C|1 "Nevermore"


Los Addams, una familia peculiar.

Extremadamente peculiar.

Incluso podría decirse que eran un montón de gente demente que siempre vestía de negro o colores tristes y sin vida.

Pero el más raro de todos resultaba ser el primogénito de Morticia y Homero Addams, Malaríc Addams. Un chico completamente diferente a sus hermanos, es decir, que sonreía con dulzura, y utilizaba ropas de colores brillantes, deprimentes y aveces incluso mezclaba ambos estilos.

Pero había algo que jamás podía quitarse sin ninguna excepción: sus guantes negros.

También, plazos largos donde el faltaba a clases durante un mes o más sin explicación alguna.

Por esas razónes Malaríc era molestado por sus compañeros de clase, junto a su hermano Pericles, aunque claro, en cuanto tocaban a Pericles sus puños terminaban en las caras de los agresores. Malaríc nunca dejaría que sus hermanos fueran agredidos si él podía evitarlo.

Bueno, quitando el hecho de los extraños y para nada ilegales experimentos que tenían Merlina, Pericles y él en casa.

Ric viste un saco marrón con una pollera larga de color beige, su cabello azabache cubriendo parte de su cara a causa de sus rulos  y su mirada dulce y coqueta que confundía al resto de adolescentes que lo rodeaban. Observa su alrededor con una mirada que oculta completamente su verdadero yo.

Podía oírse un ligero sonido dentro de un casillero, pero la mayoría lo ignoraba puesto que se trataba de un Addams. Malaríc camina a un lado de su hermana en el momento en que la chica apresura disimuladamente sus pasos y que, como buen hermano mayor, la sigue sin preguntar.

Merlina abre el casillero, ahora si Ric entendiendo la preocupación de su hermana.

—Peri, corazón, ¿no te dije que debías decirnos si alguien te molestaba?—recuerda Ric mientras Merlina se deshace de la manzana que Pericles tenía en su boca.—Ni siquiera son creativos.

—No se quienes fueron, l-lo juro.

Malaríc y Merlina se miran entere ellos y luego a Pericles.

—Quiero nombres.

—Todo paso muy rápido, yo...

Merlina intenta desatar a su hermano, pero al tocar su mano su cabeza se tira repetidamente hacia atrás con los ojos abiertos en grande, Malaríc se preocupa y toca su hombro ya que nunca la había visto reaccionar de esa forma, pero al hacerlo sus ojos se tornan completamente blancos provocando miedo en Pericles.

—¡Carajo!—maldice Malaríc.

—¿Qué les paso? ¿Estan bién?

Ric mira a Merlina de reojo, estaba seguro que ella también había visto a esos chicos encerrar a Peri en el casillero, una especie de visión que hasta hace unos segundos no sabía que podía pasar. Pero Merlina mantenía su seriedad en todo momento, obligándolo a observar los detalles como su respiración y disgusto, seguramente porque la visión no provocó ninguna sensación fuerte para ella, como un electroshock sin ardor. Aunque para Malaríc fue distinto, sintió como se metía en su cabeza y observaba todo como un espectador al que nadie podía ver u oir. Fue verdaderamente turtuoso.

No diría nada, Pericles al parecer no había experimentado la visión, así que hablaría con Mer en otro momento.

—¿Chicos, que van a hacer?—pregunta temeroso.

Malaríc sonríe mostrando sus hoyuelos.

—Vamos a grabar un lindo corto.













—Los únicos que pueden molestar a nuestro hermano somos nosotros.

Merlina deja caer las bolsas en la piscina provocando que las pirañas salgan y vayan tras los adolescentes que, asustados, huyen despavoridos. Malaríc sonríe, ajustando la cámara que enfoca a los bullies de su hermano, escapando de la piscina, pero justo cuando el último esta por salir una piraña lo muerde.

La sangre se esparce y Malaríc deja la cámara grabando en el suelo cuando no puede evitar reírse ante el grito del chico, se levanta del piso en un salto y se coloca junto a su hermana.

—¡Malditas perras cobardes!

Malaríc pasa un brazo el hombro de su hermana y esta le lanza una mirada asesina.

—Quitate.

—Noup.

Merlina le pisa el pie con fuerza y luego ve como Malaríc se agarra el pie con ambas manos y se queja.

Eso la hace reír por un corto momento.

Su hermano y su gran necesidad de invadir el espacio personal de las personas.











—Mamá, papá, me encanta que se amen y toda la cosa. Pero por favor, mis ojitos no tolerarán ver tanto romance todo el camino a Nevermore—confiesa Malaríc intentando no ofenderlos.

—Si, me provocan náuseas. Y no de las que me gustan.

Malaríc le da un codazo a su hermana y ríe incómodo.

