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Es un secreto, pero hay un reino completamente diferente a espaldas de la civilización humana. Un reino donde los vampiros, los hombres lobo, las brujas y las criaturas míticas comparten una expansión. Lamentablemente, no lo dominan por completo, el reino también se comparte con los cazadores. Seres humanos especialmente entrenados para matar criaturas que hacen mal.
Y Drácula, el todopoderoso de las sombras, estaba haciendo mucho mal...
1700
El grito de una mujer se escucha en lo más profundo de un bosque. Entre miles de millones de hojas, estas aún mojadas por la lluvia previa y varios árboles de magníficas violetas que caen adosadas a las ramas como cascada. La belleza de la naturaleza brilla en su máxima expresión y brillaría más si no fuera arruinada constantemente por los inventos humanos. Entre todas esas bellas imágenes se lleva a cabo una escena de terror.
Drácula está de rodillas sosteniendo a una mujer en estilo nupcial. Chupando su sangre como si no fuera humana, pero una hermosa laguna de sangre. Su vestido marrón largo, sus botas bien atadas no pudieron ayudarla a escapar de Drácula. Las magnolias florecidas funcionan como alfombra bajo sus cuerpos.
Drácula viste una camisa blanca, pantalones de seda, zapatos elegantes y su cabello está peinado hacia atrás.
Succionándola hasta dejarla seca, no puede notar al cazador parado en una tronco a lo alto, apuntándolo con arco y flecha. Un cabello rubio angelical y facciones hermosas trae el cazador. Es una obra de arte visual, impresionante. Parte de esa belleza apenas la oculta su abrigo negro (éste húmedo) y sus botas de caza. Una bolsa de suministros para flechas yace sobre su espalda.
Ahora, la flecha que apunta no es singular, esta está bendecida en agua bendita y maldecida por una bruja que se unió a ellos. Drácula solía ser una criatura agradable, un hombre al que todo el mundo se referiría como "humilde" dispuesto a ayudar a la civilización siempre que lo pidieran. Pero cambió de una noche al día “sin motivo alguno”, decían sus sirvientes, dolidos al saber que su rey no era el mismo Drácula de siempre. ¿Qué lo convirtió en esto? ¿Por qué de la nada?
Teniendo sus propias razones, el cazador también parece triste. Una lágrima se desliza por uno de sus ojos.
Cuando Drácula finalmente siente que no está solo, gira lentamente la cabeza sobre un hombro. Ojos dirigidos al árbol, en su rojo apasionado. Sin piedad, sin simpatía. Como imitación de una bestia, abre la boca grande y expone dos colmillos ensangrentados. Adjunto a eso, enrosca su lengua, de sangre que aún gotea como la amenaza de una serpiente. Lo siguiente que hacen esos ojos de vampiro es desenfocar todo el fondo visual y centrar la horrible punta de una flecha que se acerca. Esta tiene un brillo de esquina antes de matar al enemigo.
ACTUALIDAD
Jadeando por aire, un estudiante acostado en su cama blanca despierta. Abriendo los ojos como si fuera la primera vez en mucho tiempo. Se ve igual a Drácula. Temblando y sintiéndose extraño, toca el área de su pecho. Sintiendo, por supuesto, nada. —Oh, Dios mío, — se sienta. Empezando a relajarse. -no hay nada. No hay una flecha. Pensé por un instante que moriría. Bueno, que estaría más muerto de lo que ya estaba. ¿Qué diablos estás murmurando, Drácula?
Cuando cierra sus ojos recibe un flashback: el rostro del cazador.
—¡Ajá! No escaparás de esta, Gulf. ¡Te atraparé y te mataré cuando lo haga! — Afirma abriendo los ojos con rabia y acercando un puño a su tórax. —Vamos a volar para vestirnos.
Se para en la cama, cierra los ojos como una doncella y echa los brazos hacia atrás para dar tres pasos adelante. Cuando lo hace, se cae de la cama en lugar de volar.
—AUCH. FLUKE Y GEMINIIIIIIIIIIIIIII.
