〖𝑳𝒂 𝒅𝒐𝒏𝒄𝒆𝒍𝒍𝒂 𝒑𝒆𝒄𝒖𝒍𝒊𝒂𝒓〗
꧁ 〔 Ⅺ 〕 ꧂
"𝐿𝑎 𝑚𝑖𝑡𝑎𝑑 𝑑𝑒 𝑠𝑢 𝑏𝑒𝑙𝑙𝑒𝑧𝑎 𝑒𝑟𝑎 𝑠𝑢 𝑒𝑥𝑡𝑟𝑎𝑛̃𝑎 𝑚𝑎𝑛𝑒𝑟𝑎 𝑑𝑒 𝑝𝑒𝑛𝑠𝑎𝑟."
Para un par de cazarrecompensas como Sirius y Orión, el dinero lo era todo.
Lo necesitaban para vivir, porque las personas que no tenían dinero para sobrevivir en el mundo estaban destinados a morir y, sin el dinero necesario para ser enterrados, podían incluso ser comidos por buitres.
Las criaturas se habian ido despues de la guerra, pero el mundo humano seguía siendo peligroso por si mismo. Los humanos eran peligrosos por si mismos.
—¿Sigues enojado porque no pudimos secuestrar al niño mago?—preguntó cierto pelirrojo.
Su hermano bufó de mala gana, mientras cortaba una manzana para si mismo.
—Seguro habrán más ofertas para buscar personas, pero la cantidad que ofrecían por ese chico era muy grande.—respondió, cortando un pedazo de la fruta para llevársela a la boca—Podriamos haber viajado a Hwan con todo ese dinero.
—Si...eso es cierto.—Sirius suspiró, viendo sus propios pies balancearse desde la rama donde estaba sentado—Viajar a ese reino es nuestro sueño.
Mientras Orión comía su pedazo manzana, se sentó al lado de su hermano y buscó en su bolso los miles de folletos de gente buscada.
—Ninguno ofrece tanto dinero como la familia de ese chico Takataka.—dijo, con la insatisfacción en su rostro.
—Takahashi.—corrigió Sirius.
—Si, lo que digas.—se encogió de hombros.
Hace mucho que no encontraban un buen trabajo para hacer. Los carteles con "Se busca" ofrecían poco dinero.
Si tan solo pudieran encontrar a ese chico Takahashi y poder capturarlo para devolverlo con su familia, recibirían la jugosa recompensa y su vida se resolvería.
—¿Escuchaste eso?—preguntó Sirius, a la par que se levantaba para ver mejor el panorama—Se escucha como si...
—Como si se estuvieran acercando caballos.—completó su gemelo.—¿Crees que sean comerciantes? Podriamos robarles la mercadería y venderla en algún pueblo.
Sirius sacó una brújula de su bolsillo y la observó con mucho cuidado antes de fruncir el ceño con desconcierto.
—Hay señales de magia.
Orión sacó un catalejo de su bolso y se levantó para mirar mejor al grupo de personas que se acercaba.
Eran exactamente cinco y, a juzgar por sus llamativas apariencias, se trataban de los mismos jóvenes que habian seguido hasta Goodwill Ridge.
—Miren lo que trajo la corriente...—se fijó en la albina, luego en el castaño que reconoció como el mago que era su verdadero objetivo—Esto debe ser el destino. Sirius, prepara las trampas.
—¿Iremos...por ellos?
—Solo por el mago, el que vale más dinero que cualquiera.—respondió, quitando el catalejo de su ojos solo para guardarlo y, en su lugar, sacar una cuerda de su bolso.—Haremos lo mismo de siempre: Distráelos y yo saltaré del árbol para atrapar al objetivo.
—¿Estas seguro de esto?
—Lo practicamos un millón de veces, Sirius. Se que saldrá bien porque siempre nos sale bien.
Tal vez Sirius confió demasiado en su hermano.
Para cuando se dio cuenta, Orión tenia en brazos a una chica albina que ciertamente no era el mago que planeaban secuestrar.
—¡Trajiste a la persona equivocada!
—¡Ella se interpuso!—respondió el pelirrojo.
Su hermano suspiró, tratando de pensar en que hacer. Frunció el ceño mientras se llevaba una mano al rostro con frustración.
Ambos voltearon al escuchar unos sollozos, provenientes de la fémina.
—¿Ya viste? ¡La hiciste llorar, Sirius!
—¿Yo?—se señaló a si mismo, muy indignado—¡Tu la secuestraste, pedazo de imbécil!
—¡¿Desde cuando me hablas en ese tono?!
Antes de comenzar cualquier pelea con su gemelo, Orión sintió como algo rozaba su oreja y se estrellaba contra la madera del árbol.
Al ver la marca que estaba impresa en el árbol y los pequeños destellos de brillo que aún flotaban alrededor, reconoció que se trataba de magia y decidió huir.
—¡¿En serio planeas correr?!—cuestionó su hermano, mientras lo seguía justo detrás—¡No podemos llevarnos a la doncella!
—¡Tú confía en mi, Sirius!
Habia que tener en cuenta todas las veces que Orión le pidió eso a su hermano y terminó fracasando.
No habia forma de que esto saliera bien.
Regresando con nuestro grupo de héroes, ellos estaban preparados para seguir al par de secuestradores.
—¡Esperen!—exclamó Norman, llamando la atención de sus compañeros—Ray, él aún-
—Yo estoy bien.—interrumpió el pelinegro—Debemos ir por ____ ahora mismo o....
Hizo una pausa, volviendo a sentir el desgarre de su brazo provocado por el veneno esparciéndose. Sabia que su condición era cada vez peor y que tal vez sería más un estorbo si intenta ayudar a _____, pero ¿Qué podía hacer?
Ella era fuerte, muy fuerte, pero no podía abandonarla y dejar que esos tipos se la lleven.
—Ray...—Emma se acercó, notando como su piel ardía en el momento en que tocó su mejilla—E-esto no esta bien ¡Estas ardiendo! ¿Cómo es posible?
—Tiene fiebre.—aclaró Subaru—Esto no puede continuar así, la fiebre podria ser suficiente para matarlo si no lo tratamos a tiempo.
—Entonces deberíamos dividirnos.—dijo Norman.—Dos de nosotros irán a rescatar a ____ y alguien debe acompañar a Ray hasta Neverland.
—Yo iré por _____.—Subaru alzó la mano—Si son los mismos ladrones del pueblo, lo que es muy probable, entonces su objetivo soy yo.
—Bien, entonces irás por _____ y....—Norman volteó hacia la pelinaranja, quien esperaba a que termine de hablar—Emma...
Ella tenia un esguince, pero incluso con una lesión así era más eficiente que él. Norman no servía para una misión de rescate, seguramente solo estorbaría.
—¿Tú...podrias acompañar a Subaru?—preguntó el albino, casi como un favor.
La ojiverde miró unos segundos a su hermano, tal vez dudando un poco de dejarlo debido a su condición, pero rápidamente regresó su mirada al príncipe y asintió con determinación.
—¿Cómo piensas que ella nos ayudará?—preguntó Sirius, caminando al frente.—Dijiste que el mago es el que vale más dinero.
—Es su amiga ¿No?—preguntó Orión—Vendrán a buscarla y aprovecharemos para secuestrar al mago de una vez por todas.
Ambos llegaron a una pequeña casa construida entre las ramas de un árbol, era pequeña y con mucha suerte mantenía tres paredes y un techo, mientras al frente solo habia una gran cortina de hojas.
Parecia más un refugio que una casa.
El pelirrojo que la cargaba solo la dejó en el suelo de madera y luego fue a buscar algo entre unas bolsas en una esquina.
—Orión, no deberías solo dejarla en el suelo.
—Está desmayada ¿Qué mas da?—se encogió de hombros—Dejó de llorar en menos de un minuto, ¿No es raro?
—¿Crees que ella lloró de mentira?—cuestionó Sirius.
Se suponía que ____ estaba desmayada, pues fingió estarlo desde que uno de ellos le disparó un dardo. Era mejor dejar que bajen la guardia, al menos por ahora.
La albina sintió como alguien la cargaba con mucha más dificultad que el anterior sujeto, parecia que este pelirrojo era más debilucho que el primero.
—Aún no entiendo, se supone que los dardos no le hacían efecto.—Sirius tocó la marca en el cuello que habia dejado uno de sus dardos hace unos minutos.—¿Acaso...?
—Hazte a un lado.—Orión se acercó y le dio un empujón para acercarse a la albina, con una cuerda comenzó a atar las muñecas de la albina.—Si se despierta y empezar a atacar, será una molestia.
Sirius solo rodó los ojos y se levantó, retrocediendo unos pasos para observar la escena.
Habia algo que no encajaba ¿Por que ella estaría desmayada por un dardo que antes no le hacia efecto?
—Orión...creo que-
Antes de que pudiera reaccionar, vio como su hermano recibía un gran golpe por un choque de cabezas con cierta albina.
Ella habia atacado de imprevisto y hecho lo que nadie habia podido hasta ahora: derribar a Orión de un solo golpe.
—¡Orión!
La albina se levantó, aún con la frente sangrando y las muñecas atacas, corrió hacia el segundo pelirrojo antes de darle la oportunidad de lanzarle un dardo.
