudarías a limpiar el pasillo. – Mostrando una sonrisa colmilluda. – En cambio yo... bueno puede que en unas semanas sea un soltero nuevamente jeje.

- - Mabel – Tomando su mano. – Lamento tomarte por sorpresa... pero, no tenía a nadie a quien contarlo este rastro de celebración. Incluso no puedo evitar estar contento, me siento libre.

- - Es un poco extraño, sé que me habían dicho usted y Pyronica sobre no tener sentimientos el uno al otro. Pero... este divorcio es muy sorpresivo.

- - Bueno, necesito realizar los planes en mente y Pyronica ya no aguanta estar atada a mí. – Menciono. – Ahora puede salir con Hectorgon todo lo que quiera y salir con quien quiera.

- - El camino es libre para usted también – Dijo Mabel aun con el sentimiento naciendo y el nudo en su garganta. – Supongo... que me alegra que pueda retomar su vida de soltero y pueda salir... con alguien de su interés...

La castaña se levantó de la mesa teniendo la atención de Bill y su mirada ámbar sobre ella. Su muñeca fue retenida y en cuanto menos pudo avanzar, estaba siendo acorralada contra la mesada de la cocina.

- - ¿Por qué te levantas? – Hablo con una voz profunda y aterciopelada. – Aun no terminamos esto.

- - Bueno... yo, iba a... - Sintiendo sus mejilla enrojecer y su corazón latir. La pequeña adolescente se sentía nerviosa de estar ahora a solas con él. Sabe que al ver la carta y ver las intenciones de Bill, la comenzaría a cortejar como intentando salir con ella. El problema es que ella nunca ha tenido un novio oficial, nunca ha sabido que hacer ante las acciones de coquetear y lo que sigue, siempre fue un poco vergonzosa en estar a solas con un chico. – No sería mejor que empiece a limpiar, se nos hará tarde jeje.

- - Pines, Pines, Pines – Tarareo su apellido como un juego y paso su brazo por su cintura atrayéndola a su cuerpo. - ¿De qué huyes? Que acaso no eras una excelente para el coqueteo y las citas del romance.

- - Sí... creo – Sus manos temblaban y su voz se entrecortaba.

- - Sabes yo no conozco eso de coquetear – Entrecerrando su mirada. – He visto innumerables hembras humanas restregar, besar y tocar el cuerpo. Que no había sido de mi interés, salvo... ahora que me interesa en que tú hagas eso conmigo.

La tomo de su mano y la llevo a sus labios para besar su dorso, notando como la menor tocaba sus labios y parte de sus colmillos.

- - Mabel, ven conmigo.

- - No crees que debamos limpiar lo del desayuno – Sonando con inocencia en su voz.

- - Lo haremos después. – Dedicándole una mirada seductora. – Ven aquí, quiero hacer algo contigo arriba.

- - Bill... - No quería subir arriba, sabiendo lo que haría. Sus piernas tiemblan y su sexo palpita dolorosamente ante la sensación de ser tocada.

- - Pequeña déjame besarte, quiero que me toques y restriegues tu dulce vulva contra mí. – Tocando su rostro. – Mabel, ven.

- - Es un poco vergonzoso hacerlo – Menciono a cohibida sobre la atención que recibía.

- - Ya veo – Dando una sonrisa orgullosa e inclinándose a besar su frente. - ¿Qué tal un juego previo? Te ayudara a sentir menos nervios.

Abrió la silla para sentarse y tomarla atrayéndola su regazo. La notaba aun tensa y nerviosa con el rostro sonrojado. Se inclinó y beso sus labios con algo de hambre y necesidad, tardando un poco en la respuesta de la menor en seguir el beso.

- - Vamos a besarnos, pequeña Estrella fugaz – Dando una caricia a su cabello. – No te separes.

- - Sí – Asintió inocentemente.

Se besaron durante un largo rato, dulce y cuidadosamente, teniendo cuidado de no lastimarla con los colmillos, hasta que Mabel empezó a impacientarse y comenzar a besar con algo desesperación. Se había ido empapando poco a poco de la ropa interior, tras la presión de su entrepierna con el regazo de su acompañante. Se preguntó si le había manchado el regazo debajo de ella; pensarlo le provocó un escalofrío vergonzosamente caliente que la hizo empujar sus caderas hacia abajo contra él. Bill jadeó contra su boca y, cuando se apartó, vio que sus pupilas se dilataban.

Ella le sonrió inocente y de forma burlonamente, empujando hacia abajo otra vez y sintió que sus pantalones se tensaban contra ella. Gimió mientras empujaba hacia abajo otra vez de forma sutil, frotándose contra él para ejercer la presión que tanto necesitaba contra su pequeño clítoris hinchado de la excitación del momento. Bill gruñó suavemente, atrayendo su atención de nuevo y ella sintió que su corazón se aceleraba, golpeando contra su pecho. Él se movió hacia ella, casi enjaulándola contra su cuerpo y la mesa del desayunador, empujando los platos al otro extremo pero en lugar de besar sus labios, se aferró a su garganta, mordisqueando y lamiendo un camino de arriba abajo, tocando su piel nívea y suave de su cuello hasta el centro de su clavícula. Sus dedos se hundieron en su muslo desnudo debajo de la falda. Su otra mano presionó contra la parte baja de su espalda, acercándolos más.

Dejó que sus instintos la guiaran mientras seguía moviéndose contra él, deslizándose contra su erección cubierta por el pantalón. A pesar de ser luz de día y tener mucha visibilidad en su cuerpo, Bill pudo haberse detenido y llevado a un lugar oscuro y privado o cerrar las cortinas de la cocina. Pero no lo hizo.

Echó la cabeza hacia atrás para darle un mejor acceso a su cuello. Sus dedos agarraron la tela de su falda, sin saber qué hacer con ellos.

Bill echó la cabeza hacia atrás, respirando con dificultad, la saliva le cubría los labios tanto como el cuello de ella.

- - Mabel, ¿Has estado encima de alguien antes? – Le preguntó, ya que la menor podría haber estado anteriormente en una relación anterior y haberse frotado por mera curiosidad. Los celos lo carcomían pero era preferible saberlo.