Drácula llama a gritos a sus dos sirvientes, pero quien entra es una mujer de mediana edad preocupada por su hijo. No pasa ni un segundo de verlo cuando clava las rodillas en el suelo sin importarle si estas se raspan o sufren algún daño. —¡Mew! Por Dios, estás bien. — Ella lo abraza. Esos brazos cálidos, algo rechonchos, llenos de amor lo envuelven y él queda con la cabeza alzada todo rígido. Mira de lado a lado impactado. No entiende lo que está pasando en este momento.
—¿Señora? Oiga, ¿señora?
Ella no presta atención y lo abraza más fuerte. —Pensé que te perdería. Vi todas esas pastillas derramadas en el baño. ¿Sabes cuánto miedo tuve? — Retrocede ella aplaudiendo sus manos en los hombros colosales del chico. Este se cubre los hombros cruzando brazos en forma "X". Abre la boquita indignado.
—¡Señora! ¿Acaso no sabe quién soy?
—Mew, qué bueno que no terminaste con tu vida. Solo dime que debo hacer, ¿eh? Dime qué debo hacer o si debo ir a tu escuela, ¿te molestan? ¿Es eso? Siempre he tenido el presentimiento, pero no me dices nada. — Llora grave. Tiene el corazón partido en dos tras ver un océano de pastillas en el lavamanos. Por suerte, estuvo tranquila al ver que su hijo no bebió ninguna y fue a dormir en la cama. Pero le preocupaba que no despertará por algún ataque de ansiedad o algo similar. Mew no conoce a esta dama, una mujer dolida. Ha visto humanos llorar, pero jamás ninguno tan cerca ni ninguno llorando sobre él.
Mas no le puede importar, mira alrededor. Ve persianas color crema, paredes en verde aceituna, un escritorio lleno de libretas adjunto a un lapicero, pósteres indie, este no es su castillo. Si no está en su hogar, ¿dónde está?
Nuevamente regresa su mirada a la mujer que llora. —L--Lo siento, señora, — Sonríe penoso. —pero me parece que ha habido un malentendido. — Asiente repetidas veces intentando convencerla tanto a ella como así mismo. —N--No sé quién es usted.
—¡¿Q--Qué?! ¡Mew, ¿ahora qué hablas?! — Grita la mujer abofeteando uno de sus hombros.
—L--Lo siento, señora. Debo irme. — Drácula se va poniendo en pie aunque esa señora, sin pararse, le sostiene los hombros. Él la sujeta de los codos no queriendo ser cruel, pero quitársela de encima. —Señora, — Vuelve a llamar entre jadeos. Ella llora. —señora, ¡salvaje! ¡Suelte!
Finalmente le remueve las manos y se va corriendo a toda prisa. Atraviesa todo un pasillo hasta salir de la casa y al poner ambos pies fuera, mira extrañado todo. Arruga el entrecejo pues ahora hay autos que ni siquiera en sus sueños habria imaginado, personas en ropas modernas, las mujeres no usan vestidos sino camisetas ajustadas, faldas cortas, los hombres tampoco cubren sus piernas. Algunos hasta andan maquillados como mujeres.
Mew parpadea varias veces intentando comprender. —¡¿PERO QUÉ ES ESTO?! — Grita. Muchas personas que pasaban frente al patio lo miran raro. Algunas reducen sus caminatas. Se abstienen de decir algo pues luce desquiciado el chico entonces mejor continúan el viaje a pie.
Alguien se lleva a Mew a máxima velocidad viéndose como algún objeto en borrosa franja hasta desaparecer.
Una vez desaparecen, la mamá de Mew sale fuera la puerta. —¡Hijo! — Llora. Buscándolo por todos lados. —¡Hijo! — Abandona el porche en sus desgastadas sandalias usando un vestido floral largo y una camiseta gris por debajo. Lo busca sea como sea.
Quién ha alejado a Mew del porche lo estampa contra una Lamborghini negra. Mew gruñe sin abrir los ojos, acto seguido se rasca el cráneo por atrás pues le ha dolido el golpe. Al abrir los ojos encuentra a Fluke frente a él, uno de sus sirvientes, sonriéndole sin soltarlo de los brazos.