Un golpe fuerte justo detrás de sus rodillas fue suficiente para derribarlo.
—¡Mierda!—Orión se levantó y buscó de inmediato un arma—¡Sirius, atrápala!
La albina corrió hacia la salida, lastimosamente el único camino era una rama gruesa y un paso en falso significaba una caída de veinte metros abajo.
Escuchó pasos acercándose.
—Estoy perdida...—volteó hacia ellos, estaban acercándose demasiado y la rama empezaba a moverse.
Sus muñecas seguían atadas detrás de ella y por alguna razón muchos cuervos empezaron a rodearla.
—Ríndete, preciosa, no hay salida.—dijo Orión, con una herida en la frente por el reciente golpe—Si saltas morirás y estás sin armas, ¿Por que no te entregas por las buenas?
_____ bajó la mirada a sus muñecas y la cuerda que las ataba, conocía el tipo de nudo que tenia frente a ella.|||Un solo corte bastaría para que el resto del nudo se desate solo.
En cuanto a los gemelos, el que estaba más cerca a ella era el que normalmente tiraba los dardos y el más débil de los dos.
Si tan solo pudiera sacar alguna de sus dagas...
No, tal vez deberia guardar el secreto de sus dagas escondidas hasta que los necesite de verdad. Funcionaria como un truco bajo la manga, tal vez bajo su vestido en este caso.
Soltó un suspiro y avanzó lentamente con la mirada baja.
—Bien...eres una buena chica.—dijo el de atrás.—Sirius, tráela.
Orión se dio la vuelta y regresó al pequeño refugio de madera, en cambio, el chico llamado Sirius soltó un largo suspiro antes de extender su mano hacia la albina.
—Lo siento, en serio.—tomó el brazo de la peliblanca y la guió de vuelta al refugio.
_____ no tuvo más opción que regresar.
—Amárrala de nuevo.
—¿Por que la amarraríamos de nuevo? Ella no se irá a ningún lado.—respondió Sirius—Volvió por su cuenta, creo que es suficiente con las muñecas.
Orión no estaba contento con esa respuesta, el gruñido molesto que hizo fue la evidencia. Parecia que ambos tenían una personalidad completamente opuesta al otro.
Mientras Orión trataba de limpiar su herida con licor, Sirius tomaba una manta para doblarla y colocarla en una esquina.
—Puede sentarse aqui, señorita.—dijo él, con un tono suave—Se que que no es mucho, pero creo que es mejor que solo el suelo.
_____ observó extrañada al pelirrojo amable, ¿Por que se preocupaba por su rehén?
—En cuanto a su herida...
El joven buscó algo de su bolso y segundos despues sacó un mortero y varias hierbas.
—A diferencia de mi hermano, usted está sangrando...asi que necesitaré que se desinfecte la herida mientras hago un ungüento.—sacó una pequeña botella de licor que llevaba consigo y un pañuelo limpio.
Tener la muñecas amarradas no impedía a la albina poder llevarse el pañuelo a su frente, asi que lo hizo por si misma y luego observó como el pelirrojo frente a ella terminaba de hacer una pequeña mezcla en su mortero.
Le recordaba a Subaru cuando hacía sus pociones y mezclas raras, es solo que él era un mago.
Sirius era solo un humano, seguramente solo hacia un ungüento con conocimientos de medicina.
—Descuide, son solo hierbas medicinales.—dijo Sirius, al notar la mirada de la albina sobre él.
—Lo sé.
—No la envenenaré, lo prometo.
—Lo sé.
Sirius se extrañó por lo calmada que estaba la albina.
Estaba acostumbrado a secuestrar personas, desde niños hasta ancianos, todo lo tipo de victimas que puedan darle dinero. Todos lloraban en algún punto, suplicaban o intentaban negociar con él al notar que era más débil que Orión.
¿Por que esa chica no intentaba nada?
Seguramente ella habia sabia lo débil que era, pero ni siquiera intentaba aprovecharse de él y su amabilidad.
Solo estaba ahí, sentada y observando como hacia una mezcla medicinal para su herida.
—Es...una doncella peculiar.—susurró, sin molestar en mirarla.
—Eso dicen todos.—respondió ella.
Sirius se congeló, ¿Ella lo habia escuchado?
—L-lo siento, no quise insultarla...yo...
—¿Peculiar? ¿Eso es un insulto?—ella soltó una risa suave—Descuida, me dijeron de peores formas. Peculiar es más...un halago.
—¿"Peores formas"?—cuestionó Orión, interrumpiendo en la conversación.—¿Quienes?
—Bueno...
De pronto recordó si situación actual y sacudió la cabeza.
—¿Por que deberia contarles? Eso no tiene importancia.—frunció el ceño levemente.
—Mmmhh....entonces cambiemos de tema, si eso quiere la bonita doncella.—respondió Orión, empezando a formar una sonrisa descarada.
—¿Cambiar de tema o de pregunta? Porque yo tengo una muy buena pregunta.—dijo ella—¿Qué es lo que quieren de mi?
Ambos pelirrojos cruzaron miradas unos segundos y enseguida sonrieron con un pequeño aire de burla.
—¿De ti?—Orión se sentó y cruzó las piernas mientras mantenía su mirada en la albina—Lo que queremos es a tu amigo el mago, nuestro objetivo es él.
—Subaru Takahashi.—añadió Sirius.—Es...un mago de una familia muy adinerada. Ofrecen una gran suma de dinero por enviarlo de regreso a casa.
—¿Es por eso que intentaban llevárselo?
—Si, pero te interpusiste antes de eso y...aqui estas, bonita.—Orión se encogió de hombros.—De todas formas él vendrá a rescatarte y eso será suficiente para eso.
—Deberían rendirse, él no vendrá.—respondió la fémina—Ninguno vendrá porque yo no soy su prioridad ahora mismo, asi que solo déjenme ir y los perdonaré.
Orión soltó una sonora risa.
—¿Nos perdonarás?—dijo en tono burlesco—Preciosa, no irás a ningún lado. Estás atrapada con nosotros hasta que el mago venga a tratar de salvarte.
—¿Atrapada con ustedes?—cuestionó ____.
Un pequeño ruido detrás de ella llamó la atención de ambos pelirrojos y, cuando se dieron cuenta, se trataba de la cuerda que tenia ____ en sus muñecas.
Estaba cortada y la albina tenia una daga en la mano que ninguno de los gemelos supo descifrar de donde sacó.
—Ustedes están atrapados conmigo.
Ambos pelirrojos la observaron, luego bajaron su mirada a la daga.
Y mientras Sirius parecía asustado, Orión se demostraba fascinado ante la escena.
—¿Tratas de amenazarnos? Que tierna.—se levantó de su sitio y caminó hacia el otro lado del pequeño refugio para sentarse en una esquina y empezar a dormir.—Solo no causes problemas, no me gustaría matar una doncella tan bonita.
_____ formó una mueca de desagrado inmediatamente, escuchando una pequeña risa del pelirrojo que quedaba despierto.
—No te matará...—formó un pequeño silencio—Al menos no por ahora. Esperará a que tu amigo llegue.
—Que reconfortante.—respondió ella, en tono sarcástico
Una vez que Sirius terminó el ungüento que hacía, sonrió levemente.
—Normalmente, en estos casos, la gente suele desconfiar de mis medicinas...asi que, señorita ¿Confiaría en mi?—dijo él—Le prometo que no es veneno.
—Bueno...no es como que te sirva envenenarme en estos momentos y...
—Y usted es inmune a los venenos, lo sé.—completó el pelirrojo.
—¿Eh?
Sirius se acercó a colocarle un poco del ungüento que habia hecho y luego sacó unas vendas de su bolso para empezar a envolver la cabeza de ____.
—¿Tu sabes sobre tratamientos de heridas?
—Creo que aprendí sobre la marcha.—respondió el joven.—Mi hermano y yo somos huérfanos desde muy jóvenes, asi que tenía que aprender cosas como esta para sobrevivir.
—Sabes mucho de hierbas medicinales....¿Todo lo aprendiste solo?
—Algunas cosas las aprendí mientras viajábamos.
De pronto, esto se habia tornado más un interrogatorio que una conversación y eso no parecia incomodarle a ninguno. La albina necesitaba información y Sirius parecia necesitar compañía.
Habian pasado algunas horas desde que el grupo se habia separado.
—¿Estas seguro que estamos cerca?—cuestionó Norman.
—Si, ¿No ves los comerciantes más adelante?—Ray soltó un suspiro tembloroso, empezando a sentir que sus manos se adormecían—Ellos están camino a Neverland, pero nosotros debemos desviarnos al suroeste para llegar al bosque.
Norman jamás habia ido al bosque Moonlight, no sabia que tan peligroso era si iban en condiciones como estas. Él no sabe nada de pelea ni defensa, mientras Ray tiene una condición que empeoraba con cada minuto.
¿En verdad podrían protegerse si llegaban a ser atacados por alguna criatura?
—¡Por aqui!—Ray tomó la delantera, acelerando mientras se desviaba del camino.