- - Yo... antes estuve con un chico en una casa de una amiga, en Piedmont, California. Pero solo una vez me he sentado encima de él y...hicimos esto. – Menciono avergonzada de contar esa anécdota vergonzosa de sus hormonas. – Pero fue un poco, nunca hubo algo.

- - ¿No lo has hecho con él dentro de ti? – Soltando un rastro de celos en su voz.

- - ¿Hacerlo dentro?

Mabel chilló sorprendida ante la acusación.

- - ¡¿Qué?! No, jamás... Yo solo, fue un poco de frotar nunca pensamos en coger. Aparte era la casa de mi amiga, jamás lo haría. – Nunca había pensado en eso, desde que tuvo su primera vez con Bill. Detuvo su movimiento, siguió presionando hacia abajo, no quería que la presión dentro de ella se aliviara aun. El movimiento era nuevo y la sensación le gustaba, más le daba pena hacer esos movimientos.

- - Eso es bueno, porque no me gustaría que probaras la primera vez con un maldito saco de carne que no merece esto. – Bill tarareo suavemente aliviado de que la gemela Pines no se hubiera relacionado con alguien más. Su error más grande fue no vigilarla cuando dejo el pueblo. – Ya lo pensé, lo haremos ahora. – Sus manos enguantadas rodearon su cintura y la levantaron con facilidad, dejándola un poco más debajo sobre sus piernas, lo que le dio suficiente espacio para descomprimir el cinturón y abrirse los pantalones.

Ella vio como bajaba la bragueta y el dobles del calzoncillo gris que descubría su erección visible; forma cónica con relieves en forma de cresta con las venas dilatadas, grueso y con la piel en degradado oscuro y la punta rojiza del glande con el líquido pre seminal cubriendo su frenillo. Era demasiado grande para ella. A pesar de verlo en el cuarto, le sorprendía el tamaño.

- - No era mi imaginación – Viendo el miembro de Bill. - ¿Ellos lo tienen así?

- - Supongo – Soltando una risa llena de confianza. – Voy a cogerte en esta posición.

- - Preciosa, empuja hacia arriba — le ordenó él con una voz serena y seria, y ella obedientemente se empujó un poco con las rodillas. La mano de él le levantó la falda, dejando al descubierto su ropa interior rosa con moñito, que apartó. La otra mano presionó su trasero, moviéndola hacia adelante nuevamente para alinearla con su pene — Ahora, baja despacio. – Sus piernas temblaban por la tensión, el nerviosismo hacía que su corazón se acelerara. La mano que tenía en su trasero se apartó para agarrar su pene y, mientras ella se bajaba, él guió su pene erecto dentro de ella. Ella jadeó por la intrusión y el ligero ardor, se detuvo un momento por el dolor al estirar su sensible piel apenas era la mitad y sentía llenares – Vamos preciosa, un poco más... me gusta cómo te sientes, eres demasiado suave y apretada. – Bill jadeaba embriagado por como su miembro era succionado, sintiendo lo estrecho de la menor. – Mabel... carajo... lo haces bien. – Estaba lo suficientemente resbaladiza como para que él entrara en ella con bastante facilidad y antes de que se diera cuenta, se sentó a su lado con pequeñas lágrimas en los ojos avellanados.

- - ¡Ahm!... - El tamaño entro completamente robando un gemido en la menor. Hipo un poco y las lágrimas recorrían sus mejillas rosadas, terminando de entran y sentir el miembro llenarla tocando su pubis entre la base testicular. – Bill... Ahmm...

- - ¿Estás cómoda? – Ella asintió con la cabeza, temerosa de decir lo contrario. Él enarcó una ceja viendo la facción de dolor en la gemela. — Necesito que seas honesta, Estrella fugaz.

Ella lo pensó por un momento. La cremallera de sus pantalones se hundía en su piel, pero aparte de eso se sentía tan bien. El ardor se alivió poco a poco, dejando solo la agradable sensación de estar llena. Su vientre era un bulto que se asomaba por el miembro de Bill.

- - Te duele por la cremallera. – Ella asintió inocentemente de su rostro con las mejillas rojas, fue moviéndola hacia arriba por la cintura hasta que su pene casi la dejó. Con una mano enguantada movió sus pantalones hacia abajo más hasta que ya no le dolían. Luego la deslizó hacia abajo nuevamente, el lento arrastre de su pene dentro de ella la hizo exhalar bruscamente. Sintió sus testículos contra su piel, la sensación calientemente extraña pero no desagradable. – Joder...

- - ¿Yo...? — Se levantó, tensando las piernas, intentando imitar cómo se movía él en la cama cuando la embestía. Estaba avergonzada de hacer esos movimientos de entrada y salida, pero no sabía cómo empezar. Se movía de adelante hacia arriba sintiendo el dolor en sus muslos y rodillas. Él detuvo su movimiento con una mano en su cintura.

- - No, pequeña así no te sentirás cómoda — La empujó hacia abajo de nuevo dando una caricia a su cadera y embozando una sonrisa atractiva — ¿Quieres darme placer haciéndolo tu sola? Déjame enseñarte, una forma que disfrutaremos. Ahora escúchame con atención chico, mueve las caderas de la forma que te resulte cómoda. Prueba a hacer círculos o zigzag. Tómatelo con calma.

- - Sí... - Asintió sonrojada.

Respiró lentamente un par de veces, todavía intentando acostumbrarse a tenerlo dentro de ella. Se sentía... más profundo que las veces anteriores. Sintiendo su orbe sobre ella, cerró los suyos, no queriendo sentirse cohibida. De cualquier manera que se sienta bien. Hizo el mismo movimiento de frotamiento que antes, un lento balanceo hacia adelante sobre sus caderas, después de todo su posición era en gran parte la misma solo que estaba cabalgándolo. Su pubis lampiño tocando su pelvis musculosa.

- - Ah, ah, ah... - Gimió cortamente y dulce de sus labios, sus caderas se movían como un delicado péndulo. Escuchando el sonido lascivo de su lubricación acumularse debajo de ella. - ¡Ahm! ¡Ah, Ah!