—¡FLUKE! — Se alegra Dracula. —¡FLUKE, ESTÁS AQUÍ! — Lo abraza pegando brincos en un solo eje al igual Fluke adapta el movimiento. Ambos celebran entusiasmados.
—¡DRAC, VOLVISTE! ¡NO SOLO ESO! ¡VOLVISTE A SER AMABLE OTRA VEZ!
—¿Cuando dejé de ser amable? — Drácula detiene el abrazo separándolo de sí sin consideración alguna. Se le queda mirando serio. Fluke agranda los ojitos. Mira de lado a lado.
—¿Se acuerda de mí, pero no recuerda su face villanica, Drac? — Fluke se apunta así mismo abultando su boquita en una confundida “o” pequeña.
—No, de verdad que no recuerdo.
—¡Drácula! — Gemini, un chico bronceado, al contrario de Fluke, se acerca trotando. Mew mira sobre el hombro de Fluke a su segundo sirviente. Recibe a este con una cálida sonrisa.
—¡Gemini!
—Tenemos un problema. — Gemini desaparece y aparece al lado de Fluke. Ahora mucho más cerca al rey. —Tu madre ha salido a buscarte. Está caminando sola por las calles.
—¿Hablan de esa señora? No la conozco, ¿por qué debería importarme? Mientras menos se preocupe por mí, mejor, ¿no?
Los dos sirvientes intercambian miradas preocupadas. Entonces niegan sus cabezas. Voltean hacia el rey. —Drac, ahora eres humano. Lo mejor sería quedarte en este cuerpo y cuidar de ella. Te conocemos, seguramente quieres tomar venganza de quién te asesinó.
—¡¿Está aquí?! ¡Ese bastardo! ¡ADEMÁS! Ustedes dos son vampiros, ¡muerdánme!
—No podemos. Tenemos estrictamente prohibido convertirlo.
—Mucho más servirle, incluso estando aquí nos estamos arriesgando. — Gemini explica.
—¡¿Y eso por qué?! ¡Soy su rey!
—Alguien más tomó su puesto, Drac. — Informa penoso Fluke.
Mew los mira de par en par sin poder creérselo. —¡¿Quién?! Eso es técnicamente ¡imposible!
—Se lo explicamos luego, Drac, por ahora hágase pasar por Mew, siempre estuviste en este cuerpo hasta que por fin, hoy, recuperó sus recuerdos. Vaya a buscar a su madre luego vaya a la escuela Ripong’s Academy.
—¡Pero chicos--!
Ambos desaparecen con súper velocidad. Mew aborrece el rostro. —¡AISH! ¡ES EN SERIO! — Grita harto.
El Lamborghini se enciende atrás suyo seguido retrocede para tocar carretera luego se marcha. Indicando que los sirvientes conducen el auto.
Han dejado solo al Drácula. Sin misericordia.
♥︎
Mew sale a buscar a la madre que parió a este chico. No puede usar su olfato especial ni visión larga.... Nada. De paso conoce el vecindario y una civilización demasiado moderna. Se queda bruto con todas las actualizaciones hoy en día.
—¡Señora! — Camina más rápido, desesperado.
—SE-ÑO-RA. — Grita doblando en una curva y sintiéndose exhausto. Apoya una mano en la cerca de una casa aleatoria. Se toma unos minutos para respirar. —¿Así se siente ser quemado por el sol? — Mira arriba esa bola gigante que arde. Sudor resbala por todas las áreas de su rostro.
Jamás había sido capaz de mirar el sol sin sufrir una muerte lenta. El proceso siempre era doloroso. Ahora no duele, solo molesta. Mira abajo. —Es... Es bonito. — Murmura dolido.
—¡Mew! — Escucha a esa mujer llamar unos pasos más adelante. —¡Mew!
Drácula mira el camino que le espera a la esquina y encuentra a la mujer. Esta anda caminando rápido. Se tropieza con uno de sus pies seguido queda sobre su costado, ambas manos apoyadas en el pavimento. Agoniza una vez más.