El azabache ni siquiera sabia si Anna tenia los conocimientos para curar su herida. No se trataba de cualquier criatura, se trataba de la bestia aulladora.
Anna era una ninfa joven, estaba depositando sus ultimas esperanzas en alguien que probablemente no pueda salvarlo. El veneno tal vez avanzaba demasiado rapido, y tal vez, Ray estaba perdido.
Empezando por el hecho de que Subaru se habia quedado en el bosque para salvar a _____.
"Su mordida posee un poderoso veneno que solo puede ser combatido con magia antigua de un mago de sangre pura."
Ray no dijo nada, sabiendo que Subaru era el único que podria enfrentar a esos ladrones. Sabía pelear y podía usar magia, era el mejor candidato para aquella tarea.
Aunque sabía que necesitaba a Subaru, no dijo nada.
¿Por que no dijo nada?
"—¡____!—la tomó de los brazos—Escúchame, no tengo miedo de morir ¿Esta bien?
—¡Pero yo si!—interrumpió ella—¡Tengo miedo de que mueras!"
Luego de un corto rato, ambos habian llegado al bosque.
Por otro lado, Emma y Subaru caminaban entre las ramas de un árbol. Habian encontrado el escondite de ambos secuestradores y ahora solo debían entrar para salvar a la albina.
—¿Tienes un plan?—preguntó Emma.
—Para empezar...—el castaño desvió su mirada un poco hacia abajo—Cuidemos nuestros pasos, moriríamos instantáneamente si caemos desde esta altura.
Emma tragó saliva pesadamente, imaginando lo doloroso que seria si tropezara en estos momentos.
—Ten, toma.—Subaru le entregó su espada—Se que no sabes pelear, pero si das la impresión de que si...tal vez podamos despistarlos.
—Sigue dormido.—mencionó la albina, viendo a Orión en una esquina del refugio.
El lugar era tan pequeño que seguramente solo estan a tres metros de distancia, pero aún así el refugio se sentia más grande por dentro que por fuera.
—No lo culpo, siempre está haciendo guardia todas las noches.—mencionó Sirius.—Puede parecer un tipo duro y hasta violento, pero yo estaría muerto sin él.
______ bajó un poco la mirada, entre sus manos aún estaba su daga esperando a ser usada.
Orión, el más fuerte de los gemelos, estaba dormido. Sirius, el debilucho, estaba sentado a su lado y con la guardia baja.
Si quisiera, los mataría en ese instante como siempre solía hacer con las amenazas...pero...
—Ambos hacen esto por...sobrevivir, ¿No?
—¿Mh?—el joven volteó hacia ella, con una expresión suavizada.—Bueno...es lo que hace uno cuando no tiene más opción.
—¿Pero en serio eligieron ser mercenarios?—preguntó ella, evidenciando su desconcierto con un ceño fruncido.—Hay muchas cosas más que pudieron hacer...pero ustedes secuestran y matan gente si alguien más se los ordena, ensucian sus manos por dinero.
Sirius se quedó en silencio unos segundos, seguramente habia escuchado esas palabras varias veces. Seguramente no era la primera victima cuestionando su trabajo, pero aún así sonrió levemente de una forma calida.
—Era lo único que sabíamos hacer.—respondió—Mi hermano y yo fuimos criados por mercenarios, luego escapamos y tratamos de hacer nuestra vida...pero creo que es imposible escapar de tu pasado.
—¿Fueron...criados por mercenarios?
—Todo lo que nos dijeron es que nos encontraron cuando teníamos tres años y decidieron entrenarnos.—se encogió de hombros—Y lo único que Orión y yo sabemos de nuestros padres es que son de Hwan.
—Hwan...
—Es nuestro sueño ir allá, tal vez descubramos algo de nuestra verdadera familia.—comentó Sirius—Lo único malo es que jamás tenemos dinero suficiente para-
De pronto, una explosión se escuchó cerca de ellos y ____ sintió como Sirius la abrazaba para recibir todo el daño de la explosión.
Para cuando _____ alzó la mirada, Orión estaba de pie y listo para atacar.
—Sirius, prepárate.—ordenó.
—¡Pero...!
—¡El maldito mago está aqui, no me digas que ahora no quieres terminar el trabajo!—exclamó Orión.
Sirius dudó unos segundos, habia olvidado que ____ era solo otro rehén. Nada habia cambiado, aún necesitaban el dinero.
Las paredes del refugio habian caído debido a la explosión, ahora estaban desprotegidos.
—Lo siento.—susurró, quitándole la daga a la albina al ver que tenia la guardia baja.
Con una de sus manos, atrapó las muñecas de la jovencita y las dirigió a su espalda para inmovilizarla, su otra mano llevó la daga a su cuello amenazándola.
—¡Eres un...!—_____ se dio cuenta de lo débil que era el agarre de Sirius. Él era débil, eso lo sabía bien, pero parecía que no ejercía ninguna presión ni esfuerzo por retenerla.—Eres un tonto ¿Por que...?
—¡Devuélvanos a la dama y nadie saldrá herido!—exclamó Subaru, desde un árbol frente a ellos.
Emma estaba a su lado y cargaba una espada en la mano, sin embargo, ___ no vio rastro de Norman o Ray.
—¡Un paso más y ella pagará el precio!—exclamó Orión.
La albina podía huir si eso quisiera, porque Sirius casi no hacia esfuerzos por inmovilizarla y era a proposito. Era la forma en la que él le daba una oportunidad de huir sin decírselo directamente.
Pero ella era consciente de que huir significaría una persecución sin fin.
Probablemente esto se alargaría a una batalla que _____ no quería.
Tenía que hallar la forma de que esto se acabe pronto y así poder ir con Ray. Ya que él no estaba y Norman tampoco, era facil suponer que el grupo se habia separado.
—¡Los tenemos acorralados, ya entreguen a ______ o atacaremos!—exclamó cierta pelinaranja.
La albina no sabia desde cuando es que Emma sabía de espadas, aunque tal vez solo era una distracción.
Lo que era seguro era que sus amigos llevaban la ventaja.
Orión era alguien que atacaba a corta distancia, su estilo de combate necesitaba a sus oponentes cerca de él.
Subaru, en cambio, podía atacar a larga distancia con un hechizo y él lo sabe. Lleva toda la ventaja.
Pero...¿Por que dudaba tanto en atacar?
—Ataquen si eso quieren.—dijo Orión—¡Un paso en falso y la doncella muere!
—¡Ella no tiene nada que ver en esto!
—Tiene mucho que ver, ella es tu amiga ¿No?—respondió Orión—¿La quieres de vuelta? hagamos un intercambio.
Subaru frunció el ceño y alzó su varita.
—¡No!—exclamó Emma—¡____ podría salir herida!
—¡No queremos alargar esto más tiempo!—dijo Orión—Saben que mi hermano puede lanzarles un par de dardos y esto acabaría con ustedes cayendo de la rama donde están, pero tienen suerte que no podemos hacer eso ¿Saben por qué?
—Señorita...—susurró Sirius—Es el momento perfecto para que huya ¿Por que no lo hace?
La albina miró de soslayo a Orión, luego dirigió la mirada hacia sus amigos.
—Realmente no lo se—dijo ella.—Pero, por favor...confía en mi cuando llegue el momento.
Y aunque sonara ironico que la doncella a la que amenazaba con un cuchillo en el cuello le dijera eso, Sirius asintió con un movimiento de cabeza inseguro.
—¿Un intercambio?
—¡La persona que buscamos es a ti!—exclamó Orión, alzando una de sus manos y apuntándolo con una daga—Tu familia está buscándote, mago. Pagarán una suma muy grande si te regresamos con ellos.
Subaru palideció unos segundos, ¿Era su familia la razón de todo este problema?
—¿Mi familia...los contrató?
—¿Contratarnos? pff...—el pelirrojo rodó los ojos en una expresión burlona—Nosotros solo vimos el cartel con tu cara y te reconocimos.
—Si no los contrataron, entonces...¿Por que me hacen esto?
Orión frunció el ceño, casi ofendido por la pregunta.
—Por el dinero ¿Qué otra razón podria haber?—respondió el pelirrojo—Algunas personas no tenemos dinero ni hogar ni familia...y tenemos que hacer lo que sea por sobrevivir, pero quizás no lo entienda alguien que huyó de todas esas comodidades por diversión. Dímelo, mago ¿Entiendes lo que es vivir como nosotros?
—Y-yo...
—¡No lo entiendes, imbécil! Claro que no lo entiendes.—interrumpió Orión—Ahora...¿Por que no hacemos un trato por las buenas y regresas con tu familia? Todos ganamos, tu amiga seguirá viva y nosotros tendremos el dinero de la recompensa.
Orión sonrió al ver como la angustia crecía en la expresión del castaño.
Estaba claro que él apreciaba demasiado a la chica albina, tanto que pensaba demasiado que hacer para no arriesgar su vida. Ella parecía ser su punto débil.
—¿Si me entrego por mi cuenta...entonces la dejarás libre?
—Entendiste bien.
El castaño empezó a acercarse con cautela, bajo la mirada impaciente de Orión.
Emma estaba por seguirlo, pero fue detenida con una señal de Subaru.
—Primero déjala libre.
