No hay dinero suficiente, búsqueda de empleo

Advertencia: La siguiente lectura debo informarles que es para público adulto joven mayores de 18 años en adelante, contiene temas de sexo explícito y uso de parafilias en algunos capítulos de la historia, lenguaje vulgar y altisonante que podría considerarse ofensivo, relaciones con menor entre escenas BDSM. Se prohíbe que los adolescentes lean los siguientes capítulos. Fanfic de Gravity Falls únicamente de lectura erótica y smut explícito.

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No hay dinero suficiente, búsqueda de empleo

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El sonido incesante de una pluma golpeaba el bonche de papeles que estaba encima del viejo escritorio y un hombre mayor soltaba un suspiro de desánimo. Hace dos horas aproximadamente recibió la noticia del hospital de Portland, su mejor empleado Soos había tenido un accidente. Nada grave pero lo suficiente para dejarlo incapacitado todo lo que resta del verano.

Ahora se encontraba Stanley en un dilema grande, después de consultarlo con su hermano Ford, llegaron al veredicto del asunto.

- - Bien elegiré a Dipper, está decidido – Mientras terminaba de apuntar el inventario de la mercancía y anotar los ingresos de la semana.

- - ¡¿Qué?! ¡¿Por qué?! – Dijo la castaña golpeando el escritorio.

- - Mira niña no te pongas así. Iba crear la competencia, pero resulto que Soos durante su periodo de descanso se lastimo el pie y ahora tengo que ponerlo como acomodador y etiquetador de mercancías entre recibidor de paquetes de los martes y jueves. – Comento. – Tú hermano es bueno para cargar las cosas, ha crecido ya no es el típico debilucho de antes, aparte le ayudara a ganar musculatura para esos brazos de fideo.

- - Pero tío Stan ya hasta tenia mis planes para mejorar la tienda y mis ideas, ¡mis ideas! Son las mejores – Mostrando la libreta. – Solo mira esto.

- - Oye, tranquila no es el fin del mundo. Sé que eres la mejor, y sé que esto me ayudaría ganar el suficiente dinero. El problema es que sin Soos no puedo ponerte a ti en mando de ayudante de finanzas – Soltando un resoplido. – Veras para llevar bien la administración de la tienda necesitamos fuerza y alguien que se presente en las entregas. – Explico. – Soos siempre ha sido un buen empleado y me acompañado a la entregas, pero el incapacitado no voy a poder realizarlas a tiempo, y Dipper aunque es bueno en matemáticas pero algo distraído podría compensarme con su fuerza para realizar unas entregas fáciles a la paquetería o incluso en descarga de mercancía que llega los jueves y viernes.

- - En si me dices que no soy apta para este trabajo, porque soy pequeña y debilucha – Cruzándose de brazos.

- - Algo así pero sin tanta ofensa – Soltando una risa. – Pero descuida te hice una lista de los lugares que podrían pagarte bien.

- - Pero si quisiera tenerte en la tienda, pero cierta persona no me deja por miedo a que te lastimes o te estafen. – Comento Stan.

- - ¿Quién se opuso? Dime su nombre – Frunciendo el ceño. – Escríbelo, da una señal.

- - Aquí entre nos... fue Seis Dedos.- Susurro Stan.

- - ¡TIO FORD! – Grito Mabel molesta.

Ford se encontraba en la cocina terminándose de preparar un café cuando escucho el grito de la adolescente furiosa venir de la oficina de Stan. El frasco de azúcar resbalo de sus manos dejando caer un puño dentro de la taza.

- - Ya se enteró – Sudando frío.

- - ¡Tío Ford!

La castaña venía dando zancadas grandes y con un humor de los mil demonios, se paró frente al adulto mayor con sus manos en la cadera lista para confrontarlo.

- - Tío Ford no se en que siglo vives, o que rayos piensas, pero es el siglo 21 y si no estás enterado hay igualdad entre hombres y mujeres – Cruzándose de brazos. – Puedo ser más fuerte que Dipper.

- - Mabel no tienes que molestarte, sé que eres fuerte – Menciono dando giros la taza alrededor de sus manos para evitar los nervios. – Pero lo que hace Soos es un trabajo muy pesado y lleva muchas cajas y es demasiado papeleo de clientes.

- - Por si no estás enterado, soy la mejor organizando papelería. Mejor que Dipper y su desastre de escritorio.

- - Lo sé, he visto como dejas organizado el escritorio de Stan y las repisas de los artículos.

- - Y también ayude en el inventario cuando tenía solo doce.

- - Lo sé pero...

- - ¿Entonces porque no me eligieron?

- - Porque Dipper me pidió el trabajo para ver a Noroeste – Soltó el mayor cubriéndose la boca.

- - ¿Qué? – Viendo con asombro a su tío. - ¿Qué dijiste?

- - Bueno... - Tomando a la castaña del brazo para llevarla a un lugar lejos de la tienda. – Bien ya lo sabes. – Soltando un bufido nervioso. - Tú hermano no diga que sea malo en esto, al contrario tiene buen de conocimiento. Pero cuando Dipper y yo platicamos ayer de que quería reducir las horas de estudio y que le enseñara a coquetear o hablar con una dama. Me pregunto si le podía dar el trabajo de Soos. – Rascándose la nuca. – Claro sin que tú te enteraras, así que hable con Stan y dije esta mañana que eligiera a tu hermano en vez de a ti. Y que si llegaras a preguntar solo respondiera que es un trabajo cansado y pesado para una chica de tu edad.