Debajo de ella, Bill gimió despacio. Sus ojos se abrieron de golpe y vio que él había cerrado su orbe. Hizo el mismo movimiento de adelante hacia atrás, él emitió otro sonido y su boca se abrió entre los gemidos. Mabel estaba absorta de ver al rubio gemir y disfrutar de este pequeño placer entre ellos. Su corazón se hincho de emoción de escucharlo.

Giro sus caderas y aumento el frotamiento empezando ella jadear despacio y gemir, su núcleo se mojaba y resbalaba con cada empuje, empapando la circunferencia y sus testículos. Ella se aferró sus manos a la tela del pantalón y su cintura, continuando en cabalgarlo. Vio el rostro enrojecido del rubio y sus labios entreabierto mostrando sus colmillos filosos y la lengua levemente azul por dentro. Su parche ocular fijo dándole ese aire de misterio y seriedad. Ella lo besó no parando contenerse al instinto de sus deseos.

Lentamente su orbe se abrió, encontrándose con los de ella y le devolvió el beso suavemente y de forma apasionada. Saboreando su boca y jadeando entre sus alientos.

- - ¿Así? – Preguntó ella con la mejillas rosas y gimiendo. – Bill... ¿así está bien?

- - Así de fácil, Estrella fugaz. Lo estás haciendo genial, pequeña. – Aludió el demonio absorto el movimiento y el placer. – No pares... continua.

Círculos, Intentó mover las caderas en círculo, aunque la forma probablemente no se parecía en nada a eso. La menor daba su esfuerzo en la fricción y en moverse, aún era inexperta. Pero la sensación... Oh, la sensación hizo que sus piernas recibieran un escalofrió dulce. Lo hizo de nuevo, un círculo un poco más grande, y su pene golpeó su punto G, ese que desconocía. Arrastrándola a una ola de placer en su delgado cuerpo.

- - ¡Oh, Dios mío! – Las palabras salieron de sus labios de forma nerviosa. Ella lo miró a los ojos, buscando confirmación. Él sonrió alentadoramente viendo la probadita de placer que se dio. – Dios, dios... Ahh, ahh... ¿Qué es esto? – Menciono sorprendida del frote en su vulva.

- - Lo sé... es delicioso – Colocando besos en su rostro. – Vamos repítelo, y no pares. – Viendo a la menor repetir la acción y soltando un gemido más fuerte. – Joder... será mejor que no pares.

Su mano enguantada se movió a lo largo de su espalda y recorrió por enfrente su pecho tirando de los botones de su camisa color durazno, encontró su punto de interés y fue abriendo de golpe su sujetador rosa con encaje corto y moñito. Sin el apoyo, sus pechos redondos casi se derramaron fuera de la camisa y el cárdigan, y él los ayudó a abrirlos desabrochando los tirantes sobre sus hombros, dejando la prenda caer en su falda, revelando su pecho desnudo y firme. Bajó la cabeza y besó su pezón rosado de forma animada.

Ella abrió la boca y la lujuria la nubló mientras lo observaba llevarse el pezón a la boca, rodeándolo con la lengua azulada levemente rasposa friccionando levemente sus colmillos en la tierna carne, succionándolo suavemente y dando una pequeña mordida a su botón de flor. El lento movimiento de sus caderas se entrecortó. Él colocó las manos sobre sus muslos enterrando sus garras y las levantó con las rodillas hacia sus caderas y su trasero, con las manos ocultas a la vista por la falda que se derramaba sobre sus regazos.

Él se apartó de su pezón dejando un leve sonido de "pop" y ella emitió un suave sonido de protesta, por la falta de contacto. Su pupila estaba casi contraída y negra de un color iridiscente en dorado intenso. Mabel se sonrojo de ver a Bill con esa faceta endemoniadamente atractiva, tanto que le encantaba.

- - Bill – Dijo tomando el control en sus besos y caricias en su pecho. – Bill... quiero más.

Ella no lo pensó dos veces antes de enredar sus manos en su cabello y atraerlo hacia su otro pezón rosado. Con su cuerpo inclinado. Obedientemente, él chupó ese seno en su boca amamantando de forma vivaz, los dientes de sus colmillos rozando suavemente la tierna piel alrededor. Ella empujó más contra él y su clítoris rozó contra su cuerpo recibiendo el dulce escalofrío de placer. La estimulación la hizo gemir y cambió su ritmo en consecuencia, ejerciendo presión sobre su clítoris con cada arrastre lento uno contra el otro.

- - Estrella fugaz, estrella... - Siseo embelesado de ver a la menor moverse y frotarse, mojando su regazo con su miel. – Sí, sí, si... continua, lo haces bien.

El calor que se acumulaba en su estómago se hacía más fuerte con cada empujón, y su respiración se entrecortaba en su pecho. Era vagamente consciente de los sonidos que emitía, de los suaves "Ah, ah, ah" que se le escapaban de sus labios rosados por cada empuje y arrastre en fricción contra su sensible vulva palpitante. Pero el instinto guiaba su movimiento, tratando de llegar al final de su placer. Con Bill guiándola al arrastre y fricción de sus sexos juntos yendo más rápido y constante.

Y entonces se rompió, y echó la cabeza hacia atrás mientras el calor la invadía por completo. Su vulva revoloteaba alrededor del pene de Bill, apretándose y aflojándose rápidamente en varios segundos hasta contraer. Oyó su gemido, amortiguado contra sus senos.

- - Ahora es mi turno — Jadeó hambriento el demonio, antes de agarrarla por la cintura marcando el ritmo de moverla bruscamente hacia arriba y hacia abajo sobre su pene. Chocó contra su punto G y ella gimió por la sobreestimulación en su vagina. – Joder... joder... ¡Estrella fugaz! - Gruño cuando se levantó de su asiento tirando la silla. Sus caderas se levantaron para encontrarse con las de ella a un ritmo rápido, cogiéndola alzada.

