CHAPTER XXXIV; Recién nacidos.

Bella y Edward regresaron de Phoenix. Esta se enteró que los Cullen la mandaron donde su madre simplemente porque Victoria volvió, y todo por Jacob Black, el lobo que gusta de ella. Edward nos contó que entraron a la casa de Bella, así que, aquí estamos a media noche en la sala de los Cullen. Y si se preguntan de cómo es que estoy el momento y tiempo indicado para enterarme de las cosas es porque estoy durmiendo donde los Cullen, por lo que pasó con Victoria, Jasper decidió traerme en caso de que Victoria quiera también cobrársela conmigo. Incluso Nico está aquí.

—¿Quién? ¿Alguien que conocemos? —pregunta Carlisle.

—Un desconocido. No reconozco el aroma.

—¿Un nómada de paso? —pregunta Esme.

—Un transeúnte no hubiese dejado con vida a su padre. —responde Rosalie.

—El aroma desapareció a 8 kilómetros de la casa de Bella. —Jasper entra a la sala junto con Emmett.

—Alguien está orquestando todo esto. —Dice Nico desde el sofá.

—¿Victoria? —pregunta Bella.

—La hubiese visto tomando la decisión. —niega Alice.

—Deben de ser los Vulturis. —opina Edward.

—Tampoco creo que hayan sido ellos. No dejarían rastro. —opino.

—Seguiremos buscando. También nos turnaremos para proteger la casa de Bella. —dice Carlisle.

—¿Otra tarea de protección? —pregunta Rosalie irónicamente. Esta se gana un regaño de parte de Carlisle.

—No, tiene razón. No pueden protegerme, cuidar de mi padre y buscar al intruso. —niega Bella.

—Y a Victoria. —murmuro.

—Y mantenerse alimentados. —prosigue Bella.

—No te dejaré indefensa. —dijo Edward.

—No permitiré que te prives de comer. Y no quedaría indefensa. Tengo...

—¿Qué?

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Nos turnábamos con los lobos, así sería más fácil proteger a Bella. Ya se me hacía normal no dormir bien, se me podían notar las ojeras, pero nada que no se arregle con maquillaje.

—Seattle se encuentra aterrorizado. La policía está desconcertada por la cantidad de asesinatos. Creen que se trata de una pandilla feroz o un asesino en serie. —Carlisle apaga el televisor una vez que entran Bella y Edward.

—Transmitiendo en vivo... Está empeorando. Tendremos que hacer algo. —murmura Carlisle.

—Uno solo de nuestra especie no puede causar tanto daño. Son unos cuantos. Y no tienen disciplina, llaman la atención. —dice Jasper.

—Son recién nacidos, es obvio. —digo.

—¿Qué, nuevos vampiros? —pregunta Bella.

—Los primeros meses después de la transformación. —le responde Edward.

—Es cuando estamos fuera de control. Feroces. Locos de sed. —explica Jasper.

—Algo que anticiparás ansiosamente. —dice Emmett.

—Nadie ha entrenado a estos recién nacidos. Pero no es al azar. —dice Nico a Carlisle.

—Alguien está creando un ejército. —dice Carlisle.

—Ahora sí que vamos a Seattle. —dice Emmett emocionado montado en el sofá, si mi madre viera eso le daría un infarto.

—Un ejército de vampiros. —Afirma Bella.

—Creados para combatir a alguien. —dice Jasper.

—Somos el único clan cercano a Seattle. —murmura Edward.

—Ya sea para lo que fueron creados, si no los detenemos, los Vulturis sí lo harán. —dice Carlisle —. Me sorprende que no hayan actuado antes.

—Quizá ellos están detrás de todo esto. En Italia, leí la mente de Aro. Quiere que nos unamos a él. Él sabe que jamás lo haremos mientras nuestra familia viva.

—Y un ejército solucionaría ese problema. —murmuré.