- - ¿Dipper quiere coquetear y aprender hablar con una dama? – Sonando emocionada y dando brincos. - ¡Sí! Sabía que quería invitar a Pacifica.

- - Mabel guarda silencio, le prometí que guardaría el secreto.

- - Descuida tío Ford, no le diré a nadie.

- - Entonces... ¿Me perdonas?

- - Sigo molesta porque le dieron el empleo a Dipper, pero solo así de molesta estoy contigo – Haciendo una distancia corta entre su pulgar en índice. – Solo así.

- - Bueno tendré que trabajar en tú perdón.

- - Ahora si me disculpas, tengo que buscar un empleo entre la lista de Stan.

- - Buena suerte, y avísame si no encuentras uno adecuado.

Mabel camino hasta la entrada de la tienda mientas revisaba la hoja de papel, viendo en la lista que eran lugares donde su tío Stan solía frecuentar en la mañana.

- - ¿Barbería? ¿Carnada? ¿Cafetería y Tintorería?

- - Oye, si te aceptan en la tintorería me harán un 20% de descuento. – Comento Stan dejando con Wendy los registros.

- - Tío Stan no creo que paguen completo. – Bufo la castaña.

- - Averígualo, vale la pena intentarlo niña.

- - De acuerdo.

Lo guardo en el bolsillo de su short y se acercó al mostrador en donde estaba Wendy, estaba concentrada haciendo cuentas del primer corte de apertura. Camino alrededor encontrándose a su gemelo con una cara que denotaba nervios y sonriendo inocentemente, como si nunca hubiera roto un plato.

- - Traidor.

- - Stan me lo ofreció y lo de Soos fue un accidente notificado antes de tiempo de iniciar la competencia.

- - Un accidente que se creó telepáticamente.

- - Aja, yo le dije a Soos que se lastimara el pie con una bola de boliche.

- - Puede que si – Dijo Mabel colocando sus manos en las caderas.

- - Yo no desearía eso, tonta – Regaño Dipper. – Es una mala suerte que deba llevar el pie enyesado y muletas.

- - Bueno, tan siquiera tú tienes empleo – Suspiro decepcionada la castaña. – Yo debo buscar uno.

- - Oye Mabel – Hablo Wendy. - ¿Buscas empleo? Escuche con mis amigas que en la colina residencial donde antes vivían los Noroeste, una pareja anda buscando que limpien su enorme mansión.

- - No creo que sea bueno – Dijo Dipper. – Limpiador, gana muy poco.

- - Es cierto Wendy, limpiar una casa y con poca paga no me llevara al concierto de Woodstock en menos de la mitad del mes.

- - ¡Ah! Pero no te he dicho la mejor parte. – Comento la pelirroja con una sonrisa grande. – Pues las chicas que han trabajado ahí dicen que la paga es tan buena.

- - ¿Y por qué no trabajan ellas ahí? – Pregunto Dipper. – Una paga tan buena debe ser algo que nadie quiera renunciar.

- - No lo sé, dicen que la mujer de ahí es muy especial y casi las termina despidiendo sin motivo alguno. Siempre se quedan a medias en el área de la biblioteca. Y no portan el uniforme que se les da una vez que deciden contratarlas.

- - ¿La biblioteca? ¿el uniforme? – Pregunto Mabel con duda en su voz. - ¿Por qué? Es incomodo el uniforme o la biblioteca es grande, ¿Qué las obliga a renunciar?

- - Mm... creo que Tambry ya trabajo ahí. – Dijo Wendy. – Dice que la biblioteca está llena de libros, desconozco la extensión pero me ha dicho que son caros. Aparte el hombre que habita en ese lugar siempre está ahí y dicen que es muy maldoso, empieza a sacar los libros a montón impidiendo que tú termines de limpiar el lugar o acomodarlos.

- - Entonces está estropeando el trabajo. – Dijo Mabel. – Quizás es problemático.

- - Aunque Tambry me dijo que pagan bien, gano en una semana 50 dólares.

- - ¡¿Por qué tanto?! – Dijeron ambos gemelos.

- - No lo sabe, la mujer le dio esa cantidad y eso que no terminaba de limpiar la biblioteca.

- - ¿Y renuncio? – Dijo Dipper.

- - No – Hablo la pelirroja mientras terminaba de cobrar a un cliente. – La mujer la despidió porque dice que dejo a medias la biblioteca y porque andaba afuera de la mansión sin motivo importante.

- - Dejo a media... ¿no termino de limpiar?

- - Ella dice que estaba limpiando, pero no recuerda haber salido al jardín.

- - Lo extraño es que ya no quiso volver, a pesar de que pagaban bien. – Dijo Wendy. – No lo sé hay muchos testimonios de chicas que no terminan de limpiar la biblioteca, pero si te sirve de algo deja la casa como última opción si no encuentras un mejor lugar.

- - 50 dólares es buena paga, pero primero intentare con la lista del tío Stan.

- - Solo no trabajes en la barbería – Dijo Dipper.

- - ¿Por qué?

- - Te pondrán a limpiar los rastrillos de las maquinas donde rasuran el vello de la espalda de nuestro tío.