- - ¡Bill! – Gimió la menor ante las intensas embestidas y como la elevaba sin problema, cogiéndola elevada sin tanto esfuerzo que sus piernas apenas podían mantenerse abrazadas a su cintura. – ¡Ah, ah, ah, ah! ¡Bill! ¡Por favor! – Abrazando su torso. – ¡Siento venir!

- - ¡Estrella, ah, ah! – Gruño excitado. Su cuerpo colgaba en su agarre como una delicada muñeca de porcelana, tan ligera y frágil. Ella se agarró de sus hombros para intentar sujetarse. Apretó su vulva alrededor de él, tratando de atraparlo y él se deshizo cuando la empujo contra la pared cercana del ventanal, empotrándola y empujando con dureza al fondo de su útero. Besando su cérvix y estimulando a la adolescente. Escuchando la salida y entrada de su pequeña vagina que goteaba el rastro de lubricación siendo succionada. Tocando repetidas veces la base de sus testículos. - ¡Mabel! – Golpeo con un puño la pared, moviendo su pelvis y gimiendo con fuerza por su finalización mientras se derramaba dentro de ella.

Se quedaron quietos, cada respiración pesada que tomaban arrastraba sus sensibles pezones contra la tela de su camisa en su pecho. Sus dedos inclinaron su cabeza hacia él por la barbilla para poder besarla de forma caliente, sintiendo sus labios intentar alcanzarlo y seguir su ritmo entre los jadeos cansados de la pequeña. Su lengua rozó el pliegue de sus labios rosados pero no entró ante la falta de aliento en la menor.

Las piernas de la menor enrolladas en su cintura y sus pliegues humedecidos goteaban su lubricación y semen, manchando sus testículos y pantalón. Mabel se movió con cuidado para bajarse de él, pero él le detuvo las piernas. Dando una mirada de represión a la chica.

- - Quédate quieta preciosa. — Mabel se acomodó de nuevo en su pecho, con su pene aún semi erecto dentro de ella. Oh eso pensó, cuando sintió como su entrada era estirada, y la llenares repentina en su interior.

- - Duele... - Menciono ella sintiendo la incomodidad un momento y como de su sexo se derramaba un hilo de semen en sus muslos y escapaba un poco de orina en su sexo. – Bill...

- - Mierda... me anude. – Dijo el demonio entre un siseo avergonzado con las mejillas rojas. – Quería hacerlo en la habitación. – Él presionó su rostro en el hueco de su cuello, su cálido aliento soplando contra su piel mientras se reía con un gemido—. No quiero derramarme en el piso de la cocina. Tengo tantas ganas de llevarte arriba.

- - Anudar... - Hablo un poco conmocionada por el sexo. - ¿Qué es anudar?- En su cabeza venia la imagen de hombre lobo adolescente.

- - Mabel – Tomando su rostro y besando sus mejillas. – Por hoy quiero ser egoísta.

- - ¿Bill?

Él inclinó la cabeza hacia arriba, lamiendo debajo de la concha de su oreja y sobre su lóbulo, rozándolo con sus dientes. Ella se abrazó a su espalda. Se quedaron así por un rato, siendo embestida en movimiento lento contra su sexo. Su medio endurecido pene dentro de ella se sentía muy íntimo. De alguna manera más que durante el sexo que tuvieron anteriormente. Su mano libre se movió debajo de sus bragas, el pulgar haciendo círculos en su clítoris. La sensación de piel caliente real finalmente tocando la parte sensible envió hormigueos a través de su vulva y con solo un par de golpes sintió que se apretaba alrededor de su miembro. Otro orgasmo, más pequeño, la invadió dando un calambre en sus pies.

Gemía despacio la menor ante las embestidas y como el rubio no paraba de acariciar su cuerpo.

- - Bill... Bill... - Viendo al rubio mirarla con suma lujuria. – Mi conejito... está muy...

- - Mabel – Besando su cuello con algo de hambre. – Por favor, quiero continuar esto más arriba – Besando su mejilla. – Vamos arriba, quiero tenerte desnuda.

- - Bill... - Dando una mirada nerviosa. – No puede ser que lo hayamos hecho aquí.

- - Es parte del desayuno.

Mabel se estremeció nuevamente cuando sintió lo endurecido de él, dentro de su intimidad. La menor estaba sonrojada, soltando un quejido entre una risa nerviosa por la indecorosa situación.

- - Bill... ¿otra vez? – Pregunto viendo al rubio embozar una sonrisa lujuriosa.

- - Otra vez, sí, y quiero más — Dijo. Y mientras se ponía completamente rígido dentro de ella, apartó las manos de estimularla y las enroscó alrededor de su espalda, abrazándola con fuerza. Luego se puso a caminar con ella con un movimiento rápido. Ella dio un chillido de sorpresa, las manos automáticamente se cerraron en puños en su camisa para mantener el equilibrio.

- - Bill espera, espera... - Dijo ruborizada. - ¿A dónde me llevas?

- - Quiero continuar, tenerte en un lugar más privado. – La diferencia de altitud y el golpe de sus caderas contra las de él, su pene presionando profundamente dentro de ella, mientras estaban de pie, le hicieron dar vueltas la cabeza. Los bordes de su visión se volvieron borrosos antes de que la borrosidad retrocediera. Giró las piernas alrededor de sus caderas mientras él se movía. Con varios pasos largos los llevó a otra habitación en el pasillo, ella no se dio cuenta de cuál era hasta que la bajo en el piso. – Aquí hace menos falta ropa.

Retiro su cárdigan y blusa dejándola caer en el suelo. La cargo en sus brazos a la menor llevándola en forma marital, la pequeña adolescente sentía su corazón ir con tanta prisa que sentía que se le saldría del corazón.

- - Espera mi ropa – Se quejó la castaña.

- - Es mejor alejarla porque eres capaz de escapar.

- - ¡Bill no hagas eso! – Soltó una risa cuando fue atacada por sus besos en su cuello y rostro.

Llegaron a la habitación que Pyronica le había dicho que usara, aunque el demonio estaba a punto de abrir el pomo de la puerta. Pero luego escucho los latidos de la gemela Pines, un ritmo muy embriagante, demasiado calmado.