—Si quieres eso, entonces deja la magia.—respondió el ojiazul.
Subaru guardó su varita de nuevo y alzó las manos para mostrar que no tenia ninguna intención oculta.
—¡No puedes simplemente entregarte y ya!—exclamó la albina—Si eres feliz en Neverland...entonces no sacrifiques eso por mi.
—______, esto es mi culpa. Yo debo asumir la responsabilidad de haber escapado, no tú.
—Entonces hazlo por Ray.—respondió ella—Ray necesita de un mago de pura sangre para combatir el veneno, debes ir con él.
—¿Veneno?—dijo Sirius, intrigado.
—Me vale una mierda-
Antes de que Orión pudiera terminar, la albina ya se habia liberado del agarre de Sirius sobre ella.
En el momento en que se volteó para verla, alguien desde atrás lo apuntó con su espada.
—Te atrapamos.—dijo cierta pelinaranja, detrás de él.
—¿Qué tal si hacemos un trato?—dijo la albina.—Se que no se rendirán y continuarán buscando a Subaru hasta encontrarlo una y otra vez, asi que...dejen que él vaya a curar a nuestro amigo.
—Luego de eso me entregaré por mi cuenta.—completó el ojiazul.
—¿Q-que?—Emma se desconcertó por aquello.—Esperen, ¿Estan seguros de...?
—¿En serio creen que vamos a confiar en ustedes?—respondió Orión—No son los primeros que intentan negociar con nosotros.
—¿Entonces que es lo que quieres para creernos?—cuestionó Subaru.
Orión miró a su hermano unos segundos, como si estuvieran teniendo alguna conversación con la mirada y solo ellos entendieran.
—Sus muñecas.—dijo Sirius—P-podrían amarrar sus muñecas como medida de seguridad, asi nadie se escapará.
—¡¿Que?!—Subaru frunció el ceño—¡No vamos a hacer-
—Acepto.—interrumpió la albina, extendiendo su brazo.—No huiremos, lo prometo. Solo dejen que Subaru cure a nuestro amigo...por favor.
—______...—el castaño volteó a verla, pero no dijo otra palabra.
Emma no entendía nada, tan solo miró sus amigos intentando descifrar que pasaba exactamente y si esto era parte de algún plan que no habia entendido.
Y cuando sus ojos se posaron en Subaru, él señaló discretamente su cabeza.
—¡Alto!—exclamó cierto caballero. Todo los caballos del grupo se detuvieron a la señal de sus jinetes .—Oliver...
Un joven soldado avanzó un poco.
—¿Si, capitán?
—¿Según los informes...no describiste a Goodwill Ridge como un pueblo tenebroso?
Kazuma no quitó la mirada del frente, la vista que tenía del pueblo no era nada parecida a los rumores.
Habian personas por todos lados, niños corriendo de aqui a allá. No era un pueblo fantasma como el que esperaba encontrar.
—Bueno...tal vez es porque el sol no se oculta aún, capitán.—respondió Oliver.
Todos siguieron avanzando hasta llegar a la entrada del pueblo. La gente observó extrañada mientras detenían cualquier cosa que estuvieran haciendo.
Kazuma, como capitán de la guardia real, bajó primero de su caballo y se acercó a la primera persona que vio.
—Disculpe, señora...
Esperaba a que alguien se inclinara, como normalmente lo hacían al ver un caballero del reino, pero en su lugar una niña lo interrumpió.
—Llegaron tarde, el príncipe ya mató a la bestia.
—¿Q-que?
—¡Jemina!—exclamó su madre, en forma de regaño.
Krone estaba por llevarse a su hija de ahí antes de que ofenda al oficial, pero Kazuma se puso de cuclillas para hablarle a la pequeña.
—¿Dijiste...el príncipe?
—¡Si, el príncipe Norman!
—¿Ustedes...vieron a su alteza real aquí?—preguntó Oliver, acercándose—¿Realmente estás segura?
La gente empezó a acercarse y los demás soldados se interpusieron para mantener el orden.
—¿Están buscando solo al príncipe?—cuestionó la de tez morena.—Digan la verdad, ¿Por que está aqui la guardia real? ¿De verdad son caballeros?
—Creo que hay una confusión aqui, claro que somos caballeros y no, no solo buscamos al príncipe.—respondió el capitán.
—Por favor, señora, necesitamos cualquier tipo de información que tengan sobre el paradero de su alteza.—añadió Oliver.
—Diganme una cosa, ¿Siquiera saben por qué el príncipe llegó a este pueblo abandonado?—cuestionó Krone.
—B-bueno...
—Es porque una bestia estuvo secuestrando gente todas las noches y soldados reales como ustedes jamás hicieron algo.—interrumpió la mujer—Agradezco a su alteza haber llegado, porque solo él y sus amigos detuvieron esa masacre.
—¡E-espere! ¡¿Ellos detuvieron...?!—Kazuma, quien aún estaba de cuclillas, se levantó con una expresión de sorpresa.
—¡Me salvaron la vida!—exclamó la pequeña.
—Capitán.—uno de los soldados que mantenía a la gente en orden se acercó—Los pueblerinos...todos dicen que su alteza real venció a la bestia junto a sus amigos.
—¿Ellos...realmente hicieron eso'?—preguntó Kazuma, sonriendo involuntariamente.
Tal vez era porque eso significaba que ellos seguían vivos, tal vez solo sonreía porque su cabeza no iba a rodar en una ejecución.
O tal vez sonreía porque se sentia orgulloso se ellos.
—Necesitamos que nos diga donde están ellos, tenemos la orden de escoltarlos de regreso a Neverland.
—Si esa es su orden, entonces están algo tarde.—respondió Krone—Ellos partieron hace mucho, ni siquiera descansaron y ya estaban camino a la capital.
—Eso significa....—Oliver volteó a ver a su mayor.
—Debemos alcanzarlos.—ordenó Kazuma—Tomemos el camino más corto de regreso, debemos llegar a Neverland antes que ellos.
—Norman, no es por ofenderte pero....una estrella de mar es más rápida que tú.—dijo Ray, mientras buscaba algo con la mirada.
—Para empezar...esto es nuevo para mi ¿Okay?—respondió el albino—Criaturas, bosques magicos...es la primera vez que veo el bosque Moonlight tan detenidamente. Y segundo, ¿Desde cuando me hablas tan informalmente?
—¿Prefiere que le diga "alteza"?—cuestionó el pelinegro—Si es por estatus, ambos somos príncipes y estás en mi territorio ¿Tal vez deberia pedirte que me llames "alteza"?
—...—Norman rodó los ojos, él tenia un muy buen punto.—Parece que ahora te encuentras lo suficientemente bien como para hacer bromas ¿No te duele el brazo?
Realmente nada habia mejorado, pero Ray no queria parecer tan vulnerable y prefirió aguantar el hecho de que su cabeza parecía a punto de explotar e incluso su vista estaba deteriorándose. Los mareos estaban volviendo más seguido, el dolor se extendía por su cuerpo cada vez más rapido....y tal vez, en el fondo, estaba aterrado.
Pero mordió su labio inferior para aguantar su propio dolor antes de hablar.
—No, ya ni siquiera siento el brazo.—respondió el contrario.—El resto del cuerpo se siente como-
De pronto unas luces los rodearon, pequeños destellos que Ray reconoció de inmediato.
—¿Moscas?—frunció el ceño para verlas mejor y un hada golpeó su frente con una patada—Gran bienvenida, gracias. No perdamos tiempo y llevenme con Anna.
Norman observó como un grupo de haditas dirigía a Ray a quien sabe donde mientras, el otro grupo, lo examinaba a él con curiosidad.
—Eh...¿Un gusto?—saludó el albino.
Las brillantes criaturas le sonrieron y revolotearon a su alrededor como mariposas destellantes.
Al cabo de un rato, ambos habian llegado a una cueva.
El lugar no parecia tenebroso ni sombrío, la cueva estaba rodeada de plantas y enredaderas que funcionaban como una especie de cortina en la entrada.
Las flores alrededor y las hadas le daban el toque mágico que Norman imaginaba.
En cuanto se acercaron, varias siluetas alrededor se escondieron y corrieron, parecia que muchas criaturas pequeñas frecuentaban en lugar.
—¿Qué dices?—se escuchó una voz desde adentro—¿Qué Ray qué?
Rápidamente salió y tapó su propia boca para ahogar un grito al ver al azabache.
Era una mujer, a juzgar por la apariencia podría tener la misma edad que él. Traía un vestido blanco que caía con gracia sobre su cuerpo y era sujetado por unas hebillas doradas en los hombros que se perdían entre los cabellos rubios de la ninfa. Y sus ojos, esos eran tan azules como el mar.
Pero no importa lo hermosa que era esa joven, pues lo que más llamó la atención de norman fue el vestido que ella traía y reconocía como el mismo vestido que llevaba Emma la primera vez que la vió.
—R-ray....—se acercó hacia el azabache, tratando de ayudarlo a bajar. Trató de no entrar en panico por toda la sangre salpicada en él.
Y tan pronto como Ray cayó al suelo por la falta de fuerza, comenzó a preocuparse aún más. Echó una mirada hacia el albino, como si estuviera buscando una explicación pero Norman se asustó por unos segundos.