—¿Cuanto más seguirás con la ley del hielo, hija?—pregunta Morticia, triste de que Merlina la ignore.

—Malaríc, ¿podrias decirle a nuestros padres que ya no pretendo hablarles?

—Mer...

—Mi pequeña tormenta, estoy seguro de que va a gustarte Nevermore. ¿Verdad, tish?

—Claro, esa escuela es perfecta para ella—asiente Morticia.

—¿Por qué? ¿Por qué fue perfecta para ustedes?—inquiere molesta. —No me interesa ser igual a ustedes; capitana del equipo de esgrima, Reina del baile oscuro o presidenta de la sociedad ocultista.

Voltea a ver a Ric.

—No te ofendas. Se que tú si quieres eso.

Se enconje de hombros y luego pasa su brazo por detrás, siente el cuerpo de Merlina tensarse ante el contacto físico y le sonrie.

—Tranquila hermanita, seré todo eso y tú mi pareja en el baile oscuro.

—Ni en sueños.

—Claro que lo serás—la chica niega con la cabeza.—Te convensere.











—Merlina, no es un nombre muy común.

—Naci un viernes 13.

—Adoro ese número—murmura Ric.

—Su nombre es por una línea de mi canción de cuna favorita: “Un sombrío día, nació Merlina”—explica Morticia a la Directora.

—Siempre tuviste una forma peculiar de ver el mundo, Morticia—dice y mira a los niños.—¿Su madre les dijo que fuimos compañeras en la escuela?

—¿Y se graduó con la cordura intacta? Impresionante.

—Ahora entiendo muchas cosas—comenta Malaríc cubriendo su boca al ver la mirada de su madre.

—Ustedes dos... son muy parecidos. Pero distintos a la vez. ¿Son mellizos?

—Si.

—No—responden a la vez y Merlina le da un golpe en la cabeza.

—¡auch!

—No exageres.

—Mis pequeños torbellinos, calmense—habla Homero para después mirar con una sonrisa a la directora.—No, no son mellizos. Malaríc y Merlina comparten muchas similitudes por su gran conexión formada por su poca diferencia de edad, siempre están pegados, no hacen nada sin el otro.

—Para mi desgracia—murmura.

—Te escuche, Mer—acusa.—Y rompiste mi corazón.

—Clarisa... ¿Qué pasará con Merlina y Malaríc con las sesiones de terapia? A Merlina se lo ordenó la corte, y Malaríc...

—Lo entiendo. La escuela tiene contacto con una psicológa en Jericho, así que la verán dos veces por semana.

—¿Oyeron mis torbellinos? Tendrán atención excelente—festeja Homero revolviendo el cabello de su hijo mayor quien cierra los ojos feliz.

—Veremos si sobrevive la primera sesión.

—Es verdad. La última vez que una me escucho hablar se suici-

Su padre le golpea el hombro, Ric suelta un quejido, era la segunda vez que golpeaban su hombro.

—Mi hijo quiso decir que la anterior psicológa no supo ayudarlo como correspondía—corrige él Addams.

—Si justo eso quise decir—sonríe con incomodidad y luego chasquea sus dedos.—Mi habitación, ¿donde dormiré?

—¡Cierto! Malaríc por tu condición preparamos una habitación solo para ti, no tendrás compañero para evitar algún problema tanto como para ti como para ellos.

—Se lo agradezco, directora.

—No es problema. Y tú Merlina, ¿quieres saber con quien duermes?





La Directora había llamado a un chico, con un feo gorro puesto por cierto. Para que lo guiará hacia su habitación, el chico parecía nervioso y Malaríc se atrevería a decir que asustado. Le causa gracia ya que seguramente eso se debía a lo que habían hecho su hermana y él, aunque no había evidencias de lo que hizo Ric y este solo se cambió de escuela para estar con Merlina.

Tenía miedo de que las visiones la matarán o la pusieran en coma o algo así. Lo mejor era cuidarla estando en su misma escuela.

¿Sobreprotector?

Si, tal vez, puede ser, creo.

—Lindura, ¿vas a decir algo? Por que se nota que te mueres por preguntarme algo—habla Malaríc rompiendo el silencio que los había acompañado y provocando un sonrojo en el contrario.—1, 2, 3...

—¿T-tu hermana mató a una persona?

—Claro que...—sonríe con inocencia.—Si, a dos, de hecho.

Ajax traga saliva, por la forma tan tranquila en la que el Addams confirma los rumores e ncluso, los empeora, diciendo que se trataban de dos.

—Bueno, me pondré el uniforme y me darás el recorrido ¿verdad?—el chico asiente y Malaríc sonríe cerrando la puerta de la habitación.






—Los grupos principales aquí son;
colmillos, fieles, dendos y escamas—explica.—Hay de todo aquí, digo, hay más que vampiros, lobos, sirenas... Por ejemplo, yo..