"La quería para él, no la compartiría menos estos momentos íntimos"

- - ¿Qué sucede? – Pregunto Mabel viendo la expresión seria del rubio.

- - Aquí no – Musito el demonio. – Te quiero conmigo.

La llevo a su habitación importándole poco que estuviera la luz de la ventana tocando su habitación, la acostó en su cama viendo el rostro inocente de la gemela Pines. Él comenzó a quitarse los guantes arrojándolos en el piso y sacarse la corbata deslizándola fuera de su cuello, fue abrir su camisa desabotonando mientras besaba sus labios. Mabel estaba nerviosa de hacerlo nuevamente, nunca había visto a Bill desvestirse enfrente de ella parecía un show privado para la adolescente.

Entre caricias, besos y juegos se sentía cómoda. Bill cuidaba mucho de su comodidad teniendo su tiempo para tocarla y permitirle que ella también lo tocara.

Ella noto el contrasté de degradación en su piel y ese patrón de bloques piramidal en la mitad de su antebrazo y torso. La zona oscura degradada y los muslos a la mitad oscura. Cuando se retiró el pantalón fue cuando se dio cuenta que no podía haber sido un disfraz de Halloween lo que uso ese día, todo encajaba lo de ese día, el sexo en la ducha y su apariencia. Su miembro erecto con un bulbo casi antes de llegar a la base de sus testículos y el relieve de las crestas. Era notoria su apariencia, más los colmillos y su ojo inhumano.

- - ¿Mabel? – Viendo el rostro confuso de la menor.

- - Yo... - Tocando su falda.

Bill leyó sus pensamientos y fue cuando se dio cuenta que la menor era consciente de su apariencia. Estaba tan cómodo por su aceptación, que se permitió la libertad de mostrar más su apariencia de semi demonio.

- - ¿Te asusta? – Pasando una garra por encima del edredón.

La gemela Pines miraba un poco temblorosa su cuerpo, podía ver la faceta de decepción y tristeza en el rubio. Solo quedaba decir la verdad a la pregunta que haría.

- - Bill... ¿Si eres un demonio? – Pregunto la menor.

Él abrió en grande su orbe, puede que le regresara un poco sus recuerdos o solo por la misma apariencia de su cuerpo. Tenía todo por arriesgar y perder. Por fin le había ganado sus deseos, no se ocultaría ante ella.

- - Sí – Admitió con verdad viendo a la castaña abrazar sus piernas. – Soy un demonio, un ser interdimensionales algo como un demonio de los sueños.

- - Oh, cielos... - Soltando una risa nerviosa. – Cielos. – Sintiendo un rastro de lágrimas en sus mejillas.

- - Estrella fugaz – Viendo a la chica alzar el rostro sonrojado. – Sé que estas asustada, te he engañado y ocultado esto durante la relación. Está bien temerme o si quieres irte. Pero sí Mabel, soy un demonio. – Soltando un suspiro.

La observo agachar la cabeza y ver como derramaba lágrimas. Era posible que estuviera muerta de miedo o no quisiera relacionarse, su humana a quien apreciaba le temía. Para él fue una puñalada en su pecho, temía perder a la gemela Pines, temía no ver a Mabel.

- - Rayos que estoy haciendo – Se reprimió a sí misma, regañándose y tallándose los ojos. – Lo siento, lo siento... lo siento.

- - No deberías estar pidiendo disculpas. – Dijo. – Te he dicho que odio cuando piden disculpas sin tener motivo.

- - ¡No! – Alzo la voz la menor. – Sí la hay.

- - Pido disculpas porque tú estás diciéndome que eres un demonio de los sueños – Menciono. – Y yo estoy actuando como si fuera mi más grande miedo. Cuando... no lo es.

Ella se levantó de la cama y abrió su falda retirándola junto a sus bragas y calcetas. Terminando de quedar desnuda. Se acercó a Bill y lo abrazo sentándose sobre su regazo intentando controlar sus sollozos.

- - No tengo miedo – Dijo. – Solo que...

- - ¿Solo qué? – Continúo esperando una respuesta.

- - Eres demasiado atractivo, más no tengo un cuerpo como el de la señorita Pyronica u otras chicas. – Inflando levemente sus mejillas. – No soy alta, ni tengo un pecho grande como el de mis amigas, tampoco tengo una melena tan sedosa como el de Pacifica.

- - Bill... estoy celosa – Dijo. – Cuando hablaste con Pacifica... parecía bien estando juntos, como si fueran cercanos. Y durante la fiesta de Tambry escuchaba a esas chicas decir lo atractivo y guapo que eras para ellas. Porque juntarse con adolescentes como nosotros. – Soltando una risa nerviosa. – Supongo que... solo son celos los que tengo, odio eso.

- - Eres tonta, Mabel Pines.

- - Claro – Sonando molesta y levantándose de su regazo. – Soy tonta, tonta por enamorarme y por quererte... quererte... mucho. Por decirme palabras que hacen que tiemble y me falte el aire...porque mi corazón late con fuerza.

- - Entonces...

Tomo su brazo para empujarla contra el colchón de la cama, acostándola debajo de él.

- - Estoy interesado en alguien que piensa que es tonto – Menciono. – Sabes porque lo eres; porque estoy interesado en una chica que no sabe que su sonrisa hace que capte mi atención y me tenga todo el maldito día pensando en ella, el simple coqueteo inocente que hace y su toque, carajo hace que tenga muchos deseos de tenerte.

- - No hay ninguna mortal, que esté interesado más en ti pequeña. – Tocando su rostro. – Me encanta esa mirada que pones.

- - Bill... - Dando una caricia de su pecho hasta su esternón. – ¿Eres un demonio bueno o malo?

- - Soy algo arbitrario en mis deseos – Dio una mirada intensa a la gemela Pines, viendo el reflejo de emoción y miedo en sus ojos. Tal como dijo Pyronica, la chica se estremece a la excitación de la obediencia. – Mabel Pines no puedo decir si soy bueno o malo, dependiendo de mis acciones.