—L-lo mordió una criatura, dijo que...que tal vez tú podrias ayudarlo.
—¿Una criatura? ¿Qué clase de-
—La bestia aulladora.—dijo Ray.
El rostro de Anna palideció y rápidamente miró a su alrededor antes de levantarse.
—Lleven a Ray, necesita un tratamiento ahora mismo.—ordenó firmemente, desde la vista de Norman, hacia la nada misma.
Pero tan pronto como ella dejó de hablar, el crujir de unas ramas asustaron al albino.
Su búho se posó en su hombro, listo para atacar, pero alrededor de ellos se levantaron dos arboles, que en realidad eran criaturas.
Sus brazos estaban formados por ramas y sus pies encajaban como un tronco de árbol. Era como ver un hibrido entre un hombre y un árbol; alto, imponente, mágico.
Por todos lados tenía hojas, flores e incluso setas brotando de sus ramas.
—No temas, son amigables y tranquilos.—le dijo Anna, tomando de su mano para guiarlo hacia la cueva—Ahora... necesito saber que pasó y como Ray terminó en ese estado.
Dentro de la cueva, todo era incluso más hermoso.
No habia rincón dentro de la cueva que no esté iluminada por setas brillantes y flores que destellaban como pequeñas estrellas.
Norman comenzaba a entender la fascinación de _____ por el bosque Moonlight.
—¿Y bien?—Anna soltó su mano solo para dirigirse hacia una mesa de piedra al fondo—¿Cómo pasó todo esto?
—Bueno...—en realidad, Norman ni siquiera habia presenciado como Ray habia sido mordido.
Su amigo suspiró, mientras solo estaba acostado en una cama hecha de plantas, ramas y flores.
—Solo fue un descuido.—interrumpió el azabache—Fue un movimiento que calculé mal cuando enfrentábamos a la bestia y...solo fallé.
—¡¿E-enfrentaron a esa bestia?!
Anna intentaba no perturbarse tanto, pero el solo hecho de pensar que su amigo se habia enfrentado a una criatura tan peligrosa le helaba la sangre.
Se acercó a buscar en una pila de libros que tenia en su mesa, pasando rápidamente las paginas de cada uno.
—Estoy segura de que habia algo de la bestia aulladora por aqui....
—¿Siempre tuviste...libros de-
Antes de terminar, Ray empezó a toser una y otra vez.
—No son libros como tal....son más parecidos a un diario.—respondió la rubia—Todas las ninfas que cuidamos este bosque tenemos que registrar los acontecimientos más importantes....y estoy segura que encontré algo de la bestia que mencionaron.
Norman escuchó pequeñas pisadas cerca y bajó la mirada para encontrarse a pequeñas criaturas con cuerpo de seta acercándose a Ray.
Uno de ellos traía un trapo y los otros cargaban un balde con agua.
—¿Q-que son esas...?
—Ni siquiera yo lo sé.—dijo Ray.—Son...eh...¿Hongos con vida?
Anna suspiró y se acercó, tomando el pañuelo para mojarlo y colocarlo en la frente de Ray.
—Fungos.—corrigió la rubia—Su nombre significa literalmente setas. Me ayudan, aunque son un poco torpes a veces.
Se inclinó a acariciar las cabecitas de cada uno antes de regresar a su búsqueda.
—Lo tengo.—Anna caminó hacia Ray de nuevo sin dejar de mirar el libro—beste glatisant, el nombre suele variar según la zona donde renace.
Al lado de la rubia empezaron a brotar raíces que se entrelazaron hasta formar un soporte para el libro que acomodó inmediatamente ahí. Parecía que la cueva por si misma tenía vida o tal vez ella le daba vida.
—Este registro es de hace milenios, cuando esa bestia nació en este bosque.—contó Anna.—Solo puede existir una a la vez, asi que, cuando una muere suele renacer otra en algún lado del mundo.
Al alzar la mirada, notó el rostro horrorizado del albino y como Ray empezaba a murmurar groserías entre dientes.
—T-tranquilos, no renace en el mismo lugar...tal vez no sepamos nada de esa criatura en unos siglos.
—¿No hay nada acerca de un antídoto?—preguntó Norman.
Anna se quedó en un breve silencio, mientras su mirada volvía al libro por unos segundos.
—Yo...no creo...—soltó un suspiro angustiado—Es un hechizo antiguo de purificación. No se si podamos conseguir todo lo que se necesita a tiempo.
—¿Ingredientes?—preguntó Ray, empezando a toser levemente.
La rubia negó con la cabeza, mientras movía una de sus manos dirigiendo las raíces que sostenían el libro.
Las raíces se movieron como si estuvieran enseñándole el libro a Ray.
—Son personas, esto es más parecido a un ritual.—respondió la ninfa—La bestia aulladora es una criatura nacida de una maldición, su mordida no mata porque sea venenosa...es porque su sangre está maldita.
—Dime que no voy a convertirme en esa cosa...
—N-no, no funciona así, es solo que la sangre de la bestia intenta consumirte y todos los síntomas que tienes es tu cuerpo intentando resistir.—dijo la rubia. Con un movimiento de su mano, las raíces volvieron hacia ella para que pueda seguir leyendo el libro—Necesitamos hacer un ritual de purificación.
Ray se levantó con dificultad de la cama, quedando sentado y con las piernas flexionadas ligeramente.
—Escuché que se necesita sacrificar una vida.
—¿Sacrificar...una vida?—Norman tragó saliva pesadamente.
—Es solo cuando la maldición termina de consumirte, asi que no necesitamos sacrificar a nadie...por ahora.
Norman se alejó un paso de la ninfa, solo por si acaso.
—Necesitaremos tres personas.—mencionó Anna—Un mago de pura sangre, una sacerdotisa y alguien que pertenezca a la familia de Ray.
El azabache se dio por muerto en ese momento.
—¿C-como se supone que conseguiremos a todas esas personas a tiempo—preguntó Norman.—Solo tenemos a Emma y-
—Bueno...—Ray desvió la mirada—Emma...ella no...
El rostro del albino palideció tanto que Anna se preocupó que su alma haya dejado su cuerpo.
—Todo estará bien, solo necesitamos que tu gaviota le envie un mensaje a Emma.—dijo Ray, volviendo a toser un poco más fuerte esta vez.
—¿Mi...gaviota?
—Creo que se refiere al búho.—respondió Anna, apuntando al ave que estaba observando unos metros más allá sobre una roca dentro de la cueva.
—Emma y los demás deberían estar en camino, pero...¿Qué mensaje les enviarás?
—No será complicado, solo...buscarán a alguien en el camino.—contestó el azabache.—Luego-
Antes de terminar de hablar, Ray empezó a toser de nuevo.
Se tapó la boca y al calmarse sintió un liquido en su mano. Cuando lo vio, frunció el ceño al notar que era su propia sangre.
—¡Mas rapido!—suplicó la albina, como si aquello pudiera animar a los caballos a acelerar.
Eran rápidos, pero no tanto como necesitaba.
—Wow, si que sabes montar a caballo.—dijo Orión, sentado detrás de ella.
—Tal vez iria más rapido si te tirara del caballo...—respondió la fémina, un tanto irritada por los intentos de conversación del pelirrojo.
—Seria interesante verte intentarlo con nuestras muñecas amarradas.—respondió él.
La albina solo suspiró, sin quitar la mirada del frente.
Justo detrás de ella estaban Emma y Subaru junto a Sirius, mientras que Killow volaba siguiéndolos con la cabeza de cierta criatura entre sus garras.
—Es algo...tétrico.—comentó Sirius.
—Mucho.—concordó Subaru.—Pero no tanto como sus cuervos.
El castaño volteó la mirada hacia atrás unos segundos, observando como varios cuervos lo seguían en grupo.
—Esos son los de mi hermano—dijo Sirius—Yo solo tengo uno y lo llevo en mi bolso.
—¿En tu qué?—Subaru cambió la dirección de sus ojos hacia el bolso del pelirrojo, donde una cabeza de cuervo se asomaba por un hueco.—Mejor no pregunto más.
El camino habia durado algunas horas, pero ya estaban cada vez más cerca.
La capital de Neverland era inmensa y estaba rodeada por murallas de casi cincuenta metros de alto, asi que era fácilmente vista a una distancia considerable.
—Asi que ese es Neverland...—Orión silbó de manera impresionada, con una media sonrisa en el rostro.
El cabello de la albina volvió a golpearlo por el movimiento provocado por el viento, asi que lo tomó como una señal para callarse.
Pero no pasaron muchos minutos antes de que un grupo de soldados se interpusiera en su camino.
Tenían el emblema del palacio, pero los uniformes que traían eran los que solían usar los novatos. Parecían ser cerca de nueve.
____ reconoció de inmediato que seguramente habian enviado a la guardia real en su búsqueda y tal vez ellos eran los refuerzos.
Ellos reconocieron a cierta albina y se apresuraron a intervenir en su camino, por lo que el grupo de ___ se vio obligado a detenerse.
—¿Qué hacen aqui?—preguntó ella.
—Silencio. Las preguntas las haremos nosotros.—dijo el líder de su escuadrón—¿Dónde está su alteza el príncipe?