- - ¡Iugh! No, no, no... mejor voy a estos. – Sintiendo un escalofrió desagradable.

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La chica Pines caminaba por la calle de la ciudad siguiendo el primer lugar de la lista, una tienda de pesca que pertenecía a Charlie un simpático anciano de 85 años. Entro a la tienda encontrando un montón de anzuelos de diversos colores brillantes y chirriantes que podrían lastimar la retina de los ojos, y la carnada, aunque el olor era a basura caliente y a lodo tenía un toque a ferretería combinado con un tapiz de mar que hartaría la vista de cualquier persona.

- - El balde de carnada es la mejor opción para trabajar, tripulante – Soltando una risa jocosa. – Tenemos un uniforme, mira.

El anciano saco un overol de mezclilla con camisa a cuadros de color negro con azul. Mabel no era muy fanática del overol, al menos que fuera de colores pastel o los luciera en un día de campo, pero ver ese traje y el calor que hacía dentro de la tienda la hicieron rendirse.

- - ¿La gente viene? – Pregunto al solo ver cuatro sujetos que solo se quedaban mirando cañas y anzuelos.

- - Mmm... este el máximo, a veces vienen a comprar lombrices de tierra, carne de pescado y tripas – Comento el señor. – Las palas para recoger carnada están aquí y algunos productos tenemos refrigerado, a veces hay que raspar muy bien cuando el producto se congela.

Llevo a la castaña a mostrarle el balde de lombrices de tierra abriendo la tapa de agujeros y dejando emanar el olor a humus y tierra mojada mientras las lombrices se retorcían.

- - Recuerda el kilo esta 3 dólares son de calidad.

- - ¡Iuhg! – Sintió un escalofrió al ver las lombrices subir y bajar por la cubeta. – Lo siento creo que no...

Salió corriendo de la tienda sintiendo un mareo en su estómago y la sensación nauseabunda de devolver su desayuno.

- - Definitivamente no – Tachando la tienda de carnada. – Veamos... ¿Estética?

Ella se dirigió a un salón de belleza que habían abierto cerca de la plaza del pueblo. Entro y vio varios adolescentes trabajando y disfrutando de ser ayudantes de estilistas. El lugar era fresco y olía a productos de belleza, entre admirad los diversos cortes y tintes de cabello, la gemela menor quedo asombrada.

Fue a recepción siendo atendida por la gerente del lugar donde tenían un letrero que decía vacante.

- - Hola – Saludo alegremente. – Mi nombre es Mabel y rima con papel y con flor, jeje vengo a solicitar empleo en su grandiosa estética.

- - Fabuloso – Dijo una chica de cabello platinado y exuberante figura atractiva. – Mi nombre es Verosika, y estas en mi estética "Inframundo" aquí matamos el viejo estilo y revivimos al nuevo y sexy estilo candente.

- - Increíble.

- - Tenemos nuestros mejores estilitas bajo mi mando, donde consentimos a nuestros clientes dando los mejores masajes capilares, tratamiento para cabello, tintes extravagantes y únicos, y dejamos con el amor a primera vista.

Mostrando a una chica satisfecha con el corte y tinte que le realizaron, viéndola tomarse fotos y modelar su estilo.

- - La gente obtiene sus mejores resultados, chica.

- - Y todos deben dedicar el tiempo y esfuerzo. – Dijo la platinada. - ¿Qué edad tienes?

- - Quince pero pronto cumpliré dieciséis y soy muy buena cortando cabello y creando estilos – Dijo la castaña segura de sí misma. – Incluso hice un video blog de moda.

- - Jejeje que cosita tan adorable, perooo.... – Haciendo un largo la "o". – No puedo contratar a menores, son las reglas de este negocio.

- - ¿Pero qué?

- - Lo siento pequeña, la vacante que ocupo es para asistente de estilista o masajista ajem... sensual. – Comento la morena con una sonrisa traviesa. – Pensé que eras dieciocho, si lo fueras pues serias lo primero.

- - Pero puedo dar masajes, le doy buenos masajes a mi cerdito Pato.

- - No, no esa clase de masajes y no hablemos más de eso.

- - Entonces es un no para el primero.

- - Cuando tengas dieciocho considérate contratada – Empujando a la castaña. – Los miércoles son de 20%, ¡Chao!

Mabel salió fuera de la tienda aun sin entender que había pasado ahí. Tacho el lugar de su lista y vio la tienda de tintorería.

- - Deben de contratarme mínimo aquí.

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- - 10 dólares la semana y si consigues prendas para planchar en vapor o algún edredón se aumenta a 12 dólares.

- - Eso es muy poco – Dijo Mabel haciendo cálculos. – No terminare obteniendo los 350.

- - Al menos que consigas vestidos de novia o trajes elegantes sube la paga a 20 dólares – Dijo la señora. – Los vestidos son fáciles de sacar por el trabajo de limpieza.

- - ¿Aquí llegan muchos?

- - Dependiendo, la última boda que tuvimos fue... de un Tobi decidido con un afiche de Sandra Jiménez.

- - Oh... ¿y eso cuando fue?

- - Hace dos años.

Mabel salió de la tintorería tachándola, su teoría de que las personas del pueblo de Gravity Falls son unos solterones solitarios venía siendo muy cierta. No se celebraba muchas bodas, y casi los hombres de mismo sexo se casaban por el civil en vez por la iglesia.