- - Pero si cogerte me convierte en alguien malo, entonces déjalo como demonio malo. – Viendo a la menor sonrojarse. – Sabes, tengo hambre... hambre de devorarme a cierta chica hermosa y atractiva.

- - No deberías decir eso – Cubriendo su rostro con sus manos.

- - Eres hermosa, me encanta que me aceptes – Tomando sus manos para retirarlas fuera de su rostro. Chasqueo los dedos invocando dos brazos sombras que sujetaron sus manos por encima de la cabeza. – Mabel... se obediente y acuéstate, que tengo ganas de comerte en esta cama.

- - Tranquila, te acostumbraras a ciertas sombras. – Embozando una sonrisa colmilluda. – Te tengo tantos deseos, pequeña.

El rubio se termina deslizando por sus esbeltas piernas, mira hacia abajo a su suave y delicada vulva. La hendidura de la joven es muy diferente de las mujeres que ha traído Pyronica. Pero el de ella es perfecta y dulce. Hizo que su pene se contrajera con la misma fuerza. Dos labios hinchados con el centro rosado con su lubricación cristalina y dulce.

Esta mañana cogerían y solo saciarían una parte de sus deseos.

•| ⊱★⊰ |•

- - Oye, Dipper.

Llamo Wendy terminando de contar el dinero en la caja registradora. El chico miraba un globo de nieve con la imagen de la cabaña del misterio, ya casi faltaba tres horas para cerrar. En su teléfono ni un mensaje su gemela, normalmente se mandan un mensaje o una llamada. Pero era notorio que estas vacaciones han disminuido los mensajes a un simple: "hola y regreso a casa a las siete".

- - ¿Puedo tener a tu hermana una noche?

- - ¿Por qué me preguntas eso? – Sonó extrañado.

- - Bueno quiero hacer una pijamada, y Mabel es una chica muy buena en la organización de este tipo de fiestas. – Mostrando una sonriente sonrisa de sus labios. – En vez de ir al viejo supermercado todos juntos, que tal si van ustedes los chicos a acampar y nosotras a disfrutar de una velada.

- - Je, no estaría mal.

- - Le diré cuando regrese.

- - Ahora le toca a tu tío Ford ir por ella – Dijo Wendy.

- - Sí.

- - Gracias al cielo – Dijo agotada. – Subir a la colina por ella y ese camino, definitivamente queda retirado.

- - Quisiera que ella dejara de trabajar para ellos – Sonando celoso. – Últimamente pasa mucho tiempo con esa pareja. Tiene el dinero suficiente, puede dejarlo.

- - Pero Bill y Pyronica la quieren tanto – Dijo Wendy. – A mí tampoco me gusta que pase tiempo con ellos. No veo que sean malos, pero nos quita tiempo de tu hermana.

- - Supongo que solo son celos.

- - Sí, yo también pienso lo mismo – Abrió su móvil viendo un mensaje de Mabel que le envió anoche. Ella recuerda lo que vio ese día en la fiesta. Como ellos se besaron en el bosque y se dedicaban una mirada llena de interés. Cuando fuera la reunión en su casa se aseguraría de preguntarle todo a la chica, pediría ayuda a Pacifica con tal de que evada sus preguntas.

•| ⊱★⊰ |•

Bill Cipher estaba profundamente embriagado de placer por ella. La dejó desnuda toda la mañana y parte de la tarde, aunque hubo una pausa cuando bajaron a tomar una bebida o comer un tentempié en la estancia. La menor se había puesto una de sus camisas y le quedaba demasiado grande. El cuello le colgaba sobre el hombro izquierdo y bajaba hasta los muslos lechosos y suaves de la adolescente.

Habían regresado a la habitación de él, le levantó la camisa y le abrió las piernas. Respiró profundamente la chica ante la abrumadora excitación del momento. Ella no llevaba ropa interior. Su agujero vaginal estaba enrojecido e hinchado de sus labios. Las dos rondas de sexo duro e intenso no le habían tenido piedad. Inclinó la cabeza hacia abajo en señal de deseo ferviente, le echó las piernas sobre los hombros y empezó a lamer su dulce pubis terso y lampiño, lamiendo cada centímetro de sus labios y tocando la bolita rosada de su clítoris.

- - Ah, Ah, Ah... – La chica estaba ronca de su voz gimiendo con fuerza, apretando las sabanas de la cama. Entre las lágrimas.

Mabel empezó a llorar de nuevo, pero él no se detuvo. Sus manos agarraron las de él mientras él seguía lamiendo en círculos alrededor de su suave y dolorido agujero y su pequeño y casi inexistente e hinchado clítoris. Sus gritos de dolor se convirtieron rápidamente en gritos de placer después de unos minutos de sexo oral, cuando se estremeció por su cuerpo. Bill se detuvo después de sentir que su cuerpo se tensaba y luego se relajaba, cuando sintió los pulsos de su clítoris por el orgasmo y su lubricación fémina correrse y mojarla. Ella se quedó respirando un poco acelerada, casi se iba calmado inmediatamente después de correrse.

Lentamente, giró a la adolescente boca abajo en su cama. Invocando sus sombras y atrapando la cintura de su cuerpo y colocando una almohada debajo de su vientre. Se acercó a la mesita de noche que tenía a lado y agarró una botella de lubricante que tenía planeado usar cuando regresaran de la habitación de lado. Se echó un poco en los dedos y un poco en el ano de ella y luego comenzó a tocarla suavemente teniendo cuidado con sus garras. La menor gimió suavemente en su almohada mientras su dedo entraba y salía de su ano. Después de unos minutos de aflojarla, decidió que estaba lista para una tercera ronda en esa tarde y se quitó los pantalones. Su pene parecía muy erecto y enorme en comparación con su pequeño cuerpo de nínfula prohibida. Presionó la punta contra su agujero anal y comenzó a presionar. Mabel comenzó a retorcerse, pero él la mantuvo quieta mientras su pene pasaba por el borde de su ano estirando su carne. Las sombras la mantenían retenida a la chica.