—¿Quién es él?—señala Addams al chico que se encontraba mirándolo, tiene un pincel en mano.

—Oh, el es Xavier Thorpe, es el ex novio de una sirena, Bianca Barclay. Xavier y yo somos mejores amigos, pero el se la pasa pintando y asustandome.

—¿Asustandote?

—Si, amm, Xavier puede hacer que los dibujos cobren vida. Siempre dibuja cosas que me asustan.—Ajax nota como la sonrisa de Malaríc se enzancha sin apartar su mirada de Xavier, quien se había volteado para continuar si dibujo.—¿Tu también dibujas?

—Si, a veces.

—Y...

—Lo que quieres preguntar es cual es mi súper poder. Y no, el dibujo no es lo mío, yo más bien... Destruyó.

—¿Es por eso que los usas?—Ajax señala sus guantes.—Yo uso mi gorro por esa razón, bueno, no quiero convertir a nadie en piedra.

Ric ríe y se retira un guante, luego con su otra mano agarra una flor y con su mano descubierta la toca, desintegrandola al instante.

—Ok, ya entendi.

Lo dudo mucho.








—¡Mirence mis pequeños victimarios! Verlos con ese uniforme me hace recordar tantos terribles momentos juntos—dice refiriéndose a su amada la cual asiente con una sonrisa de nostalgia.—Los voy a extrañar.

—Nosotros a ti también papá—afirma y luego se abrazan, Merlina rueda los ojos mientras que los demás sonríen, extrañarian a sus retoños.

—Largo, me das la bola de cristal, por favor—ordena Morticia y Largo se la entrega camina hacia sus hijos.—¿Pueden dejarme a solas con Merlina y Malaríc?

Homero se aparta, pero Pericles corre hacia Ric y lo abraza, el mayor se sorprende pero corresponde el gesto. Iba a extrañar mucho a su pequeño hermanito, no quería dejarlo solo en esa nueva escuela pero Merlina estava pasando por algo que tenía que ver con él y necesita respuestas.

—Te quiero Pericles, y te voy a extrañar mucho—confiesa mientras sacude su cabello y luego deja un beso en su frente.—Cuidate, se fuerte y saca ese Addams que tienes dentro.

—Yo igual, Ric. Y lo intentaré—cuando se separan rápidamente abraza a su hermana, quien no corresponde al abrazo, pero que sabían que eso no significaba que no lo quería. Simplemente le es incómodo el contacto físico.

—Pericles, eres débil e ingenuo. No durarás sin nosotros, solo. Te doy un mes, dos máximo.

—Que mala eres, hermanita—se burla.

—Esta bien, yo también te quiero Merlina—contesta para después irse y meterse en el auto junto con su padre y Largo.

—No podremos hablarles la primera semana debido a que tienen que instalarse, así que nos contactaremos el próximo domingo—le entrega la bola de cristal a Merlina y parece recordar algo cuando sonríe y abre sus manos, dejando ver dos medallones.—Les traje un pequeño regalo, con la M. Es nuestra inicial. Esta hecho de oxidiana, los sacerdotes aztecas los usaban para conjurar visiones y mantener la calma. Es un símbolo de nuestra conexión.

—Oh, son hermosos, mamá—dice Malaríc provocando que la sonrisa de Morticia se ensanche y acaricie su mejilla con cariño.— ¿Y tú, Merlina? ¿Te gusta?

—¿Cual de tus espíritus sugirió que me dieras esta horrenda baratija?—inquiere, eliminando la sonrisa de su madre.—No soy como tú madre, jamás voy a enamorarme, no voy a ser ama de casa ni hoy a tener una familia.

—Sabía que las niñas de tu edad hieren con las palabras, no me lo tomaré a pecho.

—A tú pecho le falta un corazón—en eso su madre recupera su bella sonrisa, ahora con los ojos brillosos.

—Al fin un halago para tu madre.

Después de eso Merlina se retira. Malaríc no podía creer que Merlina tratara de esa manera a su dulce madre, Ric pudo percibir verdadera tristeza en los ojos de su madre cuando Merlina pronunció esas frías palabras hacia ella. Se le ocurrió disculparse en lugar de su hermana, pero rápidamente lo descartó y simplemente se acerca y envuelve sus brazos en la cintura de su madre en forma de despedida.

Morticia no se sorprende, su hijo siempre a sido así de cariñoso desde pequeño. Claro, en sus momentos buenos. Había largos periodos donde no se hablaban y Morticia es muy comprensiva en cuanto a eso.
Acaricia el cabello de su primogénito con lentitud, eso es algo que siempre calmaba a Malaríc.

—Cuida a tu hermana y más importante. Cuidate a ti mismo, hijo mío.

—Lo haré mamá, te lo prometo.
























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