La adolescente reviso en su lista que venía entre sus opciones la cafetería de Greasy's Diner, tal vez con algo de suerte Linda Susan la contrataría. Necesitaba una oportunidad y una buena paga, o empezaría a rechazar unas salidas con sus amigos.

En cuanto llego a la cafetería encontró el ambiente agradable con una música moderna de la Jukebox, pensando que los dueños cambiaron el repertorio de canciones dejando algunas de las antiguas. La música no es del todo molesta y suena bien viniendo de un viejo aparato que podría tener más de 30 años.

Ella se acercó a la barra estaba sedienta y hacía calor, había caminado por horas en la calle buscando empleo. La mujer del ojo caído y figura robusta se acercó tendiéndole una carta del menú.

- - Hola Mabel ¿algo que tomar?

- - Hola Susan – Revisando la carta. – Mmm... creo que optare por una malteada de chocolate con extra de crema batida.

- - De acuerdo. – Tomando el pedido. - ¿Buscando todavía el empleo?

- - Sí, jeje – Sonrosándose de sus mejillas. - ¿Cómo lo supo?

- - Tú tío llamo y pregunto si habías venido aquí primero, me pregunto si tenía algo disponible y le dije que sí. – Viendo el rostro de interés en la adolescente.

- - Me hace falta otra camarera y nos vendría bien una mano extra en el negocio, ahora que ha crecido los clientes. Mi viejo Earn ha estado producción en masa de sus platillos, y prefiere que los entreguen en tiempo y forma.

- - ¿Enserio?

- - Sí, la paga pues son propinas que obtengas y 25 dólares a la quincena. – Comento Susan. – Si tienes algo de suerte los clientes dejaran buena propina, ¿Qué dices?

- - Me vendría muy bien.

- - Bien, empiezas mañana serás compañera de Paci-Paci.

- - ¿Paci-Paci?

- - ¡Paci ven! – Llamo la señora a una rubia con el cabello recogido en un moño cuidado.

- - Sí, madame... – Avisando su presencia la rubia antes de morderse la lengua y ver a la gemela Pines enfrente suyo. - ¡Uy! ¡Me lleva el diablo!

- - ¡PACIFICA! – Grito Mabel sorprendida.

- - Grítalo más fuerte que no te escucharon los del otro lado. – Cruzándose de brazos.

- - Solo que me lleve una gran impresión verte y usar el uniforme de Greasy's Diner.

- - Claro, debo usarlo si no ensuciaría mi ropa – Comento la rubia tronando un chicle. – Políticas de la empresa.

- - ¿Mascas chicle?

- - Es obvio Pines, antes de conocerte ya mascaba chicle solo que antes era con más discreción.

- - Pacifica ha sido una excelente mesera, de las profesionales de manejar la habilidad de equilibrar los pedidos y saberlos de memoria.

- - No es para tanto, Susy – Soltando una risita.

- - Sorprendente.

- - Paci, Mabel comenzara a trabajar aquí a partir de mañana. Muéstrale donde debe cambiarse.

- - Yes, Madame – Tomando a la castaña de los hombros. – Sígueme.

Mabel siguió a Pacifica a una habitación que estaba al fondo del pasillo cerrada con llave, en cuanto la abrió entraron encontrándose con una pequeña habitación y un estante con mochilas y lockers.

- - Bien aquí nos cambiamos, Susan tiene una llave y yo tengo una copia junto con otros cuatro empleados de la cafetería. Mi turno es lunes a jueves de 2 pm a 8 pm y mi locker es el segundo a la izquierda. – Comento.

- - Pacifica ¿desde cuando trabajas aquí?

- - Desde que paso ese extraño apocalipsis y mis padres quisieron dar acciones a un loco tirano triangular. – Comento la rubia. – Cuando tuvieron que vender la mansión grande en la colina tuvimos que mudarnos a las residenciales de alrededor. Claro que ya no tenemos el dinero en gastos mayores y no puedo obtener todos los ponis que desee.

- - Oh cierto, una vez vi en la tele lo que sucedió.

- - Oye no es tan malo, trabajar aquí es un ambiente relajante alejado de todos esos modales y etiquetas de la alta sociedad que me agobiaba bastante. – Dijo Pacifica con una sonrisa relajada. – Lady Susan me enseño mucho y todo se lo debo a ella, incluso la paga es regular pero me gusta este lugar, puedo comer el pay de queso con helado de fresa cuando yo quiera y nada de clases de francés extra.

- - Suena bien.

- - ¿Tú por qué estás aquí? – Pregunto a la castaña.

- - Dipper y yo estamos trabajando para obtener algo de dinero para los boletos de un concierto, y claro para disfrutar de un excelente verano. Antes de que el siguiente verano nos concentremos en estudios y la admisión a la preparatoria.

- - Cierto – Pensando un poco. – Hablan del concierto de Woodstick de este año.

- - Sí – Afirmo. - ¿Iras?

- - Mmm... planeo ir, pero a la vez no tengo con quien.

- - ¿No tienes cita?

- - No.

- - Genial – Aplaudió alegremente viendo el rosto desconcertante de la rubia. – Digo yo creo que deberías ir, pero espera un poco, sabes que... compra un boleto.

