𝟎𝟎. 𝐓𝐡𝐞 𝐛𝐞𝐠𝐠𝐢𝐧𝐠
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✦ 》☼ 𝐂𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 00: 𝐭𝐡𝐞 𝐛𝐞𝐠𝐢𝐧𝐧𝐢𝐧𝐠 𝐨𝐟 𝐚 𝐬𝐭𝐨𝐫𝐲
❝Aún recuerdo la primera vez que te vi.
Me parece increíble que lo preguntes, Ale. Es más que claro que lo recuerdo; esa fue la primera vez que mi corazón palpitó a un ritmo casi tan similar al de un monoplaza. ❞
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5 𝐝𝐞 enero 𝐝𝐞 2008
📍Hastings, Nueva Zelanda.
La llegada de los Turner había sido una novedad para el barrio a comienzos de época de invierno; el tener a dos de los médicos más cotizados del país en Hastings y no en la capital era algo que no se presentaba todos los días.
Eran aproximadamente las ocho de la noche y hacía bastante frío en el lugar. Pero eso no era un impedimento para cierta pequeña niña de aparentemente unos ocho años trasmitiera su felicidad. Se encontraba saltando de lado y lado de la emoción; después de tanto, ya estaban pronto en acabar de llevar todas sus cosas a su nuevo hogar.
—¿Necesitas ayuda con algo, papi?—preguntó dulcemente, con los ojos brillosos y una sonrisa de lado en su rostro—. Theo te ha ayudado, yo también quiero hacerlo. Soy fuerte.
La niña acomodo la manga de su hoodie para sacar a relucir el delgado y pequeño bicep que tenía, provocando que su padre se riera por lo tierna que era.
—Y vaya que si lo eres cariño. —musitó dulce—. No te preocupes, ya queda poco por llevar y con tú hermano nos encargaremos. —continuó agradable su padre—. Si quieres puedes ir a darle un vistazo a tú nuevo cuarto, tú madre acaba de terminar de decorarlo.
Alexia asintió contenta, apurándose en subir las escaleras rusticas que tenía la casa hasta llegar al primer cuarto a la izquierda. Sonrió satisfecha, las paredes eran de su color favorito, adornadas con diversas decoraciones que su madre se había encargado de colocar para que se sintiera más cómoda, y en el techo, se encontraban unas luces con forma de estrellas.
Alexia se dejó caer en la cama manteniendo aquella característica sonrisa en su rostro. Le agradaba su nuevo hogar; su felicidad era enorme por el cambio. Desde luego, después de tanto tiempo de sentir cierta ausencia por los horarios extremistas del anterior trabajo de sus padres, Alexia finalmente siente alivio y una gran expectativa de que las cosas cambien y que pueda compartir con ellos al iniciar de cero.
Después de un par de minutos, se levanta de la cama. Había olvidado fijarse si la vista que le proporcionaba la ventana de su cuarto era lo suficientemente linda según lo que su madre le había comentado días atrás.
Alexia se asoma y observa que en unos cuantos metros se encontraba otra casa, la cual, se veía acogedora. Tenía vista a uno de los cuartos, el cual, curiosamente se encontraba decorado de uno que otro carrito, medallas y trofeos.
Pero lo que más le llamó la atención a la niña, fue encontrar a un chico de aparentemente casi de su edad observándola. Difícilmente pudo encontrarlo, ya que estaba escondiéndose en las cortinas de su ventana.
Alexia sonrió agradable hacia su dirección—. ¡Hola! —exclamó mientras abría su ventana para que la pudiera escuchar mejor.
Lo mínimo que esperaba Alexia era un saludo de su parte, o al menos una sonrisa cálida. Sin embargo, se llevó todo lo contrario; aquel chico se estremeció por completo al escuchar su voz, las palabras dirigidas hacía él. Y en un movimiento, cae de espaldas para luego correr a apagar la luz de su cuarto, dejándola con las palabras en el aire.
Muy raro, pensó Alexia incrédula. Que ella recordara no había sido para nada grosera; se observó las prendas que llevaba y no se veía mal.
—¿Está bien?—murmuró confundida para sí misma al no entender el por qué aquel chico se había asustado y apurado en apagar las luces de su cuarto al verla saludandolo.
Alexia suelta un pequeño suspiro al no poder comprender la actitud tan extraña de su ahora nuevo vecino. Por lo cual, decide cerrar su ventana, y posteriormente se va hacia la cama para poder conciliar un poco el sueño.
[...]
9 de enero 𝐝𝐞 2008
📍 Hastings, Nueva Zelanda
Si por cada vez que Alexia se quedará dormida y llegará tarde a la escuela por haberse trasnochado leyendo "Peter Pan", sería millonaria.