_____ volvió a sentir las miradas típicas de desprecio que habia olvidado. Su mente le recordó que no era precisamente amada en Neverland.
Y parecia que estar llena de sangre no ayudaba.
—¡Señorita _____ Izumi!—llamó uno de los soldados—¡Queda arrestada bajo el crimen de traición a la corona!
—¡Un momento!—interrumpió Emma—¡Ella no hizo nada!
—¡Todos en el palacio saben sobre la desaparición de su alteza el príncipe! ¿No eran ustedes sus sirvientes más cercanos?
—¿Dónde está su alteza y por qué tienen sangre por todos lados?
Cuando menos se dieron cuenta, estaban acorralados por nueve soldados que parecían estar listos para atacar.
Subaru frunció el ceño al escuchar varias voces en su cabeza, pertenecientes a los soldados a su alrededor.
<<Esa maldita sirvienta seguramente lo mató, no puedo dejarla ir.>>
<<Tal vez si llevamos sus cabezas, nos den un premio.>>
<<¿No se trata del príncipe maldito? No entiendo como es que nos mandaron a buscar a ese bastardo.>>
—Ustedes...¡Son unos...!—el castaño estaba a punto de tomar la varita para atacar.
—No somos criminales.—dijo la albina—¿Por que no nos dejan pasar?
—Si no son criminales ¿Por que desaparecieron junto al príncipe y aparecieron sin él?—cuestionó el capitán del escuadrón—¡Danos una buena razón!
—¡Soy la doncella del príncipe! ¡¿En serio creen que lo maté?!
Un grupo de ellos alzaron sus espadas, otros apuntaron sus flechas hacia ellos sin ninguna pizca de duda.
Parecia que estaban dispuestos a matarlos si daban un mal paso.
—Todos bajen de sus caballos ahora mismo.—ordenó el líder de aquellos soldados
Al no tener otra opción, ___ fue la primera en bajarse y sus amigos la siguieron.
—Será mejor que se entreguen sin resistencia o su sentencia empeorará.—dijo el soldado—Con un poco de suerte, su ejecución no será publica.
—Están acusándome de traidora...¿A mi?—cuestionó ella, notablemente ofendida por ese hecho—Llevo sirviendo a la familia real la mitad de mi vida, mucho más tiempo sirviendo al príncipe que todos ustedes juntos.
El soldado la ignoró, mientras se acercaba a ella y notaba que traía la muñeca amarrada a la de cierto pelirrojo. No preguntó nada, solo utilizó su espada para cortar el pañuelo que los unía.
—E-ese pañuelo...—Sirius intentó avanzar, pero una flecha se clavó sobre el césped justo en frente de él.
Era una advertencia de los soldados para que nadie se mueva, tal vez porque vieron la varita en la mano del castaño.
—Ahora deberían empezar a pensar en que van a decir cuando lleguen con su majestad y le digan que-
—¡Yo no maté a su alteza!—insistió la albina.
—¿Y tienes alguna prueba de que no lo hiciste?
—¡Ustedes no tienen prueba de que lo hice!—exclamó ella—Y aunque las tuviera, no me creerían a menos que su alteza esté conmigo.
—¿Y donde se supone que no está si no es con ustedes?—cuestionó el guardia—Adelante, dinos donde está y lo buscaremos.
Era imposible decírselos, no podían decirle que Norman estaba en el bosque Moonlight. Decirle que el príncipe, y todos sus amigos, habian roto la regla principal del reino humano de no cruzar el limite...era como condenarse a si mismos.
Tenían que pensar en algo rapido, pero el soldado ya estaba esposando sus muñecas.
—¿Sabes? Odio a las criminales como tú.—dijo el guardia—Si traicionas a tu reino, a los tuyos, te quedas sola. No tienes familia y estoy seguro de que pronto tus amigos se traicionarán unos a otros.
Despues de colocarle las esposas, tomó el mentón de la jovencita con algo de fuerza para ver como ella hacía una mueca de dolor.
—No vale la pena tal riesgo, no entiendo en que pensaron al dejar su lealtad de lado cuando lo tenían todo sirviendo a su alteza.—continuó—Era un príncipe lamentable y algo patético, pero tenia algo de esperanza en él.
De pronto, el guardia sintió como la albina lo pateaba justo en su entrepierna para que la pudiera soltar.
Los demás guardias del escuadrón avanzaron hacia ella y la apuntaron con las espadas, aunque ella no se dejó asustar por aquello.
—¿Hablas de lealtad a Neverland y llamas "lamentable" y "patético" al príncipe? —preguntó ella.—Eres un hipócrita.
El guardia que habia pateado estaba agachado, mientras intentaba no gritar del dolor por la patada.
—Ustedes apenas son unos guardias novatos, asi que seguro no tienen algunas cosas claras.—dijo ella—No saben nada de mi familia o mis amigos, mucho menos de mi.
El guardia se reincorporó, con el ceño fruncido.
—¿Dicen que dejé de lado mi lealtad? Yo daría la vida por las personas que amo.—alzó la mirada para que sus ojos se encuentren con las del soldado frente a ella—¿Y a ti...tu escuadrón te defendió cuando te pateé?
Tan pronto como el soldado volteó a ver a sus compañeros, ellos desviaron la mirada.
Era cierto, ni uno habia dicho una sola palabra mientras que los amigos de la albina parecían esperar el momento perfecto para atacar si le hacían algo a ella.
Eso claramente era lealtad.
—Ustedes son demasiado novatos como para saber lo que es la lealt-
En medio de un enojo desbordante y un impulso como respuesta a la humillación, el guardia la abofeteó fuertemente hasta ver como la albina caía al suelo.
—¿Por que no cierras la boca de una vez por todas? Eres irritant-
Cierto pelirrojo lo golpeó antes de dejarlo terminar.
—¡Nadie te dio el maldito permiso de golpearla, imbécil!
Enseguida los arqueros dispararon y Subaru activó una barrera antes de que pudiera herirlos mientras Sirius les disparaba dardos tranquilizantes a cada uno de los soldados.
Pronto cayeron uno por uno, cada soldado del escuadrón.
—¡Suban a sus caballos, rapido!—exclamó Emma.
Todos huyeron de ahí rápidamente, dejando a los guardias en el camino al no tener más opción.
Siguieron su ruta hacia el bosque Moonligth, mientras todos empezaban a reírse.
—¡Eso fue asombroso!—exclamó Emma—¡Buena puntería, Sirius!
—N-no fue nada, Subaru ayudó mucho cuando activó una barrera a tiempo.—respondió el pelirrojo.—Reaccionó tan rapido que fue impresionante.
—Esos reflejos son buenos, debo admitirlo.—dijo Orión.
—A proposito...gracias por tu pequeña venganza, Orión.—dijo la albina—Debo admitir que el golpe del guardia dolió...pero tu golpe lo noqueó de inmediato.
—No fue nada, ese imbécil necesitaba callarse.—respondió.
—Hey, ¿No es contradictorio defender a la doncella que secuestraste?—cuestionó el castaño.
—Ellos no tenían una razón, pero...para mi trabajo es trabajo, Taka taka.
—¡Takahashi!—exclamó el ojiazul, corrigiéndolo.
Los demás soltaron una risa, parecía que ambos grupos empezaban a llevarse mejor.
De pronto, la silueta de un ave acercándose a gran velocidad captó la mirada de la albina. Los cuervos avanzaron con intenciones de atacar, pero la albina reconoció rápidamente al búho del príncipe.
—¡Oigan, no! ¡Es Miko!—exclamó ella—¡Orión, haz algo!
—¡Atrás, chicos!—exclamó el pelirrojo—¡Es un amigo!
Los cuervos retrocedieron ante las ordenes del pelirrojo y el búho de Norman hizo una maniobra para girar y cambiar de dirección para volar junto al caballo que llevaba la albina.
Al ver que Miko tenia un papel entre las garras, ____ lo tomó rápidamente antes de soltar por mucho tiempo las riendas del caballo.
—¿Qué dice?—preguntó Emma, adelantando el ritmo para estar al lado de _____—¿Le pasó algo a mi hermano?
—N-no lo entiendo, pero quieren que traigamos a Susan con nosotros en el camino.—respondió la albina.
—¿Susan?—Emma se extrañó de inmediato.—Entonces tendremos que llegar al borde del bosque, iré a buscar a Susan.
—Entonces cambiaremos de ruta.—la albina jaló un lado de las riendas para guiar al caballo—¡Todos al suroeste!
—¡E-espera! ¡Esa dirección da hacia el limite!—exclamó Sirius, desde atrás.
—Mmh...esto se pondrá interesante.—susurró Orión.
Como cualquier humano, ambos pelirrojos jamás habian cruzado el limite prohibido.
Sin embargo, habia algo en esa actitud confiada de la albina que le insinuaba no ser la primera vez en que se dirigían hacia aquel bosque.
Pronto se acercaron más y más al limite prohibido.
No habia muro ni barrera, no habia nada le impidiera el paso a alguien pero todos sabían que en cuanto pisabas el comienzo del bosque Moonlight entonces estabas perdido.