- - Mabel ya lo tengo, pero no planeo ir, enserio no tengo cita.

- - Tú no te preocupes, yo la consigo.

- - ¿Qué?

- - Tú tranquila y yo nerviosa jeje.

- - Okey estas rara Pines.

- - Por cierto te sienta bien el pelo recogido en coleta, hace lucir ese moño violeta.

- - Gracias, es un estilo que Susy y yo aprobamos.

- - Se llevan muy bien.

- - Claro, si ocupas un estilo así Pines te ayudaría obtener propinas.

- - Mm... nunca he llevado el pelo recogido pero intentare mañana.

- - De acuerdo – Sacando de su locker un uniforme. - ¿Lila te parece?

- - ¡Sí! –Tomando el uniforme.

| ⊱★⊰ |

La castaña regreso corriendo a la cabaña emocionada dando vueltas de forma alegre en el recibidor de la tienda.

- - Adivinen ¿Quién tiene empleo? – Dijo Mabel contenta.

- - Woow encontraste Mabel, ¿Dónde? – Pregunto su gemelo.

- - Greasy's Diner – Respondió. – No es mucho la paga pero algo es algo.

- - Tendrás que trabajar duro – Dijo Dipper. – Pero podrás llevar un control de tus gastos.

- - Sí, no planeo gastar ni un centavo.

- - ¿Ocupas un frasco? – Dijo Wendy vaciando uno de los frascos de los ojos falsos en una caja. – Este será el frasco para el concierto. – Dándoselo a la castaña. – Procura reunir mínimo lo suficiente.

- - Voy a reunir esos 350 dólares, no me quedare sin poder probar un poco del mejor verano de mi vida.

- - Ese es el espíritu chica.

- - Por cierto Dipper. – Mostrando una sonrisa divertida a su gemelo, que poco a poco se sonrosaba de sus mejillas.

- - ¿Sí?

- - Deberías invitar a Pacifica al concierto.

- - ¿Qué dices? – Exaltando una venita sobre su frente. – Eres una...

- - Solo es una sugerencia Dip Dop. – Sacando una lengua.

La gemela subió corriendo a las escaleras de su habitación compartida con su gemelo. Arrojo la mochila a una esquina de su cama y tomo el uniforme para lucirlo un momento viendo que aún mantenía las arrugas en la falda. El corte era discreto y tenía un delantal como el que usaba Susan. Pensó que tal vez podría hacer unas modificaciones al uniforme conforme de pegar algún parche decorativo y listones de colores.

La castaña soltó una risa suave de la emoción y dio una voltereta ansiosa de empezar a trabajar junto a su amiga. Sería una excelente oportunidad para obtener información de los gustos de su amiga y ayudarle a su hermano a conseguir una cita decente.

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A solo una semana de trabajar en Greasy's Diner fue el auge de clientes que pudieron tener por la alta temporada vacacional. Mabel había podido acoplarse al horario que le asignaron, martes a viernes por la mañana no era tan complicado solo tomar las órdenes y llevarlas al cocinero, ella solo esperaba y obtenía los pedidos para entregarlos a los clientes.

Algunos sujetos eran buenos y dejaban una propina considerable, a veces podría obtener en el día una propina de 15 dólares. Existían los clientes que siempre decían que no estaban obligados a dejar propina. Por una parte tienen razón, por otra odiaba esa estúpida razón y deseaba que dejara unas cuantas monedas.

Hoy era día ajetreado en la cafetería, Susan le pidió si podía hacer tiempo extra con tal de darle un poco más de paga y ayudarle en el turno de Pacifica.

Gustosa acepto, aunque estoy con llevaría atender a más clientes y la limpieza de mesas cubiertas de goma de mascar. Pero valdría la pena este verano. Soñó enamorada encontrar al fin un amor de verano, posiblemente el chico lindo y perfecto, no quería hacerse demasiadas expectativas con lo que se llevó en su verano cuando tenía doce años.

Unas manos delicadas y femeninas opacaron su vista, el aroma delicioso a cereza y vainilla hizo reconocer a su amiga Pacifica Noroeste. Quien burlonamente la rubia aparto sus manos y le dio un pellizco en su mejilla, haciéndola regresar a la realidad.

- - Tierra a Pines – Ladeando un poco su rostro para acomodarse un mechón rubio alisado y mantenerlo atrás de su oreja, enmarcando su perfecta sombra de ojos violeta de la marca MAC. - ¿Otra vez pensando en un escenario poco romántico en este lugar?

- - No es poco romántico si lo piensas un poco – Soltando una risa risueña mientras estiraba sus brazos y se recargaba un poco en la barra del mostrador. – Aunque no lo creas, un chico guapo y misterioso puede entrar aquí. Incluso un artista, de esos que se dan una escapada para alejarse de sus fans.

- - Okey, has visto muchas películas de musicales – Tomando un puño de servilletas para rellanar los contenedores vacíos. – Supongo que cuando entre ese artista, te tomara la mano y cantaran canciones tipo High School Musical 2.

- - ¡Exacto! – Soltando un chillido emocionado. – Pero omitamos el golfito y la cocina del restaurante.

- - Aja – Embozando una media sonrisa. – Termina esto por mí – Pasando varios envases llenos. Las mesas junto a la ventana les falta servilleteros.