La pequeña Turner corrió con apuro hacía la entrada de su escuela al salir en carrera del auto de su madre. Ya iba unos quince minutos tarde, y a lo mejor su mejor amiga se encontraba algo preocupada por su posible inasistencia o regaño; el curso escolar apenas comenzaba y Alexia ya estaba caminando con el pie izquierdo.
—¡Acuérdate que hoy tendremos nuestra primera reunión con los vecinos hija!—exclamó su madre antes de verla entrar a las instalaciones del colegio.
—Sí mamá. —exclamó obediente—. ¡Nos vemos después!
A toda velocidad, finalmente llega hasta el salón de clases un poco agitada, con uno que otro mechón tapando un poco de su rostro y su ropa algo desarreglada; a los oídos de la neozelandesa se escuchan una que otra risa de sus compañeros, gesto que hace que se sienta el doble de apenada.
—Señorita Turner, llegué a pensar que no vendría a la clase. —continuó dulcemente, mientras que Alexia apretaba el agarre de su mochila un tanto incómoda—. Tome asiento con la señorita Hale.
Alexia asintió apenada, llevando su mochila hasta la penúltima mesa del salón de clases. Allí, se encontraba una rubia mirándola con diversión, de mejillas coloradas por él frío que hacía en Hastings, tez blanca como muñeca y unos ojos azules.
—Adivinaré, ¿No escuchaste la alarma por lo pesado que estaba tu sueño, verdad? —infirió en un murmuro Sophia, su amiga más cercana en el colegio. —No tienes remedio, Ale.
Alexia chasquea su lengua en desaprobación. Si algo no le gustaba era que las personas le repitieran una y otra vez los errores que cometía.
—¿Qué te quedaste haciendo?—preguntó su amiga, observándola con intriga.
—Leyendo Peter Pan. —respondió con orgullo en su voz, gesto que hace que su amiga soltara una pequeña carcajada —. Es mi libro favorito. Además que me prometí a mí misma encontrar el país de nunca jamás.
—¿En serio te quedaste hasta tarde leyéndolo de nuevo?—preguntó confundida su amiga. Alexia asiente y sigue manteniendo su vista hacia el tablero —. Ali, entiendo que te guste, pero creo que deberías de dejar de pensar en eso. El país de nunca jamás no existe.
Alexia la observa por el rabillo del ojo y niega con su cabeza. Los "no" no existían en su vocabulario, mucho menos entorno a su vida; le molestaba cuando las personas le negaban la posibilidad de cumplir sus metas cuando si quiera le permitían internarlo.
Era una soñadora. Siempre pensaba en grande, y no dejaría que nadie desapareciera aquella característica.
—Pues yo sí creo que existe. —se entrecruzó de brazos—. Es más, cuando encuentre el país de nunca jamás y a mi Peter Pan vas a querer que te invite. Y te lo digo ahora, porque yo todo lo que proyecto, todo lo cumplo.
Sophia niega con la cabeza divertida y voltea su mirada hacia el frente para prestar atención. Sabe bien que no podrá hacerla cambiar de opinión, Alexia era como un roble, muy firme y decidida cuando se prometía algo; ambas chicas pensaban que habían sido lo suficientemente discretas para que nadie se enterara de lo que conversaban.
Sin embargo, esto no fue así. Cierto rubio detrás de ella la observaba con brillo en sus ojos y una pequeña sonrisa en su rostro.
[...]
—Hoy tengo una cena con los vecinos. No sé quienes son, pero mi mamá me dijo que tiene cuatro hijos. —comentó Alexia mientras le daba un último mordisco a su sándwich—. ¿Quisieras ir? También podrías traer a tú hermano.
—Me encantaría acompañarte Xia, pero creo que tanto Matty como yo no podemos.
Alexia decide no responder. Simplemente asiente y disfruta de su comida.
—¿Me regalas un poco de tú leche achocolatada?—preguntó Alexia antojada después de acabar lo último que quedaba de su lonchera. Sophia asiente y voltea su pajilla para darle de probar.
De repente, Alexia siente como si alguien la estuviera observando. Generalmente le era de poco interés concentrarse en ello, pero la intensa mirada que sentía al frente suyo provocó que le fuera inevitable indagar de quien se trataba.
Subió su mirada encontrándose a un niño de aparentemente de su misma edad, de tez pálida, unos profundos y llamativos ojos azules con juegos verdosos, delgado y alto para ser de su edad la estaba viendo curioso, con interés. Alexia arqueó una de sus cejas con diversión al ver como aquel chico se sonrojaba al instante al percatarse que lo habían pillado viendo.