Despues de ingresar al bosque, cambiaron de dirección hacia el este y unos minutos despues llegaron al borde del bosque.
Todos frenaron y Emma bajó rápidamente de su caballo. Se asomó por la orilla, viendo que el mar estaba cuatro metros abajo y la caída se veía emocionante para ella.
—Buscaré a Susan y nos encontraremos en la cueva de Anna ¿Esta bien?—dijo la pelinaranja.
—¿E-estas segura?—preguntó la albina, algo preocupada.
Emma soltó una risilla y sonrió a su amiga con una expresión decidida.
—Se que soy algo torpe en tierra, pero el mar es diferente.—respondió la ojiverde—Este es mi territorio.
—No estoy entendiendo nada...—dijo Orión.
—¡Nos vemos allá!—exclamó Emma, mientras corría a tirarse desde la orilla hacia el mar.
Sirius casi escupe su corazón en cuanto vio a la pelinaranja saltar cuatro metros de caída hacia el mar.
—¡¿P-por que saltó?!—se alarmó Sirius.
—Creo que está loca.—añadió Orión.
—Como sea, les explicaré despues pero debemos seguir adelante.
Dicho esto, la albina continuó el camino y aceleró con Subaru imitándola. El búho de Norman iba al frente, guiándolos.
Y como Emma se habia ido, Sirius tomó la riendas de su caballo y los siguió.
—Bonita, se que no es momento pero...tu collar está brillando.—dijo Orión.
Al bajar la mirada, _____ vio la piedra de su collar titilaba levemente. Era extraño, parecia que la luz se debilitaba y se intensificaba una y otra vez como una vela contra el viento.
Continuó así la mayoría del camino hasta que empezó a brillar más fuerte a medida que avanzaban.
Era como cuando la albina encontró a Ray aquella noche antes de llevarlo al palacio, brillaba igual y habia cambiado al mismo azul peculiar.
Cuando el búho se detuvo, estaban frente a una cueva que a simple vista no se notaria debido a la entrada llena de enredaderas, arbustos y flores.
Pero claro que se dieron cuenta de que era el hogar de una ninfa, porque habian un par de guardias en la entrada. Altos, con el cuerpo entero hecho de ramas de arboles, los observaron y formaron una especie de lanzas con sus propias ramas.
Ningún pelirrojo dijo alguna palabra, tal vez porque esperaban una explicación o estaban procesando los hechos aún.
—¿Q-que son esas cosas?—preguntó Sirius, en voz baja.
—N-no lo sé, pero según la energía que emanan...parecen no estar contentos de vernos—aseguró Subaru—Será mejor que no intenten nada arriesgado hasta q-
—Disculpen, buscamos a nuestro amigo Norman.—dijo la albina, mientras bajaba de su caballo.—¿Saben si se encuentra aqui?
Subaru sintió de inmediato la energía que desprendían las criaturas se calmaba, lo que le pareció extraño.
No era la primera vez que pasaba, un tiempo antes sucedió lo mismo cuando un grupo de duendes se inclinó ante la albina. Parecía que habia algo extraño en _____ que ellos sabían pero Subaru aún no lograba descifrar.
—Se que ve que miedo a morir y cansancio son dos cosas que no tiene esa doncella.—Orión alzó ambas cejas, impresionado, mientras tambien bajaba del caballo—¿Entonces no mataremos ninguna criatura?
—No, venimos a salvar a un amigo.—respondió la peliblanca.
Las criaturas se hicieron a un lado, permitiendoles el paso a los jóvenes. Todos amarraron los caballos a algun árbol para evitar que se escapen, luego se acercaron a la cueva sin dejar de sentir la mirada de las criaturas sobre ellos.
Pero antes de entrar, escucharon la voz de cierta pelinaranja acercándose.
—¡Chicos!—llamó Emma, con una sonrisa.
Ayudaba a caminar a cierta joven a su lado, parecia un poco mayor que ella y mucho más torpe al caminar.
—¡Espera, Emma!—exclamó su hermana—Sabes que no puedo controlar bien mi transformación.
—¿Llegamos a tiempo?—preguntó la ojiverde—Intentamos venir lo más rapido que pudimos, pero Susan no sabe usar las piernas.
—No me digas que...—Orión miró a la pelinaranja.
—Yo les explicaré rápidamente en el camino.—aseguró Subaru, tomando de un brazo a cada pelirrojo mientras los conducía hacia la cueva.—Verán...
—¿Escuchan eso?—Norman alzó la mirada.
—Parece que sus amigos ya llegaron.—dijo Anna, mientras terminaba de cambiarle el pañuelo en la frente a Ray.
Al ver a sus amigos, Norman corrió hacia la albina.
—Pensaba que nunca llegarían.—dijo él, mientras suspiraba de alivio.—¿Todo salió bien?
—Hubieron algunas complicaciones pero...estamos bien.—respondió la albina, mientras volteaba a ver a ciertos pelirrojos.
No fue hasta ese momento en el que Norman se dio cuenta de su presencia, inmediatamente frunció el ceño y los miró de pies a cabeza con desconfianza.
—Es...una larga historia.—dijo ella.—Pero no hablemos de eso ahora, ¿Dónde está Ray?
—Anna lo llevó al templo en lo que ustedes llegaban.—respondió Norman.—Ahora mismo está inconsciente, no dejaba de empeorar y...
—¿Entonces que es lo que esperamos?—interrumpió la albina.
—Si, debemos apresurarnos antes de que sea tarde.—dijo Emma.—¿Dónde está Anna?
El albino volteó hacia el fondo de la cueva, donde la oscuridad se arremolinaba mientras veías más profundo, pero unos segundos despues salió cierta rubia de entre esas sombras.
Observó a cada uno de los nuevos invitados y reconoció a Emma de inmediato, formando una sonrisa aliviada.
—Me alegra que llegaran.—se acercó y con un movimiento de sus manos, un montón de ramas surgieron del suelo para entregarle un libro.—Intenté buscar alguna otra alternativa, pero aunque nos falte una persona debemos intentarlo.
—¿Falta una persona?—preguntó Susan—¿A que te refieres?
—Un ritual de purificación necesita tres personas.—explicó la ninfa—Un mago de sangre pura, una sacerdotisa y alguien que comparta un vinculo sanguíneo con la victima.
—Subaru es un mago de sangre pura y Susan es...bueno, su hermana.—dijo Norman—Pero nos falta una sacerdotisa y no sabemos exactamente como conseguir una.
—¿Una sacerdotisa?—Emma hizo una mueca de confusión.
—¿Qué no hay sacerdotisas en Neverland?—cuestionó ____—¡Las sacerdotisas del templo!
—Tambien pensé en esa opción, pero hay algo que no consideramos.—respondió el príncipe.—Las sacerdotisas de tiempos antiguos son diferentes a las actuales.
—Antiguamente se consideraba sacerdotisas a las doncellas con poderes sagrados. No era muy común la existencia de ellas y no hubo rastro de ninguna desde su exterminio de hace siglos.—explicó Anna—No hay chance alguno de encontrar una sacerdotisa para ayudar a Ray antes que su tiempo se termine...pero quiero intentarlo incluso si fallamos.
—Exterminio...—susurró la albina, sintiendo un escalofrío.
—Necesitaré que el mago y Susan me sigan, no puedo dejar que todos entren al templo.—dijo la rubia, mientras encendía una farola de mano.
Subaru tragó saliva, comenzando a sentirse nervioso. Esto era importante, si no salía bien el ritual...Ray moriría sin remedio alguno.
Sintió una presión sobre su pecho que le impedía respirar bien, pero todo se calmó cuando sintió la mano de _____ tomar la suya.
—Todo saldrá bien, confío en ti.—dijo la albina—Siento que estas nervioso y esta bien, pero debes saber que te apoyaré aunque no esté a tu lado.
Eso habia sido suficiente para tranquilizarlo, asi que el castaño le sonrió dulcemente antes de asentir con la cabeza y soltar su mano para ir con Anna y Susan.
Despues de unos minutos, los jóvenes que quedaban solo se acomodaron en alguna parte de la cueva mientras comenzaba a formarse un silencio incomodo.
—Asi que...mago de pura sangre ¿Eh?—Orión sonrió de lado—Con razón su familia paga tanto por él.
Los gemelos estaban juntos, apoyando su espalda en la fría pared de roca.
—Orión...—llamó el pelirrojo a su lado, en tono de regaño mientras le daba un pequeño golpe en el brazo.—No es momento de hablar sobre eso.
La albina, quien estaba en la pared contraria y justo frente a ellos, dirigió su mirada hacia Orión.
—No.—respondió la albina—Creo que es el momento perfecto para hablar de eso.
—¿Hablar de que?—preguntó Norman, sentado en el suelo a unos metros.
—Sobre....el trato que hicieron.—respondió Emma, a su lado.—En cuanto salven a Ray, Subaru se entregaría por su cuenta a ellos. Vinieron con nosotros para asegurarse que cumplamos con el trato y ninguno escape.
—¿Ahora quieres hacer un nuevo trato?—dijo Orión, de manera burlesca.—Hmm...el silencio cuesta, eso lo sabes ¿Verdad, doncella del príncipe?
