xxv. Yvonne
Eran las tres de la mañana y me encontraba en el lago del campamento, con libros a mi alrededor. Desesperada, muy desesperada, hoy se cumplía el mes. Agarré el único que aún no había leído, lo pongo sobre mis piernas para después abrirlo. Este, se encontraba totalmente en blanco.
—¡¿Es en serio!? —grito
Las páginas del libro comenzaron a brillar y, una a una a desprenderse.
—¡Ay no! ¡Lou me va a matar! —chillo tratando de regresar las páginas a su puesto. Estas poco a poco comenzaron a coger una forma humana. Rápidamente convierto mi pulsera en un látigo, me levanto de la arena y de un movimiento el látigo se convierte en un bastón —. ¿Quién eres tú?
—Bienvenida a su origen, guardiana. Es un honor, al fin tenerla frente a mí. Y no se preocupe, no soy una amenaza para usted. —habla aquella mujer de rasgos asiáticos.
—¿Guardiana? ¿Yo? Creo que se equivoca de persona.
—Y no es así, Diana. La respuesta que ha estado buscando desesperadamente al fin ha llegado. —fruzco el ceño.
—¿Usted sabe qué es lo que soy? —pregunto, pero aun así no bajaba la guardia.
—Así es, y me encantaría contarle la historia. —unas páginas comenzaron a rodearnos. El lago fue reemplazado por un lugar completamente blanco, lo único que cambiaba éramos la chica y yo —. Comencemos por los orígenes de los guardianes.
Imágenes comenzaron a verse por todos lados. Hasta que se detuvo en el inframundo.
—Hace miles de años, tiempo después de que Zeus creara a la Amazonas para salvar a la humanidad de soberbia. El inframundo fue atacado, por la Diosa de la destrucción, Shebia. Hades lo defendió con sangre y sudor junto a sus guerreros, Shebia era de las más poderosa incluso uniendo a Ares y a Atenea o los tres grandes. Shebia, quería llegar al tártaro para liberar a Cronos. Los dioses debieron unirse para poder derrotar a Shebia, pero no lo lograron.
[...] Hera, descubrió que hace mucho tiempo existió un Fénix, uno muy poderoso, pero este falleció en manos de la mismísima Gea. Hades fue donde alguna vez fue su hogar, encontró cenizas de Fénix. Y sin importar la consecuencia, creo el alma del guardián. El único capaz de derrotar a Shebia, y así fue, pero él sabía que Shebia volvería para terminar lo que comenzó. El alma del guardián fue pasando de semidiós en semidiós sin importar de quién sea hijo.
—Eso quiere decir que yo soy la guardiana del Inframundo. El reino de mi propio padre. —ella asiente —. ¡Qué cool!
—Vaya, eres la primera que veo que reacciona así en mis 2015 años. —dice ella sorprendida.
—Llevo la sangre de un Dios y de un fénix juntas. Eso más cool no puede ser. Por cierto, ¿qué eres y quién eres?
—Soy Yvonne —hace una referencia —. Soy la protectora del libro de origen de los guardianes.
—¿Y por qué un simple libro necesita una protectora? —pregunto confundida. Ella hace una ligera mueca.
—El libro es tan poderoso como usted. Muestra los orígenes de los guardianes y sus mayores secretos, si alguna vez llega a estar en manos equivocada puede extraer el alma del guardián y así, crear el caos del mundo.
—De casualidad, ¿tienes un nombre bien cool para un perro demoníaco?
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