- - Apóyame un poco más – Tomando varios servilleteros.

- - Avísame cuando encuentres a ese chico misterioso de las películas.

- - Claro mami – Burlándose de su compañera.

- - Deja de llamarme mami.

Ambas chicas eran un buen equipo cuando se trataba la hora de los camioneros, una tomaba órdenes y la otra los llevaba. Si el asunto se complicaba o un cliente se pasaba de listo, siempre podían llamar a Earn y con gusto él podría guiarlos a la puerta cortésmente.

La puerta se abrió avisando por el resonar de la campanilla a un grupo de clientes que parecían fuera del contexto del pueblo. Podría tratarse de un grupo de oficinistas o empresarios que andan por parte de una junta en alguno de los locales, o posiblemente viaje de negocios.

A Mabel se le hacía raro que un grupo estuviera en una cafetería común y no en un restaurante de cuatro estrellas.

La vieja Susan se sobresaltó un poco y acomodo su mandil antes de llamar a Pacifica y pedirle que trajera las copas y el café recién hecho. La castaña vio cómo su amiga se movía con agilidad y juntaba cuatro copas exactas y tomaba una cafetera recién colada y con el café casi en su punto de reposo.

En cuanto la rubia apareció con la bandeja y la tetera pesada, la deposito enfrente de los comensales antes de sacar su libreta de su bolsillo.

- - Muy temprano para cenar – Aclaro la chica colocando una expresión seria. – Lady Susan llegara con su botella, señor Cipher.

No obtuvo respuesta del rubio, el silencio fue incómodo para Pacifica y continuo con su atención.

- - Oh tranquila, esta de mal humor – Comento la peli rosa con un aire de calma. – Tarta de fresa.

- - Filete condimentado y en término medio, aun en su jugo – Comento un sujeto de cabellera oscura y complexión robusta. – Sí es posible, macerar.

- - Supongo te tomare lo mismo – Dijo un chico adolescente de cabellera Prusia y mirada azul acero. - ¿Café?

- - Aquí esta, colado especialmente – Sirviendo una taza y dejando sobres de crema. - ¿Y usted?

- - Vas a pedir algo, Cipher – Hablo la mujer al rubio.

- - Vino tinto.

- - Una tarta de cereza con helado – Continuo la mujer a su respuesta. – Con alcohol no se llenara.

- - Enseguida traigo su orden.

Ella dio la nota personalmente a Earn y el cocinero solo se concentró en hacer inmediatamente el pedido. Mabel vio a Susan llevar la botella de vino, antes de avisarle a la chica de atender la mesa de enseguida del grupo.

La adolescente acepto y camino a un par de chicos que hacían senderismo y quisieron dar una parada a cenar un poco. Sintió una mirada atrás de su espalda y pudo ver solo un momento al rubio parchado de la mesa continua.

- - Señorita.

- - ¡¿Sí?! – Menciono un poco exaltada por la distracción.

- - Me gustaría ordenar una hamburguesa y papas fritas, con una malteada de vainilla.

- - De acuerdo – Sintiendo sus mejillas enrojecer.

- - Y yo quisiera molletes de jamón y queso, y un refresco de Pitt cola.

- - Muy bien, enseguida lo traigo.

Ella se alejó pero aun podía escuchar a los chicos conversar y decir algunos halagos bonitos de que era hermosa y les parecía ser buena persona. Cuando entrego la nota del pedido se encontró a su amiga Pacifica, que terminaba de apilar los platos en uno en uno para tener el suficiente espacio para que pudiera caber los platos.

- - Oye, no va caber esas dos tartas.

- - Sí, hare doble vuelta.

- - ¿No quieres que te ayude?

- - Son algo especiales – Aclaro. – No les gusta mucho interactuar con otras personas. En especial esos dos sujetos.

- - Entiendo.

- - Gracias por la ayuda, tal vez la próxima.

- - Sí – Viendo a la rubia llevar la bandeja.

La gemela pensó que podrían tratarse de clientes especiales o los mismos que ellos acostumbran atender. Aunque por un momento le dio asco ver en uno de los platos sangre macerada.

- - ¿Quién se lo comería? – Pensando en el coagulo de sangre frito.

Pasaron 20 minutos antes de escuchar a Earn avisarle que los platos estaban listos, lo suficiente velos para recalentar la carne de hamburguesa y tostar los panes para los molletes. Eran platillos muy sobre pedidos que prácticamente los clientes pedían lo mismo.

Excepto el grupo que entro y pidió lo extravagante, caro y extraño. La rubia regreso antes de darse unos cuantos golpecitos en su hombro y soltar un suspiro de cansancio.

- - Ya quiero que el turno termine – Sacando un chicle de su bolsillo.

- - ¿Qué harás en tú día libre de descanso?

- - Necesito arreglarme las uñas y comprar un nuevo vestido. – Menciono. – Próximamente habrá una fiesta y mis padres me han dicho que vaya.

- - ¿Aun compromiso con la alta sociedad? – Recargándose en el mostrador. – No pierden la oportunidad de que un chico rico tome mi mano.

- - ¿Y tú quieres eso?

- - No – Cruzándose de brazos. – Pero el trato es trato. Aunque hasta ahorita ninguno me ha llamado la atención. Muy vanidosos para mí.