_____ frunció el ceño ligeramente, mientras daba unos pasos adelante y observaba a Orión hacer lo mismo.
—¿Tanto deseas el dinero de la recompensa?
—Alguien que le sirve a la realeza no tiene idea ¿Verdad?—cuestionó él—Los personas no son nada sin dinero, entiende eso-
—No. Tú entiende.—interrumpió ella—Si lo que necesitas es dinero, hogar o personas en quienes confiar...puedes unirte a nosotros.
—¡¿Que?!—Norman casi salta de su lugar.—¡____!
Orión soltó una risa, burlándose de la propuesta de aquella jovencita.
—¿Por que aceptaríamos? ¿No seria una perdida de tiempo? La vida de sirviente no es lo mío.
—¿No querías una vida comoda? ¿No estas harto de seguir viviendo en arboles y tener que robar para poder sobrevivir?—cuestionó la albina.
Orión dio un paso más, acercándose demasiado mientras se inclinaba un poco hacia ella.
—¿Y habrán aventuras? No me gusta el aburrimiento.
—Bueno, tal vez en la próxima aventura te muerda una criatura rara y peligrosa.—respondió la jovencita, sarcásticamente, para luego sonreír—Pero no importa de donde vengan o su pasado, todos somos como familia ¿No les interesa eso?
Pero Orión sonrió y retrocedió para voltear a mirar a su gemelo.
_______ caminó hasta Sirius y tomó su mano, para luego hacer lo mismo con Orión.
—Si no sienten que no pertenecen a ningún lugar, déjennos ser ese lugar.—dijo ella—A cambio, solo sean felices junto a nosotros.
—Esto es demasiado dificil de creer.—mencionó Sirius, algo inseguro.
—Te pedí que confiaras en mi cuando llegara el momento y...dijiste que si—le dijo la peliblanca—Bueno, este es ese momento, Sirius.
—E-es cierto, pero...
Sirius bajó la mirada. Queria creer que esto era verdad, que les estaban dando una oportunidad de mejorar su vida sin nada a cambio.
Pero toda su vida habia aprendido que todo tiene un precio, entonces...¿Cuál era el precio que viene con la oportunidad de ser feliz?
—Todo parece tan...perfecto. —dijo Sirius—Demasiado perfecto para creer.
—Bueno...créanme que las cosas no son siempre fáciles, siempre conseguimos meternos en problemas...pero eso es algo que hace la vida interesante ¿No?—contestó ella, esbozando una sonrisa—¿Qué dicen?
Sirius sonrió inconscientemente, mientras sentía sus ojos humedecerse por lagrimas que él mismo desconocía el origen.
Orión solo sonrió, como si estuviera divertido ante la situación.
De pronto, Emma llegó desde atrás y abrazó a _____ con entusiasmo.
—¡Bienvenidos al equipo, chicos!—exclamó la pelinaranja.
—Hyuk-joon.—respondió Orión—Ese es mi verdadero nombre, lo otro solo es un nombre falso.
Ambas féminas cruzaron miradas, algo desconcertadas.
—Hyun-joon.—siguió el otro pelirrojo.—Sirius tambien es un nombre falso.
—Espera...¿Usaban nombres falsos?
—Si eres un criminal, es mejor que nunca conozcan tu nombre real.—respondió Hyuk—Siempre tenemos un par de nombres nuevos por si los anteriores se manchan.
—Pero ahora...podemos ser libres.—añadió Hyun.—Y se siente bien saber que no tendré que usar más nombres falsos.
_____ solo sonrió al ver que el asunto se habia arreglado entre los dos grupos. Subaru ya no debía temer por regresar a casa y los gemelos comenzarían una nueva vida.
De soslayo, la albina notó al príncipe no mu contento. Tenía la mirada en ella, lo que _____ reconoció como un "Hablaremos de esto luego".
Pero antes de intentar algo, se escucharon algunos pasos acercándose y algunos segundos despues aparecieron Anna, Subaru y Susan de vuelta.
No estaba Ray.
_____ soltó las manos de los pelirrojos y en su lugar apretó la mano de Emma mientras la contraria hacia lo mismo.
—¿Dónde está él?—preguntó Emma.
—El hechizo...no funciona.—dijo Susan—Intentamos varias veces pero no logramos nada, el hechizo por si solo no es suficiente.
—N-no, debe haber alguna forma.—dijo Emma—¡Busquemos a la sacerdotisa!
La pelinaranja se soltó del agarre de las manos de ____ y corrió hacia la salida de la cueva.
—¡Emma!—Susan intentó ir, pero tropezó enseguida. Aún se le dificultaba mucho usar las piernas.
Subaru la ayudó, mientras ______ perseguía a su amiga y Anna iba tras ellas.
Unos metros más allá de la entrada, Emma habia sido alcanzada por la albina. Anna las encontró en medio de una discusión.
—¡Se que podemos encontrar alguna!—exclamó la pelinaranja—D-debe haber alguna sacerdotisa, por algún lado...no pueden estar extintas.
—¡Pero no puedes solo salir y buscar una sin la mas mínima idea de como buscarlas!—respondió la albina, tomándola de los hombros.—¿No lo ves? Ray está al borde de la muerte y no pasó ni un dia...
Emma mordió su labio inferior, mientras intentaba retener sus lagrimas sin exito.
______ notó las lagrimas de su amiga y sin más remedio empezó a temblar mientras bajaba la mirada.
—¿A quien engaño? Yo hubiera hecho lo mismo. Buscaría en cada rincón del mundo, pero el tiempo se acaba y...—hizo una pausa, intentando ignorar el nudo en su garganta.—esto es mi culpa.
—_____...esto no es tu culpa, solo fue-
—¡No!—interrumpió la peliblanca—Ray intentó defenderme de la bestia y por mi culpa terminó siendo mordido, esto no hubiera pasado si...
—Creo que culparse no tiene sentido.—dijo Anna, mientras se acercaba a ellas—Estoy segura que Ray no es del tipo que se arriesga por otros sin pensarlo.
—Aún así...sin una sacerdotisa...—la albina soltó un suspiro, intentando que su voz no tiemble por el llanto que estaba reteniendo a fuerza.—Él podria...
—Bueno...si se nos acaba el tiempo, es posible recuperarlo a cambio de la vida de alguien-
—¡No!—exclamó Emma—N-no podemos sacrificar a alguien, ¿No hay más maneras?
Anna bajó la mirada.
—No, hice lo que pude al investigar y....la bestia aulladora es tan peligrosa como dificil de encontrar y casi nunca se enfrentan a esa criatura.—respondió la ninfa—Y en cuanto a la sacerdotisa...será aún más dificil de encontrar, despues de todo, cada una de ellas fue cazada hace más de un siglo.
De pronto se escuchó un rugido bajo, uno que casi no parecia hostil y provenía de una de las criaturas que cuidaba la entrada a la cueva.
Esos seres tan grandes y majestuosos como arboles, se dirigieron a Anna mientras rugían.
Y parecia que era su forma de hablar, porque la ninfa volteó de inmediato.
—¿Q-que?—caminó hacia ellos, lentamente, mientras escuchaba los rugidos y parecia entenderlos perfectamente—No, eso es imposible.
—¿Qué estan...?—Emma observó con desconcierto.
—Parece que hablan, aunque...no se de qué.—le respondió ____, empezando a notar que la rubia volteaba a verla—¿Eh?
Despues de unos segundos siendo observada por la ninfa, se asustó cuando Anna corrió y tomó de su mano repentinamente.
—¡Sígueme!—exclamó la rubia, empezando a llevarla de regreso a la cueva.
ღ࿐*:・゚ HOLA MIS ESTRELLITAS, LA TIERRA LES DICE HOLA *Llega como si no hubiera dejado a un personaje al borde de la muerte* en fin, espero que les haya gustado el cap 🧃🐢¿Qué tal estuvo?
୨୧࿐*:・゚ La imagen de multimedia es una referencia para los guardianes de la cueva, los que se parecen a arboles. Si quieren saber como se llaman, pueden buscarlo como "Ent".
౨ৎ࿐*:・゚ Gracias por leer este capitulo y perdonen las faltas ortográficas (a veces mi mente es mas rápida que mi mano cuando escribo TT ) No saben cuanto agradezco la paciencia que me tienen, los amo demasiado ♥
ꕤ࿐*:・゚ Eso fue todo por hoy, cuídense, no olviden tomar agua y alimentarse bien para aguantar la vida y la escuela. No olviden que su salud mental está primero, bye bye ♡♡♡
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「PRÓXIMO CAPITULO」
•| 『𝑳𝒂 𝒖𝒍𝒕𝒊𝒎𝒂 𝒔𝒂𝒄𝒆𝒓𝒅𝒐𝒕𝒊𝒔𝒂 』|•
Subaru continuó recitando el hechizo, pero nada estaba pasando.
—Creo que...ellos se equivocaron.—susurró Anna, mientras suspiraba.
Cuando los guardianes le dijeron que aquella albina portaba la energía espiritual de una sacerdotisa, era imposible de creer y aún así ella decidió darle una oportunidad.
Tal vez ellos se equivocaron, despues de todo, no quedaban sacerdotisas en el mundo.
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10112 palabritas
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