La pequeña sonríe dulcemente hacía su dirección.
Al parecer no estaba solo. A su lado, se encontraban un par de amigos bromeando sobre quién sabe qué tema. Sin embargo, poca atención le prestaba por verla; parecía pendiente de cada movimiento que hacía, hipnotizado de la gracia y entusiasmo que ella misma desprende sin intención.
—¿Quién es él?—preguntó Alexia sin despegar su mirada sobre el chico. Le parecía muy tierno el que sus mejillas se enrojecieron aún más al intentar mantener el contacto visual con ella —. ¿Lo conoces?
Sophia volteó su mirada confundida, encontrándose con aquel chico que no dejaba de observar a su amiga.
Sonrió al verlo. Sophia tenía conocimiento del leve interés que empezó a tener Liam por su amiga desde su llegada al vecindario y escuela; le parecía muy tierno que era incapaz de acercarse.
—Es Liam, es el mejor amigo de mi hermano. —comentó—. Está en nuestro grado, y si te soy sincera, es un poco tímido y podría decirse que algo torpe en la escuela. ¿Por qué la pregunta?
Los ojos de Sophia tratan de buscar la atención de los de la castaña pero ella sigue con la mirada perdida sobre aquel chico; Alexia se consideraba a su corta edad como una persona muy detallista, y si algo podía decir de aquel chico, es que parecía un muñequito. Sus labios, carnosos. Su cabello tirando a ser rubio, tan reluciente y atractivo a pesar de lo desordenado que estaba. Sus ojos, inocentes, tan claros como el mismo mar de los siete colores del caribe.
—¿Alexia?—nuevamente llamó su atención Sophia. Alexia reacciona después de un par de segundos, denotando en el rostro de su amiga una creciente sonrisa.
—Por nada. —relamió sus labios nerviosa—. Solo me dio curiosidad.
Julie suelta una pequeña carcajada al ver como las mejillas de su amiga se enrojecen por su pregunta.
—¿Vamos? ¿O quieres llegar tarde a clase de nuevo?—preguntó su amiga. Alexia asiente y se levanta de la mesa en donde se encontraban.
No obstante, antes de irse del lugar, Alexia se despide con un gesto a lo lejos, provocando que aquel niño se estremeciera por lo linda que se veía al sonreír; estaba muy nervioso, y aunque ella no supiera, él había quedado interesado por poder compartir con ella desde aquel día de mudanza en el vecindario donde vivía.
[...]
—¡Alexia! ¡Qué te dije sobre no poner un dedo en el pastel!—comentó su madre con reproche —. ¡Ya llegaron!—exclamó contenta. Alexia bufo aburrida, sentándose a un lado de la gran mesa que tenían.
Ella solo quería comer. Y por culpa de los vecinos no pudo ni siquiera darle una probadita.
Soltó un bufido de frustración al escuchar el llamado de su madre para ir a saludar; tenía hambre. Alexia reconocía que cada vez que tenía y no comía nada, su estado de ánimo bajaba en cuestión de segundos.
—Es un gusto tenerlos aquí. —mencionó Alex, el padre de Alexia abrazando a los Lawson—. Pasen.
—El gusto es de nosotros, al parecer, seremos buenos vecinos porque compartimos gustos por los deportes y demás. —mencionó divertido el padre de Liam con una reluciente y amplia sonrisa en su rostro.
El padre de Alexia simplemente asiente junto con su esposa.
—Eres la copia idéntica de tú madre, chico. —mencionó la hermana mayor de los Lawson, Milena.
La mayor de los hermanos Lawson tenía razón. Era claro y visible la diferencia entre los hermanos Turner además de ser de diferente sexo. Entre los dos, Theodore Turner era parecido a su madre, con el cabello azabache y ojos verdes; Alexia era más parecida a su padre, podría decirse que una pequeña versión de Wendy de Peter Pan. Con unos grandes ojos ámbar y cabello castaño.
—Suelen decírmelo. —comentó divertido. El padre de Liam sonrió, para luego detenerse a ver a la pequeña niña de cabellos castaños y ojos color ámbar entrecruzada de brazos, sin ánimos de decir nada —. Perdonen la actitud de mi hermana. —pidió Theo divertido. Alexia soltó un quejido por el comentario —. Está algo enojada porque no pudo comer un trozo del pastel.