- - Eso es bueno.

- - ¿Por qué bueno?

- - Eh... porque no debes preocuparte por compromisos, somos muy jóvenes para los matrimonios.

- - Tienes razón – Ayudando a la castaña acomodar los platos. – Ponlo a los lados, así evitas quemarte o tener mucho peso en el centro. Aquí pones en medio de las bebidas, evitando que se caigan cuando tomes los platos.

- - Sabes mucho de esto.

- - Suficiente para que Susan me adiestrada bien el arte de llevar la charola.

- - Jeje, aún me falta práctica.

Los pequeños golpeteos en la mesa plástica hacía resonar frente al grupo, el rubio no había tomado ni un sorbo de su copa. La mujer se dio cuenta cuando apenas presto atención en la pequeña castaña que se paseaba dejando y atendiendo mesas de otros clientes. Las intenciones son bastantes obvias, no estaban cenando en esta cafetería por mera casualidad. Su amo la detecto en cuanto la miro arribar junto con su hermano hace una semana.

- - Parece que el autor no la está protegiendo. – Comento el chico. – Podemos llevárnosla en cualquier momento.

- - Son estúpidos o no entienden que solo estamos analizando el área. – Vio que el demonio de los sueños no había apartado un solo momento su mirada en ella. siempre teniendo el cuidado que ella no se percatara de su ojo. – Parece estar sola.

- - Pyronica – Hablo el sujeto con una mueca de molestia. – Asegúrate de ser solamente ella. Si el traidor de Seis Dedos se entera.

- - Hace mucho se hubiera percatado de su presencia – Menciono el chico. – Las mujeres no han dicho un solo testimonio.

- - No soy estúpida de dejar evidencia – Aclaro. – Pero como dije señor, no le aseguro que ella le haga efecto.

- - Ha sido el tiempo suficiente – Apretando el puño. – Es momento de que venga de una vez.

- - Estaremos atentos a sus órdenes.

Mabel termino de dejar la orden en la mesa del fondo, estaba agotada y le urgía beber un poco de agua. Se limpió un poco el sudor de su frente y abanico su rostro un poco con los folletos del menú. Paso enseguida del grupo antes de ser llamada por la misma mujer de cabello rosa chicle y ojos amatista viendo que alzaba su mano de forma animada. Se señaló así misma obteniendo la risa de infalible de la peli rosa.

- - ¡Oye pequeña! ¡Ven aquí! – Llamo la peli rosa. – Por aquí pequeña canario, a ti te hablo.

- - Señorita, por reglas de la cafetería no debe ofenderme. – Frunciendo levemente el ceño. – No soy una canario y mi estatura es promedio a las demás chicas que trabajan, así que no me diga pequeña – Dijo la chica acercándose a la mesa. – Mi nombre es Mabel.

- - Mabel – Menciono la mujer dando una pequeña relamida a sus propios labios. Como si saboreara su nombre.

- - Bueno Mabel, primero que nada una disculpa por mi propia impropiedad de decirte pequeña y canario, segundo quiero la cuenta, si se puede obtener, y tercero quiero una tarta de fresa para llevar; sabes que... quiero dos. – Haciendo una seña a sus dedos.

- - De acuerdo – Apuntando el encargo. – Mandare a Pacifica con la cuenta.

- - Oh, no, no... - Descansando su rostro sobre la palma de su mano. – Me gustaría que fueras tú, si es por la propina. Me asegurare que sea doble. Claro si no te molesta.

- - Veré que dice mi compañera.

- - De acuerdo, respetamos la política de la empresa.

La castaña levanto levemente la mirada encontrándose con el orbe dorado del sujeto de cabello rubio, la miraba con seriedad y una expresión de pocos amigos. Ella pensó que quizás estaba pasando un mal día puesto que el tiempo que llevaba sentado en esa mesa jamás lo vio cambiar la expresión de su rostro solo llevaba balanceando el tenedor sobre su dedo, casi jugando con la punta afilada.

Por un momento, solo por un momento sentí mi respiración cortar y mi corazón soltar golpeteos que me embriagaban.

- - Anda deja de poner esa cara, tú – Dando un golpecito en su brazo para tumbar el tenedor. – Sigues molesto porque te saque de ese lugar.

- - Enseguida lo traigo. – Saliendo un momento de su trance con las mejillas enrojecidas.

La mujer de cabello rosado miraba con detenimiento a la castaña antes de verla macharse un poco torpemente en su camino y buscar a su compañera para traer la cuenta. De repente sintió un apretón de unas garras en su brazo.

- - No vuelvas a tocarme. – Espeto molesto el rubio soltando el brazo de la peli rosada.

- - Vamos no puedes aguantar hasta llegar a casa – Soltando una risa traviesa. - ¿Qué te parece ella? no es como la recuerda.

- - ¿Aceptara? – Dando una mirada a la adolescente que estaba aún distraída de espaldas junto a la rubia. – Se nota que ella huira en cuanto se entere a la primera.

- - Solo hay que proponerle que ayude a limpiar jeje de nuestro resguardo temporal y tender esa trampa.

- - Estaría bien, avanzar en algunos planes.

- - Como usted diga, por mi está bien tenerla cerca.

- - Solo deja decirle canario, ella no es uno.

- - ¿Y qué es para usted?