«No entiendo por qué me mataron en mi vida pasada, ni tampoco la relación de esta mujer con mi versión humana, pero yo solía ayudar a los humanos siendo Drácula. Debo ayudarla también. »
Se acerca a ella. Una mano le ofrece. —Mamá, — Llama apologético. Ella alza la mirada mediante sus lágrimas, expectante a sus palabras. —mamá, perdón. Volvamos a casa. Fui muy estúpido y te descuide, ¿sí? Si pasa algo en la escuela, te lo diré. No solo eso, me encargaré yo mismo.
—Mew. — Se limpia sus propias lágrimas con un dedo encorvado luego toma esa mano cálida. Desplaza su palma en la palma del chico. Ambos toman fuertes sus manos.
Al día siguiente,
Jueves
Mew es enviado a la escuela pues la misma queda a unos quince minutos de su casa. Viste unos caquis, una camiseta gris bajo una chaqueta azul oscura y tenis. Carga un bulto negro atrás suyo. —Esta cosa pesa mucho, ¿tiene libretas o armas pesadas? — Sisea.
Niega con la cabeza al entrar a la escuela. Todas las chicas le dan una ojeada, algunas detienen su caminata mirándolo con una sonrisa coqueta. «Oye, ¿no crees que Mew se ve diferente hoy? » Le pregunta una a la otra.
«Sí. Luce más... Confiado. » Murmura otra.
Drácula, ahora bajo el nombre de Mew, sigue caminando como el rey que siempre ha sido. Al parecer su versión humana no tenía la misma confianza. Él mira a todos extrañado. —¿Confiado? ¿Cuando no he tenido confianza?
Con la cabeza en alto, entra a los pasillos llenos de aulas. Apenas ingresando el primer pasillo, ve a Gulf, su cazador. Este va saliendo del aula con un cabello tan rubio como el sol, cargando montones de cartulinas. Debe recargarlas sobre su pecho pues son un montón. A diferencia de los demás no porta chaqueta.
«¡GULF! AHÍ ESTÁS. ES MI HORA. DEBO ANIQUILARTE.»
Se anticipa Mew. Corre hacia Gulf pegando un grito guerrero. El tímido chico mira arriba espantandose de inmediato. El rugido de Mew es tan fuerte que causa un impacto en sus implantes cocleares. El chico emite un sonido ahogado dejando caer los carteles y cubriéndose uno de sus cocleares.
Mew llega a él cerrando su boquita en su cuello, pero Gulf solo siente los labios pues el vampiro más grande del planeta no tiene colmillos. Solo dientes normales. Incluso él mismo se sorprende de no sacar colmillos por más que lo intente.
—¿Eh? — Murmura Gulf sin poder decir palabras coherentes, pero mirando frente a ellos confundido. Mew alza sus cejas sin soltar el cuello de Gulf y ahoga un chillido frustrado al no poder morder.
Todos los estudiantes del pasillo se les quedan viendo.
—¡MIRA ESO! MEW ESTÁ ATACANDO AL POBRE GULF. — Chilla una.
—¡¿Acaso no sabe de la discapacidad auditiva de Gulf?! ¡¿CÓMO ES ESO JUSTO?! — Añade otro chico.
—Chicos, yo creo que más bien lo está besando. — Añade una fanática del yaoi, sonriendo.
«¿Sordo? Esperen, ¿Qué? » Piensa Mew.
*N/A: AHHHHHHHHH💖 Estoy muy, pero muy emocionada de ver cómo reaccionarán a este Gulf🤭 Estaremos tomando clases de Lenguaje de Señas en este libro a medida que avancen los capítulos. ¡MewMew mordió a Gulfito! (Aunque sin colmillitos jajaja) tenemos varios misterios: ¡¿Por qué Drácula se volvió malo en el 1700?! ¿Por qué Gulfito lloró al matarlo? ¿Otro Drácula? 😱 Iremos resolviendo estos de poco a poco. ¿Se divirtieron con alguito? 💖💖*
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