Su pequeño cuerpo de adolescente se puso rígido, pero él continuó empujando hasta que casi todo su pene estuvo dentro de ella. Entonces comenzó a empujar, las embestidas en su interior empezaron a marcar un ritmo sobre el lecho de la cama King. Gruñendo y jadeando de forma hambrienta en el placer, Mabel soltaba un pataleo y apretaba las sabanas entre sus palmas. Los gritos de la chica se intensificaron y el demonio se aferró al respaldo y doseles dando empujes rápidos y fuertes.

Su vagina se humedecía y terminaba corriéndose por la estimulación anal. Las sabanas empapadas y el sonido de su lubricación mezclándose con el semen. Sonido de su piel caliente rebotando y friccionando. La sacaba hasta que solo la punta todavía estaba dentro y luego la volvía a meter, más cuando el nudo se formaba y se anclaba siendo las embestidas de forma intensa y dolorosa. La adolescente lloraba debajo de él, pero eso no lo detuvo.

- - ¡BILL, BILL, BILL! – Grito la menor ante la sobre estimulación anal.- ¡Por favor, por favor! ¡Siento que me haré!

- - Perfecto – Dando un beso en su nuca. - Quiero correrme, pequeña Estrella fugaz – Beso su mejilla. – Eres mía.

- - ¡AHHH! – La pequeña adolescente abrumada por la sensación termino humedeciéndose de su vulva y parte de su trasero.

Su cuerpo se sentía casi ingrávido y no le ofrecía resistencia ante esa última parte. Él continuó empujando dentro y fuera de su pequeño agujero con todo y nudo hasta que finalmente se vino dentro de ella. La enjaulo con su cuerpo y soltó un jadeo fuerte. Busco su rostro y él la beso profundamente invadiendo cada rincón de su dulce boca.

- - Bill... – Llamo la chica sintiendo la sensación de llenares. – Bill... te has corrido.

- - Sí, me gusta que lo recibas – La atrajo a su cuerpo abrazándola de lado. – Mabel...

- - Es un desastre la cama – Dijo la menor viendo las sabanas distendidas, las almohadas tiradas, la humedad y rastro de semen. Y su ropa regada.

- - No quiero salir de esta cama, sin ti. – suspiro el demonio en total calma, dando caricias en su esbelto cuerpo. – Diablos eres una tentación, Pines.

- - Bill, debemos salir de la cama – Menciono la pequeña. – Mi tío... vendrá por mí y... no has comido algo.

- - Me devore a una Estrella fugaz, ¿eso no cuenta?

- - Bill – Dándole una mirada de reproche.

- - De acuerdo, pero debemos salir – Dijo con una sonrisa colocando un beso en su frente. – Tranquila preciosa, dolerá un poco.

- - Vamos a ducharnos – Menciono con un ronroneo.

- - Solo ducharnos. – Alzando una ceja, mientras mordía su labio inferior.

- - Y algunos besos puedas darme, solo un poco más. – Bill se estaba volviendo un adicto total de los besos de Mabel.

Cuando se retiró, el semen se filtró de su ano levemente enrojecido, resbalando por sus nalgas. La tomo en brazos y la llevo a ducharse junto con él.

•| ⊱★⊰ |•

Mabel terminaba de cocinar una pasta a la jardinera con crema y verdura encima y hojuelas de tocino. Estaba contenta de disfrutar este pequeño tiempo con Bill, mientras escuchaba al demonio mencionar un poco sobre una vieja historia de viajes en una dimensión donde casi unas criaturas intentaron derrocarlo a él a su pandilla.

La curiosidad de saber si los demás eran demonios o monstruos la llenaba de duda. Mientras colocaba los platos sobre la mesa y Bill llevaba la bebida. De repente se encontró sola y en una habitación diferente. Oscura y con las paredes enladrilladas, el piso era de un mármol oscuro con la línea prismática y alrededor había sombras y criaturas.

Ella retrocedió asustada y busco a Bill con la mirada, antes de ser llamada y ser atraída de regreso a la realidad, viendo a un rubio preocupado.

- - ¡¿Mabel?! – Llamo. Viendo la mirada atónita y asustada de la menor. – Por axolotl, no respondías nada.

- - Yo... - Viendo la cocina con apariencia normal.

- - Deberías sentarte – Abriendo la silla para que tomara asiento. – Debes estar cansada.

- - Supongo – Soltando una risa leve. – Este día no me diste respiro.

- - Sí, tal vez un poco mi culpa – Mostrando una sonrisa. – Entonces... esto cuenta como una cena. – Dando una mirada a los alimentos y como en un chasquido de dedos hizo aparecer un pequeño bouquet de rosas y peonias en un florero.

- - Son hermosas – Acercándose a tocar las flores y olerlas.

- - Me debías una cena Pines – Sirviendo un poco de vino en la copa de la castaña.

- - Yo no puedo beber eso – Viendo el líquido carmesí.

- - Es solo una copa, te gustara – Alzando su copa para indicarle que chocara con la suya en forma de brindis. – Celebremos que pronto seré soltero y que comenzare a cortejarte más a menudo.

- - Creo que haces todo al revés – Dando un sorbo al líquido amargo y afrutado, tanto que sintió su garganta calentarse un poco. – Primero se invita a salir y luego se pide ser su novia, para dar el siguiente paso a los besos y abrazos.

- - Pensé que primero se besaba y se cogía a la chica – Sonando impropio a su comentario. – Teniendo una pequeña maratón de sexo intenso.

- - No estas hecho para seguir los pasos del noviazgo – Dando un bocado a la pasta. Antes de sentir la mano de Bill y entrelazarla con la de ella.

- - Enséñame – Hablo firme y serio. – Tengo siglos, que no cortejo bien o desconozco de eso que llamas noviazgo. Te veo y me da ganas de estar contigo a tu lado, desearte.

- - Pero hay sentimientos que se me hace desconocido, no sé cómo decirlo – Recordando los pequeños impulsos despertados cada vez que estaba cerca de Mabel.

- - Enserio desconoces del noviazgo o el enamoramiento – Menciono.