- - Una estrella, una Estrella fugaz – Aclaro. – El símbolo representante del zodiaco.

- - De acuerdo, es la Estrella fugaz – Embozando una sonrisa. – Me encantara jugar con ella.

- - No tienes el permiso de tocar a la invitada.

- - Cierto, pero por mientras será nuestra esclava.

- - Podremos obtener de ella, la oportunidad de regresar.

- - Acércanos lo suficiente para obtener la forma de volver.

- - Solo tendremos una oportunidad – Comento el chico. – Antes de deshacernos de ella y su familia.

- - Seguro – Invocando una llama en sus manos. - Pyronica.

- - Me asegurare de hablar con ella en privado. – Se levantó de la mesa viendo como la rubia pasaba enseguida de ella con la cuenta en mano y una mirada de sospecha.

Pacifica sintió un escalofrió y el miedo invadir su cuerpo, era extraño sentir esa sensación nuevamente. Entrego la cuenta al rubio y dio breves miradas a la peli rosada que conversaba con su amiga. Veía a Mabel muy pensativa y con la mirada llena de confusión con un sonrojo en sus mejillas. La mujer estrecho su mano con la de ella y menciono la frase "Te veré pronto".

- - ¿Es todo? – Entregando la cartera con la cuenta y el pago.

- - Ehm... sí – Asintiendo.

- - El resto es tuyo – Comento el rubio.

- - Gracias – Viendo al grupo levantarse.

- - Señor Cipher, no tomo su copa – Viendo la copa llena de vino.

- - Hoy no me apeteció – Aclaro. – Solo venía a confirmar ciertos rumores.

- - ¿Rumores?

- - ¡Ay! gracias pequeña damita – Acariciando el rostro de la rubia. – Esto me lo llevo.

El grupo salió de la cafetería casi siendo los últimos clientes de la tarde. Mabel aun sentía su corazón latir y la sensación de inquietud en su cuerpo, recordó lo que dijo la peli rosada, una propuesta de trabajo. Ir solo un momento a limpiar la mansión, solo un día y el resto libre. Suena un trato justo, cada domingo limpiar las habitaciones y obtener buena paga. Definitivamente debía tomarlo.

- - Mabel – Le llamo la rubia.

- - ¿Qué sucede?

- - ¿Qué te dijo la señorita Pyronica? – Pregunto preocupada de que su amiga fuera reclutada en esa mansión.

- - Yo... solo me ofrecieron, un empleo temporal.

- - ¿Un empleo temporal? ¿De qué? – Insistió en saber la clase de puesto que le ofrecieran.

- - Limpiar un poco.

- - Escuchado que si no haces una buena limpieza o terminas la biblioteca, la mujer te despide sin motivo alguno.

- - Lo sé, eso me dijo Wendy.

- - ¿Aceptaras?

- - Nada pierdo – Mostrando una sonrisa nerviosa. – Puede que obtenga una paga suficiente.

- - Supongo que sí.

El par se acercó para aprovechar a limpiar las mesas, ya casi no había clientes y casi nadie llegaba después de las siete de la tarde.

- - ¿Todos ellos viven ahí?

- - Solo la mujer y el sujeto rubio de apellido Cipher.

- - Solo ellos.

- - Tengo entendido que están casados.

- - ¿Casados?

- - No parecen, lo sé. – Llevándose un dedo a los labios. – Pero el sujeto parece ser reservado. En ningún solo momento lo he visto ser cariñoso con ella o mostrar afecto.

- - Solo ten cuidado Mabel – Viendo a la menor colocar una expresión de preocupación. – Los rumores son diferente a lo que hacen dentro, si ves que es peligroso es mejor alejarse.

- - Lo tendré en cuenta.

- - Niñas pronto cerraremos, es mejor que me dejen esto y vayan a cambiarse. – Hablo Susan despidiendo a las chicas. – Mabel puedo hablarte un segundo.

- - Sí.

La mujer mayor llevo a la chica a la parte de la cocina antes de terminar de guardar las copas y tirar la botella de vino por la tarja.

- - Mabel, supongo que conociste aquel grupo que atiende Pacifica. – Sus manos acomodaron las salsas en su lugar y los aderezos.

- - Sí.

- - Mucho cuidado pequeña, en especial con el señor Cipher – Aclaro en un tono firme. – Suele ser temperamental y frío con las mujeres, odia el contacto y no es muy conversador. Si no fuera por su mujer, no vendría a cenar cada noche.

- - ¿Ellos vienen a cenar?

- - Supongo que sí – Comento en un suspiro. – La chica Pyronica, muy bonita pero es una cabecita hueca que no sabe cocinar. Tal vez por eso viene aquí a la cena, incluso ella admitió decir que nunca había tocado una olla en su vida.

- - Se entendería, yo apenas me entere que mis tíos se han estado alimentando mal.

- - Ah sí, Stanford Pines gusta de desayunar aquí. – Soltando una risa. – Pero desde que llegaron tú y tú hermano he perdido a mi cliente frecuente.

- - Te aseguro que lo tendrás aquí los fines de semana.

- - ¿Algún plan en vacaciones?

- - Varios, solo espero tener la cuota suficiente.

- - Excelente, el pago está muy cerca. – Dando una caricia encima de su cabeza. – Ahora ve con tu amiga a cambiarse.

- - Sí.

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