||Carolina Duran||

Puta madre!!! Puta madre!!!

Esto no está pasando. Él no está aquí. Él no está jugando con mi hijo. Y definitivamente estoy soñando.

De verdad me recuerda?

-Oh, sr. Özil, qué puedo hacer por usted?- me hago la tonta.

-Oh vamos Carolina, te conosco- se burla.

-Cómo sabes mi nombre?- pregunto con temor una vez que le quito a mi hijo.

-Un mago nunca revela sus secretos- presume.

-Mi asistente te lo dijo verdad? Y dónde rayos está?- pregunto con enojo.

-Le dije que tenía bajo control al niño. Que yo lo podía cuidar- sonríe.

-No. De eso te equivocas. Qué te hace pensar que puedes jugar con mi hijo?- ahora estoy nerviosa.

-Cuántos años tiene?- pregunta.

-Tiene tres- mierda! Qué dije?

-Ahh- Özil se pone a pensar un momento y después habla -Estás segura de que ese hijo no es mio?- pregunta.

Por qué chingados el alemán tenía que ser listo???

-Absolutamente- miento.

-Entonces por qué tiene los mismos rasgos que yo?- pregunta divertido.

-Porqué.....- iba a contestar, pero Sebastián me delata.

-Papá?- balbusea.

No me puede ir más de la chingada.

-Acaso me acaba de decir papá?- pregunta Özil sorprendido.

-Bien, solo cierra la puerta- pido y Özil con una mirada satisfactoria hace lo que le pido -Si es tu hijo- confieso.

-De verdad? No me había dado cuenta- dice sarcástico.

-Sabes qué? Vete de aquí- digo harta.

-Ya, perdón. Y cómo sabe de mi? Por qué no me lo dijiste? Por qué desaparesiste?- pregunta desesperado.

-Solía ver partidos tuyos y le decía que eras su padre- confieso.

Ahora Özil cambia su cara a enojado, de verdad se molestó -Y por qué no me lo dijiste? Qué no se te ocurrió?-

-No, ni se me pasó por la cabeza decirte, tu crees?- digo yo ahora sarcástica.

-Carolina esto es serio- pide Özil.

-Y qué si fuera serio? Por algo no te dije- me defiendo.

-Pero debiste! Qué hubiera pasado si alguien de la prensa se hubiera enterado? En qué situación estaríamos ahora?- regaña Özil.

-Y eso fue lo que evité! Además de que pensé que ni me ibas a creer!- grito.

Özil me contempla com cara de sorprendido, mientras que yo bajo a Sebastián, quien corre a abrazar a su padre.