Alexia no puede negar sentar aún más semblante. Si tan solo fuera una situación distinta se encontraría burlándose de la actitud de su hermano; su extrema perfección no le gustaba. Extrañaba cuando solía ser más pequeño, en esos momentos que la acompañaba, apoyaba y jugaba o cantaba con ella a los pies de la escalera como si fuera un escenario; cuando cumplió los 13 años, le dio más importancia a la escuela y pasaba largas horas encerrado en su cuarto estudiando. Era muy maduro para su edad.
—Así que tú debes ser la futura actriz de la familia. —comentó dulcemente la madre de Liam, agachándose para acariciar un poco su sedoso cabello.
Sí, aquella señora había tocado esa minúscula excepción que tenía Alexia de cambiar de actitud y opinión de las personas. Su rostro cambió por completo al escuchar el reconocimiento. Cambiando su actitud de una pesada a una amigable; si algo le gustaba, era que la reconocieran por sus sueños
—Así es señora. Esa soy yo. —infló su pecho con orgullo, provocando que ambos los padres sonrieran enternecidos por su actitud —. Me verán en miles de películas y con más de un Oscar.
—No lo dudo pequeña. —continuó. —Yo soy Julie. Él es mi esposo, Matt —señaló a su esposo sonriente —. Y ellos son mis hij...
—¡Eres el niño de está mañana!—exclamó contenta Alexia interrumpiendo a la mujer. La pequeña castaña se acerca hacía el chico, el cual, se esconde detrás de su madre por la vergüenza que estaba sintiendo. Las mejillas del rubio se enrojecieron con suma rapidez al ver como trataba de acercarse a él con confianza—. ¡Y te gusta Peter Pan!—exclamó aún más eufórica la menor de los Turner al ver aquel hoodie de su personaje literario favorito—. ¿Cómo te llamas?
—L...Lia... Liam. —balbuceo nervioso. Los ojos verdosos con juegos de hazel brillaban hacía él, provocando que su corazón latiera muchísimo más rápido a comparación de como lo hacía en las clases de educación física. O inclusive, las veces que su padre lo llevaba a lo Karts —. Liam.
Tanto la familia Lawson y Turner veían a los mejores de sus hijos con ternura. No habían fallado en asumir que ambos serían grandes amigos.
Julie Lawson miró a su hijo, el cual, se encontraba temblando por los nervios. Llevó una de sus manos como señal de apoyo, dándole a entender que no tenía por qué sentirse de esa manera; su madre no lo sabía, pero claro que tenía el por qué de estarlo.
Lo primero que hacía el pequeño neozelandés al despertarse era verla, y al final del día, sonreír como tonto en la ventana al encontrarla actuando, pintado, saltando o bailando.
Estaba claro que a Liam le encantaba su energía. Esa tan pegajosa, que te hace una invitación a sonreír a la vida por el simple hecho de estar vivo; una tan fuerte como el sonido de lo conciertos, y reluciente como el brillo que emanan las estrellas en las noches.
—Liam. —saboreo su nombre lentamente. Era lindo, corto, pero lindo. Con estilo; Liam relamió sus labios nervioso, y todo, porque se había escuchado tan bien su nombre saliendo de sus labios —. Yo soy Alexia, pero puedes decirme Ali o Xia, así me llaman mis amigos.
Liam asintió contento. De alguna manera la niña había facilitado las cosas, tirando todo su plan que llevaba desde el primer momento en que la vio de como poder acercarse y ser su amigo como el tanto esperaba.
Aquella niña desprendía luz. Una que te hacía sentir como si estuvieras todo el tiempo en casa cómodamente, sin tener que sufrir del frío que hacía en la temporada; Alexia tomó una de las manos sin previo aviso, jalando a aquel chico hasta su cuarto para poder compartir tiempo con él.
¿Y Liam? No sabía por qué su corazón latía tan fuerte por la chica. Sin embargo, se sentía cómodo, y quería seguir estando así por mucho tiempo; no lo sabía, pero tarde o temprano se daría cuenta que había encontrado su lugar seguro.
Y aunque ellos no lo supieran, el comienzo de una hermosa historia apenas comenzaba.
FRENKIE's NOTES
¡Hola de nuevo! Espero que estén muy bien.
Este es el primer capítulo de esta hermosa Fanfic, quise tratar un poco del comienzo de su amistad para darle un poco más de "fondo" a lo que se vendrá más adelante.
La verdad es que solo ✨brillitos✨ a la amistad de Liam y Ale. Literalmente soy fan de escribir de estos dos por lo lindo que será toda su evolución en esta fanfic.
Adicionalmente quiero hacerles una invitación a pasar por cada uno de los fanfics de esta saga. Se disfrutarán mucho cada uno de sus libros, se lo aseguro❤️🩹.
Sin más, espero que les haya gustado este capítulo. ¡Nos vemos!
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