- - Lejos del deseo, la lujuria y apetito sexual. Es algo desconocido – Dijo. – Seré sincero, Estrella fugaz. Me gusta estar contigo, pero quiero conocer bien esto.

- - Bill... - Viendo al demonio mantener ese rastro de interés. - ¿Por qué me has elegido?

- - Eres de mi sumo interés, Mabel Pines – Se acercó a su rostro a dar una pequeña caricia cafuné. – Me gusta tu compañía, eres algo que deseo.

Él juguetonamente tomo un poco de su pasta y probo un bocado maravillándose de su sabor, como un niño pequeño que prueba su comida favorita. Mabel vio a Bill disfrutar del platillo, mientras veía el bote de brillantina comestible que la castaña ocultaba y le pedía esparcir los brillos en su plato.

Una pequeña imagen mental vino a su mente y vio a Bill parado y con un traje Frank de color amarillo y un sombrero de copa pequeño de color oscuro, llevaba una bastón en forma de caña y a su alrededor el pueblo en llamas y una burbuja de color rosa encadenada. Atrás de él varias criaturas y monstruos lo seguían.

La ilusión se desvaneció de su mente y vio a Bill continuar disfrutando de la cena, mientras sugería agregar la próxima vez un poco de carne laminada; como un corte de jamón serrano o añejado como aperitivo extra. Mabel se tallo un poco los ojos, definitivamente la falta de sueño le pasaba la factura.

Cuando terminaron la cena, Bill sugirió darle un pequeño recital de piano. Tiro suavemente su mano y la llevo al diván azul marino. Mabel acepto su oferta de escucharlo tocar el piano, lo veía tan animado. Él abrió el compartimiento de la caja de teclas y le dio una sutil mirada a la adolescente para que prestara atención. Las primeras notas que emitió el piano le daba entender que tocaba la pieza; «Claro de Luna » ella disfrutaba de la melodía y continuaba una breve conversación con Cipher.

Ella empezó a contarle sobre Piedmont, California su día a día, desde su tiempo libre hasta sus actividades escolares, mencionando que estaba en el taller de corte y confección. Admitiendo su fascinación en crear ropa tejida, conjuntos que usaría en la semana. Luego... las imágenes de un evento apocalíptico aparecían. Ella corriendo junto a su hermano y su amiga Wendy, su burbuja destruida y la enorme estructura piramidal del castillo.

Bill podía ver que los recuerdos de la chica regresaban, podía sentir que Fearamid recuperaba fuerza y como poco a poco el campo gravitacional para atrapar rareza disminuía gradualmente. Solo ocupaba de la formula y el consentimiento del autor. Por un momento considero tenerla a su lado, mantenerla cautiva y esperar los tres días completos.

Luego escucho los pasos repentinos y un abrazo por detrás de su espalda, sintiendo como el pequeño cuerpo de la fémina se recargaba y su respiración se acoplaba a la suya.

- - Bill Cipher – Pronunció en un suave tono de voz.

Él se estremeció de escucharla sintiendo su pecho latir y su voz cortar ante el repentino llamado. Se detuvo en tocar y se giró para recibir las cálidas manos de la castaña, dar una caricia a sus mejillas y atraerlo a sus labios dando un tierno y casto beso.

Bill cerró su orbe junto con el de la chica, la abrazo de la cintura atrayéndola a su cuerpo y junto su frente con la de ella, escuchándola reír.

- - Mabel... quédate a mi lado. – Besando sus labios con algo de deseo y ese sentimiento que lo atrapaba en su pecho.

El sonido del golpeteo en la puerta alerto a la pareja, el demonio soltó un suspiro de frustración hacia su amor. Sabe que no puede revelarse aun contra Ford, sus planes no pueden fallar.

Así como Mabel se acercó a sus brazos, fue de fácil como se separó de él y le dio una sonrisa entendiendo que lo suyo seria aun imposible de decir y debía mantenerse en secreto. Ahora que la Pines conocía que era un demonio, no le tendría miedo en su siguiente encuentro. Se sentiría seguro de continuar en cortejarla y tener más libertad de expresar sus deseos.

"Estos encuentros apenas comienzan"

- - Buenas noches Bill – Dijo Ford saludando. – Vengo por mi sobrina.

- - Estábamos a punto de tener un postre – Dijo el demonio dando una mirada picara a la pequeña. – Tal vez la próxima ella me deje un dulce.

- - Lamento la tardanza Mabel, Fiddelford me invito a beber un poco, sus historias campiranas a veces pueden salirse del tiempo – Sacando sus llaves. – ¿Ya te despediste de Pyronica?

- - Oh, ella salió tenía algo de trabajo, el día de hoy fuimos Bill y yo. – Menciono la gemela con total normalidad. Algo que alerto a Ford y le diera una mirada acusatoria a Bill.

- - ¿Así? – Alzando una ceja de sospecha al hombre. - ¿Qué hicieron en todo el día?

- - Ella me ayudo a reorganizar unos cuantos libros y... - Sintiendo la mirada traviesa de la gemela Pines.

- - Hicimos desayuno, y Bill me enseño a tocar piano... aunque soy algo mala en eso – Soltando una risa. – Espero poder mejorar.

- - No sabía que te interesaba el piano. – Dijo Ford, examinando un poco el atuendo de Mabel notando un pequeño error en su vestimenta. El cardigán de ella estaba completamente cerrado en vez de abierto y unas marcas en su cuello revelaban que los mosquitos no pudieran haberla picado tan pronto. – Supongo que es algo tarde. No crees ¿Bill?

- - Sí – Afirmo con las mejillas sonrojadas.

- - ¿Mabel puedes caminar? – Dando una mirada interrogatorio a la menor.

- - ... Sí – Sonrojándose de sus mejillas, aunque era evidente que aun sentía dolor en su sexo y trasero.

- - Bien, porque aparque el auto afuera de la residencia – Dijo Ford. – Nos veremos, Bill.

Se llevó a Mabel a paso firme y rápido, mientras que Bill podía sentir la ira hirviente del autor. Se maldijo por no llevar a la gemela afuera de la mansión antes de que llegara. Así hubiera eliminado cualquier rastro de su encuentro.

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